Chapter One
—¡Kim InSeong!
Una voz femenina
que InSeong reconocería en cualquier lugar y en cualquier momento hizo que su
nombre retumbara en toda la clase y que el murmullo que había en ésta se
detuviera de forma inmediata, haciendo que la atención de todos los chicos que
había en el lugar se centrara en la puerta, lugar en el que su mejor amiga Mina
se encontraba. InSeong suspiró al verla. Siempre que iba a buscarlo a clase era
porque necesitaba algo de él, porque si no necesitaba nada se pasaba el tiempo
con sus amigas hablando sobre KNK, el grupo idol
del momento, aquel al que habían ido al concierto solo unas semanas atrás.
A InSeong le
recorrió un escalofrío la columna vertebral al recordar lo que había pasado
justo después, pero el chico lo obvió y simplemente centró la atención en su
amiga.
—¿Qué quieres?
—le preguntó.
—Necesito tu
diccionario de inglés, me he olvidado el mío en casa y lo necesito para hacer
el examen en la hora siguiente —respondió ella, todavía desde la puerta de la
clase.
InSeong suspiró
de nuevo y luego rebuscó en su mochila hasta sacar el pesado diccionario de
inglés, para después levantarse, atravesar toda la clase hasta llegar a la
puerta y tenderle el libro a su amiga, quien odiaba entrar a aquel lugar porque
—según decía ella— apestaba y no quería que el olor se le quedara impregnado en
la ropa después de estar allí.
—Devuélvemelo en
el almuerzo —le dijo—. Yo también tengo examen de inglés luego.
—Don’t morry, te lo devolveré —respondió
ella antes de despedirse del chico agitando su mano y perdiéndose por el
pasillo.
InSeong estuvo a
punto de gritarle que no se decía don’t
morry si no don’t worry, pero no
iba a servir de nada porque Mina no le iba a hacer caso alguno. Por eso, el
chico simplemente se dirigió de nuevo a su sitio, donde se dejó caer en su
asiento bajo la atenta mirada de varios de los chicos de su clase, incluida la
de sus amigos. Siempre que Mina iba allí sucedía lo mismo, así que, el chico
suspiró de nuevo sabiendo lo que venía a continuación.
—Te envidio
—dijo su amigo YoungBin—. Ojalá Kang Mina gritara mi nombre y me pidiera a mí
el diccionario de inglés.
—Eres muy
afortunado —comentó JaeYoon, otro de sus amigos—. Ojalá yo pudiera ser tan
cercano a ella como tú.
—¿De verdad que
no estáis saliendo? —le cuestionó SeokWoo—. Porque me encantaría pedirle que
saliéramos juntos.
—Si pasarais más
de media hora con ella os daríais cuenta de que no es lo que aparenta —comentó
InSeong, de la misma forma que lo había hecho en otras muchas ocasiones—. Y no,
no estoy saliendo con ella, así que tienes vía libre para declararte… eso sí,
tienes menos posibilidades que una toalla con el sudor de Park SeungJun.
Sus amigos
comenzaron a debatir qué es lo que harían si en algún momento comenzaban a
salir con Mina mientras a InSeong le recorría la espalda otro escalofrío tras
pronunciar el nombre “Park SeungJun”. El chico no podía evitar recordar la cena
en la que había conocido a las personas que iban a formar parte de su familia
próximamente y, sobretodo, no podía evitar recordar el momento en el que el mismo
Park SeungJun por el que su amiga Mina suspiraba había aparecido ante él,
todavía vestido con la ropa que había llevado en el concierto que InSeong había
visto unas horas antes y le habían dicho que él iba a ser su hermanastro.
El chico todavía
pensaba que todo aquello había sido un sueño —o quizás alguna clase de broma
que habrían grabado con cámara oculta y que saldría por la tele en algún
momento— por eso todavía no le había contado a nadie lo sucedido, tampoco lo
había contado porque sabía perfectamente que a todo aquel que se lo dijera lo
tacharía de loco o de mentiroso, así que, simplemente se lo había guardado para
él mientras trataba de asimilar que su vida había cambiado un poco y que,
próximamente iba a cambiar muchísimo.
