Título:
Living (Only for you)
Autora:
Riz Aino
Pareja:
EunXiao (EunSeo + Cheng Xiao) (WJSN)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, romance, fluff
Número de palabras:
1.312 palabras
Resumen:
a pesar de que ninguna de las dos tenga conocimiento sobre ello, sus vidas
están destinadas a cruzarse.
Notas:
one shot escrito para Momo.
Comentario de autora:
este es el primer fanfic que escribí de WJSN, todavía no conocía demasiado bien
a estas maravillosas niñas en ese momento, pero ya las adoraba demasiado.
Espero que os guste.
Living (Only for you)
Una
vieja leyenda en el folclore chino habla sobre que hay una especie de conexión
mágica entre dos personas que están destinadas a ser almas gemelas. A esta
leyenda se la conoce como “El Hilo Rojo del Destino” y En Xi escuchó por
primera vez aquella historia cuando todavía era una niña, una vez que se quedó
en casa de su abuela. La mujer le contó que la leyenda cuenta que el hilo rojo
del destino une a las personas destinadas a través de sus meñiques y que a
pesar de que éste hilo invisible podía enredarse, nunca podía romperse, ya que
una vez que se había sido atado a la alma gemela por El viejo bajo la Luna, el
destino de ambas personas había sido ya decidido.
Esa
primera vez que En Xi escuchó la historia de El Hilo Rojo del Destino, pensó
que era un poco cruel que las personas no pudieran decidir a quién amar y que
todo estuviera destinado desde el inicio… A día de hoy, a sus dieciocho años,
la chica lo seguía pensando, pero eso era algo que iba a cambiar muy pronto.
Era
su último verano de vacaciones antes del semestre final de locura que la
llevaría a los exámenes de acceso a la universidad y En Xi había decidido
pasarlo visitando cada rincón de su ciudad porque muy probablemente se iría a
Pekín, la capital, a estudiar en la mejor universidad de todo el país y apenas
tendría tiempo para volver a Shenzhen, el sitio que la había visto crecer. Por
este motivo, a mitad de agosto, en medio de una lluvia torrencial, se encontraba
en la calle, en la antigua fortaleza Dapeng, cobijándose bajo el saledizo del
tejado de una las viejas casas, esperando a que la lluvia dejara de ser tan
fuerte para poder terminar de visitar el lugar y regresar a casa.
La
chica suspiró y miró al cielo encapotado. No tenía pinta de que la lluvia fuera
a detenerse demasiado pronto, así que, le quedaba todavía un poco más allí. En
Xi miró entonces a su alrededor, viendo que había también bajo los tejados
algunas personas más a las que no les había dado tiempo a ir a refugiarse a las
casas que estaban abiertas al público. En especial, En Xi se fijó en la
muchacha que se encontraba a su lado, con el pelo largo y levemente rizado
tapándole prácticamente todo su rostro.
Sin
saber por qué, En Xi se comenzó a sentir extraña junto a ella. Su corazón
empezó a latir rápidamente dentro de su pecho y sus manos comenzaron a sudar.
No había ningún motivo para que se encontrara de aquella forma, la chica lo
sabía perfectamente, pero por más que intentaba relajarse, no podía. En ese
momento, la chica a la que observaba se giró hacia ella y En Xi sintió cómo su
corazón se detenía durante unos segundos cuando la hermosa desconocida le
sonrió cálidamente.
En
Xi no se dio cuenta de que en el lugar se encontraba un anciano con un libro
desvencijado y una bolsa desde la que salían unos hilos de color rojo, tampoco
se pudo ver el hilo rojo que estaba atado en su dedo meñique y que la unía a la
otra chica. De todas formas, aunque hubiera visto todo aquello, En Xi no lo habría
creído porque en su mente, todo aquello había sido siempre una ridiculez.
Sin
embargo, aunque después de aquel día no volvió a ver a la chica, En Xi no pudo
dejar de pensar en ella.
Cuatro
años más tarde…
En
Xi salió del último examen de la carrera y se quedó deslumbrada por los rayos
del sol, que en aquel momento se encontraba en su cénit. Por fin había acabado
y por fin podía ser libre, al menos durante algunos meses antes de comenzar a
buscar un trabajo. La chica disfrutó del sol durante unos momentos y después
echó a andar hacia el lugar que había sido su vivienda durante los últimos años
de su vida, donde terminaría de recoger todas sus cosas para regresar a casa.
Horas
más tarde, por fin llegaba a su hogar. El aeropuerto estaba lleno de gente que
iba y venía, pero En Xi se sentía en casa allí, solo con respirar el aire menos
contaminado que el de Pekín y con un leve regusto a sal del cercano mar. La
chica recogió sus maletas de la cinta y después caminó hacia la salida, donde
la esperaba su familia para recogerla y darle una cálida bienvenida, ya que
solo habían sido capaces de verla en los últimos años durante un breve periodo
de tiempo durante el Año Nuevo.
La
chica iba tan metida en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que caminaba
directamente hacia otra chica que no levantaba su cabeza del teléfono móvil,
por lo que no pudo esquivarla y acabaron chocando. El aparato acabó en el suelo
y ambas se agacharon para recogerlo, entre mil y una disculpas.
—Lo siento, de verdad —murmuró En Xi,
entregándole el móvil a la muchacha y quedándose totalmente paralizada al
observar su rostro.
Hacía cuatro años que no la veía, pero estaba
totalmente segura de que aquella era la chica que había encontrado en la
fortaleza de Dapeng y que la había hecho sentir extraña, porque los mismos
síntomas se apoderaron de ella en cuanto le vio la cara.
—No es nada —respondió la otra, dedicándole
una sonrisa.
Aquel día, En Xi tampoco vio al anciano ni el
hilo rojo que unía su meñique con el de la hermosa chica, pero a pesar de que
jamás había creído en el Destino o en aquella vieja leyenda que le había
contado su abuela cuando todavía era muy pequeña, por primera vez quiso creer
que podía ser real y que no era para nada cruel, ya que los sentimientos que se
agolpaban en su corazón por la chica eran maravillosos y no quería que solo
fuera un espejismo, sino que fueran reales y ambas estuvieran destinadas a
estar juntas para siempre.
—¿Cómo puedo compensártelo? —le preguntó,
viendo que el teléfono no parecía querer encenderse.
—No hace falta, no te preocupes —comentó la
desconocida—. Esto ya estaba en las últimas, solo me has dado la excusa para
comprarme uno mejor —le sonrió—, así que, debería de darte las gracias… ¿cuál
es tu nombre?
—En Xi —respondió.
—Muchas gracias, En Xi —la chica se dispuso a
echar a andar, pero la detuvo antes de que pudiera dar un paso, llamado su
atención.
—¿Tú nombre? ¿Cuál es?
—Cheng Xiao —contestó, para después
despedirse de ella agitando su mano.
En Xi repitió el nombre que acababa de escuchar
en voz muy baja mientras veía la espalda de la otra alejándose de ella y pensó
en que quería verla otra vez y en que ojalá se volvieran a encontrar muy
pronto.
Notas finales:
—En
Xi es el nombre chino de JuYeon (EunSeo) y pensé en utilizarlo de esta forma
porque quería ambientar la historia en China y que un nombre coreano no pegaba
mucho.
—Cheng
Xiao nació en Shenzhen, por eso es esta la ciudad elegida para la ambientación
de la historia.
—La
antigua fortaleza Dapeng es un recinto fortificado construido por la Dinastía
Ming que se encuentra situado a unos 50km del centro de Shenzhen.
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