miércoles, 8 de septiembre de 2021

[One Shot] Addicted {KyuJung}

Título: Addicted

Autora: Riz Aino

Parejas: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, smut, pwp

Numero de palabras: 6.538 palabras

Resumen: TaeYeob no esperaba mucho de esa noche, solo divertirse un rato bebiendo y bailando… pero al final, la acabó siendo la mejor noche de su vida.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: esta historia está relacionada con Colors of the Season, aunque se puede leer sin problema por separado.

Comentario de autora: la idea nació por una mini conversación en el fanfic mencionado donde YooJung contaba que se había liado con un tío y había sido la mejor noche de su vida. Espero que os guste.

 


            TaeYeob ya llevaba un par de copas encima cuando decidió alejarse de los sofás en los que había estado sentado con sus amigos de la facultad hasta el momento para meterse en el centro de la pista de baile. Lo que más le gustaba de salir de fiesta y de meterse en un pub o una discoteca, era poder beber un poco para desinhibirse y bailar sin vergüenza alguna, aunque normalmente no tenía mucha vergüenza de hacer algo, con el alcohol recorriendo sus venas se sentía mucho más capaz de darlo todo en la pista, sin importarle lo más mínimo nada. Se hizo paso a través de los cuerpos danzantes hasta llegar al mismísimo centro de la pista y una vez allí, comenzó a moverse al ritmo de la música, que retumbaba en sus oídos, fuerte, haciendo que resonara en su cabeza porque los altavoces estaban muchísimo más cerca. No atendió a nada ni a nadie, solo se movió como la música le pedía, sin esperar realmente nada de esa noche más que divertirse un rato bebiendo y bailando, desestresándose de la universidad, olvidándose durante unos momentos de todos los trabajos que debía de hacer y entregar en las próximas semanas. TaeYeob se dejó llevar por la música, dejó que ésta lo envolviera por completo y se abstrajo de la realidad, enfocándose solo en mover su cuerpo.

 

            En algún momento de la noche, alguien se acercó a su cuerpo desde atrás, pegándose a su espalda, llevando unas manos grandes con delicadeza hasta sus caderas, sujetándolas levemente, pero dejando que TaeYeob siguiera moviéndose al ritmo de la música sin problema. Contra su espalda, notó cómo el cuerpo de la persona que se había pegado al suyo era mucho más corpulento, de espalda ancha, musculoso y un poco más alto que él. Contra su trasero notó la entrepierna del chico, algo dura, rozándose contra él a la vez que ambos se movían al ritmo de la música. TaeYeob tuvo que tragar saliva porque se le había quedado la boca seca al notar aquel principio de erección contra su trasero y se pegó mucho más contra aquel cuerpo, rozándose. En cualquier otra situación, no habría reaccionado de aquella forma, pero la música y el alcohol lo hicieron de aquella forma. Ni siquiera miró hacia atrás para ver si el tío que se le había arrimado era guapo o no, realmente le daba bastante igual, notaba contra su cuerpo que estaba bueno y eso le bastaba por el momento. Después de pasarse meses en sequía y con la única emoción en su vida siendo el avance a paso de tortuga de la —no— relación entre su amigo SungHo y aquel chico mono del cat café en el que se solía pasar las tardes, lo único que realmente le importaba era pasar una buena noche. No había ido a la discoteca para ligar, no se había arreglado tampoco para ello, solo había ido a beber y a bailar y a pasar un buen rato de aquella forma, pero no iba a hacerle ascos tampoco a un tío que le quería meter mano.

 

            —Te he visto bailando desde lejos y me has parecido increíble —susurró el tío en su oído, por encima del ruido de la música, con una voz grave y melosa que provocó que un escalofrío recorriera todo su cuerpo de arriba abajo—, pero de cerca eres muchísimo más increíble.

 

            Quiso responderle, aunque no supo el qué, pero TaeYeob solo acabó abriendo y cerrando su boca un par de veces, buscando unas palabras que no querían salir de ella hasta que finalmente cerró su boca sin responder a aquello. El otro tío, no obstante, parecía no haber terminado de hablar, porque continuó:

 

            —¿Te gustaría pasar una noche increíble conmigo? —le preguntó, sensual, usando su voz de una forma totalmente atractiva, haciendo que toda la piel de su cuerpo se le erizara por la promesa de placer—. Porque te prometo que va a ser increíble.

 

            TaeYeob acabó girándose en su abrazo, queriendo encarar a aquel tío que buscaba un buen rato con él para verlo, curioso por saber a quién pertenecía aquella voz que provocaba demasiadas cosas en su cuerpo. Las manos grandes que sujetaban levemente su cintura se separaron de su cuerpo lo suficiente para dejar que TaeYeob se moviera con comodidad y después, cuando finalmente estuvo cara a él, volvieron a aferrarse de nuevo a sus caderas, esta vez de forma más firme, pegando sus cuerpos, haciendo que sus entrepiernas se rozaran juntas. TaeYeob evitó que un jadeo escapara de sus labios, apretando sus dientes durante unos momentos porque el contacto lo había electrificado, pero estuvo a punto de dejarlo salir cuando vio el rostro del tío ante él. Tenía el rostro ovalado, los ojos grandes, oscuros y profundos, que lo observaban fijamente, como si quisiera meterse dentro de su cuerpo; la nariz alta y larga; sus pómulos prominentes, con un lunar en el lado derecho, y sus labios… sus labios gruesos, el superior un poco más grueso que el inferior, un poco mordisqueados, pero aún así, totalmente apetecibles. Su pelo era castaño oscuro, el flequillo ondulado, un poco largo, como si se le hubiera pasado el momento de cortarlo y no encontrara hueco para poder hacerlo, bajando por su nuca, parecía suave, sedoso y TaeYeob quiso meter los dedos en aquel pelo, por lo que, instintivamente, llevó sus brazos hasta los hombros del otro y entremezcló sus dedos en su pelo, provocando que una sonrisa encantadora apareciera en su rostro. Era un tío guapísimo, uno de los pocos tíos a los que TaeYeob les entraría sin pensárselo dos veces, su sensual y grave voz que provocaba que todo en su interior se removiera acompañaba perfectamente a aquel rostro que parecía esculpido por los mejores maestros del mármol, lo mismo que aquel cuerpo trabajado y escultural que podía notar contra el suyo. No había ido aquella noche a ligar a la discoteca, pero no le importaría lo más mínimo acostarse con aquel tío.

 

            —Me encantaría saber si de verdad sería tan increíble como la pintas —le respondió al final, después de observarlo fijamente durante unos momentos.

 

            Una sonrisa pícara apareció en el rostro de aquel tío bueno que se había presentado ante él y TaeYeob se quedó sin respiración durante un segundo. Era demasiado guapo y con aquella sonrisa que le prometía que lo que hicieran iba a ser más que increíble, se volvía todavía más atractivo y tentador. Ya lo tentaba mucho con aquella voz grave y sensual, pero cada cosa que hacía, cada gesto, cada palabra, lo tentaban aún más.

 

            —Tendrás que comprobarlo.

 

Fue lo que le dijo, inclinándose hacia él, casi contra sus labios, con su respiración chocando contra ellos, quedándose tan solo a unos milímetros de besarlos, pero sin hacerlo, tentándolo, para que fuera TaeYeob el que finalmente diera el paso… y TaeYeob no dudó ni un segundo en seguirle el juego y besarlo, salvando la escasa distancia que todavía quedaba entre ellos, atrapando sus labios con los suyos, de forma lenta, cuidadosa, abriendo su boca, buscando más contacto, buscando más de él. Al principio solo fueron sus labios moviéndose contra los del otro, un contacto firme y jugoso, pero a medida que se besaban y besaban, TaeYeob comenzó a abrir su boca, a sacar su lengua para lamer los labios del otro, reptando con ella por su boca, pretendiendo que éste abriera la suya para poder adentrarse dentro de su boca. El otro la abrió en el momento en el que sintió su lengua y ambas se enredaron, volviendo el beso mucho más profundo y más húmedo. El agarre de las manos que sujetaban sus caderas se volvió mucho más fuerte, pegando sus cuerpos al máximo, sin dejar ni un solo milímetro entre ellos, y TaeYeob hundió sus dedos mucho más en el pelo largo y suave de éste, acercando más su rostro al suyo para profundizar aún más aquel beso que los estaba comenzando a dejar sin respiración.

 

            Cuando finalmente se separaron, ambos jadeaban, sus pechos subiendo y bajando rápidamente, rozándose el uno contra el otro porque estaban pegados. El brillo salvaje e intenso en los ojos del otro cuando se miraron provocó que TaeYeob sintiera cómo el calor se apoderaba de todo su cuerpo, un brillo de deseo absoluto por él, por su cuerpo, que lo hizo temblar entre sus brazos. Hacía demasiado tiempo que no se sentía tan necesitado porque alguien lo tocara y lo único que aquel tío había hecho había sido solo susurrarle al oído y tentarlo para que le comiera la boca allí en mitad de la pista de baile, con los cuerpos de las demás personas a su alrededor, bailando, y la música a todo volumen sonando en sus cabezas.

 

            —Creo que, si nos besamos otra vez de esta forma, no voy a aguantar lo suficiente como para no comerte entero aquí mismo —murmuró el otro, casi como un gemido ahogado, contra su oreja—. ¿Quieres que vayamos a un hotel?

 

            TaeYeob no quiso ni pensarlo. Su cuerpo cada vez más caliente, sintiendo contra su propia entrepierna cómo el miembro del otro se endurecía cada vez más, fue el que tomó la decisión de asentir a aquella propuesta. El otro se separó de él lo suficiente como para esbozar una sonrisa completamente encantada con su respuesta antes de darle un beso corto en los labios que TaeYeob siguió inmediatamente, volviéndolo en unos segundos apasionado y húmedo. Tuvo que hacer gala de toda su fuerza de voluntad para separarse de él y no seguir besándolo porque también sentía que como siguieran de aquella forma, iba a acabar desnudo en la pista de baile, con la polla dura del otro dentro de su culo mientras el resto de la gente los observaba y nunca le había gustado ser un exhibicionista. Al final, se separaron, aunque sus narices todavía podían rozarse de lo cerca que estaban, respirando el mismo aire, sintiendo prácticamente lo mismo. La mente de TaeYeob iba a demasiada velocidad y lo único que quería era sexo con aquel tío y tenerlo ya, pero pudo enfocarse durante unos momentos lo suficiente para hablar.

 

            —Ven —fue lo primero que dijo, cogiéndolo de la mano—. Tengo que recoger mi chaqueta y decirles a mis amigos que me voy contigo para que no me busquen luego.

            —Claro —respondió el otro—. Aunque me gustarás más cuanta menos ropa tengas —agregó, provocando que otro escalofrío recorriera el cuerpo de TaeYeob sin que este pudiera evitarlo.

 

            Al final echaron a andar por el local, saliendo de la pista de baile cogidos de la mano, TaeYeob delante guiando sus pasos y el otro tras él, tan cerca que casi podía sentir su respiración contra su nuca. Una vez llegaron a la zona en la que se encontraban sus amigos de la facultad, tuvo que soltar la mano del otro para poder acercarse a coger su chaqueta y decirles a éstos que se iba y que no lo esperaban. Algunos le soltaron un par de guarradas al ver que se iba con un tío, con más alcohol que sangre en el cuerpo, otros simplemente le hicieron un par de insinuaciones moviendo las cejas y diciéndole que se lo pasara bien. No tardó más que un par de minutos en volver con aquel tío escultural, pero cuando volvió, éste ya le estaba tendiendo la mano para guiarlo ahora él hasta el hotel más cercano.

 

            —Acabo de mirar las opiniones —le dijo en cuanto salieron de la discoteca al fresco y primaveral aire nocturno—. No es un sitio de cinco estrellas, pero tiene sábanas limpias, está cerca y es barato… creo que lo de barato es lo que nos viene mejor porque tú tienes pinta de universitario y a mí me pagan una mierda como becario —y añadió—: soy KyuBin, por cierto.

            —TaeYeob —se presentó rápidamente—. Y el hotel me da igual —fue lo que le respondió y esperó que con la mirada intensa que le dedicó, el otro entendiera que realmente cómo estuviera el hotel se la traía bastante floja porque solo quería comprobar si de verdad era tan increíble en la cama como le había susurrado en la pista de baile.

            —Perfecto.

 

            Caminaron durante unos minutos, guiados por el móvil de KyuBin, con sus manos todavía unidas, prácticamente sin hablar durante todo el trayecto. El hotel estaba cerca, bastante cerca y no parecía ser más que un hotelucho de tres al cuarto, pero para lo que iban a hacer, se bastaba y sobraba. Entraron al lugar rápidamente y pidieron una habitación para un par de horas, pagando también al momento y cogiendo la tarjeta para la habitación. El hotel era pequeño y desvencijado y no tenía ni ascensor, así que, subieron el tramo de escaleras hasta la primera planta andando y, poco después, la puerta de la habitación era finalmente cerrada a sus espaldas.

 

            No pasó más que un segundo desde que la puerta había sido cerrada, hasta que TaeYeob notó las grandes y huesudas manos de KyuBin sobre sus caderas, abrazándolo desde atrás, agarrándolo con firmeza, pegándose a su cuerpo como si quisiera que se fusionasen en uno solo. TaeYeob se mordió el labio inferior para ahogar un gemido cuando sintió cómo la entrepierna dura del otro rozaba su trasero, pero no pudo evitar que se le escapara un jadeo en el momento en el que KyuBin dejó un beso sobre su nuca, aspirando su aroma. Se sentía a flor de piel, cualquier roce y cualquier caricia podría hacer que sintiera cómo tocaba las estrellas con las yemas de sus dedos. Su piel siempre había sido sensible al tacto, pero en aquellos momentos, cada roce de los dedos de KyuBin era fuego y eso que solo estaba tanteando la zona de sus caderas, su cintura, su vientre, aunque a veces subía un poco, buscando más piel que tocar, dejando como un camino invisible de fuego que TaeYeob podía seguir sintiendo, aunque sus dedos ya estuvieran en otro lugar. Tuvo que morderse de nuevo el labio inferior para no gemir cuando los dedos del otro empezaron a jugar con sus pezones, pero no pudo evitar echar su cabeza hacia atrás, dejándose caer sobre el hombro de KyuBin, jadeando. Y solo le había rozado los pezones. TaeYeob no pudo evitar cerrar sus ojos, abandonándose a aquel placer mientras las yemas de los dedos de KyuBin trazaban círculos sobre sus pezones que cada vez estaban más sensibles y duros y notando cómo toda la sangre se le iba acumulando a una zona concreta de su cuerpo.

