Título: El ocaso del palacio
Autora: Riz Aino
Parejas: OngHwang (Hwang MinHyun + Ong
SeongWu) (Wanna One | NU’EST)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, historical, romance, drama
Numero de palabras: 947 palabras
Resumen: MinHyun vivía una tranquila vida siendo el decimoséptimo
en la línea de sucesión... hasta que una serie de desafortunados eventos
acabaron llevándolo al trono.
Advertencias: muertes de personajes (de muchos, pero todos secundarios).
Notas: en realidad esta historia tenía otro prota y otra pareja
principal (aunque también pertenecían al produce), tenía pensado que fuera
mucho más larga y dramática, pero al final la quise sacar del baúl y aquí está
por fin.
Comentario de
autora: quiero decir que soy
demasiado trash con las historias de conjuras palaciegas y que, si
pudiera, me dedicaría a escribir solo de esto una y otra vez. Espero que os
guste.
El ocaso del palacio
MinHyun vivía una tranquila vida siendo el decimoséptimo en la línea de
sucesión... hasta que una serie de desafortunados eventos acabaron llevándolo
al trono. Sentado en el trono que le había pertenecido hasta hacía solo unos
meses a su padre, MinHyun no podía evitar tener miedo por ser el siguiente, a
pesar de saber que la mayoría de los conspiradores habían sido detenidos o
ajusticiados, porque el reino se había puesto patas arriba en tan solo unos
meses y el palacio había sido el mayor exponente del caos. Nadie estaba a salvo
y nadie estaba libre de sospecha. MinHyun había sobrevivido a ello porque estando
en un lugar tan lejano en la línea de sucesión, jamás había sido la prioridad
de nadie, pero ahora que estaba allí, sabía que el ocaso del palacio estaba demasiado
cerca… al menos él todavía tenía a SeongWu.
Todo había comenzado con la muerte
de su madre, el rey. El palacio había estado sumido en el silencio y en el luto
durante varios días y todos habían llorado su muerte mientras organizaban los
preparativos para el ascenso al trono del príncipe heredero, su hermano mayor,
pero solo por parte de padre, porque en el palacio había dos reinas, además de
varias cortesanas que el rey había tomado y cuyos hijos también habían
adquirido el estatus de príncipes. Apenas habían acabado los días del luto
oficial cuando la muerte del príncipe heredero había tenido lugar. Había sido
demasiado inesperada, nadie sabía que tuviera ninguna enfermedad, siempre había
estado sano y fuerte como un roble; no obstante, el físico real había explicado
que hacía años que sufría en silencio una enfermedad desconocida y la muerte
del rey no había hecho más que empeorar su estado. La conmoción en el palacio
fue enorme, pero en vista del bien del reino, se buscó al segundo en la línea
de sucesión para que llevara sobre sus hombros aquella pesada carga. Apenas había
estado una semana en el trono cuando fue hallado muerto en sus aposentos, en
aquella ocasión, muerte no natural, sino envenenamiento.
El palacio entró en el caos más absoluto
después de conocer aquella noticia. Se hicieron investigaciones, se buscó a los
culpables, pero no pudieron comprobar quién había estado detrás del asesinato
porque la única persona que habían detenido, se quitó la vida antes de dar los
nombres de quien estaban detrás de aquello. MinHyun había comenzado a sentir miedo
por sus hermanos mayores y menores de la rama principal de la familia real. Él pertenecía
a una rama secundaria de la familia, era el hijo de una de las hermanas del
rey, ni siquiera tenía aspiraciones al trono estando en el decimoséptimo puesto
en la línea de sucesión, por ello mismo, ninguno de sus parientes lo había
tratado nunca como una amenaza y había sido fácil para él hacer buenas migas
con ellos. No obstante, los asesinatos se fueron sucediendo, uno tras otro,
bien cuando los próximos candidatos eran elegidos para el trono o bien antes de
que lo hicieran, en una carnicería salvaje que fue tiñendo el palacio de rojo.
El tercero, el cuarto, el quinto, el
sexto, el séptimo… todos ellos fueron asesinados brutalmente, detrás de los
asesinatos, ellos mismos, con grandes ansias de reclamar el trono cuando no les
pertenecía. Las diferentes familias, comenzaron a plotear las unas contra las
otras para acabar siendo ellas las beneficiadas. Daba igual sacrificar a
alguien si de aquella forma otro heredero perteneciente a la familia podía
hacerse con el trono.
“Salvajes”.
Así los había denominado SeungWu una
noche y MinHyun había tenido que coincidir con él porque lo que estaba
sucediendo en el palacio no era algo normal. SeongWu era su guarda personal, lo
había sido prácticamente desde siempre, y desde que el palacio se había
convertido en el lugar más peligroso de todo el reino, dormía junto a él para
evitar riesgos innecesarios. Porque él nunca había estado cercano a la línea de
sucesión, pero poco a poco, ésta se fue acercando a él y ni MinHyun quería
estar solo, ni SeongWu quería dejarlo solo.
Muertes. Asesinatos. Misteriosas desapariciones.
Todo aquello fue la tónica de la vida en el palacio mientras todavía las
diversas ramas tenían pretensiones al trono, hasta que ya no quedó nadie que
pudiera hacerlo y la única persona que ninguno había considerado como una
amenaza, acabó sentado en el trono sin siquiera quererlo o haberlo buscado. No obstante,
siendo el nuevo rey, MinHyun trataría de reestablecer a la familia real, aunque
aquello acabara costándole su propia vida. Lo único que lo consolaba era saber
que, si moría, lo haría luchando con SeungWu por seguir vivos y, si no lo
conseguían, al menos estarían juntos en el otro mundo, donde no tendría que
volver a temer porque alguien lo asesinara cada día y noche de su vida.
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