No obstante,
InSeong no tenía ni idea de que aquel “próximamente” que sentía tan lejano,
sucediera aquella misma noche cuando llegó del instituto y se encontró su casa
patas arriba nada más abrir la puerta. El chico se quedó en el umbral,
observando la escena que se extendía ante sus ojos, porque estaba totalmente
paralizado. Había un montón de cajas y de chismes por todas partes y su madre,
el señor Park y el idol que Mina
adoraba estaban repartidos por el salón, colocando cosas, dando a entender que
la mudanza que tan lejana pensaba que estaría, había comenzado.
—InSeong —lo
llamó su madre en cuanto lo vio—. Suelta la mochila y ven a ayudarnos.
InSeong quiso
salir corriendo y cerrar la puerta tras él para no tener que ayudar con
aquello. Siempre podía refugiarse en casa de Mina, lo único que debía hacer era
cruzar el descansillo para poder escapar; sin embargo, eso lo tenía que haber
hecho antes de que su madre lo viera, porque la expresión en su rostro decía a
las claras que o ayudaba o lo tiraba por la ventana —y la caída desde un noveno
piso no le hacía demasiada gracia—. Por eso, InSeong simplemente suspiró,
cansado y resignado antes de soltar la mochila en la entrada junto a sus
zapatos para ayudar a colocar las cosas de quien en solo unos meses sería el
marido de su madre.
InSeong no
deseaba para nada aquella nueva vida, pero su madre estaba muy feliz, mucho más
feliz de lo que lo había estado en los anteriores diez años y ella tenía
derecho a ser feliz, por eso, mantendría la boca cerrada y no se quejaría de
aquella situación por muchas ganas que tuviera de hacerlo.
El chico cogió
una de las cajas que había por el salón, cerca de la entrada, y al segundo se
arrepintió de hacerlo porque por lo que pesaba, debía de estar repleta de
libros. Pero como no quería parecer débil delante de los otros dos hombres que
había en la casa, solo le preguntó a su madre dónde debía dejarla y cómo debía
colocar las cosas de su interior bajo la atenta mirada de su nuevo “hermano”.
InSeong no sabía lo qué era lo que le veía Mina a aquel chico, era alto y
delgaducho, se le notaban todos los huesos debajo de la ropa que llevaba y
tenía la cara larga también, como un caballo. Él no le veía el atractivo por
ningún lado, por lo que no entendía por qué su amiga no paraba de suspirar por
aquel chico —quizás lo entendería más si Mina suspirara por aquel que llevaba
su mismo nombre, que era mucho más guapo, pero lo de Park SeungJun no lo
entendía—.
Tras lo que a
InSeong le parecieron horas de colocar libros, ropa y diversos objetos, todas
las cajas que había en el piso fueron vaciadas y su madre calentó la cena que
debía haber preparado anteriormente y todos se sentaron a comer en la pequeña
mesa cuadrada que habían ocupado solo su madre y él durante mucho tiempo. Ver
aquella mesa con dos comensales más se le hizo demasiado raro y sobre todo la
vio demasiado llena porque estaba acostumbrado a todo el espacio que sobraba
cuando solo ellos dos comían allí. No obstante, el chico supo que se tenía que
acostumbrar a ver la mesa de aquella forma porque a partir de aquel día ya no
solo serían dos en el piso.
—InSeong, cariño
—le dijo su madre, en mitad de la cena—. Hoy se van a quedar a dormir con
nosotros YooSung y SeungJun porque es tarde para que vuelvan a su casa —explicó—,
y vendrán esporádicamente para que nos vayamos acostumbrando hasta que nos
casemos, no te molesta, ¿verdad cariño?
InSeong quiso
replicar que sí, que lo molestaba bastante porque él ni siquiera estaba de
acuerdo con aquel matrimonio y aquel aumento de la familia, así que, lo
molestaba muchísimo que aquellos desconocidos se quedaran allí a dormir… pero
no dijo nada de eso y solo negó lentamente con la cabeza mientras seguía
comiéndose la cena.
—Mi hijo es un
chico muy comprensivo —comentó la mujer—. No hay ningún problema entonces con
que SeungJun duerma contigo mientras arreglamos la otra habitación tampoco,
¿no?
El chico alzó su
cabeza y miró a su madre con los ojos muy abiertos, preguntando un silencioso
“¿qué?” porque no creía haber escuchado bien aquello último, ella no hizo por
volver a repetírselo, simplemente lo miró de vuelta, esperando a que le diera
una respuesta. InSeong podía pasar que los dos se quedaran allí a dormir, que
se fueran metiendo poco a poco en la vida que había sido de ellos dos desde
hacía diez años… pero no iba a consentir que aquel niñato se metiera con él en
la cama. Sin embargo, la mirada fija de su madre le dijo que ante aquello no
había otra solución posible e InSeong caviló todas sus opciones.
Aunque la otra
habitación del piso estuviera llena de trastos inútiles, papeles y algunas de
las cosas de su padre, se le podía hacer un huequito y poner una manta en el
suelo para que durmiera, ¿verdad? Pero InSeong se replicó él mismo que aquel
cuarto estaba cerrado, sin ventilar y sin limpiar y que un idol como Park SeungJun no se podía permitir dormir allí. El sofá
también podía ser una opción… pero éste era pequeño e incómodo y tampoco era
una opción válida, ni para él ni para el otro. Y la única opción para que
SeungJun durmiera bien en aquella casa era meterlo en la cama con él, debido a
que en su cuarto no había espacio suficiente para colocar una manta en el
suelo.
—No tengo ningún
problema —respondió finalmente, resignado.
—Perfecto
entonces.
El resto de la
cena, su madre y el señor Park se entretuvieron hablando sobre la boda o
preguntándoles de vez en cuando a él y al otro chico cosas sobre lo que habían
hecho en los últimos tiempos. Mientras a InSeong le preguntaban por los
estudios, a SeungJun le preguntaban por sus horarios como idol y por las fans locas. A InSeong le dieron ganas de decir que
la chica de enfrente era una de esas fans locas que lo seguían cada vez que
podían y que se compraban absolutamente todo lo que salía al mercado de él y su
grupo —pero después de pensárselo bien lo dejó correr porque ya se encontraría
con Mina en alguna ocasión y entonces sufriría muchísimo más que si se lo
advertía… y esa podía ser la pequeña venganza de InSeong por todo aquello que
estaba pasando en su vida—.
Para cuando
finalmente los platos de la cena estuvieron recogidos ya era tarde e InSeong
tenía que echarse a dormir para no ir al día siguiente dormido a clase, pero si
no hubiera sido tan tarde, el chico también se habría ido a dormir para no
tener que estar mucho más tiempo forzando sus sonrisas. No es que fuera a descansar
mucho de tener que ser simpático, porque iba a dormir con SeungJun, pero al
menos se pasaría el tiempo durmiendo y eso sería magnífico… al menos eso era lo
que InSeong pensaba. Sin embargo, cuando se metieron en la estrecha cama y
SeungJun lo atrajo contra su cuerpo, pasándole los brazos por la cintura, el
dueño de la habitación no pudo evitar sentir que aquella noche iba a ser muy
larga.
—¿Por qué me
abrazas? —cuestionó, moviéndose y tratando de soltarse del agarre del otro—.
Suéltame.
—Estoy
acostumbrado a dormir abrazado a los peluches que me regalan mis fans —le
replicó el otro contra su nuca, haciendo que InSeong sintiera un escalofrío por
el aliento caliente contra su piel—. Necesito abrazar algo y solo te tengo a ti
aquí… pero si te molesta…
InSeong quiso
decir que era de niños pequeños dormir abrazado a peluches y también que era
muy molesto para él que lo hiciera… pero debía comportarse bien con aquel chico
o su madre se sentiría muy decepcionada.
—Me molesta que
me aprietes contra ti —dijo finalmente—, me siento incómodo notando todos tus
huesos contra mi espalda… pero puedes echarme un brazo por encima si eso hace
que te duermas mejor.
—Muchas gracias,
dongsaeng —le respondió, aflojando un
poco su agarre, mientras que a InSeong le recorría un escalofrío por la
columna.
“Dongsaeng”.
Aquella simple palabra no le gustaba ni un pelo. No era su hermano menor, ni
siquiera era su hermano, no tenía derecho a llamarlo de aquella forma. Además,
InSeong recordaba lo mucho que le había dicho Mina que ellos dos eran de la
misma edad, por lo que no lo podía llamar así.
InSeong se pasó
prácticamente toda la noche rumiando por cómo su vida se había puesto patas
arriba en solo unas semanas y casi no pudo ni dormir —aunque a su cabeza pensante
también se le había unido la tensión de no estar solo en la cama y de tener el
cuerpo de otro tío abrazado al suyo desde atrás—. Por eso, cuando se levantó a
la mañana siguiente, tenía unas ojeras enormes que señalaban lo poco que había
dormido. El chico dio gracias al cielo porque su madre ya se hubiera ido de
casa y simplemente se comió el desayuno que ésta le había dejado, después de
ducharse y ponerse el uniforme para ir a clase. En su cama todavía seguía
durmiendo a pierna suelta Park SeungJun, sin haberse inmutado siquiera cuando
él había salido o por lo que había liado en busca de sus libros antes de salir
definitivamente para clase.
Llamó a puerta
de enfrente para que Mina saliera y así poder ir los dos juntos al instituto,
pero cuando la puerta se abrió, su amiga apareció todavía en pijama y con los
pelos tiesos, lo que le indicó a InSeong que iban a llegar tarde aquel día.
—InSeong, puedes
irte —le dijo la madre de su amiga, apareciendo por detrás de ésta—. No puedes
manchar tu expediente llegando tarde por culpa de esta vaga que tengo como
hija, vete a clase y no te preocupes por ella.
El chico miró a
Mina para ver cuál era su respuesta ante aquello y ésta simplemente se encogió
de hombros y después volvió adentro, probablemente para comenzar a arreglarse.
Si se daba un poco de brío llegarían a una hora todavía decente, así que,
aunque la mujer hubiera dicho aquello, InSeong decidió que la esperaría en el
portal para ir juntos a clase. El chico se despidió de su segunda madre y se
montó en el ascensor, contento de que su vida siguiera siendo igual una vez que
salía de su casa, aunque todo estuviera cambiando.
En cuanto
InSeong salió del portal, se encontró con que allí se encontraba esperándolo
uno de sus amigos, algo que era sumamente extraño porque ninguno de ellos vivía
en aquella dirección y él estaba acostumbrado a ir y volver del instituto o
solo o con Mina. Por eso, el chico frunció su ceño levemente mientras se
acercaba hasta SeokWoo.
—¿Qué haces
aquí? —le preguntó—. Si vives en la otra punta.
—A partir de
ahora va a comenzar mi plan para tratar de conquistar a Kang Mina —respondió—,
así que voy a acompañaros a clase a veces.
—Sabes que
tendrías más posibilidades siendo una botella de plástico de la que haya bebido
Park SeungJun, ¿verdad? —replicó InSeong, tratando de ser realista.
—Pero tendré que
intentarlo al menos, ¿no? —dijo su amigo—. Aunque no sea Park SeungJun.
Hablar de Park
SeungJun en aquel momento hizo que InSeong recordara la noche anterior, cómo
había llegado a casa y lo habían puesto a mover cajas y cómo después había
tenido que dormir con aquel que su amiga idolatraba. Todo aquello lo
sobrepasaba un poco y quizás fuera lo mejor para él contarle a alguien la
situación que estaba viviendo. InSeong no era muy dado a hablar de sí mismo, de
sus temores, de lo que no le gustaba o le molestaba, siempre se lo guardaba
todo y trataba de no molestar a los demás con sus cosas porque consideraba que
eran tonterías… sin embargo, aquello no era una tontería, aquello iba a ser su
día a día en cuanto su madre se casara con el señor Park y para cuando ese
momento llegara, el chico ya debía haberse acostumbrado a todo, debía haber
aprendido a sobrellevarlo todo bien.
Por eso, por una
vez y sin que sirviera de precedente, InSeong se decidió a darle voz a todo lo
que estaba pasando en su casa y a contárselo a su amigo SeokWoo.
