Título: There is this guy…
Autora: Riz Aino
Pareja: LouJin (Mujin + Louis) (KINGDOM)
Clasificación: PG
Géneros: AU, high school, humor, fluff, romance
Número de palabras: 863 palabras
Resumen: la simple presencia de Dongsik irrita a
Sungho… pero lo irrita todavía más aquella sonrisa pícara cuando hace algo que
sabe que lo molesta.
Notas: historia inspirada por esta maravilla que me
apareció por twt.
Comentario de autora: nadie me ha pedido que escriba tanto
LouJin para esta colección, pero no puedo dejar de hacerlo. Espero que os
guste.
There
is this guy…
En la clase de Sungho había un
chicho al que éste odiaba con todas sus fuerzas. Por lo general, Sungho era una
persona que no tenía resentimiento sobre nada y sobre nadie y que vivía su vida
estudiantil feliz junto con sus amigos; no obstante, la simple presencia de
Dongsik irritaba a Sungho hasta niveles ilimitados… pero lo irritaba todavía
más aquella sonrisa pícara cuando hacía algo que sabía que lo molestaba, porque
parecía que aquel idiota había decidido torturarlo no solo con su presencia en
su misma clase, sino haciendo todo tipo de cosas que lo traen de cabeza y que
lo hacían volverse loco de rabia y que quisiera venganza. Toda la tranquilidad
con la que solía vivir Sungho se ponía patas arriba en el momento en el que
Dongsik se le acercaba y el chico lo único que quería era recuperar aquella
tranquilidad; sin embargo, eso no parecía estar en los planes de Dongsik, que
esa misma mañana había decidido torturarlo en la biblioteca, provocando que
Sungho estuviera planeando una venganza.
Esa mañana, antes de entrar a clase,
Sungho había decidido pasarse por la biblioteca del instituto para devolver
unos libros y para coger algunos más para leer en el fin de semana porque había
llegado antes de lo previsto al lugar. Lo que no se había esperado era que
Dongsik estuviera también en la biblioteca y que cuando lo viera se acercara a
él, lo arrinconara contra las estanterías y se quedara allí, a centímetros de
su cuerpo, mirándolo fijamente a los ojos, desviándolos luego hasta sus labios,
dándole un beso corto. Sungho se había quedado paralizado porque obviamente no
se había esperado aquello, pero cuando había salido de su estupor, lo había
empujado y había gritado. A aquellas horas no había mucha gente en la
biblioteca, pero el profesor encargado de ésta había aparecido y lo había
castigado por gritar porque aquel lugar debía de ser silencioso. A Dongsik no
lo había castigado y cuando Sungho había intentado explicar el por qué de su
grito, el profesor no le había hecho ningún caso, lo que había provocado que
una sonrisa pícara apareciera en el rostro de Dongsik y que Sungho ardiera de
rabia. Aquello había hecho que el día de Sungho comenzara horriblemente mal y
que lo único en lo que pudiera pensar fuera en la venganza que debía de
preparar para devolvérsela a Dongsik por lo que le había hecho… por el beso y
por el castigo.
Y su venganza no iba a tardar
demasiado tiempo en perpetrarse. Aquella misma mañana, en clase de inglés, la
profesora había decidido que, para mejorar su inglés, debían de leer en alto,
un fragmento de Romeo y Julieta, el libro con el que en aquellos momentos
estaban trabajando. La profesora había elegido a la primera persona que debía
de leer, pero después, cada vez que alguien leía un fragmento, debía de llamar
a otra persona de la clase para que ésta siguiera leyendo y Sungho vio el cielo
abierto al notar que Dongsik tenía sobre su mesa otro libro que no era el de
Romeo y Julieta, leyéndolo en lugar de prestar atención a lo que los demás
hacían. El chico rezó a todos los dioses que alguno de sus compañeros lo
mencionara para seguir leyendo antes de que llamaran a Dongsik para poder hacer
él mismo su venganza y su incesante plegaria fue escuchada cuando su amigo
Yunho decidió pasarle a él el turno para leer. Durante unos momentos, Sungho
solo se enfocó en leer y en hacerlo bien, recitando y tratando de pronunciar
correctamente las palabras escritas en los versos del libro que estaba leyendo,
pero en cuanto leyó lo suficiente, se aclaró la garganta y dijo el nombre de
Dongsik para que éste siguiera leyendo, formando una sonrisa en su rostro
cuando el otro levantó la cabeza del libro que estaba leyendo y lo miró.
La sonrisa, no obstante, no le duró
demasiado en sus labios. El capullo de Dongsik simplemente siguió recitando, de
memoria, los siguientes versos de la obra de teatro, en inglés, mirándolo
fijamente a los ojos, dedicándole una sonrisa pícara cuando acabó y le pasó el
turno a Yoosung, volviendo justo después a leer el libro que tenía sobre la
mesa como si no hubiera pasado nada. Sungho sintió que todo su cuerpo ardía de
rabia y de frustración y lo único que quería era levantarse y darle una paliza
a Dongsik porque su venganza simplemente había sido un divertimento para el
otro. Lo odiaba. Lo odiaba con todas sus fuerzas. Y lo seguiría odiando por el
resto de la eternidad.
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