Título: 야해요 (Ya-hae-yo)
Autora: Riz Aino
Pareja: JaeYong (JaeHyun +
TaeYong) (NCT–U|NCT 127)
Clasificación: NC–17
Géneros: smut y pwp
Número de palabras: 5.308
palabras
Resumen: cuando TaeYong
dijo que el cuerpo de JaeHyun era erótico, sabía muy bien de lo que hablaba.
Advertencias: relaciones
sexuales explícitas.
Notas: sino estáis al
tanto de lo que sucedió para que TaeYong dijera esas cosas, ya estáis tardando
en ver el primer episodio de NCT On Air Show.
Comentario de autora: quiero
decir que desde que vi el programa no pude quitarme de la cabeza hacer algo con
esto porque era demasiado maravilloso. Espero que os guste.
Era
algo extraño para TaeYong estar solo en casa. Se había acostumbrado a pasarse
las 24 horas del día rodeado de un gran número de personas, tanto en la
empresa, como en el piso que compartía con unos cuantos de los trainees de SM Entertainment. Al
principio le había costado horrores acostumbrarse a todo aquello, tanta gente
de un lado a otro lo ponía de los nervios, tantos olores extraños lo mataban
por dentro y tanto desorden lo volvía completamente loco… pero tras un tiempo,
se había acostumbrado a todo y ahora le resultaba extraño estar solo.
Aquella
mañana se había despertado con algunas décimas de fiebre y un poco mareado, así
que, DoYoung le había “aconsejado” —eso en su idioma significaba que lo había
llevado a rastras hasta la cama, lo había tumbado y lo había arropado mientras
le decía que como se le ocurriera salir de la cama lo mataría— que lo mejor que
podía hacer era no ir aquel día a la empresa, porque eso solo haría que se
pusiera peor y no se lo podía permitir. Solo un día perdido de ensayo merecía
la pena para no tener que perderse al menos una semana si empeoraba su
condición.
Por
ese motivo, el chico se encontraba solo en el piso… solo y aburrido.
Las
primeras horas las había pasado en la cama, intentando conciliar el sueño pero
sin conseguirlo del todo; después, había estado jugando un poco con su
teléfono, respondiendo a los mensajes que Yuta le había mandado preguntando por
su salud o atacando aldeas para conseguir un poco de botín y así poder subir su
ayuntamiento de nivel. Sin embargo, cuando rondaba el medio día, el chico ya
estaba muy harto de estar tumbado y sin hacer absolutamente nada con su vida.
Se sentía un poco mejor, al menos ya no estaba mareado, así que eso era buena
señal.
TaeYong
se levantó de la cama y cogió su portátil. Llevaba al menos un par de semanas
sin usarlo, así que le apetecía un poco cogerlo y hacer el idiota. Apenas tardó
en volver a subirse en la cama, esta vez quedándose fuera de las mantas porque
no tenía frío, y lo encendió. No sabía exactamente qué hacer, pero ya buscaría
algo en Naver, sobre él, sobre SMROOKIES, NCT o cualquier artículo que le saliera
relacionado para enterarse de lo que pasaba en el mundillo. Sin embargo, cuando
el navegador terminó de cargar acabó entrando en su historial primero para
borrar cualquier cosa extraña que pudiera haber y que alguien pudiera ver si
cogía prestado su ordenador. Era algo que se había acostumbrado a hacer desde
que había gente tan joven, como JiSung, a su alrededor. No quería que pesara
sobre su conciencia quitarles la inocencia.
Después
de dar un rápido vistazo a la primera página, se encontró al principio de la
segunda un link de una página de porno que llevaba bastante tiempo sin visitar.
Era medio día, pero estaba solo, completamente solo, y llevaba tiempo sin poder
descargar el estrés de aquella manera, así que, TaeYong no se lo pensó mucho
antes de entrar en la página y buscar en alguno de los nuevos vídeos que habían
subido algo que le gustara. Desde su última visita parecían haber subido como
unos mil, así que finalmente acabó poniendo una serie de palabras en el
buscador para que le saliera lo que quería: porno gay.
No
había muchas personas que supieran que fuera gay, ni siquiera lo sabían todos
sus compañeros, él se encargaba de ocultarlo al máximo porque si no, aquellas
chicas que estaban esperando su próximo debut se desilusionarían muchísimo al
saber que no podrían soñar siquiera con casarse con él. También sabía que su
vida pública sería más bien como un infierno y no quería eso, simplemente
quería disfrutar de la música sin ser juzgado por nada, y menos, por su
sexualidad.
Mientras
divagaba, el vídeo que había abierto en una nueva pestaña terminó de cargar y
el chico le dio al play, cuidando que el volumen no fuera muy alto —porque,
podía estar solo, pero tenía vecinos—. La primera escena que apareció en su
pantalla fue una de un chico joven asiático tumbado sobre su espalda,
completamente desnudo en una cama al que le estaban haciendo abrir las piernas
y acercándole un juguete sexual con forma de pene al trasero. TaeYong tuvo que
coger aire y se mordió el labio inferior. El chico estaba muy bueno.
El
vídeo siguió avanzando y TaeYong buscó con su mano su entrepierna, bajándose
levemente los pantalones que usaba como pijama y los slips que se había puesto
la noche anterior. Comenzó a masturbarse casi inmediatamente porque, a pesar de
que el vídeo parecía casero y estaba bastante mal hecho, el chico de la cama lo
había encendido y TaeYong no podía dejar de tocarse. Al principio contuvo su
voz, como estaba acostumbrado a hacer cuando había gente a su alrededor y tenía
que hacerlo sin que lo descubrieran, pero después de unos momentos, dejó
escapar débiles jadeos y gemidos que se entremezclaban con los que el muchacho
de su pantalla emitía, poniéndolo a cien y haciendo que su endurecido miembro
estuviera cada vez más y más duro.
TaeYong
estaba bastante inmerso en aquella actividad, tanto, que no se dio cuenta de
que alguien entraba al piso hasta que no fue demasiado tarde. El chico tenía
sus ojos totalmente fijos en la pantalla, así que no pudo ver que alguien
entraba a su habitación hasta que no escuchó una leve risita que conocía muy
bien. El chico abrió los ojos como platos observando a la persona que se
encontraba echada contra el marco de la puerta, mirándolo con una sonrisa
pícara y su primera reacción fue bajar la tapa del portátil, pero el muchacho
del vídeo siguió gimiendo durante algunos segundos más hasta que el ordenador
decidió ponerse a hibernar; la segunda reacción fue intentar cubrirse con las
mantas su erección. Esas dos cosas provocaron una gran carcajada del intruso
antes de que se adentrara en la habitación.
—Creía
que estabas enfermo, hyung —fueron
las primeras palabras que salieron de sus labios—, así que me pasé por casa
para prepararte algo de comer… pero veo que estás muy sano.
—JaeHyunnie…
—murmuró el nombre del menor, queriendo comenzar una explicación, pero las
palabras no quisieron salir de su boca.
—No
hace falta que te expliques, hyung,
ambos somos adultos ya —comentó—. Sé que hay necesidades que cubrir y que hoy
era un buen día para hacerlo.
TaeYong
quiso hablar de nuevo, pero JaeHyun ya había llegado a su lado y se acababa de
sentar con él en la cama, muy cerca. Su mirada clara y brillante lo distrajo y
su cerebro fue incapaz de coordinar pensamiento y boca para articular una frase
mínimamente coherente.
Se alejó un poco
del menor cuando éste alzó una de sus manos y la llevó hacia su frente,
encogiéndose sobre sí mismo. JaeHyun le sonrió cuando finalmente pudo alcanzar
su piel y lo miró fijamente a los ojos durante unos segundos antes de acariciar
su rostro hasta llegar a su pecho, lugar en el que dejó descansar su mano. El
mayor sentía que iba a explotar en cualquier momento por la excitación, la
vergüenza y porque, de todas las personas que podían haber ido a visitarlo,
había tenido que ser JaeHyun el que lo hiciera.
—Estás
muy caliente, hyung —dijo con aquella
sonrisa pícara que no había abandonado su rostro en ningún momento—. No sé si
traerte una bolsa de verduras del congelador o aprovecharme de ello…
—¿Qué?
