jueves, 29 de agosto de 2013

EXO

Capítulo 9
Skype

  
   Me quité los auriculares y los guardé en el bolsillo de mi chaqueta, para luego sentarme en aquella mesa apartada de la vista de todos donde siempre habíamos quedado él y yo. Eché mi cabeza sobre la mesa y me dispuse a esperar a que llegara. No pasó mucho tiempo hasta que sentí unos conocidos dedos sobre mi cabello y alcé mi cabeza. Verlo con aquella sonrisa en sus labios hizo que mi corazón diera un salto e inmediatamente le correspondiera la sonrisa.

   -LuLu- susurré y él se acercó a mí para darme un pequeño beso en los labios que me hizo estremecer.
   -Te he echado de menos, Hunnie- murmuró contra mis labios.
   -Yo también.
   -No quiero volver a separarme de ti.
   -Nunca más.

-oooOOOooo-

   Miraba sin mirar el paisaje desde la ventana de la habitación de la hermana de ChanYeol. Más bien pensaba en todo lo que nos había pasado a ambos. Antes éramos amigos, grandes amigos, pero ahora, yo ahora sentía muchas cosas por él. Me gustaba mucho besarlo, tocar su cuerpo y me gustaba que él hiciera lo mismo conmigo.

   En definitiva, me gustaba. Mi mejor amigo me gustaba y yo le gustaba a él, o eso era lo que me demostraba con sus acciones.

   Me giré rápidamente cuando oí la puerta de la habitación abrirse y sonreí al ver que era él quien entraba al lugar. Dejé que se acercara a mí y me rodeara la cintura con sus largos brazos. Me alcé un poco de puntillas y rocé sus labios con los míos durante unos segundos. Cuando me separé, él aún mantenía los ojos cerrados y una gran sonrisa se extendía por sus labios.

   -Me gustas- susurró- me gustas mucho, BaekHyun…- me estremecí al sentir sus labios en mi frente y al escuchar sus palabras.
   -Tú también me gustas mucho- contesté.

-oooOOOooo-

   Corría por un pasillo blanco desesperadamente. Buscaba algo o alguien. No sabía por qué, pero parecía que era muy importante. De repente, ante mí apareció una puerta, blanca, al igual que las paredes que me enceraban en aquel lugar. Giré el picaporte y abrí la puerta, cegándome con la luz que procedía del interior.

   Cerré mis ojos con fuerza y luego los abrí, encontrándome con el techo color gris de la habitación de la Residencia. Respiré tranquilo al darme cuenta de que era una pesadilla. Me giré en mi cama para seguir durmiendo, pero no podía. Me giré al otro lado y vi a mi compañero de habitación profundamente dormido.

   Sonreí. Él era muy tierno dormido. Lástima que despierto fuera un coñazo, un verdadero coñazo. Me levanté de la cama intentando no pisar el proyecto de mi compañero para coger mi móvil y mirar la hora. Eran las 4 a.m., demasiado temprano todavía para comenzar mi día. Bufé y miré de nuevo a mi compañero. Seguro que no se daría cuenta de nada si dormía con él unas horas.

   Me metí en su cama intentando no mover demasiado el colchón para que él no se despertara y me eché a su lado. Inmediatamente después, me quedé dormido.

-oooOOOooo-

   Dormía tranquilamente hasta que de repente comenzó a sonar una melodía muy conocida pero que no identificaba para nada. Me removí en la cama y noté un cuerpo a mi lado, cosa que me dejó muy extrañado, pero estaba medio dormido, no pensaba con claridad todavía. Salí de mi ensimismamiento cuando el volumen de la música comenzó a subir y la identifiqué con la canción que tenía como tono en mi móvil SHOCK – BEAST.

   Abrí mis ojos y me encontré con un rostro redondo que despertaba de una manera completamente adorable. El rostro de mi compañero de habitación, MinSeok. No sabía por qué estaba allí, pero por ahora no importaba, debía coger el móvil, a lo mejor era algo importante, algún enemigo. Me subí sobre él intentando no aplastarlo para poder alcanzar mi teléfono y cuando lo conseguí, descolgué simplemente, sin mirar quien era.

