jueves, 18 de mayo de 2017

[One Shot] 야해요 (Ya-hae-yo) {JaeYong}



Título: 야해요 (Ya-hae-yo)
Autora: Riz Aino
Pareja: JaeYong (JaeHyun + TaeYong) (NCT–U|NCT 127)
Clasificación: NC–17
Géneros: smut y pwp
Número de palabras: 5.308 palabras
Resumen: cuando TaeYong dijo que el cuerpo de JaeHyun era erótico, sabía muy bien de lo que hablaba.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas.
Notas: sino estáis al tanto de lo que sucedió para que TaeYong dijera esas cosas, ya estáis tardando en ver el primer episodio de NCT On Air Show.
Comentario de autora: quiero decir que desde que vi el programa no pude quitarme de la cabeza hacer algo con esto porque era demasiado maravilloso. Espero que os guste.



Era algo extraño para TaeYong estar solo en casa. Se había acostumbrado a pasarse las 24 horas del día rodeado de un gran número de personas, tanto en la empresa, como en el piso que compartía con unos cuantos de los trainees de SM Entertainment. Al principio le había costado horrores acostumbrarse a todo aquello, tanta gente de un lado a otro lo ponía de los nervios, tantos olores extraños lo mataban por dentro y tanto desorden lo volvía completamente loco… pero tras un tiempo, se había acostumbrado a todo y ahora le resultaba extraño estar solo.

Aquella mañana se había despertado con algunas décimas de fiebre y un poco mareado, así que, DoYoung le había “aconsejado” —eso en su idioma significaba que lo había llevado a rastras hasta la cama, lo había tumbado y lo había arropado mientras le decía que como se le ocurriera salir de la cama lo mataría— que lo mejor que podía hacer era no ir aquel día a la empresa, porque eso solo haría que se pusiera peor y no se lo podía permitir. Solo un día perdido de ensayo merecía la pena para no tener que perderse al menos una semana si empeoraba su condición.

Por ese motivo, el chico se encontraba solo en el piso… solo y aburrido.

Las primeras horas las había pasado en la cama, intentando conciliar el sueño pero sin conseguirlo del todo; después, había estado jugando un poco con su teléfono, respondiendo a los mensajes que Yuta le había mandado preguntando por su salud o atacando aldeas para conseguir un poco de botín y así poder subir su ayuntamiento de nivel. Sin embargo, cuando rondaba el medio día, el chico ya estaba muy harto de estar tumbado y sin hacer absolutamente nada con su vida. Se sentía un poco mejor, al menos ya no estaba mareado, así que eso era buena señal.

TaeYong se levantó de la cama y cogió su portátil. Llevaba al menos un par de semanas sin usarlo, así que le apetecía un poco cogerlo y hacer el idiota. Apenas tardó en volver a subirse en la cama, esta vez quedándose fuera de las mantas porque no tenía frío, y lo encendió. No sabía exactamente qué hacer, pero ya buscaría algo en Naver, sobre él, sobre SMROOKIES, NCT o cualquier artículo que le saliera relacionado para enterarse de lo que pasaba en el mundillo. Sin embargo, cuando el navegador terminó de cargar acabó entrando en su historial primero para borrar cualquier cosa extraña que pudiera haber y que alguien pudiera ver si cogía prestado su ordenador. Era algo que se había acostumbrado a hacer desde que había gente tan joven, como JiSung, a su alrededor. No quería que pesara sobre su conciencia quitarles la inocencia.

Después de dar un rápido vistazo a la primera página, se encontró al principio de la segunda un link de una página de porno que llevaba bastante tiempo sin visitar. Era medio día, pero estaba solo, completamente solo, y llevaba tiempo sin poder descargar el estrés de aquella manera, así que, TaeYong no se lo pensó mucho antes de entrar en la página y buscar en alguno de los nuevos vídeos que habían subido algo que le gustara. Desde su última visita parecían haber subido como unos mil, así que finalmente acabó poniendo una serie de palabras en el buscador para que le saliera lo que quería: porno gay.

