Título: Colors of the Season
Autora:
Riz Aino
Parejas:
JunRie (Rie + JunJi) (OnlyOneOf)
Clasificación:
R
Géneros:
AU, cat cafes, romance, fluff, humor, light drama, smut
Numero de palabras:
11.700 palabras
Resumen:
a SungHo le gustan los gatos. JunHyung es como un gato, por lo tanto, a SungHo
le gusta JunHyung. (O alternativamente, JunHyung trabaja en un cat café,
SungHo se enamora de él a primera vista y no puede dejar de ir a verlo).
Advertencias:
relaciones sexuales no especialmente explícitas.
Notas: historia
inspirada simple y llanamente porque tanto a Rie como a JunJi les gustan los
gatos y JunJi a veces se comporta como si fuera uno.
Comentario de autora:
esta fue una de las primeras ideas que tuve allá por inicios de abril cuando me
decidí a darle caña a escribir de OOO y le tenía muchísimas ganas. Espero que
os guste.
1. Autumn
SungHo se había sentado en uno de
los bancos del parque en el que había quedado con YongSoo, cansado de estar de
pie, esperando. YongSoo llegaba tarde, como siempre, y SungHo realmente no se
lo reprochaba, el reloj interno del chico era completamente diferente al del
resto de personas y todo lo que hacía, lo hacía a velocidad de tortuga. Por ese
motivo había cogido la táctica de decirle una hora anterior a la que él iba
realmente a ir, para cuando llegara al sitio en el que hubieran quedado, no
tener que esperar demasiado. Aquel día, no obstante, parecía que YongSoo iba a
tardar muchísimo más de lo que acostumbraba, por eso, había decidido sentarse a
esperar y observar unos momentos el paisaje que lo rodeaba. A aquel parque ya
había llegado el otoño, a pesar de que la estación apenas acababa de comenzar.
Las hojas de la mayoría de los árboles ya se habían tornado de color ocre y
rojo y muchas de éstas ya se encontraban en el suelo del lugar. Era una estampa
preciosa, a pesar de que el otoño no era realmente su estación favorita del
año, no podía negar que aquella vista no fuera hermosa. SungHo sacó su teléfono
móvil para hacer una foto a lo que tenía ante él y guardarla como recuerdo y,
justo cuando pulsó su pantalla para capturarla, en su móvil apareció una notificación
de YongSoo, así que la abrió.
“Lo siento, hyung, llego
tardísimo, pero te juro que ya me falta muy poco para llegar >·<”.
SungHo no pudo evitar sonreír ante
el mensaje y le contestó con un par de emojis corriendo. Menos mal que le había
dicho que estuviera allí una hora antes de la hora a la que él había pensado
llegar, porque ya llevaba más de hora y media de retraso en total y la sesión
de la película que habían quedado para ver no empezaba hasta un poco más tarde…
si no, se la habrían perdido y tendrían que hacer hora en cualquier lugar
mientras esperaban por la siguiente sesión. SungHo echó un par de fotos más a
la estampa otoñal que tenía delante y después subió una de ellas a las
historias de Instagram para compartir con sus amigos la preciosa imagen que
tenía ante él. Tras aquello, simplemente se acomodó sobre el banco y se dedicó
a mirar sus redes sociales mientras esperaba a que YongSoo apareciera en algún
momento entre la próxima media hora o si no se perderían de verdad la sesión de
la película. No tenía realmente muchas esperanzas de que llegara a tiempo, pero
nunca se podía perder la esperanza del todo.
~
—Lo siento, hyung, lo siento, no tengo
excusa —repetía una y otra vez YongSoo mientras caminaban por las transitadas
calles de Gangnam—. Soy una persona horrible…
—No eres una persona horrible, YongSoo —le dijo, tratando
de calmarlo para que el pobre chico dejara de autoflagelarse—. Solo un poco
lento, pero ese es uno de tus encantos.
—¿Por qué tienes que verle siempre el lado bueno de las
cosas a todo? —cuestionó el menor—. Soy horrible, no hemos llegado a tiempo a
la sesión.
—Hay que ver el lado bueno de las cosas porque las cosas
también tienen lados buenos —le respondió SungHo—. El lado bueno de que hayas
llegado tarde y que nos hayamos perdido la sesión de la película es que vamos a
hacer tiempo en un cat café hasta que empiece la próxima sesión.
—Creo que hasta te gusta más el plan de ir al cat café
—comentó el menor y SungHo no pudo evitar reír.
—Me hace ilusión, no te voy a mentir —contestó.
No le iba a mentir, primero porque SungHo no acostumbraba
a mentir y segundo porque se le notaba en la cara cuando mentía, así que, era
estúpido para él intentarlo. Le hacía mucha ilusión ir a un cat café
porque nunca había tenido la oportunidad de ir a uno con alguien, a todos sus
amigos le gustaban los perros, así que, era una tarea imposible acercarlos a
los gatos, y no había tenido ninguna pareja estable con la que dedicarse a
tener citas en diferentes lugares, descubriendo sitios nuevos y formando
grandes recuerdos.
—Me alegra que te haga ilusión, hyung —comentó
YongSoo con una sonrisa tímida y SungHo agradeció tener un amigo tan encantador
como el chico que, aunque había llegado tarde, había preparado en un momento un
plan alternativo.
Al entrar a la cafetería, SungHo se quedó completamente
maravillado. Había un montón de espacio para que los gatos camparan a sus
anchas, sofás y sillas cómodas y muchísimos juguetes, rascadores y sitios para
trepar para éstos… además había gatos, bastantes más gatos de los que el chico
se había pensado que habría. No había mucha gente en el lugar, apenas una
decena dentro de aquel local tan amplio, así que estaba todo bastante
tranquilo, las conversaciones parecían ser en voz baja para no molestar a los
gatos que dormitaban y, en general, todo parecía ir a un ritmo bastante
sosegado. A SungHo le gustaba aquel lugar porque le transmitía paz. YongSoo le
tuvo que dar un leve codazo en el costado para que saliera de su
ensimismamiento y avanzara por el lugar con él hasta sentarse en uno de los
sofás, donde había una pequeña mesa en la que podrían comer algo mientras
estaban allí. Nada más sentarse en el sofá, SungHo se dio cuenta de que había
un gato rubio y grande bajo la mesa y esbozó una pequeña sonrisa a la vez que
lo llamó para que fuera hasta él. El gato lo observó durante unos segundos,
pareciendo de todo menos interesado, pero SungHo lo llamó usando su infalible
“pspspsps” y al final el gato acabó levantándose y yendo hacia él para comenzar
a rozarse contra sus piernas.
—Love es un gato complicado —murmuró entonces una voz,
suave, calmada, provocando que SungHo alzara su rostro y sus ojos se
encontraran con el ser más precioso del universo entero—. Muy pocos clientes
consiguen que se levante y busque cariño —el chico dejó una carta sobre la mesa
y le dedicó una sonrisa angelical a SungHo—. Debes de ser alguien muy especial.
Después de aquello, el joven les dedicó una leve
inclinación de cabeza y se retiró, desapareciendo de su vista, sin haberse
percatado de que había dejado a SungHo en un estado catatónico.
~
La película ya había terminado y YongSoo y él salían del
cine a toda pastilla porque había comenzado a llover. SungHo acostumbraba a
llevar una sombrilla en su mochila, aunque cuando cambiaba de mochila siempre
se le olvidaba, así que los había tapado a ambos mientras corrían hasta la
parada de bus más cercana, pero no estaba especialmente concentrado en el
presente porque en su mente no paraban de repetirse imágenes de sus momentos en
el cat café, incluso durante la película no había parado de rememorar a
aquel chico precioso que trabajaba en el lugar. En el rato que habían estado en
la cafetería, SungHo no había podido evitar mirarlo de vez en cuando, su pelo
rubio y un poco largo, sus ojos rasgados, su nariz larga, de puente ancho y sus
labios… aquellos lunares que adornaban su rostro, uno bajo su ojo izquierdo,
otro en su mejilla derecha, uno más abajo, en su cuello, casi oculto entre su
pelo y el cuello de su camisa. No había parado de pensar en él en todo el rato
y sentía cómo su corazón latía rápido cada vez que lo hacía.
SungHo nunca se había enamorado a primera vista de nadie…
pero al parecer, siempre había una primera vez para todo.
—Hyung… —lo llamó YongSoo, requiriendo su atención
una vez se guarecieron bajo la marquesina de la parada del autobús, junto a otras
al menos cincuenta personas más—. Te ha gustado el camarero del cat café,
¿no?