   -¿Sí?
   -¡Cariño!- abrí mis ojos de golpe al escuchar aquella voz.
   -Umma- contesté.
   -¿Cómo está mi pequeño?- preguntó y sin darme tiempo a nada, siguió hablando- hace mucho que no me llamas, muchísimo más que no te veo. ¿Estás comiendo bien? ¿Y tus estudios?
   -Umma, más despacio- dije con voz pastosa y carraspeé. Después inspiré hondo y miré a mi compañero, que acababa de despertarse completamente por los gritos que daba mi madre al otro lado del teléfono y me miraba fijamente- estoy bien- comencé a contestar- no he tenido mucho tiempo para nada, ya sabes, muchas cosas que hacer y como bien y estudio mucho.
   -Me alegra saberlo- dijo- pero quiero verte.
   -No puedo…
   -Xing Xing llama a su madre varias veces a la semana- dijo molesta y yo suspiré.
   -Yo no sé de dónde saca tiempo YiXing- murmuré.
   -Pues yo quiero verte…- se escuchó una voz al otro lado pero que no pude identificar y mi madre dejó de hablar unos momentos- oh, muy buena idea- fue lo siguiente que dijo- haced una vídeo-llamada YiXing y tú hoy, que tenemos muchas ganas de veros.
   -Pero yo estoy en la Residencia y YiXing en su piso- contesté.
   -Pues te vas allí.
   -Umma…
   -Esperamos vuestra llamada- y me cortó. Bufé y me volví a girar hacia MinSeok. Él pareció adivinar lo que yo quería decirle, porque rápidamente se apresuró a hablar.
   -Lo siento- dijo- anoche tuve una pesadilla y no podía dormir- suspiré y cerré mis ojos- ¿estás enfadado?
   -No.
   -¿Te importa?
   -No, no me importa- me levanté de la cama y le dediqué una sonrisa- me alegra que hayas podido dormir de nuevo… y bueno… me tengo que ir con YiXing para llamar a nuestros padres.

-oooOOOooo-

   Su hermosa risa llenaba mis oídos a medida que mis labios encontraban los puntos de su cuerpo que lo hacían reír. Dejé un camino de pequeños besos por todo su torso y no me importó cuando su teléfono comenzó a sonar con la canción To You – Teen Top y él se alargó para poder tomarlo de mi escritorio.

   -¿Sí?- lo oí contestar en coreano, pero luego, empezó con su charla en chino- claro, madre, ¿cómo? ¿JongDae?- escuchar el nombre su amigo en una conversación con su madre me molestó un poco, por lo que le di un mordisco a su pezón y él jadeó- ah… no… no es nada. ¿Qué? No, ¿cómo puedes pensar eso?- me miró con reproche y yo lamí el mismo lugar que había mordido. Noté cómo su cuerpo se estremecía y sonreí- sí, claro, nos vemos luego- colgó y dejó el móvil de nuevo en el escritorio- eres un bruto- se quejó- mi madre creía que estaba con una chica.
   -¿No le has dicho que estabas con un hombre?- pregunté atacando sus labios.
   -No, si digo algo como eso seguro que me mandan de vuelta a China y me casan con mi prima Mei- contestó- ¿tú se lo has dicho a tus padres?
   -No, apenas hablo con ellos.
   -¿Y eso?- preguntó.
   -Otro día te lo contaré- volví a besar sus labios- ahora, dime por qué ha salido el nombre de JongDae en la conversación- él sonrió pícaro.
   -¿Celoso?
   -Sólo contesta.
   -Va a venir a casa para hacer una vídeo-llamada con nuestros padres- respondió.
   -¿Cuándo?
   -Dentro de una hora o algo así, supongo.
   -Entonces nos da tiempo a otro- murmuré y cuando bajé hacia su miembro escuché de nuevo su hermosa risa.

-oooOOOooo-

   Salí del ascensor y me encontré ante la puerta del apartamento donde ahora vivían todos los chinos. No me gustaba mucho estar allí porque Kevin siempre me miraba con muy mala hostia cuando estaba alrededor de YiXing. Bueno, en realidad me miraba con muy mala hostia cada vez que estaba cerca de YiXing, estuviéramos en el piso o en cualquier lugar. Suspiré y llamé a la puerta. No tuve que esperar mucho tiempo para que la puerta se abriera y por ella apareciera mi amigo.

   -Hola- me dijo de una manera muy animada y luego me hizo pasar al salón.

   Allí se encontraban los otros tres inquilinos del piso. Tao veía absorto en su mundo un dorama ñoño, LuHan tecleaba con rapidez en su BB y Kris estaba sentado delante del portátil de mi amigo mirando cualquier cosa, hasta que desvió su vista hacia mí y esta fue de odio infinito.

   -Hola- los saludé a todos y me giré hacia YiXing, dándome cuenta de que caminaba algo extraño y encaré una ceja.
   -Luego te lo cuento- susurró y yo asentí, aunque ya sabía perfectamente el por qué andaba así.
   -Bueno, enciende el Skype y terminemos pronto con esto- dije.
   -Ok.

-oooOOOooo-

   Salí de la habitación de la Residencia porque SeHun me tenía ya frito. Desde que se había levantado estaba enganchado al móvil, escribiéndose mensajes en el Kakao con LuHan. No me hacía ningún caso, y eso me desesperaba, por lo que pensé en dedicar mi Sábado por la mañana a hacer algo productivo, para variar.

   Me dirigí a mi Universidad y me adentré en la Biblioteca, un lugar lleno de libros antiguos y que olía a polvo y a moho. Por esa razón no me gustaba pasar mucho tiempo allí y me pasaba los días y las noches de fiesta, pero el curso anterior había aprobado por los pelos y mis padres me matarían sino hacía algo bueno con mi vida, por lo que allí estaba.

   Me adentré por las estanterías de madera vieja, buscando un libro para ponerme al día con mis apuntes, cuando de repente vi a alguien conocido en una de las mesas del lugar. Sonreí y dejé de buscar para acercarme a él y sentarme a su lado.

   -Hola, KyungSoo- susurré sólo para que él me oyera y él levantó la cabeza del libro que leía atentamente- me agrada encontrar un rostro conocido- me sonrío y asintió.
   -A mí también me agrada.

-oooOOOooo-

   Me desperté aquella mañana de mejor humor. Habían pasado un par de días de la cena que me preparó KyungSoo y ya estaba más animado. Además, era también feliz porque no tenía que ir a trabajar e ignorar a Kevin, aunque lo que realmente quisiera fuera hablarle hasta por los codos de cosas sin sentido, como hacía antes.

   Cogí mi móvil y vi que tenía un Kakao de mi vecino. Apenas eran las 10 de la mañana y él me había mandado el mensaje hacía horas.

Soonnie: Estoy en la Biblioteca de mi Facultad, si quieres algo, ya sabes dónde estoy.
Gracias por la información ^^
Si pasa algo, sólo tienes que llamarme.

   Dejé el teléfono en mi mesita y comencé a desnudarme para poder ponerme otra ropa que no fuera el pijama. Cuando me estaba quitando los pantalones, mi teléfono vibró y supe que KyungSoo me había contestado el mensaje, así que me apresuré a leerlo.

Soonnie: Ok ^^
Por cierto, estoy con JongIn, así que, si pasa algo, entre los dos lo arreglamos.

   Sonreí tras ver su mensaje. Ahora que estaba JongIn con él, no tenía por qué preocuparme.










martes, 27 de agosto de 2013

Please, Teach Me a Reason

Capítulo 1
Haré Tu Vida Menos Aburrida,
Si Me Dejas…


            –¡Kris!

            Un chico alto, rubio y de mirada penetrante se giró en mitad del abarrotado pasillo ante la llamada de LuHan.

            –Presidente –fue lo único que dijo cuando el que lo había nombrado llegó a su lado.
            –Tengo que hablar contigo –Kris asintió y se echó a un lado, pegándose a las ventanas del pasillo para no entorpecer a la marea de alumnos que se dirigían a la cafetería; al comenzar la hora del almuerzo los pasillos eran un hervidero de gente. Inmediatamente fue seguido por LuHan.
            –¿De qué es lo que quieres hablar, Presidente?
            –Park ChanYeol.

            El rostro del rubio, que hasta entonces  no había mostrado ninguna expresión, se transformó hasta adquirir un semblante serio.

            –¿Qué es lo que ha hecho ahora? –preguntó intentando restaurar su expresión neutra.
            –No acatar las normas de vestuario –respondió LuHan apoyando sus codos en el alfeizar de la ventana y dejando caer la barbilla en las palmas de sus manos, cansado. Todo era demasiado igual, demasiado aburrido.
            –No te molestes, entonces –la contestación del alto hizo que se girara curioso. Kris era, después de él, el miembro que más miedo infundía dentro del Club de Disciplina.
            –¿Por qué no debería hacerlo? –inquirió LuHan–. Nos dedicamos a hacer acatar las normas a los insolentes –Kris suspiró y miró fijamente al chico que tenía a su lado antes de contestar:
            –Porque ese tipo es muy raro. No importa las palizas que le des, él seguirá sin utilizar la corbata y llevará el primer botón de la camisa desabrochado –hizo una pausa, como si estuviera pensando en sus siguientes palabras–. A veces pienso que le gusta ser golpeado día sí día también.
            –Parece que necesita que lo muerda hasta la muerte para aprender la lección –murmuró LuHan con una pequeña sonrisa cínica.
            –Te deseo suerte con eso –una mano en su hombro y una sonrisa juguetona en el rostro de su subordinado–. Me voy, JongIn me espera para hacer la ronda de hoy.

            Tras una pequeña inclinación de cabeza a modo de despedida, Kris se alejó por el pasillo, ahora desierto.


            LuHan comenzaba su ronda por el pasillo de los de 2º. Solo eran unos enanos ruidosos, estaban bien disciplinados, los de 1º eran los que le daban más guerra y algunos de los de 3º que pensaban que las normas no iban con ellos. