sábado, 21 de mayo de 2022

[One Shot] HIM {KyuWook}

Título: HIM

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuWook (KB + Nine) (OnlyOneOf)

Calificación: NC–17

Géneros: AU, smut, pwp

Número de palabras: 3.050 palabras

Resumen: Wookjin siempre ha querido liarse con Kyubin y eso es lo único que tiene en mente cuando lleva a Kyubin a beber con él.

Advertencias: al principio besos no consensuados, pero las relaciones sexuales sí lo son y además son explícitas y en un sitio semi público.

Notas: esta historia fue pensada hace un par de años, al no verle salida la modifiqué un poco para poder adecuarla a un plot parcial que tenía pensado para estos dos idiotas.

Comentario de autora: hoy hace ya dos años (no me lo creo) que salió angel y como tenía que escribir algo por este día, qué mejor cosa que nuestro pequeño demonio fuera el prota de esta historia. Espero que os guste.

 


            —Hyung… ¿otra ronda más? —preguntó Wookjin, esperando, deseando, que la respuesta de Kyubin a aquella pregunta fuera afirmativa.

 

            El mayor estaba con la cabeza echada hacia atrás, sobre el respaldo del sofá del reservado de aquel local al que habían ido aquella noche a beber, con sus ojos cerrados y la boca abierta, su flequillo largo cayendo sobre sus ojos y un poco sobre sus mejillas, que tenían un poco de color, respirando profundamente. Si Wookjin no hubiera sabido que Kyubin roncaba como un condenado cuando dormía, habría pensado que en esos momentos estaba durmiendo a pierna suelta debido a todo el alcohol que había ingerido durante esa noche; no obstante, el mayor no dormía, sino que simplemente debía de estar algo mareado por todo aquel alcohol y descansando su cabeza para que le dejara de dar vueltas. Kyubin solía beber bastante, tenía una alta tolerancia al alcohol, pero esa noche había bebido mucho más de lo habitual debido a Wookjin, que no había dejado de llenar su copa una y otra vez cada vez que la veía vacía… lo cual había sido su plan desde el inicio, hacer beber a Kyubin muchísimo más de lo que éste solía hacer, llevarlo al límite y, simplemente aprovechar el momento para besarlo. Quizás, aquello no era lo más correcto moralmente, emborrachar a alguien y aprovechar su estado de embriaguez para tratar algo que desde el primer momento en el que había conocido a Kyubin, había querido hacer. Quizás, en su desesperación, estuviera cometiendo un error gravísimo, pero Wookjin lo único claro era que lo quería, que lo necesitaba y que, si Kyubin respondía favorablemente a todo, no iba a dejar escapar su oportunidad.

 

            —Mmmm… creo que no… hip… ya estoy lo suficientemente… hip… borracho…

 

            Aquella fue la respuesta que Kyubin le dio, incluso hipando en mitad de la oración, una sonrisa idiota apareciendo en su rostro cuando giró su cabeza hacia Wookjin y lo miró con los ojos brillantes. Wookjin tragó saliva, sintiendo la boca terriblemente seca por aquello. Kyubin era un tío terriblemente atractivo, todavía más desde que se había dejado el pelo largo, y a Wookjin se le cortaba la respiración, se quedaba sin palabras, y lo único en lo que podía pensar era en lanzarse sobre él y comérselo entero a besos. Y en esos momentos, lo único que quería era eso, poner en práctica aquello que había decidido que iba a hacer esa noche, y simplemente disfrutar de lo que había querido desde el primer momento.

 

            —Hyung… —murmuró, aunque su voz sonó más como un jadeo ahogado, casi desesperado cuando habló—. No me vayas a odiar después de esto…

 

            Y antes de arrepentirse, antes de que Kyubin pudiera decir o preguntar nada, Wookjin se acercó a él, lo tomó del cuello de su camisa de rayas y estampó su boca contra la del mayor, moviendo sus labios en un beso que no fue correspondido por Kyubin. Tras unos momentos, Wookjin acabó alejándose de él, volviendo a su sitio, a su lado en el sofá de aquel pequeño reservado, con su corazón latiendo demasiado rápido dentro de su pecho, con un poco de miedo por conocer la reacción del mayor a aquel beso, pero sin atreverse siquiera a abrir los ojos para comprobarlo. Le daba mucho miedo que Kyubin lo rechazase porque no había correspondido aquel beso, pero, sobre todo, le daba miedo que, a raíz de aquello, el mayor ya no quisiera ser más su amigo. Wookjin había echado toda la carne en el asador, había hecho todas sus apuestas y había organizado todo aquello solo porque quería intentarlo… pero le daban mucho miedo las consecuencias de sus acciones, ahora más que nunca. No quería hacerlo, no quería abrir los ojos y ver la reacción de Kyubin, pero al final tuvo que hacerlo, encontrándose con el rostro del mayor a pocos centímetros del suyo, observándolo fijamente.

 

            —Hyung… —murmuró.

            —Estoy muy borracho, Wookjin… pero creo que me acabas de besar —fue lo que dijo Kyubin, como si tratara de confirmar si era lo que había pasado.

 

            Kyubin no parecía enfadado, parecía estar simplemente bastante confuso por estar muy borracho, lo que había en sus ojos era curiosidad y no ira, por lo que, Wookjin decidió volver a tratarlo, aprovechar que el rostro del mayor estaba a tan solo unos pocos centímetros del suyo para salvar aquella escasa distancia y, agarrando con sus manos las mejillas de Kyubin, besarlo de nuevo, de una forma mucho más intensa que la primera vez, moviendo sus labios sobre los del mayor, lamiéndolos con su lengua, mordiéndolos con sus dientes, queriendo más y más, buscando que Kyubin abriera la boca y así poder profundizar todavía más el beso. No obstante, tal y como había pasado la primera vez, los labios del mayor no correspondieron aquel beso y, tras unos instantes, Wookjin acabó dejando de besarlo, separándose de él y cogiendo su vaso lleno de la mesa, bebiéndose de un tirón todo su contenido para quitarse el mal sabor de boca porque sus besos no habían sido correspondidos por una segunda vez.

 

            —Sí… creo que me has besado… —murmuró Kyubin unos momentos más tarde.

 

            La reacción del mayor no era mala, realmente parecía completamente apática, por lo que Wookjin decidió que lo mejor era echarle las culpas al alcohol y salir del paso de aquella forma. El alcohol te hacía hacer locuras, grandes locuras como besar a tu amigo, no era raro que aquello pudiera pasar, Wookjin llevaba demasiado tiempo sin pareja y Kyubin era muy atractivo, simplemente estaba borracho y necesitado de cariño y Kyubin estaba allí con él, al alcance de su mano. Era una excusa barata, pero al menos, eso no le haría perder la amistad del mayor y le daría un motivo por el cual lo había hecho, en lugar de explicar que desde el primer instante en el que Kyubin había aparecido en su vida, lo único que había deseado había sido estar con él, liarse con él, acostarse con él, aquel cuerpo de escándalo lleno de músculos definidos, aquel rostro esculpido por los mejores maestros escultores, aquellas manos grandes de dedos largos y huesudos que Wookjin estaba seguro que le podían hacer llegar al paraíso sin mucha dedicación. No… era mucho mejor la excusa que la realidad, así que, Wookjin habló de nuevo.

 

            —Lo siento… hyung… —comenzó—. Estoy muy… borracho y… necesitado de cariño y… lo siento…

 

            Esperó después de aquello la respuesta de Kyubin, pero el mayor no le contestó durante un buen rato, algo que hizo que el chico se pusiera nervioso, aun más de lo que ya estaba.

 

            —Mmmmm… hazlo de nuevo… —fue lo que respondió Kyubin después de un rato, dejándolo completamente confuso. No sabía a lo que se refería. ¿Las disculpas? ¿El beso? ¿Llenarle el vaso de bebida otra vez porque lo tenía vacío?

            —¿De nuevo? ¿El qué? —tuvo que preguntar.

            —Besarme.

 

            Wookjin parpadeó varias veces, todavía más confuso porque aquella respuesta no era la que se había esperado, pero la confusión se le pasó rápido y no tardó más que unos momentos en acercarse de nuevo a Kyubin, cogiendo su cara con sus manos firmemente y besándolo de nuevo, tal y como había hecho antes, esta vez, por primera vez, obteniendo una respuesta por parte del mayor, que movió sus labios a la vez que Wookjin movía los suyos, siguiendo el ritmo del beso. El menor no pudo evitar sonreír dentro del beso y acabó intensificándolo, buscando mucho más de Kyubin, besándolo mucho más fuerte, con muchas más ganas, casi con ansias, usando su lengua para pedir la entrada a la boca del mayor y, en cuanto lo consiguió, la enredó con la de Kyubin, explorando su boca y dejándose llevar totalmente, sin pensar en absolutamente nada más, solo sintiendo más y más, solo queriendo más y más, hasta que tuvo que detenerse para poder respirar, sin alejarse siquiera del rostro del mayor, con la respiración irregular y el corazón acelerado.