—¿Qué? —cuestionó SungHo, sobresaltado—. No —añadió
rápido, quizás demasiado rápido, porque YongSoo se rio.
—Hyung… no sirves para mentir —le recordó—. Se te
nota en la cara que no dejas de pensar en él, durante la película apenas has
prestado atención y en la cafetería se te iban los ojos detrás de él, aunque
tenías una legión de gatos sobre ti pidiéndote cariño.
SungHo no pudo evitar sentirse un poco traicionado por sí
mismo y su incapacidad de mentir o de esconder de alguna forma lo que se le
pasaba por la cabeza, pero al final acabó dándole la razón a YongSoo. El primer
paso era admitirlo. El siguiente… todavía tenía que pensar en ello.
~
—Estos últimos días pareces contento —comentó
JiSung, llamando la atención de JunHyung—. Nunca te había visto sonreír tan
seguido al volver del trabajo, aunque siempre estás de buen humor al volver…
imagino que son los gatos los que tienen ese efecto en ti.
JunHyung no le respondió de momento a su compañero de
piso y amigo. No sabía qué decir tampoco. Nunca sabía qué decir realmente, pero
en situaciones como aquella, se suponía que debía de decir algo para contestar
al mayor. Él no se había dado cuenta de que pareciera más contento que antes
después de volver del trabajo, pero si JiSung se había dado cuenta imaginaba
que era porque sí que parecía más feliz, así que rememoró los últimos días en
el trabajo por si encontraba algo diferente que hubiera podido causar el cambio
y, tras pensar durante unos momentos, pareció dar con ello.
—Mmmm… creo que es porque estas semanas está viniendo un
chico a la cafetería que no había venido antes —contestó, provocando que JiSung
soltase los palillos dentro del bol en el que había sacado un poco de ramen de
la olla que estaban compartiendo—. Nunca había venido nadie que se llevara tan
bien con todos los gatos, parece que tiene un don con ellos.
—Espera… ¿un chico? —le preguntó el mayor—. ¿Me estás
contando ahora mismo que te has fijado en un chico?
JunHyung parpadeó un par de veces, confuso, y después
frunció su ceño sin llegar a entender el motivo por el cuál JiSung le
preguntaba aquello. Solo le había comentado lo que creía que hacía que aquellos
días estuviera más feliz al volver del trabajo y aquel había sido el cambio más
significativo. No sabía cómo se llamaba el chico y éste solo había ido algunas
veces al cat café en el que trabajaba, pero no había podido evitar
fijarse en él por la buena mano que tenía con los gatos. Quizás pensar que con
aquella mano que se gastaba para encantar a todos los gatos de la cafetería
quizás podría trabajar allí, ya que se alegraba al ver cómo todos los gatos
estaban encantados con él.
—Se le dan bien los gatos —respondió, aunque no supo si
aquello respondía realmente la pregunta de JiSung—. Incluso consigue que se le
acerquen Love y YooJung solo llamándolos y haciéndoles un par de gestos —añadió—,
a mí a veces me cuesta que me hagan caso y hace dos años que trabajo allí.
—Entonces… ¿te ha llamado la atención un chico que a
veces va a la cafetería y se lleva bien con los gatos? —preguntó JiSung.
JunHyung
acabó asintiendo porque sí, se podía decir que sí, si no hubiera visto cómo los
gatos lo adoraban, probablemente no se habría fijado en él. Lo que no entendía
era por qué el mayor tenía fijación por algo así y acabó preguntándole el por
qué.
—¿Por qué me preguntas esto como si fuera raro, hyung?
—No sé si te habrás dado cuenta o no, JunHyung, pero en
cinco años que nos llevamos conociendo, esta es la primera vez que te oigo
hablar de que una persona te ha llamado la atención y lo primero que me has
dicho sobre ese chico es que crees que es la razón por la que no paras de
sonreír estos días al volver del trabajo —le contestó JiSung.
JunHyung se quedó en silencio un momento y le dio vueltas
a aquello. No solía interesarse en las personas porque lo que más le
interesaban eran los animales en general y los gatos en concreto. Tenía un
trato correcto con las personas que lo rodeaban en su día a día y tenía también
algunos amigos, JiSung era uno de ellos, pero no buscaba a las personas, se
refugiaba en los gatos y, además, nadie le llamaba realmente la atención, así
que, sí… JiSung había reaccionado acorde a la situación. Era extraño que un
chico lo hubiera hecho sentir interés, aunque éste hubiera nacido de sus
interacciones con los gatos de la cafetería.
~
—¿Qué vas a tomar? —preguntó JunHyung.
El chico que se hallaba ante él, sentado en un sillón con
un gato negro con algunos mechones blancos sobre su regazo, alzó su rostro
hacia él y le dirigió una sonrisa encantadora antes de contestarle lo que
quería para beber. Durante un segundo, JunHyung se quedó perdido en aquella
sonrisa y tuvo que sacudir se cabeza de forma casi imperceptible para volver a
la realidad y así apuntar la orden para dejársela a WookJin, que preparaba las
bebidas. Nunca antes le había pasado algo como aquello. Solía quedarse
ensimismado, mirando a la nada y, a veces, volvía de pronto a la realidad…
nunca se le había perdido la mirada en la sonrisa de nadie, pero aquel chico lo
había conseguido sin ningún esfuerzo.
Mientras esperaba que la bebida estuviera preparada, no
pudo evitar mirarlo, con una sonrisa pintada en su rostro que ni siquiera era
consciente de que estaba allí. Aquel día, como todos después de la primera vez,
había ido solo, había soltado varios libros sobre la mesa y después se había
puesto a hacer cosas hasta que los gatos se habían ido colocando a su
alrededor, sin que él hiciera nada para llamarlos. Algunos de los gatos se
habían ido, aburridos porque no les había podido prestar mucha atención, pero
los que se habían quedado disfrutaban de todas sus atenciones en aquellos
momentos. El chico acariciaba a Nine, que lo tenía en su regazo instalado como
si fuera el lugar más cómodo del mundo, mientras trataba de jugar con Love,
usando su mano libre. El otro gato no se involucraba mucho con los clientes, a
veces se acercaba a alguno que otro, pero no era tampoco amistoso, solo
necesitaba un par de caricias y luego se iba por donde había venido, en cambio,
con aquel chico incluso estaba dispuesto a jugar. Era curioso y realmente
fascinante el don que tenía con los gatos, por eso no podía evitar mirarlo y,
por eso, no podía evitar fijarse en él y en todo lo que hacía.
El chico, que ni siquiera sabía cómo
se llamaba, era bastante mono. JunHyung nunca había pensado realmente en si las
personas eran guapas o no lo eran, a él siempre le habían dicho que era
atractivo y había tenido incluso algunas declaraciones en el instituto, pero
nunca había respondido a ellas de forma afirmativa, y realmente nunca se había
fijado en aquello, pero aquel chico le parecía mono. Sus ojos oscuros siempre
brillaban como si contuvieran una galaxia completa y cuando se concentraba
sobre los libros y papeles que tenía sobre la mesa fruncía sus labios en un
puchero que los volvía aún más gruesos y parecían esponjosos y suaves… y
JunHyung no sabía si estaba preparado para admitirlo, pero le gustaría besar
aquellos labios y comprobar si de verdad eran tan esponjosos y suaves como
parecían.
~
Había días en los que JunHyung se
encontraba pensando sobre si aquel muchacho aparecería o no porque no tenía
días fijos, a veces iba dos o tres días a la semana y otras veces no aparecía
más que una vez a la semana o cada tres, y se desilusionaba cuando al final de
su turno no había aparecido por la puerta. En cambio, los días en los que iba,
cuando JunHyung pensaba en él, no podía evitar ponerse contento y querer ser él
quien lo atendiera solo para poder verlo de más cerca o para escuchar aquella
voz dulce y suave que le contestaba lo que quería tomar. Sabía que era bastante
curioso y extraño y que todo aquello significaban cosas que, por el momento, no
sabía cómo catalogar ni quería hacerlo porque eso lo haría pensar demasiado y
ni siquiera sabía nada de aquel chico. Solo era un cliente más, alguien a quien
los gatos de la cafetería adoraban y que iba de vez en cuando a echar unas
horas por las tardes, probablemente estudiando o trabajando en cosas para la
facultad… no era nadie especial, no lo tenía por qué ser.
En aquellas tardes de finales de
otoño, poco sabía JunHyung sobre lo importante y especial que aquel chico, que
más tarde se enteraría que se llamaba SungHo, sería para él en su vida.
