Prólogo
Una Persona
No Puede
Morir de
Aburrimiento, ¿Verdad?
Me
pregunto quién descubrió que es imposible morir de aburrimiento. ¿Esto es todo
lo que existe en este mundo? Es demasiado aburrido; demasiado poco estimulante.
Puñetazo. Patada. Dos respiraciones
jadeantes; una desde el suelo, otra desde arriba. Un chico pelirrojo se
retorcía de dolor tras el último golpe, mientras su agresor, un chico rubio, lo
miraba con desprecio.
“Qué
aburrido” pensó el rubio mientras empujaba con el pie al otro chico,
poniéndolo boca arriba, para observar como la sangre salía de su nariz y las
lágrimas de sus ojos. “Esto no me
entusiasma nada”.
Otra patada en el estómago y el
chico del suelo se encogió de dolor.
–Ya sabes que está prohibido comer durante
las clases, Kim MinSeok –dijo el agresor con voz impersonal y mirada dura–. No
me hagas tener que darte otra lección de modales –el chico asintió desde el suelo,
sorbiendo sus mocos y tapándose el rostro con sus manos–. Ahora vete, antes de
que decida que mereces mucho más.
Apenas terminó de decir estas
palabras, el pelirrojo ya se estaba levantando del suelo con algo de esfuerzo.
–Lo siento mucho, Presidente –susurró
y se largó haciendo una reverencia pronunciada.
El rubio suspiró y miró al cielo.
“Debo
encontrar algo que me libre de este aburrimiento”.
Xi LuHan era el Presidente del Club
de Disciplina de aquel instituto privado del centro de Seúl, en el que los
alumnos eran unos ricachones sin modales. Su Club había nacido de la necesidad
de poner orden en aquel lugar y su cargo, gracias a la confianza de que haría lo que fuera por instaurar el orden.
No llevaba ni un curso en
funcionamiento y los altercados se habían reducido en un 80%. LuHan estaba
orgulloso de su trabajo y del de los suyos. Sin embargo, ya no era tan
emocionante como al principio.
El chico giró su cabeza y su vista
de águila reconoció un incumplimiento del reglamento en uno de los chicos que
paseaban por el pasillo. Era alto, muy alto y su pelo corto y negro, dejando
ver unas orejas de soplillo. Sus ojos oscuros eran enormes y en su boca
esbozaba una sonrisa igual de grande, plagada de dientes. Pero no era su físico
lo que había llamado la atención de LuHan, sino su camisa sin corbata y el primer botón desabrochado.
No tardó mucho en avanzar hacia él
desde el lugar en el que se encontraba. Justo cuando llegó, el chico reía escandalosamente de alguna broma.
–Nombre y curso –pidió LuHan y el
chico se volvió hacia él con esa sonrisa enorme. Al rubio le entró un
escalofrío.
–Park ChanYeol. 2ºA –contestó y el
rubio hizo una pequeña mueca. Recordaba ese nombre de los informes de Kris, que
era el que se encargaba de él. No parecía estar haciendo un buen trabajo,
tendría que darle una lección.
–¿Puedo hablar contigo un segundo?
–era más una orden que una petición, aun así, le dio ese tono de pregunta.
–Claro –el moreno se giró hacia los
chicos con los que estaba. Uno era castaño y bajito, con los ojos algo caídos
en los extremos; el otro también era pequeño, pero su color de pelo era el
azabache y sus grandes ojos oscuros miraban a su alrededor como si todo le
causara una profunda impresión–. Nos vemos en clase –despidió y ellos no tardaron
en escapar por el pasillo. Otra vez se giró hacia LuHan con esa sonrisa que le
daba apariencia de idiota–. ¿Qué es lo que sucede, hyung?
–¿Por qué no utilizas la corbata
cuando la Norma nº3 en cuanto a vestimenta dice expresamente que el uniforme masculino
debe ir compuesto por pantalón, camisa blanca, corbata y chaqueta?
ChanYeol formó con sus labios una
“oh” y luego llevó su mano derecha hacia su nuca, que comenzó a rascar como si
fuera un perro con sarna.
–La verdad es que no te lo puedo decir,
hyung –contestó y a LuHan le comenzó a palpitar la vena de su sien.
–¿Por qué? –las palabras que
salieron de sus labios fueron tan frías que se asemejaban a témpanos de hielo.
–Digamos que es… secreto
profesional.
Otra vez apareció en su rostro esa
sonrisa exageradamente grande que comenzaba a crisparle los nervios al
Presidente del Club de Disciplina. El rubio se acercó a ChanYeol, invadiendo su
espacio personal, alzándose de puntillas para poder hablarle alto y claro al
oído de aquel gigante idiota.
–¿No sabes cuáles son las
consecuencias de no acatar las normas? –el moreno negó con la cabeza. LuHan
sonrió antes de seguir hablando–. Te morderé hasta la muerte.
–Eso me gustaría –la voz grave del
chico, susurrada contra su oído, reverberó en la cabeza del rubio–, soy
masoquista.
–Entonces disfruta.
Puñetazo. Patada. Dos respiraciones
jadeantes; una desde el suelo, otra desde arriba. Un chico moreno se retorcía
de dolor tras el último golpe, mientras su agresor, un chico rubio, lo miraba
con desprecio.
“Qué
aburrimiento” pensó LuHan.
–¿No crees que no vale la pena vivir
en este mundo si es así de aburrido? –dijo a nadie en concreto, yendo a por su
próxima víctima.
Espera...ChanLu?
ResponderEliminarReally?
O_O
......
Luhan siempre supe que había un lado malo en ti.
...
Lo sabía...
e_e
¿Cuándo actualizas?
ChanLu... exacto ^^
EliminarLuHan es malvado detrás de esa máscara de ángel (?)
Los Lunes ^^
LuHan es tan Hibari *--* "te mordere hasta la muerte" una de las frases más épicas dichas por 'el en Katekyo Hitman Reborn!, la verdad a penas leí lo de club de disciplina lo pensé, pero la frase me lo confirmó xD bueno a pesar de ser ChanLu igual se ve interesante, así que lo leere~
ResponderEliminarEs muy Hibari porque yo adoro a Hibari y quería hacer algo que tuviera un poco de Katekyo y también de Hibari, porque es el mejor XD
EliminarEspero que te guste, es de lo mejor que he escrito ^^