 

            Sus rostros seguían estando muy cerca el uno del otro y sus respiraciones se mezclaban, Wookjin tuvo que cerrar los ojos unos momentos e inspirar profundamente para calmarse un poco porque si seguía de aquella forma, en cualquier momento iba a empezar a calentarse muchísimo y aquel lugar no era el mejor para tener una erección. Cuando abrió los ojos de nuevo, el rostro de Kyubin seguía estando muy cerca del suyo y la forma en la que lo miraba denotaba un deseo intenso, profundo, casi salvaje, como si acabase de despertarse una bestia en su interior. Wookjin trago saliva ante aquello, la boca se le había quedado repentinamente seca. Parecía que la borrachera se le estaba pasando un poco al mayor, ya no parecía tan ido como minutos atrás y, aunque siguiera estando bastante borracho, aquellos ojos castaño oscuro ya no estaban perdidos en la inmensidad de aquel reservado.

 

            —Bésame otra vez, Jung Wook…

 

            Kyubin no pudo terminar siquiera de decir su nombre porque antes de que pudiera hacerlo, Wookjin ya había vuelto a estampar sus labios contra los suyos, demandantemente. La voz del mayor al decir aquello había sonado grave, sensual, cargada de un deseo desenfrenado y Wookjin no había podido resistirse, volviendo a besarlo con muchísima más intensidad a pesar de que no debería porque su cuerpo había empezado a calentarse, la sangre acumulándose en su entrepierna, comenzando algo en lo que probablemente no podría dar marcha atrás, pero a quién engañaba… él no quería dar marcha atrás tampoco. No era el mejor lugar, pero, joder, había estado mucho tiempo esperando por aquello, por ser capaz de tenerlo a él, le daba igual calentarse hasta el infinito si podía seguir besando los labios de Kyubin una y otra vez, calentarse tanto que fuera completamente insoportable.

 

            Los besos siguieron sin descanso, sus lenguas uniéndose, la saliva resbalando por sus mentones, sus labios moviéndose desenfrenadamente, sus dientes entrando en contacto con bocas o lenguas, descoordinados a medida que subían de intensidad y de rapidez. Wookjin se acabó moviendo sobre el sofá, sin alejarse de la boca de Kyubin, continuando con los besos, subiéndose sobre sus piernas, encajándose sobre él, sus rodillas a cada lado de sus estrechas caderas, pegándose a su torso al máximo, hasta que sintió el calor emanar del cuerpo del mayor contra el suyo, hasta que sus entrepiernas se rozaron, provocando que una corriente eléctrica recorriera todo el cuerpo de Wookjin, desde la cabeza hasta los pies. El chico jadeó dentro del beso y tuvo que detenerse un momento, paladeando aquella increíble sensación y cogiendo un poco de aire. Se sentía excitado, increíblemente excitado, caliente y necesitado de mucho más, por eso, sin poder controlarse, movió sus caderas, rozando de nuevo su entrepierna contra la de Kyubin, una y otra vez, notando cómo el miembro del mayor reaccionaba contra el suyo, endureciéndose.

 

            —Calor… —murmuró Kyubin contra su boca—. Hace calor.

 

            Sí. Wookjin también lo había notado. Además de sus cuerpos, el ambiente se había caldeado un poco desde que habían comenzado con los besos y estaba seguro de que se calentaría muchísimo más si seguían con aquello. Una parte de él, la que estaba algo más despierta y no invadida por el deseo, quiso alejarse de Kyubin, al menos lo suficiente como para salir de aquel lugar e ir a un sitio mucho más idóneo y privado para aquello… pero otra parte de él lo ataba allí, sobre los muslos del mayor, y lo hacía moverse contra él para sentir el máximo placer que podía sentir con aquello, queriendo mucho más y queriéndolo ya. Aquella parte era la que estaba ganando la partida… y al final acabó decidiendo el final de todo en el momento en el que Kyubin mismo comenzó a desabrocharse rápidamente los botones de su camisa, desvelando su torso esculpido, aquellos músculos que había tardado años en forjar en el gimnasio y a los que se había dedicado en cuerpo y alma… aquellos músculos que Wookjin siempre había visto desde la lejanía y que siempre había querido tocar. El chico ni siquiera dejó que Kyubin terminara de desabrocharse él mismo la camisa, llevó sus manos hasta ella y la acabó desabrochando él, con premura, tocando su torso sin poder ni querer evitarlo, sus palmas, las yemas de sus dedos, tocando y delineando aquellos músculos de escándalo.

