Título: Boyfriend material
Autora:
Riz Aino
Parejas:
2Sung (Love + Rie) (OnlyOneOf)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, romance, fluff
Número de palabras:
1.211 palabras
Resumen:
su compañero de piso SungHo podría ser el novio perfecto para JiSung… si tan
solo este dejara que lo fuera…
Notas: quería
dejaros alguna compilación de Love panickeando por los OOO o de Rie siendo
totalmente boyfriend material, pero al final no me puse a buscar ninguna, no sé
siquiera si habrá.
Comentario de autora: todo
el mundo sabe que Rie es literalmente el novio perfecto y también que Love
panickea con cualquier muestra de afecto y/o roce de cualquiera de los OOO.
Espero que os guste.
Boyfriend
material
JiSung no podía evitar pensar en que
su compañero de piso sería su novio perfecto… el problema era que JiSung
todavía no había acabado de salir del armario. Nadie sabía que era gay aparte
de su círculo más cercano de amigos y ninguno de ellos había tenido tiempo de
mencionarlo delante del chico, algo que JiSung agradecía infinitamente porque
no estaba preparado para que el otro lo supiera todavía. SungHo había llegado a
su vida casi como un ángel caído del cielo. Sus padres le habían cortado el
grifo del dinero y él nunca había trabajado en su vida y tampoco iba a comenzar
ahora, así que, había seguido el consejo de KyuBin y había puesto en alquiler
la habitación que le sobraba del piso. El chico no había tardado más que unos
días en comunicarse con él porque le interesaba la habitación y se había mudado
en menos de una semana, salvando a JiSung de tener que trabajar para ganar
dinero. Nunca había compartido vivienda más que con su familia, así que, estaba
un poco nervioso por cómo podía salir la experiencia, pero al chico solo le
hizo falta presentarse con una sonrisa de oreja a oreja para que a JiSung se le
fueran todas las dudas y, realmente, SungHo no era el mejor compañero, sino que
también tenía madera como su novio perfecto.
JiSung no había podido evitar darse
cuenta de que sus personalidades se complementaban, que las carencias de uno
eran las virtudes del otro y que, además, tenían un montón de cosas en común.
Tenían gustos similares en casi todo, pero más en la comida que otra cosa… y
JiSung no tenía mucha idea de cocinar, era más de disfrutar de la comida, pero
SungHo era un maestro en la cocina y cualquier cosa que se pusiera a hacer,
aunque fuera por primera vez, le salía de lujo. Por eso, y por quizás
demasiadas cosas más, JiSung adoraba a su compañero de piso y sentía que, si
salieran juntos, podía ser su novio perfecto… cada día estaba más convencido de
ello…
—JiSung —lo llamó SungHo, haciendo que saliera
de sus pensamientos.
—Hmmm… ¿qué pasa? —le preguntó.
SungHo titubeó y JiSung se extrañó porque, aunque el
menor era un poco tímido, cuando tenía algo que decir, lo decía directamente,
sin dar rodeos. Estaban en la cocina aquel día, juntos, haciendo unas galletas
de chocolate que a JiSung se le habían antojado días atrás. SungHo había
aparecido hacía un rato con todos los ingredientes y lo había puesto a ayudarlo
con la masa, porque “había que machacarla mucho y él tenía buenos brazos”,
habían sido sus palabras exactas y JiSung se había abstraído de la realidad
mientras movía la masa una y otra vez encima de la encimera llena de harina
para que no se le pegara a la superficie. No sabía qué era lo que le podía
querer decir, pero su mirada viajaba entre la cara de JiSung y sus manos, como
si se estuviera deteniendo a sí mismo de hacer algo que quisiera hacer.
—¿Qué sucede? —volvió a preguntar y aquella
vez, la mirada en los ojos de SungHo pareció un poco más decidida.
—Tienes… mmmm… en la cara… —SungHo alzó su mano izquierda
y la llevó hasta su mejilla derecha, tocando su piel durante un segundo—. Harina
—dijo, señalándole su dedo blanco—. Sigues teniendo… un momento…
JiSung se quedó completamente
paralizado, sin saber cómo respirar, notando cómo dentro de su pecho, su
corazón no paraba de latir rápido, muy rápido, demasiado rápido. Vio la mano
izquierda del menor otra vez acercarse a su rostro a cámara lenta, de la misma
forma que se acercó su rostro, sus cejas frunciéndose en señal de
concentración, sus labios gruesos formando un leve puchero al ver que se le
había quedado todavía harina en la mejilla, mientras trataba de limpiar los
restos de la sustancia blanca. JiSung no pudo siquiera parpadear, viendo
aquella escena, sintiendo cómo prácticamente algo estallaba dentro de él, su
cabeza diciéndole una y otra vez que salvara la escasa distancia que separaba
sus rostros y le diera un beso a SungHo.
—Ya está —le dijo el chico y, al mirarlo,
probablemente se debió dar cuenta del estado catatónico en el que JiSung se
encontraba, por lo que retrocedió y bajó su mano—. Lo siento, creo que debía de
haber dejado que te lo quitaras tú… espero que no estés enfadado por esto… no
era mi intención… solo…
SungHo estaba excusándose
apresuradamente, pero su cerebro en lo único en lo que podía pensar era en que,
si en aquellos momentos no callaba al chico besándolo, se iba a arrepentir toda
la vida de no haberlo hecho. Así rápidamente, antes de que su cerebro le
mandara una señal contradictoria sobre que no debería hacerlo, JiSung se acercó
de nuevo al cuerpo de SungHo, pegándose por completo a él, llevando su mano derecha
hasta su rostro para dejarla contra su mandíbula recta, acunándola. Sus ojos se
encontraron solo un segundo, un segundo en el que los ojos del chico lo
observaron brillando, como expectantes, y luego JiSung inclinó su cabeza para
poder tomar aquellos labios gruesos que llevaba quizás demasiado tiempo
queriendo besar. No fue largo, tampoco fue intenso, pero SungHo correspondió el
beso y eso hizo que JiSung sintiera un poquito de esperanza cuando se
separaron.
—No sabía… que eras gay… —murmuró entonces
SungHo, mirándolo fijamente a los ojos.
—No lo sabe mucha gente —respondió JiSung, sincero. El
menor asintió—. Solo mis amigos más cercanos… y ahora tú.
SungHo volvió a asentir y JiSung
notó cómo el nerviosismo se apoderaba de todo su cuerpo. ¿Qué era lo que
estaría pensando el chico de él? Porque seguro que su cabeza iba a la misma
velocidad que la suya. Muy rápido, demasiado rápido. Pensamientos yendo y
viniendo de un lado para otro en décimas de segundo. Sin embargo, JiSung no se
tuvo que preocupar mucho rato porque unos momentos después, SungHo llevaba sus
manos hasta el cuello de su sudadera negra y tiraba de él hacia abajo para
hacer que sus labios volvieran a encontrarse en un beso un poco más salvaje,
largo y húmedo que el anterior. Sus labios se amoldaban el uno al otro,
pareciendo encajar a la perfección, como si estuvieran hechos para estar
besando al otro por el resto de la eternidad y JiSung se arrepintió quizás un
poquito de no haberse acercado de aquella forma a SungHo hasta ese momento…
porque podría llevar semanas disfrutando de la compañía del novio perfecto y de
los besos de sus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario