Autora: Riz Aino
Pareja: JaeZy (JB + Suzy) (GOTA – GOT7 + Miss A)
Clasificación: PG
Géneros: AU, romance, fluff
Número de palabras: 2.304
palabras
Resumen:
—Antes de que esta canción termine, tienes que haberte
acercado a ella y haberle hablado.
—¿Qué?
Notas: este fanfic fue
escrito en el año 2012, y como me gustó mucho desde siempre pensé que lo mejor que podía
hacer era re-escribirlo.
Comentario de autora: nunca antes
había re-escrito uno de mis antiguos fics y al leerlo me he dado cuenta de lo
mucho que he madurado en todo este tiempo. Espero que os guste.
Cada vez que JaeBum
pasaba por el parque, ella se encontraba en el mismo lugar. Daba igual la
temperatura que hiciera en el lugar, ya hiciera un sol espléndido o el cielo
gris se cerniera sobre la ciudad amenazando con la lluvia, la hermosa chica se
hallaba sentada en uno de los bancos del parque, con un libro en sus manos,
demasiado concentrada leyendo como para darse cuenta de lo que sucedía a su
alrededor, demasiado centrada para percatarse de que JaeBum llevaba muchos
meses observándola desde un lugar cercano, intentando decidirse a acercarse a
ella y pedirle su número de teléfono —o, en su defecto,
al menos intercambiar algunas palabras con ella—.
—¡Hey!
JB —dijo su amigo JinYoung, aunque él no lo escuchó—. ¿Otra vez embobado? —cuestionó,
esta vez cerca de su oído, haciendo que el mayor se sobresaltara porque no se
había dado cuenta de cuándo se había colocado tan cerca suya.
—¿Qué?
—respondió con otra pregunta, porque a pesar de que el otro había conseguido
llamar su atención con su acción, no había llegado a escuchar qué era lo que le
había dicho. El otro suspiró, cansado.
—¿Qué
si estás otra vez acosando con la mirada a la chica del banco? —cuestionó—.
Aunque no sé ni para qué pregunto, si es obvio que te la estás comiendo con los
ojos.
La
chica del banco. Aquella era la forma en la que ambos se referían a aquella
muchacha desconocida que, desde el primer momento en el que JaeBum la vio,
provocó que en su estómago comenzaran a revolotear un millón de mariposas. No
sabían su nombre, así que, era la mejor forma que habían encontrado para poder
hablar de ella, porque ninguno de los dos se había acercado a ella para
preguntárselo —JinYoung lo había intentado en un par de ocasiones, pero él lo
había detenido aprovechando que tenía más fuerza que él—. JaeBum quería saberlo
todo de ella en realidad, pero era bastante tímido, así que, no sabía cómo
actuar para presentarse ante ella y establecer un primer contacto.
—Tierra
llamando a JB —dijo su amigo, sacándolo repentinamente de sus pensamientos—.
¿De verdad que no te han absorbido unos extraterrestres y te han lavado el
cerebro?
—No
se dice absorbido —le rectificó—, se dice abducido.
—Oh…
ya vuelve a ser él —comentó quedamente antes de seguir hablando—. Oye, tío.
Esto no puede seguir así. Tienes que hacer algo antes de que me vuelva loco.
—¿Sobre
qué? —cuestionó JaeBum, sin saber exactamente a qué se refería, aunque, por
otro lado, podía hacerse una pequeña idea.
—Me
desesperas —acabó confesando JinYoung—. Siempre estás en la Luna, nunca me
prestas atención —empezó a enumerar—, a mí, que soy tu mejor amigo, la persona
que lleva contigo desde los tres años…
—Al
grano, JinYoung, al grano —le pidió, porque si el otro seguía por ahí, nunca
acabarían aquella conversación.
—En
definitiva —dijo—, que como no vayas y hables con la chica del banco acabaré
yendo yo y le pediré salir —amenazó de una forma seria.
—¿No
serás capaz? —le cuestionó JaeBum, sin poder creerse lo que estaba escuchando
salir de la boca de su mejor amigo.
—No
me pruebes porque sabes que lo acabaría haciendo —comentó, como quien no quiere
la cosa.
—¿Por
qué? —el chico sentía un poco de malestar por aquello.
Habían
hablado muchos días largo y tendido sobre aquella chica y JinYoung nunca había
dado muestras de que le interesara en lo más mínimo, era más bien al contrario,
el chico tenía otro tipo de intereses, bastante diferentes, además. Por ese
motivo, JaeBum no entendía el por qué ahora decía aquello.
—Porque
me tienes hasta la polla con esto —respondió, completamente desesperado.
—Ya
sabes que me gusta y que…
—Lo
sé —lo cortó—. Créeme que sé cuánto te gusta. ¡No paras de repetírmelo! —JinYoung
respiró hondo, como si tratara de calmarse para poder hablar sin gritar y que
todas las personas que se encontraran a su alrededor dejaran de mirarlo como si
estuviera loco—. ¿Por qué no nos haces un favor a los dos y se lo dices de una
buena vez?
—Me
da vergüenza —confesó, por milésima vez.
Ambos
habían estudiado en un colegio solo para hombres y apenas acababan de terminar
el instituto y salir al mundo exterior, a la universidad, donde había mujeres a
su alrededor. JinYoung jamás había tenido problema para relacionarse con nadie,
daba igual del sexo que fuera, pero JaeBum comenzaba a sudar y a tartamudear
cada vez que tenía que hablar con una mujer, sobre todo, si ésta era guapa. Y
la chica cumplía ambos requisitos para que él no pudiera ni siquiera concebir
acercársele y decirle “Hola”.
—¿Sabes
qué? —dijo su amigo—. Vamos a tener que quitarte toda esa vergüenza de golpe —JinYoung
lo tomó de la muñeca y trató de levantarlo del banco en el que ambos se
encontraban sentados desde hacía ya bastante rato.
—Pero…
¿qué haces? —cuestionó JaeBum, resistiendo el empuje del menor.
—Llevarte
con ella —le contestó, de forma decidida.
—No,
no, no —se negó totalmente, anclando los talones en la hierba del parque para
que el otro no pudiera moverlo ni un centímetro más—. Hoy no —se negó en
rotundo, pero sabía que hiciera lo que hiciera, si no le daba una respuesta más
definitiva, JinYoung acabaría encontrando la forma de plantarlo ante ella—.
Mañana lo haré. Te lo juro —le prometió—. Solo tengo que mentalizarme, ¿vale?
El
silencio se extendió entre ambos durante algunos momentos. JinYoung lo miraba
fijamente, intentando determinar si estaba mintiendo, si aquello era solamente
una estratagema para escaparse de nuevo. JaeBum intentaba que no se le notara
el nerviosismo que sentía en aquellos momentos, pero, al parecer lo manejó de
una forma decente porque su amigo finalmente asintió con su cabeza y claudicó.
—Está
bien, pero de mañana no pasa —y con aquellas palabras, JinYoung había firmado
su sentencia de muerte.
♬♬♬
Cuando la tarde
siguiente JaeBum salió del edificio de su facultad, se encontró con JinYoung
esperándolo. Era obvio que aquello pasaría, ya que el menor no iba a dejar que
se escapara más veces de hacer lo que tenía qué hacer. Por aquel motivo, el
chico había pasado la noche anterior en vela, creando escenarios en los que se
acercaba a ella y comenzaba a hablarle, incluso había pensado en cómo podría
decirle que le gustaba… pero ninguno de aquellos escenarios le daban la
confianza que necesitaba, ninguno de ellos lo hacía ser valiente. Por eso no
había dormido, no había comido, y en aquellos momentos era más zombi que
persona.
—Uy…
pero qué careto —fue lo que le dijo JinYoung nada más verle la cara. JaeBum no
pudo contener la mirada de odio que le dedicó—. Vale, vale, me callo.
—Es
tu culpa que esté así —dijo—. Si no me hubieras dicho que tenía declararme a la
chica del banco habría podido dormir y comer.
—¡Oye!
Qué yo no dije nada de declararte —replicó—. Solo te dije que te tenías que
acercar a ella y hablarle.
—¿Y
yo no he dormido pensando que me habías puesto la daga en el cuello? —preguntó
completamente indignado.
—Bueno,
ese ya no es mi problema —respondió—. Si tienes las orejas llenas de cera y no
escuchas lo que se te dice es tu problema.
—Eres
mala gente —acabó diciendo, porque su amigo tenía razón en ello.
—Gracias
—sonrió JinYoung, guardando su móvil en el bolsillo—. Anda, vamos, tienes que
hablarle a la chica de tus sueños.
Durante
el camino hacia el parque que tenían que cruzar para ir hasta la parada del
metro que los dejaba más cerca de sus casas, JaeBum tuvo la cabeza en las
nubes, aunque ya se encontraba un poco más tranquilo que cuando salió aquella
mañana a la calle. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la chica, en su
rostro de muñeca, en sus labios rosas, en sus ojos castaños, en su pelo largo
cayendo siempre sobre su rostro, quitándole la visión de la lectura que
realizaba y en cómo ella lo apartaba suavemente. El camino de diez minutos, le
parecieron diez segundos y, cuando llegaron y la vio, sentada en el mismo banco
de siempre, el chico quiso echar a correr… pero JinYoung no lo iba a permitir.
—No,
no —lo agarró del brazo—. Tú aquí quietecito, hoy no te vas a ir de rositas
como hiciste ayer.
—Pero…
JaeBum
hizo un intento de aegyo para
ablandar su corazón, pero el chico era frío como el hielo en aquellos momentos.
JinYoung sacó sin prisa, pero sin pausa, su teléfono móvil del lugar en el que
lo había guardado antes y buscó en su lista de reproducción una canción. Cuando
encontró la que quería, le dio al play
y la melodía comenzó a sonar en un tono no demasiado alto para no perturbar a
las demás personas que se encontraban allí. JaeBum estaba muy curioso por saber
por qué de repente había hecho aquello y el menor no tardó ni un segundo en
explicárselo.
—Antes
de que acabe esta canción, tienes que haberte acercado a ella y haberle
hablado.
—¿Qué?
—La
canción avanza~ —canturreó el otro.
A
JaeBum comenzaron a sudarle las manos a pesar de que el día no era demasiado
cálido. No sabía qué hacer en aquellos momentos y se sentía muy presionado
porque la canción seguía sonando y ya casi llevaba un minuto de los tres y pico
que duraba. No tenía mucho tiempo para decidirse a hacerlo y, si no lo hacía,
sabía perfectamente que JinYoung se acercaría a ella, aunque no sabía con qué
intenciones lo haría.
Casi
sin darse cuenta, sus piernas comenzaron a moverse en dirección a la chica, que
se encontraba, como siempre, sentada en aquel banco, leyendo aquella vez un
libro tan grueso que podría utilizarlo como arma si se sentía amenazada por
JaeBum y matarlo si se lo tiraba a la cabeza. Estaba preciosa. Su rostro
reflejaba todas las emociones que le provocaba el libro que se encontraba
leyendo en aquel momento, haciéndola mucho más hermosa a sus ojos que nunca. El
chico sabía que aquello iba a acabar demasiado mal, pero tenía que intentarlo.
Terminó de avanzar los últimos metros que lo separaban de ella y se colocó
justo a un par de pasos, tapándole con su cuerpo la luz del sol y haciendo que
alzara su cabeza.
—Hola
—murmuró JaeBum y se imaginó que en aquel momento, JinYoung debía de tener una
expresión de satisfacción en su rostro.
—Hola
—respondió ella cortésmente. JaeBum sabía que tenía que seguir con la
conversación y no quedarse estancado allí, pero las palabras se le habían
atorado en la garganta y no podía decir absolutamente nada—. ¿Querías algo? —le
preguntó ella, pareciendo algo confusa por cómo estaba actuando.
—Oh…
sí… —tragó saliva y buscó el valor en su cuerpo, no lo encontró, pero sabía que
tenía que seguir, por el bien de su salud—. Mi nombre es JaeBum —se presentó e
hizo una leve reverencia. Estaba siendo ridículo, totalmente ridículo, pero no
sabía qué más hacer.
—Yo
me llamo SuJi —respondió ella con una sonrisa a su patética presentación.
Y
tras aquello, el silencio se instauró entre ellos. JaeBum no sabía qué más
decirle, de hecho, ni siquiera la podía mirar y sentía que debía de tener la
cara roja como un tomate porque le ardían muchísimo las mejillas. Aun así,
sentía la mirada de la chica puesta sobre él, esperando a que se decidiera a
decir algo más que aquello. También sentía cómo JinYoung tenía sus ojos
clavados en su nuca, poniéndolo aún más nervioso, a pesar de que ya había
cumplido su cometido y le había hablado a la chica, a SuJi, se corrigió.
—Bueno…
—dijo ella, rompiendo el incómodo silencio—. Me alegra que te decidieras a
acercarte finalmente —él la miró sin entender lo que quería decirle. ¿Se habría
dado cuenta de que llevaba meses observándola?—. No estaba segura de que te
atrevieras a venir a hablarme, llevo esperando un tiempo a que lo hicieras —JaeBum
frunció su ceño, todavía sin entender—. Tu amigo el de allí se me acercó un día
y me dijo que te gustaba, pero que eras un idiota y que tardarías en acercarte
a mí a hablarme.
JaeBum
abrió los ojos como platos, sin poder creerse lo que acababa de escuchar de los
labios de la chica. ¿Qué JinYoung había hecho qué…? Se giró 180º para mirarlo
con toda la mala hostia que pudo concentrar en el momento, pero el otro
simplemente sonrió y saludó con la mano. El chico pudo ver de reojo cómo SuJi
le devolvía el gesto como si aquello fuera natural, como si llevaran algún
tiempo hablando y se conocieran. Maldito Park JinYoung.
—Voy
a matarlo —murmuró.
—¿Por
qué? —cuestionó ella, levantándose del banco y situándose un poco más cerca de
él—. Gracias a tu amigo, finalmente decidiste acercarte a mí e intentar hablar
conmigo —comentó con una sonrisa—, y gracias a él, podemos conocernos.
—¿Quieres
conocerme? —le preguntó, incrédulo y SuJi asintió.
—Me
encantaría.
aa~ que emocionante! esta muy lindo, ya me lo imagino parado con cara de tonto, me daría risa que alguien llegara así a mi pero es tan tierno ^-^
ResponderEliminarMe alegra que te pareciera cuqui ^^ Sí, sería algo extraño, pero bueno XD
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