What’s The Name Of
The Game?
½
Cuando te Conocí
Era un chico aplicado. Me gustaban mucho las
matemáticas, y sacaba muy buenas notas en esa asignatura, de hecho había
participado en un concurso de mates, y a pesar de mi juventud, pude ganar fácilmente
a muchos chicos mayores que yo. También me encantaba la historia. Veía muchos
dramas de esa temática, y leía muchos libros acerca de eso. Realmente me
gustaba aprender cada día alguna cosa nueva. Además, para distraerme, jugaba a
videojuegos, mi favorito era el Starcraft, era, lo que algunos podrían
considerar, un adicto a ellos, pero a mí me daba lo mismo.
Por estos motivos, no era muy apreciado
entre los compañeros de mi clase, y un odio infinito se cernía en torno a mí a
todas horas, pero yo no les hacía mucho caso, al principio, aunque después, sí
tuve que tomarlos en serio.
Me hacían perrerías por mis notas y por mi
inteligencia superior a la suya. Colocaban chinchetas en mis zapatos, pegaban
chicles a mi mesa, destruían mis apuntes, etc. Tanto era así, que me comencé a
defender, al principio con miedo, y luego con mucha más seguridad.
Nunca había sido muy bueno en los deportes,
así que fuerza física no tenía, pero sí funcionaba muy pero que muy bien mi
cerebro, así que mis ataques eran verbales. Tenía una lengua viperina que
asustaba a todo aquel que osaba meterse conmigo, ya que no podían responder a
mis comentarios hirientes y sarcásticos, y menos cuando me cabreaba de verdad.
Pero aunque temían a mi ingenio y a mi
lengua, no me temían en nada como persona, y una vez descubrieron que las
acciones son mejores que las palabras, no se amedrentaron por nada de lo que yo
pudiera decirles.
-Suplica- dijo uno.
-¿Crees que voy a suplicarte a ti?- dije-
antes muerto.
-Tus deseos son órdenes para mí.
Intenté escapar, de verdad que lo intenté,
pero cinco chicos, todos más altos, más fuertes, más amenazadores que yo,
sinceramente, había hecho los cálculos, y no tenía más que un 0’0001% de poder
escapar de esa situación sin muchos golpes, y eso pensando que los milagros
existiesen, sin esa variable, estaba completa y absolutamente perdido, a merced
de los garrulos que comenzaron a patearme y a pegarme, mientras proferían
insultos sin sentido por sus inútiles bocas.
Caí al suelo, incapaz de sostenerme, y allí,
siguieron con los golpes. Me tapé la cara con las manos, por lo menos, sino se
veía en mi rostro, todavía podría ocultar a mis padres el maltrato que estaba
sufriendo por parte de mis envidiosos compañeros de clase, que no tenían más
cerebro que el de un mosquito, si pensaban que a golpes podía solucionarse
todo.
De repente, no noté más golpes sobre mi
cuerpo. Esperé unos segundos antes de aventurarme a mirar, y al hacerlo,
descubrí que había un chico parado frente a ellos. Era bajito, más que yo, y
estaba mirando fijamente a mis cinco agresores, cómo si con la mirada pudiera
matarlos o algo así.
-¿Quieres recibir tú también, pequeño?-
preguntó uno de ellos.
-Yo soy más de dar, que de recibir- contestó
el chico.
-Y encima nos gallea- dijo otro.
-Respeta a tus mayores.
Y dicho esto, en un parpadeo, el chico se
había abalanzado sobre los otros, y con una serie de patadas y movimientos
extraños, los tumbó a todos y los dejó medio inconscientes en el suelo. A los
cinco. Después, se acercó a mí y se agachó a mi lado.
-¿Estás bien?- preguntó con una sonrisa
encantadora que me dejó boquiabierto, porque segundos antes se había cargado a
cinco tíos de golpe- no muerdo- dijo.
-Es… estoy… bien…
-Me alegra- me tendió su mano para
levantarme del suelo y yo la tomé- mi nombre es SungMin- dijo con una gran
sonrisa.
-Kyu… KyuHyun…
-Es un placer conocerte, KyuHyun- soltó mi
mano y se fue, sin darme tiempo siquiera a darle las gracias por haberme
salvado la vida.
Me quedé plantado sin saber qué hacer
durante unos momentos. De repente comencé a notar movimiento por donde estaban
los garrulos. Acabé por salir corriendo antes de que despertaran, me vieran
allí todavía, y me molieran a palos.
Una
semana. Había pasado una semana desde que el tal SungMin me había salvado, y
los chicos que me molestaban no se atrevieron a tocarme más. Ni siquiera me
insultaban o me miraban mal, simplemente, era como si yo para ellos no
existiera, y eso era perfecto.
También había pasado una semana desde que no
veía a ese chico, y estaba sintiendo una especie de ansiedad por volverlo a
ver. Le quería dar las gracias, quería saber algo más de él, quería, realmente
no estaba muy seguro de qué era exactamente lo que quería, y menos de cómo me
comportaría frente a él.
La ansiedad aumentaba a cada día que pasaba,
y opté por usar mi cerebro para encontrarlo. Recordé que dijo que era mayor,
así que, en mi curso no hacía falta que buscara. Tenía dos vías, la lenta,
buscar por todas las listas de los cursos superiores un tal SungMin y luego ir
a su clase, o la rápida, preguntar a algún profesor acerca de él. Opté por la
segunda opción.
Y así, después de que el profesor de E.F. me
dijera en qué curso estaba y que seguramente estaría como todas las tardes,
entrenando Artes Marciales en el pabellón pequeño, salí corriendo en su busca.
Al llegar al lugar, paré de correr e intenté recuperar mi respiración antes de
entrar. Abrí la puerta, y me lo encontré haciendo movimientos extraños con un
palo, él, en cuanto notó mi presencia, paró, y me sonrió.
-Sabía que me encontrarías- dijo.
Casi como si su presencia ejerciera alguna
influencia mágica en mí, y eso que yo no creía en la magia porque no estaba
demostrada científicamente, comencé a avanzar hacia él, hasta que me coloqué a
un par de palmos de él, sin dejar de mirar sus ojos.
-¿Te gustaría jugar a un juego, KyuHyun?-
preguntó cogiendo la corbata de mi uniforme.
-¿Cuál es el nombre del juego?
Supuestamente lo había estado buscando para
decirle “Gracias”, pero en esos
momentos, mi mente no procesaba nada, sólo quería que SungMin me siguiera
mirando de aquella manera, que me siguiera sonriendo tal y como lo hacía, y que
esas manos que jugueteaban con mi corbata, juguetearan con alguna que otra
parte de mi anatomía.
Me asusté ante los pensamientos que estaba
teniendo y sacudí la cabeza para quitármelos.
-El juego se llama, ¿quieres salir conmigo?
-No lo conozco… no sé cómo se juega…
-Di sí
y yo te enseñaré como se juega.
-Sí…
-Así me gusta.
Salvó la distancia que había entre nuestros
cuerpos, y me besó. Así fue cómo comenzaron nuestros juegos.
Me gusto mucho n-n espero lemon :D
ResponderEliminarPara el cumple de Kyu es la segunda parte... que es un lemon completo ^^
EliminarJajjaa....ese..juego...ahh...yo queria lemooon!...jajaja...uhmm..bueno...ayy SungMin...jaja...y Kyu...uhmm..bueno...me encantooo..jajja...
ResponderEliminarHay lemon... solo sigue el link ^^ http://loquerealmentepasoensingapur.blogspot.com.es/2013/02/whats-name-of-game.html
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