2. Winter
—Solo te escucho hablar de este sitio una y
otra vez —dijo TaeYeob, sentándose en el sofá y comenzando a quitarse capas y
capas de ropa porque allí dentro se estaba calentito gracias a la calefacción—.
Así que espero que merezca la pena.
—Sé que los gatos no son santos de tu devoción —comentó
SungHo, desenrollándose la bufanda del cuello—, pero al menos los pasteles te
van a encantar y hay unas cuantas bebidas que están buenísimas.
—Sí, sí, todo eso está muy bien, pero —replicó
el chico—, ¿dónde está tu crush que yo lo vea?
SungHo inmediatamente se lanzó hacia él para taparle la
boca con sus manos y hacerlo callar mientras miraba a su alrededor, asustado,
por si alguien lo había escuchado, por si él lo había escuchado. Habían
elegido un rincón un poco más apartado para sentarse, el lugar en el que
generalmente acampaba SungHo cuando iba al cat café, donde podía
observar sin ser visto al camarero por el que ya llevaba varios meses
suspirando, por lo que no había nadie cerca de ellos y al parecer ninguno de
los clientes o trabajadores habían escuchado aquello. El chico se relajó un
poco, pero no le quitó la mano de la boca a su amigo hasta que éste no le lamió
toda la palma con la lengua.
—Eugh… —se quejó, cogiendo una servilleta para
limpiarse la mano—. Además de mal amigo eres asqueroso.
—No haberme tapado la boca con la mano —replicó TaeYeob.
—No haber ido pregonando a todo volumen lo de mi crush
—contestó SungHo, bajando la voz al decir la palabra “crush”—. No quiero
que se entere de que me gusta de esta forma.
—A este paso no se va a enterar ni de esta forma ni de
ninguna —dijo su amigo—. ¿Cuántos meses llevas gastándote el dinero en venir a
verlo sin decirle absolutamente nada?
SungHo no pudo evitar resoplar por lo que acababa de
decir TaeYeob. Terminó de quitarse la ropa de abrigo que se había puesto para
no morirse de frío en la calle y después se dejó caer sobre el asiento del sofá
como un peso muerto. La primera vez que había ido a aquel lugar, los tonos
rojizos y ocres bañaban el paisaje de Seúl… pero en aquellos momentos, el color
gris era el que predominaba en la ciudad. El invierno ya había llegado y dejado
atrás el otoño en el que SungHo había entrado por primera vez a aquel cat
café con YongSoo. Hacía varios meses que iba allí cada vez que podía, se
había auto engañado con que lo hacía porque era un lugar tranquilo en el que
podía estudiar y trabajar y además la presencia de los gatos lo calmaban… pero
en el fondo, la razón por la que iba allí era por cierto muchacho guapo que lo
había encandilado desde el primer momento en el que lo había visto.
Habían pasado meses desde aquel primer día y SungHo
todavía no se había animado a mantener una conversación con el muchacho fuera
de los cordiales saludos y agradecimientos o cuando le estaba tomando el
pedido.
—No es tan fácil… —acabó diciendo al final.
—Claro que es fácil —respondió TaeYeob y añadió—: oye,
¿tú crees que mi amigo es guapo?
SungHo abrió los ojos como platos al escucharlo decir
aquello y alzó su cabeza para darse cuenta de que, frente a ellos, con su
pequeña libretita para apuntar los pedidos y un boli en la mano se encontraba
el camarero por el que llevaba suspirando todos esos meses. SungHo quiso
asesinar a TaeYeob primero y después cavar un agujero profundo para poder
llegar al núcleo de la tierra y esconderse allí hasta que el mundo dejara de
existir. No tenía que haberse llevado a TaeYeob allí… no tenía que haberlo
hecho… se arrepentía terriblemente de haberlo hecho.
—Creo que es mono —contestó el muchacho—. ¿Qué vais a
tomar?
~
SungHo vivía en una nube desde que
había escuchado al chico por el que llevaba viviendo los vientos meses que le
parecía mono. Habían pasado varios días, de hecho, y seguía que no podía
creérselo porque había sido totalmente inesperado… y aparte de inesperado, había
hecho que su corazón no dejara de latir rápidamente desde aquel día cada vez
que pensaba en el momento. Había odiado muchísimo a TaeYeob por hacer aquello
porque ahora no se atrevía a volver al lugar porque le daba muchísima
vergüenza, pero también se lo agradecía muchísimo porque al menos sabía que a
aquel chico le parecía mono y eso era algo más de lo que había conseguido saber
en todos esos meses. Además, no sabía cómo narices lo había conseguido, pero
TaeYeob había creado una situación en la que había acabado preguntándole el
nombre y diciéndole el suyo y ahora también sabía que se llamaba JunHyung. Su
amigo había montado igualmente un dispositivo como si fuera del mismísimo FBI
para tratar de encontrarlo en las redes a raíz de conocer su nombre, pero por
el momento no había dado frutos y tenía planes de volver a ir con él para
volver a hacerle de celestina, pero SungHo había tenido que negarse a ello. Los
pasos los tenía que dar poco a poco y a su ritmo o le sería imposible no morir
de vergüenza, por eso, no le iba a volver a decir a TaeYeob cuándo iba a ir…
tenía que manejarlo solo, aunque no supiera cómo hacerlo, o sino acabaría en
estado catatónico por TaeYeob.
~
Cuando SungHo pudo volver de nuevo
al cat café porque los trabajos lo habían tenido completamente absorbido
en las últimas semanas, parecía que los gatos lo habían echado de menos porque
nada más llegar, KB y Mill se le acercaron, comenzando a rozarse entre sus
piernas mientras caminaba. SungHo no pudo evitar la sonrisa que se formó en su
rostro y se agachó para acariciarlos a ambos durante unos momentos, antes de
coger a Mill en sus brazos y llevarlo hasta donde se solía sentar, el gato
ronroneando durante todo el camino y haciéndolo mucho más fuerte cuando se
sentó en el sofá y se pudo acomodar sobre su regazo mientras SungHo lo
acariciaba. Él también había echado de menos a los gatos, pero, sobre todo,
había echado de menos a JunHyung, aunque no sabía si lo podría reconocer.
Todavía estaba soltando sus cosas y
acomodándose bien en el sofá cuando JunHyung apareció ante él y le dedicó una
sonrisa encantadora al percatarse de que tenía al gato de tres colores sobre su
regazo.
—Eres el favorito de Mill —le comentó—. Suele
ser muy cariñoso con todo el mundo, pero no deja que nadie lo coja en brazos de
esa forma, solo a ti.
Aquello le recordó a SungHo su primera vez en el cat
café, cuando las primeras palabras que le había dedicado habían sido para
comentarle que Love era un gato difícil y no pudo evitar sonreír ampliamente
por aquello.
—Lo haces parecer como si tuviera un don o algo con los
gatos —respondió—, pero solo soy amable con ellos y les doy el espacio que
necesiten para acercarse a mí cuándo y cómo quieran… con las personas suelo
hacer igual —y añadió—, aunque mis “pspspsps” siempre obran maravillas con
todos ellos, con los gatos, quiero decir, no con la gente —JunHyung sonrió
ampliamente con aquel comentario.
—Creo que sí es un don —le respondió—. Sabes
tratar con ellos bien, con ambos, gatos y personas.
Después de aquello, JunHyung
simplemente tomó nota de su pedido y desapareció, dejando a SungHo con su
corazón latiendo a toda velocidad dentro de su pecho. No sabía qué era lo que
le había querido decir con aquel comentario porque realmente no se conocían de
absolutamente nada, pero lo había hecho sentir un pequeño aleteo de mariposas
en el estómago, feliz porque JunHyung le hubiera dicho algo como aquello porque
eso suponía que al menos se había fijado en él para poder ver que era amable y
tenía buena personalidad. SungHo quiso chillar, pero el lugar siempre estaba en
silencio y en calma y no podía hacer ruido, así que, simplemente contentó con
sonreír como un idiota mientras seguía acariciando a Mill.
~
Había días en los que JunHyung no se
entendía. Siempre había sido profesional con todos los clientes, amable, atento
si necesitaban algo, había tomado todas las órdenes bien, nunca se había
equivocado con ningún pedido y había tratado a todo el mundo de la misma forma.