No había muchas personas que supieran que fuera gay, ni siquiera lo sabían todos sus compañeros, él se encargaba de ocultarlo al máximo porque si no, aquellas chicas que estaban esperando su próximo debut se desilusionarían muchísimo al saber que no podrían soñar siquiera con casarse con él. También sabía que su vida pública sería más bien como un infierno y no quería eso, simplemente quería disfrutar de la música sin ser juzgado por nada, y menos, por su sexualidad.

Mientras divagaba, el vídeo que había abierto en una nueva pestaña terminó de cargar y el chico le dio al play, cuidando que el volumen no fuera muy alto —porque, podía estar solo, pero tenía vecinos—. La primera escena que apareció en su pantalla fue una de un chico joven asiático tumbado sobre su espalda, completamente desnudo en una cama al que le estaban haciendo abrir las piernas y acercándole un juguete sexual con forma de pene al trasero. TaeYong tuvo que coger aire y se mordió el labio inferior. El chico estaba muy bueno.

El vídeo siguió avanzando y TaeYong buscó con su mano su entrepierna, bajándose levemente los pantalones que usaba como pijama y los slips que se había puesto la noche anterior. Comenzó a masturbarse casi inmediatamente porque, a pesar de que el vídeo parecía casero y estaba bastante mal hecho, el chico de la cama lo había encendido y TaeYong no podía dejar de tocarse. Al principio contuvo su voz, como estaba acostumbrado a hacer cuando había gente a su alrededor y tenía que hacerlo sin que lo descubrieran, pero después de unos momentos, dejó escapar débiles jadeos y gemidos que se entremezclaban con los que el muchacho de su pantalla emitía, poniéndolo a cien y haciendo que su endurecido miembro estuviera cada vez más y más duro.

TaeYong estaba bastante inmerso en aquella actividad, tanto, que no se dio cuenta de que alguien entraba al piso hasta que no fue demasiado tarde. El chico tenía sus ojos totalmente fijos en la pantalla, así que no pudo ver que alguien entraba a su habitación hasta que no escuchó una leve risita que conocía muy bien. El chico abrió los ojos como platos observando a la persona que se encontraba echada contra el marco de la puerta, mirándolo con una sonrisa pícara y su primera reacción fue bajar la tapa del portátil, pero el muchacho del vídeo siguió gimiendo durante algunos segundos más hasta que el ordenador decidió ponerse a hibernar; la segunda reacción fue intentar cubrirse con las mantas su erección. Esas dos cosas provocaron una gran carcajada del intruso antes de que se adentrara en la habitación.

—Creía que estabas enfermo, hyung —fueron las primeras palabras que salieron de sus labios—, así que me pasé por casa para prepararte algo de comer… pero veo que estás muy sano.
—JaeHyunnie… —murmuró el nombre del menor, queriendo comenzar una explicación, pero las palabras no quisieron salir de su boca.
—No hace falta que te expliques, hyung, ambos somos adultos ya —comentó—. Sé que hay necesidades que cubrir y que hoy era un buen día para hacerlo.

TaeYong quiso hablar de nuevo, pero JaeHyun ya había llegado a su lado y se acababa de sentar con él en la cama, muy cerca. Su mirada clara y brillante lo distrajo y su cerebro fue incapaz de coordinar pensamiento y boca para articular una frase mínimamente coherente.

Se alejó un poco del menor cuando éste alzó una de sus manos y la llevó hacia su frente, encogiéndose sobre sí mismo. JaeHyun le sonrió cuando finalmente pudo alcanzar su piel y lo miró fijamente a los ojos durante unos segundos antes de acariciar su rostro hasta llegar a su pecho, lugar en el que dejó descansar su mano. El mayor sentía que iba a explotar en cualquier momento por la excitación, la vergüenza y porque, de todas las personas que podían haber ido a visitarlo, había tenido que ser JaeHyun el que lo hiciera.