 

            —Déjame escuchar tu voz… —susurró contra su oreja, lamiéndola, mordiendo luego su lóbulo, jugando con sus pendientes—. No te detengas…

 

            TaeYeob inspiró hondo y jadeó de nuevo, sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando KyuBin decidió dejar su oreja y trazar un camino de besos por todo su cuello. Un pequeño gemido escapó entonces de sus labios, no muy fuerte, no muy alto, pero lo suficiente como para que una sonrisa apareciera en los labios de KyuBin mientras besaba su cuello y TaeYeob la notara contra su piel. Después de ese primer débil gemido vinieron muchos más, a veces simples jadeos, un poco de su voz escapándose entre ellos, otras veces algo más altos, diciendo su nombre o murmullos ininteligibles mientras las manos de KyuBin tocaban su torso por debajo de su ropa y sus labios recorrían su cuello una y otra vez y mientras él se iba dejando de caer más y más contra su cuerpo, sus piernas demasiado débiles para sujetarlo, sobre todo cuando las intensas oleadas de placer le sobrevenían.

 

            —Vamos a la cama —su voz grave y sensual resonando en sus oídos—. Quiero desnudarte y quiero comerte entero.

 

            TaeYeob asintió, pero no pudo decir ni una sola palabra porque su voz lo hacía sentirse más y más necesitado y aquella promesa de comérselo entero lo extasiaba y mandaba aún más sangre a su entrepierna. Sentía su miembro duro en sus calzoncillos, no completamente duro, pero sí lo suficiente para comenzar a palpitar porque necesitaba ser tocado y casi le dolía que las manos o la boca de KyuBin no estuvieran allí, sobre él. Comenzó a mover sus pies uno detrás de otro gracias al impulso de KyuBin desde atrás, hasta que finalmente llegó a la cama y el otro se alejó de su cuerpo lo suficiente para que TaeYeob se pudiera subir a la cama y sentarse sobre ella, pero en el momento en el que estuvo cómodo, KyuBin se subió de rodillas, hundiendo el colchón, inclinándose hacia delante, para atrapar sus labios en un beso intenso y húmedo desde el primer momento que los dejó sin respiración casi al instante.

 

            —Mmmmm… —no pudo evitar murmurar TaeYeob cuando se separaron, lamiéndose los labios. Quizás, podía volverse adicto a esos labios. Quizás podía volverse adicto a las caricias de KyuBin. Quizás aquello era demasiado bueno para ser verdad y estaba seguro de que mejores cosas estaban por venir—. Estoy… demasiado caliente…

            —Yo también —replicó KyuBin, con una sonrisa pícara asomando a sus labios—. Quizás tenemos demasiada ropa, ¿no crees?

 

            TaeYeob asintió. Sí. Tenían demasiada ropa. Deberían de quitársela. Y mientras su cerebro le daba la orden a sus manos para que alzaran la camiseta de KyuBin, éste ya había hecho el trabajo por él, sacándosela por la cabeza y dejándola caer por el suelo de la habitación, mostrando su torso desnudo ante TaeYeob, quien no pudo evitar observarlo fijamente durante unos momentos, completamente mesmerizado. Había notado contra su espalda sus pectorales fuertes y trabajados y se podía apreciar a simple vista que su cuerpo era de gimnasio, pero verlo directamente ante él era otra cosa… y sentirlo era una necesidad, así que, acabó llevando sus manos hasta su cuerpo, rozando con las yemas de sus dedos sus abdominales, subiendo y bajando por su torso, sintiendo la geografía de profundos valles y escarpadas cimas que sus músculos formaban. Se recreó un poco en ello, en tocar y tocar su torso, disfrutando de las reacciones de KyuBin, disfrutando de su mirada fija, cargada de deseo por él, y de cómo se mordía los labios mientras sus dedos recorrían su cuerpo. TaeYeob se sintió atraído hacia la cinturilla de sus pantalones y llevó sus manos allí, introduciéndolas dentro, tocando levemente su miembro duro, solo un roce, solo una caricia todavía por encima de la tela de sus calzoncillos, pero lo suficiente como para que KyuBin dejase escapar un gemido grave. TaeYeob alzó su rostro y lo miró de nuevo, asombrado por la reacción, caliente por aquella voz que lo hacía sentir demasiadas cosas a la vez.

 

—No voy a… aguantar mucho si me tocas… —jadeó KyuBin, pero a TaeYeob no le importaba aquello. Tenían tiempo. Habían pagado por un par de horas—. Pero algo me dice que eso no te va a detener.

 

TaeYeob negó con un movimiento de su cabeza y esbozó una sonrisa pícara, a la vez que decidía que KyuBin tenía demasiada ropa todavía puesta. Él mismo estaba completamente vestido y tenía calor, pero le molestaba muchísimo más que el otro no estuviera completamente desnudo ante él. Por ese motivo, acabó sacando las manos de su pantalón para desabrochárselo y bajárselo hasta las rodillas, porque seguía sobre ellas en la cama, dejándole sus calzoncillos, en los que la abultada forma de su miembro bajo ellos era más que perceptible, todavía puestos. TaeYeob siguió el contorno de su miembro con su dedo índice de abajo a arriba, acabando por rozar su punta, húmeda, sensible, provocando que otro jadeo grave escapara de los labios de KyuBin. Le tenía ganas. Tenía muchas ganas de meterse su miembro en su boca y descubrirle un nuevo placer porque TaeYeob era muy bueno usando su lengua. Generalmente no hacía aquello con extraños a los que acababa de conocer, pero con KyuBin quería, por ello, acercó su rostro a su entrepierna y le dio un beso sobre la tela, notando cómo el cuerpo del otro se estremecía… y no necesitó más que un par de besos más para que KyuBin comenzase a gemir su nombre.

 

—TaeYeob… mmmmm… TaeYeob… más… más…

 

Y él realmente no dudó en darle más. Finalmente le bajó los calzoncillos y dejó su miembro erecto, caliente y prácticamente a punto de estallar, por fin expuesto. Llevó su mano izquierda hacia él y lo tocó, lo tocó de arriba abajo, lo tocó por todas partes, tocó su miembro, tocó sus testículos, disfrutando de los graves gemidos de KyuBin resonando en sus oídos, encendiéndolo aún más hasta que finalmente acabó acercando su rostro de nuevo a su entrepierna para lamerlo entero. Un escalofrío recorrió el cuerpo del otro y se tambaleó sobre la cama, por lo que TaeYeob se agarró a su cadera con se mano izquierda de forma firme y KyuBin no tardó en poner sus manos sobre sus hombros para apoyarse en él. TaeYeob volvió a usar su lengua, aquella vez recorriendo una de las venas que surcaban su miembro y que parecían a punto de estallar, lamiendo luego la punta de su miembro, recreándose allí con ella, escuchando los gemidos y jadeos de KyuBin al hacerlo. No tardó nada en acabar abriendo su boca para meterse su miembro y usar sus labios y su lengua para darle aún más placer. Los gemidos del otro se intensificaron en volumen y en cantidad y el agarre sobre sus hombros se hizo muchísimo más fuerte a medida que TaeYeob le hacía aquello, moviendo la lengua sobre su miembro de forma experta, engullendo su miembro, usando mayor o menor presión en sus labios para darle el máximo placer hasta que finalmente, sintió el leve temblor de su miembro dentro de su boca, a la vez que sus manos se aferraban con mayor firmeza a sus hombros, un segundo antes de que su semen finalmente acabase cayendo en su boca. Un grave y largo gemido salió de los labios de KyuBin y TaeYeob tragó su semen y dejó de envolver su miembro con su boca cuando este empezó a desinflarse. KyuBin se dejó caer sobre la cama, jadeando, con la mirada perdida pero sus ojos brillando, totalmente satisfecho. TaeYeob no pudo dejar de mirarlo, extasiado como estaba, relamiéndose y deseando ser él quien se encontrase de la misma forma pronto.

 

            KyuBin tardó unos momentos en recuperar la compostura y cuando lo hizo le dedicó una sonrisa que hizo que todo su cuerpo temblara con anticipación. En la pista de baile le había prometido que aquella iba a ser una noche increíble y aquella sonrisa se lo prometía de nuevo. KyuBin se terminó de quitar la ropa, que había quedado en sus rodillas cuando TaeYeob lo había desnudado y después gateó hasta él, buscando sus labios de nuevo. TaeYeob le respondió al beso, moviendo su boca al mismo ritmo que el otro la movía, adaptándose a él, bebiendo de aquel beso de la misma forma que lo había hecho en los anteriores, enredando su lengua con la de KyuBin, mezclando sus salivas durante un buen rato hasta que finalmente necesitaron volver a respirar y se separaron, jadeando, KyuBin observándolo con un fuego renovado en su mirada.

 

            —Sigues demasiado vestido para mi gusto —comentó KyuBin y TaeYeob no pudo evitar que una pequeña risa escapara de sus labios.

 

            El otro se tomó como una especie de misión personal dejarlo totalmente desnudo y a su completa merced y TaeYeob no hizo nada por oponerse a ello. KyuBin comenzó a besar su cuello como había hecho hacía un rato, junto a la puerta, pero aquella vez haciendo que sus besos comenzaran a colarse también por el escote de su camiseta hasta que finalmente pareció molestarle demasiado como para hacer algo. Las grandes manos de KyuBin levantaron su camiseta, rozando la piel de su torso en el proceso, provocando que un escalofrío recorriera la espalda de TaeYeob por ello, separándose lo suficiente de su cuerpo para poder sacársela por la cabeza, pero volviendo a besar su cuello, el hueco de sus clavículas, en el momento en el que la camiseta estuvo tirada por algún lugar de la habitación. TaeYeob jadeó por los besos, por los lametones, y por los leves mordisquitos que no dejarían marca sobre su piel, porque estaba siendo muy cuidadoso con ello, con no dejar ni una sola marca en su cuerpo a pesar de estar comiéndoselo entero. Poco a poco fue descendiendo en su exploración, besando su pecho, sus pezones, provocando que la piel de TaeYeob se le volviera de gallina por el placer, provocando también que cada vez más fuera recostándose sobre el colchón, incapaz de mantenerse recto mientras los labios de KyuBin besaban todo su torso, abajo, cada vez más abajo, no dejando ni un solo lugar sin besar, sin lamer, sin morder. TaeYeob acabó acostado con la espalda sobre el colchón para cuando KyuBin finalmente rozó con su barbilla la cinturilla de sus pantalones, mientras jugaba con la lengua en su ombligo, dedicándole miradas traviesas cada vez que alzaba su cabeza unos momentos antes de volver a su cuerpo. TaeYeob no paró de gemir ni de jadear un solo segundo mientras el otro recorría todo su torso con sus labios, su voz resonando entre las cuatro paredes de aquella habitación a veces como débiles murmullos, otras veces muchísimo más fuerte, notando cómo su miembro se endurecía cada vez más y más, casi comenzando a dolerle dentro de sus pantalones porque necesitaba atenciones y no las estaba recibiendo.

 

            Finalmente, KyuBin decidió que era hora de terminar de desnudarlo y TaeYeob casi lanzó un pequeño gritito de satisfacción, pero se contuvo al final mordiéndose el labio inferior, cuando comenzó a desabrocharle los vaqueros ajustados que se había puesto aquella noche. TaeYeob levantó el trasero de la cama en el momento en el que sus pantalones empezaron a ser retirados por las grandes manos de KyuBin, que los bajó lentamente por sus piernas hasta que se los terminó sacando por los pies, sin dejar de mirarlo a los ojos ni un solo segundo. En cuanto los pantalones estuvieron tirados por algún lugar del suelo, KyuBin volvió a inclinarse sobre su cuerpo, pero esta vez para besar sus piernas, comenzando desde sus pies, lamiéndole los dedos, besando su planta, subiendo luego a sus tobillos y por sus piernas. TaeYeob contuvo la respiración durante algunos momentos, porque nunca antes le habían hecho algo similar y no podía respirar correctamente, los labios y la lengua de KyuBin haciéndole cosquillas y además haciéndole sentir en el tercer cielo, quemándole la piel por donde pasaba. Los labios del otro siguieron su recorrido por sus piernas, cada vez más y más arriba, pasando sus rodillas y adentrándose en la cara interna de sus muslos, cada vez más y más cerca de su entrepierna, donde su piel era demasiado sensible.

 

—KyuBin… ahhhh… más… ahhhh… —no pudo evitar gemir.

 

KyuBin alzó su cabeza durante un segundo para mirarlo fijamente a los ojos con el fuego del deseo desbordándose en ellos y TaeYeob volvió a quedarse sin respiración unos momentos, solo unos segundos, los segundos que KyuBin tardó en bajar un poco sus calzoncillos para sacar su miembro rígido de estos y simplemente engullirlo con su boca, sus labios envolviéndolo firmemente, su boca húmeda y caliente. El gemido que escapó de los labios de TaeYeob fue grave, gutural, cargado del intenso placer que acababa de sentir en ese instante en el que KyuBin lo había engullido entero. Hundió sus dedos en las sábanas de la cama y clavó los talones en el colchón, alzando sus caderas, buscando mayor profundidad, mayor contacto, mayor placer… y KyuBin se lo dio todo. TaeYeob era bueno con las felaciones, sabía bien lo que debía hacer para hacer sentir mucho placer, pero KyuBin estaba a otro nivel. Lo estaba volviendo loco con la forma en la que movía su lengua, su boca, sobre su miembro, de tal forma que TaeYeob no podía parar de gemir y gemir hasta que finalmente sucumbió al placer del orgasmo, su cuerpo tensionado durante un segundo, antes de que sus músculos se relajasen por completo, dejándolo totalmente débil mientras se corría dentro de la boca de KyuBin y veía estrellas brillantes en sus párpados cada vez que cerraba los ojos. Respiraba entrecortado, más por el placer que por el esfuerzo y su corazón no paraba de latir rápidamente, golpeando una y otra vez contra sus costillas, casi queriendo salirse de su pecho. Aquello había sido increíble y lo único en lo que podía pensar TaeYeob era en que quería muchísimo más.

 

Tardó todavía un buen rato en volver a sentirse lo suficientemente en calma, todavía sintiendo los últimos coletazos de su reciente orgasmo, como para atreverse a abrir los ojos para ver a KyuBin. Este se encontraba entre sus piernas abiertas, simplemente sentado en la cama, observándolo como si fuera la mayor obra de arte que hubiera visto nunca y TaeYeob sintió un escalofrío de placer recorrer de nuevo su cuerpo. Esa mirada, de la misma forma que su voz y sus labios, obraban maravillas en su cuerpo, que sentía demasiado sensible a todo, como nunca antes lo había estado. Casi podía sentir que se estaba volviendo adicto a todo aquello y que probablemente no volviera a encontrar a otro tío que lo hiciera sentirse de aquella forma en la cama.

 

—Date la vuelta —le pidió KyuBin, moviendo incluso su mano derecha para indicarle que quería que rotase sobre la cama.

 

TaeYeob le dedicó una mirada ladina antes de estirarse un poco sobre la cama, exponiendo su cuerpo desnudo de la forma más sensual que pudo antes de hacerle caso y rotar sobre si mismo, dándole la espalda a KyuBin y hundiendo su rostro en la almohada. No pasó más que un segundo cuando notó las grandes manos de KyuBin en su cintura, su cuerpo trabajado pegándose a su espalda, sus labios contra su nuca y su miembro, levemente endurecido, rozándose contra su trasero, hundiéndose entre las dos partes de éste, casi tocando en ocasiones su ano con la punta de su miembro. TaeYeob gimió de nuevo, pero sus gemidos fueron ahogados por la almohada mientras KyuBin seguía dejando besos en su nuca, en sus hombros, por toda su espalda, bajando cada vez más. Sus labios eran delicados contra su piel, pero allí por donde pasaban, el rastro de fuego que dejaban era demasiado para él. A su cuerpo le gustaba demasiado cómo lo besaba y cómo lo tentaba de aquella forma, una y otra vez, llevándolo al borde del abismo, encontrando puntos en su cuerpo que TaeYeob ni siquiera sabía que fueran tan erógenos. Cuando llegó a su trasero, KyuBin dejó un pequeño mordisquito en uno de sus cachetes que lo hizo reír durante unos momentos, pero TaeYeob se volvió a quedar sin respiración un segundo más tarde cuando la lengua del otro acabó tanteando su ano, dándole un par de lametones antes de introducirse en su interior durante unos momentos. TaeYeob jadeó pesadamente porque hacía demasiado tiempo que no sentía la lengua de nadie en su interior, húmeda, caliente, adentrándose en él solo un poco, pero dándole un placer demasiado exquisito, tan exquisito que sintió cómo en su miembro volvía a acumularse la sangre.

 

            —Necesito que alces un poco las caderas —murmuró KyuBin cuando se separó de él un poco, no sin antes dejar otro pequeño mordisquito en su trasero para su disfrute—. Quiero prepararte bien.

            —Vale… —contestó TaeYeob, aunque su respuesta fue prácticamente ahogada por la almohada.

 

            No tardó en moverse un poco y tal y cómo KyuBin le había pedido, alzar sus caderas para dejarle un mejor acceso a su trasero. Aquella era una posición un poco vergonzosa, pero agradecía que quisiera prepararlo bien, no eran muchos los ligues de una noche los que pensaban en el placer y disfrute ajeno durante la penetración. Inmediatamente después, sintió cómo el líquido viscoso y frío del lubricante caía sobre su ano y como uno de los largos y huesudos dedos comenzaba a introducirse lentamente en su interior. TaeYeob apretó los dientes durante un segundo, tratando de relajar el resto de su cuerpo, porque siempre en la primera vez tras un poco de tiempo sin tener sexo, tenía que acostumbrarse de nuevo a aquella sensación de intrusión. No obstante, casi al instante pudo comenzar a disfrutar de cómo el dedo de KyuBin se iba abriendo camino poco a poco en su interior, empezando a gemir una y otra vez de nuevo. Unos minutos más tarde, KyuBin sacaba su dedo y echaba un poco más de lubricante en su entrada para introducir aquella vez dos de ellos. En aquella ocasión, TaeYeob se quedó sin respiración y, aunque la penetración le molestón un poco, lo que más sintió fue placer absoluto porque los largos dedos de KyuBin llegaban muy profundo en su interior, casi rozando con su próstata, y la forma en la que los movía, buscando crear espacio pero además buscando que fuera placentera la penetración, lo estaba volviendo completamente loco, tanto, que TaeYeob al final comenzó a mover sus caderas en busca de más… y fue en ese momento cuando KyuBin sacó sus dedos de su interior, dejándolo completamente vacío y con una sensación extraña. TaeYeob quiso protestar porque lo había dejado en el momento en el que más placer estaba sintiendo con ganas de muchísimo más, pero cuando escuchó cómo se rasgaba el plástico envoltorio de un condón a sus espaldas, simplemente se mordió la lengua y no dijo nada. KyuBin no tardó en volver a rozar su ano, esta vez con la punta de su miembro, echando de nuevo un poco más de lubricante, empezando a internarse lentamente en su cuerpo, agarrándolo firmemente por las caderas. TaeYeob trató de relajar la mitad inferior de su cuerpo al máximo para que la penetración fuera lo menos intrusiva y dolorosa posible y, aunque le molestó un poco cuando KyuBin fue entrando en su interior, fue soportable y la sensación del miembro del otro llenándolo por completo, unida a su voz grave y sensual gimiendo su nombre, opacaba casi cualquier molestia que pudiera haber sentido. Cuando estuvo dentro por completo, hasta la base, KyuBin se quedó unos momentos así, totalmente quieto, ambos acostumbrándose a aquella sensación, escuchándose en la habitación solo sus respiraciones jadeantes.

 

            —¿Te duele? —le preguntó KyuBin. TaeYeob negó con un movimiento de su cabeza, no sabiendo si podría expresarse hablando—. ¿Puedo moverme?

 

            TaeYeob tragó saliva para tratar de responderle y, aquella vez sí que salió una palabra de sus labios, una palabra que sonó más a un gemido ahogado que a cualquier otra cosa.

 

            —Sí.

 

            KyuBin no tardó en comenzar a moverse después de tener su aprobación, saliendo tan lentamente de su cuerpo como había entrado, con cuidado, pero siguiendo aferrado a sus caderas con firmeza, sujetándolo bien fuerte. Sacó su miembro prácticamente al completo de su cuerpo, dejando solo su punta dentro y, un segundo después, se internaba rápidamente en su interior, gimiendo su nombre al hacerlo, llegando un poco más profundo que antes. TaeYeob se volvió a sentir completamente lleno de nuevo, la sensación era increíble, y no sabía si era porque había pasado algo de tiempo desde que se había acostado con otro tío o si era KyuBin, que era realmente bueno moviéndose en la cama. Sus penetraciones se sucedieron, algunas rápidas, otras lentas, en unas solo lo penetraba levemente, dejando solo la punta de su miembro dentro, en otras, llegando a lo más profundo que podía llegar. Ambos no paraban de gemir, perdidos en aquel placer absoluto que se estaban dando el uno al otro, TaeYeob casi perdiendo realmente la consciencia del tiempo y del sitio en el que estaba, solo sintiendo el miembro de KyuBin adentrándose una y otra vez en él.

 

En algún momento, las manos firmes de KyuBin reptaron por su torso y su pecho se pegó a su espalda, llevándose a TaeYeob hacia atrás para que descansara su cabeza sobre su hombro, para que sus cuerpos estuvieran unidos completamente y para que su miembro se introdujera hasta lo más profundo de su cuerpo, llegando finalmente a rozar su próstata, provocando que un gemido grave saliera de los labios de TaeYeob. A partir de ese entonces, KyuBin se comenzó a mover muchísimo más rápido, a hacer sus embestidas muchísimo más fuertes, muchísimo más hondas, dando una y otra vez contra su próstata. Ninguno de los dos pudo contener sus gemidos, tan altos que probablemente los estaban escuchando en todo el hotel, pero a TaeYeob no le importaba y a KyuBin parecía que tampoco, solo estaban dedicándose a disfrutar de los últimos instantes antes del orgasmo, que estaba demasiado próximo. Más rápido, más, más y más rápido, un movimiento de caderas casi enloquecido y después la tensión momentánea antes de alcanzar el clímax.

 

Con sus ojos cerrados, su mente en blanco y su cuerpo completamente relajado, TaeYeob dejó caer su peso del todo contra el pecho de KyuBin, notando cómo éste respiraba de forma acelerada, jadeando gravemente en su oreja, tratando de recuperarse del orgasmo como él. Se quedaron así unos momentos, sus cuerpos todavía unidos, mientras el miembro de KyuBin se desinflaba en su interior y las contradicciones de los músculos de su ano todavía eran continuas. No hablaron, solo disfrutaron del momento en silencio hasta que se fue pasando, pero para TaeYeob aquella estaba siendo una de las noches más increíbles de toda su vida. Después de un rato, KyuBin finalmente salió de su cuerpo, pero no se despegó de él, sus manos grandes aferradas a su torso, todavía abrazándolo desde atrás.

 

—Todavía nos queda una hora —murmuró contra su oreja, volviendo a aprovechar para jugar con ella—. ¿Quieres más?

—Sí —jadeó TaeYeob en respuesta, sintiendo la sonrisa pícara del otro contra su oreja tras contestar.

 

Si por él fuera, seguiría haciéndolo una y otra vez con KyuBin hasta el fin del mundo, porque estaba siendo increíble y porque necesitaba mucho más de aquello, aunque no pudiera volver a sentarse durante una semana, necesitaba que el otro siguiera metiéndosela una y otra vez… casi podía decir que se había vuelto adicto a él y a TaeYeob no le importaba admitirlo.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Mi intención inicial era hacer unas 3k y listo porque de todas formas era un side sin mucha trama, pero después de empezar a escribir se me fue muchísimo y han acabado siendo +6.5k, lo cual es más de la mitad del main fic del que está sacado… creo que se puede ver perfectamente que este ship me inspira mucho.

 

 

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