Título: Tobira wo akeru to, soko wa…
Autora: Riz Aino
Pareja: MinWon
(MinHyuk + HyungWon) y leve KiHo (WonHo + KiHyun) [MONSTA X]
Clasificación: PG–13
Géneros: OHSHC!AU, humor, ¿romance?
Número de palabras: 10.550 palabras
Resumen: cuando Hyungwon aceptó convertirse en el
nuevo miembro del Host Club no tenía ni idea de en qué follón se estaba
metiendo.
Advertencias: he intentado que tenga un poco del humor
absurdo de Bisco Hatori, no sé si
llegará a su nivel, pero he hecho lo que he podido.
Notas de traducción: el título de este fic, Tobira wo akeru to, soko wa… significa
algo así como “cuando abrí aquella puerta, lo que encontré fue…” y es una frase
que aparece bastante tanto en el anime, como en el manga, por eso la usé como
título.
Comentario de autora: es cortito, I’m so sorry, pero no he tenido tiempo alguno para hacerlo más
largo, aunque quería... pero aun siendo así, espero que os riais un poco con esta historia.
Tobira wo akeru to, soko wa…
Acto 0
Cuando HyungWon
abrió aquella puerta,
lo que
encontró fue… el Host Cub…
HyungWon
caminaba por los pasillos de su nuevo instituto, perdido en la inmensidad del
edificio, buscando cualquier lugar en el que pudiera estudiar tranquilamente y
así mantener la beca que le permitía estar estudiando en ese sitio tan caro. Ya
había entrado en unas cuantas de salas, pero todas ellas estaban llenas de
alumnos procrastinando de mil formas distintas y a HyungWon se le había pasado
por la cabeza más de una vez que aquellos niños ricos debían de tener muy pocas
preocupaciones para estar así 24/7. El chico miró a su alrededor en una
intersección de pasillos y decidió tomar el que seguía a su izquierda, subiendo
luego unas escaleras para encontrarse de frente con una puerta enorme —enorme
como todo en aquel lugar— y con un cartel en el lateral izquierdo que rezaba
“Sala de Música II”.
HyungWon
se subió las gafas por el puente de la nariz, ya que se le estaban resbalando
por éste y si se le caían iba a ser incapaz de ver algo hasta que las
encontrara, y se debatió unos momentos si entrar o no a esa habitación también
y probar suerte. Quizás, en aquel rincón olvidado de la mano de Dios, no se
encontrara a nadie y podría estudiar con tranquilidad. Con ese pensamiento en
su mente, el chico se dispuso a entrar.
Cuando
HyungWon abrió aquella puerta, lo que encontró fue… el Host Club…
Acto 1
MONBEBE
Host Club
Cuando
la puerta estuvo abierta, unos pétalos de rosa comenzaron a caer desde el techo
repentinamente, dejando a Hyungwon completamente estático en su sitio,
observando el movimiento de éstos al caer hasta el suelo y amontonarse a sus
pies. Se quedó absorto unos momentos en eso solo, pero cuando alzó su mirada y
se encontró a seis chicos, sobre un sofá, ataviados como si fueran dioses
grecorromanos, o algo por el estilo, el chico quiso salir corriendo por donde
había venido… pero sus pies siguieron anclados al suelo por algún extraño y
misterioso motivo.
—Bienvenido
al MONBEBE Host Club —dijo uno de los chicos, el que estaba sentado en el
centro, rubio, tintado claramente, levantándose con un movimiento grácil—. Si
deseas nuestras atenciones… por un módico precio estaremos a tu servicio —una
sonrisa encantadora asomó a su rostro que parecía esculpido en porcelana tras
decir aquellas palabras.
Hyungwon
quiso más que nunca salir pitando de allí, así que, se giró y se dispuso a
echar a correr por su vida y por su virginidad anal. Pero antes de dar un solo
paso hacia el exterior, sintió cómo alguien lo tomaba de la manga del jersey
que llevaba. No ejercía mucha fuerza y el chico podría haberse librado inmediatamente
del agarre, pero cuando la persona que lo había agarrado se colocó frente a él,
todo sonrisas inocentes y adorables, no pudo más que quedarse de nuevo
estancado en el mismo sitio, como si aquella baldosa tuviera un imán y él
estuviera hecho completamente de metal.
—No
te vayas —le ordenó, aunque lo dijo con un tono tan suave y agradable que no
parecía una orden—. ¿De verdad no quieres pasar un rato con nosotros? Todo el
mundo quiere pasar un rato con nosotros.
—Yo…
Hyungwon
intentó hablar, intentó decir que lo que él quería era encontrar un maldito
sitio en el que pudiera estudiar con tranquilidad, pero dos personas más
irrumpieron en su campo de visión y se quedó sin palabras. Uno era alto como
una torre y todo el cuerpo que mostraba aquel disfraz de Dios, parecía
trabajado con demasiado sudor en el gimnasio; el otro era algo más bajito y el
disfraz mostraba un cuerpo poco trabajado. A primera vista no se parecían en
nada, pero después de observarlos unos segundos, Hyungwn notó algunos rasgos similares
en ellos.
—Eso,
no te vayas —el chico más bajo lo tomó de la mano y lo arrastró cerca del sofá,
donde se encontraban los demás—. Disfruta de nuestras atenciones.
—No…
no… yo no… tengo tiempo… —acertó a decir Hyungwon.
Se
soltó del agarre del chico y luego caminó hacia atrás, observándolos a todos
con una expresión que debía recordar a quien lo viera la de un conejo asustado.
Solo dos personas no se le habían acercado o hablado, una de ellas tenía una
expresión somnolienta en su rostro y el otro parecía estar escrutando cada
rincón de su cuerpo. Hyungwon tragó saliva lentamente, notando perfectamente
cómo su nuez subió y bajó por su cuello, dando un par de pasos más hasta que su
espalda se topó con algo.
No
se hizo esperar el sonido de algo de cerámica rompiéndose contra el suelo.
Hyungwon cerró sus ojos, porque sabía perfectamente que debía de haberla liado
pardísima, y de esa forma, solo quiso desaparecer, que la tierra se lo tragara
lo más rápidamente posible y aparecer en la otra punta del mundo… y si era el
océano Atlántico, mucho mejor, así no podría romper nada más.
—Ese…
era… el vaso François… —murmuró la voz del chico que le había dado la
bienvenida hacía escasos dos minutos.
No sabía lo que era
el vaso François. No quería saberlo. Pero sonaba a algo muy caro.
—Lo
era —dijo una voz muy grave—. Y lo teníamos que devolver sano y salvo al Museo
Arqueológico de Florencia mañana.
Hyungwon supo que
acababa de cavar su propia tumba en ese mismo momento.
—Era
una pieza irremplazable —comentó seriamente la voz dulce del chico adorable.
—Habrá
que hacer algo para arreglarlo —dijo otra voz, una que no había escuchado antes
y que supuso que sería del chico alto.
—Es
una pieza que solo los más expertos restauradores podrían dejar como se
encontraba al principio —respondió la voz grave—, y costaría muy caro… unos
ocho o nueve millones de euros.
Hyungwon
volvió a tragar saliva. Si le hacían pagar aquella cantidad, moriría después de
haber trabajado toda su vida en cinco trabajos sin haber pagado siquiera la
mitad y la deuda pasaría a sus hijos y de éstos a sus nietos —si es que no
moría antes de poder crear una familia de la extenuación—.
—Lo
debería de pagar la persona que lo rompió —ahí, Hyungwon ya no pudo mantener
los ojos cerrados y los abrió, viendo cómo se dirigía hacia él el chico rubio—.
¿No lo crees?
—No
tengo dinero —salió inmediatamente de su boca.
El
chico lo miró con extrañeza unos segundos, hasta que la voz grave volvió a
hablar y Hyungwon la pudo identificar con el individuo que lo había estado
observando fijamente hacía unos instantes.
—Es
el estudiante becado, Chae Hyungwon.
