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jueves, 3 de febrero de 2022

[Chapter III] Kingdom of Rain {Dannthur}

 

Chapter III: the truth

 

            Los colores se mezclaban en su mente, difusos, brillantes, demasiados colores y Arthur se agitaba en su sueño, tratando de encontrar algún sentido a aquella mezcla de colores que giraba, se movía y lo mareaba, hasta que los colores finalmente estallaron y la imagen que recibió en su mente fue la de un joven, un joven vestido completamente de blanco, con el pelo blanco y la piel nívea que caminaba hacia él, transmitiéndole una sensación de calidez enorme a pesar de que todo a su alrededor se había vuelto blanco como la nieve y el blanco se lo comenzaba a tragar todo hasta que no quedó nada y Arthur finalmente se despertó, sobresaltado. Trató de levantarse de la cama y correr hacia la mesa donde tenía sus pergaminos para tratar de sacar un poco más de sentido al sueño que acababa de tener; sin embargo, no pudo hacerlo porque ni estaba en su habitación en la torre, ni tenía las manos libres. Arthur necesitó unos momentos para ubicarse y recordar los eventos de la noche anterior. Ya no estaba en su habitación en la torre y, de hecho, ya no podría volver a ella porque ésta probablemente había sido devorada por las llamas. El chico sintió una pequeña punzada en su pecho porque el fuego habría acabado con absolutamente todo lo que había conocido durante su vida y los pocos objetos que eran suyos, como aquel libro sobre la historia de los reyes y reinos pasados gloriosos que tanto atesoraba.

 

jueves, 29 de julio de 2021

[Capítulo 3] A Midsummer Night's Dream {Varias}

 

Capítulo 3

 

            KyuBin salió de la habitación temprano, mucho más temprano de lo que solía levantarse. Al salir al salón, un olor maravilloso a café lo recibió y, casi como si de un perro se tratase, siguió aquel olor hasta la cocina, donde se encontró café recién hecho en la cafetera. KyuBin no pudo evitar sonreír y después echarse una taza de café solo. Con él en la mano se dirigió a la parte de atrás de la casa, donde debía de estar la persona que había hecho aquel café —y no había muchas opciones para saber de quien se trataba, de los siete, solo sabían hacerlo JunHyung, TaeYeob y SungHo, pero JunHyung seguía durmiendo a pierna suelta en la habitación y KyuBin sabía perfectamente que la naturaleza tsundere de TaeYeob no le permitía hacer algo como aquello—. KyuBin no se sorprendió nada cuando en el jardín trasero, sentado en la enorme mesa que aún no habían utilizado, se encontraba SungHo, bebiéndose tranquilamente su café y disfrutando del aire fresco matutino.

 

miércoles, 30 de diciembre de 2020

[Capítulo 3] Learning to walk (once again) {MinSung}

 Sunday funday

 

            MinHo se despertó esa mañana debido a la insistencia de unos labios que estaban en todas partes y a la vez en ninguna de su rostro, dejando besos rápidos en intervalos de tiempo corto. La sonrisa que se extendió por su rostro antes de bostezar y alzar sus brazos para espachurrar a JiSung probablemente fue la más feliz que había cruzado su rostro en los últimos años. JiSung acabó protestando en sus brazos, tratando de soltarse porque lo estaba dejando sin aire de lo fuerte que lo estaba abrazando, pero MinHo no lo soltó hasta un buen rato después, cuando por fin abrió los ojos y vio el rostro del menor a escasos centímetros del suyo. MinHo le dedicó una sonrisa que JiSung le devolvió de forma inmediata y no pudo evitar pensar en que quería algo como aquello todos los días de su vida… aunque probablemente fuera imposible, ya que, tarde o temprano, JiSung tendría que volver. El fin de semana se acababa para ambos ese día… pero no quiere que sea un día triste cuando ha empezado de forma tan increíble.

 

jueves, 14 de mayo de 2020

[Chapter 3] League of Angels {BangHan}


CHAPTER 3: SPECIAL

            JiSung se tomó algo de tiempo en bajar a la calle, haciéndolo por las escaleras para hacer que su cuerpo le funcionara de la forma más correcta posible y, cuando salió de su edificio, se encontró justo frente a la puerta al ángel de las alas del color del atardecer, con los brazos cruzados sobre su pecho, sus ojos cerrados y su cuerpo dejado de caer contra la puerta de un coche deportivo rojo con aspecto de ser carísimo. El chico parpadeó un par de veces de forma rápida sin creerse la visión que estaba teniendo en aquellos momentos —las personas que se habían arremolinado alrededor del coche y del hermoso ángel y habían sacado sus teléfonos para hacerle fotos y vídeos tampoco parecían creérselo—, pero se sobrepuso pronto, obviando el sentimiento de superioridad que parecía proceder del ángel, porque cuanto antes hiciera todo aquello, antes pasaría todo y antes podría volver a la seguridad de su casa, donde se haría una bolita sobre el colchón y se echaría las sábanas por encima de la cabeza para tratar de desaparecer.

jueves, 11 de julio de 2019

[Chapter 3] Love Game {Varias}


Chapter 3

Eric pensaba que la broma que le habían hecho a SunWoo había sido lo mejor y lo más gracioso que se les podía haber ocurrido, al menos así lo había creído hasta que después de apagar el altavoz con los sonidos de espectros y acercarse al chico se lo encontraran sentado en el suelo, abrazado a sus rodillas y llorando.  En ese momento, pensó que se habían pasado demasiado jugando con su amigo y rápidamente se echó sobre él para abrazarlo fuertemente y decirle mil y una vez que lo sentía muchísimo, que todo estaba bien y que no tenía nada de lo que preocuparse. Le repitió aquellas palabras como un mantra para tratar de tranquilizar a su amigo, aunque no supo si realmente surtían efecto porque el chico entre sus brazos seguía llorando.

jueves, 11 de octubre de 2018

[Chapter Three] 20th Century Love {SeungIn}


Chapter Three

—¡Buenos días, InSeong! —lo saludó su amigo JaeYoon cuando llegó a clase, pero InSeong no le respondió, simplemente fue hasta su asiento y se dejó caer sobre él como un peso muerto. No tenía ánimos para nada.

Inmediatamente, el chico pudo sentir cómo sus tres amigos —los tres que estaban con él en la clase, porque los demás estaban en otras aulas— se levantaron de sus sitios y se acercaron a él. Ni siquiera tenían que preguntarle qué era lo que le pasaba porque lo sabían de sobra. Su vida, que había sido normal, ni maravillosa ni un infierno, por lo que InSeong estaba completamente encantado con ella…había dejado de ser así y se había tornado complicada desde la llegada de los Park. Desde aquella noche en la que los había conocido a ambos, ya nada había vuelto a ser como antes para él y estaba cansado de eso.

jueves, 26 de abril de 2018

[Capítulo 3] Werewolf Gene {MarkHyuck}



Capítulo 3

DongHyuck se sentía amodorrado, mientras iba recuperando poco a poco la consciencia y notando más cosas a su alrededor. Lo primero que sintió fueron las extremidades de su cuerpo, notando un cosquilleo justo antes de poder comenzar a moverlas; después, lo que pudo notar fueron diferentes voces desconocidas a su alrededor que decían palabras que tampoco conocía y que lo hacían sentir bastante angustiado. No sabía por qué, pero poco a poco, en su mente fueron apareciendo escenas de las cosas que habían sucedido y que lo habían llevado hasta donde se encontraba, solo en ese momento, DongHyuck finalmente despertó todos sus sentidos y sus ojos también se abrieron rápidamente.