—Hablando de
Park SeungJun… —comenzó—. Tengo algo que contar.
—¿No me irás a
decir que después de tanto tiempo escuchando a Mina hablar de KNK también te
han empezado a gustar? —le preguntó el chico, medio burlándose de él, pero al
ver la expresión seria de InSeong él también se puso serio—. ¿Qué sucede?
—Mi madre se va
a volver a casar.
SeokWoo abrió
los ojos como platos al escuchar aquello, pero no dijo nada, lo que le sirvió a
InSeong para comenzar a contarlo todo con pelos y señales, desde aquella cena a
la que había sido convocado y en la que se había encontrado con todo aquel
percal. Su amigo no lo interrumpió en ningún momento, escuchando atentamente
qué era lo que tenía que decirle hasta que finalmente el chico lo soltó todo y
se quedó muy a gusto —contándole incluso que Park SeungJun se había dormido
abrazado a él y que todavía seguía en su cama—.
—Si Mina lo
supiera se pasaría el día en tu casa, que lo sepas —comentó SeokWoo tratando de
quitarle un poco de hierro al asunto—. Pero hablando seriamente, es una putada
todo esto, InSeong —dijo después—, si necesitas algo sabes que me tienes aquí
para lo que sea, incluso si lo que quieres es no pasar por tu casa unos días,
te puedes venir a la mía… creo que a mi madre le gustas más que yo.
InSeong le
sonrió, agradecido, y le quiso dar las gracias por todo, por escucharlo y por
decirle aquellas palabras, pero antes de que pudiera abrir la boca, escuchó la
puerta de su portal cerrarse con un golpe sordo. El chico se giró hacia allí y
vio cómo Mina salía corriendo hacia ellos, ahora ya con el uniforme y peinada.
—¿Qué hacéis
todavía aquí? —les cuestionó—. ¡Corred o llegaremos tarde!
La chica pasó
por su lado corriendo y siguió su camino hacia el instituto. InSeong le dedicó
una mirada significativa a su amigo que le decía que “esa era la Mina normal y
corriente y no la del instituto” y después ambos la siguieron, echando a correr
también, tratando de llegar a tiempo a clase, algo que por supuesto no pudieron
hacer y acabaron los tres junto a la puerta, con los brazos en alto levantando
sus mochilas llenas de libros como castigo.
—Si hubieras
estado lista a tu hora, no habríamos llegado tarde —masculló InSeong entre
dientes—. ¿Qué hiciste anoche que no te has despertado?
—Estuve
preparando las pancartas para un evento de KNK —le replicó ella—. Como miembro
importante de la directiva del club de fans, hay cosas de las que me tengo que
encargar.
Después de
escuchar aquello, a InSeong le dieron ganas de pegarse en la frente con la mano
abierta. ¿Para qué preguntaba? Para Mina, todo giraba alrededor de KNK y Park
SeungJun, incluso se había saltado clases a veces para poder ir a verlos en
algún evento o programa.
—Park SeungJun
es un imbécil.
Su insulto hacia
el que hacía poco había descubierto que iba a ser su hermanastro fue
automático, como siempre había hecho cuando su amiga solo hablaba de él a todas
horas, pero ahora sabía que era un imbécil de campeonato de verdad. Tan
distraído estaba pensando en aquello, que no se dio cuenta de que Mina había
dejado su posición inicial con los brazos levantados para bajarlos rápidamente
y pegarle en el costado con su mochila, haciendo que InSeong se llevara un
doloroso golpe en las costillas que lo hizo gritar, llamando la atención del
profesor de Educación Física, encargado aquel día de la puerta.
—¡Kang Mina!
¡Kim InSeong! ¡A dar cincuenta vueltas al patio ahora mismo! —les gritó.
Los dos se
miraron con odio infinito y unos segundos después, Mina echó a correr como si
le fuera la vida en ello, sabiendo que InSeong se vengaría de aquel golpe en
cuanto la cogiera, e InSeong salió corriendo tras ella solo un segundo después,
esperando a que ésta se cansara para consumar su venganza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario