jueves, 11 de mayo de 2017

[One Shot] Tobira wo akeru to, soko wa... {MinWon}



Título: Tobira wo akeru to, soko wa…
Autora: Riz Aino
Pareja: MinWon (MinHyuk + HyungWon) y leve KiHo (WonHo + KiHyun) [MONSTA X]
Clasificación: PG–13
Géneros: OHSHC!AU, humor, ¿romance?
Número de palabras: 10.550 palabras
Resumen: cuando Hyungwon aceptó convertirse en el nuevo miembro del Host Club no tenía ni idea de en qué follón se estaba metiendo. 
Advertencias: he intentado que tenga un poco del humor absurdo de Bisco Hatori, no sé si llegará a su nivel, pero he hecho lo que he podido.
Notas de traducción: el título de este fic, Tobira wo akeru to, soko wa… significa algo así como “cuando abrí aquella puerta, lo que encontré fue…” y es una frase que aparece bastante tanto en el anime, como en el manga, por eso la usé como título.
Comentario de autora: es cortito, I’m so sorry, pero no he tenido tiempo alguno para hacerlo más largo, aunque quería... pero aun siendo así, espero que os riais un poco con esta historia.


Tobira wo akeru to, soko wa…


Acto 0
Cuando HyungWon abrió aquella puerta,
lo que encontró fue… el Host Cub…

HyungWon caminaba por los pasillos de su nuevo instituto, perdido en la inmensidad del edificio, buscando cualquier lugar en el que pudiera estudiar tranquilamente y así mantener la beca que le permitía estar estudiando en ese sitio tan caro. Ya había entrado en unas cuantas de salas, pero todas ellas estaban llenas de alumnos procrastinando de mil formas distintas y a HyungWon se le había pasado por la cabeza más de una vez que aquellos niños ricos debían de tener muy pocas preocupaciones para estar así 24/7. El chico miró a su alrededor en una intersección de pasillos y decidió tomar el que seguía a su izquierda, subiendo luego unas escaleras para encontrarse de frente con una puerta enorme —enorme como todo en aquel lugar— y con un cartel en el lateral izquierdo que rezaba “Sala de Música II”.

HyungWon se subió las gafas por el puente de la nariz, ya que se le estaban resbalando por éste y si se le caían iba a ser incapaz de ver algo hasta que las encontrara, y se debatió unos momentos si entrar o no a esa habitación también y probar suerte. Quizás, en aquel rincón olvidado de la mano de Dios, no se encontrara a nadie y podría estudiar con tranquilidad. Con ese pensamiento en su mente, el chico se dispuso a entrar.

Cuando HyungWon abrió aquella puerta, lo que encontró fue… el Host Club…
Acto 1
MONBEBE Host Club

Cuando la puerta estuvo abierta, unos pétalos de rosa comenzaron a caer desde el techo repentinamente, dejando a Hyungwon completamente estático en su sitio, observando el movimiento de éstos al caer hasta el suelo y amontonarse a sus pies. Se quedó absorto unos momentos en eso solo, pero cuando alzó su mirada y se encontró a seis chicos, sobre un sofá, ataviados como si fueran dioses grecorromanos, o algo por el estilo, el chico quiso salir corriendo por donde había venido… pero sus pies siguieron anclados al suelo por algún extraño y misterioso motivo.

—Bienvenido al MONBEBE Host Club —dijo uno de los chicos, el que estaba sentado en el centro, rubio, tintado claramente, levantándose con un movimiento grácil—. Si deseas nuestras atenciones… por un módico precio estaremos a tu servicio —una sonrisa encantadora asomó a su rostro que parecía esculpido en porcelana tras decir aquellas palabras.

Hyungwon quiso más que nunca salir pitando de allí, así que, se giró y se dispuso a echar a correr por su vida y por su virginidad anal. Pero antes de dar un solo paso hacia el exterior, sintió cómo alguien lo tomaba de la manga del jersey que llevaba. No ejercía mucha fuerza y el chico podría haberse librado inmediatamente del agarre, pero cuando la persona que lo había agarrado se colocó frente a él, todo sonrisas inocentes y adorables, no pudo más que quedarse de nuevo estancado en el mismo sitio, como si aquella baldosa tuviera un imán y él estuviera hecho completamente de metal.

—No te vayas —le ordenó, aunque lo dijo con un tono tan suave y agradable que no parecía una orden—. ¿De verdad no quieres pasar un rato con nosotros? Todo el mundo quiere pasar un rato con nosotros.
—Yo…

Hyungwon intentó hablar, intentó decir que lo que él quería era encontrar un maldito sitio en el que pudiera estudiar con tranquilidad, pero dos personas más irrumpieron en su campo de visión y se quedó sin palabras. Uno era alto como una torre y todo el cuerpo que mostraba aquel disfraz de Dios, parecía trabajado con demasiado sudor en el gimnasio; el otro era algo más bajito y el disfraz mostraba un cuerpo poco trabajado. A primera vista no se parecían en nada, pero después de observarlos unos segundos, Hyungwn notó algunos rasgos similares en ellos.

—Eso, no te vayas —el chico más bajo lo tomó de la mano y lo arrastró cerca del sofá, donde se encontraban los demás—. Disfruta de nuestras atenciones.
—No… no… yo no… tengo tiempo… —acertó a decir Hyungwon.

Se soltó del agarre del chico y luego caminó hacia atrás, observándolos a todos con una expresión que debía recordar a quien lo viera la de un conejo asustado. Solo dos personas no se le habían acercado o hablado, una de ellas tenía una expresión somnolienta en su rostro y el otro parecía estar escrutando cada rincón de su cuerpo. Hyungwon tragó saliva lentamente, notando perfectamente cómo su nuez subió y bajó por su cuello, dando un par de pasos más hasta que su espalda se topó con algo.

No se hizo esperar el sonido de algo de cerámica rompiéndose contra el suelo. Hyungwon cerró sus ojos, porque sabía perfectamente que debía de haberla liado pardísima, y de esa forma, solo quiso desaparecer, que la tierra se lo tragara lo más rápidamente posible y aparecer en la otra punta del mundo… y si era el océano Atlántico, mucho mejor, así no podría romper nada más.

—Ese… era… el vaso François… —murmuró la voz del chico que le había dado la bienvenida hacía escasos dos minutos.
No sabía lo que era el vaso François. No quería saberlo. Pero sonaba a algo muy caro.
—Lo era —dijo una voz muy grave—. Y lo teníamos que devolver sano y salvo al Museo Arqueológico de Florencia mañana.
Hyungwon supo que acababa de cavar su propia tumba en ese mismo momento.
—Era una pieza irremplazable —comentó seriamente la voz dulce del chico adorable.
—Habrá que hacer algo para arreglarlo —dijo otra voz, una que no había escuchado antes y que supuso que sería del chico alto.
—Es una pieza que solo los más expertos restauradores podrían dejar como se encontraba al principio —respondió la voz grave—, y costaría muy caro… unos ocho o nueve millones de euros.

Hyungwon volvió a tragar saliva. Si le hacían pagar aquella cantidad, moriría después de haber trabajado toda su vida en cinco trabajos sin haber pagado siquiera la mitad y la deuda pasaría a sus hijos y de éstos a sus nietos —si es que no moría antes de poder crear una familia de la extenuación—.

—Lo debería de pagar la persona que lo rompió —ahí, Hyungwon ya no pudo mantener los ojos cerrados y los abrió, viendo cómo se dirigía hacia él el chico rubio—. ¿No lo crees?
—No tengo dinero —salió inmediatamente de su boca.

El chico lo miró con extrañeza unos segundos, hasta que la voz grave volvió a hablar y Hyungwon la pudo identificar con el individuo que lo había estado observando fijamente hacía unos instantes.

—Es el estudiante becado, Chae Hyungwon.
—Entonces tendrás que trabajar para nosotros hasta que tu deuda sea saldada —declaró el rubio.

Hyungwon sintió en ese momento cómo al menos la mitad de su vida se le escapó de las manos y vio claramente cómo una nube negra cargada de lluvia y de los relámpagos que tanto odiaba se interponía en su futuro, sin predicción de anticiclones por venir que la despejaran en mucho tiempo.



Acto 2
Chae Hyungwon y el Host Club

Solo habían pasado un par de días desde que Hyungwon se había visto envuelto en un nuevo mundo del que al parecer no iba a tener una pronta escapatoria. El MONBEBE Host Club era como una especie de cafetería en aquel instituto de ricos, pero no una cafetería normal y corriente, sino una en la que los chicos a los que les había roto la vasija —de la que ahora ya sabía que era una pieza arqueológica de gran valor artístico e histórico— coqueteaban con todas las mujeres y hombres que entraban en el lugar, mientras se tomaban una taza de té y algunos dulces. Hyungwon había recibido una clase speed up de cómo debía comportarse con los clientes y él lo intentaba hacer más o menos bien porque a cuanta más gente encandilara en el menor tiempo posible, antes podría salir huyendo de allí —por eso había dejado también que le arreglaran el pelo, le quitaran sus gafas y le consiguieran unas lentillas y lo vistieran de la misma forma que estaban ellos vestidos, como si fueran camareros—.

—Hyungwon —le dijo la chica que estaba frente a él—. Eres muy guapo y ese mutismo tuyo te da un aire de misterio que me encanta —la chica le guiñó el ojo y él contuvo la respiración porque era preciosa y estaba coqueteando con él de forma bastante descarada, como nunca antes le había pasado porque estaba acostumbrado a pasar desapercibido—. ¿Quieres que vayamos a algún lugar menos abarrotado a conocernos mejor?

El chico parpadeó un par de veces. Una por la insinuación sexual que acababa de recibir, la otra porque sintió el pie de la chica ascender por su pierna debajo de la mesa. Tragó saliva, buscando humedecer su garganta repentinamente seca y luego quiso hablar pero se le trabó la lengua. Quizás no estaba preparado para eso, al menos no tan pronto, por ese motivo no le habrían comentado los demás que también debía de hacer aquellas cosas para el club.

—¿Me permites entrar en vuestra conversación un momento? —escuchó Hyungwon decir tras él. Rápidamente giró su cabeza para encontrarse con Minhyuk, esbozando una sonrisa encantadora, como la primera vez. Sin pensarlo ni un segundo asintió a su demanda—. Querida Jihyun —le dijo a la chica—, sabes perfectamente que no puedes atormentar a los nuevos miembros así siempre, ¿cuántas veces te lo debo decir?
—Sabes que es en broma, querido —respondió ella, con una sonrisa pícara en su rostro—. Me gusta atormentarlos.

Jihyun se levantó de la silla y luego rodeó la pequeña mesa hasta quedarse al lado de Hyungwon, le colocó una mano en la mejilla y después la fue bajando hasta su cuello, donde la dejó unos momentos antes de separarse finalmente de él y caminar contoneándose hasta la salida. El chico sintió un escalofrío de placer recorrer todo su sistema nervioso de arriba abajo y notó arder sus mejillas.

—¡Qué mono! —dijo Minhyuk al verlo.

Hyungwon solo quiso salir corriendo de allí, pero todavía le faltaban varias horas para acabar su jornada en el Host Club, así que, solo se levantó de allí y se fue lejos del otro para tomarse un merecido, pero efímero descanso. A pesar de que cada vez se alejaba más de Minhyuk, todavía podía escucharlo gritar a los cuatro vientos que era adorable. El chico sacudió su cabeza mientras se dirigía al único lugar que había resuelto que era el más tranquilo de todos, una pequeña sala en la que había un enorme piano de cola. Nada más entrar allí, se dejó caer sobre el asiento aterciopelado y apoyó su cabeza contra la superficie fresca del piano, intentando de esa forma paliar el creciente dolor de cabeza que estaba comenzando a tener.

—¿También necesitas un descanso de todo? —una voz grave le hizo aquella pregunta, sobresaltándolo.

Creía que estaba solo, pero al parecer no. Allí también se encontraba Changkyun, seguramente escapando de todo aquel ambiente, como él mismo, ya que no parecía sentirse a gusto con todo aquello.

—¿Cómo soportáis estar tanto tiempo haciendo esto? —cuestionó, levantando su cabeza y girándose en la dirección de la que había procedido la voz, viendo a Changkyun sentado en el suelo, con una tablet en sus manos.
—Bueno… algunos han nacido para ello —le respondió, sin siquiera alzar su cabeza del aparato electrónico—, otros simplemente estamos aquí por casualidades de la vida.
—Puedo ver que Minhyuk ha nacido para coquetear con todas las personas que se le ponen por delante —comentó—, ¿pero los demás?
—Kihyun es encantador —dijo Changkyun—, todo él resplandece y Hoseok es igual, aunque no lo parezca a primera vista. Jooheon tiene un encanto escondido que nadie espera y vuelve a todas las chicas locas con él y Hyunwoo no tiene que decir ni una palabra, solo sentarse a que lo observen fijamente es suficiente. Cada uno tiene algo que lo hace especial.
—¿Y tú?
—¿Yo? —el chico por fin alzó su cabeza para mirarlo a los ojos fijamente, con una sonrisa torcida adornando su rostro—. Yo encarno todos sus oscuros deseos.














Acto 3
Curiosos personajes…
Parte 1/3 (Club de Magia Negra)

—Todos vais a morir uno de estos días… ¡yo os maldigo!

Las luces del MONBEBE Host Club se apagaron y Hyungwon se agarró a la mesa como si ese trozo de madera vestido con un mantel con encajitos pudiera salvarlo de todos los males que le pudieran ocurrir a la vez que un sudor frío comenzó a recorrerle la espalda. No sabía de qué iba aquello, no sabía si era algún tipo de espectáculo como los que hacían a veces para sus clientes —aunque si era eso no lo habían avisado— o si era alguien que realmente los odiaba y de verdad quería matarlos a todos.

La luz volvió tan repentinamente como se había ido y todos se encontraban bien y tranquilos, en los mismos lugares en los que estaban antes de que se escuchara aquella voz. Todo estaba igual menos la puerta de entrada, que ahora estaba abierta y en la que había dos figuras, una era la de Jooheon, la otra era la de un chico que vestía totalmente de negro y llevaba una capucha que tapaba por completo su rostro, haciéndolo misterioso y, sobre todo, escalofriante.

—No tengas miedo, cariño —la voz de Minhyuk justo en su oído lo sobresaltó, pero los brazos que le colocó alrededor de su cuello hicieron que no se cayera al suelo de la impresión—. Solo es Gunhee, del club de Magia Negra. Nos tiene un poco de tirria porque aceptamos a Changkyun en lugar de a él y nos maldice al menos una vez al mes —Hyungwon tragó saliva—. No te preocupes por él, no tiene ningún poder mágico, solo lo hace para que nos acordemos de él de vez en cuando.
—¿Y tiene que hacer esto siempre? —cuestionó Hyungwon, intentando quitarse de encima al otro, sin conseguirlo.
—Es su forma de decirnos que nos sigue queriendo a pesar de todo —comentó distraídamente el mayor.

Hyungwon vio cómo Jooheon y el chico de la capucha jugaban juntos en la puerta durante unos momentos antes de irse, saliendo por ésta empujándose y pegándose hasta que los dos se chocaron con ella antes de irse finalmente de la sala. Una vez se fueron, todas las conversaciones del Host Club volvieron al punto en el que estaban antes de la interrupción y el chico también quiso hacerlo con Hyunjung, la chica con la que en ese momento estaba intentando conversar —un poco antes había pasado por la mesa su primer chico, Jeonghan, pero ya hacía una media hora que se había ido… y, en realidad, Hyungwon no tenía demasiado claro que fuera un chico del todo—, pero Minhyuk todavía no se había separado de él.

Hyung… —le intentó llamar la atención para que lo dejara tranquilo.
—Llámame Minhyuk —le pidió, en un tono meloso que hizo a la chica que se encontraba sentada frente a él emitir un sonido parecido al de un delfín en celo.
—Lee Minhyuk —dijo, claudicando a medias—. ¿Podrías dejarme hacer mi trabajo para así poderos pagar lo que os debo? —cuestionó.

De tan cerca que estaba el otro, Hyungwon notó sus labios formando una gran sonrisa contra su oreja y, unos segundos después, sintió aquellos mismos labios moverse al hablarle.

—Por ahora —le susurró—. Señorita, me despido de ambos y los dejo solos.

Hyungwon giró su cabeza lo justo para ver a Minhyuk guiñando un ojo —nunca supo si fue para él o para la chica— y alejándose de ellos. También acertó a ver cómo Hyunwoo se levantaba de la mesa de al lado para darle un abrazo al chico alto que se encontraba con él —y que reconoció como Yugyeom, uno de los chicos de su clase— que casi se convirtió en un beso porque no midieron bien las distancias y que hizo a todos los clientes que miraban suspirar. Hyungwon sacudió su cabeza tratando de dispersar todo lo que estaba a su alrededor y todos sus pensamientos, para volver a enfocarse en la chica que tenía delante. Ya tendría tiempo de pensar en Minhyuk y en por qué no lo dejaba tranquilo en cualquier otro momento.

—Bien, Hyunjung —dijo, llamando la atención de la chica—. ¿Por dónde íbamos?

Aquella tarde, Hyungwon tuvo que ser el anfitrión de un chico llamado JinYoung y una chica china llamada Xuanyi antes de poder quitarse aquel uniforme. También tuvo que lidiar con Minhyuk toda la tarde, porque cada diez minutos se pasaba por su mesa y lo tocaba mucho o le hablaba demasiado cerca, siempre invadiendo su espacio personal y perturbándolo de una manera increíble.

—¿Por qué no me deja tranquilo? —se cuestionó a sí mismo, mientras se sacaba la camisa desabotonada a medias por la cabeza con furia. No esperaba que nadie le contestara, pero una voz grave lo hizo.
—Igual te resulta raro, pero creo que tiene interés en ti —fue lo que le dijo.

Para cuando Hyungwon terminó de sacarse la camisa por la cabeza y se giró para encararse a Changkyun, éste ya no se encontraba en el vestuario, dejándolo con la cabeza hecha un lío y con un montón de preguntas sin responder.








Acto 4
Lee Minhyuk… ¡déjame vivir!

Después de llevar cerca de un mes trabajando en el MONBEBE Host Club, Hyungwon podía decir varias cosas sobre el lugar y sobre las personas que se encontraban en él.

Lo primero que podía decir era que todos, tanto los host, como los clientes, eran unos vagos de cuidado que se tomaban sus estudios a cosa de chufla; lo segundo, era que entre sus compañeros de trabajo, había unos rollos muy raros y eso era algo que lo tenía sumamente confuso porque cuando les había preguntado directamente a ellos, solo le habían contestado que era teatro, un papel que interpretaban para tener contentos a todos sus clientes. En palabras textuales de Kihyun, se comportaban como si fueran homosexuales porque a las chicas les gustaba y de esa forma creaban fantasías para los chicos. Hyungwon seguía sin entenderlo del todo, pero suponía que cuánto más tiempo pasara allí dentro, más se le pegarían aquellas extrañas manías que tenían los demás.

No obstante, no eran solo estas dos cosas lo que había descubierto, el chico también se había dado cuenta —y casi desde el primer día— que Minhyuk era un extraño ser que rallaba lo pesado, porque no lo dejaba ni a sol ni a sombra.

A veces, en la mente de Hyungwon se repetían las palabras que le había dicho Changkyun una vez sobre que podría estar interesado en él, pero no tardaba en sacudir su cabeza y determinar que era algo que no tenía sentido alguno porque después de todo, lo que hacían dentro del Host Club era puro teatro. Sin embargo, a pesar de que siempre llegaba a aquella misma conclusión, Minhyuk le rompía demasiado los esquemas porque incluso fuera de la sala que tenía asignada el club, buscaba estar junto a él, pegándosele como si fueran polos opuestos que estuvieran unidos por un imán.

—Es agobiante —acabó diciéndole a Kihyun un día que se encontraron al salir de clase en dirección al Host Club—. ¿Tú cómo soportas que HoSeok esté prácticamente todo el día pegado a ti? —le cuestionó. Aquella era otra cosa de la que se había dado cuenta con el paso de los días: Kihyun y Hoseok no se despegaban ni un segundo el uno del otro, casi como si fueran siameses o algo por el estilo.
—Hoseok y yo nacimos destinados a pasar el resto de nuestras vidas juntos —fue la enigmática respuesta que recibió del mayor antes de que éste saliera corriendo en dirección a Hoseok, que lo esperaba al final del pasillo.

Hyungwon se dio cuenta entonces de las expresiones de los rostros de ambos, en los que se podía leer la felicidad llevada al extremo por encontrarse después de haber pasado unas horas separados. Realmente parecían destinados a estar el uno junto al otro para siempre.

Esa tarde, mientras intentaba hacerle pasar un buen rato a Dasom, Minhyuk estuvo especialmente pesado. En ningún momento se fue del sillón que ocupaba aquella vez, sin dejarlo tranquilo ni un solo momento. A veces se recargaba sobre él, otras veces le pasaba el brazo por los hombros y lo atraía a su cuerpo e incluso, en algunas ocasiones, le había dado besos en las mejillas, para la delicia de la joven que lo acompañaba aquella tarde. Para Hyungwon, solo era una molestia enorme tenerlo todo el día colgado, por eso, el chico buscaba en lo más hondo de su ser una paciencia que realmente sabía que no tenía, pero a la que debía abogar porque si no lo hacía, pagar los 8.919.000 euros que todavía le quedaban iban a ser nada en comparación a lo que los abogados de los increíblemente ricos padres de Minhyuk le iban a hacer pagar por el asesinato de su hijo.

Finalmente, cuando acabó por fin el tiempo por el que había pagado Dasom para estar con él, Minhyuk se alejó de su lado como si tuviera un resorte en el trasero y Hyungwon al menos pudo respirar tranquilo el resto de la tarde y dedicarse en cuerpo y alma a ganarse a más clientes para así poder pagar lo más rápido posible su deuda. Fueron dos chicas más las que pasaron por su mesa antes de que cerrara el chiringuito por aquel día, Jiyeon y Sojung, y Hyungwon se centró en ellas todo lo que pudo, aunque no por eso, dejó de sentir un escalofrío de vez en cuando, como si alguien lo estuviera observando fijamente desde algún lugar.

Al acabar aquel día, Hyungwon se dispuso a irse a casa y hacer todos los deberes que les habían mandado para el día siguiente antes de tumbarse en su futón y descansar para siempre, si era posible. Sin embargo, antes de poner siquiera un pie fuera del Host Club, fue retenido por una mano y empujado contra la pared. Cuando el chico abrió sus ojos —que había cerrado por inercia— a quien se encontró a un palmo de su rostro fue a Changkyun. Le quiso preguntar qué le pasaba, por qué había hecho eso, pero antes de que abriera la boca, de la puerta cayó un bote de pintura roja que llenó el suelo de baldosas a su alrededor, extendiéndose como si fuera un charco de sangre.

Hyungwon entendió que Changkyun lo acababa de salvar de haberse bañado en pintura roja, así que se lo agradeció.

—Agradécemelo cuando encuentre al culpable de esto —fue lo que le contestó el chico, de forma seca y dura, con una expresión en su mirada que hizo al corazón de Hyungwon estremecerse.
—¡Hyungwon! ¿Estás bien?

El grito de Minhyuk lo hizo enfocarse en lo que sucedía a su alrededor y el chico pudo ver a los demás miembros del Host Club apiñados alrededor de ambos, con expresiones preocupadas en sus rostros. Changkyun lo soltó y se fue del lugar, dejando paso a una horda de abrazos y palabras de alivio por parte de cierto chico rubio que se había pasado la tarde abrumándolo con su presencia.

—Estoy bien, estoy bien —tuvo que asegurar varias veces, pero el agarre de los brazos de Minhyuk no fue menos intenso hasta que pasaron algunos minutos.
—Te prometo que encontraremos a quien ha hecho esto —le aseguró.

Al chico no le había pasado nada y aquella especie de broma tampoco había sido para tanto porque, de todas formas no había surtido efecto, pero a los chicos del club parecía molestarles especialmente, así que, Hyungwon creyó en sus palabras. Estaba seguro de que encontrarían al culpable.



Acto 5
Curiosos personajes…
Parte 2/3 (Club de Periodismo)

Los días habían ido pasando normalmente después de aquel incidente del bote de pintura y Hyungwon no había tenido ningún otro momento en el que hubiera estado en peligro la integridad de su ropa —salvo aquel en el que se manchó la camisa de salsa durante un almuerzo en el comedor del instituto—. Al parecer, los chicos del Host Club no habían encontrado ninguna pista que los llevara hacia el culpable, por lo que él se había relajado con respecto al tema. Quizás había sido solo una gamberrada y quizás ni siquiera había estado dirigida a él, sino que simplemente había abierto la puerta en el momento equivocado.

Por eso, Hyungwon no había pensado más en el tema, y creyó que los demás tampoco lo habrían hecho… hasta ese día.


El chico se encontraba llevando una taza de café hacia la mesa en la que lo esperaba su primer cliente de la tarde, Seungcheol; sin embargo, no pudo llegar a ésta porque algo se interpuso en su camino. Hyungwon había ido tan concentrado mirando el suelo para no tropezar, que se había perdido al chico que pasó corriendo por su lado y que no había calculado bien las distancias porque se chocó contra él. Hyungwon y el chico acabaron por los suelos y la bandeja y la taza acabaron junto a ellos, mientras que el humeante café finalizó su viaje en la entrepierna de Jackson, un compañero de clase del chico, que profirió un alarido de dolor por el líquido caliente.

Hyungwon quiso levantarse del suelo, disculparse con Jackson y prepararle otro café a Seungcheol, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas porque cuando intentó alzarse, el cuerpo de otra persona cayó sobre él y el chico quedó atrapado. Tuvieron que pasar unos segundos hasta que Minhyuk apareció y comenzó a desenrollar los miembros de las tres personas que se habían enredado en el suelo, para rescatar a Hyungwon de su prisión.

—¿Estás bien? —le preguntó, tomando su rostro entre sus manos y mirándolo a los ojos con expresión preocupada.
—Sí. Estoy bien —replicó Hyungwon, soltándose.
Un suspiro de alivio salió de los labios de Minhyuk antes de girarse hacia las personas que habían chocado con él y poner sus brazos en jarras, mirándolos fijamente. Hyungwon también se giró, descubriendo que las dos chicos eran prácticamente idénticos, se parecían tanto, que si los hubiera visto por separado, habría jurado que eran solamente una persona en diferentes lugares.

—Youngmin, Kwangmin. ¿Por qué estáis aquí? —les cuestionó a los gemelos Minhyuk.
—Veníamos a darte información que habíamos encontrado sobre lo que nos pediste —dijo uno de ellos.
—¡Oh! ¿Tan pronto? —se sorprendió el rubio.
—Sí. Hemos usado toda nuestra red de conexiones para encontrarlo —respondió el otro.
—Entonces venid, venid.

Minhyuk los ayudó a ambos a levantarse del suelo y luego los guio fuera de la gran sala hacia algún lugar. Hyungwon los siguió con la mirada, confuso, y quizás un poco mareado por el tropiezo y el golpe.

—Son unos de los chicos del Club de Periodismo —dijo la voz de Jooheon.

Hyungwon se giró hacia él, encontrándolo secando con una servilleta la entrepierna de Jackson mientras éste se mordía el labio inferior. El chico sintió un escalofrío viendo aquella escena y se enfocó en lo que Jooheon le había dicho.

—¿El Club de Periodismo? —preguntó.
—Sí. Minhyuk les preguntó si podían averiguar algo sobre lo que te pasó el otro día —le contestó—. Al parecer han encontrado algo.

Hyungwon asintió a su explicación y después se fue a buscar otra taza de café para Seungcheol, ya que los pedazos rotos de cerámica de la taza estaban siendo recogidos por HoSeok y Kihyun y, después de todo, era su trabajo entretener al chico. Por el camino, le dio vueltas a todo aquello y pensó que quizás sí que era algo serio y él no le estaba dando importancia. Más tarde, le preguntaría a Minhyuk qué era lo que quería encontrar y qué habían averiguado aquellos gemelos.











Acto 6
Curiosos personajes...
Parte 3/3 (Kim Hyojung entra en acción)

Sucesos extraños comenzaron a ocurrirle a Hyungwon cuando menos lo esperaba tras una semana en la que todo había sido tranquilo para él. Objetos no identificados eran lanzados contra él, generalmente, pero otras veces, cuando había demasiados alumnos en los pasillos, alguien lo empujaba por la espalda o le ponía la zancadilla para que cayera al suelo de bruces. Aquellas acciones solo se producían cuando iba solo de un lado a otro, si estaba con alguien del Host Club, nunca ocurría nada y dentro de la Sala de Música II no había tenido ningún percance más. Hyungwon sabía perfectamente que aquello se debía a que si estaba con aquellas personas que poco a poco se habían ido ganando un rinconcito en su corazón, quien le quería hacer daño lo iba a tener mucho más complicado para hacerle algo y escapar indemne, pero cuando estaba solo era una cosa distinta. Por aquel motivo, para que no le ocurriera nada, sus seis nuevos amigos se turnaban para acompañarlo allá a donde fuera... pero no podían estar todas las horas que pasaba en el instituto junto a él, por eso, a veces ocurrían aquellos “accidentes”.

—¿Qué fue lo que descubrieron los gemelos? —cuestionó Hyunwoo.

Los miembros del MONBEBE Host Club se habían quedado después de cerrar aquella tarde para tener una reunión seria sobre el tema y allí se encontraban todos, sentados alrededor del piano, como si se tratara de una reunión secreta de un clan.

—No fue mucho —respondió Minhyuk—. Solo que había algunos comentarios online de personas anónimas a las que no les gusta que Hyungwon esté aquí.
—¿Por qué? —preguntó Kihyun—. Si Hyungwon es un encanto de persona.
—¿Es porque es un estudiante becado? —apuntó Hoseok.

Minhyuk asintió. Luego giró su mirada hacia él y, aprovechando que estaban sentados juntos en el banco del piano, le puso una mano en la pierna.

—Generalmente no suceden estas cosas —dijo—, porque los estudiantes becados pasan desapercibidos…
—Pero como Hyungwon es miembro del MONBEBE Host Club ha atraído mucho la atención y hay gente que realmente no lo quiere aquí —continuó Changkyun a su otro lado.