—Estás muy caliente, hyung —dijo con aquella sonrisa pícara que no había abandonado su rostro en ningún momento—. No sé si traerte una bolsa de verduras del congelador o aprovecharme de ello…
—¿Qué? —logró decir TaeYong, intentando alejarse del calor que desprendía la mano de JaeHyun contra su cuerpo, pero no lo consiguió porque el menor tenía más fuerza que él.
—Te estabas masturbando —apuntó—, pero no habías terminado cuando te he interrumpido… —la mano que había mantenido contra su pecho descendió rápidamente hacia su entrepierna y TaeYong solo pudo aguantarse el gemido que quiso salir desde lo más profundo de su garganta cuando su miembro fue tocado—. Me gustaría hacerte llegar, hyung… —acercó su rostro hasta que quedaron a escasos centímetros el uno del otro y, mirándolo fijamente, dijo—: ambos sabemos que lo vas a disfrutar.

TaeYong tragó saliva en los segundos que tardó JaeHyun en terminar de acercar sus rostros y besar sus labios de una forma suave. El mayor se tendría que haber sentido mal por aquello, porque por nada del mundo había querido antes que uno de sus próximos compañeros de grupo lo besara, pero en realidad no estaba pensando en eso, simple y llanamente no pensaba en nada, solo se estaba dejando llevar por el ritmo que marcaban los labios ajenos. Era extraño, pero para nada desagradable y el chico sabía que el hecho de que fuera JaeHyun quien estuviera besándolo tenía mucho que ver.

Cuando se conocieron, años atrás, TaeYong todavía era un niñato gilipollas y JaeHyun un niño que no sabía nada del mundo de los adultos y que se ilusionaba fácilmente con todo. Ambos habían cambiado mucho con el paso de los años, pero, sobre todo, JaeHyun había cambiado muchísimo físicamente. Ya no era más el niño bajito, delgado y tímido que tenía problemas para relacionarse; ahora se había convertido en un hombre hecho y derecho, tanto física como emocionalmente y era una persona importante en la vida de TaeYong. Sin embargo, el hecho que lo aterraba y gustaba por partes iguales era que ya no veía al menor como solía… para él ya no era más un niño y había comenzado a pensar en su desarrollado cuerpo.

Por ese motivo, el mayor no quería alejar a JaeHyun de su boca, pero tuvo que hacerlo cuando se quedó sin aire.

—Sabía que te iba a encantar —murmuró éste—. Pero antes tengo una pregunta que hacerte —lo miró a los ojos desde la escasa distancia a la que se encontraban—. ¿Quieres que siga adelante? Porque una vez que comience no voy a detenerme, hyung.

TaeYong no pudo dejar escapar una pequeña risa disimulada por un bufido. Antes de entrar a aquella habitación, JaeHyun tenía que haber sabido perfectamente que estaba masturbándose porque había estado gimiendo en voz alta y el menor tenía muy buen oído. Había entrado, por lo tanto, a conciencia y lo había besado, además, todavía no había retirado la mano que se encontraba contra su entrepierna y la erección del mayor palpitaba contra la palma ajena, ávida por mayor contacto. TaeYong no se podía creer que estuviera jugando tan sucio, no le había dejado opción desde el principio.

No obstante, como estaba tan indignado por aquel juego sucio, TaeYong decidió que podía permitirse negarse en aquel momento.

—Habías venido a hacerme algo de comer, ¿no? —fue lo que dijo, volviendo por fin a sus cabales—. Deja que me corra solo mientras me preparas el almuerzo.
—Pero eso es algo muy triste —TaeYong sintió cómo aquella maldita mano se cernió alrededor de su miembro, apretándolo un poco y haciéndolo suspirar sin que pudiera evitarlo—. Es mucho más divertido y excitante cuando es otra persona la que te toca, ¿no crees, hyung?

Cuando TaeYong pudo volver a enfocar sus ojos, buscó los de JaeHyun y lo miró fijamente, reprochándole su acto. Sin embargo, el menor parecía estar en otro mundo y nada atento a lo que él quería transmitirle, en un mundo en el que lo desnudaba con su mirada y lo deseaba de una forma que el mayor no llegaba a comprender en aquellos momentos. Quiso hablar, pero la mano de JaeHyun seguía cernida alrededor de su miembro y se movía levemente, así que, no pudo pronunciar palabra alguna y simplemente se dedicó a mirarlo a los ojos, esperando el momento en el que el menor captara su mensaje intentando que los jadeos que querían escapar de sus labios finalmente no lo hicieran, por el bien de ambos.

TaeYong era homosexual, a TaeYong le excitaba que una persona tan guapa y con el cuerpo tan trabajado como lo tenía JaeHyun estuviera de aquella forma con él, pero el menor no tenía nada que ver con su condición, el menor no debía estar dejando sus nervios a flor de piel. Lo que estaba pasando en ese instante estaba mal y como el mayor debía tomar la responsabilidad y detenerlo.

—JaeHyun… —consiguió decir, después de un buen rato intentando hablar sin distraerse, apartando por fin la mano del menor de su miembro y replegándose contra la pared—. No lo hagas. No nos hagas esto.
—¿Por qué? —preguntó éste, subiéndose del todo a su cama y acercándose mucho hasta el lugar en el que se encontraba—. ¿Por qué debería detener algo que nos encanta?
—Porque está mal.
—Yo no veo que haya nada malo en que dos personas cedan ante sus deseos sexuales, hyung —replicó. Cada vez estaba más cerca y TaeYong pudo jurar que había sentido cómo exhalaba el aire después de ese último “hyung” contra sus labios—. No está mal.
—Pero tú no eres… gay —susurró el mayor.
—Nunca me he pronunciado con respecto al tema —una sonrisa pícara se extendió por su rostro—, pero eso no significa nada.

TaeYong tuvo que tragar saliva después de escuchar aquellas últimas palabras. Todo le daba vueltas mientras su cabeza pensaba a toda velocidad en lo que era mejor o no hacer en esos momentos. JaeHyun acababa de confesarle de una manera sutil que también le gustaban los hombres, pero todavía seguía habiendo un dilema moral en aquello. Iban a ser compañeros de grupo y lo que hicieran en ese arrebato podía costarles su relación de amistad y podría repercutir en la armonía de su grupo.

—JaeHyun…
—Quiero hacerlo —lo cortó—, y sé que tú también quieres, hyung, a pesar de que la responsabilidad te esté diciendo que es mejor que no lo hagas —una de las manos del menor acabó en su rostro y su pulgar delineando el contorno de su labio inferior—. Por una vez querría que dejaras de ser el hyung responsable que nos muestras a todos y volvieras a tener un momento tu antigua personalidad, que te diera igual acostarte conmigo, que no pensaras en las consecuencias de tus actos.
—Pero habrá consecuencias —replicó TaeYong.
—Pero no todas serán malas.

Y JaeHyun salvó finalmente la poca distancia que lo separaba de los labios ajenos para besarlos. TaeYong sintió el contacto como fuego, pero a la vez como el agua que busca una persona después de atravesar el desierto. Respondió al beso, dejó que los labios de JaeHyun se movieran sobre los suyos sin pensarlo y no opuso resistencia alguna cuando el menor buscó abrir sus labios para introducir su lengua en la boca ajena. Quizás sin tendría que haberse resistido, quizás sí tenía que haberlo alejado cuando todavía estaba a tiempo para ello, quizás nunca tendría que haberse puesto a ver porno en primer lugar.

Cuando se separaron, lo hicieron lentamente y JaeHyun se quedó a escasos centímetros de él, como si esperara alguna huida por su parte. TaeYong por un instante pensó en aquello, si podía huir de aquello nada más grave que compartir un beso algo húmedo pasaría entre los dos, pero rápidamente desechó la idea. Tenía que admitir que, desde hacía un tiempo, no miraba al menor con los mismos ojos. JaeHyun había acabado de desarrollarse físicamente y meses atrás había comenzado a entrenarse, haciéndose con un cuerpo bastante trabajado que era la envidia de todos los trainees de la empresa y TaeYong no era de piedra. Por eso, y porque él mismo le había dicho que no pensara en nada más, y menos en las consecuencias, el mayor finalmente no lo alejó de su cuerpo.

—Voy a seguir, hyung —avisó—. Voy a seguir hasta el final.
—Está bien —murmuró TaeYong y una sonrisa brillante se expandió por el rostro de JaeHyun al saberse vencedor de aquella contienda.
—No te arrepentirás. Te lo prometo.

La mano derecha del menor volvió a envolver su miembro de una forma más cuidadosa que la anterior vez y luego comenzó a moverla arriba y abajo. TaeYong no iba a aguantar mucho tiempo, había pasado varios minutos masturbándose y cuando JaeHyun había entrado a la habitación casi estaba a punto de entregarse al placer. El mayor se agarró fuertemente a las sábanas y clavó los talones en el colchón, jadeando sonoramente y mirando los ojos de la persona que estaba a punto de llevarlo hasta el orgasmo con fijeza. Podía verse reflejado en los ojos que le devolvían la mirada, podía ver su expresión dispuesta a contenerse un poco más para que aquella maravillosa sensación no lo abandonara tan pronto… pero no pudo retenerlo más y solo tras un par de minutos se corrió en la mano de JaeHyun.

TaeYong cerró sus ojos, intentando normalizar su respiración y sintiendo algo de dolor en sus músculos que, después de toda la tensión mantenida, se relajaban por fin. Abrió su boca en busca de aire y lo que encontró fue la lengua de JaeHyun queriendo más y más de él, exigiéndole que correspondiera aquel beso con más intensidad, reclamando mayor atención, y TaeYong se la dio, mordiendo su labio inferior. El menor se separó de él y TaeYong finalmente abrió sus ojos para mirarlo de nuevo, dándose cuenta de que la mirada de JaeHyun ya no estaba en su rostro, si no en la parte inferior de su cuerpo. Su miembro no se encontraba ya orgullosamente erecto, sino que caía flácidamente hacia un lado. El mayor se dio cuenta de que no había ninguna mancha grande de semen en las sábanas o en la colcha y entonces se dio cuenta que lo manchado era la camiseta de JaeHyun y su mano. Hizo el amago de levantarse a por un pañuelo, pero el menor lo detuvo y negó.

—Vamos a utilizarlo, así que no te preocupes —le dijo—, y la camiseta me la vas a quitar en unos momentos, así que, tampoco hay ningún problema.

TaeYong tragó saliva porque sabía cómo iba a acabar aquel “vamos a utilizarlo” y, a pesar de que era quizás un poco humillante que un niñato que todavía no había cumplido la mayoría de edad hiciera eso con él, se sintió deseoso por probar lo que se sentía con JaeHyun al mando. Sin decir una sola palabra, el mayor sonrió pícaramente y se acercó hasta él, poniéndose de rodillas sobre la cama, para besarlo por primera vez, sin poder esperar hasta que el menor decidiera volver a besar sus labios de nuevo. Cuando el beso terminó, TaeYong aprovechó para meter sus manos por debajo de la camiseta de JaeHyun para poder tocar su trabajado cuerpo por unos instantes antes de quitarle la camiseta. El menor pareció disfrutar mucho cuando con sus dedos pellizcó débilmente sus pezones y gimió por lo bajo, sin contenerse en absoluto.

TaeYong no pudo evitar sonreír. JaeHyun también estaba muy excitado, pero lo único que lo había estimulado eran sus besos y haberlo tocado a él, nada más.

Hyung —jadeó sin vergüenza alguna—. Haz algo con esto y te prometo ser delicado contigo —el chico se señaló la entrepierna, donde comenzaba a apreciarse un pequeño bulto.
—Me parece un buen trato —coincidió.

Sin más dilación, TaeYong acabó por sacarle la camiseta por los brazos, teniendo cuidado de no mancharla más con el semen que había caído en la mano ajena y después se dedicó a observar su torso trabajado durante largo tiempo. Muchas veces había visto su cuerpo si no desnudo, al menos prácticamente desnudo, pero en aquella ocasión el sentimiento de deseo que le provocó fue mucho mayor que el de todas las anteriores veces. Ahora podía tocarlo, podía besarlo, podía morderlo, porque durante lo que durara aquel momento, ese cuerpo era todo suyo. El mayor sintió cómo JaeHyun también lo miraba, expectante, pidiendo que comenzara con aquello y TaeYong no se hizo más de rogar.

Primero comenzó besando su cuello, intentando no dejar marcas en ese lugar, buscando dejarlas en otros puntos mucho menos visibles para no tener problemas. Escuchaba de fondo los débiles jadeos del menor mientras exploraba ampliamente su cuerpo y TaeYong se sintió poderoso durante unos momentos. Puede que se acabara abriendo de piernas dentro de poco tiempo, pero, en ese instante, era quien llevaba las riendas. JaeHyun le pidió más, susurrando gravemente su nombre, y el mayor le concedió sus deseos, introduciendo una de sus manos dentro de los pantalones del chándal que el chico estaba vistiendo y rozando con sus dedos su endurecido miembro.

Hyung… —volvió a jadear, esta vez mucho más fuerte que la anterior.

TaeYong sonrió de nuevo y besó durante solo unos segundos los labios del menor, comenzando a mover su mano de una forma más notoria contra la entrepierna ajena; haciendo que, con cada movimiento, el miembro de JaeHyun se endureciera más y más. Cuando sintió el líquido pre-seminal, se detuvo de forma brusca, dejando a mitad uno de los jadeos del menor, que se separó de su boca para mirarlo lleno de reproche.

—¿Por qué paras? —le cuestionó, dejando de lado todos los honoríficos. En cualquier otro momento, a TaeYong le habría molestado aquello, pero se estaba divirtiendo demasiado con las reacciones que estaba provocando en el menor, así que lo dejó pasar.
—Prefiero que te corras en otro lugar —respondió, subiendo una de sus cejas.

JaeHyun abrió sus ojos, sorprendido, durante solo unos instantes, pero después sonrió e, inmediatamente pasó a la acción. TaeYong se vio repentinamente tumbado en la cama sobre sus espaldas, con el rostro a escasos centímetros del suyo y su mirada clavada en la suya, llena de deseo y de excitación. Parecía encantado con lo que le acababa de proponer. En apenas unos segundos, el mayor vio cómo lo poco que quedaba de su ropa salía volando y se quedaba ante JaeHyun completamente desnudo. Por un momento, debido a la exhaustiva mirada que estaba recibiendo por parte del menor, el chico quiso cubrirse, pero solo fue durante un momento y no lo hizo, porque realmente le gustaba la lujuriosa mirada que recibía.

—Voy a empezar, hyung —dijo, completamente decidido—. Si tienes lubricante a mano es hora de que lo vayas sacando… sino, habrá que usar esto —el chico señaló la mano en la que todavía tenía algo del semen de TaeYong, aunque ya no era tanto como al inicio porque seguramente se habría ido cayendo poco a poco.
—Tengo algo de lubricante —contestó—. Abre el primer cajón de la mesita de noche y rebusca entre los calcetines, debe de haber un bote pequeño. También tiene que haber condones.
—Los condones no me importan tanto —murmuró JaeHyun mientras se estiraba para llegar al lugar que le había indicado—, solo no quiero hacerte daño.

TaeYong no pudo evitar sonreír por la dulzura del menor. Había entrado a su habitación y casi había impuesto que se tenían que acostar juntos después de haberlo pillado en plena faena; pero, en el fondo, seguía siendo un niño adorable que no quería dañar a nadie. El mayor dejó su mente vagar unos momentos, mientras JaeHyun rebuscaba en su cajón, y se dio cuenta de que a pesar de que todavía era un niño en algunos aspectos, había madurado muchísimo también y, sobre todo, se había esforzado por encontrar la manera de ser mucho más sensual de lo que ninguno habría creído capaz. TaeYong disfrutaba de la vista de tener sus pectorales y su abdomen trabajado a pocos centímetros y también disfrutó del tacto cuando recorrió sus músculos con la yema de sus dedos durante unos segundos antes de retirar su mano de ellos.

—Puedes seguir haciéndolo —comentó JaeHyun cuando volvió a colocarse bien en la cama. Se había desecho de sus pantalones y calzoncillos pegándoles patadas y ahora estaba completamente desnudo ante él. Su miembro se erguía orgulloso y TaeYong se dio cuenta de que el suyo propio había comenzado a endurecerse de nuevo, aun sin haber sido estimulado—. Me hace cosquillas y me gusta —confesó.
—Prefiero tenerte concentrado en otra cosa —dijo él, abriendo sus piernas sutilmente.

JaeHyun solo pudo sonreír ante la invitación y se introdujo entre sus piernas, abriéndolas lo máximo que pudo para poder estar lo más cómodo posible allí. Después, abrió el bote de lubricante y, en la mano manchada de semen se echó un poco, echando también sobre la entrada de TaeYong. El mayor se encogió un poco ante el espeso líquido frío, por el contraste que tuvo con su piel caliente, pero cuando sintió uno de los dedos del menor bordeando la zona, se forzó a destensarse para hacer las cosas más fáciles. Habían sido muchas las veces que había estado en aquella posición, más de las que había estado en la piel de JaeHyun y sabía por experiencia que, cuanto menos se tensara, más rápido iría todo y más placentero para ambos sería.

El menor, después de unos momentos jugando con su dedo en las proximidades de su ano, lo introdujo lentamente, haciéndolo apretar los dientes un poco. Estaba acostumbrado, sí, pero los primeros momentos de cada vez siempre eran incómodos y TaeYong sentía fuego en la parte baja de su espalda.

—¿Estás bien, hyung? —le cuestionó JaeHyun y él asintió—. Si te hago daño dímelo, por favor. No estoy muy acostumbrado a hacer estas cosas.
—Estoy bien —le aseguró—. Al principio siempre molesta… pero no es nada que no se arregle con un beso.

Estiró una de sus manos y la llevó hasta el cuello del menor para tirar de él hacia abajo y besar sus labios otra vez. Quería distraerse al máximo de la actividad que el chico realizara allí abajo, así que, buscó jugar con la lengua de JaeHyun, buscó explorar toda su cavidad una vez más y, cuando se dio cuenta de que éste había introducido el segundo dedo, simplemente llevó su otra mano hasta su miembro para no pensar en nada más. Su mente viajó lejos en ese momento y ya no se centró en que JaeHyun estaba intentando hacer hueco para su miembro, se centró en el placer que le proporcionaba su mano, en los besos que debía dar sin estar descoordinado, así que, cuando el menor se separó de él, no se lo esperó.

—No puedo aguantarlo más —susurró, con los ojos ardiendo en deseo—. Necesito entrar.
—Hazlo —jadeó TaeYong—. Halzo rápido.

El chico cerró sus ojos, incapaz de mantenerlos abiertos por mucho más tiempo. Sintió cómo los dedos que estaban en su interior salían lentamente de él y se preparó mentalmente para recibir algo más grande y excitante. Solo pasaron unos segundos hasta que sintió la punta del miembro de JaeHyun abriéndose paso hasta su interior, lenta y tortuosamente. TaeYong apretaba sus dientes e intentaba que sus caderas no se contrajeran para hacer más fácil la penetración, pero sus talones no dejaban de clavarse en el colchón y sus caderas no dejaban de alzarse, en un estado en el que el leve escozor y el placer se mezclaban hasta que su cabeza dejaba de coordinar correctamente sus reacciones. Apenas fueron unos segundos hasta que el menor estuvo completamente dentro de su cuerpo, profiriendo un grave gemido y quedándose estático por el momento. En ese instante, TaeYong se forzó a abrir sus ojos y a mirar a los ojos a JaeHyun, los cuales se encontraban mirándolo fijamente por detrás de su flequillo, que se pegaba a su frente por el sudor. Sin poder evitarlo, lo observó con ternura y retiró el flequillo de su cara para que no tuviera ningún problema con la visión y le sonrió, dándole permiso para que se comenzara a mover.

JaeHyun no tardó en obedecer su mandato y comenzó a mover sus caderas lentamente, al principio, apenas moviéndose; pero, a medido que el cuerpo de TaeYong se fue acostumbrando a la intrusión, los movimientos se fueron haciendo más y más rápidos, pero sobre todo, más enloquecedores. El mayor ya no pudo evitar los gemidos que ascendían por su garganta y querían escapar de sus labios y se unió al coro de JaeHyun, sorprendiéndose de lo bien que armonizaban sus voces. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello, porque el fuego se iba acumulando en su bajo vientre.

—JaeHyun... —jadeó—. Estoy llegando.

En ningún momento había dejado de mover su mano contra su miembro, simplemente había cambiado su ritmo, más o menos rápido dependiendo de lo que el menor le hacía sentir, y en aquellos momentos, la movía de forma acelerada, queriendo llegar lo más pronto posible al orgasmo, arrastrando a JaeHyun también a este. Su cabeza ya no estaba en plenas facultades y comenzaba a sentir que el fuego no iba a poder ser retenido mucho más, así que, se dejó llevar por el placer y, finalmente, el orgasmo le llegó. Clavó los talones en el colchón y agarró las sábanas con sus manos mientras jadeaba el nombre de la persona que seguía moviéndose en su interior a pesar de sus paredes comenzaron a contraerse y lo estaban apretando. No obstante, no continuó moviéndose durante demasiado tiempo, ya que TaeYong sintió un líquido caliente extenderse por sus entrañas. El menor se dejó caer sobre su cuerpo, intentando no aplastarlo, y se quedó allí, intentando recuperar el ritmo normal de su respiración, al igual que hacía él.

—Vaya… —lo escuchó murmurar—. ¿Ha estado bien, hyung?
—Muy bien —susurró.

Había estado tan bien que TaeYong sentía que quería repetir aquella experiencia una y otra vez, sin detenerse. Aquello lo asustó un poco y su cuerpo se tensó, llamando la atención del menor.

—¿Sucede algo? —preguntó, alzándose de su cuerpo y mirándolo a los ojos. El mayor no pudo callarse el pensamiento ante aquellos ojos y lo soltó.
—Solo… ¿qué pasará ahora? —dijo y JaeHyun suspiró.
—Te dije que no pensaras en ello —comentó, volviéndose a echar sobre él y abrazándose a su cuerpo—. Solo disfruta… ya habrá tiempo de pensar en todo… pero por ahora, solo disfruta.

TaeYong notó la sonrisa de JaeHyun contra su piel y no pudo evitar esbozar otra. Sí. Lo intentaría. Dejaría de pensar en las consecuencias de los actos que acababan de pasar y se dedicaría a disfrutar del tiempo que le quedara en el que el menor siguiera estando entre sus brazos, de aquella manera. Ya tendrían tiempo para aclarar esa situación.



Cerca de dos meses después, cuando HeeChul de Super Junior le preguntó a TaeYong qué parte del cuerpo de JaeHyun le parecía más atractiva, no pudo evitar rememorar la vez que se acostaron juntos y tampoco pudo detenerse cuando de su boca salió que lo que más le gustaba de él era que, a pesar de tener cara de niño, su cuerpo estaba muy desarrollado y era erótico1.






Notas finales:
—Erótico1: ya-hae-yo en coreano, que es lo que dice TaeYong en el vídeo, y por lo que ése es el título del fic.
—He estado refiriéndome a JaeHyun con su nombre artístico porque sé que si lo llamaba YoonOh, que es su nombre real, me ibais a mandar a tomar viento, pero que sepáis que me ha costado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario