Título: (In)Opportune
Autora: Riz Aino
Parejas: SeChung (Kim SeJeong + Kim ChungHa) (I.O.I | Gugudan)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fluff, humor
Numero de palabras: 1.008 palabras
Resumen: el coche de ChungHa se rompe en el momento más
inoportuno de su vida… o quizás es en el más oportuno.
Notas: inspirada la historia en el MV de SeMiNa, donde SeJeong sale de mecánica y con un poco de la estética del MV de Why Don’t You Know de ChungHa.
Comentario de
autora: desde que vi el vídeo no
pude evitar darle vueltas a la cabeza a cosas en las que SeJeong fuera mecánica
e hiciera todo tipo de arreglillos, ya me entendéis (codazo, codazo, guiño,
guiño). Espero que os guste.
(In)Opportune
ChungHa
había planteado sus vacaciones para que estas fueran las mejores vacaciones de
su vida. Simplemente viajaría en su coche hasta la costa, se quedaría en una
pequeña ciudad en la que no había muchos turistas en una de las muchísimas
casas que su familia tenía por toda Corea y disfrutaría del sol, de la paz, de
la tranquilidad y del mar, que siempre la había calmado, alejada del ajetreo de
la ciudad, de los horarios y de todo lo que la estresaba a niveles máximos. Eso
era lo que ella había planeado… pero obviamente sus planes no le habían salido,
porque en lugar de encontrarse en la playa siendo feliz, estaba tirada en mitad
de la carretera esperando a que la grúa llegara para llevársela al taller más
cercano para ver si le podían arreglar el maldito coche que había decidido ser
lo más inoportuno del mundo, rompiéndose justo en aquel momento.
ChungHa
no esperaba mucho de aquel viaje después de aquello, del enorme contratiempo
causado por su coche porque probablemente iba a perder uno o dos de sus días de
vacaciones mientras se lo arreglaba, si es que tenía arreglo, claro… no
obstante, cuando llegó al taller de la ciudad más cercana, donde la grúa la
dejó, no pudo evitar pensar que igual había sido una especie de señal divina
que el coche la dejara tirada justo en aquel lugar. Porque el taller parecía
ser de una chica completamente preciosa, incluso en aquel mono de trabajo y
lleno de grasa que provocó que ChungHa se quedara con la boca abierta y el
corazón latiéndole a mil por hora.
—No
parece grave —fue lo que le dijo la chica mecánica—. Voy a terminar un trabajo
y me pongo con ello porque imagino que te hará falta pronto.
—Iba
de camino a mis vacaciones —comentó ChungHa, dándole la razón en lo de que lo
necesitaba pronto.
—Entonces trataré de tenerlo rápido —replicó
la otra—. Puedes darte una vuelta por la ciudad y volver en unas dos o tres
horas, imagino que lo tendré listo para entonces.
ChungHa asintió y después salió del
taller, aunque no pudo quitarse de la cabeza a la joven que trabajaba allí. Tan
mona, tan menuda como ella, pero parecía tener mucha más fuerza de la que ella
pudiera aspirar a tener jamás con sus clases de yoga o pilates. Le hizo caso y
dio algunas vueltas por la ciudad, siempre teniendo el maps a mano para no
perderse en el lugar, ya que nunca antes había estado allí. Entró en algunos
comercios, en algunas tiendas de ropa y joyas, miró por si ya que estaba allí
encontraba algo que le gustaba, pero finalmente no se llevó nada, no por
preocupación por si el arreglo del coche le salía más caro de lo esperado,
porque tenía la tarjeta negra de su familia a mano, sino porque realmente no se
podía quitar de la cabeza a la chica del taller, como si hubiera sido embrujada
o algo parecido.
A ChungHa siempre le habían gustado
las mujeres, pero le habían gustado las chicas como ella, femenina, dedicadas a
ellas mismas… nunca se había sentido atraída por alguien completamente
diferente, pero allí estaba, con un crush enorme en la mecánica que le iba a
arreglar el coche tan solo porque era una persona totalmente diferente a ella y
a todas las personas con las que se había relacionado hasta el momento.
Mucho antes de que diera el tiempo
aproximado que la chica le había dicho, ella ya volvía hacia el taller porque
no se aguantaba las ganas de poder pasar un tiempo con ella, aunque fuera
simplemente observándola de lejos. Cuando llegó al taller, ésta ya se había
puesto manos a la obra con su coche, teniendo el capó abierto y estando
inclinada sobre este, toqueteando toda aquella maquinaria de la que ChungHa no
tenía ni idea. Se sentó en un banco que había cerca de la zona de trabajo,
observando sin ser capaz de apartar la vista ni un solo segundo, cómo la
mecánica trabajaba en su coche, con su pelo recogido en una coleta alta, su
mono abierto dejando ver cómo debajo llevaba una camiseta de tirantes blanca
que se pegaba a su cuerpo y que tenía bastante escote. Simple y llanamente era
la encarnación de cualquier fantasía y, por supuesto, era la encarnación de una
fantasía que ChungHa no creía jamás que tendría.
—Ya
está todo listo —dijo la joven mecánica—. Si pasas por la oficina te cobro lo
que ha sido la reparación y te doy mi número de teléfono por si tienes algún
problema con el coche… o por si simplemente quieres que te eche una mano con
cualquier otra cosa —añadió, guiñándole un ojo.
ChungHa
no pudo evitar la sonrisa que apareció en sus labios y se tuvo que morder la
lengua para no decir que la llamaría para que le arreglara el problema de
llevar un par de meses de sequía; no obstante, prometió que la llamaría cuando
cogió su tarjeta con su teléfono y su nombre escrito en ella junto al del
taller.
Notas finales:
—Realmente
hacía MILENIOS que tenía esta idea pensada, menos mal que por fin la he hecho
porque era una espinita clavada que me tenía que quitar sí o sí.
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