jueves, 7 de septiembre de 2017

[Capítulo 3|Final] Answer Me 1994 {JaeSeong}



Part III
Seoul boy in Busan City


InSeong le sonrió de forma encantadora y después se acercó hasta él lentamente, cada vez más y más hasta que sus rostros se quedaron solo a unos centímetros el uno del otro. JaeYoon inspiró hondo, sintiendo cómo su corazón latía rápidamente dentro de su pecho, esperando con anticipación a que el mayor terminara de acortar aquella escasa distancia. InSeong se acercó un poco más, lo suficiente como para que sus narices se rozaran y sus respiraciones se mezclaran, pero no como para que sus labios se encontraran definitivamente. JaeYoon se sintió frustrado, mucho más cuando notó la sonrisa pícara del otro, y no pudo hacer otra cosa más que terminar él mismo con aquella maldita distancia para besar sus labios de una vez por todas, sintiendo la suavidad de éstos contra los suyos, sintiendo una corriente eléctrica recorriéndole todo el cuerpo.

jueves, 17 de agosto de 2017

[Capítulo 3] The Secret {Varias}



Capitulo Tercero


En un lugar elevado, en las montañas, lejos de la civilización y escondidas de ella, era el lugar en el que EunSeo y Cheng Xiao habían establecido su vivienda. A varios kilómetros se encontraban las personas más cercanas, en la ciudad que de vez en cuando debían de visitar para poder sobrevivir. Nadie sabía que era aquel el sitio en el que vivían, ni dioses ni humanos, y ambas deseaban que eso siguiera siendo así hasta que finalmente pudieran volver al lugar al que pertenecían, a aquella montaña solitaria en la que los demás dioses habitaban. El sitio que habían elegido se parecía mínimamente al hogar al que tanto ansiaban volver, pero no le hacía justicia al hogar de los dioses. Sin embargo, ambas habían pasado allí prácticamente todo el tiempo que llevaban exiliadas en Cosmic Earth y, en algún momento, aquella casa abandonada que habían restaurado, se había convertido en un hogar para ellas.

martes, 28 de marzo de 2017

[Capítulo 3] 첫사랑 (First Love) {BamMin}



Chapter Three
Should we...?


            JiMin sabía perfectamente que, estando en pleno comeback con Fly, preparando la promoción especial con la canción Home Run y comenzando a ensayar para los conciertos que iban a comenzar a tener por todo el mundo en apenas un mes, BamBam no tenía demasiado tiempo libre para ella y que con todo aquel lío que se había formado entre ellos debía de estar demasiado agobiado. Él seguía siendo su amigo y, lo último que quería era ser una carga más, otro motivo más de preocupación, por lo que lo mejor que podían hacer era resolver las cosas de verdad, no como la primera vez, sino mostrando a la luz cómo se sentían realmente con respecto al otro y qué era lo que esperaban que sucediera. No era la mejor época para estar de aquella manera.

jueves, 27 de octubre de 2016

[Capítulo 3] El Instituto de la Muerte {Varias}




            Esa tarde habían salido temprano del instituto para poder comenzar cuanto antes la búsqueda de cualquier indicio para poder encontrar a ZiTao y a SeHun. Se habían dividido el trabajo entre los ocho para así ser más rápidos y no llamar tampoco tanto la atención de ninguno de los profesores del colegio, sus padres o de la policía. Debían averiguar todo lo que pudieran en el mínimo tiempo posible.

jueves, 22 de septiembre de 2016

[Capítulo 3] The wood between the worlds {KaiXing}



Third Part
Road to liberty


            Cuando Jongin se despertó aquel día, pensó que era un buen día para volver a dedicarse a entrenar, ya que desde que había sucedido el incidente no había querido hacerlo. Caminó por los bajos pasillos levemente iluminados por la luz amarillenta procedente de las lámparas de aceite y fue ascendiendo poco a poco hasta llegar al nivel más alto de la montaña, donde se encontraba el lugar al que se dirigía. No había avisado ni a Lu Han ni a Tao, pero esperaba que alguno de ellos dos se encontrara allí cuando llegara. Jongin llegó a la sala de entrenamiento esperando verse solo; sin embargo, Lu Han ya se encontraba en aquel gran espacio y cuando lo vio, le dedicó una pequeña sonrisa antes de hablar.

sábado, 8 de agosto de 2015

Want U Back

Capítulo 3
El Regreso

            ChangBum hacía muy poco que se había marchado de su casa, pero ChanYong ya se sentía solo y desprotegido dentro de aquellas cuatro paredes, aunque en realidad, en algún lugar cerrado era en el sitio en el que más protegido se debía de sentir, porque de esa forma, MinWoo no podría acceder de nuevo a él. Al profesor le dolía ser tan débil, le dolía no poder enfrentarse a sus miedos, a sus deseos más oscuros… porque muy en el fondo, su corazón aún seguía latiendo por aquella persona que lo había abandonado tantos años atrás, la persona que había convertido su existencia en un infierno.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Triwizard Tournament

Capítulo 3
La Copa de los Tres Magos



            A la mañana siguiente, JongIn se despertó y por un momento se encontró desubicado al no verse ni en la habitación de su casa ni en la del Colegio de Magia. Se tranquilizó solo cuando vio a TaeMin durmiendo despatarrado en la cama de al lado y recordó que no estaban en Hogwarts, sino en el barco que les había llevado al lugar en el que se encontraba Durmstrang. El chico suspiró algo aliviado. Después, se levantó de la cama y agradeció que el brebaje que le había preparado el chico de Ravenclaw siguiera haciendo efecto porque si no le habría dado un mareo enorme.

viernes, 27 de marzo de 2015

Nothing Matters (when you're in love)

Capítulo 3
Charlas


            No me permití a mí mismo que pasara demasiado tiempo antes de hablar con YiXing y MinShuo, debía dejarlo todo listo aquel mismo día o sino se convertiría en un problema más grande de lo que debería y no quería que eso pasara por nada del mundo.


            Por este motivo, apremié a Fan a salir de la cama antes de que se pasase el día y, aunque me costó muchísimo tiempo (y muchísimos besos) conseguirlo, le propuse una ducha compartida. No nos tocamos mucho mientras estuvimos bajo el agua, solo algún que otro beso o roce accidental y algunas palmaditas en nuestros traseros mientras el otro nos enjabonaba las espaldas, pero nada más que eso. No queríamos que nuestros abuelos nos descubrieran por nada del mundo.

lunes, 10 de noviembre de 2014

One last time

Capítulo III
Join me in death

            El agua del río estaba clara, varios días sin lluvias fuertes habían hecho que el barro que la enturbiaba se asentara en el suelo o discurriera hacia tierras más bajas para acabar en el mar. Jongdae examinó la herida que tenía en el brazo y maldijo a la persona que se la había hecho a pesar de que esta no era demasiado profunda. Con un suspiro de resignación, hundió el brazo derecho en la cristalina agua y dejó que esta le limpiara la herida y se llevara la sangre río abajo. Apretó los dientes al sentir un poco de escozor, al principio, pero luego destensó su mandíbula y se relajó. No estaba atento a nada a su alrededor, por eso no escuchó los silenciosos pasos que se acercaban hasta el lugar en el que se encontraba, agazapado en la orilla del río hasta que unas manos heladas se cernieron sobre su garganta, apretando fuertemente. Jongdae se debatió e intentó librarse del agarre, pero este era demasiado fuerte y lo único que pudo hacer mientras los pulmones le quemaban por la falta de aire fue ver el reflejo de su atacante en el agua. Piel pálida, rostro fino y ojos rojos como la sangre que no pudo dejar de mirar.


30 de Septiembre 2013

            Jongdae se encontraba en la estación de metro tecleando con rapidez en su teléfono móvil, escribiéndole así un mensaje a su compañero de clase Yixing por kakao talk cuando la megafonía del metro anunció que el tren que tenía que coger llegaba en un minuto. Guardó su teléfono sin terminar de componer el mensaje en chino y esperó hasta que las puertas se abrieron y la gente comenzara a subir y a bajar del tren. El chico se integró en aquella multitud y, unos segundos después, ya estaba dentro agarrado a uno de enganches. Una vez estuvo sujeto con firmeza, sacó su móvil de nuevo y terminó de escribir.

