Título: Stay with me
Autora: Riz Aino
Pareja: LiSoo (JiSoo
+ Lisa) (BLACKPINK)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, angst,
tragedy, slight romance, supernatural, fantasy?
Número de palabras: 1.803 palabras
Resumen: JiSoo solo desea que Lisa se quede a su lado y no tiene
miedo a usar cualquier método para conseguirlo.
Advertencias: mención a invocación de espíritus y muerte de
personajes.
Notas: fanfic “inspirado” en la letra de la canción ‘Stay’ y
“basado” en las interacciones del MV ‘Whistle’ de JiSoo y Lisa. Tanto la
canción como el MV pertenecen a BLACKPINK y podéis ver ambos aquí. (Link1|Link2).
Comentario de autora: este es mi primer fic de BLACKPINK
y la verdad es que al principio no quería hacer un fic, simplemente quería
hacer un edit aesthetic de ‘Whistle’… pero no pude dejar de escribirlo después de
escuchar ‘Stay’; también es la primera vez que escribo una historia de este
estilo, así que, espero que os guste que me haya adentrado en este nuevo
género.
Oscuridad, dolor, sangre
brillante como los rubíes y un parpadeo, aquello había sido lo que le había
arrebatado a Lisa hacía solo unos meses y JiSoo todavía seguía sin comprender cómo
había podido suceder y cómo no había podido hacer nada para ayudarla y que
saliera ilesa, como ella, de aquel accidente de tráfico que se la había llevado
de su lado. Tenía muchos remordimientos porque si no hubieran estado jugando
mientras conducía, si no hubiera dejado que Lisa se quitara el cinturón de
seguridad solo unos segundos para buscar algo en su bolso que se encontraba en
el asiento de atrás y si no hubiera desviado su mirada solo un segundo de la
carretera mojada y resbaladiza por la incesante lluvia que caía desde el cielo
por culpa de aquel tifón que se había desviado y cruzado en su camino, de la
misma forma que aquel otro coche lo había hecho, la menor no habría perecido en
el acto y ambas podrían seguir juntas.
Todo había sido su culpa
y JiSoo lo único que necesitaba era que Lisa estuviera de nuevo junto a ella…
pero Lisa estaba muerta.
Las semanas que JiSoo se
pasó en el hospital, recuperándose de sus leves heridas y hablando con una
psicóloga sobre cómo se encontraba, solo tenía el pensamiento de que en
cualquier momento, cuando menos se lo esperara, Lisa aparecería en la puerta de
su habitación con algunas heridas como las suyas y se acercaría a ella para
tumbarse en su cama y pasar abrazadas todo el tiempo que pudieran —o hasta que alguien le pidiera a la menor que regresara
a su habitación—. Pero por más que quisiera que aquello fuese una realidad, por
más que quisiera que Lisa estuviera allí con ella, no había manera para que eso
pudiera suceder.
Saber que nunca iba a ser capaz de volver a ver a Lisa la desesperaba de
una manera que no podía llegar a entender a la que solo le encontraba
explicación por el amor tan infinito que había sentido por ella y que, todavía,
seguía sintiendo. JiSoo sabía que no podía seguir viviendo tranquila sin
poder volver a ver a Lisa una vez más, pedirle perdón y decirle lo mucho que la
amaba; por ese motivo, durante aquellas largas semanas en el hospital, la chica
pensó una y otra vez en cuál podía ser la mejor manera para ello.
No le dijo nada a nadie
porque quería salir lo más pronto posible que aquel lugar, pero aunque sabía
que era imposible volver a ver a Lisa, quería hacerlo posible.
Lo que la decidió por
completo a pensar en aquella locura fue un sueño en el que la menor apareció
frente a ella y en el que JiSoo le dijo cuánto la echaba de menos y que
necesitaba que no la dejara, que se quedara a su lado. Lisa había sonreído de
aquella que le parecía tan adorable y después le había contestado que jamás la
iba a dejar.
En cuanto JiSoo salió
del hospital volvió a la vivienda que había compartido con Lisa los anteriores
cuatro años de su vida a pesar de que todos le habían recomendado que se
alejara de aquel lugar para que no se hiciera daño recordándola; sin embargo,
JiSoo no le había hecho caso a ninguno de ellos y había regresado a aquel lugar
en el que todavía vivían tantos momentos y recuerdos que había compartido junto
a ella, porque a la chica no le hacía daño recordar a Lisa… le hacía daño
olvidarla.
Las fotos enmarcadas de
todos sus viajes en coche la recibieron en la pared del salón, aquellos
preciosos recuerdos que habían hecho juntas visitando todos los rincones de
aquel hermoso país para que Lisa pudiera ver las maravillas que éste ofrecía.
El viaje en el que todo había terminado iba a ser el último que realizarían por
Corea del Sur porque la menor había planeado llevarla a Tailandia para
enseñarle a JiSoo los escondrijos más preciosos de su país natal. Ahora, aquel
viaje que planeaban hacer para el siguiente año, había quedado totalmente destruido,
pero aquello, lejos de detenerla de su plan de volver a tener a Lisa a su lado,
le dio muchas más fuerzas para poder comenzar a llevarlo a cabo.
Inmediatamente después
de instalarse de nuevo en aquel apartamento en el que todavía se encontraban
todas las pertenencias de Lisa, JiSoo comenzó su búsqueda para poder encontrar
algo o a alguien que pudiera ayudarla en su cometido. Internet fue una gran
fuente de información en cuanto a lo que hacer para poder contactar con los
espíritus que poblaban el mundo de los muertos y la chica siguió todas y cada
una de las directrices de todas las páginas webs que le ofrecían un mínimo de
confianza para de aquella forma tratar de ver de nuevo a Lisa.
Su éxito en aquella
empresa fue nulo y JiSoo decidió entonces que contactar con alguna persona que
se dedicara profesionalmente a aquello era lo mejor que podía hacer.
Visitó entonces los
locales más estrambóticos de todo Seúl primero y después comenzó a buscar en
las demás provincias hasta que solo un par de meses después de comenzar aquella
odisea encontró a la persona que buscaba. La espiritista con la que había
contactado era joven, pero a pesar de aquello, se había ganado una gran fama
debido a que sus poderes y sus conexiones con las personas que habían perecido
eran especiales y podía ofrecer sesiones de espiritismo para contactar con
aquellos que sus clientes deseaban económicamente y en un escaso lapso de
tiempo. Por eso, JiSoo la había llevado hasta su apartamento —lugar en el que hasta aquel momento no había dejado
entrar a nadie— y lo había dispuesto todo como la chica le había dicho.
JiSoo sacó todos los muebles del salón y colocó una serie de velas por todo
el espacio creado para después, guiada por la espiritista, sentarse frente al
pequeño árbol que Lisa y ella habían plantado en una maceta y que se habían
llevado a su último viaje para trasplantarlo en Gyerim. Aquella planta contenía
los mejores sentimientos de ambas y las había acompañado en el momento en el
que Lisa había dejado ese mundo sin salir demasiado mal parada y, por aquello,
la espiritista había declarado que probablemente una parte del alma de Lisa se
hubiera adherido a aquel ser vivo. JiSoo también alzó su voz por mandato de la
otra chica y entonó los cánticos que ésta la hacía repetir.
Pasaron varios minutos de aquella forma, tantos que JiSoo comenzó a pensar
que aquella espiritista le había tomado el pelo… pero en un momento, una
neblina comenzó a aparecer en el salón, junto a un descenso brusco de la
temperatura.
Cuando JiSoo abrió sus ojos, Lisa estaba junto a ella.
La mayor llevó sus manos a su rostro, ocultando su nariz y boca, sin poder
creerse que de verdad la persona que la había dejado hacía unos meses en aquel
accidente de coche pudiera estar allí, de nuevo con ella, con una sonrisa
triste en su rostro y JiSoo no pudo evitar comenzar a llorar, haciendo que sus
lágrimas recorrieran sus mejillas. Lisa se hizo un poco hacia delante y llevó
su mano derecha hacia su rostro para retirarlas, con expresión calmada. La
mayor sintió un débil y frío roce en su piel y se estremeció ante el contacto.
—No llores… —le pidió Lisa en un susurro suave que resonó en toda la
habitación e hizo titilar las velas—. No quiero verte triste.
—Lo siento —respondió JiSoo, sin poder detener su llanto a pesar de que
ella se lo pidiera. Sus sentimientos estaban a flor de piel—. Lo siento tanto
por lo que te pasó, no puedo evitar pensar que fue todo mi culpa y que, a pesar
de eso, tú te has ido pero yo sigo aquí.
—No te culpes. No fue culpa tuya —dijo la menor—. Simplemente sucedió lo
que debía suceder, era mi hora y tuve que dejarte a pesar de que quería estar
junto a ti mucho más tiempo.
—Te necesito aquí conmigo —susurró JiSoo—. No podías irte de esa forma y
dejarme aquí sola, sin ti, en este lugar. Necesitaba que te quedaras a mi lado
para siempre.
—Y lo estaré —respondió Lisa, esbozando aquella sonrisa triste con la que
la había recibido al principio—, aunque tú no puedas verme siempre estaré
contigo, en tu corazón, y siempre velaré por ti para que nada malo pueda
sucederte.
—Lisa… te quiero tanto… —las palabras de la menor la habían reconfortado
mínimamente porque de aquella forma sabía que ella podía estar a su lado a
pesar de que no lo supiera, pero aun así, JiSoo no tenía consuelo suficiente,
no tenía la fortaleza necesaria para afrontar el resto de su vida sin Lisa
presente a su lado—. Te necesito tanto.
—Yo también te sigo queriendo —respondió ella—. Siempre estaré contigo.
JiSoo quiso seguir hablando con la menor, quiso seguir viéndola, quiso
seguir sabiendo que ella se encontraba a su lado… pero ésta comenzó a
desaparecer de su vista poco a poco hasta que finalmente se desvaneció y el
ambiente volvió a ser el mismo de antes de su aparición. Entonces, JiSoo
comenzó a llorar desconsoladamente porque supo que daba igual lo que hiciera a
partir de aquel momento, nada iba a traer de nuevo a su lado a Lisa, nada la
iba a hacer quedarse junto a ella para siempre.
Lisa había muerto, Lisa no iba a regresar… y JiSoo estaría sola.
Notas finales:
—Gyerim es un bosque
considerado sagrado en Corea del Sur. Se encuentra ubicado al sur del país,
cerca de la antigua capital del reino de Silla y en su interior hay diversos
monumentos que reafirman su condición de sagrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario