Título: HIM
Autora:
Riz Aino
Pareja: KyuWook
(KB + Nine) (OnlyOneOf)
Calificación:
NC–17
Géneros: AU,
smut, pwp
Número
de palabras: 3.050 palabras
Resumen: Wookjin
siempre ha querido liarse con Kyubin y eso es lo único que tiene en mente
cuando lleva a Kyubin a beber con él.
Advertencias:
al principio besos no consensuados, pero las relaciones sexuales sí lo son y
además son explícitas y en un sitio semi público.
Notas:
esta historia fue pensada hace un par de años, al no verle salida la modifiqué
un poco para poder adecuarla a un plot parcial que tenía pensado para estos dos
idiotas.
Comentario
de autora: hoy hace ya dos años (no me lo creo) que salió angel y
como tenía que escribir algo por este día, qué mejor cosa que nuestro pequeño
demonio fuera el prota de esta historia. Espero que os guste.
—Hyung… ¿otra ronda más? —preguntó
Wookjin, esperando, deseando, que la respuesta de Kyubin a aquella pregunta
fuera afirmativa.
El mayor estaba con la cabeza echada
hacia atrás, sobre el respaldo del sofá del reservado de aquel local al que
habían ido aquella noche a beber, con sus ojos cerrados y la boca abierta, su
flequillo largo cayendo sobre sus ojos y un poco sobre sus mejillas, que tenían
un poco de color, respirando profundamente. Si Wookjin no hubiera sabido que
Kyubin roncaba como un condenado cuando dormía, habría pensado que en esos
momentos estaba durmiendo a pierna suelta debido a todo el alcohol que había
ingerido durante esa noche; no obstante, el mayor no dormía, sino que simplemente
debía de estar algo mareado por todo aquel alcohol y descansando su cabeza para
que le dejara de dar vueltas. Kyubin solía beber bastante, tenía una alta
tolerancia al alcohol, pero esa noche había bebido mucho más de lo habitual
debido a Wookjin, que no había dejado de llenar su copa una y otra vez cada vez
que la veía vacía… lo cual había sido su plan desde el inicio, hacer beber a
Kyubin muchísimo más de lo que éste solía hacer, llevarlo al límite y,
simplemente aprovechar el momento para besarlo. Quizás, aquello no era lo más
correcto moralmente, emborrachar a alguien y aprovechar su estado de embriaguez
para tratar algo que desde el primer momento en el que había conocido a Kyubin,
había querido hacer. Quizás, en su desesperación, estuviera cometiendo un error
gravísimo, pero Wookjin lo único claro era que lo quería, que lo necesitaba y
que, si Kyubin respondía favorablemente a todo, no iba a dejar escapar su
oportunidad.
—Mmmm… creo que no… hip… ya estoy lo
suficientemente… hip… borracho…
Aquella fue la respuesta que Kyubin
le dio, incluso hipando en mitad de la oración, una sonrisa idiota apareciendo
en su rostro cuando giró su cabeza hacia Wookjin y lo miró con los ojos
brillantes. Wookjin tragó saliva, sintiendo la boca terriblemente seca por
aquello. Kyubin era un tío terriblemente atractivo, todavía más desde que se
había dejado el pelo largo, y a Wookjin se le cortaba la respiración, se
quedaba sin palabras, y lo único en lo que podía pensar era en lanzarse sobre
él y comérselo entero a besos. Y en esos momentos, lo único que quería era eso,
poner en práctica aquello que había decidido que iba a hacer esa noche, y
simplemente disfrutar de lo que había querido desde el primer momento.
—Hyung… —murmuró, aunque su voz sonó
más como un jadeo ahogado, casi desesperado cuando habló—. No me vayas a odiar
después de esto…
Y antes de arrepentirse, antes de
que Kyubin pudiera decir o preguntar nada, Wookjin se acercó a él, lo tomó del
cuello de su camisa de rayas y estampó su boca contra la del mayor, moviendo
sus labios en un beso que no fue correspondido por Kyubin. Tras unos momentos,
Wookjin acabó alejándose de él, volviendo a su sitio, a su lado en el sofá de
aquel pequeño reservado, con su corazón latiendo demasiado rápido dentro de su
pecho, con un poco de miedo por conocer la reacción del mayor a aquel beso,
pero sin atreverse siquiera a abrir los ojos para comprobarlo. Le daba mucho
miedo que Kyubin lo rechazase porque no había correspondido aquel beso, pero,
sobre todo, le daba miedo que, a raíz de aquello, el mayor ya no quisiera ser
más su amigo. Wookjin había echado toda la carne en el asador, había hecho
todas sus apuestas y había organizado todo aquello solo porque quería
intentarlo… pero le daban mucho miedo las consecuencias de sus acciones, ahora
más que nunca. No quería hacerlo, no quería abrir los ojos y ver la reacción de
Kyubin, pero al final tuvo que hacerlo, encontrándose con el rostro del mayor a
pocos centímetros del suyo, observándolo fijamente.
