Título: Suit dance
Autora:
Riz Aino
Pareja: WookJun (Junji
+ Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, romance, smut, pwp
Número de palabras:
4.159 palabras
Resumen:
el baile sensual de sus cuerpos en una noche de pasión que arruga sus increíblemente
caros trajes.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas y un poquito de “bdsm” porque hay un leve blindfold
involucrado.
Notas: historia
escrita por el lanzamiento del single Suit dance en japonés e inspirada en la
letra de la canción, aunque sin seguirla por completo.
Comentario de autora:
desde que salió la canción tenía planeado escribir algo bonito y sensual y
cuando apareció la noticia de que habría versión en japonés, me puse manos a la
obra para hacerlo. Espero que os guste.
Como el segundo hijo de la familia
Jung, Wookjin no tenía demasiadas responsabilidades, era su hermano mayor,
Wookhyung, el que generalmente se encargaba de todos los negocios de la
familia, pero había ocasiones en las que en su camino se cruzaba algún evento
menor al que algún miembro de la familia debía de asistir y Wookjin era al
final el encargado de asistir al evento. Por lo general no le hacía especial
ilusión ir a aquella clase de eventos aburridos que se celebraban en salas de
los hoteles más exclusivos de la ciudad, pero por el bien de la imagen que daba
la familia Jung, al final acababa yendo, quedándose en el evento en cuestión un
par de horas, bebiendo algunas copas de vino o champán y teniendo aburridas
conversaciones con hombres y mujeres de negocios que querían acercarse o tener
alguna clase de influencia en la familia Jung, algunos incluso le proponían
tener citas con sus hijas o sobrinas para así unir lazos entre sus familias…
poco sabían aquellas gentes sobre Wookjin, que preferiría muchísimo más
estrechar lazos con los hijos de aquellas familias. Por todo aquello, el
segundo hijo de los Jung no tenía muchas expectativas sobre la fiesta que se
iba a celebrar aquella noche, pero como lo habían mandado ir al lugar, no había
tenido otro remedio que ir hasta allí y hacer acto de presencia.
Wookjin se dio cuenta de que estaba
muy equivocado en cómo iba a ser el desarrollo de aquella noche en el momento
en el que tras adentrarse en el salón de fiestas de aquel hotel y escanear la
habitación, se encontró junto a la barra del bar con alguien que no había
esperado encontrarse.
Echado sobre la barra del bar, con
una copa de vino entre sus dedos, observando el lugar con total desinterés y
hastío se encontraba Kim Junhyung, el único heredero del imperio tecnológico de
los Kim. La última vez que lo había visto había sido varios años atrás, en una
absurda y aburrida fiesta como aquella a la que ambos habían asistido
acompañando a sus familias, Junhyung tenía en aquel momento diecinueve años y
Wookjin dieciocho y ambos había logrado escaparse de la fiesta para simplemente
estar juntos, en un lugar apartado, con algo de alcohol que no deberían estar
bebiendo ninguno de los dos, simplemente riendo, hablando de todo y de nada,
besándose y explorando el cuerpo ajeno con curiosidad e inexperiencia. Después
de aquella ocasión, Junhyung había sido enviado a Estados Unidos a estudiar y
Wookjin no lo había vuelto a ver… hasta aquel momento. Junhyung había cambiado
muchísimo en aquellos cuatro años que no lo había visto, había madurado, sus
rasgos se habían vuelto afilados, sus ojos rasgados proveían de un carisma
absoluto a su rostro, un rostro enmarcado por su pelo, que le caía hasta los
hombros, castaño, excepto por un mechón rubio, su cuerpo se había hecho mucho
más grande, no solo más alto, sino que sus hombros se habían ensanchado y la
camisa y el chaleco parecían estar a punto de estallar debido a sus pectorales.
Todo él había cambiado y eso hizo, sin que Wookjin pudiera evitarlo, un
renovado interés en él creciera en su interior.