Si algún cliente iba más seguido, acababa por reconocerlo a base de costumbre,
pero nunca se había interesado en ninguna de las personas que iban por el cat
café… hasta que había llegado SungHo y, desde el primer día, le había
llamado la atención. SungHo. Desde que sabía su nombre, no paraba de pensar en
él, sobre todo, porque después de aquello, el chico había tardado mucho tiempo
en volver por la cafetería y JunHyung había pensado demasiado en si se había
propasado diciéndole que le parecía mono al responder a la pregunta que le
había hecho el amigo de éste. Había pensado que quizás había traspasado la
línea que lo separaba del trato cordial hacia los clientes y que por eso ya no
iba a volver a aparecer por allí y el primer sentimiento que apareció en él fue
el de la tristeza, tristeza porque no lo iba a poder volver a ver y porque lo
iba a echar de menos, él y no los gatos.
Nunca le había pasado nada como
aquello, pero solo pudo dejar de pensar y pensar en que había hecho algo
horrible cuando SungHo volvió a aparecer por el cat café y a comenzó a
ir de nuevo con asiduidad. Solo tras aquello, mientras trabajaba y al salir del
trabajo volvía a sentirse feliz y sabía lo extraño que era y lo mucho que
estaban cambiando sus hábitos debido a aquel muchacho. Se encontraba queriendo
entablar conversaciones con él mientras se sentaba a su lado y jugaban con los
gatos de la cafetería, se encontraba queriendo saberlo absolutamente todo de él
y queriendo estar con él incluso fuera de allí.
No obstante… JunHyung nunca había
sido alguien que diera primeros pasos porque lo aterraba la idea de que hubiera
cambios demasiado acusados en su vida y, sobre todo, lo aterraba la idea de dar
un paso en falso y que todo se fuera al garete, como había pensado que había
pasado al decirle que era mono anteriormente… así que, no sabía cómo debía ni
podía proceder con él.
~
—No te creo —comentó KyuBin, mirándolo
completamente incrédulo—. En serio no me lo puedo creer, ¿de verdad me está
pidiendo lo que me está pidiendo? —le preguntó entonces a JiSung, que estaba
allí con ellos.
—Sí, sí, lo que acabas de escuchar, no te tienes que
lavar las orejas porque las tengas taponadas con cera —replicó el otro.
—Sigo sin creérmelo —dijo el mayor—. ¿En serio quieres
que te diga frases para ligar?
—Sí —contestó JunHyung.
KyuBin entonces se comenzó a reír
como nunca antes se había reído en su vida y JunHyung frunció su ceño, un poco
indignado por aquello. No se había querido arriesgar a ir en busca de KyuBin
durante mucho tiempo porque sabía que no se lo iba a tomar en serio y lo había
pospuesto lo máximo posible, pero el invierno estaba llegando a su fin y SungHo
cada vez iba menos por el cat café y JunHyung quería intentar un mínimo
acercamiento antes de que el buen tiempo provocara que el chico dejara de
buscar el calor del interior del local y la compañía de los gatos. Tenía un
poco de miedo porque nunca antes había hecho nada como aquello, pero le tenía
más miedo a no volver a verlo nunca más y arrepentirse toda su vida de no haber
hecho nada para poder establecer cualquier tipo de contacto con él, incluso ser
su amigo le bastaba para dejar de sentirse tan ansioso cada vez que no volvía
por la cafetería en unos cuantos días. Por eso, había acabado recurriendo al
mayor, aunque la idea nunca le había apetecido, porque quería salir de su zona
de confort y quería tratar de hacer algo por una vez porque se había dado
cuenta de que de verdad SungHo era una persona especial para el en su vida.
—Tampoco te rías mucho de él —dijo JiSung—. Le
ha costado meses tomar esta decisión, ya sabes que para la mayoría de las cosas
es bastante lento.
—Lo siento, lo siento —respondió KyuBin—. Es que ha sido
demasiado inesperado y de verdad que todavía no me lo puedo creer. ¿Cómo
quieres hacer que caiga en tus redes? —le preguntó.
JunHyung
se encogió de hombros. Realmente no había pensado en ello, solo en pedirle
consejos a KyuBin porque de todas las personas que conocía era quien más se
relacionaba con el mundo y quien más novios había tenido de todos ellos. El
mayor ligaba por costumbre, de forma casi natural, incluso había flirteado con
él en varias ocasiones, y no paraba de flirtear con todo el mundo que se
cruzaba, por lo que era una opción segura de éxito si le enseñaba las frases
que usaba para conseguir que todos los tíos cayeran rendidos a sus pies.
—No sé… ¿qué es lo que sueles decir tú, hyung? —cuestionó.
—Mmmmmm… normalmente me acerco a los tíos y les susurro
al oído cosas como “¿te gustaría vivir la noche de tu vida en la cama conmigo?”
mientras les arrimo un poco de paquete para que vean que se lo van a pasar bien
—JunHyung abrió los ojos como platos al escucharlo.
—¡Quiero decirle algo bonito, no asustarlo!
~
—¿Estás bien? ¿Estás nervioso? ¿Estás asustado? —fue lo
primero que le dijo JiSung cuando entró a la cafetería.
—¿Por qué estás aquí? —fue lo que le contestó él.
—Porque he recibido tu mensaje pidiendo auxilio y porque
quería saber cómo era el chico por el que llevas casi medio año bebiendo los
vientos —le dijo el mayor.
—No te he mandado ningún mensaje de auxilio, hyung
—replicó.
—Y entonces ¿a qué venía ese “está aquí ㅠㅠ“?
—No pedía auxilio —dijo de nuevo—. Solo estaba feliz
porque ha vuelto después de dos semanas.
No le había pedido ayuda a JiSung para nada y, de hecho,
después del fiasco de la reunión con KyuBin había decidido que no les iba a
volver a pedir ayuda con nada a ninguno de los dos. Él trataría de hacer lo que
pudiera y cómo pudiera para intentar entablar conversación con SungHo y así poder
establecer una mínima relación cordial entre ellos sobre la cual avanzar hacia
algo más si el otro chico quería.
—Bueno, lo que sea —acabó diciendo JiSung—. ¿Quién es?
JunHyung quiso poner los ojos en blanco, pero al final
simplemente acabó suspirando y señalando disimuladamente hacia donde se
encontraba el chico, rodeado por varios de los gatos del local, jugando con
ellos. JiSung siguió con su mirada la dirección de su dedo y después se quedó
durante unos momentos embobado mirando hacia allí, antes de volverse hacia él,
con los ojos brillando, totalmente emocionado.
—No sabía que tenías tan buen gusto, Kim JunHyung —le
dijo, dándole un par de codazos en las costillas a los que el chico respondió
frunciendo sus ojos y mirándolo mal—. No me pongas esa cara, hombre, acércate y
dile que es el amor de tu vida, no lo dejes escapar porque es adorable y si no
le pides salir tú, te juro que se lo pediré yo.
JunHyung suspiró profundamente de nuevo, resignado. No
tenía que haberle mandado ningún mensaje a JiSung en primer lugar y éste no
tenía que haber ido hasta allí porque estaba seguro de que se iba a quedar toda
la tarde allí y no iba a estar contento hasta que no saliera de allí con una
cita, por lo que no tenía más remedio que hacer algo. Por eso mismo, acabó
arrancando una hoja de su libreta y escribiendo rápidamente en ella, doblando
el papel antes de que JiSung alcanzara a leerlo y caminando decididamente hasta
donde se encontraba SungHo. Su corazón martilleaba dentro de su pecho como si
no hubiera un mañana y sentía que las manos le sudaban. Estaba nervioso, muy
nervioso, pero tenía que hacer aquello de una vez por todas, lo había pensado
detenidamente y era lo que tenía que hacer, ser valiente, así que, terminó de aproximarse
al chico y se colocó a su lado, acariciando a Rie, que estaba allí en aquellos
momentos, subido al sofá, al lado de SungHo, buscando su atención. Cuando el
chico se dio cuenta que estaba allí, le dedicó una sonrisa encantadora y el
corazón de JunHyung se saltó un latido, poniéndolo aún más nervioso de lo que
ya estaba; sin embargo, acabó haciendo de tripas corazón y le tendió a SungHo
el papelito doblado. Este lo miró durante unos segundos, confuso, pero después
lo cogió y lo empezó a desdoblar, leyendo su contenido. El escaso tiempo que
pasó mientras leía su breve nota, se le hizo demasiado eterno a JunHyung, pero
cuando el chico terminó de leerla y le dedicó una sonrisa completamente
encantadora, supo que todo había merecido la pena.
—Me encantaría —respondió, provocando que su corazón
diera saltos de alegría dentro de su pecho.
3. Spring
SungHo estornudó y eso hizo que las
personas que había a su alrededor se apartaran de él como si fuera la peste. Se
había tapado la boca con las manos y encima no es que tuviera nada contagioso,
simplemente era alérgico a alguna planta que hubiera por allí cerca y, en
aquellos momentos, en plena primavera, cuando las plantas estaban en floración,
simplemente no podía evitar sus estornudos. Por un segundo quiso ser como
TaeYeob para poder espetarle a la gente que no tenía nada contagioso y que
dejaran de ser idiotas, pero él nunca había sido así, por lo que simplemente
sacó un pañuelo de su mochila y se sonó los mocos para estar presentable de
nuevo. Le gustaba la primavera bastante, a pesar de que la mayoría de los días
se pasara el rato estornudando, pero ese año sentía que la primavera le iba a
gustar más porque iba a ser completamente diferente a como lo había sido
anteriormente.
Tan solo unos días atrás, JunHyung
le había pasado una pequeña nota mientras estaba en el cat café
pidiéndole una cita y él no había podido hacer otra cosa más que entrar un poco
en pánico porque el chico que le gustaba había hecho un movimiento hacia él,
por lo que parecía que el interés era mutuo, y después aceptar aquella proposición
como si le fuera la vida en ello. No habían hablado mucho en ese momento, solo
se habían dado los teléfonos y habían buscado un día en el que ambos estuvieran
libres. Después habían intercambiado algunos mensajes con los cuales SungHo
había sentido que el corazón le latía casi en la garganta, organizando la cita,
pero tampoco habían mantenido mucha más conversación porque JunHyung parecía un
chico directo y de pocas palabras y aunque SungHo solía mandar demasiados
mensajes y muchos emojis y stickers, había tratado de no
asustarlo.
Y allí estaba, esperándolo. Con los
nervios, había salido antes de casa de lo que debería y había llegado mucho
antes de lo que había previsto. No le importaba haber llegado pronto tampoco,
quizás estaba un poco más nervioso de lo que debería allí parado, sin poder
hacer nada más que esperar, pero estaba acostumbrado a esperar por YongSoo
cuando quedaba con él, así que, sabía matar el tiempo y tenía muchísima
paciencia. Comenzó a mirar a su alrededor, dándose cuenta de lo mucho que había
cambiado el paisaje desde aquella vez en pleno otoño cuando había ido por
primera vez al cat café. Los árboles estaban rebosantes de vida, sus
hojas de color verde brillante y sus flores de muchísimas tonalidades
diferentes, alegrando la vista de la monótona de la ciudad de Seúl.
—¿Llevas mucho esperando? —preguntó una voz
prácticamente contra su oído y SungHo dio un pequeño respingo, su corazón
latiendo demasiado rápido por el susto—. Perdón, te he asustado —giró su cabeza
y se encontró a su lado, quizás demasiado cerca, a JunHyung, con una expresión
tímida y un poco culpable. El corazón de SungHo comenzó a latir mucho más
rápido, pero el susto ya se le había pasado, era solo por la cercanía del chico
y por lo guapo que era—. No sabía si me escucharías si te hablaba desde más
lejos porque hay mucho jaleo aquí.
—No, no te preocupes —murmuró en respuesta—. No me lo
esperaba y solo me he sobresaltado un poco, pero está bien, no te preocupes.
Y entonces JunHyung le dedicó una sonrisa tímida y SungHo
sintió cómo si el cielo se hubiera abierto de repente para él y un ángel se le
hubiera presentado delante.
~
La tarde fue curiosa, distinta.
SungHo no había tenido muchas citas y JunHyung parecía que había tenido
muchísimas menos que él, pero se lo pasaron bastante bien juntos, aunque
ninguno supiera cómo comportarse realmente en una cita. Hubo momentos de
silencio, muchos momentos de silencio en los que ninguno se atrevió a decir
nada o no supo cómo empezar o continuar la conversación, pero era normal, no se
conocían de mucho, solo habían hablado lo justo y necesario para que JunHyung
le tomara los pedidos o sobre los gatos del cat café, nada más. No
sabían que era lo que les gustaba o disgustaba y las conversaciones derivaban
de un tema a otro en cuanto un tema se les agotaba o no sabían cómo
continuarlo. Hablaron un poco de sus vidas y SungHo descubrió que el chico
había trabajado en aquel cat café desde hacía más de dos años y, por
eso, los gatos lo adoraban, porque ya era parte de aquella pequeña familia.
También descubrió que no solía relacionarse con mucha gente, que solo tenía un
par de amigos cercanos, y que le gustaba la cercanía, a pesar de que se ponía
nervioso y se alejaba de SungHo cuando se daba cuenta de que se había acercado
más a él de lo que quizás debería. A SungHo, no obstante, no le importaba la
cercanía, a veces se sobresaltaba porque no se lo esperaba tan cerca, pero le
gustaba sentir el calor de su cuerpo contra el suyo. SungHo tampoco tenía
muchísimos amigos, pero solía ser amable con toda la gente a su alrededor y
había muchas personas en su clase y en su facultad que solían hablar con él
prácticamente a diario, aunque no fueran más que conocidos. Y cuando se les
acababan los temas de conversación hablaban de los gatos del cat café.
Hablaban de cómo Love se pasaba prácticamente todo el tiempo siendo arisco y
vago con todos los clientes, pero a SungHo lo adoraba o cómo Mill no se
despegaba de él en cuanto se daba cuenta de que él había entrado por la puerta.
A SungHo le gustaban aquellas conversaciones.
Le gustaba que a veces hubiera silencios y le gustaba que estuvieran a veces
incómodos, sin saber qué hacer o qué decir porque eso solo significaba que
ambos estaban igual de nerviosos con aquella cita y que la presencia del otro
los dejaba en estado catatónico, sin poder pensar cómo lo harían normalmente y
simplemente disfrutando de la compañía ajena. La cita había sido extraña y
diferente, pero para SungHo había sido todo lo que necesitaba, no necesitaba
nada más en aquellos momentos, solo disfrutar de la compañía de JunHyung y
conocer más de aquel chico del cual se había enamorado a primera vista el otoño
anterior.
~
—Se te ve feliz —dijo TaeYeob cuando entró a su
habitación—, como si acabaras de acostarte con un tío y fuera increíble en la
cama.
—No me he acostado con nadie, TaeYeob —le replicó SungHo.
—Pues deberías —contestó su amigo—. Yo conocí el otro día
a un tío majísimo que me arrimó paquete en la discoteca y nos liamos en un
hotelucho que había por allí cerca —contó, sentándose sobre su cama, cruzándose
de piernas—. La mejor noche de mi vida, hasta ayer mismo no podía sentarme sin
que me doliera el culo.
—TaeYeob… no hacía falta que me contaras eso.
—Nunca está de más saber historias de cama de
tus amigos —dijo—. Ahora cuéntame, ¿cómo te ha ido tu cita? —le preguntó.
—Sabía que no venías a mi habitación simplemente porque
me echabas de menos —murmuró SungHo, suspirando después a la vez que se dejaba
caer sobre el colchón, al lado de TaeYeob—. ¿Qué es lo que quieres saber?
—Todo.
SunHo volvió a suspirar, pero después del suspiro
profundo comenzó a contarle qué era lo que había hecho en aquella tarde con
JunHyung, lo que había aprendido de él y lo bien que se lo había acabado
pasando a pesar de que aquella había sido su primera cita y todo había sido
bastante incómodo y torpe entre ellos. TaeYeob lo escuchó durante todo el rato
con atención y sin interrumpirlo hasta que acabó finalmente su relato y solo
entonces comenzó a hablar de nuevo.
—Entonces… no os habéis acostado —fue lo que
dijo al final.
—No, TaeYeob. Es nuestra primera cita después de haberme
pasado meses yendo a la cafetería y esperando que por ciencia infusa acabara
gustándole a JunHyung como él me gusta a mí —le respondió—. Realmente no tengo
ni idea de qué es lo que he podido hacer para que también se fijara en mí, he
gastado toda mi suerte en conseguir esta cita, no lo iba a asustar acostándome
con él así por las buenas.
—¡Qué antiguo eres! —replicó TaeYeob—. Pero bueno,
vosotros parecéis sacados de una novela para adolescentes, así que, me alegro
que te lo pasaras bien en tu cita y espero que tengas alguna más.
—Yo también lo espero —murmuró SungHo—. JunHyung parecía
haberse divertido también.
~
—¿No sabes comunicarte como una persona normal?
—le dijo JiSung, asomándose por encima de su hombro—. Qué preguntas tengo,
claro que no te sabes comunicar como una persona normal —murmuró más para sí
mismo que para que JunHyung lo escuchara—. ¿Quieres que te escriba yo el
mensaje?
JunHyung lo miró unos momentos y después miró su teléfono
móvil, el chat con SungHo abierto y una frase a medio escribir que llevaba al
menos quince minutos tratando de terminar pero que no sabía cómo continuar. No
sabía si arriesgarse a que JiSung le escribiera algo raro, pero él podría
pasarse una hora más de aquella forma, escribiendo y borrando hasta que
finalmente acabara encontrando las palabras que quería decirle. Al final,
JunHyung decidió ser práctico y acabó entregándole el móvil a JiSung.
—¿Qué es lo que le quieres poner? —le preguntó.
—Que me lo he pasado bien… mmmm… que me gustaría… mmmm…
volver a tener otra cita con él y… mmmm… no sé…
—¿Qué la próxima vez que lo veas se prepare porque le
quieres comer la boca? —preguntó JiSung mientras tecleaba.
—¡No! —gritó JunHyung tratando de arrebatarle el móvil,
pero JiSung siguió tecleando hasta que terminó y luego le enseñó el teléfono y
los mensajes que había mandado—. “Me ha encantado pasar la tarde contigo, ha estado
genial y me gustaría repetirlo, si no te supone un problema” —leyó—. “Estaría
bien vernos pronto, en el cat café o donde tú quieras. Gracias por lo de
hoy”.
—No soy tan horrible —comentó JiSung en cuanto terminó de
leer—. Me encantaría poderle poner que le quieres comer los morros porque de
verdad que se te van los ojos a su boca cuando hablas con él, pero no voy a
decirle ni mu, seguro que él mismo se habrá dado cuenta ya.
—Yo no le miro la boca como si… —comenzó, pero JiSung
alzó una de sus cejas y JunHyung acabó callándose de golpe.
SungHo siempre le sonreía encantadoramente cuando hablaba
con él y a JunHyung le gustaban aquellas sonrisas porque lo hacían sentir algo
dentro de él, algo que nunca antes había sentido. También debía admitir que en
más de una ocasión se había encontrado pensando en cómo sería besar sus labios,
aquellos labios gruesos que parecían tan suaves y delicados.
—Me deberías dar las gracias por empujarte por el buen
camino —dijo JiSung, probablemente sabiendo qué era lo que estaba pasando en
aquellos momentos por su cabeza porque en ocasiones sentía que para el mayor
era un libro abierto—. Y ya tienes una segunda cita —añadió, señalando la
respuesta afirmativa que SungHo le había mandado.
~
JunHyung se asomó a uno de los
grandes ventanales del local y suspiró profundamente. Con el buen día que hacía
en la calle, seguro que no muchas personas entraban a la cafetería a echar un
rato comiendo algo y jugando con los gatos. Normalmente, la gente elegía las
cafeterías normales en días como aquellos, cuando el tiempo era estupendo y no
hacía ni frío ni calor, para tomar algo y sentarse un rato antes de seguir
disfrutando del día en el exterior y solo pasaban por el cat café cuando
pensaban estar más rato en el interior, ya fuera porque hacía un día horrible
de frío, para estar calentitos, o porque hacía tanto calor que no se podía
estar fuera y buscaban el fresco del aire acondicionado hasta que pasara un
poco del calor. Probablemente tendrían suerte si entraban un par de personas
esa tarde.
Mientras JunHyung se alejaba de los
ventanales, la puerta del local se abrió y por ella entró SungHo, con cuidado
para que ninguno de los gatos saliera al pasillo exterior. Una sonrisa apareció
inmediatamente en el rostro de JunHyung, una sonrisa que no pudo contener
porque él estaba allí y ya no le importaba lo más mínimo que no hubiera más
clientes en el resto de la tarde porque SungHo estaba allí.
—Hola… —dijo SungHo, moviendo su mano con algo
de timidez al verlo. JunHyung le respondió de la misma forma cuando se acercó a
él.
—No sabía que hoy ibas a venir… —comentó.
—Yo tampoco lo sabía —contestó el chico, esbozando una
sonrisa—. Estaba en la residencia tratando de concentrarme para hacer cosas…
pero solo podía pensar en… ti… —susurró—. En que te… echaba de menos… —añadió.
JunHyung sintió cómo algo se removía en su interior al
escuchar las palabras de SungHo. Él jamás se había atrevido a decirle algo como
aquello a pesar de que era obvio que siempre que pasaba algún tiempo sin ir al cat
café y no podía verlo, lo echaba muchísimo de menos. Se sentía más decaído
sin la presencia del chico allí y cuando sí que iba, parecía que todo se volvía
más fácil y se sentía feliz, solo sabiendo que estaba allí, solo viéndolo
algunas horas. Aquellos días después de su cita lo había echado de menos a
pesar de que se habían mandado algunos mensajes breves. JunHyung quiso
responderle a aquello a SungHo, pero antes de que pudiera abrir la boca para hacerlo,
este habló de nuevo.
—No me hagas caso —murmuró—. Tengo que ponerme a darle
duro al japonés, me voy a sentar donde siempre —y añadió—: si tienes un rato
libre y no te importa hacerme compañía te lo agradecería.
JunHyung asintió y SungHo le sonrió, para después decirle
lo que quería tomar e irse al sofá en el que solía sentarse siempre. No pudo
evitar observarlo mientras caminaba hacia allí, viendo cómo en cuanto se
sentaba en el sofá y dejaba sus cosas sobre la mesa, la mayoría de los gatos de
la cafetería iban hacia él como si el chico fuera un imán para ellos y no
pudieran evitarlo. Esbozó una sonrisa y después fue a encargar el pedido que le
había hecho rápidamente y en cuanto éste estuvo listo, no dudó en sentarse al
lado del chico durante la mayor parte de la tarde, sin poder dejar de mirarlo
mientras se concentraba en lo que debía hacer y cómo a veces se quejaba
adorablemente de que algo no le salía como quería. Si JunHyung fuera una
persona valiente, esa tarde en la que prácticamente estuvieron solos en el cat
café, no habría dudado en darle un beso a SungHo.
~
—No me puedo creer que incluso a ti se te esté
resistiendo este gato —comentó WookJin, su compañero de turno aquella tarde,
mientras JunHyung trataba sin éxito que el nuevo gato que había llevado su jefe
a la cafetería dejara de tener miedo de todo y se abriera un poco al nuevo y
extraño mundo en el que había acabado—. Si sigue de esta forma estoy seguro de
que el jefe se lo llevará al centro de acogida de donde lo sacó.
—Tiene miedo —le contestó—. Es todo nuevo para él y no se
siente a gusto con nada aquí —JunHyung estiró de nuevo su mano, enseñándole a
JunJi la chuche que tenía para que se acercara a él—. Necesitará un poco de
tiempo para acostumbrarse a todo.
—Tiempo… o que venga tu amigo el encantador de gatos —dijo
el chico.
JunHyung abrió los ojos como platos porque no sabía cómo
no se le había ocurrido pensar en aquello antes cuando la respuesta a todo
estaba más que clara. A él le encantaban los gatos y los gatos también lo
adoraban, pero siempre había necesitado un poco de tiempo para hacerse querer
por ellos; no obstante, SungHo no había necesitado más que hacer acto de
presencia para que todos los gatos del local lo adoraran. Tenía un don con los
gatos y estaba seguro de que podía ser de ayuda para que JunJi se sintiera
cómodo en aquel espacio, pero no se le había ocurrido pensar en ello hasta que
WookJin no lo había dicho.
—Voy a decírselo, a ver cuándo se puede pasar —comentó—,
aunque no sé si tendrá tiempo, estaba muy liado con sus trabajos y preparándose
para los exámenes porque ya mismo acaba el semestre.
—No pierdes nada por intentarlo —respondió WookJin.
JunHyung sacó su teléfono y le mandó
un mensaje corto a SungHo comentándole el problema y pidiéndole que el día que
tuviera un hueco libre se pasara por allí para ayudar y el chico le contestó
que se pasaría por la cafetería en cuanto pudiera. Aquella tarde, JunHyung
siguió tratando de llevarse bien con JunJi cada vez que tenía un rato libre sin
éxito y realmente no esperó que SungHo apareciera por el lugar un poco antes de
que cerraran y menos esperó que tardara solo unos minutos en conseguir que
JunJi se sintiera cómodo con él y se le acercara sin dudarlo.
—Realmente tienes un don con los gatos —le
dijo, impresionado, y en aquella ocasión, decidió ser valiente y darle un beso
corto en la mejilla.