—Hyung… —murmuró.
—Estoy muy borracho, Wookjin… pero
creo que me acabas de besar —fue lo que dijo Kyubin, como si tratara de
confirmar si era lo que había pasado.
Kyubin no parecía enfadado, parecía
estar simplemente bastante confuso por estar muy borracho, lo que había en sus
ojos era curiosidad y no ira, por lo que, Wookjin decidió volver a tratarlo,
aprovechar que el rostro del mayor estaba a tan solo unos pocos centímetros del
suyo para salvar aquella escasa distancia y, agarrando con sus manos las
mejillas de Kyubin, besarlo de nuevo, de una forma mucho más intensa que la
primera vez, moviendo sus labios sobre los del mayor, lamiéndolos con su
lengua, mordiéndolos con sus dientes, queriendo más y más, buscando que Kyubin
abriera la boca y así poder profundizar todavía más el beso. No obstante, tal y
como había pasado la primera vez, los labios del mayor no correspondieron aquel
beso y, tras unos instantes, Wookjin acabó dejando de besarlo, separándose de
él y cogiendo su vaso lleno de la mesa, bebiéndose de un tirón todo su
contenido para quitarse el mal sabor de boca porque sus besos no habían sido
correspondidos por una segunda vez.
—Sí… creo que me has besado…
—murmuró Kyubin unos momentos más tarde.
La reacción del mayor no era mala,
realmente parecía completamente apática, por lo que Wookjin decidió que lo
mejor era echarle las culpas al alcohol y salir del paso de aquella forma. El
alcohol te hacía hacer locuras, grandes locuras como besar a tu amigo, no era
raro que aquello pudiera pasar, Wookjin llevaba demasiado tiempo sin pareja y
Kyubin era muy atractivo, simplemente estaba borracho y necesitado de cariño y
Kyubin estaba allí con él, al alcance de su mano. Era una excusa barata, pero
al menos, eso no le haría perder la amistad del mayor y le daría un motivo por
el cual lo había hecho, en lugar de explicar que desde el primer instante en el
que Kyubin había aparecido en su vida, lo único que había deseado había sido
estar con él, liarse con él, acostarse con él, aquel cuerpo de escándalo lleno
de músculos definidos, aquel rostro esculpido por los mejores maestros
escultores, aquellas manos grandes de dedos largos y huesudos que Wookjin
estaba seguro que le podían hacer llegar al paraíso sin mucha dedicación. No…
era mucho mejor la excusa que la realidad, así que, Wookjin habló de nuevo.
—Lo siento… hyung… —comenzó—. Estoy
muy… borracho y… necesitado de cariño y… lo siento…
Esperó después de aquello la
respuesta de Kyubin, pero el mayor no le contestó durante un buen rato, algo
que hizo que el chico se pusiera nervioso, aun más de lo que ya estaba.
—Mmmmm… hazlo de nuevo… —fue lo que
respondió Kyubin después de un rato, dejándolo completamente confuso. No sabía
a lo que se refería. ¿Las disculpas? ¿El beso? ¿Llenarle el vaso de bebida otra
vez porque lo tenía vacío?
—¿De nuevo? ¿El qué? —tuvo que
preguntar.
—Besarme.
Wookjin parpadeó varias veces,
todavía más confuso porque aquella respuesta no era la que se había esperado,
pero la confusión se le pasó rápido y no tardó más que unos momentos en
acercarse de nuevo a Kyubin, cogiendo su cara con sus manos firmemente y
besándolo de nuevo, tal y como había hecho antes, esta vez, por primera vez,
obteniendo una respuesta por parte del mayor, que movió sus labios a la vez que
Wookjin movía los suyos, siguiendo el ritmo del beso. El menor no pudo evitar sonreír
dentro del beso y acabó intensificándolo, buscando mucho más de Kyubin,
besándolo mucho más fuerte, con muchas más ganas, casi con ansias, usando su
lengua para pedir la entrada a la boca del mayor y, en cuanto lo consiguió, la
enredó con la de Kyubin, explorando su boca y dejándose llevar totalmente, sin
pensar en absolutamente nada más, solo sintiendo más y más, solo queriendo más
y más, hasta que tuvo que detenerse para poder respirar, sin alejarse siquiera
del rostro del mayor, con la respiración irregular y el corazón acelerado.
