Título: pOlice
Autora:
Riz Aino
Parejas:
KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, drama, humor
Número de palabras:
1.221 palabras
Resumen:
su desarrollado instinto como policía, en ocasiones le juega malas pasadas a
KyuBin.
Advertencias:
mención a estado de ebriedad e intento de “secuestro”.
Notas: mientras
escribía esto estuve escuchando en bucle Gemini de AB6IX, no sé por qué, pero
me la puse y esto fue lo que salió.
Comentario de autora: creo
que tengo una obsesión malsana con KB como policía y este fic ha sido
totalmente self indulgent. Espero que os guste.
pOlice
KyuBin caminaba por la calle
lentamente, sintiendo cómo el frío de la noche comenzaba a despejarle un poco
la cabeza. Aquella noche había bebido quizás demasiado, pero se había
encontrado con sus amigos después de algo de tiempo y había acabado bebiendo
más de lo planeado. Al menos no tenía nada que hacer al día siguiente porque
era su día libre en el trabajo y podía dormir y descansar y, sobre todo, tratar
de lidiar con el dolor de cabeza con el que se despertaría. No obstante, aunque
aquella noche no estaba de servicio y aunque estaba más borracho que sobrio,
KyuBin no pudo evitar actuar como el policía que era cuando ante él se presentó
una situación que requería de su atención, un grupo de jóvenes tratando de
meter a la fuerza en un coche a un chico, delgado, de facciones finas y
delicadas, mientras éste se revolvía y gritaba que lo dejaran. Inmediatamente,
KyuBin se despejó por completo ante la llamada del deber y corrió hacia el
coche, apartando a uno de los jóvenes con poca delicadeza e interponiéndose
entre los demás y el muchacho.
—¿Qué creéis que estáis haciendo? —les dijo,
mirándolos fijamente, su voz denotando autoridad—. ¿Lo estabais intentando
secuestrar? —cuestionó.
Nadie le contestó, pero los jóvenes
se miraron los unos a los otros unos momentos y después un coro de risas
estalló entre ellos, dejando a KyuBin sumamente confuso porque además de estar
cometiendo un delito, se estaban riendo de ello.
—¿Quién coño eres tú, flipado? —le cuestionó
uno de ellos.
—Exacto, si estás borracho vete a dormir la mona —le
espetó otro.
—Shin KyuBin, policía —respondió, buscando su
placa, que siempre llevaba encima, y mostrándosela a aquellos idiotas—. Y si no
me dais una explicación coherente, os pasaréis la noche en comisaría por
intento de secuestro.
Otro coro de risas estalló entre los jóvenes y KyuBin estuvo
tentado a sacar su teléfono móvil de su bolsillo para llamar y pedir refuerzos
a la unidad que se encontrara de guardia en su comisaría esa noche para que
fueran a por aquella panda de patanes; sin embargo, antes de que pudiera hacer
nada unos brazos delgados y largos lo rodearon por la cintura, a la vez que
unos labios rozaron contra su nuca al hablar y se quedó completamente
paralizado.
—Sálveme de estos malhechores, señor agente
guapetón —le susurró el joven entre quien se había interpuesto, provocando que
un escalofrío recorriese toda su columna vertebral de arriba abajo—. Son gente
mala que solo quiere hacerme daño.
La forma de hablar del chico era
sensual, candente, lenta, arrastrando las palabras con su lengua. Parecía estar
borracho, por el olor a alcohol que notó cuando éste habló, lo cual hacía la
situación todavía un poco peor, ya que aquel grupo se estaba aprovechando de
alguien que no podía pensar con claridad y tenía sus movimientos bastante
restringidos. Les dedicó entonces una mirada seria y dura a los jóvenes y se
dispuso a sacar su teléfono para pedir los dichosos refuerzos.
—¿Qué estás diciendo, TaeYeob? —cuestionó uno
de los chicos—. Si solo estamos intentando llevarte a casa para que dejes de
beber.
—Mire, agente, en serio, no le haga caso —dijo
otro de ellos, acercándosele—. Somos sus amigos, hemos salido esta noche a
beber para animarlo porque acaba de romper con su novio y ha bebido más de la
cuenta, así que lo tratábamos de meter en el coche para llevarlo a casa.
—Es que no paraba de decir que fuéramos a por
una última ronda, pero no se puede ni mantener en pie sin ayuda —añadió otro.
—¿Es eso cierto? —preguntó. Y mientras los
chicos asentían, aquel que seguía todavía abrazado a su cintura, negaba con su
cabeza, rozando su rostro contra su espalda, provocándole otro escalofrío—. Él
dice que no —añadió.
Un revuelo de voces se armó en ese
momento, todos intentando explicar a la vez qué era lo que había pasado y
KyuBin solo acabó entendiendo alguna que otra palabra suelta. No prestó tampoco
demasiada atención a todo aquello porque el muchacho que lo abrazaba, se separó
un poco de él, todavía con sus manos sujetando su cintura, indicándole que se
diera la vuelta hacia él. KyuBin lo hizo inmediatamente, por si el joven quería
decirle alguna cosa más sobre todo aquello antes de que llamara a los
refuerzos, y se quedó con la boca abierta al ver de cerca aquel rostro
angelical que parecía haber sido esculpido por alguno de los maestros del renacimiento.
Se quedó completamente sin aire, sin saber qué hacer, simplemente perdido en
aquellos ojos de color chocolate que lo arrastraban a las profundidades.
—Agente guapetón —dijo el chico… TaeYeob, lo
habían llamado, pero no sabía si era cierto o no o un burdo intento de hacer
parecer que de verdad eran amigos con la invención de un nombre—. Quiero que me
beses y me hagas olvidar al gilipollas de mi ex.
KyuBin abrió los ojos como platos, sorprendido por
aquello y los abrió aún más cuando las manos del joven lo cogieron por el
cuello y lo atrajeron hacia su cuerpo, provocando que sus labios chocaran en un
beso lento y descoordinado en el que la lengua del joven se abrió paso por su
boca y jugo con la suya. KyuBin respondió al beso más por costumbre que porque
fuera realmente consciente de lo que hacía, demasiado embriagado por el joven
que lo besaba, hasta que finalmente sus labios se separaron porque el cuerpo
del chico comenzó a caer hacia atrás, como un peso muerto, inconsciente. Por
acto reflejo, KyuBin lo agarró antes de que callera al suelo y se abriera la
cabeza contra la acera.
—Y por fin se ha dormido —dijo uno de los otros jóvenes,
provocando que KyuBin se girara hacia ellos, interrogante. Momentáneamente, se
había olvidado de lo que había estado haciendo allí.
—Ya iba siendo hora —añadió otro.
KyuBin quiso hablar y preguntarles
muchas más cosas, pero antes de que pudiera decir nada, uno de ellos le plantó
su móvil delante de la cara, enseñándole fotos, conversaciones en un grupo,
redes sociales, en las que se encontraban todo el grupo, el chico que estaba en
sus brazos incluido. Amigos. Al final todos ellos eran amigos y lo que le
habían contado momentos antes era cierto. KyuBin se sintió completamente idiota
por todo lo que había pasado y al final acabó pidiéndoles perdón por haberse
metido por medio. No había podido evitar aquello porque su instinto de policía
estaba demasiado desarrollado, de la misma forma que tampoco pudo evitar
pedirles que le dejaran el número de teléfono de TaeYeob porque quería
asegurarse de que se encontraba bien antes de que se fueran.
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