4. Summer
SungHo era feliz. Nunca había
sentido que fuera especialmente infeliz, quizás en época de exámenes se sentía
frustrado, algunas veces se había sentido triste porque las cosas no salían
como él esperaba, pero una vez pensaba en otra forma de hacerlas o cambiaba de
meta, dejaba de estarlo, pero nunca había sido infeliz según la definición del
diccionario de aquella palabra. No obstante, aquel verano se sentía
completamente feliz, exultante. Por fin había terminado los exámenes, los había
aprobado todos, por lo que no se tenía que presentar a las recuperaciones más
adelante y había dejado atrás ese caótico semestre en la facultad y por fin
podía decir que había avanzado en su relación con JunHyung, a pesar de las
pocas veces en las que habían podido quedar porque SungHo había estado muy
ocupado estudiando, pero habían avanzado y eso era realmente el mayor motivo de
su alegría y felicidad. Desde que JunHyung lo había besado, las cosas no habían
hecho más que mejorar entre ellos, poco a poco habían dejado atrás la timidez,
la incomodidad entre ambos y habían comenzado a hablar más, a conocerse mejor,
a expresar sin miedo y sin reservas sus sentimientos por el otro.
SungHo estaba feliz porque JunHyung
era cariñoso con él. Lo abrazaba y buscaba su contacto y a veces incluso le
decía cosas bonitas a pesar de que las palabras no eran su fuerte. Él, por su
parte, había comenzado a dejar de esconderse y de esperar. Nunca habría pensado
que su enamoramiento podría llegar a algo y solo se había dedicado a ser un
observador y a tratar de hacer que JunHyung se sintiera cómodo con él, pero
comenzó a corresponder todos los gestos del chico y también empezó a poner en
palabras sus sentimientos. Cosas como “te he echado de menos” o “me gustas
mucho”, frases cortas que parecían sencillas, pero que en el fondo no lo eran. Le
gustaba estar junto a JunHyung, aunque apenas hubieran podido verse desde que
comenzó a estudiar seriamente para los exámenes, pero los momentos que habían
estado juntos y habían podido compartir, tanto en el cat café como
fuera, los atesoraba de forma especial y, ahora que por fin era libre, SungHo
tenía la intención de no separarse de JunHyung para seguir conociéndolo y
enamorándose cada día más de él… porque SungHo se estaba enamorando de él,
JunHyung no solo le gustaba, lo quería de verdad.
Aquel día habían quedado cerca del
río Han, para echar el día en sus orillas y la vista que presentaba la ciudad
en aquellos días de verano era tan distinta a como lo era en las demás
estaciones del año. Había mucha gente en aquella zona aprovechando las
actividades de agua que podían hacerse en el río y todo a su alrededor estaba
verde y fresco, debido a que había llovido la noche anterior. Estaba nublado y
había bastante humedad, además de hacer calor, así que, los pocos minutos que
estuvo esperando a JunHyung sintió que se derretía y se convertía poco a poco
en un charquito de agua, pero el chico llegó bastante rápido y SungHo, a pesar
del calor, lo primero que hizo fue abrir sus brazos para que JunHyung lo
abrazara al llegar, susurrándole que lo había echado muchísimo de menos y el
menor le respondió a la muestra de cariño dejando un beso corto en su mejilla.
~
—¿Estás saliendo entonces con el chico del cat
café? —le preguntó YongSoo. SungHo asintió—. Era muy guapo, así que, me
alegro por ti, hyung.
—No es… solo guapo… —no pudo evitar responderle—. Es… un
chico encantador…
SungHo suspiró. Era verdad que se
había quedado prendado de él a primera vista porque JunHyung era muy guapo y
había vuelto a la cafetería solo porque quería volver a verlo porque era
probablemente la persona más preciosa que había visto en su vida, pero después
de unos días se había empezado a dar cuenta de lo demás, de lo encantador que
era, de lo amable que era, de la persona tan increíble que era en general y,
ahora que había tenido la oportunidad de conocerlo mejor debido a sus citas,
sentía que el chico era muchísimo más para él de lo que había sido nunca nadie
y era la mejor persona que había conocido. JunHyung era muchísimo y todo a la
vez y SungHo no sabía ni cómo explicarlo… tampoco es que pudiera hacerlo,
porque TaeYeob intervino en ese momento en la conversación.
—A mí lo que me interesa saber es si os habéis
acostado ya y si es bueno en la cama —dijo—, porque los modositos luego son los
peores… me acuerdo de cuando me acosté con…
—No hace falta que nos des detalles, TaeYeob hyung
—lo cortó YongSoo—, aunque a mí también me interesa saber cómo lleváis eso —añadió,
mirando a SungHo con los ojos brillando de curiosidad y poniendo una expresión
adorable, aquella expresión que siempre usaba para salirse con la suya. SungHo
suspiró. Odiaba aquella expresión porque lo obligaba a hacer lo que quería.
—No… no nos hemos acostado todavía —contó—. No sé por qué
os interesa tanto mi vida sexual.
—¡Vaya par de mojigatos! —espetó TaeYeob y SungHo
simplemente puso los ojos en blanco.
~
La lluvia los había cogido por
sorpresa en mitad de la calle y JunHyung lo había acabado llevando hasta su
piso, aquel que compartía con uno de sus amigos, porque estaban mucho más cerca
del lugar y no había querido que él pasara más tiempo con la ropa empapada.
SungHo se lo había agradecido muchísimo porque era bastante propenso a coger
resfriados si se enfriaba y simplemente lo había seguido hasta allí sin
cuestionarse nada más, pero una vez se encontró en el baño del piso, desnudo,
mirando la ropa que JunHyung le había dejado para cambiarse, la vergüenza lo
recorrió de arriba abajo y sintió como se ponía completamente colorado porque
no pudo evitar pensar en lo que TaeYeob le llevaba diciendo desde que lo que
había entre ellos había empezado a ir viento en popa —e incluso antes—.
Y SungHo no era ningún mojigato, de hecho, en alguna ocasión se había
masturbado pensando en JunHyung, imaginando que eran sus manos las que lo
tocaban, pero nunca había sacado el tema con el chico porque ambos eran un poco
tímidos y no sabía cómo sacarlo. No obstante, estando allí, en su piso, después
de haberse duchado y con ropa que olía a él, SungHo sintió que quizás era el
momento para abrir aquel melón en concreto.
SungHo se vistió rápidamente y
después salió del baño, apareciendo ante JunHyung para decirle que ya había
acabado y podía ducharse también. El menor lo observó de arriba abajo y SungHo
sintió cómo la timidez que había sentido hacía unos momentos volvía a
apoderarse de él, mandando a lo más hondo de su mente aquel pensamiento de que
quizás podían hacer algo aquel día. Aquella mirada lo quemó como el fuego y lo
dejó sin respiración durante todo el rato que los ojos de JunHyung estuvieron
fijos en su cuerpo, solo pudo volver a respirar cuando el chico finalmente pasó
por su lado, dirigiéndose al baño. SungHo se dejó caer como un peso muerto
sobre la cama de JunHyung, suspirando profundamente y sintiéndose más caliente
de lo que había estado nunca antes… y JunHyung solo lo había mirado… le
esperaban unos tiempos muy malos cuando comenzaran a tocarse el uno al otro,
compartiendo besos y caricias durante horas.
Trató de relajarse y de pensar en
otras cosas para no seguir poniéndose caliente, solo, en aquella habitación,
mientras esperaba a que el chico saliese de la ducha… aunque pensar en JunHyung
duchándose no lo ayudaba mucho tampoco. SungHo inspiró hondo y trató de
calmarse y relajarse varias veces; no obstante, en el momento en el que el
menor apareció ante él, todo lo que había conseguido se había acabado yendo al
garete porque la visión que había ante él era demasiado perfecta y erótica.
SungHo no pudo evitar lamerse los labios al verlo y después simplemente se
levantó de la cama y caminó hacia JunHyung, atrapando sus labios con los suyos
en un beso húmedo, con mucha lengua, que los dejó a ambos sin respiración.
—Vaya… —murmuró JunHyung en cuanto se separaron—.
No me lo esperaba… pero me gusta… —el chico le dio un beso corto y después
susurró de forma sensual, provocando que SungHo perdiera la poca vergüenza que
le quedaba—: quiero más…
~
JunHyung no se había esperado que
llevar a SungHo a casa para que se pusiera ropa seca porque ambos se habían
empapado bajo la lluvia fuera a acabar con ellos enredados bajo las sábanas,
pero allí estaban. SungHo recorriendo su cuerpo con sus delicados dedos,
provocando que cada fibra de su ser se sintiera demasiado caliente, su piel
ardiendo allí donde era tocada. No había podido dejar de pensar en el mayor
vestido con su ropa mientras se duchaba y, cuando éste lo había besado nada más
salir de la ducha, no había podido evitarlo. No se había dado cuenta hasta ese
momento de lo mucho que había necesitado aquel tipo de contacto con SungHo y
estaba disfrutándolo demasiado, porque era delicado, era suave, era todo lo que
necesitaba. No podía dejar de suspirar una y otra vez mientras el mayor lo
tocaba, sus suspiros creciendo en intensidad a medida que sus dedos se
acercaban a su miembro. JunHyung también lo tocó y lo besó, sus manos
recorriendo la suave y blanca piel del mayor, sus labios besando aquí y allá,
sin detenerse en un solo lugar, sin dejar ni un solo lugar de su piel libre de
su toque y sus labios.
Lo adoraba. Lo adoraba demasiado. Adraba
a SungHo cuando éste le sonreía, encantador, adorable. Lo adoraba cuando hacía
un puchero con sus labios concentrado en alguna tarea. Lo adoraba cuando jugaba
con los gatos. Lo adoraba cuando lo había visto vestido con su ropa, que le
quedaba un poco grande. Lo adoraba en todos sus momentos y, en aquel momento,
lo adoraba mientas estaba desnudo en su cama, respirando de forma entrecortada,
sudando y con sus gruesos labios hinchados y completamente rojos por sus besos.
Nunca se había sentido de aquella forma con nadie y no creía que se fuera a
sentir igual con nadie más que no fuera él, así que, mientras lo besaba,
mientras se tocaban mutuamente, no pudo evitar decírselo, decirle cómo se
sentía, decirle lo mucho que le gustaba, lo mucho que lo quería y sentir la
sonrisa de SungHo contra sus labios.
Cuando ambos llegaron al orgasmo,
JunHyung se sintió en el quinto cielo, con su mente completamente en blanco,
respirando entrecortado y su cuerpo totalmente débil, demasiado sensible, su
corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho. Podría hacerse adicto a
aquella sensación, podría no querer dejar salir de la cama a SungHo nunca
jamás.
~
JiSung no dejaba de mirarlo y
sonreír como si supiera algo. Aquella sonrisa le daba mala espina a JunHyung,
pero no se atrevía a preguntarle el por qué de aquello, más que nada porque
sabía perfectamente que si lo hacía, su amigo no iba a parar de molestarlo por
lo que fuera aquello. No obstante, tampoco podía ignorar aquellas miradas ni
aquellas sonrisas durante mucho más tiempo porque estaba totalmente seguro de
que cuanto más lo alargara, peor sería. Por ese motivo, JunHyung finalmente
dejó los palillos sobre la mesa, suspirando y le preguntó al mayor qué quería.
—¿Yo? Yo no quiero nada —contestó JiSung, su
sonrisa haciéndose mucho más amplia—. Pero… ¿no tienes nada que contarme? —JunHyung
negó con la cabeza, algo confuso. No sabía qué era lo que JiSung pretendía con
aquello—. Venga ya, te escuché gemir hace dos noches —le contestó el mayor—.
Bueno, te escuché yo y probablemente todo el bloque. Bueno… a ti y a tu
acompañante, que me imagino que sería SungHo, tu chico de los gatos —y añadió—:
tiene muy buena voz, por cierto, ojalá alguien gimiera mi nombre con esa voz.
JunHyung no pudo hacer otra cosa más que parpadear
rápidamente, una y otra vez, sintiendo cómo sus mejillas y sus orejas se
volvían de color rojo brillante. No había pensado que JiSung los hubiera podido
escuchar, no había pensado siquiera en aquella posibilidad. El mayor estaba
fuera, en el trabajo, cuando llegaron a casa aquella tarde y después no habían
salido hasta la mañana siguiente de la habitación. No había visto a JiSung y ni
se le había ocurrido que hubiera llegado a casa mientras estaba junto a SungHo.
Quiso abrir un agujero en el suelo y meterse en él para no salir por la
vergüenza de que JiSung los hubiera escuchado. El mayor no era ni mucho menos
puritano, eso no le preocupaba, pero a JunHyung no le gustaba que hubiera
escuchado aquel momento tan íntimo entre SungHo y él simplemente porque no
había sido capaz de pensar con claridad desde el momento en el que SungHo le
puso las manos encima y no había pensado en la posibilidad de que JiSung
llegara a casa. También quiso pegarse por tonto, además de la vergüenza que
tenía encima, pero finalmente acabó recomponiéndose lo suficiente para poder
contestarle a JiSung.
—La próxima vez me aseguraré que de verdad no
estés en casa ni vayas a llegar antes de traerlo —dijo.
—¿Pero va a haber próxima vez? —le cuestionó JiSung,
sumamente interesado y JunHyung no pudo hacer otra cosa más que poner los ojos
en blanco—. Quiero que me cuentes todos los detalles de la noche, los detalles
turbios, porque me imagino que gustarte te gustó —dijo su amigo, moviendo sus
cejas de forma sugerente.
—No te voy a contar nada, hyung —replicó.
JiSung siguió insistiendo durante toda la comida y
JunHyung agradeció infinitamente que esa tarde tenía turno en el cat café
para poder ponerlo como excusa y así escapar de su interrogatorio.
~
—¿Tú también tienes amigos chismosos? —no pudo
evitar preguntarle a SungHo en uno de sus breves descansos en el trabajo, su
cabeza sobre el hombro del mayor, sus manos entrelazadas bajo la mesa—. ¿O solo
tengo yo amigos entrometidos? —SungHo rio y, por la forma de su risa, supo qué
era lo que le iba a contestar.
—Yo también tengo amigos muy entrometidos —le dijo—. No
se si te acordarás del chico que te preguntó si pensabas que era guapo, pero
ese es el más entrometido de todos ellos.
JunHyung sonrió. Se acordaba de aquello, aunque no
recordaba mucho del muchacho, prácticamente no se había fijado en él porque
solo tenía ojos para SungHo, pero recordaba aquella conversación que había
sucedido tantos meses atrás porque después de ella, el mayor no había ido a la
cafetería en un tiempo y había pensado demasiado sobre si había hecho mal al
decirle que le parecía mono. A JunHyung le parecía increíble que en el invierno
de aquel año hubiera estado asustado sobre cómo se sentía con respecto a SungHo
y sobre la reacción de éste a unas palabras que no había podido detener,
demasiado sinceras porque solo habían pasado unos pocos meses, pero todo había
cambiado demasiado entre ambos. Miradas robadas y sonrisas encantadoras eran lo
único que JunHyung casi había esperado obtener al final, pero se alegraba de
todos los pasos que habían dado ambos a lo largo de los meses, del paso de las
estaciones, hasta llegar hasta donde habían llegado.
—Si tu amigo entrometido y el mío se conocieran…
¿explotaría el mundo? —cuestiono SungHo, haciéndolo reír—. Creo que sería la
peor idea del universo que se encontraran alguna vez.
—Creo que coincido en eso —murmuró él.
En ese momento, la alarma que se había puesto en su móvil
para avisarlo de que se acababa su descanso vibró dentro de su bolsillo y
JunHyung la apagó, levantándose del sofá y alejándose del contacto de SungHo
con resignación porque le gustaría poder estar junto a él cada segundo del día…
pero tenía que trabajar. Le dedicó una sonrisa a su chico y éste la respondió
de forma encantadora, provocando que JunHyung quisiera inclinarse sobre él para
besarla. No lo hizo porque estaba en el trabajo, pero cuando salieran de allí
aquella noche, lo besaría todo lo que quisiera y aquel sentimiento feliz y de
anticipación hicieron que la tarde de trabajo se le hiciera mucho más amena,
junto con la visión de SungHo sonriendo mientras jugaba y acariciaba a todos
los gatos del cat café que se acercaban a él y que lo adoraban casi
tanto como JunHyung lo adoraba. Casi se sentía como si fuera uno de aquellos
gatos, totalmente hipnotizado por la forma de ser de SungHo y por lo precioso
que era. Y JunHyung deseó poder pasar muchísimas más estaciones junto a SungHo
para poder seguir descubriendo más facetas suyas y seguir sintiéndose feliz
estando junto a él.
Notas finales:
—Sí. Los gatos tienen
todos los nombres artísticos de los miembros de OOO porque no tenía ganas de
pensar en nombres para gatos, perdón por ser tan básica.
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