Título: God Damn (I like it)
Autora: Riz Aino
Pareja: JooKyun (Joohoney x
I.M) (MONSTA X)
Calificación: NC–17
Géneros: AU, romance, smut, pwp
Número de palabras: 2.252 palabras
Resumen: ChangKyun experimenta
por primera vez el sexo con otro tío… y le gusta…
Advertencias: relaciones sexuales
explícitas y palabrotas.
Notas: historia inspirada en la letra de la
canción “God Damn” de I.M porque no me pude resistir, pero tampoco la sigue al
completo.
Comentario de autora: estuve escribiendo
esto durante mis meses de bloqueos y al final lo tuve que dejar durante un
tiempo para acabar terminándolo un día del tirón. Espero que os guste.
—Joder… me gusta…
Es lo que murmuró ChangKyun, entre suspiros,
con el brazo derecho cubriéndose los ojos, la mano izquierda agarrando las
sábanas con fuerza, los talones hundidos en el colchón y las piernas abiertas.
Cuando JooHeon le hizo aquella propuesta nunca pensó que esas palabras salieran
de sus labios, pero entre gemidos y suspiros, acabó diciéndolas y era porque se
estaba sintiendo increíblemente bien con los labios y la lengua del otro
envolviendo su miembro erecto con maestría, con lentitud, haciéndolo sufrir y a
la vez estremecerse por el placer. Le gustaba. Joder que sí le gustaba. No se
había sentido de aquella forma nunca antes por una mamada, pero JooHeon lo estaba
llevando del cielo al infierno con cada succión, con cada roce de su lengua,
con cada beso, con cada toque de las yemas de sus dedos.
—Te dije que te gustaría —susurró la
voz de JooHeon desde el hueco entre sus piernas.
Se lo dijo.
Sí.
Se lo avisó cuando todavía estaban en el pub donde se habían conocido
esa misma noche, no mucho antes. JooHeon se acercó a él, le dijo si alguna vez
había sentido lo que era el sexo con otro hombre y ChangKyun había respondido
que no. JooHeon le prometió entonces que le haría saber lo que era el placer
verdadero y, con la mente algo nublada por el alcohol, embriagado por la música
y sintiendo su cuerpo vibrar por la voz del otro contra su oído, se dejó llevar
por aquella promesa. Apenas tardaron en dejar el pub y buscar por los
alrededores un hotel barato donde pasar un buen rato. Y ChangKyun no se arrepentía
de nada, de hecho, lo único que quería era que los labios de JooHeon estuvieran
por todas partes en su cuerpo para seguir sintiéndose increíblemente bien.
—Ahhh… —gimió sin poder contenerse
tampoco.
Su gemido resonó, alto y grave, en la
cochambrosa habitación de aquel hotel del amor que les había costado un mandado
porque ninguno de los dos había estado muy dispuesto a pagar mucho por pasar
aquella noche juntos. Había gemido porque JooHeon había empezado de nuevo a
torturar con aquella lengua que sabía moverse tan bien la punta de su miembro y
sentía que estaba a punto de estallar, con el fuego del orgasmo acumulándose en
su bajo vientre, a un solo instante de correrse y alcanzar el éxtasis. Sus
talones hundiéndose en el colchón aún más, sus caderas levantándose y ambas
manos aferrándose con fuerza a las sábanas. No obstante, antes de que el
orgasmo terminara de alcanzarle y enseñarle las estrellas detrás de sus
parpados cerrados, JooHeon se alejó repentinamente de su cuerpo.
—No… —murmuró ChangKyun.
—Eres un poco impaciente, ¿verdad? —comentó
JooHeon, su voz teñida de deseo y picaresca a la vez—. Todo llegará a su debido
tiempo.
ChangKyun bufó y se incorporó un
poco sobre el colchón, apoyándose en sus codos para estabilizarse, para dedicarle
una mirada hastiada a JooHeon. No hacía más que un rato que se habían conocido,
cuando MinHyuk, su amigo en común, los había presentado en aquel pub. JooHeon
le había llamado la atención de alguna forma, a pesar de que nunca antes se
había sentido atraído por otro hombre… pero en aquellos momentos, cuando lo
acababa de dejar al borde de uno de los orgasmos más intensos de su vida, a
ChangKyun le parecía el tío menos atractivo del mundo y el único sentimiento
que le provocaba era el de el odio más absoluto que había sentido nunca jamás.
—Me miras como si quisieras matarme —comentó
JooHeon con una sonrisa—, pero voy a hacer que te sientas fenomenal en unos
momentos.
ChangKyun alzó una ceja, incrédulo,
pero no dijo nada, a pesar de que se moría de ganas de insultarlo por haberlo
dejado al borde del orgasmo.
—Te juro que voy a hacer que te
sientas como nunca nadie te ha hecho sentir —repitió JooHeon, gateando un poco
sobre el colchón para colocarse a la altura de su rostro y dejar un beso corto
contra sus labios—. Dentro de nada vas a pedirme más y más y no vas a querer
que deje de hacerlo contigo nunca.
—Un poco creído, ¿no? —murmuró
ChangKyun, siguiendo el movimiento del otro para besar sus labios otra vez.
—Mmm… soy bueno con la lengua —respondió
el otro, lamiéndole los labios—. Pero con mis dedos y mi polla hago maravillas.
ChangKyun no pudo evitar que la risa
se le escapara después de escuchar aquello, pero ésta no tardó en ser opacada y
ahogada por los labios de JooHeon contra los suyos, por su lengua metiéndosele
dentro de la boca inmediatamente, jugando con la suya, hundiéndosele profundo
en aquella cavidad, provocando que ChangKyun fuera capaz de notar el sabor de
su propio presemen en el beso. Respondió al beso y buscó enredar su lengua con
la de JooHeon, profundizando más, inclinando levemente su cabeza para poder
acceder mucho mejor y que sus narices no les estorbaran, moviendo sus labios prácticamente
al compás, compartiendo sus salivas. Cuando se separaron, lo hicieron jadeando
y ChangKyun no pudo evitar fijar sus ojos en los de JooHeon, dándose cuenta de
que éstos estaban completamente velados por el deseo y percatándose de que
podía verse reflejado en ellos, totalmente perdido en el deseo por sentir más y
más placer.
JooHeon le había prometido que se
iba a sentir como nunca antes lo había hecho y, por el momento, lo había estado
cumpliendo porque la forma en la que casi lo había llevado al orgasmo con su
lengua se lo había demostrado y él solo quería más.
—Hazme lo que quieras —acabó
diciendo—. Puedes arruinarme todo lo que quieras… me da igual…
Una sonrisa divertida apareció en
los labios de JooHeon, una sonrisa que le prometía que iba a volver a sentirse
al borde de las puertas del infierno que condenaba el mayor de los placeres.
Y a ChangKyun aquella sonrisa lo
hizo tener un escalofrío, un escalofrío demasiado placentero que hizo que la
piel se le erizara.
JooHeon se levantó de la cama y
comenzó a buscar sus pantalones por la habitación, ChangKyun lo observó durante
unos momentos, desnudo, con su miembro erecto, pulsando, de la misma forma que
pulsaba el suyo, a pesar de que ni siquiera lo había tocado, solo por los roces
que habían tenido antes, cuando todavía tenían la ropa puesta. En aquel momento
la sensación había sido sobrecogedora porque nunca antes había sentido un
miembro erecto contra el suyo, pero ahora lo único que quería era probar a
tocarlo y a hacerlo sentir bien de la misma forma que él se sentía bien cuando
se masturbaba. JooHeon, no obstante, parecía tener otros planes.
—Túmbate y ábreme las piernas otra
vez —le pidió cuando volvió a la cama, su voz cargada con la promesa de buen
sexo.
Y ChangKyun nunca había sentido lo
que era el lubricante, ni un dedo metiéndose por su culo, pero en aquel momento
lo experimentó y la sensación fue extraña, demasiado extraña. Su cuerpo se
tensó ante la intrusión a pesar de que JooHeon le pidió que relajara todos sus
músculos y se quedó sin respiración durante unos segundos, hundiendo los
talones de nuevo en el colchón, cerrando y apretando fuertemente su mandíbula.
Había sido demasiado y, su cuerpo, que nunca había sentido nada como aquello,
se tensó de forma irremediable alrededor del dedo de JooHeon.
—Tranquilo —le dijo éste—. Es
complicado la primera vez, pero relájate y comenzarás a sentir placer.
ChangKyun se mordió el labio
inferior y poco a poco comenzó a respirar hondo, profundamente, una y otra vez,
lentamente, tratando de relajar su cuerpo. Para ayudarlo con la relajación,
JooHeon llevó su otra mano hasta su miembro, sus testículos, probablemente para
centrar su atención en el placer y no en el dolor y la incomodidad. ChangKyun
trató de no pensar en nada más que en eso, en cómo se sentía la mano de JooHeon
tocando su miembro, en el placer que aquello le daba y, poco a poco, su cuerpo
se fue relajando hasta que el otro empezó de nuevo a mover su dedo dentro de
él. Su cuerpo se tensó con cada leve movimiento, pero cada vez de forma menos
acusada hasta que finalmente dejó de sentir que la intrusión fuera incómoda,
empezando a sentirse casi bien por ella, dejando escapar un pequeño gemido a
pesar de que seguía nervioso y un poco tenso.
JooHeon acabó metiendo otro dedo y
su cuerpo volvió a tensarse de nuevo, pero aquella vez lo pudo controlar y
relajarse rápidamente para que éste pudiera seguir moviendo sus dedos en su
interior, creando espacio para su miembro. Para ChangKyun era extraña aquella
sensación de tener los dedos del otro dentro de su recto, pero se encontró
disfrutando de ello antes de lo que se había imaginado, sintiendo escalofríos
de placer recorriendo todo su cuerpo de arriba abajo cuando menos se lo
esperaba, gimiendo sin poder contenerse, sintiéndose demasiado bien, casi a
punto de estallar de nuevo.
—Creo que ya estás listo —murmuró
JooHeon, sacando sus dedos de su interior finalmente, provocando que ChangKyun
sintiera un vacío que nunca antes había sentido—. Si te duele… dímelo y paro.
ChangKyun asintió. JooHeon le había
prometido que lo haría sentir bien, pero si le dolía, obviamente no era la
promesa que había recibido, así que, se lo diría inmediatamente para que
parase, para que se lo tomase con más calma. Porque el alcohol que había hecho
que aceptara aquella proposición seguía en su organismo, pero su mente estaba
cada vez más despejada; no obstante, la curiosidad y el placer que había
sentido antes, mientras JooHeon lo besaba por todo el cuerpo, desnudándolo poco
a poco, y mientras lamía su miembro, introduciéndoselo en su boca, hacían que
siguiera queriendo más y más, hasta alcanzar aquel placer que éste le había
prometido. Nunca se había acostado con un tío y ni siquiera se lo había
planteado hasta aquella misma noche, pero hasta aquel momento, todo había sido
placentero. Joder, le estaba gustando el sexo con otro tío porque JooHeon lo
estaba haciendo sentir de forma increíble.
Perdido en sus pensamientos, no se
dio cuenta de que el otro terminaba de prepararse para penetrarlo hasta que no
sintió la punta de su miembro presionando contra su ano, JooHeon inclinándose
sobre él, subiéndole las piernas sobre sus hombros. ChangKyun se quedó sin
respiración mientras el miembro del otro se internaba lentamente en su cuerpo,
notando cómo se abría paso en su interior de una forma molesta, casi dolorosa,
pero sin serlo del todo porque también estaba sintiendo una débil nota de
placer en aquella penetración, en la forma en la que el miembro de JooHeon lo
llenaba por completo, rozando contra sus paredes que lo apretaban fuertemente.
Los
dedos de sus pies se le curvaron cuando JooHeon finalmente terminó de
internarse en él y sus ojos se abrieron al máximo, sintiéndose lleno por
completo, no pudiendo evitar que un gemido alto y grave escapara de sus labios.
ChangKyun
nunca había creído que tener una polla metida dentro de su culo fuera una
sensación tan placentera.
—¿Bien? —le preguntó JooHeon. No tuvo forma de encontrar de nuevo su
voz, demasiado perdido en el placer, así que, simplemente movió su cabeza de
forma afirmativa—. Voy a seguir entonces.
Y
JooHeon comenzó a moverse. Dentro y fuera de su cuerpo. Provocando que
ChangKyun no pudiera dejar de gemir y gemir. Una de sus manos sobre su rostro,
tapando sus ojos, mientras el placer lo invadía una y otra vez, cada vez que el
otro tocaba algún punto en su interior que lo hacía sentirse increíblemente
bien, la otra agarrando las sábanas en su puño con firmeza, casi clavándose las
uñas a través de la tela. Su miembro rozándose contra los estómagos de ambos,
haciendo que sintiera que estaba al borde del orgasmo con cada embestida. Los
labios de JooHeon encontraron los suyos durante unos momentos y se besaron, se
besaron de una forma casi desenfrenada, descoordinados, jadeando y gimiendo
contra la boca del otro, sus lenguas buscándose la una a la otra de la misma
forma que buscaban el aire que comenzaba a faltarles.
Cuando
ChangKyun finalmente alcanzó el orgasmo, todo su cuerpo se tensó unos segundos
antes de comenzar a temblar, soltando todo su semen entre sus estómagos,
sintiendo cómo la mentes se le quedaba en blanco, hasta que su cuerpo se relajó
por completo, todavía en brazos de JooHeon, que seguía penetrándolo una y otra
vez, acrecentando su orgasmo con sus embestidas, hasta que su cuerpo se quedó
completamente quieto durante unos momentos, lanzando un gemido grave al aire
mientras también llegaba al orgasmo.
Mientras
su cabeza todavía no podía pensar con claridad, ChangKyun no pudo evitar
sentirse agradecido por haberse dejado llevar aquella noche para hacer aquello
porque… joder… le había gustado demasiado.
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