Título: Angel or Demon
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YuWoo (Yuta + Jungwoo) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fantasy, angels, demoms, romance, humor
Número de palabras:
1.193 palabras
Resumen:
hay veces en las que Yuta se pregunta si Jungwoo es en realidad un pequeño demonio
escondido dentro del cuerpo del ángel más precioso con el que se ha topado en
toda su existencia.
Notas: historia
inspirada simple y llanamente porque en este vídeo
Yuta y Jungwoo parecían la encarnación de un ángel y un demonio por la ropa y
el pelo que llevaban.
Comentario de autora:
es el primer fic que escribo de este ship a pesar de que le tenía muchísimas
ganas a hacer algo de ellos. Espero que os gusten.
Angel
or Demon
—¿Qué hace mi demonio favorito?
La pregunta, susurrada directamente
contra su oído, provocó que Yuta diera un pequeño salto, sobresaltado. No se
había esperado escuchar aquella voz celestial porque no lo había sentido ni
escuchado llegar, algo que era bastante extraño porque el ángel siempre montaba
una fanfarria cada vez que aparecía a su lado. No obstante, sabiendo que era
Jungwoo, aquel ángel al que le gustaba pasarse su tiempo en el mundo de los humanos,
rondándolo a él en lugar de estar haciendo su trabajo como ángel de la guarda.
—¿No se suponía que debías de estar
cuidando de tu humano? —le preguntó Yuta, girándose hacia él.
—Está durmiendo la siesta después de
haber hecho un examen difícil, no creo que le pase nada si lo dejo un rato solo
—replicó el ángel, encogiéndose de hombros.
Yuta alzó una ceja, casi incrédulo,
pero en realidad a aquellas alturas tenía que estar ya acostumbrado a Jungwoo,
después de conocerlo desde hacía tanto tiempo. El ángel nunca había seguido los
ortodoxos métodos de sus congéneres y, sobre todo, solía frecuentar lugares en
los que los seres celestiales no eran bienvenidos, de ahí que sus caminos se
hubieran cruzado siglos atrás y hubieran encajado tan bien que el ángel llevaba
siglos sin despegarse de él. Había veces en las que Yuta se preguntaba si Jungwoo
era en realidad un pequeño demonio escondido dentro del cuerpo del ángel más
precioso con el que se había topado a lo largo de toda su existencia.
—No has contestado a mi pregunta —le
dijo Jungwoo, sacándolo de sus pensamientos y sentándose sobre su muslo,
teniendo cuidado con sus alas al hacerlo—. Estabas tan concentrado en esto que
no me has escuchado llegar.
—Es solo un contrato para la venta
de un alma —contestó—, pero tengo que dejarlo todo muy bien atado porque los
abogados son muy sibilinos.
Yuta era un demonio que se dedicaba
a cerrar contratos de compra-venta de almas con los humanos que querían vender
sus almas al Diablo, él era uno de los muchos intermediarios que participaban
en aquel proceso y debía de tener muchísimo cuidado a la hora de redactar los
contratos, adecuándolos a las necesitades de los humanos y, sobre todo, dejando
atados absolutamente todos los puntos para que el humano no se pudiera
escaquear una vez su contrato expirase y su alma le perteneciese enteramente al
purgatorio. Por lo general, Yuta tenía muchísimo cuidado a la hora de
redactarlos, pero cuando se encontraba con algún abogado, sabiendo cómo eran
estos, lo único que podía hacer era ser mil veces más concienzudo, mucho más
cuando el abogado en cuestión, Lee Donghyuck, era realmente espabilado y sabía
perfectamente cómo retorcerlo absolutamente todo en su favor. Tenía que tener
mucho cuidado con él y cuando su alma perteneciera al Infierno y se convirtiera
en un demonio por todas las cosas que habría hecho a lo largo de su vida, Yuta
tendría que estar especialmente atento a él.
—Creo que tienes que retocar este
punto —le dijo Jungwoo, que había estado leyendo por encima el contrato, señalándole
el punto número 7 de éste y Yuta se inclinó un poco sobre la mesa para leerlo—.
Yo le añadiría un pequeño incentivo.
—¿Incentivo? —cuestionó.
Aquel punto del contrato versaba
exactamente sobre lo que el abogado obtenía después de firmarlo con su sangre y
venderle su alma. Yuta había escrito las ventajas asociadas estándares a aquel
tipo de contratos, la obtención de todos sus deseos y aspiraciones
profesionales, no perder nunca un caso que le reportara gran fama o gran
cuantía económica, tener éxito durante los siguientes diez años en todo lo que
se propusiera, aunque no fuera profesionalmente, y salir indemne de cualquier fechoría
que pudiera cometer. Para él eran unas condiciones lo suficientemente buenas
para el abogado.
—Es muy joven —comentó Jungwoo—. Si solo
le ofreces diez años de éxito los va a rechazar, pero si agregas que el
contrato puede extenderse por otros diez años con un pequeño servicio al Infierno,
creo que lo convencerás más de firmarlo.
Yuta asintió. No lo había pensado. Normalmente
quienes pedían aquella clase de contratos eran personas de mediana edad, que
habían fracasado en todo a lo largo de sus vidas y necesitaban hacer algo más
antes de que estas terminasen y acabasen en la más absoluta miseria. Era extraño
para alguien tan joven como aquel chico, que apenas había terminado su
formación y estaba buscando trabajo, se hubiera interesado en firmar aquel
contrato.
—¿Qué pequeño servicio al infierno
propones? —le preguntó al ángel—. ¿No se supone que tú deberías estar captando
adeptos para el Cielo y no ayudándome a captar servidores para el Infierno?
—Estando aquí, bajo la protección
demoniaca de tu poder, no me pueden ver —contestó y después añadió—. Es
abogado, seguro que tendrá contacto con criminales y podrá quizás captarlos
para que hagan contratos con vosotros.
Yuta abrió los ojos como platos
después de escuchar la propuesta de Jungwoo porque no se le había ocurrido que
podía hacer algo como aquello y utilizar la juventud y la ambición de aquel
chico en su beneficio, pero le gustaba muchísimo la idea.
—Te he dicho alguna vez que te iría
mejor como ángel caído en el Infierno que en el Cielo, ¿verdad? —comentó—. Pero
lo creo de verdad, tienes ideas mucho más perversas que las mías.
—Creo que por ahora paso —respondió
Jungwoo—. Me gusta mi trabajo como ángel de la guarda, no tengo especialmente
mucho que hacer y puedo escaquearme cada vez que me dé la gana para estar
contigo.
Jungwoo le dedicó una sonrisa y
después le dio un golpecito cómplice en el hombro con el suyo, provocando que
otra sonrisa apareciera en el rostro de Yuta. De verdad que, en ocasiones como
aquella, el demonio no podía evitar pensar que Jungwoo era uno de los suyos,
pero realmente no se quejaba de la personalidad del ángel, aquella faceta
oscura y astuta era lo que lo había hecho volverse loco por él y le gustaba
pensar que estaba volviéndolo cada vez más oscuro y convirtiéndolo en un
servidor fiel del infierno con cada siglo que pasaban juntos. Quizás tardaría
algunos siglos más en hacer que el ángel cayera, pero teniendo ideas como la
que había tenido en aquel momento, no pensaba que tuviera que esperar mucho
para poder estar con él si ninguna restricción.
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