Sus rostros seguían estando muy
cerca el uno del otro y sus respiraciones se mezclaban, Wookjin tuvo que cerrar
los ojos unos momentos e inspirar profundamente para calmarse un poco porque si
seguía de aquella forma, en cualquier momento iba a empezar a calentarse
muchísimo y aquel lugar no era el mejor para tener una erección. Cuando abrió
los ojos de nuevo, el rostro de Kyubin seguía estando muy cerca del suyo y la
forma en la que lo miraba denotaba un deseo intenso, profundo, casi salvaje,
como si acabase de despertarse una bestia en su interior. Wookjin trago saliva
ante aquello, la boca se le había quedado repentinamente seca. Parecía que la
borrachera se le estaba pasando un poco al mayor, ya no parecía tan ido como
minutos atrás y, aunque siguiera estando bastante borracho, aquellos ojos
castaño oscuro ya no estaban perdidos en la inmensidad de aquel reservado.
—Bésame otra vez, Jung Wook…
Kyubin no pudo terminar siquiera de
decir su nombre porque antes de que pudiera hacerlo, Wookjin ya había vuelto a
estampar sus labios contra los suyos, demandantemente. La voz del mayor al
decir aquello había sonado grave, sensual, cargada de un deseo desenfrenado y
Wookjin no había podido resistirse, volviendo a besarlo con muchísima más
intensidad a pesar de que no debería porque su cuerpo había empezado a calentarse,
la sangre acumulándose en su entrepierna, comenzando algo en lo que
probablemente no podría dar marcha atrás, pero a quién engañaba… él no quería
dar marcha atrás tampoco. No era el mejor lugar, pero, joder, había estado
mucho tiempo esperando por aquello, por ser capaz de tenerlo a él, le daba
igual calentarse hasta el infinito si podía seguir besando los labios de Kyubin
una y otra vez, calentarse tanto que fuera completamente insoportable.
Los besos siguieron sin descanso,
sus lenguas uniéndose, la saliva resbalando por sus mentones, sus labios
moviéndose desenfrenadamente, sus dientes entrando en contacto con bocas o
lenguas, descoordinados a medida que subían de intensidad y de rapidez. Wookjin
se acabó moviendo sobre el sofá, sin alejarse de la boca de Kyubin, continuando
con los besos, subiéndose sobre sus piernas, encajándose sobre él, sus rodillas
a cada lado de sus estrechas caderas, pegándose a su torso al máximo, hasta que
sintió el calor emanar del cuerpo del mayor contra el suyo, hasta que sus
entrepiernas se rozaron, provocando que una corriente eléctrica recorriera todo
el cuerpo de Wookjin, desde la cabeza hasta los pies. El chico jadeó dentro del
beso y tuvo que detenerse un momento, paladeando aquella increíble sensación y
cogiendo un poco de aire. Se sentía excitado, increíblemente excitado, caliente
y necesitado de mucho más, por eso, sin poder controlarse, movió sus caderas,
rozando de nuevo su entrepierna contra la de Kyubin, una y otra vez, notando
cómo el miembro del mayor reaccionaba contra el suyo, endureciéndose.
—Calor… —murmuró Kyubin contra su
boca—. Hace calor.
Sí. Wookjin también lo había notado.
Además de sus cuerpos, el ambiente se había caldeado un poco desde que habían
comenzado con los besos y estaba seguro de que se calentaría muchísimo más si
seguían con aquello. Una parte de él, la que estaba algo más despierta y no
invadida por el deseo, quiso alejarse de Kyubin, al menos lo suficiente como
para salir de aquel lugar e ir a un sitio mucho más idóneo y privado para
aquello… pero otra parte de él lo ataba allí, sobre los muslos del mayor, y lo
hacía moverse contra él para sentir el máximo placer que podía sentir con
aquello, queriendo mucho más y queriéndolo ya. Aquella parte era la que estaba
ganando la partida… y al final acabó decidiendo el final de todo en el momento
en el que Kyubin mismo comenzó a desabrocharse rápidamente los botones de su
camisa, desvelando su torso esculpido, aquellos músculos que había tardado años
en forjar en el gimnasio y a los que se había dedicado en cuerpo y alma…
aquellos músculos que Wookjin siempre había visto desde la lejanía y que
siempre había querido tocar. El chico ni siquiera dejó que Kyubin terminara de
desabrocharse él mismo la camisa, llevó sus manos hasta ella y la acabó
desabrochando él, con premura, tocando su torso sin poder ni querer evitarlo,
sus palmas, las yemas de sus dedos, tocando y delineando aquellos músculos de
escándalo.
—Wookjin… —jadeó, casi gimió, Kyubin
en el momento en el que los dedos del chico rozaron sus pezones—. Wookjin
ahhhhh…
Y fue en ese mismo instante en el
que Wookjin perdió la cordura totalmente y se inclinó sobre el cuello de
Kyubin, comenzando a besar, a succionar, a morder su piel mientras sus manos no
paraban quitas sobre sus músculos, paseándose arriba y abajo, tocado sus
pezones, pellizcándolos d cuando en cuando y hundiendo sus manos bajo la
cinturilla de sus pantalones mientras no dejaba de mover sus caderas una y otra
vez contra las de Kyubin, que las alzaba también para entrar en contacto con
las de Wookjin. El chico había imaginado millones de veces cómo sería estar con
él y había planeado aquella noche para poder cumplir sus mayores fantasías,
unos planes que había llevado a cabo y que habían salido a pedir de boca, unos
planes que, aunque se habían acabado desarrollando de una forma algo diferente
a la que había pensado, estaban volviéndolo completamente loco de placer. Ni en
sus fantasías más imaginativas y salvajes había podido llegar a imaginar cómo
era que los gruesos labios de Kyubin se movieran contra los suyos, buscando más
y más de él o que las grandes y huesudas manos lo cogieran por las caderas o
que hundiera sus dedos en la carne de sus glúteos o que su miembro erecto se
rozara contra el suyo todavía con toda la ropa de por medio… Wookjin no había
podido imaginar que todo aquello lo haría sentir tan increíble como se estaba
sintiendo en aquellos momentos y no podía ni imaginarse el placer que sentiría
cuando el miembro de Kyubin se rozase contra el suyo, piel caliente y húmeda
contra piel caliente y húmeda. Wookjin no quería perder el tiempo en
averiguarlo tampoco. No le importaba donde estaban, no le importaba que algún
camarero pudiera entrar al reservado y verlos, no le importaba absolutamente
nada más que su propio placer y el de Kyubin.
Por ese motivo, Wookjin acabó
metiendo sus manos entre sus cuerpos, desabrochando los pantalones de Kyubin y
sacando su miembro prácticamente erecto de ellos, en toda su gloria, haciendo
lo mismo instantes después con su propio miembro, sintiéndose liberado por
haberlo sacado de la dolorosa prisión de sus calzoncillos, donde ya no podía
aguantar ni un momento más. Kyubin no se resistió a aquello, buscó sus labios y
comenzó a besarlo de nuevo, mientras una de las manos que había mantenido en
sus caderas atrapó la mano de Wookjin y sus dos miembros juntos, comenzando a
moverlas arriba y abajo, una y otra vez. el primer contacto había sido
electrificante, pero el contacto constante dejaba al menor en un estado
catatónico de placer en el que lo único que podía hacer era sentir y dejarse
llevar. El sonido de sus besos, de sus lenguas colisionando, de su saliva
mezclándose, de sus jadeos y respiraciones calientes, unido al sonido que
emitían sus miembros por la fricción, el líquido preseminal ayudándola, era tan
excitante que Wookjin se vio imbuido por todo, y al final, sin poder siquiera
contenerse y tratar de durar un poco más, para poder disfrutar de aquel placer
exquisito, el chico acabo dejándose llevar por uno de los mejores orgasmos de
su vida, un orgasmo que hizo que su miembro convulsionase en el agarre firme
que mantenía Kyubin y que acabara manchando el pecho del mayor de semen. Kyubin
lo siguió en su orgasmo tan solo unos instantes después, corriéndose sobre sí
mismo, uniendo su semen al de Wookjin.
Wookjin tardó unos momentos en
volver en sí, todavía paladeando el orgasmo, viendo miles de millones de
estrellas detrás de sus párpados cada vez que cerraba sus ojos, pero cuando lo
hizo, lo primero que se encontró fue con una sonrisa y una expresión satisfecha
en el rostro de Kyubin, indicándole al menor que lo había pasado bien y que
había sido una experiencia al menos placentera. Lo siguiente que notó fue el
pecho cubierto de semen de Kyubin y rápidamente agarró unas servilletas de la
mesa que tenía tras él para comenzar a limpiarlo, murmurando que lo sentía por
haberlo manchado, pero la sonrisa no abandonó el rostro de Kyubin en ningún
momento y cuando abrió sus ojos y lo miró, Wookjin vio en estos cómo el deseo
seguía ardiendo tan intensamente como lo había hecho desde el principio, algo
que lo hizo tragar saliva de nuevo, su boca seca repentinamente, pero sintiendo
cómo el deseo volvía a surgir en él.
—No hace falta que te esmeres mucho
en limpiarme, Wookjin —dijo Kyubin y, aunque parecía completamente borracho de
placer, ahora se encontraba totalmente sobrio en lo que al alcohol se refería—.
Vamos a salir de aquí inmediatamente y te voy a follar hasta que no te puedas mantener
en pie por ti mismo.
Wookjin no pudo evitar que una
sonrisa se instalara en sus labios y asintió fervientemente a lo que Kyubin
acababa de decirle, sin poder creerse que, al final, hubiera obtenido lo que
más había querido en este mundo. Tenerlo a él, a Kyubin.
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