            No era muy cercano al chico chino de intercambio, pero era la única persona con la que mantenía alguna que otra conversación de vez en cuando, por lo que no tenía a nadie más a quien acudir para pedirle que luego le prestara los apuntes de esa semana porque con todo el embrollo que había en su casa seguramente no iba a poder ir a la universidad esa semana. Sus demás compañeros no le habían prestado los apuntes nunca, ni siquiera cuando Jongdae solo los necesitaba para rellenar los huecos que había dejado en blanco cuando algún profesor hablaba demasiado rápido. Estaban bien para salir a comer de vez en cuando con ellos o de fiesta algunas noches, pero en relación a los estudios no se les podía pedir nada.

            Yixing se había sentado el primer día de curso la primavera pasada a su lado y se había ido sin decir una palabra cuando las clases acabaron. Eso mismo siguió haciendo durante varias semanas hasta que Jongdae se dio cuenta de que tomaba los apuntes en chino y le dijo “hola” en ese idioma en uno de los intercambios. Desde entonces, el chico no se había separado de su lado, recordó con una sonrisa en su rostro. Jongdae había tenido que aprender un poco de chino y de inglés por orden de su padre, al igual que lo habían hecho sus hermanos. Guardó su teléfono y se concentró en no pasarse la estación en la que tenía que bajarse. Un par de minutos después, le llegó una notificación de la aplicación y la abrió, descubriendo una respuesta afirmativa a su petición. Yixing era un buen tío.

            Estuvo unos diez minutos más dentro del tren hasta que en las pantallas apareció el nombre de la estación donde tenía que bajar. Salió de él, buscando entre la multitud a su hermano Minseok, que debería estar esperándolo junto a las máquinas de compra de los tickets como habían acordado, pero no lo encontró, así que sacó su teléfono móvil para llamarlo. Estaba colocando la contraseña en la pantalla para desbloquearlo, concentrado para que no se le escurriera el dedo por la superficie y pulsara otro número, así que no se dio cuenta de que caminaba directamente hacia alguien hasta que no tropezó contra él. Jongdae alzó la cabeza, descubriendo que se había chocado contra el pecho de un chico muy alto, de expresión seria y unos rasgos que le recordaron a Chanyeol. Tenía los ojos igual de oscuros, la piel igual de pálida y los labios igual de rojos.

            —Perdón —dijo—. No miraba por donde iba.

            Hizo una reverencia un poco pronunciada como disculpa y luego le dedicó una pequeña sonrisa, bajo la atenta y profunda mirada del desconocido, antes de continuar con su camino. Buscó de nuevo con la mirada a su hermano mayor y al no verlo de nuevo, le dio a la re-llamada y llevó el móvil a su oreja, escuchando varios tonos, antes de que Minseok le cogiera el teléfono.

            —¿Dónde estás? —le preguntó, sin darle tiempo a nada.
            —En cinco minutos llego a la estación —le contestó su hermano. Parecía que había estado corriendo, así que le perdonó inmediatamente que no estuviera allí—. Todos los semáforos se han puesto en mi contra o algo, porque se ponen siempre en rojo cuando voy a cruzar.
            —Tranquilo, no importa —dijo—. Te espero donde habíamos quedado y no hace falta que corras —escuchó una especie de risa ahogada y un “ya llego, ya llego” de su hermano antes de colgar y dirigirse al lugar en el que se encontraban las máquinas. Una vez allí, se dejó caer contra la pared y dejó su mente vagar, pensando en el fin de semana que había pasado en casa de Chanyeol.

            El sábado, Jongdae se despertó desubicado. No recordaba que su habitación tuviera aquella lámpara ni que la luz de la mañana entrara de esa forma tan apagada por la ventana, tampoco recordaba que fuera tan pequeña y que hubiera una persona muy alta en un sillón sentada, mirándolo fijamente. Jongdae gritó y su primer pensamiento fue que alguien que estaba en contra de la ideología de su padre como político lo había secuestrado y le iba a hacer chantaje a este con él para dejarlo volver a casa; sin embargo, al recordar a su padre, recordó los acontecimientos sucedidos el día anterior y en ese momento se tranquilizó, solo un poco, porque en ese momento también se dio cuenta de en qué casa estaba y quién era la persona que lo observaba desde el sillón.

            —Buenos días —lo saludó Chanyeol—. ¿Te encuentras mejor?
            —Sí —la voz le salió un poco ronca, así que carraspeó antes de volver a hablar—. Sí, creo que sí —repitió.
            —Me alegra —Chanyeol sonrió—. ¿Tienes hambre? —el estómago de Jongdae contestó por él, así que el dueño del apartamento se levantó del sillón inmediatamente—. Veo que sí, haré el desayuno. Saliendo a la derecha tienes el baño, hay toallas en armario y te he sacado un poco de ropa mía para que puedas cambiarte —anunció antes de salir.

            Jongdae estuvo varios minutos más sentado en la cama, asimilando toda la información y entonces cayó en la cuenta de que había dejado tirados a sus hermanos en mitad de Myeong-dong, sin darles ningún tipo de explicación y cuando más necesitaban estar juntos. Rápidamente cogió su móvil y al desbloquearlo vio varias llamadas perdidas de su hermano mayor y otras tantas notificaciones en kakao talk. Abrió la aplicación y comenzó a leer la retahíla de mensajes llenos de preocupación por saber su estado, el lugar en el que se encontraba, dónde iba a pasar la noche y mil cosas más. Esbozó una pequeña sonrisa y escribió una contestación breve.

"Estoy bien, estoy en casa de un amigo, no te preocupes. ¿Cómo está Jongin? Perdón por haberme largado de esa manera, tendría que haberme quedado con Jongin... Lo siento, no estaba en mi mejor momento".

            Después de enviar el mensaje se levantó de la cama y se dirigió al lugar que le había indicado Chanyeol para ducharse y ponerse la ropa que el alto le había dejado. Mientras el agua le recorría la piel, tuvo tiempo de pensar en todo lo sucedido y decidió que lo primero que haría al salir del baño sería darle las gracias al chico por haberlo acogido en su casa, prestarle una cama para dormir y ahora hacerle el desayuno cuando se conocían de hacía una semana y habían intercambiado solo unas pocas palabras. Sin embargo, cuando salió y vio la comida ante él, lo único que pudo hacer fue atacarla porque estaba hambriento, bajo la atenta mirada del otro. Solo después de llenar su estómago, fue capaz de volver a pensar con claridad.

            —Gracias —dijo cortésmente—. Gracias por todo lo que has hecho por mí cuando no tenías por qué hacerlo.
            —No es nada —respondió el otro—. Cuando un amigo necesita mi ayuda intento ayudarlo en todo lo que puedo.
            —¿Somos amigos?
            —Bueno… no le cuento la historia de mi vida a todas las personas que me encuentro —contestó Chanyeol—. Así que sí, te considero mi amigo… el primero que tengo desde que me volví millonario —le dedicó una mirada que hizo que el corazón de Jongdae se acelerara repentinamente, cuando había estado más o menos calmado durante todo el tiempo que había estado con él—. Por eso puedes quedarte todo lo que necesites en casa y llamarme cada vez que tengas algún problema —ofreció.
            —Muchas gracias —murmuró el chico, un poco cohibido, porque nunca antes había tenido otra persona, aparte de Minseok o Joonmyun, con la que poder contar cuando estuviera en problemas.
            —No es nada.

            Aquel día y el día siguiente, Jongdae los pasó en la casa de Chanyeol, ocupando su habitación y su cama, ya que el otro se las había cedido para su estancia alegando que el sofá no era para los invitados porque cuando habló con su hermano mayor este le dijo que Jongin no quería verlo porque lo había abandonado cuando más lo necesitaba y que tenía que convencerlo antes de que se presentara en el lugar en el que se habían quedado: la casa de Luhan.

            Jongdae salió de sus pensamientos cuando vio que un chico se plantaba ante él, con una sonrisa amplia antes de abrazarlo fuertemente —o más bien estrujarlo, según la percepción de los huesos de Jongdae—. Cuando el otro lo dejó respirar, pudo comprobar que era su hermano Minseok que, al parecer, había hecho caso omiso a sus palabras antes de colgar porque respiraba agitadamente y algunas gotas de sudor hacían brillar su amplia frente.

            —¿Cómo has estado? —le preguntó.
            —No me puedo quejar —dijo Jongdae—. Chanyeol ha sido muy agradable, ¿cómo os ha ido a vosotros? ¿Cómo está Jongin?
            —Algún día me lo tienes que presentar, tengo que agradecerle que te cuidara tan bien —Minseok le guiñó un ojo y el chico se quedó un poco confuso ante esta acción—. Nosotros hemos estado bien, dentro de lo que cabe, y Jongin sigue asimilándolo. Ha sido un golpe muy duro —colocó una de sus manos en el hombro de Jongdae y comenzó a empujarlo suavemente para que caminara—. Desde que Baekhyun vino ayer está un poco más animado y receptivo, no quería verte por nada del mundo el sábado, pero ayer por la noche accedió a ello, así que ahí puedes ver el cambio.

            Minseok siguió hablando de lo que habían hecho el fin de semana y lo que había pasado con Jongin durante casi la mitad del camino al apartamento de Luhan, donde se dirigían. Pero cuando anunció que quedaban un par de minutos, su semblante se volvió un poco más serio y comenzó a hablar de otro tema.

            —Mamá llamó ayer por la noche —empezó—. Dijo que sentía mucho que nos hubiéramos enterado de aquella forma, que ella se lo quería contar a Jongin en cuanto aprobara el acceso a la universidad para no entorpecer sus estudios y que espera que la perdonemos por hacerle eso a nuestro padre porque él tampoco es un santo —relató—, “los políticos a veces tienen unas reuniones muy extrañas en casas del placer” dijo con esas palabras exactas y que Zitao había estado allí para ella en aquellos momentos, “cuando tenía dos niños pequeños de los que cuidar y una fachada de matrimonio ideal que mantener”.

            —¿Lo sabe Jongin?
            —No. Todavía no se lo he dicho —respondió—. Sabes que tiene a papá en un pedestal y tenía a mamá en otro, no puedo darle otro disgusto más en estos momentos.
            —Pero hay que hacerlo pronto porque en ese caso mamá no es solo la mala de la película —dijo—, también lo es papá.
            —Lo sé.

            La conversación quedó zanjada ahí, con aquellas palabras tan contundentes, y el poco camino que les quedaba lo realizaron en silencio hasta que llegaron frente a la puerta del bloque y Minseok llamó al telefonillo contestando a la pregunta de la voz que pertenecía a Luhan con un “soy yo”. Después, subieron por el ascensor hasta la decimoquinta planta y entraron al apartamento que tenía la puerta abierta y a Luhan esperando junto a esta.

            —Gracias por ayudar a mis hermanos —fue lo primero que dijo Jongdae tras el saludo.
            —¿Qué otra cosa podía hacer? —respondió el chico—. Tu hermano se presentó aquí el viernes por la noche buscando un sitio donde dormir, no podía simplemente echarlos a la calle con el frío que empieza a hacer.
            —Gracias de todos modos.
            —¿Cómo sigue Jongin? —preguntó Minseok, adelantándose con Luhan al salón de la vivienda.
            —En el dormitorio, tumbado en la cama bocarriba y con la mirada perdida en el techo —respondió el chico.
            —Bueno, eso es una mejora, antes estaba tumbado bocabajo —su hermano quiso quitar un poco de hierro al asunto con estas palabras y luego se dirigió a la habitación en la que supuestamente debía estar el otro y llamó con los nudillos a la puerta—. Jongin, ha venido Jongdae, ¿puede pasar?

            Se escuchó un murmullo afirmativo desde el interior y Minseok abrió la puerta de la habitación, invitándolo a entrar a esta. Jongin se estaba sentando en la cama y a su lado se encontraba Baekhyun, con una expresión preocupada en su rostro de alabastro. Jongdae ingresó en el lugar y se acercó a su hermano menor, con cuidado.

            —Sé que no tiene excusa que te abandonara en el momento en el que más me necesitabas y también sé que quizás no quieras o no puedas perdonarme, pero vengo a pedirte disculpas por no comportarme como un hermano mayor debe hacerlo —dijo y esperó la respuesta de su hermano menor.

            Sin embargo, Jongin no pronunció ni una palabra, solo lo invitó a sentarse en la cama junto a él y se abrazó a su torso, como si no quisiera que Jongdae se alejara de él nunca más, como si así pudiera mantenerlo consigo para siempre y comenzó a llorar silenciosamente. El chico supo en el momento que aquella era su forma de decirle que lo perdonaba y que lo necesitaba, así que envolvió a su hermano menor entre sus brazos y lo acunó como cuando ambos eran pequeños y al menor le daban miedo los fantasmas, intentando calmar su llanto.


7 de Octubre 2013

            Había pasado una semana de la última vez que había visto a Chanyeol aunque habían mantenido el contacto, así que Jongdae se sorprendió mucho cuando el chico le preguntó si podía salir aquella tarde a dar un pequeño paseo para hablar. A pesar de que era lunes, que al día siguiente tenía clase y que todavía tenía que seguir poniéndose al día con la materia que habían dado la semana anterior cuando no pasó por la universidad, a Jongdae le faltó tiempo para aceptar la propuesta.

            Estaba arreglándose un poco antes de salir, aunque sinceramente no sabía por qué se estaba peinando tan prolijamente, cuando alguien entró a su habitación. No le hizo falta darse la vuelta para saber que era Jongin quien lo hacía, ya que se estaba reflejando en el espejo frente al que estaba. Le sonrió, dejando el peine y mirándose una vez más antes de darse el visto bueno y después se giró hacia él y lo atrapó en un abrazo. Habían vuelto a casa el martes pasado y desde entonces, Jongin siempre iba a su habitación cuando necesitaba que alguien le diera un abrazo y Jongdae se afanaba en abrazarlo tan fuerte para que no se rompiera en mil pedazos.

            —¿Dónde vas? —le preguntó contra su hombro.
            —He quedado —contestó.
            —¿Has quedado con una chica? —Jongin se separó de él un poco para mirarlo a los ojos—. ¿Cómo es? ¿Dónde la conociste? ¿Qué…?
            —Para el carro —Jongdae lo detuvo poniendo un dedo en sus labios, pero su hermano lo lamió y tuvo que apartarlo rápidamente y secarse la saliva en la camiseta blanca del chico—. No he dicho nada de una cita, ni de una chica, simplemente he quedado con Chanyeol para agradecerle lo que hizo por mí —aclaró.
            —Vale —dijo—, pero si algún día tienes novia y no ligues de una noche me la tienes que presentar para que le dé el visto bueno, como hiciste en secundaria cuando comenzaste a salir con… —Jongdae le volvió a tapar la boca, esta vez con las dos manos, una sobre la otra.
            —No la nombres, si lo haces puede que lo note con su octavo sentido y se presente en casa —miró hacia los lados, haciéndose el asustado y Jongin rio contra su mano—. Bueno, dejemos de hablar de mí, ¿qué te trae por aquí? —el semblante del chico cambió y Jongdae se arrepintió al momento de haber dicho aquello.
            —Hoy… he estado hablando con Zitao… un poco —comenzó, con la cabeza gacha—. Le gustaría recuperar el tiempo perdido.
            —¿Y tú que quieres?
            —No lo sé… ahora mismo creo que no estoy preparado para ello.
            —No pasa nada, todavía hay que terminar de asimilar los cambios —Jongin asintió y el chico abrió sus brazos para darle un último achuchón antes de irse porque si no iba a llegar tarde.
            —Pásatelo bien —le deseó el menor.
            —Sí —respondió—. Si necesitas algo no dudes en llamarme —Jongin asintió y Jongdae salió de su habitación tras coger el móvil, la billetera y las llaves de casa y distribuirlo todo por los diversos bolsillos de su pantalón y chaqueta.

            Durante lo que duró el trayecto hasta el lugar en el que había quedado con Chanyeol habló poco con Sehun, aunque este intentara sonsacarle algunas palabras. El chófer era algunos años mayor que Minseok y aunque habían crecido todos juntos en la casa de los Kim, Jongdae no se sentía en confianza para contarle qué era lo que rondaba por su cabeza.

            Habían vuelto a casa la semana anterior por orden de su padre y cuando llegaron tuvieron una reunión de “familia” en la que se les expuso que iban a seguir manteniendo las apariencias a pesar de todo porque sus progenitores se necesitaban el uno a la otra para mantener su estatus. En cuanto al tema de Zitao, Jongin iba a tener total libertad para decidir si quería acercarse a él e intentar tener un poco más de relación padre–hijo o no, ya que su apellido no cambiaría para no crear un escándalo. Ninguno de los tres hijos había estado de acuerdo con las decisiones, pero no tuvieron más remedio que acatarlas, al igual que la prohibición de hablar del tema con alguien que no estuviera entre aquellas paredes —lo que sus padres no sabían era que antes de la prohibición ellos ya lo habían hablado con Baekhyun, Chanyeol y Luhan—.

            Sehun lo dejó cerca del lugar en el que había quedado y Jongdae simplemente caminó luego hasta allí. A pesar de que era lunes, había bastante gente caminando por las orillas del rio Han; haciendo deporte, corriendo o en bicicleta; paseando a los perros o llevando a los niños a jugar. Aun así, abarrotado como estaba, Jongdae encontró con rapidez a Chanyeol, ya que su altura destacaba bastante entre la multitud, y con una sonrisa se acercó a él.

            —Hola —dijo, sin saber que más hacer. En su interior quería acercarse un poco más al cuerpo del otro, tenderle la mano para así poder tener en contacto físico al menos, pero no lo hizo.
            —Hola —le respondió Chanyeol—. Gracias por venir.
            —Bueno, de alguna forma tengo que pagarte que me ayudaras, así que tenía que venir. Esta tarde puedes pedirme lo que quieras —Chanyeol sonrió.
            —Perfecto.

            Sin decir una palabra más echaron a andar los dos a la vez, dejando el río Han a su izquierda. El día era un poco frío, octubre había entrado con toda su fuerza y los abrigos habían tenido que ser sacados de lo más profundo de los armarios. Ambos chicos caminaban muy cerca el uno del otro y comentaban algunas cosas que veían para romper los silencios que se instauraban entre ellos, a pesar de que estos no eran incómodos. Cuando el asombroso puente de Bampo se alzó ante ellos, Chanyeol comenzó a hablar.

            —¿Cómo van las cosas por casa? —le preguntó, haciendo que Jongdae se detuviera de golpe y lo mirara.
            —Bueno, al menos ahora ya no hay secretos —respondió—, pero la tensión se puede cortar con un cuchillo.
            —¿Y tu hermano pequeño? ¿Cómo está?
            —¿Jongin? Bueno, intenta asimilarlo como bien puede —dijo—. Su padre le ha pedido que cuando se sienta preparado recuperen el tiempo perdido, pero no sabe qué hacer.
            —Sería bueno para él poder conocerlo mejor.
            —Yo también lo creo —Jongdae suspiró—, pero Jongin siempre ha tenido a mi padre en un pedestal, siempre fue su modelo a seguir y todo esto lo ha trastornado bastante —Chanyeol asintió.
            —¿Y tú? ¿Cómo te encuentras tú?
            —No me puedo quejar, pero duele ver como la familia que creías que era perfecta no lo es y no poder hacer nada para que todo cambie —respondió—, pero lo peor es que no puedo hacer todo lo que me gustaría para ayudar a Jongin a pasar por este mal trago.
            —Quieres mucho a tu hermano —afirmó Chanyeol.
            —Los quiero mucho a los dos, aunque entre ellos no se lleven tan bien como me gustaría —el chico sonrió levemente.
            —Tampoco puedes obligarlos a ser uña y carne, a veces no se congenia porque los intereses son diferentes.
            —Lo sé —Jongdae se acercó a la barandilla y se dejó caer sobre ella.
            —Bueno, dejemos el tema —dijo Chanyeol, poniéndole una mano en el hombro que hizo al chico estremecerse—. Me has dicho que harías lo que fuera hoy para agradecerme que te ayudara, ¿no? Entonces hago mi primera petición, dejemos de hablar sobre temas que te pongan triste y cuéntame algo sobre ti, algún buen recuerdo —Jongdae sonrió ante aquello agradecido, con su corazón latiendo exaltado.
            —Está bien.

            Comenzaron a andar de nuevo, esta vez manteniendo sus cuerpos más juntos para conservar mejor el calor. La noche había caído sobre la ciudad de Seúl llevándose el poco calor que el sol del otoño proporcionaba mientras Jongdae le contaba anécdotas de cuando era pequeño y hacía travesuras junto a sus hermanos y luego eran regañados por Kyungsoo, quien se ablandaba con un par de pucheros y miradas de corderitos y hacía los castigos más suaves. Casi llevaban andando una hora cuando Jongdae comenzó a notar el frío en su piel por estar expuesto a este tanto tiempo. El chico no era friolero, su cuerpo, de hecho, conservaba bastante bien el calor, pero incluso él sentía frío en ocasiones. Se giró hacia Chanyeol para proponerle que fueran a alguna cafetería y este lo tomó por sorpresa al agarrar con su mano helada la del chico y preguntarle aquello mismo.

            —¿Vamos a algún lugar que tenga calefacción? ¿Una cafetería? Está comenzando a hacer frío.

            Jongdae asintió a la propuesta y se dejó guiar por el otro que, sin soltarse de su mano, lo había comenzado a llevar hasta algún sitio. La mano de Chanyeol era grande y envolvía la suya a la perfección y, a pesar de estar helada, le transmitía toda la calidez que necesitaba en aquellos momentos. El chico no sabía qué significaba todo eso porque su cerebro cuando estaba junto al otro no le funcionaba como debería, pero comenzaba a intuir la razón por la cual su corazón se desbocaba y, aunque pudiera parecer que eso lo aclaraba, no hacía más que confundirlo.


18 de Octubre 2013

            Los días pasaban muy rápido en la casa de los Kim tras el desastroso comienzo del mes de octubre. Jongdae pasaba la mitad de los días en la universidad junto al que poco a poco se estaba convirtiendo en su único amigo allí, Yixing, haciendo trabajos y ordenando apuntes; también se afanaba en ayudarlo a mejorar su coreano para que el chico de intercambio hiciera mejor las cosas y el otro le enseñaba algunas cosas de chino también. La otra mitad de los días los pasaba junto a Chanyeol, con quien había descubierto que tenían gustos similares y también algo que tiraba de él para acercarlo al multimillonario. En casa no pasaba más que algunas noches, ya que Jongin no lo necesitaba como antes ahora que había accedido a la demanda de Zitao de recuperar el tiempo que habían perdido y Minseok hacía tiempo que estaba desaparecido, de vez en cuando le dejaba algún mensaje asegurándole que estaba perfectamente, pero demasiado ocupado como para perder el tiempo en ir de visita a la casa Kim.

            Aquel día estaba nublado y amenazaba con llover, pero a Jongdae no le importó y cogió una de las sombrillas del paragüero de la entrada de la casa antes de salir al jardín. Había quedado con Chanyeol y este iba a ir a recogerlo a casa, pero después caminarían por la ciudad como siempre hacían cuando se encontraban. Al otro no le gustaban las aglomeraciones de gente y solía llevarlo a sitios casi desconocidos para la mayor parte del mundo, o a los que al menos, Jongdae nunca había ido. Siempre eran cafeterías o restaurantes pequeños, negocios familiares en los que apenas había un par de clientes aparte de ellos. A Jongdae tampoco le gustaba estar agobiado por la gente de su alrededor, por lo que agradecía enormemente que lo llevara a rincones especiales como aquellos.

            El chico caminó hasta la verja y esperó un par de minutos hasta que vio aparecer el Mercedes que conducía Chanyeol aparecer en la lejanía. Cuando el vehículo llegó frente a él, abrió la puerta del copiloto y se montó, sentándose en el asiento de cuero y abrochándose el cinturón. Solo después de hacer eso, miró a Chanyeol y lo saludó. El otro le devolvió el saludo con una gran sonrisa y una inclinación de cabeza antes de arrancar el coche y poner rumbo a la ciudad.

            La música de la radio del coche llenó los silencios que se producían en la conversación banal que mantenían sobre los estudios y las acciones mientras se dirigían al lugar en el que pasarían la tarde y quizás la noche. Era viernes y Chanyeol le había dejado caer que si no acababan muy cansados de la caminata por Myeong-dong irían a un club aquella noche.

            Dejaron el coche en uno de los aparcamientos del centro comercial y luego salieron a la calle, a pasear entre las miles de personas que se agolpaban en esta y a entrar en las tiendas que más les llamaban la atención, picoteando algo de vez en cuando en los puestos de comida tradicional que había cada pocos metros. Jongdae ya se había acostumbrado a aquellas salidas casi diarias con el otro y las esperaba con ansia incluso. El día anterior se había descubierto pensando en qué ropa se pondría para parecer alguien digno de caminar junto al multimillonario, pocas veces eran las que se cuestionaba el porqué de aquello y también el por qué sentía un cosquilleo subiendo por su brazo cada vez que Chanyeol lo tomaba por la mano alegando que no quería perderlo entre la multitud. Todavía se negaba a poner en palabras lo que su cerebro y su cuerpo le decían, pero era el único paso que le quedaba por dar.

            Caminaban tranquilamente, jugando al piedra–papel–tijeras para determinar quién iba a ser el siguiente que pediría en uno de los puestos teokbokki cuando Jongdae descubrió una tienda de animales a su derecha y dejó a Chanyeol con la mano en forma de puño, porque según él los hombres siempre sacaban piedra porque eran masculinos, para ir hacia el escaparate. Unos cuantos de cachorros se agolparon contra el cristal, saludándolo contentos porque alguien se acercaba a ellos y el chico los saludó con una sonrisa en su rostro que curvó las comisuras de sus labios hacia arriba e hizo que sus ojos se cerrasen formando dos medias lunas. Chanyeol se acercó por detrás y le puso una mano en su hombro para llamar su atención.

            —¿Te gustan los perros? —el chico negó, girándose para mirarlo—. ¿Entonces?
            —A Jongin le encantan los perros —respondió—, cuando éramos pequeños tuvimos uno, se llamaba Monggu y mi hermano lo cuidaba y lo mimaba como si fuera uno más de la familia —pasó su mano por el cristal, saludando a los cachorros de nuevo—. En ese tiempo era siempre feliz y adorablemente torpe, ahora sigue siendo adorablemente torpe, pero ya no sonríe tanto.
            —¿Quieres comprarle algún perro? —propuso el chico.
            —No, no —dijo Jongdae moviendo su cabeza y sus manos de forma negativa—. Si llevo un perro a casa Kyungsoo me mata como casi hizo con Zitao cuando llevó a Mon… oh, genial.
            —¿Qué pasa?
            —Esa era otra pista que señalaba con flechas enormes y fluorescentes como las de los moteles de carretera que Zitao era el padre de Jongin… ¿quién sino le va a llevar un cachorro al hijo de su jefe?
            —No pienses en eso —dijo Chanyeol, tomando con sus frías manos el rostro del chico y agachándose un poco para quedar a su altura. El corazón de Jongdae comenzó a bombear sangre a su cuerpo a un ritmo frenético y no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran, rogando internamente para que el otro creyera que el tono se debía al frío y no a su cercanía—, quedamos que cuando saliéramos estos pensamientos se iban a quedar en casa, junto a todos los demás problemas —el chico asintió lentamente, con un nudo en su garganta que por más que quiso bajar no pudo—. ¿Quieres que entremos a darles un poco de amor a los animales?
            —Por supuesto.

            Jongdae sonrió de oreja a oreja y se libró del agarre del otro, sintiendo un poco de frío al hacerlo y se adentró el primero en la tienda de animales, mirando a un lado y a otro, sin saber si decidirse primero por los cachorros o las tortugas. Finalmente, acabó junto a los gatos. Le había llamado la atención uno especialmente pequeño de color negro y ojos azul claro, así que se acercó hasta el animal, descubriendo que era una hembra y, además, muy cariñosa, porque lo único que parecía que quería era que la mano de Jongdae atravesara el cristal para rascarle detrás de las orejas.

            —¿Los gatos sí te gustan? —escuchó que le preguntaba la voz grave de Chanyeol a sus espaldas—, ¿o te recuerdan a tu hermano Minseok? —Jongdae sonrió ampliamente antes de contestarle.
            —No, los gatos sí me gustan —miró con cariño a la pequeña gata que estaba frente a él—. ¿A ti te gusta algún animal?
            —Bueno… los animales y yo generalmente no nos llevamos bien… —respondió—. Parece que no le gusto a ninguno.
            —¿Cómo puede ser eso?
            —¿Encanto natural? —bromeó el alto.
            —Ven aquí —Jongdae lo tomó de la mano y lo acercó a la urna en la que estaba la gata. Inmediatamente, esta comenzó a bufar con el pelo del lomo erizado y la cola levantada, enseñando los dientes y mirando a Chanyeol como si fuera su peor enemigo y quisiera acabar con él—. Increíble.
            —Te lo he dicho —sonrió el otro, alejándose para que el animal pudiera calmarse.
            —Quizás en tu otra vida fuiste un perro y por eso no les gustas a los gatos.
            —Quizás… ¿quieres que te la compre? —preguntó, haciendo que los ojos de Jongdae casi se salieran de sus cuencas.
            —Oh no, no, no —dijo—. No hace falta. Es muy mona, pero en casa Kyungsoo no va a dejar que esté, así que no la puedo cuidar —miró una última vez hacia atrás y se despidió de la gata—. Vamos a cenar a algún sitio —dijo y, por primera vez, fue quien tomó la iniciativa de agarrar la mano de Chanyeol y tirar de él para salir de nuevo al frío casi invernal de la calle. Una vez estuvieron otra vez rodeados por el mar de personas, el otro lo detuvo y se colocó ante él para arreglarle la bufanda y ponérsela bien para que no pasara frío. Jongdae se sonrojó por aquella acción y desvió su mirada de los ojos oscuros del alto.
            —Ya está —dijo. En ese momento, cuando Jongdae quiso agradecerle lo que había hecho, un par de gotas cayeron sobre su cabeza y nariz, un segundo más tarde, el aguacero que había sido anunciado por la chica del tiempo aquella mañana caía sobre ellos.
            —Mierda, me he dejado el paraguas en el coche —maldijo el chico.
            —En ese caso tendremos que correr —Chanyeol sonrió, afianzando el agarre de sus manos y luego comenzó a correr, tirando de su acompañante. Jongdae no opuso resistencia alguna y simplemente se dejó llevar, descubriendo que si era el alto quién lo guiaba hasta el lugar que fuera, él lo seguiría sin hacer preguntas.


2 de Octubre 2013

            Chanyeol salió de casa aquel miércoles aprovechando que estaba nublado y amenazaba tormenta según la hermosísima chica del tiempo. Nada más atravesar el portal de su apartamento miró al cielo y pudo ver la oscuridad que se cernía en la ciudad de Seúl. Sonrió. Le gustaban los días nublados porque el sol le molestaba en la piel. El vampiro dio un par de pasos hacia el quiosco que había frente a la tienda de flores para comprar algún periódico y mirar cómo estaban las acciones de las diversas empresas en las que había invertido, podía mirarlo desde su portátil en su apartamento, pero a pesar de que más o menos entendía la tecnología y que generalmente se adaptaba bien a esta a pesar de tener casi novecientos años, internet seguía siendo algo que intentaba tocar poco.

            Saludó con una sonrisa a la señora Park, a quien le compraba el periódico de vez en cuando, y una vez tuvo el diario del día entre sus manos se sumergió en las páginas y páginas que mostraban las estadísticas que evidenciaban las caídas o subidas de sus acciones en la Bolsa aquella mañana temprano, dejando a sus sentidos la tarea de caminar por la calle sin fijarse en nada y aun así no chocar contra nada ni nadie. Oía el tráfico y a las personas a su alrededor, además, tenía unos reflejos y un equilibrio que los porteros de fútbol envidiarían.

            Tan metido estaba en sí mismo y en cómo sus acciones lo estaban haciendo cada día más rico que casi pasa desapercibido un olor muy característico acercándose a su posición. Chanyeol retiró el periódico, que le dificultaba la vista y miró a su alrededor, encontrando a la persona de la que procedía aquel olor tan familiar a unos cuantos metros de él, echado sobre la fachada de uno de los edificios y con los brazos cruzados sobre su pecho. Llevaba unos pantalones de cuero negro muy ajustados y una chaqueta del mismo material atrayendo así las miradas de todas las personas que pasaban a su lado, que seguramente pensaban que se trataba de un modelo en una sesión de fotos, pero sin las cámaras a la vista.

            Wu Yifan.

            Cuando sintió la mirada de Chanyeol sobre su persona, le dedicó una sonrisa socarrona que hizo que el chico quisiese dar media vuelta y regresar a su apartamento sin mirar atrás. Había estado pensando desde que se lo había encontrado hacía un par de semanas en casa de los Kim en la conversación que habían mantenido y aún seguía sin tener para nada claro el papel de la persona que lo hizo caminar sobre el mundo como un ser inmortal en todo lo que había sucedido desde la primera muerte de Jongdae, hacía ya más de setecientos años, así que no sabía si era buena idea hablar con él o simplemente seguir adelante.

            Finalmente se decidió por la segunda opción, pero al pasar por su lado, el otro lo tomó del brazo y lo acercó a la pared donde él se encontraba.

            —Es bueno volver a verte —le dijo.
            —Sesenta años sin vernos y ahora dos veces en un par de semanas —contestó.
            —Qué casualidad.
            —Sabes tan bien como yo que esto no ha sido por casualidad —siseó Chanyeol, mirándolo fijamente, intentando no ahogarse en la oscuridad de sus ojos como ya le había pasado tantas veces anteriormente. Yifan esbozó una pequeña sonrisa.
            —Cierto, las casualidades no existen —respondió—, todo en esta vida está planeado.
            —¿Por qué estás aquí ahora? —preguntó—, ¿por qué estás aquí siempre que ocurre?
            —Porque así ha sido establecido y yo no puedo cambiarlo.
            —Diciendo eso no me ayudas.
            —Lo sé, pero ya te ayudé lo suficiente cuando te puse sobre la pista de las anteriores y de esta última reencarnación —Chanyeol suspiró—. Es la que más se parece a Zhongda, ¿no crees?
            —¿Qué quieres decir con eso?
            —Los mismos rasgos físicos, la misma mentalidad, la misma forma de ser…
            —¿Lo has visto? —cuestionó.
            —¿Cuándo te puse tras su pista por qué crees que fue? —dijo—, lo estuve observando durante un largo periodo de tiempo hasta que tú apareciste, después me retiré… aunque hace unos días me lo encontré en la estación de metro de Cheonggu, pero él no me reconoció con este aspecto.
            —¿No tienes miedo a descontrolarte viajando en el metro?
            —Son demasiados milenios para acostumbrarme a la gente —contestó Yifan—, así que ya puedo estar constantemente rodeado de personas porque no voy a delatar a nuestra especie —le dedicó una mirada que el otro no supo cómo interpretar—. Quién debería tener más cuidado cuando caza eres tú —Chanyeol se sorprendió, ya que no sabía de lo que hablaba—. Arrojar el cuerpo de aquel chico de cabello rosa al río Han sin cerciorarte antes si hay alguien en los alrededores no es una buena forma de deshacerte de él.
            —¿Cómo?
            —Mira a tu alrededor con atención y no simplemente camines sin ver nada —le aconsejó, colocándose unas gafas de sol que había sacado del bolsillo de su chaqueta de cuero—. Él no tardará en hacer su movimiento —y dicho esto, se alejó, dejando a Chanyeol confuso, como siempre.


19 de Octubre 2013

            Chanyeol observaba con atención los rasgos del chico que yacía profundamente dormido en la cama cuando los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la habitación y tuvo que levantarse del sillón a cerrar las cortinas para que la luz no despertara al chico. Después, caminó hacia la cama y retiró uno de los mechones de pelo que cubrían su rostro y, guiado por un impulso que no pudo controlar, se inclinó y le besó con delicadeza la frente. Tras esto, rápidamente se alejó y salió de la habitación.

            En la cesta de la ropa se encontraba lo que ambos habían vestido el día anterior, empapado todavía por la repentina lluvia que les había caído encima y por la que habían tenido que correr hasta el coche para guarecerse. Jongdae había comenzado a estornudar nada más montarse en el vehículo y él no había tenido más remedio que llevarlo hasta su apartamento, dejar que se diera una ducha caliente, servirle algo de comida y meterlo en la cama, arropándolo con un montón de mantas para que no pasara frío porque la casa de los Kim se encontraba a las afueras de la ciudad y eso hubiera supuesto que el chico se resfriara. Tomó la ropa y la metió en la lavadora, después, hizo algo para desayunar.

            Cuando estaba sirviendo los platos en la mesa, Jongdae apareció refregándose los ojos con sus manos para despejar el sueño vestido con una camiseta suya que le quedaba bastante grande y que dejaba uno de sus hombros al descubierto, al igual que sus delgadas piernas. Chanyeol tuvo que desviar su vista unos momentos del cuerpo del chico para tranquilizarse porque su sed no había tenido un mejor momento para aparecer y sus colmillos estaban pugnando por crecer. Inspiró hondo varias veces a pesar de que no lo necesitaba y consiguió calmarse justo cuando el chico se colocó frente a él a un par de pasos de distancia.

            —Me sabe mal que tengas que dormir en el sofá siempre que me quede a dormir —le dijo con voz ronca por acabar de despertar.
            —No pasa nada —respondió—, aunque el sofá sea cómodo yo no puedo dejar a un invitado dormir en él —Jongdae iba a replicar, como siempre que tenían aquella conversación, pero Chanyeol lo acalló hablando de nuevo—, además, he dormido en sitios peores durante toda mi vida, así que estoy acostumbrado. ¿Desayunamos?

            Después de pronunciar estas palabras, el vampiro utilizó su influencia para que el otro no volviera a sacar el tema y comiera tranquilamente su desayuno. A Chanyeol no le gustaba tener que condicionarlo, pero esa era una conversación que no llevaba a ninguna parte y algo bueno tenía que tener ser vampiro. El chico comió su desayuno y luego se puso algo de ropa de Chanyeol para que lo llevara a casa. Podrían haber pasado juntos el día, pero este tenía algunos trabajos que entregar en los próximos días y los debía de hacer, así que no quería robarle más tiempo, además, él también quería hacer algo y Jongdae no podía estar presente.

            El camino a la casa de los Kim fue bastante corto ya que no pillaron apenas atascos y eso era de agradecer en una ciudad como Seúl, así que en poco más de media hora estaban frente a la verja. Chanyeol aparcó y se giró hacia el chico para despedirse, viendo cómo este no lo miraba a él, sino a una escena que se extendía ante ellos en el jardín delantero de la casa. El hermano menor de Jongdae estaba jugando al fútbol junto a un hombre de mediana edad, de piel un poco oscura y grandes bolsas bajo sus ojos. Por la sonrisa que había aparecido en el rostro del chico, Chanyeol pensó que debía de tratarse del verdadero padre del chico.

            —Parece que se llevan bien —comentó, acercándose inevitablemente al oído de Jongdae para susurrárselo, haciendo que este se sobresaltara un poco.
            —Sí —respondió con una gran sonrisa—. Muchas gracias por todo lo de ayer y por lo de hoy —el chico se mordió el labio inferior, visiblemente incómodo y comenzó a jugar con los dedos de sus manos—. Eh… sí, muchas gracias —le sonrió una vez más y salió del coche.

            En el exterior se agachó un poco para que su rostro se viera a través de la ventanilla y se despidió moviendo su mano antes de atravesar la verja de su casa y dirigirse a su hermano para darle un abrazo de oso. Chanyeol sonrió ante la escena y luego arrancó el coche y puso rumbo a Myeong-dong.

            Dejó el coche cerca de donde recordaba que se encontraba la tienda de animales y luego caminó hasta ella con decisión. Sabía que tanto el animal como él iban a pasar un mal rato, pero era algo que estaba dispuesto a hacer para poder ver de nuevo esa sonrisa tan brillante que Jongdae había puesto cuando estuvo con aquella gata negra. Encontró la tienda sin mucha dificultad y entró a ella, haciendo que todos los animales lo mirasen con recelo y se pusieran en guardia, dispuestos a atacarlo si hacía algún movimiento. Chanyeol los ignoró y se dirigió hacia el lugar en el que la gata de ojos azules se encontraba, suspirando aliviado al comprobar que seguía allí; luego, llamó la atención del chico de la tienda. Era alto, casi tanto como él, tenía los ojos muy rasgados y la piel blanca, y una expresión muy seria adornaba su rostro.

            —¿Qué desea? —le preguntó en un tono de voz apenas audible incluso para alguien que tenía el oído muy desarrollado como él.
            —Me gustaría comprar aquella gata —la señaló y esta comenzó a bufar. El chico de la tienda alternó la mirada entre el uno y la otra.
            —No parece especialmente predispuesta a irse contigo —le contestó.
            —No me la voy a quedar yo —dijo—, es un regalo para una persona que la va a cuidar muy bien —el chico pareció pensarlo unos momentos y luego finalmente asintió. Se dirigió a la jaula en la que estaba el animal y lo tomó entre sus brazos con infinito cariño, tal y como lo habría hecho Jongdae.
            —Debes rellenar algunos papeles antes de llevártela y comprar todo lo necesario para que pueda vivir con comodidad —le comentó.
            —No hay problema.

            Casi una hora después, Chanyeol conducía de nuevo su coche, esta vez en dirección a su apartamento, con el maletero y los asientos traseros de este repletos de artículos para gatos y en el asiento que siempre ocupaba Jongdae, un trasportín con la gata negra en su interior, maullando muy poco conforme por la situación actual. El vampiro la miró de soslayo antes de fijar de nuevo su atención a la calzada y comenzó a hablar, a pesar de que sabía que no lo iba a entender.

            —Yo no te gusto y tú no me gustas, pero hago esto por Jongdae, así que dame un poco de crédito, ¿vale? —la gata volvió a maullar y luego se quedó callada, haciendo que Chanyeol no pudiera evitar que se formara en sus labios una sonrisa al pensar en lo feliz que iba a ser el chico cuando viera lo que había hecho.


22 de Octubre 2013

            No habían pasado muchos días desde que Chanyeol tenía a la gata en su apartamento, pero esta lo había sacado de sus casillas en incontables ocasiones y estaba deseando que Jongdae fuera de una vez por todas a llevársela. No lo había llamado desde que se separaron el sábado por la mañana, pero sí le había mandado unos cuantos mensajes por kakao talk para estar al tanto de cómo estaba, porque no quería interrumpirlo cuando estaba tan centrado haciendo los trabajos. No obstante, según le había dicho el día anterior, esa tarde no tenía mucho que hacer, por lo que no lo pensó mucho cuando buscó en su agenda el número del otro y llamó. Tuvo que esperar varios tonos hasta que el otro descolgó el teléfono.

            —¿Chanyeol? —preguntó.
            —El mismo —respondió, esbozando una sonrisa al escuchar su voz al otro lado de la línea—. ¿Te apetece venir a mi apartamento esta tarde para recoger la ropa que se quedó aquí el otro día?
            —Es verdad, tengo que ir a por ella —dijo el chico. De fondo se escuchaba hablar a un montón de personas, por lo que Chanyeol dedujo que debía estar caminando por los pasillos de la universidad—. Aunque no podré devolverte la tuya.
            —No importa, puede esperar —contesto—, entonces, ¿vienes?
            —Sí, cogeré el metro —Jongdae se quedó callado unos momentos—, supongo que no tardaré mucho.
            —Aquí te espero.

            Chanyeol colgó y luego se dirigió al lugar en el que había encerrado a la gata, la habitación en la que siempre se quedaba Jongdae. Estaba tranquilamente dormida, así que no tenía por qué preocuparse. Salió de allí y luego se dirigió a su propia habitación y bajó la persiana hasta el fondo, tomó su portátil y cerró la puerta con llave para que el chico no pudiera pasar al interior y ver todo aquello que lo señalaba claramente como a un vampiro. Se dirigió al salón y se dejó caer en el sofá, encendiendo el ordenador, dispuesto a mirar la Bolsa, intentando que internet no le terminara de agotar la paciencia que había desarrollado al tener allí a la gata.

            El tiempo pasó volando para el vampiro mientras navegaba por internet y se sobresaltó cuando escuchó el timbre de la puerta de su piso. Chanyeol se levantó rápidamente de donde estaba y caminó hacia allí para abrir, suponiendo que era Jongdae quién llamaba. El chico se alzó ante él cuando la abrió y con una sonrisa le dio la bienvenida y lo hizo pasar al salón.

            —La ropa está en la habitación, sobre la cama —le indicó—. ¿Tienes hambre?
            —Un poco —respondió el chico, caminando hacia la habitación—. Siento haber tardado tanto, cuando estaba a punto de salir Yixing me ha interceptado y no me ha dejado hasta que no nos hemos repartido las tareas que tiene que hacer cada uno para un trabajo.
            —No pasa nada —contestó Chanyeol, entrando en la cocina pero sin dejar de observar a Jongdae por la ventana que la comunicaba con el salón y por la que podía ver la puerta de la habitación—. No sabía qué hora era.

            El chico le sonrió y luego giró el pomo de la puerta y la abrió, ingresando a la estancia, quedándose parado a mitad. Chanyeol rio quedamente porque sabía lo que el otro había visto.

            —Chanyeol —lo llamó—, ¿qué es esto?
            —Dijiste que te gustaban los gatos y vi cómo a esta en especial la trataste mejor... así que pensé que te alegraría —comentó yendo hacia él.
            —Pero no me la puedo quedar, Kyungsoo me mataría —dijo.
            —Seguro que puedes hacer algo para que te deje tenerla —murmuró.

            El chico miró una vez a la gata que dormía plácidamente y luego a Chanyeol antes de morderse el labio inferior como si tuviera un gran dilema y lanzarse poco después a sus brazos, agradeciéndole una y otra vez lo mucho que hacía por él, escondiendo su rostro en su pecho para que este no viera el sonrojo que se había extendido por sus mejillas.

            —Muchísimas gracias —volvió a decir, antes de entrar a la habitación como una exhalación y comenzar a jugar con la gata, que se había despertado y parecía muy contenta de ver a Jongdae allí. Chanyeol se echó sobre el marco de la puerta y se quedó allí, observando al chico, esbozando una pequeña sonrisa al ver lo feliz que era la persona que llevaba amando tantos siglos—. Tengo que ponerle un nombre —Jongdae se había girado hacia él con la gata en brazos mientras le rascaba la oreja—, ¿cuál le pondrías tú?
            —Bueno… eso es decisión tuya porque es tu gata —respondió.
            —Pero tú fuiste a la tienda de animales y la… —Chanyeol avanzó un par de pasos hasta él, callándolo inmediatamente con esta acción porque el animal había comenzado a intentar escaparse de los brazos del chico para ir en busca suya y arrancarle la piel con sus garras, aunque eso fuera completamente imposible.
            —No me puede ni ver cerca suya, así que, ¿cómo le voy a poner nombre? —Jongdae sonrió un poco y alzó a la gata hasta que la puso a la altura de sus ojos para mirarla bien y que esta dejara de ver a Chanyeol y se tranquilizara.
            —Creo que la voy a llamar Minah —dijo finalmente. Dejó a la gata en el suelo luego y caminó hacia donde se encontraba el otro para pasar de nuevo sus brazos por su torso, esta vez en un gesto premeditado—. Muchas gracias por todo lo que haces por mí.

            “Lo hago porque quiero tenerte de vuelta a mi lado, Zhongda”.