La mirada de Junhyung se encontró
con la suya en ese momento y Wookjin sintió cómo sus ojos lo escaneaban de
arriba abajo al reconocerlo, de la misma forma que él mismo había hecho
momentos antes. Un escalofrío, no obstante, recorrió su cuerpo al sentir
aquellos ojos gatunos no dejaban de mirarlo y la anticipación se apoderó de
todo él cuando una sonrisa juguetona apareció en el rostro del mayor tras
acabar, indicándole que se acercara a él, moviendo solo su dedo índice. Wookjin
ni siquiera se lo pensó un segundo, su cuerpo se movió solo y atravesó la sala,
ignorando a absolutamente todo el mundo que se cruzaba en su camino, sin dejar
de mirar a Junhyung, hasta que se quedó a tan solo un par de pasos de él.
—Tiempo sin verte, hyung —le dijo—.
Casi no te he reconocido al verte.
Junhyung le dedicó una sonrisa y
después cruzó la distancia que los separaba para pegarse al cuerpo de Wookjin,
susurrándole a la oreja.
—Tú también has cambiado mucho,
Wookjinnie… estás mucho más guapo de lo que recordaba.
Un pequeño escalofrío recorrió todo
el cuerpo de Wookjin al sentir el aliento caliente del mayor contra su oreja y
al escuchar las palabras que éste le acababa de decir. Junhyung no era el único
que había cambiado, él también lo había hecho, y para bien. Se había convertido
en un chico bastante atractivo y, además, gracias a su entrenador personal, su
cuerpo se había moldeado de una manera casi increíble que se podía apreciar a
través del traje a medida que llevaba. Wookjin no pudo evitar esbozar una
sonrisa pícara porque el mismo interés que los cambios físicos de Junhyung habían
despertado en él, sus propios cambios habían provocado que el mayor también
estuviera interesado en él. Por primera vez en mucho tiempo, Wookjin se alegró
de haber asistido a una fiesta en nombre de su familia, porque estaba
completamente seguro de que aquella noche iban a acabar lo que habían comenzado
una noche cuatro años atrás, cuando sus inexpertas manos habían tocado lugares
que nadie antes había tocado.
—¿Quieres una copa? —le preguntó
Junhyung unos segundos después, alejándose un poco, sus ojos fijos
completamente en él.
—Me encantaría.
Junhyung le dedicó una sonrisa e
hizo ademán de girarse hacia la barra para pedirle una copa, pero antes de que
pudiera hacerlo, Wookjin alargó su mano y tomó de entre los dedos del mayor la
copa que éste sostenía, llevándosela a sus labios y bebiendo de ella. Los
gatunos ojos de Junhyung brillaron, juguetones, y Wookjin supo que había hecho
algo que lo había tentado lo suficiente como para que decidiera ahorrarse las
conversaciones sobre “¿qué tal te han ido los últimos años en los que no nos
hemos visto?” e ir directamente al grano. El chico se terminó la copa de vino
de un trago y se pegó al cuerpo de Junhyung al máximo, alargando su mano para
dejar la copa en la barra tras él, invadiendo deliberadamente su espacio
personal, mucho más de lo que el otro lo había hecho cuando le había susurrado
al oído. Wookjin se quedó pegado a su cuerpo, notando el calor que éste
desprendía y la firmeza de sus músculos bajo su traje, antes de dar un paso
atrás para volver a tener una distancia cómoda entre ellos, todavía demasiado
cerca, pero no demasiado lejos… no obstante, antes de que pudiera terminar de
dar aquel paso, las manos de Junhyung se agarraron firmemente a su cintura y lo
dejaron quieto en el mismo lugar en el que se encontraba, su entrepierna
rozándose deliberadamente con la de Wookjin.
—¿Te gustaría bailar conmigo en un
lugar privado, Wookjinnie? —le preguntó, de nuevo inclinándose para hablarle
directamente a la oreja, su cuerpo temblando en su agarre—. No creo que el tipo
de baile que quiero tener contigo sea apropiado para poder hacerlo aquí en el
salón, donde todos pueden vernos.
—Sí… —murmuró Wookjin en respuesta—.
No creo que sea el baile más apropiado para esta fiesta.
—Sígueme, tengo una habitación
arriba.
Junhyung dijo aquello y justo
después de sujetar firmemente sus caderas, separándose de su cuerpo y echando a
andar en dirección a la salida de la sala. Wookjin lo siguió inmediatamente
después, de la misma forma que lo había seguido años atrás cuando el mayor le
había dicho que en la fiesta había demasiado ruido y demasiada gente y le
apetecía estar solo con él. La única diferencia entre aquellas dos ocasiones
era que en la primera ninguno de los dos había planeado realmente lo que pasó,
había sido la botella de vino que habían robado de una de las mesas la que lo
había provocado… pero en aquella ocasión los dos simplemente se tenían ganas el
uno al otro. Wookjin no podía ocultar el interés que tenía por él, por saber
cómo iba a ser estar con él de nuevo, esta vez sin la inexperiencia de la
primera vez, creando un intenso baile con sus cuerpos.
Dejaron atrás el salón de aquel
exclusivo hotel y atravesaron los enormes pasillos de éste hasta llegar a uno
de los ascensores, subiéndose a él en cuanto las puertas se abrieron. Wookjin
miró hacia arriba, a las esquinas del cubículo lleno de espejos mientras
Junhyung pulsaba el número de la planta en la que se encontraba su habitación,
buscando cámaras en el lugar, al no encontrar ninguna, en cuanto las puertas
del ascensor se cerraron, Wookjin no quiso perder ni un segundo y se acercó al
cuerpo de Junhyung, agarrando con sus manos las solapas de su traje,
arrugándolas, tirando de él para que sus labios se encontrasen en un beso
intenso desde el primer momento, un beso que Junhyung correspondió
inmediatamente buscando con su lengua la de Wookjin e inclinando su cabeza para
profundizar muchísimo más el beso sin que sus narices les estorbasen, agarrando
el mayor de nuevo firmemente sus caderas, hundiendo sus dedos en ellas, pegando
sus cuerpos lo máximo posible, sus entrepiernas rozándose una y otra vez. el
ascensor no era pequeño, pero la temperatura del lugar subió inmediatamente
unos grados durante el escaso minuto que duró el viaje, ambos separándose de
los labios del otro a desgana en cuanto el ascensor se detuvo en la planta a la
que iban.
Wookjin se había quedado sin
respiración y estaba levemente mareado por la intensidad del beso compartido,
pero afianzó sus pies en el suelo antes de echar a andar tras Junhyung de nuevo
por los pasillos del hotel, sintiendo cómo su corazón latía aceleradamente por
la excitación, cómo su miembro pulsaba dentro de sus pantalones queriendo ser
liberado y tocado y cómo en sus labios todavía podía sentir el tacto de los de
Junhyung, como si éstos siguieran aún sobre los suyos. La habitación del mayor
estaba al final del pasillo y Wookjin tuvo que contenerse las ganas de no
saltarle encima y empotrarlo contra las paredes o las puertas de las demás
habitaciones durante unos minutos más, pero en cuanto la puerta de la
habitación se abrió y ambos pasaron a su interior, no pudo contenerse más.
Wookjin no esperó siquiera a que
Junhyung metiera la tarjeta de la habitación en la ranura de la luz para que la
estancia quedara iluminada, solo se lanzó sobre él, subiéndose a su cuerpo y
enredando sus piernas en su cintura, sus brazos envolviendo su cuello y sus
labios buscando los ajenos porque no podía soportar estar ni un segundo más sin
besarlo. Junhyung se tambaleó por lo repentino de su acción, pero encontró su
equilibrio pegando su espalda a la pared, dejándose caer contra ella y
agarrando el trasero de Wookjin con sus grandes manos, apretando sus nalgas,
mientras le devolvía el inesperado e intenso beso. Las manos de Wookjin
acabaron enredándose en el pelo largo de Junhyung sin que pudiera evitarlo,
tironeando de él sin la intención de hacerle daño, pero necesitando agarrar
algo para mantenerse en la tierra, porque se sentía como si flotara, su cabeza
dando vueltas, mareado por la falta de aire, pero queriendo seguir besando a
Junhyung hasta quedarse por completo sin aliento. Fue el mayor quien, unos
momentos más tarde, acabó por separarse de su boca, respirando
entrecortadamente y pidiéndole en susurros un momento para respirar… y, aunque
lo único que Wookjin quisiera fuera seguir besándolo, tuvo que obligarse a
parar y respirar también.
—Vamos a… la cama… Wookjinnie… —dijo
Junhyung, todavía sin aire.
El chico asintió y trató de bajarse
del cuerpo de Junhyung para ir hasta la cama, no obstante, el agarre del mayor
en su trasero se hizo todavía más fuerte, no dejándolo bajar. Wookjin lo miró y
Junhyung le dedicó una sonrisa pícara antes de echar a andar con él en sus
brazos por la lujosa habitación de aquel hotel, atravesando la antesala, donde
se encontraba un inmenso salón, y entrando después al apartado en el que se encontraba
la habitación con una enorme cama mullida, donde Junhyung lo dejó sentado antes
de girarse y buscar algo en la maleta que tenía abierta junto al armario.
Junhyung se había cogido la habitación más cara y lujosa para pasar allí
aquella noche, lo que le indicó a Wookjin que el mayor había tenido pensado
desde el principio llevarse a alguien allí arriba y el chico dio gracias por
haber llegado por una vez a buena hora a esa fiesta, porque habría sido una
pena que Junhyung se hubiera acostado con alguien que no fuera él. Mientras
Junhyung buscaba lo que fuera en la maleta, Wookjin aprovechó para
desabrocharse la chaqueta del traje para quitársela después porque la
temperatura de su cuerpo había subido varios grados y ya no aguantaba más con
ella puesta. El chico hizo el ademán de levantarse de la cama para dejar la
chaqueta en el brazo de uno de los sillones que había en el lugar, pero antes
de que pudiera hacerlo, Junhyung volvió a él, llevando en sus manos un pequeño
bote de lubricante y algunos condones.
—Estabas preparado para cualquier
imprevisto —no pudo evitar decir al verlo.
—No me gusta cortar el mood
solo porque no hay condones o lubricante —respondió Junhyung, subiéndose a la
cama, hundiendo el colchón—. Y el mood que tenemos ahora mismo no debe
ser cortado.
Junhyung le dedicó una sonrisa
pícara que Wookjin no pudo evitar replicar en su rostro porque estaba claro qué
era lo que ambos necesitaban en aquellos momentos y que lo necesitaban pronto.
Wookjin se subió sobre los muslos de
Junhyung una vez este estuvo acomodado sobre la cama, olvidando totalmente su
chaqueta, con sus rodillas a cada lado de las caderas del mayor, pegando sus
cuerpos lo máximo posible, sin dejar de mirarlo a los ojos, aquellos ojos
gatunos que brillaban juguetones y llenos de deseo, comenzando a rozarse contra
él lentamente, queriendo alcanzar sus labios de nuevo, pero sabiendo que si lo
hacía, se perdería en eso totalmente y no sería capaz de hacer nada más… y,
aquella vez, quería ser él quien llevara la voz cantante, quien le demostrara a
Junhyung que no era nada parecido al Wookjin al que había hecho correrse entre
sus dedos años atrás, que el tiempo y las relaciones que había tenido lo habían
hecho curtirse y que ahora sí sabía perfectamente lo que hacía y lo que debía
hacer para que el mayor se sintiera bien. Metió las manos bajo su chaqueta,
tocando su pecho hacia arriba, notando sus pectorales trabajados y duros bajo
la ropa y se mordió el labio inferior pensando en lo muchísimo que quería
verlos, tocarlos, mordisquearle los pezones. Se contuvo a duras penas de
arrancarle toda la ropa allí mismo y le bajó la chaqueta por los brazos,
cogiéndola después y tirándola de cualquier manera por la habitación,
provocando que un pañuelo morado cayera del bolsillo interior de la chaqueta,
justo a su lado. A Wookjin le pudo la curiosidad y tomó el pañuelo, viendo que
en este estaban bordadas las iniciales de Junhyung en inglés “KJH” en la seda.
Era un pañuelo bastante grande como para ser simplemente un pañuelo decorativo
y el chico tuvo una idea.
—Hyung… —murmuró, mordiendo
levemente una esquina del pañuelo, observando a Junhyung con la expresión más
sensual que sabía poner—. ¿Te gustaría sentir el placer al máximo esta noche?
—le preguntó, provocando que este parpadeara lentamente un par de veces,
confuso—. Solo di “sí” o “no”.
—Sí —la respuesta no tardó ni un
segundo en salir de sus labios y Wookjin no pudo evitar la sonrisa pícara que
apareció en sus labios.
—No te vas a arrepentir de haber
dado esta respuesta.
El chico comenzó a doblar el pañuelo
hasta que dejó una tira que fuera lo suficientemente ancha y larga para que
pudiera tapar los ojos de Junhyung y anudarse tras su cabeza y, en cuanto lo
tuvo listo, pasó los brazos por el cuello del mayor y ese lo colocó,
apretándolo fuertemente. Al terminar, se alejó un poco y movió sus manos por
delante del rostro de Junhyung para cerciorarse de que éste no veía
absolutamente nada. Justo después, decidió que le iba a enseñar al mayor por
qué aquella había sido la decisión correcta y se inclinó un poco sobre su
cuerpo, rozando sus costados levemente con las manos y lamiendo y dándole un
mordisco a su pezón izquierdo por encima de la tela de la camisa. Un jadeo
largo salió de los labios de Junhyung y Wookjin volvió a hacerlo, disfrutando
de la reacción del mayor. Con los ojos tapados no iba a poder ver qué era lo
que él le iba a hacer, no podía ver dónde iba a tocarlo, dónde iba a besarlo,
dónde iba a morderlo. No podía ver absolutamente nada y tenía que centrarse en
el resto de sus sentidos, el sentido del tacto y el del oído afinándose al ser
desprovisto de su visión. Junhyung se iba a sentir como nunca antes se había
sentido, Wookjin lo tenía claro a pesar de que no conocía las experiencias que
éste hubiera podido tener en Estados Unidos, sabía qué él lo iba a hacer todo
muchísimo mejor y muchísimo más excitante.
Continuó entonces con lo que había
empezado, tocando el cuerpo de Junhyung por encima de la ropa, metiendo sus
manos por debajo de la camisa, hundiendo sus dedos en su carne, rasguñando levemente
con sus uñas. Su boca tampoco paraba quieta, besando aquí y allí, su rostro, su
cuello, su pecho, dejando de lado sus labios, pasando sobre ellos y provocando
de aquella forma que Junhyung los buscara, inclinándose hacia delante. Wookjin
no podía evitar sonreír viendo las reacciones del mayor a todo aquello, a todo
lo que el chico le hacía, cómo su cuerpo temblaba de placer o cómo contenía la
respiración mientras esperaba a que Wookjin volviera a tocarlo o besarlo, sin
esperarse el lugar en el que iba a hacerlo. Lo fue desnudando poco a poco, con
besos, con roces, con leves mordiscos que provocaban que Junhyung gimiera de
vez en cuando, desanudándole la corbata lo suficiente como para sacársela por
la cabeza, desabrochándole el chaleco y quitándoselo sin muchos miramientos,
para después hacer lo mismo con su camisa blanca, a la que quizás le rompió un
par de botones en su precipitación, siguiendo con sus pequeños juegos ahora que
éste estaba semidesnudo y su sensible piel era completamente accesible,
disfrutando al máximo de las reacciones de Junhyung y sintiendo contra su propia
entrepierna, caliente y dura, cómo el miembro del mayor iba respondiendo a todo
aquello. Wookjin centró sus esfuerzos entonces en la parte inferior del cuerpo
de Junhyung, rozándose levemente contra él hasta que notó el miembro de Junhyung
completamente erecto contra el suyo y sintió que ya no podría aguantar mucho
más, por eso, le acabó quitando también los pantalones al mayor, con un poco de
su ayuda, alzando su trasero del colchón, quitándole los calzoncillos a la vez.
—Voy a prepararme, hyung… —le dijo—.
No tardo nada.
Y dicho aquello, Wookjin se quitó
toda su ropa también, sintiéndose muy liberado al hacerlo porque la temperatura
de la habitación, a la vez que la de sus cuerpos, había subido varios grados. Cuando
se quedó completamente desnudo y desvió su vista hasta el lugar en el que había
dejado Junhyung los condones y el bote de lubricante se dio cuenta de que éste se
había quitado ya el pañuelo de los ojos y observaba su cuerpo con ávido deseo.
—Hyung —comenzó Wookjin, queriendo
pedirle que se volviera a tapar los ojos, pero antes de que pudiera continuar, Junhyung
habló.
—Si te vas a preparar tú mismo,
tengo que verlo, lo siento, no me puedo perder eso, Wookjinnie.
