Título: Driving me crazy
Autora: Riz Aino
Pareja: MinSung (Lee Know + Han) (Stray Kids)
Clasificación: NC–17
Géneros: canon, romance, smut, pwp
Número de
palabras:
2.388 palabras
Resumen: la forma en la que Minho se mueve
vuelve completamente loco a Jisung en aquella noche de tormenta.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas.
Notas: el título del fic está inspirado en la
canción Sexy lady de Jang Wooyoung de 2PM, escuchadla porque es un bopazo.
Comentario de
autora:
no tenía planeada esta historia, pero un día me levanté con unas ganas
infinitas de escribir un MinSung y esto es lo que me salió. Espero que os
guste.
Los truenos resuenan en el exterior
cuando Jisung termina por fin la letra que tiene que mandarle a Chan esa
madrugada y el chico suspira profundamente porque a aquellas horas es muy
difícil conseguir un taxi que lo lleve hasta el piso y no quiere salir en mitad
de la tormenta para empaparse porque por mucho que rebusque en su mochila, en
ella no hay ningún paraguas. No es la primera vez, ni será la última, que
Jisung se queda toda la noche en la empresa, pero después de pasarse las
últimas horas en su estudio, enfrascado con la letra de aquella canción que se
le ha estado resistiendo tantísimo, está tan cansado que lo único que quiere es
darse una ducha y meterse en la cama para no volver a levantarse al menos en
diez horas. Con otro suspiro profundo, el chico se levanta de la silla en la
que ha estado sentado las últimas horas y decide salir de su estudio para ver
si alguno de los demás miembros de Stray Kids sigue en el lugar y al menos no
pasar el resto de horas que le quedan allí completamente solo, porque hasta que
la tormenta no cesara o hasta que la ciudad de Seúl no volviera a la vida para
poder encontrar fácilmente un taxi.
Jisung vagabundea por la empresa
entonces, va primero al estudio de Chan, que no está demasiado lejos del suyo,
y ve que, por una vez, está vacío. Le extraña bastante porque Chan suele ser el
último en irse de la empresa, casi cuando el resto de trabajadores comienzan a
llegar por la mañana, pero imagina que, por una vez, ha decidido salir antes y
descansar un poco. Se dirige entonces al estudio de Changbin y tampoco lo
encuentra allí, así que, al final, acaba buscando a los demás en la sala de
baile que tienen asignada, esperando que al menos Hyunjin esté allí por
casualidades de la vida; no obstante, a quien se encuentra en la sala de ensayo
es a Minho, bailando sensualmente frente al espejo, su mirada fija en la
superficie, intensa, oscura, llena de deseo. Jisung acaba tragando saliva
porque siente que se le ha quedado la boca seca y su corazón está acelerado,
como si acabara de correr una maratón, pero lo único que ha hecho es asomarse a
la ventana de cristal y ver a Minho bailando.
Su presencia en el lugar es delatada
unos momentos más tarde, cuando la música deja de sonar y Minho se gira,
caminando hacia el ordenador y lo ve allí, observándolo. El mayor le dedica una
sonrisa amplia y le indica con un leve movimiento de su mano que entre a la
sala de ensayo con él, Jisung no tiene más remedio que hacerlo porque, de todas
formas, no puede ir a ningún sitio y, además, estaba buscando la compañía de
alguien para pasar el rato antes de poder volver a casa, así que, entra al
lugar y cierra la puerta a sus espaldas.
—¿Qué haces aquí tan tarde, hyung?
—le pregunta a Minho, mientras el mayor está secándose el sudor con una toalla.
—He llegado hace un rato de mi
agenda del día y estaba practicando un poco antes de volver a casa —le responde.
Jisung asiente. Últimamente Minho esté bastante ocupado porque tiene un montón
de horarios individuales—. ¿Tú todavía no te has ido? ¿Tienes algo que acabar?
—He terminado hace un momento las
letras que Chan hyung me había pedido y me iba a volver a casa ahora —dice—.
Pero hay tormenta y está lloviendo y sabes que a estas horas pillar un taxi es
casi imposible —y añade—: he ido a buscar tanto a Chan como a Changbin hyung y
ninguno de ellos está en su estudio, así que venía a ver si encontraba a
Hyunjin y pasaba el rato con él hasta que parara la tormenta, pero te he
encontrado a ti, hyung.
—¿Y estás decepcionado por
encontrarme a mí en lugar de a Hyunjin? —le pregunta, chinchándolo. Jisung no
tiene más opción que poner los ojos en blanco como respuesta, provocando que
Minho se ría y después comience a rebuscar algo en su mochila—. Toma, para ti —dice,
dándole un chupachups—. Espero que así se te pase el disgusto por no haberte
encontrado a Hyunjin.