—Entonces
tendrás que trabajar para nosotros hasta que tu deuda sea saldada —declaró el
rubio.
Hyungwon
sintió en ese momento cómo al menos la mitad de su vida se le escapó de las
manos y vio claramente cómo una nube negra cargada de lluvia y de los
relámpagos que tanto odiaba se interponía en su futuro, sin predicción de
anticiclones por venir que la despejaran en mucho tiempo.
Acto 2
Chae
Hyungwon y el Host Club
Solo
habían pasado un par de días desde que Hyungwon se había visto envuelto en un
nuevo mundo del que al parecer no iba a tener una pronta escapatoria. El
MONBEBE Host Club era como una especie de cafetería en aquel instituto de
ricos, pero no una cafetería normal y corriente, sino una en la que los chicos
a los que les había roto la vasija —de la que ahora ya sabía que era una pieza
arqueológica de gran valor artístico e histórico— coqueteaban con todas las
mujeres y hombres que entraban en el lugar, mientras se tomaban una taza de té
y algunos dulces. Hyungwon había recibido una clase speed up de cómo debía comportarse con los clientes y él lo
intentaba hacer más o menos bien porque a cuanta más gente encandilara en el
menor tiempo posible, antes podría salir huyendo de allí —por eso había dejado
también que le arreglaran el pelo, le quitaran sus gafas y le consiguieran unas
lentillas y lo vistieran de la misma forma que estaban ellos vestidos, como si
fueran camareros—.
—Hyungwon
—le dijo la chica que estaba frente a él—. Eres muy guapo y ese mutismo tuyo te
da un aire de misterio que me encanta —la chica le guiñó el ojo y él contuvo la
respiración porque era preciosa y estaba coqueteando con él de forma bastante
descarada, como nunca antes le había pasado porque estaba acostumbrado a pasar
desapercibido—. ¿Quieres que vayamos a algún lugar menos abarrotado a
conocernos mejor?
El
chico parpadeó un par de veces. Una por la insinuación sexual que acababa de
recibir, la otra porque sintió el pie de la chica ascender por su pierna debajo
de la mesa. Tragó saliva, buscando humedecer su garganta repentinamente seca y
luego quiso hablar pero se le trabó la lengua. Quizás no estaba preparado para
eso, al menos no tan pronto, por ese motivo no le habrían comentado los demás
que también debía de hacer aquellas cosas para el club.
—¿Me
permites entrar en vuestra conversación un momento? —escuchó Hyungwon decir
tras él. Rápidamente giró su cabeza para encontrarse con Minhyuk, esbozando una
sonrisa encantadora, como la primera vez. Sin pensarlo ni un segundo asintió a
su demanda—. Querida Jihyun —le dijo a la chica—, sabes perfectamente que no
puedes atormentar a los nuevos miembros así siempre, ¿cuántas veces te lo debo
decir?
—Sabes
que es en broma, querido —respondió ella, con una sonrisa pícara en su rostro—.
Me gusta atormentarlos.
Jihyun
se levantó de la silla y luego rodeó la pequeña mesa hasta quedarse al lado de
Hyungwon, le colocó una mano en la mejilla y después la fue bajando hasta su
cuello, donde la dejó unos momentos antes de separarse finalmente de él y
caminar contoneándose hasta la salida. El chico sintió un escalofrío de placer
recorrer todo su sistema nervioso de arriba abajo y notó arder sus mejillas.
—¡Qué
mono! —dijo Minhyuk al verlo.
Hyungwon
solo quiso salir corriendo de allí, pero todavía le faltaban varias horas para
acabar su jornada en el Host Club, así que, solo se levantó de allí y se fue
lejos del otro para tomarse un merecido, pero efímero descanso. A pesar de que
cada vez se alejaba más de Minhyuk, todavía podía escucharlo gritar a los
cuatro vientos que era adorable. El chico sacudió su cabeza mientras se dirigía
al único lugar que había resuelto que era el más tranquilo de todos, una
pequeña sala en la que había un enorme piano de cola. Nada más entrar allí, se
dejó caer sobre el asiento aterciopelado y apoyó su cabeza contra la superficie
fresca del piano, intentando de esa forma paliar el creciente dolor de cabeza
que estaba comenzando a tener.
—¿También
necesitas un descanso de todo? —una voz grave le hizo aquella pregunta,
sobresaltándolo.
Creía
que estaba solo, pero al parecer no. Allí también se encontraba Changkyun,
seguramente escapando de todo aquel ambiente, como él mismo, ya que no parecía
sentirse a gusto con todo aquello.
—¿Cómo
soportáis estar tanto tiempo haciendo esto? —cuestionó, levantando su cabeza y
girándose en la dirección de la que había procedido la voz, viendo a Changkyun
sentado en el suelo, con una tablet
en sus manos.
—Bueno…
algunos han nacido para ello —le respondió, sin siquiera alzar su cabeza del
aparato electrónico—, otros simplemente estamos aquí por casualidades de la
vida.
—Puedo
ver que Minhyuk ha nacido para coquetear con todas las personas que se le ponen
por delante —comentó—, ¿pero los demás?
—Kihyun
es encantador —dijo Changkyun—, todo él resplandece y Hoseok es igual, aunque
no lo parezca a primera vista. Jooheon tiene un encanto escondido que nadie
espera y vuelve a todas las chicas locas con él y Hyunwoo no tiene que decir ni
una palabra, solo sentarse a que lo observen fijamente es suficiente. Cada uno
tiene algo que lo hace especial.
—¿Y
tú?
—¿Yo?
—el chico por fin alzó su cabeza para mirarlo a los ojos fijamente, con una
sonrisa torcida adornando su rostro—. Yo encarno todos sus oscuros deseos.
Acto 3
Curiosos
personajes…
Parte
1/3 (Club de Magia Negra)
—Todos
vais a morir uno de estos días… ¡yo os maldigo!
Las
luces del MONBEBE Host Club se apagaron y Hyungwon se agarró a la mesa como si
ese trozo de madera vestido con un mantel con encajitos pudiera salvarlo de
todos los males que le pudieran ocurrir a la vez que un sudor frío comenzó a
recorrerle la espalda. No sabía de qué iba aquello, no sabía si era algún tipo
de espectáculo como los que hacían a veces para sus clientes —aunque si era eso
no lo habían avisado— o si era alguien que realmente los odiaba y de verdad
quería matarlos a todos.
La
luz volvió tan repentinamente como se había ido y todos se encontraban bien y
tranquilos, en los mismos lugares en los que estaban antes de que se escuchara
aquella voz. Todo estaba igual menos la puerta de entrada, que ahora estaba
abierta y en la que había dos figuras, una era la de Jooheon, la otra era la de
un chico que vestía totalmente de negro y llevaba una capucha que tapaba por
completo su rostro, haciéndolo misterioso y, sobre todo, escalofriante.
—No
tengas miedo, cariño —la voz de
Minhyuk justo en su oído lo sobresaltó, pero los brazos que le colocó alrededor
de su cuello hicieron que no se cayera al suelo de la impresión—. Solo es
Gunhee, del club de Magia Negra. Nos tiene un poco de tirria porque aceptamos a
Changkyun en lugar de a él y nos maldice al menos una vez al mes —Hyungwon
tragó saliva—. No te preocupes por él, no tiene ningún poder mágico, solo lo
hace para que nos acordemos de él de vez en cuando.
—¿Y
tiene que hacer esto siempre? —cuestionó Hyungwon, intentando quitarse de
encima al otro, sin conseguirlo.
—Es
su forma de decirnos que nos sigue queriendo a pesar de todo —comentó
distraídamente el mayor.
Hyungwon
vio cómo Jooheon y el chico de la capucha jugaban juntos en la puerta durante
unos momentos antes de irse, saliendo por ésta empujándose y pegándose hasta
que los dos se chocaron con ella antes de irse finalmente de la sala. Una vez
se fueron, todas las conversaciones del Host Club volvieron al punto en el que
estaban antes de la interrupción y el chico también quiso hacerlo con Hyunjung,
la chica con la que en ese momento estaba intentando conversar —un poco antes
había pasado por la mesa su primer chico, Jeonghan, pero ya hacía una media
hora que se había ido… y, en realidad, Hyungwon no tenía demasiado claro que
fuera un chico del todo—, pero Minhyuk todavía no se había separado de él.
—Hyung… —le intentó llamar la atención
para que lo dejara tranquilo.
—Llámame
Minhyuk —le pidió, en un tono meloso que hizo a la chica que se encontraba
sentada frente a él emitir un sonido parecido al de un delfín en celo.
—Lee
Minhyuk —dijo, claudicando a medias—. ¿Podrías dejarme hacer mi trabajo para
así poderos pagar lo que os debo? —cuestionó.
De
tan cerca que estaba el otro, Hyungwon notó sus labios formando una gran
sonrisa contra su oreja y, unos segundos después, sintió aquellos mismos labios
moverse al hablarle.
—Por
ahora —le susurró—. Señorita, me despido de ambos y los dejo solos.
Hyungwon
giró su cabeza lo justo para ver a Minhyuk guiñando un ojo —nunca supo si fue
para él o para la chica— y alejándose de ellos. También acertó a ver cómo
Hyunwoo se levantaba de la mesa de al lado para darle un abrazo al chico alto
que se encontraba con él —y que reconoció como Yugyeom, uno de los chicos de su
clase— que casi se convirtió en un beso porque no midieron bien las distancias
y que hizo a todos los clientes que miraban suspirar. Hyungwon sacudió su
cabeza tratando de dispersar todo lo que estaba a su alrededor y todos sus
pensamientos, para volver a enfocarse en la chica que tenía delante. Ya tendría
tiempo de pensar en Minhyuk y en por qué no lo dejaba tranquilo en cualquier
otro momento.
—Bien,
Hyunjung —dijo, llamando la atención de la chica—. ¿Por dónde íbamos?
Aquella
tarde, Hyungwon tuvo que ser el anfitrión de un chico llamado JinYoung y una
chica china llamada Xuanyi antes de poder quitarse aquel uniforme. También tuvo
que lidiar con Minhyuk toda la tarde, porque cada diez minutos se pasaba por su
mesa y lo tocaba mucho o le hablaba demasiado cerca, siempre invadiendo su
espacio personal y perturbándolo de una manera increíble.
—¿Por
qué no me deja tranquilo? —se cuestionó a sí mismo, mientras se sacaba la
camisa desabotonada a medias por la cabeza con furia. No esperaba que nadie le
contestara, pero una voz grave lo hizo.
—Igual
te resulta raro, pero creo que tiene interés en ti —fue lo que le dijo.
Para
cuando Hyungwon terminó de sacarse la camisa por la cabeza y se giró para
encararse a Changkyun, éste ya no se encontraba en el vestuario, dejándolo con
la cabeza hecha un lío y con un montón de preguntas sin responder.
Acto 4
Lee
Minhyuk… ¡déjame vivir!
Después
de llevar cerca de un mes trabajando en el MONBEBE Host Club, Hyungwon podía
decir varias cosas sobre el lugar y sobre las personas que se encontraban en
él.
Lo
primero que podía decir era que todos, tanto los host, como los clientes, eran unos vagos de cuidado que se tomaban
sus estudios a cosa de chufla; lo segundo, era que entre sus compañeros de
trabajo, había unos rollos muy raros y eso era algo que lo tenía sumamente
confuso porque cuando les había preguntado directamente a ellos, solo le habían
contestado que era teatro, un papel que interpretaban para tener contentos a
todos sus clientes. En palabras textuales de Kihyun, se comportaban como si
fueran homosexuales porque a las chicas les gustaba y de esa forma creaban
fantasías para los chicos. Hyungwon seguía sin entenderlo del todo, pero
suponía que cuánto más tiempo pasara allí dentro, más se le pegarían aquellas
extrañas manías que tenían los demás.
No
obstante, no eran solo estas dos cosas lo que había descubierto, el chico
también se había dado cuenta —y casi desde el primer día— que Minhyuk era un
extraño ser que rallaba lo pesado, porque no lo dejaba ni a sol ni a sombra.
A
veces, en la mente de Hyungwon se repetían las palabras que le había dicho
Changkyun una vez sobre que podría estar interesado en él, pero no tardaba en
sacudir su cabeza y determinar que era algo que no tenía sentido alguno porque
después de todo, lo que hacían dentro del Host Club era puro teatro. Sin
embargo, a pesar de que siempre llegaba a aquella misma conclusión, Minhyuk le
rompía demasiado los esquemas porque incluso fuera de la sala que tenía
asignada el club, buscaba estar junto a él, pegándosele como si fueran polos
opuestos que estuvieran unidos por un imán.
—Es
agobiante —acabó diciéndole a Kihyun un día que se encontraron al salir de
clase en dirección al Host Club—. ¿Tú cómo soportas que HoSeok esté
prácticamente todo el día pegado a ti? —le cuestionó. Aquella era otra cosa de
la que se había dado cuenta con el paso de los días: Kihyun y Hoseok no se
despegaban ni un segundo el uno del otro, casi como si fueran siameses o algo
por el estilo.
—Hoseok
y yo nacimos destinados a pasar el resto de nuestras vidas juntos —fue la
enigmática respuesta que recibió del mayor antes de que éste saliera corriendo
en dirección a Hoseok, que lo esperaba al final del pasillo.
Hyungwon
se dio cuenta entonces de las expresiones de los rostros de ambos, en los que
se podía leer la felicidad llevada al extremo por encontrarse después de haber
pasado unas horas separados. Realmente parecían destinados a estar el uno junto
al otro para siempre.
Esa
tarde, mientras intentaba hacerle pasar un buen rato a Dasom, Minhyuk estuvo
especialmente pesado. En ningún momento se fue del sillón que ocupaba aquella
vez, sin dejarlo tranquilo ni un solo momento. A veces se recargaba sobre él,
otras veces le pasaba el brazo por los hombros y lo atraía a su cuerpo e
incluso, en algunas ocasiones, le había dado besos en las mejillas, para la
delicia de la joven que lo acompañaba aquella tarde. Para Hyungwon, solo era
una molestia enorme tenerlo todo el día colgado, por eso, el chico buscaba en
lo más hondo de su ser una paciencia que realmente sabía que no tenía, pero a
la que debía abogar porque si no lo hacía, pagar los 8.919.000 euros que
todavía le quedaban iban a ser nada en comparación a lo que los abogados de los
increíblemente ricos padres de Minhyuk le iban a hacer pagar por el asesinato
de su hijo.
Finalmente,
cuando acabó por fin el tiempo por el que había pagado Dasom para estar con él,
Minhyuk se alejó de su lado como si tuviera un resorte en el trasero y Hyungwon
al menos pudo respirar tranquilo el resto de la tarde y dedicarse en cuerpo y
alma a ganarse a más clientes para así poder pagar lo más rápido posible su
deuda. Fueron dos chicas más las que pasaron por su mesa antes de que cerrara
el chiringuito por aquel día, Jiyeon y Sojung, y Hyungwon se centró en ellas
todo lo que pudo, aunque no por eso, dejó de sentir un escalofrío de vez en
cuando, como si alguien lo estuviera observando fijamente desde algún lugar.
Al
acabar aquel día, Hyungwon se dispuso a irse a casa y hacer todos los deberes
que les habían mandado para el día siguiente antes de tumbarse en su futón y
descansar para siempre, si era posible. Sin embargo, antes de poner siquiera un
pie fuera del Host Club, fue retenido por una mano y empujado contra la pared.
Cuando el chico abrió sus ojos —que había cerrado por inercia— a quien se
encontró a un palmo de su rostro fue a Changkyun. Le quiso preguntar qué le
pasaba, por qué había hecho eso, pero antes de que abriera la boca, de la
puerta cayó un bote de pintura roja que llenó el suelo de baldosas a su
alrededor, extendiéndose como si fuera un charco de sangre.
Hyungwon
entendió que Changkyun lo acababa de salvar de haberse bañado en pintura roja,
así que se lo agradeció.
—Agradécemelo
cuando encuentre al culpable de esto —fue lo que le contestó el chico, de forma
seca y dura, con una expresión en su mirada que hizo al corazón de Hyungwon
estremecerse.
—¡Hyungwon!
¿Estás bien?
El
grito de Minhyuk lo hizo enfocarse en lo que sucedía a su alrededor y el chico
pudo ver a los demás miembros del Host Club apiñados alrededor de ambos, con
expresiones preocupadas en sus rostros. Changkyun lo soltó y se fue del lugar,
dejando paso a una horda de abrazos y palabras de alivio por parte de cierto
chico rubio que se había pasado la tarde abrumándolo con su presencia.
—Estoy
bien, estoy bien —tuvo que asegurar varias veces, pero el agarre de los brazos
de Minhyuk no fue menos intenso hasta que pasaron algunos minutos.
—Te
prometo que encontraremos a quien ha hecho esto —le aseguró.
Al
chico no le había pasado nada y aquella especie de broma tampoco había sido
para tanto porque, de todas formas no había surtido efecto, pero a los chicos
del club parecía molestarles especialmente, así que, Hyungwon creyó en sus
palabras. Estaba seguro de que encontrarían al culpable.
Acto 5
Curiosos
personajes…
Parte
2/3 (Club de Periodismo)
Los
días habían ido pasando normalmente después de aquel incidente del bote de
pintura y Hyungwon no había tenido ningún otro momento en el que hubiera estado
en peligro la integridad de su ropa —salvo aquel en el que se manchó la camisa
de salsa durante un almuerzo en el comedor del instituto—. Al parecer, los
chicos del Host Club no habían encontrado ninguna pista que los llevara hacia
el culpable, por lo que él se había relajado con respecto al tema. Quizás había
sido solo una gamberrada y quizás ni siquiera había estado dirigida a él, sino
que simplemente había abierto la puerta en el momento equivocado.
Por
eso, Hyungwon no había pensado más en el tema, y creyó que los demás tampoco lo
habrían hecho… hasta ese día.
El
chico se encontraba llevando una taza de café hacia la mesa en la que lo
esperaba su primer cliente de la tarde, Seungcheol; sin embargo, no pudo llegar
a ésta porque algo se interpuso en su camino. Hyungwon había ido tan
concentrado mirando el suelo para no tropezar, que se había perdido al chico
que pasó corriendo por su lado y que no había calculado bien las distancias
porque se chocó contra él. Hyungwon y el chico acabaron por los suelos y la
bandeja y la taza acabaron junto a ellos, mientras que el humeante café
finalizó su viaje en la entrepierna de Jackson, un compañero de clase del
chico, que profirió un alarido de dolor por el líquido caliente.
Hyungwon
quiso levantarse del suelo, disculparse con Jackson y prepararle otro café a
Seungcheol, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas porque cuando intentó
alzarse, el cuerpo de otra persona cayó sobre él y el chico quedó atrapado.
Tuvieron que pasar unos segundos hasta que Minhyuk apareció y comenzó a
desenrollar los miembros de las tres personas que se habían enredado en el
suelo, para rescatar a Hyungwon de su prisión.
—¿Estás
bien? —le preguntó, tomando su rostro entre sus manos y mirándolo a los ojos
con expresión preocupada.
—Sí.
Estoy bien —replicó Hyungwon, soltándose.
Un
suspiro de alivio salió de los labios de Minhyuk antes de girarse hacia las
personas que habían chocado con él y poner sus brazos en jarras, mirándolos
fijamente. Hyungwon también se giró, descubriendo que las dos chicos eran
prácticamente idénticos, se parecían tanto, que si los hubiera visto por
separado, habría jurado que eran solamente una persona en diferentes lugares.
—Youngmin,
Kwangmin. ¿Por qué estáis aquí? —les cuestionó a los gemelos Minhyuk.
—Veníamos
a darte información que habíamos encontrado sobre lo que nos pediste —dijo uno
de ellos.
—¡Oh!
¿Tan pronto? —se sorprendió el rubio.
—Sí.
Hemos usado toda nuestra red de conexiones para encontrarlo —respondió el otro.
—Entonces
venid, venid.
Minhyuk
los ayudó a ambos a levantarse del suelo y luego los guio fuera de la gran sala
hacia algún lugar. Hyungwon los siguió con la mirada, confuso, y quizás un poco
mareado por el tropiezo y el golpe.
—Son
unos de los chicos del Club de Periodismo —dijo la voz de Jooheon.
Hyungwon
se giró hacia él, encontrándolo secando con una servilleta la entrepierna de
Jackson mientras éste se mordía el labio inferior. El chico sintió un
escalofrío viendo aquella escena y se enfocó en lo que Jooheon le había dicho.
—¿El
Club de Periodismo? —preguntó.
—Sí.
Minhyuk les preguntó si podían averiguar algo sobre lo que te pasó el otro día
—le contestó—. Al parecer han encontrado algo.
Hyungwon
asintió a su explicación y después se fue a buscar otra taza de café para
Seungcheol, ya que los pedazos rotos de cerámica de la taza estaban siendo
recogidos por HoSeok y Kihyun y, después de todo, era su trabajo entretener al
chico. Por el camino, le dio vueltas a todo aquello y pensó que quizás sí que
era algo serio y él no le estaba dando importancia. Más tarde, le preguntaría a
Minhyuk qué era lo que quería encontrar y qué habían averiguado aquellos
gemelos.
Acto 6
Curiosos
personajes...
Parte
3/3 (Kim Hyojung entra en acción)
Sucesos
extraños comenzaron a ocurrirle a Hyungwon cuando menos lo esperaba tras una
semana en la que todo había sido tranquilo para él. Objetos no identificados
eran lanzados contra él, generalmente, pero otras veces, cuando había demasiados
alumnos en los pasillos, alguien lo empujaba por la espalda o le ponía la
zancadilla para que cayera al suelo de bruces. Aquellas acciones solo se
producían cuando iba solo de un lado a otro, si estaba con alguien del Host
Club, nunca ocurría nada y dentro de la Sala de Música II no había tenido
ningún percance más. Hyungwon sabía perfectamente que aquello se debía a que si
estaba con aquellas personas que poco a poco se habían ido ganando un
rinconcito en su corazón, quien le quería hacer daño lo iba a tener mucho más
complicado para hacerle algo y escapar indemne, pero cuando estaba solo era una
cosa distinta. Por aquel motivo, para que no le ocurriera nada, sus seis nuevos
amigos se turnaban para acompañarlo allá a donde fuera... pero no podían estar
todas las horas que pasaba en el instituto junto a él, por eso, a veces
ocurrían aquellos “accidentes”.
—¿Qué
fue lo que descubrieron los gemelos? —cuestionó Hyunwoo.
Los
miembros del MONBEBE Host Club se habían quedado después de cerrar aquella
tarde para tener una reunión seria sobre el tema y allí se encontraban todos,
sentados alrededor del piano, como si se tratara de una reunión secreta de un
clan.
—No
fue mucho —respondió Minhyuk—. Solo que había algunos comentarios online de personas anónimas a las que
no les gusta que Hyungwon esté aquí.
—¿Por
qué? —preguntó Kihyun—. Si Hyungwon es un encanto de persona.
—¿Es
porque es un estudiante becado? —apuntó Hoseok.
Minhyuk
asintió. Luego giró su mirada hacia él y, aprovechando que estaban sentados
juntos en el banco del piano, le puso una mano en la pierna.
—Generalmente
no suceden estas cosas —dijo—, porque los estudiantes becados pasan
desapercibidos…
—Pero
como Hyungwon es miembro del MONBEBE Host Club ha atraído mucho la atención y
hay gente que realmente no lo quiere aquí —continuó Changkyun a su otro lado.
Hyungwon
agachó su cabeza y observó distraídamente cómo el pulgar de Minhyuk trazaba
dibujos sobre su rodilla mientras pensaba en lo que le estaba ocurriendo. Si
tan solo aquel día que había estado buscando un lugar tranquilo en el que
estudiar no hubiera entrado a aquel lugar, todo habría sido muy diferente para
él. Nada de aquello le estaría ocurriendo y no habría conocido a los chicos que
ahora se encontraban junto a él. No supo por qué, pero una opresión se instaló
en su pecho al pensar en aquello último; sin embargo, cuando se propuso pensar
a fondo sobre cuál sería el motivo de aquello, no pudo hacerlo.
Al
lugar en el que estaban, de repente entró una chica y, como si fuera un huracán
lo puso todo patas arriba. Para cuando Hyungwon quiso darse cuenta de lo que
había pasado, la chica estaba tumbada sobre la tapa del piano de cola como si
se tratara de una cantante de soul,
con una expresión dramática en su rostro.
—Os
iba a hablar ahora de que mi espía había encontrado algo de información más
—comentó Changkyun—, pero se ha presentado directamente, así que, que os lo
cuente ella.
El
chico se cruzó de brazos y giró su rostro, como si estuviera indignado porque
las cosas no habían salido como él las había planeado y a Hyungwon le dieron
ganas de apretarle las mejillas porque le pareció una acción adorable, a pesar
de la expresión seria que el chico siempre llevaba en su rostro.
—Soy
Hyojung —dijo la chica desde el piano—. Y no me miréis como si fuera la
encarnación de todos vuestros deseos sexuales porque vivo feliz con mis tres
gatos —se giró para observarlos y sonrió—. ¿¡Qué digo!? Si aquí sois todos gays, lo siento.
—Hyojung
—la llamó Changkyun—. A lo que habías venido, por favor.
—Oh,
sí, sí —rió ella—. A lo que venía. Changkyun se aprovechó de que le debía un
favorcillo para pedirme que se lo devolviera investigando —la chica se puso
seria—. No sé quién le diría a los del Club de Periodismo que buscaran cosas,
pero es un inepto, al igual que ellos, porque no son para nada discretos
—comentó. Hyungwon sintió cómo Minhyuk se tensaba a su lado y no pudo evitar
esbozar una sonrisa—. El otro día los vi a los dos gemelos con el chico este…
el de la nariz grande y los ojos pequeños…
—Minwoo
—dijo Kihyun.
—¡Ese!
—dijo la chica—. Los vi con él detrás de un seto observando a Hyungwon
descaradamente y siguiéndolo por todos los jardines.
—¿En
serio? —preguntó éste—. Yo no me di cuenta…
—Pero
bueno, yo soy mucho más sutil —continuó Hyojung, sin haberle prestado atención
alguna—. He descubierto que quien no quiere a este niño aquí es alguien de
último curso es bastante popular, tanto, como para que sus seguidores se
arriesguen a ser pillados haciéndole jugarretas a Hyungwon. Tengo varios
candidatos, pero todavía tengo que cerrar el cerco en torno a ellos y ver quién
es realmente.
—Vaya…
es un gran avance —murmuró Minhyuk.
—No
me des las gracias —respondió ella, bajándose del piano con un gesto grácil—.
En cuanto termine con esto estamos en paz, Im Changkyun —y tras decir esto, se
fue.
—Vaya
mujer… —murmuró Hoseok.
—¿De
qué la conoces? —cuestionó Jooheon.
—Negocios
—dijo, encogiéndose de hombros.
Acto 7
Eres
muy guapo… quiero decir… ¡gracias!
El
MONBEBE Host Club se encontraba en silencio absoluto en aquellos momentos, a
pesar de que siempre era un lugar de lo más ruidoso y las conversaciones
siempre flotaban en el ambiente, mezclándose unas con las otras. Aquel silencio
no era nada común, pero era requerido para la actividad que estaban realizando
y si se escuchaba a alguien respirar más fuerte de la cuenta, una ronda de seis
"chist" resonaban en la gran sala. Los seis chicos y la chica que se
encontraban en el lugar necesitaban gran concentración para poder llevar a cabo
sus investigaciones sobre el Caso
Perezoso, tal y como lo habían bautizado para referirse a él y que nadie
pudiera averiguar de qué se trataba.
Desde
hacía algunas semanas, a Hyungwon le ocurrían todo tipo de desgracias
provocadas por alguien del instituto que no daba la cara y que enviaba a sus
esbirros a que le hicieran el mal al pobre chico que no tenía nada que ver con
nada. El Host Club había jurado que encontrarían al culpable con la ayuda de
Hyojung, aquella chica tan extraña que había entrado en sus vidas gracias a Changkyun
y mantendrían su promesa, aunque eso les costara dejarse los ojos mirando todas
y cada una de las cámaras de seguridad que se encontraban en los pasillos del
instituto desde el Pinapple del menor
de todos ellos.
Llevaban
varias horas en aquel menester —ni siquiera habían abierto el Host Club al
público aquella tarde para poder llevar a cabo su plan—, pero a pesar de que
habían mandado a Hyungwon a caminar por todas partes, no habían encontrado
indicio de nada. Nadie lo seguía, nadie quería hacerle daño. Era como si
supieran que lo estaban vigilando y por eso no hacían ningún movimiento que los
pudiera delatar, así que todo aquel trabajo estaba siendo en vano.
—Creo
que es mejor que lo dejemos por hoy —murmuró Minhyuk, dejándose caer sobre el
sofá, frotándose los ojos con sus manos para intentar despejarlos—. Está claro
que no vamos a encontrar nada.
—Tienes
razón. Quizás es mejor dejarlo por hoy —dijo Changkyun.
—Puede
que lo de haber cerrado el club y que Hyungwon esté todo el rato de un lugar a
otro haya sido bastante descarado —comentó Hyunwoo—. Probablemente hayan estado
vigilándolo desde lejos y han decidido no hacer nada porque es bastante
sospechoso.
—Ni
siquiera hemos podido confirmar ninguna identidad —bufó Jooheon—. Creía que al
menos uno de sus secuaces se acercaría y lo podríamos pillar y hacerle un
interrogatorio.
—Si
pilláramos a alguno Kihyun le podría hacer el tercer grado y cantaría todo lo
que sabe en menos de lo que canta un gallo —comentó Hoseok—. Vosotros no lo
sabéis, pero este de aquí tiene muy mala hostia cuando se enfada.
Como
si no fuera la cosa con él, Kihyun sonrió tranquilamente mientras mordía una
piruleta inocentemente.
—Creo
que voy a ir a por Hyungwon y decirle que se aborta la misión —comentó Minhyuk,
levantándose del sofá y dirigiéndose hacia la puerta.
A
nadie le había dado tiempo a señalar que podría haberle enviado un mensaje al
móvil en vez de salir a buscarlo, cuando el que era el líder de aquel club ya
había salido de la sala y se encaminaba al encuentro de Hyungwon como habría
hecho una persona que no viviera en plena era tecnológica.
—A
veces creo que es tonto —comentó Jooheon.
La
respuesta a aquello no llegó de ninguno de sus compañeros de club, sino de la
extraña que se estaba apoderando poco a poco de las cosas que había que hacer
en el lugar, prácticamente manejándolo ella todo.
—A
veces no... es tonto de nacimiento.
A
raíz de aquello se iba a desencadenar un pequeño conflicto sobre cuál era la
capacidad mental de Minhyuk; sin embargo, no pudo llegar siquiera a empezar
porque Kihyun alertó de algo.
—¿Quién
es ese?
El
chico había señalado la pequeña ventana en la que se veía a Hyungwon caminar
por los pasillos de la tercera planta a paso ligero y mirando de vez en cuando
hacia atrás, pareciendo escapar de alguien. Los chicos siguieron con la mirada
el camino que estaba realizando a la inversa para encontrar la ventana de la
CCTV que mostraba la sección de pasillo por la que justo acababa de pasar el
chico, encontrando en ella a un muchacho con una gorra y una mascarilla que le
ocultaban el rostro casi en su totalidad.
—Maldita
sea —maldijo Changkyun levantándose del suelo rápidamente y echando a correr.
ホスト部
Hyungwon
se había dado cuenta hacía unos pocos minutos de que alguien lo seguía. Al
principio simplemente parecía que esa persona casualmente se dirigía a los
mismos lugares que él, pero como eso comenzó a ser extraño un poco más tarde,
el chico echó a correr, siendo seguido, efectivamente, por la otra persona.
Mientras recorría los pasillos con celeridad, Hyungwon quiso coger su teléfono
para avisar a alguno de los chicos del Host Club, pero cuando metió su mano en
el bolsillo de su pantalón se dio cuenta de que no lo había cogido y que estaba
solo ante aquel peligro, por lo que solo le quedaba correr hasta estar a salvo
en algún lugar.
Los
pasillos de la tercera planta estaban todos vacíos y todas las aulas estaban
cerradas a aquellas horas de la tarde, así que, no se podía esconder en ningún
lugar hasta que alguno de sus amigos fuera a buscarlo o hasta que su perseguidor
se cansara de seguirlo. Hyungwon maldijo para él mismo la maldita hora en la
que se le había ocurrido hacerles caso a los que se habían convertido en sus
amigos y haberse convertido en carne de cañón porque quien lo iba a lamentar
era él, después de todo. No obstante, como no tenía ningún lugar más en el que
ocultarse, el chico comenzó a dirigir su camino hacia la Sala de Música II,
donde sabía que estaría a salvo de cualquier mal que le pudiera ocurrir.
Giró
hacia el lugar en el que se encontraba la escalera que tenía un acceso más
directo al Host Club y se detuvo un segundo al ver en el descansillo de ésta a
otro chico desconocido, con su rostro oculto, al igual que el que lo perseguía.
Hyungwon sintió cómo su corazón comenzaba a latir mucho más rápido —por la
carrera y por el miedo y la angustia que estaba experimentando en aquellos
momentos—. Le habían hecho una encerrona y él había caído de lleno en ella y,
además, en un lugar en el que no había cámaras. Hyungwon se mordió el labio
inferior y después se giró para intentar encontrar otro camino por el cual ir
al club. No obstante, no pudo llegar muy lejos porque el chico que lo seguía
acababa de llegar hasta su lado y se interpuso en su camino, bloqueándole
cualquier salida.
—¿Qué
es lo que queréis de mí? —le preguntó, desesperado.
—Que
te vayas de este lugar, basura —le contestó el chico—. Y ya te hemos dado
suficiente tiempo para que lo hagas por las buenas, así que, lo vamos a tener
que hacer por las malas.
Lo
siguiente que ocurrió pasó a cámara rápida para Hyungwon y por mucho que
intentó los días siguientes enfocarse en recordarlo, solo se encontró pequeños
retazos en su mente. El chico nada más que recordaba cómo el otro lo empujó por
las escaleras, cómo comenzó a rodar por ellas y como un cuerpo detuvo su caída.
Al abrir los ojos, solo veía un rostro que parecía esculpido por el mismísimo
Miguel Ángel, enmarcado por un cabello liso y tintado de rubio.
Acto 8
El
mundo patas arriba
Minhyuk
lo había salvado de su caída, le había contado Kuhyun un día que fue a
visitarlo al hospital, porque tenía el brazo izquierdo roto por un par de
sitios y un golpe feo en la cabeza y los médicos de aquel lugar no lo habían
dejado irse. Minhyuk lo había salvado de haberse matado y Changkyun había
cogido a uno de los chicos que le habían cortado el paso y ahora éste se debía
encontrar en alguna sala de tortura siendo interrogado por todos los chicos del
club. Cuando le había preguntado a Kihyun por ello éste solo le había dicho que
era mejor para él no saber nada y Hyungwon se sintió a medias tranquilo y a
medias intranquilo por aquella respuesta.
—Tú
enfócate en recuperarte —fue lo que le dijo cuando ya se estaba yendo. En la
puerta, lo esperaba Hoseok—, para poder volver pronto con nosotros. Todas las
chicas y la mitad de los chicos te echan de menos como host.
Hyungwon
se quedó solo con sus pensamientos después de que Kihyun se fuera y no pudo
evitar darle vueltas una y otra vez a lo que había sucedido cuando aquel chico
lo había empujado por las escaleras. Si no hubiera sido por Minhyuk,
probablemente habría quedado mucho más magullado de lo que había quedado o
incluso podría haberse dado un mal golpe en la cabeza y haber muerto. El chico
se sentía afortunado por la intervención del mayor y a la vez se sentía de una
forma inexplicable cuando pensaba en él. Desde que lo había conocido le había
parecido alguien encantador, quizás muy pesado, pero encantador después de
todo, y siempre había estado atento a si Hyungwon necesitaba algo o no,
explicándole también cómo debía comportarse con las distintas personas que
tenía que atender como host para
hacerlas sentirse bien.
Minhyuk había estado
siempre allí.
El
chico sacudió su cabeza e intentó pensar con claridad, pero el golpeteo rítmico
de su corazón resonaba en sus oídos y no lo dejaba. Hyungwon tuvo que respirar
pausadamente, buscando calmar su corazón, pero solo lo pudo hacer tras varios
minutos exhalando e inhalando profundamente. Una vez estuvo totalmente calmado,
volvió a pensar en Minhyuk y en cómo se sentía junto a él. Su corazón volvió a
latir a la velocidad de la luz e, irremediablemente, Hyungwon sacó una
conclusión.
«No me habré
enamorado… ¿no?»
Sacudió
su cabeza de nuevo, apartando ese pensamiento de su mente. Era imposible que se
hubiera enamorado de Minhyuk solo porque lo hubiera ayudado con la caída.
Aquella línea de pensamientos se vio interrumpida cuando la puerta de la
habitación en la que se encontraba se abrió y por ella entró Changkyun, con una
de las expresiones más serias que Hyungwon había visto cruzar su rostro.
—Changkyun
—lo llamó. El recién llegado esbozó un intento de sonrisa, pero no fue
demasiado satisfactorio—. ¿Qué te trae por aquí?
—Tenía
que hablar con mi padre y he decidido venir a verte un rato antes de eso
—contestó, sentándose en el sillón que Kihyun había ocupado hasta hacía unos
escasos minutos.
—No
hacía falta —dijo Hyungwon—. Kihyun se pasa por aquí de vez en cuando y Minhyuk
aparece por aquí todas las noches —le mostró una amplia sonrisa y luego cayó en
algo que le había dicho el chico—. ¿Tú padre? ¿Está enfermo también en este
hospital?
—No,
no —respondió él—. Es el director del hospital.
Hyungwon
abrió los ojos como platos ante aquella respuesta. Todavía no se acostumbraba a
que sus amigos fueran todos ricos ni a que sus padres fueran personajes
importantes en cualquier aspecto.
—Y
bueno… —murmuró, sacando al otro de sus pensamientos—. He venido a darte buenas
nuevas.
—¿Qué
nuevas? —cuestionó el mayor.
—Estamos
seguros casi al 100% de quién es la persona que te hace daño para que te vayas
del instituto —respondió—. Wonwoo y Mingyu, los chicos que cogimos el otro día
han delatado a quien contactó con ellos para planear lo de las escaleras y éste
es el segundo al mando de la persona que lo inició todo.
—¿Quién
es? —preguntó, sintiendo cómo la sangre le hervía dentro de sus venas.
—Aún
no lo sabemos, pero pronto lo averiguaremos —dijo Changkyun.
—¿Y
el que contactó con ellos? ¿Quién es él?
—Tu
compañero de clase Jaebeom.
Acto 9
Resolución
del Caso Perezoso
(Parte
1/2)
Al
volver al instituto, Hyungwon se sentía de lo más inseguro a pesar de que los
chicos del Host Club se pasaban
prácticamente cada segundo del día junto a él, sin dejarlo solo ni un momento
para que nadie pudiera aprovecharlo en su contra e intentar hacerle daño como
había pasado anteriormente. Él les agradecía mucho que lo hicieran, porque de
aquella forma seguro que la persona que lo odiaba tanto no lo tenía tan fácil,
pero aun así, sentía cómo si alguien lo estuviera persiguiendo, observando,
buscando cualquier descuido que pudieran cometer para llevar a cabo sus planes
y Hyungwon estaba de los nervios por todo aquello.
—Hoy
vamos a cazar a Jaebeom —dijo Changkyun un día, cuando todos estuvieron
reunidos en la pequeña sala del piano. Probablemente, aquel día tampoco se
abriera el Host Club y, aunque eso
ocasionara algunas pérdidas en el capital del club, éste podría seguir adelante
tranquilamente porque era el que más fondos tenía de todos los del instituto—.
He hackeado su agenda electrónica y
sé cuáles son sus movimientos hoy.
—¿Qué
vamos a hacer para cogerlo? —preguntó Hyungwon.
—Tú
no te preocupes por nada —respondió éste—. Nosotros nos encargaremos de todo.
Un
par de horas más tarde, los chicos regresaban con el chico que habían ido a
buscar y que era aquel que había ido buscando a chicos para que le hicieran las
diversas putadas que Hyungwon había recibido. El chico estaba en su clase y
nunca le había parecido mala persona, pero después de aquello, Hyungwon ya no
se fiaba de absolutamente nadie en aquel lugar, porque el que de verdad estaba
detrás de todo, podía ser cualquiera.
—Im
Jaebeom —dijo Kihyun, colocándose delante del otro, que tenía las manos a la
espalda, sujetas por Hoseok firmemente—. Tenemos pruebas que te implican en los
altercados que se han producido en la escuela y podríamos inculparte como el
máximo responsable de todo —el chico estaba mucho más serio de lo que Hyungwon
lo había visto jamás—, pero no te buscamos a ti, buscamos a la persona que está
realmente detrás de todo.
—No
sé de qué me habláis —fue lo que respondió él.
Hyungwon
no se esperó el golpe con la mano abierta que le dio en el rostro Kihyun a
Jaebeom y Jaebeom tampoco se lo esperó, porque emitió un grito de sorpresa y
dolor. Después de aquello, miró con odio al otro y éste le dio otro golpe de
nuevo.
—Me
da igual cuánto tengamos que tardar, cuánto te resistas o cuántos golpes tenga
que darte —comentó, como quien no quiere la cosa—, yo no voy a abandonar hasta
que no me des el nombre.
Hyungwon
nunca había visto aquella faceta de Kihyun, pero los hermanos Hyunwoo y Jooheon
que se encontraban a su lado estaban de lo más calmados, como si aquello fuera
un comportamiento normal en el otro chico, que generalmente era alguien dulce.
Su amigo, al parecer, era una caja de sorpresas.
—Sigo
sin saber de qué me habláis —replicó Jaebeom.
—Te
hablamos de cómo has estado contactando tanto con chicos como con chicas de
esta escuela para que todos y cada uno de ellos intentaran atentar contra Chae
Hyungwon de diversas formas, algunas más efectivas que otras, para que así
decidiera abandonar el instituto —contestó Minhyuk, también terriblemente
serio—. Puedo citarte todos los nombres de esos chicos si quieres, para
refrescarte la memoria, pero te ahorraré el sufrimiento si nos respondes.
—¿Qué
debo responder?
—¿Para
quién trabajas? —preguntó Changkyun—. Si nos lo dices, quedarás exento de
cualquier responsabilidad en este asunto; sino lo haces, te llevarás tú todas
las culpas, porque dudo que quien sea que ha estado preparando todo esto ponga
su mano en el fuego por ayudarte.
—¿Crees
que merece la pena sacrificarte por esa persona? —cuestionó Hoseok—. ¿Te ha
pagado? ¿No tienes suficiente dinero porque la empresa de tu familia está al
borde de la quiebra?
—¿Qué
te prometió si lo ayudabas? —dijo Kihyun—. Nosotros podemos hacer mucho más que
él.
—Me
prometió que salvaría la empresa de mi padre —dijo finalmente Jaebeom,
admitiendo lo que se había dicho anteriormente—. Pero no lo hago por eso.
—¿Entonces
por qué es? —preguntó Hyungwon, sin evitar quedarse callado por más tiempo—.
¿Por qué se me ataca cuando yo no le he hecho mal a nadie?
—Porque
tu sola presencia aquí es un insulto a todos nosotros —le respondió, mirándolo
con odio—. No te mereces estar entre nosotros. No eres más que alguien
inferior.
Y
aquella vez, fue Minhyuk quien golpeó el rostro de Jaebeom, dejándole la nariz
hecha trizas y sangrando abundantemente.
La
tarde fue avanzando mientras le hacían preguntas al chico que tenían retenido y
mientras éste iba respondiendo lo que le daba la gana. Hyungwon estaba de los
nervios porque quería que todo se solucionara rápidamente, pero al parecer eso
no iba a suceder porque Jaebeom era de lo más testarudo y no atendía a razones.
Daba igual cuántos golpes le dieran, cuántas amenazas hicieran o cuántas
promesas, éste no daba su brazo a torcer, impacientándolos a todos, incluso
Hyunwoo y Jooheon que habían estado tranquilos la mayor parte del tiempo, desde
hacía unos minutos no paraban de increparlo, buscando la verdad.
Cuando
parecía que aquello no iba a llevar a ninguna parte, la puerta de la pequeña
sala del piano se abrió de golpe y por ella entró Hyojung con una sonrisa de
orgullo enorme en su rostro.
—¡Chicos!
—gritó—. Lo he encontrado. Sé quién es el que está detrás de todo esto.
—¿Quién
es? —cuestionaron Changkyun y Minhyuuk a la vez.
—¿No
me vais a preguntar cómo lo he conseguido? —murmuró ella, poniendo boca de
pato, pero todos ellos negaron—. ¡Qué desagradecidos sois! —exclamó, antes de
suspirar—. Es Kim Hyungsoo, el delegado de tercero A. Ahora mismo está en los
jardines del ala oeste.
Apenas
terminó de decir aquello, cuando los dos que habían preguntado por la identidad
de aquella persona que lo había planeado todo salieron corriendo de la sala, en
su busca. Ninguno de los demás se movió de su puesto, probablemente porque
sabían que ellos dos se sobraban y bastaban para hacerlo todo, pero Hyungwon se
levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro. Reconocía el
nombre de Kim Hyungsoo porque lo había escuchado algunas veces, pero jamás
habría pensado que aquel chico lo odiara tanto, simplemente por no ser rico
como todos ellos. Hyungwon no tenía culpa de ser pobre como una rata, pero para
haber sido admitido en aquel lugar con una beca se había roto los cuernos, se
había dejado la piel… no se merecía que lo hubieran tratado de aquella manera.
—Todo
terminará pronto —murmuró Hyunwoo, poniéndole una mano en el hombro. Hyungwon
lo creyó, porque los chicos del club lo habían dado todo por él y seguro que lo
seguirían dando hasta el final.
—¿Pero
de verdad a nadie le importa cómo lo he hecho? —escuchó preguntar a Hyojung y
cómo era el silencio lo único que recibía por respuesta. También escuchó cómo
Jooheon llamaba a la policía, pero no le prestó atención a nada más que no
fuera el toque cálido y tranquilizador de Hyunwoo.
Acto 10
Resolución
del Caso Perezoso
(Parte
2/2)
Finalmente,
todo había acabado.
Solo
hacía unos minutos que la policía se había llevado a Kim Hyungsoo después de
que los chicos los llamaran y les enseñaran a los agentes las pruebas que
habían ido recabando en su contra durante todo el tiempo. Hyungwon ya podía
respirar tranquilo después de lo tenso que había estado en los últimos meses de
su vida. Debido a aquello, no se había podido concentrar en nada de lo que
pasaba a su alrededor, no había prestado demasiada atención en clases y se
acercaban los parciales que debía aprobar con muy buenas notas para poder
seguir obteniendo la beca y seguir estudiando en aquel lugar al que tanto le había
costado acceder. No se había fijado en eso, pero tampoco se había fijado en
cómo cierto rubio no había despegado su mirada de él en ningún momento de
aquellos meses, por ese motivo, no se esperó que Minhyuk lo abordara en los
jardines, lugar al que había salido a meditar antes de recoger sus cosas e irse
a casa.
—Estabas
aquí —le dijo, sobresaltándolo—. Te he estado buscando por todas partes.
—Lo
siento —Hyungwon se giró hacia él para mirarlo—. Necesitaba tomar un poco de
aire para relajarme y para hacerme a la idea de que por fin todo se ha acabado.
—Me
imagino —susurró el otro.
—¿Querías
algo? —le preguntó. Si lo había estado buscando, tenía que ser porque algo
quería de él.
—Mmm…
s-sí… ha-había algo que quería decirte —tartamudeó el mayor, haciendo que
Hyungwon enarcara una ceja levemente. No había visto en todos los meses que
conocía al chico tartamudear ninguna vez, así que le extrañó muchísimo.
—¿Qué
es? —preguntó de nuevo, apremiándolo a hablar.
—Probablemente
te hayas dado cuenta ya… —comenzó el chico, metiendo sus manos dentro de los
bolsillos del pantalón del uniforme en aquel atardecer veraniego—, pero creo
que no está de mal decírtelo y confirmar tus sospechas.
Hyungwon
se sentía muy confuso. No sabía de qué le estaba hablando el otro.
—¿De
qué hablas, Minhyuk?
—Me
gustas —respondió, sorprendiéndolo a medias—. Desde el momento en el que te vi
entrar al Host Club, cuando tiraste
aquella cerámica, con tus gafas de culo de vaso y tu ropa desaliñada. Desde ese
momento me has gustado y quería decírtelo para que lo supieras y para que me
tuvieras en cuenta.
—Yo…
Hyungwon
dudó. No sabía qué decir ante aquella confesión. Se había dado cuenta de que el
mayor estaba interesado en él, pero hasta el accidente no le había dado
demasiada importancia. Sin embargo, no había pensado tampoco demasiado en ello
porque cuando lo hacía, los latidos de su corazón no lo dejaban pensar con
claridad, tal y como estaban haciendo en aquel momento, y el chico siempre se
ponía de los nervios y dejaba aparcado el tema por ello.
—No
hace falta que me contestes ahora —dijo Minhyuk—. De hecho, si yo no te gusto,
no hace falta que me contestes nunca, solo no dejes de ser mi amigo, con eso
tengo suficiente.
Minhyuk
hizo el ademán de irse, pero Hyungwon lo retuvo, hablando de nuevo.
—Yo…
necesito pensarlo —fue lo que le dijo—. Y te daré una respuesta.
Acto 11
9.000.000€
menos en el bolsillo
Hyungwon
se despertó aquella mañana después de dormir toda la noche a pierna suelta. Ya
que había sido cazada la persona que había estado atentando contra él, se
sentía mucho más aliviado. Gracias a los chicos del Host Club podía por fin
respirar tranquilo y asistir a las clases sin el creciente miedo a que alguien
lo atacara. Quizás los tendría que invitar a una comida en su casa hecha con todos
aquellos productos de marcas baratas que compraba y a los que no estaban
acostumbrado los chicos, pero que tanto les gustaban en definitiva, porque
gracias a ellos, aquellos últimos días después de salir del hospital que habían
sido un verdadero infierno para el chico, un infierno que no le deseaba ni a su
peor enemigo, habían sido mucho más soportables.
Pero
aquel día, Hyungwon se levantó de la cama con una gran sonrisa en su rostro, se
puso en uniforme del instituto y desayunó junto a su padre —que acababa de
regresar de una de sus noches locas en el club en el que trabajaba como dama de
compañía— para después salir pitando hacia el lugar en el que se encontraría
con todos sus amigos. Sin embargo, antes de poder llegar a la esquina, el chico
se detuvo de golpe porque allí había alguien esperándolo. Hyungwon sonrió al
verlo, pero al recordar lo que habían estado hablando el día anterior, su
sonrisa se congeló un poco. Todavía no tenía una respuesta clara para aquello,
de hecho, no había pensado siquiera en ello seriamente.
—¡Buenos
días! —lo saludó Minhyuk, alzando su brazo y llamándolo para que fuera junto a
él—. Vamos, entra. Te llevo.
Hyungwon
titubeó unos segundos, pero después asintió. A pesar de que el otro se le
hubiera declarado sinceramente el día anterior, no quería perderlo como amigo
mientras se pensaba su respuesta y, además, de aquella forma viajaría gratis y
se ahorraría el dinero del metro. El chico entró en el coche y el mayor lo hizo
justo después que él, indicándole al chófer que ya podía arrancar. Hyungwon
nunca se había montado en un coche tan caro como lo parecía aquel y se sintió
bastante cohibido, pero los asientos eran muy cómodos y no tardó en relajarse
junto a Minhyuk mientras miraba por la ventanilla cómo las personas que pasaban
por su lado se quedaban embobadas admirando aquel vehículo de gama altísima.
—Hay
algo que quiero decirte —murmuró el otro cuando ya llevaban unos minutos
atravesando las concurridas calles de Seúl.
—¿De
qué se trata? —preguntó, girándose hacia él.
Ya
no quedaba ni rastro de la sonrisa que le había dedicado hacía un momento al
invitarlo a llevarlo, ahora, el rostro de Minhyuk se encontraba totalmente
serio. Hyungwon se temió que le diera una noticia demasiado grave.
—Entre
todos pagamos lo que costaba la reparación de la pieza que rompiste —dijo—,
pero ya no nos debes nada, así que, tus servicios en el MONBEBE Host Club ya no son necesarios si no deseas trabajar más
allí.
Aquella
noticia no era tan grave como el chico se había imaginado, pero sí que lo sorprendió.
¿Ya había saldado su deuda? ¿Ya no tendría que volver a trabajar como host? Quizás, al principio, cuando todo
aquello le resultaba demasiado extravagante habría salido corriendo en cuanto
se lo hubieran permitido, pero después de todo el tiempo que había pasado junto
aquellos chicos, Hyungwon no quería separarse de ellos, pero sobre todo, no
quería separarse de Minhyuk, que tanto había hecho por él. El chico sintió una
punzada latente en el pecho al pensar que quizás se iba a tener que separar de él
y tuvo muy clara la respuesta que le iba a dar a aquello y a lo que le había
preguntado el día anterior. Puede que en algún momento se arrepintiera de lo
que estaba a punto de hacer, pero ¿quién no se arrepentía momentáneamente de
algunas cosas que había hecho?
Por
eso, sin decir absolutamente nada, Hyungwon atrapó el rostro serio de Minhyuk
entre sus manos y dejó un casto beso sobre sus labios antes de hablar.
—Prefiero
quedarme con vosotros, contigo, si me lo permites —susurró, mirándolo fijamente
a los ojos.
Minhyuk
sonrió ampliamente, sorprendido por su acción pero también más que encantado
con ella.
—Puedes
quedarte con nosotros hasta que te hartes —le contestó—, pero conmigo espero
que te quedes el mayor tiempo posible.
—Lo
intentaré —prometió Hyungwon antes de volver a cruzar la escasa distancia que
los separaba para besar sus labios de nuevo en un beso mucho más largo y menos
casto que el anterior.
Cuando
Hyungwon abrió la puerta de la Sala de Música II, no se esperaba meterse en
tantos líos por ello… pero, después de todo, había merecido la pena abrirla…
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