Wookjin no pudo evitar que su boca
se abriera y sus labios formaran una perfecta “o” al escucharlo porque no se lo
había esperado, pero unos segundos después, simplemente asintió. Nada lo haría
estar más caliente que masturbarse y meterse los dedos para prepararse bajo la
atenta e intensa mirada de Junhyung. El chico alcanzó el bote de lubricante y
lo abrió, dejando caer sobre sus dedos un poco de aquel líquido viscoso antes
de tumbarse sobre el colchón de espaldas, abrirse de piernas y llevarlos hasta
su trasero, donde comenzó a tantear su ano, hasta que introdujo su dedo índice
en su interior, no pudiendo ahogar un leve gemido al sentir aquella sensación.
Wookjin desfrutaba más que nada de la penetración anal, cómo las paredes de su
recto se amoldaban a sus dedos, al miembro de la persona con la que se
estuviera acostando o al juguete sexual con el que se estuviera masturbando,
cómo cuando alcanzaba la próstata veía las estrellas y todo su cuerpo se
quedaba laxo, completamente débil. Wookjin adoraba todo aquello, pero en
aquellos momentos lo estaba adorando muchísimo más debido a que los ojos de Junhyung
lo miraban de una forma tan intensa y penetrante que sentía que se deshacía
lentamente bajo sus ojos y que las paredes de su recto se destensaban sin que
él siquiera tuviera que trabajárselo. Introdujo el segundo dedo y el tercero
casi sin ninguna resistencia en los siguientes minutos, usando mucho lubricante
y sintiéndose al borde del orgasmo, necesitando que fuera el miembro duro de
Junhyung el que lo penetrara y no sus largos dedos. Solo de pensar en aquello,
Wookjin sintió que no podía aguantar más y acabó sacando sus dedos de su
interior de golpe, necesitando a Junhyung dentro ya.
—Ya… —murmuró en una especie de
jadeo que sonó como un gemido.
No tuvo que decir absolutamente nada
más que aquella palabra para que Junhyung agarrara uno de los condones y se lo
pusiera con rapidez sobre su increíblemente duro miembro, echándose lubricante
por encima del látex y esparciéndolo bien con su mano sobre toda su extensión,
antes de inclinarse sobre Wookjin, guiando su miembro con su mano hasta su
entrada, haciendo presión contra ésta durante unos segundos antes de
introducirse dentro de él, de golpe, porque el espacio que el chico había
creado era el suficiente para que entrara sin notar ninguna oposición por parte
de su cuerpo, rozando su próstata con la primera embestida y dejando a Wookjin en
el séptimo cielo por el placer que acababa de experimentar. No obstante, el
chico no tuvo tiempo de disfrutar de aquel pequeño placer que le había dado esa
penetración porque Junhyung siguió moviéndose una y otra vez, dentro y fuera de
él, con un ritmo casi enloquecedor, alcanzando una y otra vez su próstata con
cada embestida, dejándolo sin aliento, dejándolo ahogándose en un montón de
sensaciones demasiado placenteras que Wookjin no quería dejar de experimentar
por nada del mundo.
La primera vez de ambos había sido torpe, escondidos en un rincón, una primera vez en la que simplemente se habían masturbado el uno al otro, tocando tentativamente el miembro del otro, casi con miedo por hacer algo mal, una primera vez que a Wookjin le había dejado la experiencia de un montón de sensaciones extrañas que lo habían hecho querer muchísimo más… pero aquella vez no tenía nada que ver con esa primera vez, esa vez ambos sabían lo que hacían, ambos sabían lo que debían hacer para que el otro se sintiera en el paraíso y, Wookjin había dejado a Junhyung al borde del orgasmo con sus pequeños juegos mientras le había vendado los ojos y mientras se había penetrado ante él y Junhyung estaba haciendo exactamente lo mismo con él mientras lo penetraba una y otra vez, lento, rápido, fuerte, salvaje, agarrando firmemente sus caderas y hundiendo sus dedos en ellas, hasta que ambos acabaron alcanzando el orgasmo, juntos, Wookjin corriéndose sobre su estómago, manchándose, Junhyung haciéndolo dentro del condón, todavía dentro de su cuerpo. Aquella vez había sido completamente diferente a la primera, pero cuando terminaron, Wookjin sintió lo mismo que la primera vez… que necesitaba muchísimo más y esa noche no se iba a detener hasta quedarse completamente satisfecho y lleno de Junhyung.
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