Hyungwon agachó su cabeza y observó distraídamente cómo el pulgar de Minhyuk trazaba dibujos sobre su rodilla mientras pensaba en lo que le estaba ocurriendo. Si tan solo aquel día que había estado buscando un lugar tranquilo en el que estudiar no hubiera entrado a aquel lugar, todo habría sido muy diferente para él. Nada de aquello le estaría ocurriendo y no habría conocido a los chicos que ahora se encontraban junto a él. No supo por qué, pero una opresión se instaló en su pecho al pensar en aquello último; sin embargo, cuando se propuso pensar a fondo sobre cuál sería el motivo de aquello, no pudo hacerlo.

Al lugar en el que estaban, de repente entró una chica y, como si fuera un huracán lo puso todo patas arriba. Para cuando Hyungwon quiso darse cuenta de lo que había pasado, la chica estaba tumbada sobre la tapa del piano de cola como si se tratara de una cantante de soul, con una expresión dramática en su rostro.

—Os iba a hablar ahora de que mi espía había encontrado algo de información más —comentó Changkyun—, pero se ha presentado directamente, así que, que os lo cuente ella.

El chico se cruzó de brazos y giró su rostro, como si estuviera indignado porque las cosas no habían salido como él las había planeado y a Hyungwon le dieron ganas de apretarle las mejillas porque le pareció una acción adorable, a pesar de la expresión seria que el chico siempre llevaba en su rostro.

—Soy Hyojung —dijo la chica desde el piano—. Y no me miréis como si fuera la encarnación de todos vuestros deseos sexuales porque vivo feliz con mis tres gatos —se giró para observarlos y sonrió—. ¿¡Qué digo!? Si aquí sois todos gays, lo siento.
—Hyojung —la llamó Changkyun—. A lo que habías venido, por favor.
—Oh, sí, sí —rió ella—. A lo que venía. Changkyun se aprovechó de que le debía un favorcillo para pedirme que se lo devolviera investigando —la chica se puso seria—. No sé quién le diría a los del Club de Periodismo que buscaran cosas, pero es un inepto, al igual que ellos, porque no son para nada discretos —comentó. Hyungwon sintió cómo Minhyuk se tensaba a su lado y no pudo evitar esbozar una sonrisa—. El otro día los vi a los dos gemelos con el chico este… el de la nariz grande y los ojos pequeños…
—Minwoo —dijo Kihyun.
—¡Ese! —dijo la chica—. Los vi con él detrás de un seto observando a Hyungwon descaradamente y siguiéndolo por todos los jardines.
—¿En serio? —preguntó éste—. Yo no me di cuenta…
—Pero bueno, yo soy mucho más sutil —continuó Hyojung, sin haberle prestado atención alguna—. He descubierto que quien no quiere a este niño aquí es alguien de último curso es bastante popular, tanto, como para que sus seguidores se arriesguen a ser pillados haciéndole jugarretas a Hyungwon. Tengo varios candidatos, pero todavía tengo que cerrar el cerco en torno a ellos y ver quién es realmente.
—Vaya… es un gran avance —murmuró Minhyuk.
—No me des las gracias —respondió ella, bajándose del piano con un gesto grácil—. En cuanto termine con esto estamos en paz, Im Changkyun —y tras decir esto, se fue.
—Vaya mujer… —murmuró Hoseok.
—¿De qué la conoces? —cuestionó Jooheon.
—Negocios —dijo, encogiéndose de hombros.







Acto 7
Eres muy guapo… quiero decir… ¡gracias!

El MONBEBE Host Club se encontraba en silencio absoluto en aquellos momentos, a pesar de que siempre era un lugar de lo más ruidoso y las conversaciones siempre flotaban en el ambiente, mezclándose unas con las otras. Aquel silencio no era nada común, pero era requerido para la actividad que estaban realizando y si se escuchaba a alguien respirar más fuerte de la cuenta, una ronda de seis "chist" resonaban en la gran sala. Los seis chicos y la chica que se encontraban en el lugar necesitaban gran concentración para poder llevar a cabo sus investigaciones sobre el Caso Perezoso, tal y como lo habían bautizado para referirse a él y que nadie pudiera averiguar de qué se trataba.

Desde hacía algunas semanas, a Hyungwon le ocurrían todo tipo de desgracias provocadas por alguien del instituto que no daba la cara y que enviaba a sus esbirros a que le hicieran el mal al pobre chico que no tenía nada que ver con nada. El Host Club había jurado que encontrarían al culpable con la ayuda de Hyojung, aquella chica tan extraña que había entrado en sus vidas gracias a Changkyun y mantendrían su promesa, aunque eso les costara dejarse los ojos mirando todas y cada una de las cámaras de seguridad que se encontraban en los pasillos del instituto desde el Pinapple del menor de todos ellos.

Llevaban varias horas en aquel menester —ni siquiera habían abierto el Host Club al público aquella tarde para poder llevar a cabo su plan—, pero a pesar de que habían mandado a Hyungwon a caminar por todas partes, no habían encontrado indicio de nada. Nadie lo seguía, nadie quería hacerle daño. Era como si supieran que lo estaban vigilando y por eso no hacían ningún movimiento que los pudiera delatar, así que todo aquel trabajo estaba siendo en vano.

—Creo que es mejor que lo dejemos por hoy —murmuró Minhyuk, dejándose caer sobre el sofá, frotándose los ojos con sus manos para intentar despejarlos—. Está claro que no vamos a encontrar nada.
—Tienes razón. Quizás es mejor dejarlo por hoy —dijo Changkyun.
—Puede que lo de haber cerrado el club y que Hyungwon esté todo el rato de un lugar a otro haya sido bastante descarado —comentó Hyunwoo—. Probablemente hayan estado vigilándolo desde lejos y han decidido no hacer nada porque es bastante sospechoso.
—Ni siquiera hemos podido confirmar ninguna identidad —bufó Jooheon—. Creía que al menos uno de sus secuaces se acercaría y lo podríamos pillar y hacerle un interrogatorio.
—Si pilláramos a alguno Kihyun le podría hacer el tercer grado y cantaría todo lo que sabe en menos de lo que canta un gallo —comentó Hoseok—. Vosotros no lo sabéis, pero este de aquí tiene muy mala hostia cuando se enfada.

Como si no fuera la cosa con él, Kihyun sonrió tranquilamente mientras mordía una piruleta inocentemente.

—Creo que voy a ir a por Hyungwon y decirle que se aborta la misión —comentó Minhyuk, levantándose del sofá y dirigiéndose hacia la puerta.

A nadie le había dado tiempo a señalar que podría haberle enviado un mensaje al móvil en vez de salir a buscarlo, cuando el que era el líder de aquel club ya había salido de la sala y se encaminaba al encuentro de Hyungwon como habría hecho una persona que no viviera en plena era tecnológica.

—A veces creo que es tonto —comentó Jooheon.

La respuesta a aquello no llegó de ninguno de sus compañeros de club, sino de la extraña que se estaba apoderando poco a poco de las cosas que había que hacer en el lugar, prácticamente manejándolo ella todo.

—A veces no... es tonto de nacimiento.

A raíz de aquello se iba a desencadenar un pequeño conflicto sobre cuál era la capacidad mental de Minhyuk; sin embargo, no pudo llegar siquiera a empezar porque Kihyun alertó de algo.

—¿Quién es ese?

El chico había señalado la pequeña ventana en la que se veía a Hyungwon caminar por los pasillos de la tercera planta a paso ligero y mirando de vez en cuando hacia atrás, pareciendo escapar de alguien. Los chicos siguieron con la mirada el camino que estaba realizando a la inversa para encontrar la ventana de la CCTV que mostraba la sección de pasillo por la que justo acababa de pasar el chico, encontrando en ella a un muchacho con una gorra y una mascarilla que le ocultaban el rostro casi en su totalidad.

—Maldita sea —maldijo Changkyun levantándose del suelo rápidamente y echando a correr.

ホスト部

Hyungwon se había dado cuenta hacía unos pocos minutos de que alguien lo seguía. Al principio simplemente parecía que esa persona casualmente se dirigía a los mismos lugares que él, pero como eso comenzó a ser extraño un poco más tarde, el chico echó a correr, siendo seguido, efectivamente, por la otra persona. Mientras recorría los pasillos con celeridad, Hyungwon quiso coger su teléfono para avisar a alguno de los chicos del Host Club, pero cuando metió su mano en el bolsillo de su pantalón se dio cuenta de que no lo había cogido y que estaba solo ante aquel peligro, por lo que solo le quedaba correr hasta estar a salvo en algún lugar.

Los pasillos de la tercera planta estaban todos vacíos y todas las aulas estaban cerradas a aquellas horas de la tarde, así que, no se podía esconder en ningún lugar hasta que alguno de sus amigos fuera a buscarlo o hasta que su perseguidor se cansara de seguirlo. Hyungwon maldijo para él mismo la maldita hora en la que se le había ocurrido hacerles caso a los que se habían convertido en sus amigos y haberse convertido en carne de cañón porque quien lo iba a lamentar era él, después de todo. No obstante, como no tenía ningún lugar más en el que ocultarse, el chico comenzó a dirigir su camino hacia la Sala de Música II, donde sabía que estaría a salvo de cualquier mal que le pudiera ocurrir.

Giró hacia el lugar en el que se encontraba la escalera que tenía un acceso más directo al Host Club y se detuvo un segundo al ver en el descansillo de ésta a otro chico desconocido, con su rostro oculto, al igual que el que lo perseguía. Hyungwon sintió cómo su corazón comenzaba a latir mucho más rápido —por la carrera y por el miedo y la angustia que estaba experimentando en aquellos momentos—. Le habían hecho una encerrona y él había caído de lleno en ella y, además, en un lugar en el que no había cámaras. Hyungwon se mordió el labio inferior y después se giró para intentar encontrar otro camino por el cual ir al club. No obstante, no pudo llegar muy lejos porque el chico que lo seguía acababa de llegar hasta su lado y se interpuso en su camino, bloqueándole cualquier salida.

—¿Qué es lo que queréis de mí? —le preguntó, desesperado.
—Que te vayas de este lugar, basura —le contestó el chico—. Y ya te hemos dado suficiente tiempo para que lo hagas por las buenas, así que, lo vamos a tener que hacer por las malas.

Lo siguiente que ocurrió pasó a cámara rápida para Hyungwon y por mucho que intentó los días siguientes enfocarse en recordarlo, solo se encontró pequeños retazos en su mente. El chico nada más que recordaba cómo el otro lo empujó por las escaleras, cómo comenzó a rodar por ellas y como un cuerpo detuvo su caída. Al abrir los ojos, solo veía un rostro que parecía esculpido por el mismísimo Miguel Ángel, enmarcado por un cabello liso y tintado de rubio.



Acto 8
El mundo patas arriba

Minhyuk lo había salvado de su caída, le había contado Kuhyun un día que fue a visitarlo al hospital, porque tenía el brazo izquierdo roto por un par de sitios y un golpe feo en la cabeza y los médicos de aquel lugar no lo habían dejado irse. Minhyuk lo había salvado de haberse matado y Changkyun había cogido a uno de los chicos que le habían cortado el paso y ahora éste se debía encontrar en alguna sala de tortura siendo interrogado por todos los chicos del club. Cuando le había preguntado a Kihyun por ello éste solo le había dicho que era mejor para él no saber nada y Hyungwon se sintió a medias tranquilo y a medias intranquilo por aquella respuesta.

—Tú enfócate en recuperarte —fue lo que le dijo cuando ya se estaba yendo. En la puerta, lo esperaba Hoseok—, para poder volver pronto con nosotros. Todas las chicas y la mitad de los chicos te echan de menos como host.

Hyungwon se quedó solo con sus pensamientos después de que Kihyun se fuera y no pudo evitar darle vueltas una y otra vez a lo que había sucedido cuando aquel chico lo había empujado por las escaleras. Si no hubiera sido por Minhyuk, probablemente habría quedado mucho más magullado de lo que había quedado o incluso podría haberse dado un mal golpe en la cabeza y haber muerto. El chico se sentía afortunado por la intervención del mayor y a la vez se sentía de una forma inexplicable cuando pensaba en él. Desde que lo había conocido le había parecido alguien encantador, quizás muy pesado, pero encantador después de todo, y siempre había estado atento a si Hyungwon necesitaba algo o no, explicándole también cómo debía comportarse con las distintas personas que tenía que atender como host para hacerlas sentirse bien.
Minhyuk había estado siempre allí.

El chico sacudió su cabeza e intentó pensar con claridad, pero el golpeteo rítmico de su corazón resonaba en sus oídos y no lo dejaba. Hyungwon tuvo que respirar pausadamente, buscando calmar su corazón, pero solo lo pudo hacer tras varios minutos exhalando e inhalando profundamente. Una vez estuvo totalmente calmado, volvió a pensar en Minhyuk y en cómo se sentía junto a él. Su corazón volvió a latir a la velocidad de la luz e, irremediablemente, Hyungwon sacó una conclusión.

«No me habré enamorado… ¿no?»

Sacudió su cabeza de nuevo, apartando ese pensamiento de su mente. Era imposible que se hubiera enamorado de Minhyuk solo porque lo hubiera ayudado con la caída. Aquella línea de pensamientos se vio interrumpida cuando la puerta de la habitación en la que se encontraba se abrió y por ella entró Changkyun, con una de las expresiones más serias que Hyungwon había visto cruzar su rostro.

—Changkyun —lo llamó. El recién llegado esbozó un intento de sonrisa, pero no fue demasiado satisfactorio—. ¿Qué te trae por aquí?
—Tenía que hablar con mi padre y he decidido venir a verte un rato antes de eso —contestó, sentándose en el sillón que Kihyun había ocupado hasta hacía unos escasos minutos.
—No hacía falta —dijo Hyungwon—. Kihyun se pasa por aquí de vez en cuando y Minhyuk aparece por aquí todas las noches —le mostró una amplia sonrisa y luego cayó en algo que le había dicho el chico—. ¿Tú padre? ¿Está enfermo también en este hospital?
—No, no —respondió él—. Es el director del hospital.

Hyungwon abrió los ojos como platos ante aquella respuesta. Todavía no se acostumbraba a que sus amigos fueran todos ricos ni a que sus padres fueran personajes importantes en cualquier aspecto.

—Y bueno… —murmuró, sacando al otro de sus pensamientos—. He venido a darte buenas nuevas.
—¿Qué nuevas? —cuestionó el mayor.
—Estamos seguros casi al 100% de quién es la persona que te hace daño para que te vayas del instituto —respondió—. Wonwoo y Mingyu, los chicos que cogimos el otro día han delatado a quien contactó con ellos para planear lo de las escaleras y éste es el segundo al mando de la persona que lo inició todo.
—¿Quién es? —preguntó, sintiendo cómo la sangre le hervía dentro de sus venas.
—Aún no lo sabemos, pero pronto lo averiguaremos —dijo Changkyun.
—¿Y el que contactó con ellos? ¿Quién es él?
—Tu compañero de clase Jaebeom.