 

            —Wookjin… —jadeó, casi gimió, Kyubin en el momento en el que los dedos del chico rozaron sus pezones—. Wookjin ahhhhh…

 

            Y fue en ese mismo instante en el que Wookjin perdió la cordura totalmente y se inclinó sobre el cuello de Kyubin, comenzando a besar, a succionar, a morder su piel mientras sus manos no paraban quitas sobre sus músculos, paseándose arriba y abajo, tocado sus pezones, pellizcándolos d cuando en cuando y hundiendo sus manos bajo la cinturilla de sus pantalones mientras no dejaba de mover sus caderas una y otra vez contra las de Kyubin, que las alzaba también para entrar en contacto con las de Wookjin. El chico había imaginado millones de veces cómo sería estar con él y había planeado aquella noche para poder cumplir sus mayores fantasías, unos planes que había llevado a cabo y que habían salido a pedir de boca, unos planes que, aunque se habían acabado desarrollando de una forma algo diferente a la que había pensado, estaban volviéndolo completamente loco de placer. Ni en sus fantasías más imaginativas y salvajes había podido llegar a imaginar cómo era que los gruesos labios de Kyubin se movieran contra los suyos, buscando más y más de él o que las grandes y huesudas manos lo cogieran por las caderas o que hundiera sus dedos en la carne de sus glúteos o que su miembro erecto se rozara contra el suyo todavía con toda la ropa de por medio… Wookjin no había podido imaginar que todo aquello lo haría sentir tan increíble como se estaba sintiendo en aquellos momentos y no podía ni imaginarse el placer que sentiría cuando el miembro de Kyubin se rozase contra el suyo, piel caliente y húmeda contra piel caliente y húmeda. Wookjin no quería perder el tiempo en averiguarlo tampoco. No le importaba donde estaban, no le importaba que algún camarero pudiera entrar al reservado y verlos, no le importaba absolutamente nada más que su propio placer y el de Kyubin.

 

            Por ese motivo, Wookjin acabó metiendo sus manos entre sus cuerpos, desabrochando los pantalones de Kyubin y sacando su miembro prácticamente erecto de ellos, en toda su gloria, haciendo lo mismo instantes después con su propio miembro, sintiéndose liberado por haberlo sacado de la dolorosa prisión de sus calzoncillos, donde ya no podía aguantar ni un momento más. Kyubin no se resistió a aquello, buscó sus labios y comenzó a besarlo de nuevo, mientras una de las manos que había mantenido en sus caderas atrapó la mano de Wookjin y sus dos miembros juntos, comenzando a moverlas arriba y abajo, una y otra vez. el primer contacto había sido electrificante, pero el contacto constante dejaba al menor en un estado catatónico de placer en el que lo único que podía hacer era sentir y dejarse llevar. El sonido de sus besos, de sus lenguas colisionando, de su saliva mezclándose, de sus jadeos y respiraciones calientes, unido al sonido que emitían sus miembros por la fricción, el líquido preseminal ayudándola, era tan excitante que Wookjin se vio imbuido por todo, y al final, sin poder siquiera contenerse y tratar de durar un poco más, para poder disfrutar de aquel placer exquisito, el chico acabo dejándose llevar por uno de los mejores orgasmos de su vida, un orgasmo que hizo que su miembro convulsionase en el agarre firme que mantenía Kyubin y que acabara manchando el pecho del mayor de semen. Kyubin lo siguió en su orgasmo tan solo unos instantes después, corriéndose sobre sí mismo, uniendo su semen al de Wookjin.

 

            Wookjin tardó unos momentos en volver en sí, todavía paladeando el orgasmo, viendo miles de millones de estrellas detrás de sus párpados cada vez que cerraba sus ojos, pero cuando lo hizo, lo primero que se encontró fue con una sonrisa y una expresión satisfecha en el rostro de Kyubin, indicándole al menor que lo había pasado bien y que había sido una experiencia al menos placentera. Lo siguiente que notó fue el pecho cubierto de semen de Kyubin y rápidamente agarró unas servilletas de la mesa que tenía tras él para comenzar a limpiarlo, murmurando que lo sentía por haberlo manchado, pero la sonrisa no abandonó el rostro de Kyubin en ningún momento y cuando abrió sus ojos y lo miró, Wookjin vio en estos cómo el deseo seguía ardiendo tan intensamente como lo había hecho desde el principio, algo que lo hizo tragar saliva de nuevo, su boca seca repentinamente, pero sintiendo cómo el deseo volvía a surgir en él.

 

            —No hace falta que te esmeres mucho en limpiarme, Wookjin —dijo Kyubin y, aunque parecía completamente borracho de placer, ahora se encontraba totalmente sobrio en lo que al alcohol se refería—. Vamos a salir de aquí inmediatamente y te voy a follar hasta que no te puedas mantener en pie por ti mismo.

 

            Wookjin no pudo evitar que una sonrisa se instalara en sus labios y asintió fervientemente a lo que Kyubin acababa de decirle, sin poder creerse que, al final, hubiera obtenido lo que más había querido en este mundo. Tenerlo a él, a Kyubin.


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