—logró decir TaeYong, intentando alejarse del calor que desprendía la mano de
JaeHyun contra su cuerpo, pero no lo consiguió porque el menor tenía más fuerza
que él.
—Te
estabas masturbando —apuntó—, pero no habías terminado cuando te he
interrumpido… —la mano que había mantenido contra su pecho descendió
rápidamente hacia su entrepierna y TaeYong solo pudo aguantarse el gemido que
quiso salir desde lo más profundo de su garganta cuando su miembro fue tocado—.
Me gustaría hacerte llegar, hyung…
—acercó su rostro hasta que quedaron a escasos centímetros el uno del otro y,
mirándolo fijamente, dijo—: ambos sabemos que lo vas a disfrutar.
TaeYong
tragó saliva en los segundos que tardó JaeHyun en terminar de acercar sus
rostros y besar sus labios de una forma suave. El mayor se tendría que haber
sentido mal por aquello, porque por nada del mundo había querido antes que uno
de sus próximos compañeros de grupo lo besara, pero en realidad no estaba
pensando en eso, simple y llanamente no pensaba en nada, solo se estaba dejando
llevar por el ritmo que marcaban los labios ajenos. Era extraño, pero para nada
desagradable y el chico sabía que el hecho de que fuera JaeHyun quien estuviera
besándolo tenía mucho que ver.
Cuando
se conocieron, años atrás, TaeYong todavía era un niñato gilipollas y JaeHyun
un niño que no sabía nada del mundo de los adultos y que se ilusionaba
fácilmente con todo. Ambos habían cambiado mucho con el paso de los años, pero,
sobre todo, JaeHyun había cambiado muchísimo físicamente. Ya no era más el niño
bajito, delgado y tímido que tenía problemas para relacionarse; ahora se había
convertido en un hombre hecho y derecho, tanto física como emocionalmente y era
una persona importante en la vida de TaeYong. Sin embargo, el hecho que lo
aterraba y gustaba por partes iguales era que ya no veía al menor como solía…
para él ya no era más un niño y había comenzado a pensar en su desarrollado
cuerpo.
Por
ese motivo, el mayor no quería alejar a JaeHyun de su boca, pero tuvo que
hacerlo cuando se quedó sin aire.
—Sabía
que te iba a encantar —murmuró éste—. Pero antes tengo una pregunta que hacerte
—lo miró a los ojos desde la escasa distancia a la que se encontraban—.
¿Quieres que siga adelante? Porque una vez que comience no voy a detenerme, hyung.
TaeYong
no pudo dejar escapar una pequeña risa disimulada por un bufido. Antes de
entrar a aquella habitación, JaeHyun tenía que haber sabido perfectamente que
estaba masturbándose porque había estado gimiendo en voz alta y el menor tenía
muy buen oído. Había entrado, por lo tanto, a conciencia y lo había besado,
además, todavía no había retirado la mano que se encontraba contra su
entrepierna y la erección del mayor palpitaba contra la palma ajena, ávida por
mayor contacto. TaeYong no se podía creer que estuviera jugando tan sucio, no
le había dejado opción desde el principio.
No
obstante, como estaba tan indignado por aquel juego sucio, TaeYong decidió que
podía permitirse negarse en aquel momento.
—Habías
venido a hacerme algo de comer, ¿no? —fue lo que dijo, volviendo por fin a sus
cabales—. Deja que me corra solo mientras me preparas el almuerzo.
—Pero
eso es algo muy triste —TaeYong sintió cómo aquella maldita mano se cernió
alrededor de su miembro, apretándolo un poco y haciéndolo suspirar sin que
pudiera evitarlo—. Es mucho más divertido y excitante cuando es otra persona la
que te toca, ¿no crees, hyung?