Jisung vuelve a poner los ojos en
blanco, pero le agradece a Minho el gesto y éste le dedica una sonrisa encantadora
antes de volver al ordenador y buscar una canción para bailar. Jisung
desenvuelve el chupachups y se lo mete en la boca mientras va hacia la papelera
para tirar el envoltorio, para cuando vuelve a su posición, Minho ya ha encontrado
lo que está buscando y le da al play antes de salir corriendo hacia el centro
de la sala para ponerse en posición y comenzar a bailar de nuevo. La canción es
una que Jisung no ha escuchado antes, pero le gusta, la melodía es lenta, pero cambia
en algunos momentos el tempo y durante unos segundos es algo más rápida. Suena sensual,
a pesar de que no está ni en coreano, ni en inglés, ni en japonés, no sabe el
idioma en la que está cantada, pero le gusta demasiado como suena… y, sobre
todo, le gusta demasiado la forma en la que Minho la está bailando. Jisung no
puede evitar perderse en él, en su baile, en las expresiones de su rostro, en
cómo a veces lo mira a través del espejo y le sonríe, pícaramente.
Jisung siente que se queda sin aire,
que la garganta se le queda seca, que su corazón se vuelve loco dentro de su
pecho y que, en su entrepierna, su miembro comienza a reaccionar. Minho provoca
muchas cosas en él, en todo su cuerpo y no puede controlarlo, no puede
controlar las pequeñas reacciones que, de forma involuntaria, tiene su cuerpo
debido al mayor, siendo muchísimo más honesto que él para expresar cómo se
siente.
—Jisung… —llama entonces Minho y el
chico vuelve a respirar, saliendo del trance en el que el baile y la mirada del
mayor lo habían metido—. Me estás mirando como si me quisieras comer enterito.
—No… —murmura él, pero la mentira
debe de ser increíblemente evidente porque Minho simplemente se ríe y comienza
a avanzar hacia él hasta quedarse a tan solo unos centímetros de distancia de
su cuerpo.
—Aunque tú no me quieras comer
enterito… yo sí quiero hacerlo —replica Minho—. Quiero comerte entero.
La mirada del mayor está fija en sus
ojos, pero unos segundos más tarde sus ojos se desvían hasta su boca y Jisung
tiene que tragar saliva después de sacarse el chupachups. Antes de que el chico
pueda volver a meterse el caramelo en la boca y tratar así de desviar sus
pensamientos de lo mucho que en realidad sí que quiere comerse a Minho, éste le
coge la mano con el chupachups y se lo lleva directamente a su boca.
—Hyung… eso es asqueroso… —dice,
pero lo único que obtiene de Minho en ese instante es una sonrisa pícara y
después un juego erótico de su lengua sobre la superficie brillante de saliva
del caramelo—. Hyung… —vuelve a murmurar Jisung, pero esta vez suena más como
un leve jadeo.
—¿Te gustaría que te hiciera lo mismo
que a este chupachups, Han Jisung? —le pregunta Minho.
Jisung se muerde el labio inferior
mientras observa cómo Minho mueve su lengua sobre el chupachups y se imagina
que es su miembro lo que en realidad está chupando. Un escalofrío de placer
recorre toda su columna vertebral solo de imaginárselo y su miembro da un
pequeño tirón dentro de sus calzoncillos, creciendo, toda la sangre acumulándosele
allí sin que él pueda hacer nada por evitarlo. Minho lo vuelve completamente
loco… de eso no tiene ninguna duda. Sus movimientos cuando baila, sus ojos
profundos como dos pozos que lo atrapan, su boca para el pecado y aquella
maldita lengua que lo hace perder la poca cordura que le queda.
—Sí… —dice finalmente y su respuesta
es más un gemido que otra cosa.
—Perfecto —responde Minho,
sonriendo—. Vamos al baño que te coma la polla.
Jisung quiere soltarle una réplica
por ser tan malhablado, pero realmente se queda sin aire y sin voz al pensar en
Minho haciéndole aquello y simplemente se deja guiar por éste cuando apaga el
ordenador y lo saca de la sala de ensayo tirando de él, agarrándolo de la mano.
Es tan tarde que sabe perfectamente que no se van a encontrar con nadie por el
lugar y que no hay cámaras en los pasillos del sótano, pero Jisung está
nervioso porque hacerlo en la empresa lo pone muy nervioso. Cuando llegan al
baño, Minho echa el pestillo de la puerta y después lo lleva hasta el cubículo
más alejado de todos, donde también los encierra, todavía con el chupachups en
su boca, poniendo a Jisung contra la puerta y dedicándole una sonrisa pícara otra
vez.
—Tranquilo —le dice.
—Estoy muy tranquilo —replica
Jisung, pero Minho solo se vuelve a reír de él.
—Tus pupilas temblando no dicen lo
mismo —le susurra el mayor, acercándose a su rostro, quedándose a tan solo unos
pocos centímetros de él—. No te preocupes, voy a ser rápido.
Jisung asiente y Minho simplemente
se saca el chupachups de la boca para dejarle un beso corto, pegajoso y con
sabor a caramelo en sus labios antes de deslizarse hacia abajo para caer con
sus rodillas sobre el suelo y buscar con la mano libre el cordón de sus
pantalones de chándal, desabrochándolo. Minho le baja un poco los pantalones,
solo por debajo del trasero, y comienza a tocar su miembro todavía dentro de
sus calzoncillos. Jisung no puede evitar que un leve gemido escape de sus
labios y rápidamente se lleva las manos a la boca para ahogar cualquier sonido
que no pueda contener. La mano de Minho es grande, lo envuelve mientras lo toca
y sus dedos son fuertes y a la vez delicados con él, sabiendo a la perfección
qué es lo que debe hacer y cómo lo debe hacer para tener a Jisung con las
rodillas como mantequilla. Jisung no tarda en sentir que no puede sostenerse de
pie, que le tiembla todo el cuerpo y tiene que inspirar profundamente para
tratar de calmarse un poco mientras Minho sigue llevándolo al abismo poco a
poco… porque es su mano la que primero lo toca, por encima de la tela de los
calzoncillos, por debajo, metiéndola dentro y el contacto piel con piel es
demasiado increíble para él; pero cuando es la boca de Minho… oh su boca, Jisung
siente que puede correrse en cualquier momento.
Sus calzoncillos se encuentran ya
bajados junto con sus pantalones y su miembro erecto, con su punta rosácea,
apuntando al frente, completamente duro. Minho lo mira durante un solo segundo
a los ojos y Jisung sabe perfectamente que va a hacer algo totalmente estúpido,
pero que le va a encantar… y Minho lo hace. Primero se lleva el chupachups a la
boca y lo lame, juega con él como ha hecho antes en la sala de ensayo y después
lo lleva hasta la punta de su miembro y lo pasa por él. La sensación es diferente,
es pegajoso, pero le gusta, le gusta y gime levemente por ello. Minho le dedica
una sonrisa pícara y después se lleva el chupachups a la boca y lo lame de
nuevo, sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos. Jisung no puede contener un
escalofrío que le recorre toda la columna vertebral de arriba abajo en ese
momento y acaba gimiendo mucho más alto de lo que pretende cuando finalmente es
la boca de Minho la que siente sobre su miembro, húmeda, caliente, pegajosa,
llevándolo al paraíso. Es su lengua la que lo deja sin aire, son sus labios envolviendo
su erección los que hacen que su cuerpo tiemble y es finalmente un poco todo a
la vez lo que lo acaba volviendo completamente loco y llevando al orgasmo, sus rodillas
volviéndose de mantequilla y una corriente eléctrica recorriendo todo su sistema
nervioso mientras se corre en la boca del mayor.
Jisung tiene sus ojos cerrados, disfrutando
de los últimos coletazos de su orgasmo, pero siente en su cuerpo hipersensible
cómo Minho finalmente deja de sujetar su miembro flácido en su boca y le sube
de nuevo los calzoncillos y los pantalones, volviendo a echarle el nudo del cordón
que los mantiene más ajustados sobre sus caderas. Jisung también siente un beso
corto en sus labios, un beso que sabe al chupachups junto con su semen y abre
los ojos cuando Minho se separa de él para verlo con una sonrisa encantadora en
sus labios, antes de volver a meterse el caramelo en la boca, a pesar de que
éste ya ha mermado considerablemente su tamaño. Jisung está completamente satisfecho
y siente su cabeza en una nube, pero aún así, tiene que preguntar.
—¿Quieres que lo haga yo también? —Minho
niega con la cabeza.
—No, me he pasado todo el día de un
lado para otro y después he estado bailando —le responde—. En casa, cuando esté
duchado.
—Vale.
Minho le deja otro beso corto sobre
los labios y le sonríe de nuevo, Jisung no puede evitar que la sonrisa ascienda
también a sus labios, correspondiéndola. Afuera ya no se escucha la lluvia ni
la tormenta y el cielo de Seúl está empezando a tomar un tono más claro a pesar
de la espesa capa de nubes que cubre todavía la ciudad, indicándoles que es el
momento de volver a casa.
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