Acto 9
Resolución del Caso Perezoso
(Parte 1/2)

Al volver al instituto, Hyungwon se sentía de lo más inseguro a pesar de que los chicos del Host Club se pasaban prácticamente cada segundo del día junto a él, sin dejarlo solo ni un momento para que nadie pudiera aprovecharlo en su contra e intentar hacerle daño como había pasado anteriormente. Él les agradecía mucho que lo hicieran, porque de aquella forma seguro que la persona que lo odiaba tanto no lo tenía tan fácil, pero aun así, sentía cómo si alguien lo estuviera persiguiendo, observando, buscando cualquier descuido que pudieran cometer para llevar a cabo sus planes y Hyungwon estaba de los nervios por todo aquello.

—Hoy vamos a cazar a Jaebeom —dijo Changkyun un día, cuando todos estuvieron reunidos en la pequeña sala del piano. Probablemente, aquel día tampoco se abriera el Host Club y, aunque eso ocasionara algunas pérdidas en el capital del club, éste podría seguir adelante tranquilamente porque era el que más fondos tenía de todos los del instituto—. He hackeado su agenda electrónica y sé cuáles son sus movimientos hoy.
—¿Qué vamos a hacer para cogerlo? —preguntó Hyungwon.
—Tú no te preocupes por nada —respondió éste—. Nosotros nos encargaremos de todo.

Un par de horas más tarde, los chicos regresaban con el chico que habían ido a buscar y que era aquel que había ido buscando a chicos para que le hicieran las diversas putadas que Hyungwon había recibido. El chico estaba en su clase y nunca le había parecido mala persona, pero después de aquello, Hyungwon ya no se fiaba de absolutamente nadie en aquel lugar, porque el que de verdad estaba detrás de todo, podía ser cualquiera.

—Im Jaebeom —dijo Kihyun, colocándose delante del otro, que tenía las manos a la espalda, sujetas por Hoseok firmemente—. Tenemos pruebas que te implican en los altercados que se han producido en la escuela y podríamos inculparte como el máximo responsable de todo —el chico estaba mucho más serio de lo que Hyungwon lo había visto jamás—, pero no te buscamos a ti, buscamos a la persona que está realmente detrás de todo.
—No sé de qué me habláis —fue lo que respondió él.

Hyungwon no se esperó el golpe con la mano abierta que le dio en el rostro Kihyun a Jaebeom y Jaebeom tampoco se lo esperó, porque emitió un grito de sorpresa y dolor. Después de aquello, miró con odio al otro y éste le dio otro golpe de nuevo.

—Me da igual cuánto tengamos que tardar, cuánto te resistas o cuántos golpes tenga que darte —comentó, como quien no quiere la cosa—, yo no voy a abandonar hasta que no me des el nombre.

Hyungwon nunca había visto aquella faceta de Kihyun, pero los hermanos Hyunwoo y Jooheon que se encontraban a su lado estaban de lo más calmados, como si aquello fuera un comportamiento normal en el otro chico, que generalmente era alguien dulce. Su amigo, al parecer, era una caja de sorpresas.

—Sigo sin saber de qué me habláis —replicó Jaebeom.
—Te hablamos de cómo has estado contactando tanto con chicos como con chicas de esta escuela para que todos y cada uno de ellos intentaran atentar contra Chae Hyungwon de diversas formas, algunas más efectivas que otras, para que así decidiera abandonar el instituto —contestó Minhyuk, también terriblemente serio—. Puedo citarte todos los nombres de esos chicos si quieres, para refrescarte la memoria, pero te ahorraré el sufrimiento si nos respondes.
—¿Qué debo responder?
—¿Para quién trabajas? —preguntó Changkyun—. Si nos lo dices, quedarás exento de cualquier responsabilidad en este asunto; sino lo haces, te llevarás tú todas las culpas, porque dudo que quien sea que ha estado preparando todo esto ponga su mano en el fuego por ayudarte.
—¿Crees que merece la pena sacrificarte por esa persona? —cuestionó Hoseok—. ¿Te ha pagado? ¿No tienes suficiente dinero porque la empresa de tu familia está al borde de la quiebra?
—¿Qué te prometió si lo ayudabas? —dijo Kihyun—. Nosotros podemos hacer mucho más que él.
—Me prometió que salvaría la empresa de mi padre —dijo finalmente Jaebeom, admitiendo lo que se había dicho anteriormente—. Pero no lo hago por eso.
—¿Entonces por qué es? —preguntó Hyungwon, sin evitar quedarse callado por más tiempo—. ¿Por qué se me ataca cuando yo no le he hecho mal a nadie?
—Porque tu sola presencia aquí es un insulto a todos nosotros —le respondió, mirándolo con odio—. No te mereces estar entre nosotros. No eres más que alguien inferior.

Y aquella vez, fue Minhyuk quien golpeó el rostro de Jaebeom, dejándole la nariz hecha trizas y sangrando abundantemente.

La tarde fue avanzando mientras le hacían preguntas al chico que tenían retenido y mientras éste iba respondiendo lo que le daba la gana. Hyungwon estaba de los nervios porque quería que todo se solucionara rápidamente, pero al parecer eso no iba a suceder porque Jaebeom era de lo más testarudo y no atendía a razones. Daba igual cuántos golpes le dieran, cuántas amenazas hicieran o cuántas promesas, éste no daba su brazo a torcer, impacientándolos a todos, incluso Hyunwoo y Jooheon que habían estado tranquilos la mayor parte del tiempo, desde hacía unos minutos no paraban de increparlo, buscando la verdad.

Cuando parecía que aquello no iba a llevar a ninguna parte, la puerta de la pequeña sala del piano se abrió de golpe y por ella entró Hyojung con una sonrisa de orgullo enorme en su rostro.

—¡Chicos! —gritó—. Lo he encontrado. Sé quién es el que está detrás de todo esto.
—¿Quién es? —cuestionaron Changkyun y Minhyuuk a la vez.
—¿No me vais a preguntar cómo lo he conseguido? —murmuró ella, poniendo boca de pato, pero todos ellos negaron—. ¡Qué desagradecidos sois! —exclamó, antes de suspirar—. Es Kim Hyungsoo, el delegado de tercero A. Ahora mismo está en los jardines del ala oeste.

Apenas terminó de decir aquello, cuando los dos que habían preguntado por la identidad de aquella persona que lo había planeado todo salieron corriendo de la sala, en su busca. Ninguno de los demás se movió de su puesto, probablemente porque sabían que ellos dos se sobraban y bastaban para hacerlo todo, pero Hyungwon se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro. Reconocía el nombre de Kim Hyungsoo porque lo había escuchado algunas veces, pero jamás habría pensado que aquel chico lo odiara tanto, simplemente por no ser rico como todos ellos. Hyungwon no tenía culpa de ser pobre como una rata, pero para haber sido admitido en aquel lugar con una beca se había roto los cuernos, se había dejado la piel… no se merecía que lo hubieran tratado de aquella manera.

—Todo terminará pronto —murmuró Hyunwoo, poniéndole una mano en el hombro. Hyungwon lo creyó, porque los chicos del club lo habían dado todo por él y seguro que lo seguirían dando hasta el final.
—¿Pero de verdad a nadie le importa cómo lo he hecho? —escuchó preguntar a Hyojung y cómo era el silencio lo único que recibía por respuesta. También escuchó cómo Jooheon llamaba a la policía, pero no le prestó atención a nada más que no fuera el toque cálido y tranquilizador de Hyunwoo.






Acto 10
Resolución del Caso Perezoso
(Parte 2/2)

Finalmente, todo había acabado.

Solo hacía unos minutos que la policía se había llevado a Kim Hyungsoo después de que los chicos los llamaran y les enseñaran a los agentes las pruebas que habían ido recabando en su contra durante todo el tiempo. Hyungwon ya podía respirar tranquilo después de lo tenso que había estado en los últimos meses de su vida. Debido a aquello, no se había podido concentrar en nada de lo que pasaba a su alrededor, no había prestado demasiada atención en clases y se acercaban los parciales que debía aprobar con muy buenas notas para poder seguir obteniendo la beca y seguir estudiando en aquel lugar al que tanto le había costado acceder. No se había fijado en eso, pero tampoco se había fijado en cómo cierto rubio no había despegado su mirada de él en ningún momento de aquellos meses, por ese motivo, no se esperó que Minhyuk lo abordara en los jardines, lugar al que había salido a meditar antes de recoger sus cosas e irse a casa.

—Estabas aquí —le dijo, sobresaltándolo—. Te he estado buscando por todas partes.
—Lo siento —Hyungwon se giró hacia él para mirarlo—. Necesitaba tomar un poco de aire para relajarme y para hacerme a la idea de que por fin todo se ha acabado.
—Me imagino —susurró el otro.
—¿Querías algo? —le preguntó. Si lo había estado buscando, tenía que ser porque algo quería de él.
—Mmm… s-sí… ha-había algo que quería decirte —tartamudeó el mayor, haciendo que Hyungwon enarcara una ceja levemente. No había visto en todos los meses que conocía al chico tartamudear ninguna vez, así que le extrañó muchísimo.
—¿Qué es? —preguntó de nuevo, apremiándolo a hablar.
—Probablemente te hayas dado cuenta ya… —comenzó el chico, metiendo sus manos dentro de los bolsillos del pantalón del uniforme en aquel atardecer veraniego—, pero creo que no está de mal decírtelo y confirmar tus sospechas.

Hyungwon se sentía muy confuso. No sabía de qué le estaba hablando el otro.

—¿De qué hablas, Minhyuk?
—Me gustas —respondió, sorprendiéndolo a medias—. Desde el momento en el que te vi entrar al Host Club, cuando tiraste aquella cerámica, con tus gafas de culo de vaso y tu ropa desaliñada. Desde ese momento me has gustado y quería decírtelo para que lo supieras y para que me tuvieras en cuenta.
—Yo…

Hyungwon dudó. No sabía qué decir ante aquella confesión. Se había dado cuenta de que el mayor estaba interesado en él, pero hasta el accidente no le había dado demasiada importancia. Sin embargo, no había pensado tampoco demasiado en ello porque cuando lo hacía, los latidos de su corazón no lo dejaban pensar con claridad, tal y como estaban haciendo en aquel momento, y el chico siempre se ponía de los nervios y dejaba aparcado el tema por ello.

—No hace falta que me contestes ahora —dijo Minhyuk—. De hecho, si yo no te gusto, no hace falta que me contestes nunca, solo no dejes de ser mi amigo, con eso tengo suficiente.

Minhyuk hizo el ademán de irse, pero Hyungwon lo retuvo, hablando de nuevo.

—Yo… necesito pensarlo —fue lo que le dijo—. Y te daré una respuesta.




Acto 11
9.000.000€ menos en el bolsillo

Hyungwon se despertó aquella mañana después de dormir toda la noche a pierna suelta. Ya que había sido cazada la persona que había estado atentando contra él, se sentía mucho más aliviado. Gracias a los chicos del Host Club podía por fin respirar tranquilo y asistir a las clases sin el creciente miedo a que alguien lo atacara. Quizás los tendría que invitar a una comida en su casa hecha con todos aquellos productos de marcas baratas que compraba y a los que no estaban acostumbrado los chicos, pero que tanto les gustaban en definitiva, porque gracias a ellos, aquellos últimos días después de salir del hospital que habían sido un verdadero infierno para el chico, un infierno que no le deseaba ni a su peor enemigo, habían sido mucho más soportables.

Pero aquel día, Hyungwon se levantó de la cama con una gran sonrisa en su rostro, se puso en uniforme del instituto y desayunó junto a su padre —que acababa de regresar de una de sus noches locas en el club en el que trabajaba como dama de compañía— para después salir pitando hacia el lugar en el que se encontraría con todos sus amigos. Sin embargo, antes de poder llegar a la esquina, el chico se detuvo de golpe porque allí había alguien esperándolo. Hyungwon sonrió al verlo, pero al recordar lo que habían estado hablando el día anterior, su sonrisa se congeló un poco. Todavía no tenía una respuesta clara para aquello, de hecho, no había pensado siquiera en ello seriamente.

—¡Buenos días! —lo saludó Minhyuk, alzando su brazo y llamándolo para que fuera junto a él—. Vamos, entra. Te llevo.

Hyungwon titubeó unos segundos, pero después asintió. A pesar de que el otro se le hubiera declarado sinceramente el día anterior, no quería perderlo como amigo mientras se pensaba su respuesta y, además, de aquella forma viajaría gratis y se ahorraría el dinero del metro. El chico entró en el coche y el mayor lo hizo justo después que él, indicándole al chófer que ya podía arrancar. Hyungwon nunca se había montado en un coche tan caro como lo parecía aquel y se sintió bastante cohibido, pero los asientos eran muy cómodos y no tardó en relajarse junto a Minhyuk mientras miraba por la ventanilla cómo las personas que pasaban por su lado se quedaban embobadas admirando aquel vehículo de gama altísima.

—Hay algo que quiero decirte —murmuró el otro cuando ya llevaban unos minutos atravesando las concurridas calles de Seúl.
—¿De qué se trata? —preguntó, girándose hacia él.

Ya no quedaba ni rastro de la sonrisa que le había dedicado hacía un momento al invitarlo a llevarlo, ahora, el rostro de Minhyuk se encontraba totalmente serio. Hyungwon se temió que le diera una noticia demasiado grave.

—Entre todos pagamos lo que costaba la reparación de la pieza que rompiste —dijo—, pero ya no nos debes nada, así que, tus servicios en el MONBEBE Host Club ya no son necesarios si no deseas trabajar más allí.

Aquella noticia no era tan grave como el chico se había imaginado, pero sí que lo sorprendió. ¿Ya había saldado su deuda? ¿Ya no tendría que volver a trabajar como host? Quizás, al principio, cuando todo aquello le resultaba demasiado extravagante habría salido corriendo en cuanto se lo hubieran permitido, pero después de todo el tiempo que había pasado junto aquellos chicos, Hyungwon no quería separarse de ellos, pero sobre todo, no quería separarse de Minhyuk, que tanto había hecho por él. El chico sintió una punzada latente en el pecho al pensar que quizás se iba a tener que separar de él y tuvo muy clara la respuesta que le iba a dar a aquello y a lo que le había preguntado el día anterior. Puede que en algún momento se arrepintiera de lo que estaba a punto de hacer, pero ¿quién no se arrepentía momentáneamente de algunas cosas que había hecho?

Por eso, sin decir absolutamente nada, Hyungwon atrapó el rostro serio de Minhyuk entre sus manos y dejó un casto beso sobre sus labios antes de hablar.

—Prefiero quedarme con vosotros, contigo, si me lo permites —susurró, mirándolo fijamente a los ojos.

Minhyuk sonrió ampliamente, sorprendido por su acción pero también más que encantado con ella.

—Puedes quedarte con nosotros hasta que te hartes —le contestó—, pero conmigo espero que te quedes el mayor tiempo posible.
—Lo intentaré —prometió Hyungwon antes de volver a cruzar la escasa distancia que los separaba para besar sus labios de nuevo en un beso mucho más largo y menos casto que el anterior.

Cuando Hyungwon abrió la puerta de la Sala de Música II, no se esperaba meterse en tantos líos por ello… pero, después de todo, había merecido la pena abrirla…

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