Cuando
TaeYong pudo volver a enfocar sus ojos, buscó los de JaeHyun y lo miró
fijamente, reprochándole su acto. Sin embargo, el menor parecía estar en otro
mundo y nada atento a lo que él quería transmitirle, en un mundo en el que lo
desnudaba con su mirada y lo deseaba de una forma que el mayor no llegaba a
comprender en aquellos momentos. Quiso hablar, pero la mano de JaeHyun seguía
cernida alrededor de su miembro y se movía levemente, así que, no pudo
pronunciar palabra alguna y simplemente se dedicó a mirarlo a los ojos,
esperando el momento en el que el menor captara su mensaje intentando que los
jadeos que querían escapar de sus labios finalmente no lo hicieran, por el bien
de ambos.
TaeYong
era homosexual, a TaeYong le excitaba que una persona tan guapa y con el cuerpo
tan trabajado como lo tenía JaeHyun estuviera de aquella forma con él, pero el
menor no tenía nada que ver con su condición, el menor no debía estar dejando
sus nervios a flor de piel. Lo que estaba pasando en ese instante estaba mal y
como el mayor debía tomar la responsabilidad y detenerlo.
—JaeHyun…
—consiguió decir, después de un buen rato intentando hablar sin distraerse,
apartando por fin la mano del menor de su miembro y replegándose contra la
pared—. No lo hagas. No nos hagas esto.
—¿Por
qué? —preguntó éste, subiéndose del todo a su cama y acercándose mucho hasta el
lugar en el que se encontraba—. ¿Por qué debería detener algo que nos encanta?
—Porque
está mal.
—Yo
no veo que haya nada malo en que dos personas cedan ante sus deseos sexuales, hyung —replicó. Cada vez estaba más
cerca y TaeYong pudo jurar que había sentido cómo exhalaba el aire después de
ese último “hyung” contra sus labios—. No está mal.
—Pero
tú no eres… gay —susurró el mayor.
—Nunca
me he pronunciado con respecto al tema —una sonrisa pícara se extendió por su
rostro—, pero eso no significa nada.
TaeYong
tuvo que tragar saliva después de escuchar aquellas últimas palabras. Todo le
daba vueltas mientras su cabeza pensaba a toda velocidad en lo que era mejor o
no hacer en esos momentos. JaeHyun acababa de confesarle de una manera sutil
que también le gustaban los hombres, pero todavía seguía habiendo un dilema
moral en aquello. Iban a ser compañeros de grupo y lo que hicieran en ese
arrebato podía costarles su relación de amistad y podría repercutir en la
armonía de su grupo.
—JaeHyun…
—Quiero
hacerlo —lo cortó—, y sé que tú también quieres, hyung, a pesar de que la responsabilidad te esté diciendo que es
mejor que no lo hagas —una de las manos del menor acabó en su rostro y su
pulgar delineando el contorno de su labio inferior—. Por una vez querría que
dejaras de ser el hyung responsable
que nos muestras a todos y volvieras a tener un momento tu antigua
personalidad, que te diera igual acostarte conmigo, que no pensaras en las
consecuencias de tus actos.
—Pero
habrá consecuencias —replicó TaeYong.
—Pero
no todas serán malas.
Y
JaeHyun salvó finalmente la poca distancia que lo separaba de los labios ajenos
para besarlos. TaeYong sintió el contacto como fuego, pero a la vez como el
agua que busca una persona después de atravesar el desierto. Respondió al beso,
dejó que los labios de JaeHyun se movieran sobre los suyos sin pensarlo y no
opuso resistencia alguna cuando el menor buscó abrir sus labios para introducir
su lengua en la boca ajena. Quizás sin tendría que haberse resistido, quizás sí
tenía que haberlo alejado cuando todavía estaba a tiempo para ello, quizás
nunca tendría que haberse puesto a ver porno en primer lugar.
Cuando
se separaron, lo hicieron lentamente y JaeHyun se quedó a escasos centímetros
de él, como si esperara alguna huida por su parte. TaeYong por un instante
pensó en aquello, si podía huir de aquello nada más grave que compartir un beso
algo húmedo pasaría entre los dos, pero rápidamente desechó la idea. Tenía que
admitir que, desde hacía un tiempo, no miraba al menor con los mismos ojos.
JaeHyun había acabado de desarrollarse físicamente y meses atrás había
comenzado a entrenarse, haciéndose con un cuerpo bastante trabajado que era la
envidia de todos los trainees de la
empresa y TaeYong no era de piedra. Por eso, y porque él mismo le había dicho
que no pensara en nada más, y menos en las consecuencias, el mayor finalmente
no lo alejó de su cuerpo.
—Voy
a seguir, hyung —avisó—. Voy a seguir
hasta el final.
—Está
bien —murmuró TaeYong y una sonrisa brillante se expandió por el rostro de
JaeHyun al saberse vencedor de aquella contienda.
—No
te arrepentirás. Te lo prometo.
La
mano derecha del menor volvió a envolver su miembro de una forma más cuidadosa
que la anterior vez y luego comenzó a moverla arriba y abajo. TaeYong no iba a
aguantar mucho tiempo, había pasado varios minutos masturbándose y cuando
JaeHyun había entrado a la habitación casi estaba a punto de entregarse al
placer. El mayor se agarró fuertemente a las sábanas y clavó los talones en el
colchón, jadeando sonoramente y mirando los ojos de la persona que estaba a
punto de llevarlo hasta el orgasmo con fijeza. Podía verse reflejado en los
ojos que le devolvían la mirada, podía ver su expresión dispuesta a contenerse
un poco más para que aquella maravillosa sensación no lo abandonara tan pronto…
pero no pudo retenerlo más y solo tras un par de minutos se corrió en la mano
de JaeHyun.
TaeYong
cerró sus ojos, intentando normalizar su respiración y sintiendo algo de dolor
en sus músculos que, después de toda la tensión mantenida, se relajaban por
fin. Abrió su boca en busca de aire y lo que encontró fue la lengua de JaeHyun
queriendo más y más de él, exigiéndole que correspondiera aquel beso con más
intensidad, reclamando mayor atención, y TaeYong se la dio, mordiendo su labio
inferior. El menor se separó de él y TaeYong finalmente abrió sus ojos para
mirarlo de nuevo, dándose cuenta de que la mirada de JaeHyun ya no estaba en su
rostro, si no en la parte inferior de su cuerpo. Su miembro no se encontraba ya
orgullosamente erecto, sino que caía flácidamente hacia un lado. El mayor se
dio cuenta de que no había ninguna mancha grande de semen en las sábanas o en
la colcha y entonces se dio cuenta que lo manchado era la camiseta de JaeHyun y
su mano. Hizo el amago de levantarse a por un pañuelo, pero el menor lo detuvo
y negó.
—Vamos
a utilizarlo, así que no te preocupes —le dijo—, y la camiseta me la vas a
quitar en unos momentos, así que, tampoco hay ningún problema.
TaeYong
tragó saliva porque sabía cómo iba a acabar aquel “vamos a utilizarlo” y, a
pesar de que era quizás un poco humillante que un niñato que todavía no había
cumplido la mayoría de edad hiciera eso con él, se sintió deseoso por probar lo
que se sentía con JaeHyun al mando. Sin decir una sola palabra, el mayor sonrió
pícaramente y se acercó hasta él, poniéndose de rodillas sobre la cama, para
besarlo por primera vez, sin poder esperar hasta que el menor decidiera volver
a besar sus labios de nuevo. Cuando el beso terminó, TaeYong aprovechó para
meter sus manos por debajo de la camiseta de JaeHyun para poder tocar su
trabajado cuerpo por unos instantes antes de quitarle la camiseta. El menor
pareció disfrutar mucho cuando con sus dedos pellizcó débilmente sus pezones y
gimió por lo bajo, sin contenerse en absoluto.
TaeYong
no pudo evitar sonreír. JaeHyun también estaba muy excitado, pero lo único que
lo había estimulado eran sus besos y haberlo tocado a él, nada más.
—Hyung —jadeó sin vergüenza alguna—. Haz
algo con esto y te prometo ser delicado contigo —el chico se señaló la
entrepierna, donde comenzaba a apreciarse un pequeño bulto.
—Me
parece un buen trato —coincidió.
Sin
más dilación, TaeYong acabó por sacarle la camiseta por los brazos, teniendo
cuidado de no mancharla más con el semen que había caído en la mano ajena y después
se dedicó a observar su torso trabajado durante largo tiempo. Muchas veces
había visto su cuerpo si no desnudo, al menos prácticamente desnudo, pero en
aquella ocasión el sentimiento de deseo que le provocó fue mucho mayor que el
de todas las anteriores veces. Ahora podía tocarlo, podía besarlo, podía
morderlo, porque durante lo que durara aquel momento, ese cuerpo era todo suyo.
El mayor sintió cómo JaeHyun también lo miraba, expectante, pidiendo que
comenzara con aquello y TaeYong no se hizo más de rogar.
Primero
comenzó besando su cuello, intentando no dejar marcas en ese lugar, buscando
dejarlas en otros puntos mucho menos visibles para no tener problemas.
Escuchaba de fondo los débiles jadeos del menor mientras exploraba ampliamente
su cuerpo y TaeYong se sintió poderoso durante unos momentos. Puede que se
acabara abriendo de piernas dentro de poco tiempo, pero, en ese instante, era
quien llevaba las riendas. JaeHyun le pidió más, susurrando gravemente su
nombre, y el mayor le concedió sus deseos, introduciendo una de sus manos
dentro de los pantalones del chándal que el chico estaba vistiendo y rozando
con sus dedos su endurecido miembro.
—Hyung… —volvió a jadear, esta vez mucho
más fuerte que la anterior.
TaeYong
sonrió de nuevo y besó durante solo unos segundos los labios del menor,
comenzando a mover su mano de una forma más notoria contra la entrepierna
ajena; haciendo que, con cada movimiento, el miembro de JaeHyun se endureciera
más y más. Cuando sintió el líquido pre-seminal, se detuvo de forma brusca,
dejando a mitad uno de los jadeos del menor, que se separó de su boca para
mirarlo lleno de reproche.
—¿Por
qué paras? —le cuestionó, dejando de lado todos los honoríficos. En cualquier
otro momento, a TaeYong le habría molestado aquello, pero se estaba divirtiendo
demasiado con las reacciones que estaba provocando en el menor, así que lo dejó
pasar.
—Prefiero
que te corras en otro lugar —respondió, subiendo una de sus cejas.
JaeHyun
abrió sus ojos, sorprendido, durante solo unos instantes, pero después sonrió
e, inmediatamente pasó a la acción. TaeYong se vio repentinamente tumbado en la
cama sobre sus espaldas, con el rostro a escasos centímetros del suyo y su
mirada clavada en la suya, llena de deseo y de excitación. Parecía encantado con
lo que le acababa de proponer. En apenas unos segundos, el mayor vio cómo lo
poco que quedaba de su ropa salía volando y se quedaba ante JaeHyun
completamente desnudo. Por un momento, debido a la exhaustiva mirada que estaba
recibiendo por parte del menor, el chico quiso cubrirse, pero solo fue durante
un momento y no lo hizo, porque realmente le gustaba la lujuriosa mirada que
recibía.
—Voy
a empezar, hyung —dijo, completamente
decidido—. Si tienes lubricante a mano es hora de que lo vayas sacando… sino,
habrá que usar esto —el chico señaló la mano en la que todavía tenía algo del
semen de TaeYong, aunque ya no era tanto como al inicio porque seguramente se habría
ido cayendo poco a poco.
—Tengo
algo de lubricante —contestó—. Abre el primer cajón de la mesita de noche y
rebusca entre los calcetines, debe de haber un bote pequeño. También tiene que
haber condones.
—Los
condones no me importan tanto —murmuró JaeHyun mientras se estiraba para llegar
al lugar que le había indicado—, solo no quiero hacerte daño.
TaeYong
no pudo evitar sonreír por la dulzura del menor. Había entrado a su habitación
y casi había impuesto que se tenían que acostar juntos después de haberlo
pillado en plena faena; pero, en el fondo, seguía siendo un niño adorable que
no quería dañar a nadie. El mayor dejó su mente vagar unos momentos, mientras
JaeHyun rebuscaba en su cajón, y se dio cuenta de que a pesar de que todavía
era un niño en algunos aspectos, había madurado muchísimo también y, sobre
todo, se había esforzado por encontrar la manera de ser mucho más sensual de lo
que ninguno habría creído capaz. TaeYong disfrutaba de la vista de tener sus
pectorales y su abdomen trabajado a pocos centímetros y también disfrutó del
tacto cuando recorrió sus músculos con la yema de sus dedos durante unos
segundos antes de retirar su mano de ellos.
—Puedes
seguir haciéndolo —comentó JaeHyun cuando volvió a colocarse bien en la cama.
Se había desecho de sus pantalones y calzoncillos pegándoles patadas y ahora
estaba completamente desnudo ante él. Su miembro se erguía orgulloso y TaeYong
se dio cuenta de que el suyo propio había comenzado a endurecerse de nuevo, aun
sin haber sido estimulado—. Me hace cosquillas y me gusta —confesó.
—Prefiero
tenerte concentrado en otra cosa —dijo él, abriendo sus piernas sutilmente.
JaeHyun
solo pudo sonreír ante la invitación y se introdujo entre sus piernas,
abriéndolas lo máximo que pudo para poder estar lo más cómodo posible allí.
Después, abrió el bote de lubricante y, en la mano manchada de semen se echó un
poco, echando también sobre la entrada de TaeYong. El mayor se encogió un poco
ante el espeso líquido frío, por el contraste que tuvo con su piel caliente, pero
cuando sintió uno de los dedos del menor bordeando la zona, se forzó a
destensarse para hacer las cosas más fáciles. Habían sido muchas las veces que
había estado en aquella posición, más de las que había estado en la piel de
JaeHyun y sabía por experiencia que, cuanto menos se tensara, más rápido iría
todo y más placentero para ambos sería.
El
menor, después de unos momentos jugando con su dedo en las proximidades de su
ano, lo introdujo lentamente, haciéndolo apretar los dientes un poco. Estaba
acostumbrado, sí, pero los primeros momentos de cada vez siempre eran incómodos
y TaeYong sentía fuego en la parte baja de su espalda.
—¿Estás
bien, hyung? —le cuestionó JaeHyun y
él asintió—. Si te hago daño dímelo, por favor. No estoy muy acostumbrado a
hacer estas cosas.
—Estoy
bien —le aseguró—. Al principio siempre molesta… pero no es nada que no se
arregle con un beso.
Estiró
una de sus manos y la llevó hasta el cuello del menor para tirar de él hacia
abajo y besar sus labios otra vez. Quería distraerse al máximo de la actividad
que el chico realizara allí abajo, así que, buscó jugar con la lengua de
JaeHyun, buscó explorar toda su cavidad una vez más y, cuando se dio cuenta de
que éste había introducido el segundo dedo, simplemente llevó su otra mano
hasta su miembro para no pensar en nada más. Su mente viajó lejos en ese
momento y ya no se centró en que JaeHyun estaba intentando hacer hueco para su
miembro, se centró en el placer que le proporcionaba su mano, en los besos que
debía dar sin estar descoordinado, así que, cuando el menor se separó de él, no
se lo esperó.
—No
puedo aguantarlo más —susurró, con los ojos ardiendo en deseo—. Necesito
entrar.
—Hazlo
—jadeó TaeYong—. Halzo rápido.
El
chico cerró sus ojos, incapaz de mantenerlos abiertos por mucho más tiempo.
Sintió cómo los dedos que estaban en su interior salían lentamente de él y se
preparó mentalmente para recibir algo más grande y excitante. Solo pasaron unos
segundos hasta que sintió la punta del miembro de JaeHyun abriéndose paso hasta
su interior, lenta y tortuosamente. TaeYong apretaba sus dientes e intentaba
que sus caderas no se contrajeran para hacer más fácil la penetración, pero sus
talones no dejaban de clavarse en el colchón y sus caderas no dejaban de
alzarse, en un estado en el que el leve escozor y el placer se mezclaban hasta
que su cabeza dejaba de coordinar correctamente sus reacciones. Apenas fueron
unos segundos hasta que el menor estuvo completamente dentro de su cuerpo,
profiriendo un grave gemido y quedándose estático por el momento. En ese
instante, TaeYong se forzó a abrir sus ojos y a mirar a los ojos a JaeHyun, los
cuales se encontraban mirándolo fijamente por detrás de su flequillo, que se
pegaba a su frente por el sudor. Sin poder evitarlo, lo observó con ternura y
retiró el flequillo de su cara para que no tuviera ningún problema con la
visión y le sonrió, dándole permiso para que se comenzara a mover.
JaeHyun
no tardó en obedecer su mandato y comenzó a mover sus caderas lentamente, al
principio, apenas moviéndose; pero, a medido que el cuerpo de TaeYong se fue
acostumbrando a la intrusión, los movimientos se fueron haciendo más y más
rápidos, pero sobre todo, más enloquecedores. El mayor ya no pudo evitar los
gemidos que ascendían por su garganta y querían escapar de sus labios y se unió
al coro de JaeHyun, sorprendiéndose de lo bien que armonizaban sus voces. Sin
embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello, porque el fuego se iba
acumulando en su bajo vientre.
—JaeHyun...
—jadeó—. Estoy llegando.
En
ningún momento había dejado de mover su mano contra su miembro, simplemente
había cambiado su ritmo, más o menos rápido dependiendo de lo que el menor le
hacía sentir, y en aquellos momentos, la movía de forma acelerada, queriendo
llegar lo más pronto posible al orgasmo, arrastrando a JaeHyun también a este.
Su cabeza ya no estaba en plenas facultades y comenzaba a sentir que el fuego
no iba a poder ser retenido mucho más, así que, se dejó llevar por el placer y,
finalmente, el orgasmo le llegó. Clavó los talones en el colchón y agarró las
sábanas con sus manos mientras jadeaba el nombre de la persona que seguía
moviéndose en su interior a pesar de sus paredes comenzaron a contraerse y lo
estaban apretando. No obstante, no continuó moviéndose durante demasiado
tiempo, ya que TaeYong sintió un líquido caliente extenderse por sus entrañas.
El menor se dejó caer sobre su cuerpo, intentando no aplastarlo, y se quedó
allí, intentando recuperar el ritmo normal de su respiración, al igual que
hacía él.
—Vaya…
—lo escuchó murmurar—. ¿Ha estado bien, hyung?
—Muy
bien —susurró.
Había
estado tan bien que TaeYong sentía que quería repetir aquella experiencia una y
otra vez, sin detenerse. Aquello lo asustó un poco y su cuerpo se tensó,
llamando la atención del menor.
—¿Sucede
algo? —preguntó, alzándose de su cuerpo y mirándolo a los ojos. El mayor no
pudo callarse el pensamiento ante aquellos ojos y lo soltó.
—Solo…
¿qué pasará ahora? —dijo y JaeHyun suspiró.
—Te
dije que no pensaras en ello —comentó, volviéndose a echar sobre él y
abrazándose a su cuerpo—. Solo disfruta… ya habrá tiempo de pensar en todo…
pero por ahora, solo disfruta.
TaeYong
notó la sonrisa de JaeHyun contra su piel y no pudo evitar esbozar otra. Sí. Lo
intentaría. Dejaría de pensar en las consecuencias de los actos que acababan de
pasar y se dedicaría a disfrutar del tiempo que le quedara en el que el menor
siguiera estando entre sus brazos, de aquella manera. Ya tendrían tiempo para
aclarar esa situación.
Cerca
de dos meses después, cuando HeeChul de Super Junior le preguntó a TaeYong qué
parte del cuerpo de JaeHyun le parecía más atractiva, no pudo evitar rememorar
la vez que se acostaron juntos y tampoco pudo detenerse cuando de su boca salió
que lo que más le gustaba de él era que, a pesar de tener cara de niño, su
cuerpo estaba muy desarrollado y era erótico1.
Notas finales:
—Erótico1:
ya-hae-yo en coreano, que es lo que dice TaeYong en el vídeo, y por lo que ése
es el título del fic.
—He estado
refiriéndome a JaeHyun con su nombre artístico porque sé que si lo llamaba
YoonOh, que es su nombre real, me ibais a mandar a tomar viento, pero que
sepáis que me ha costado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario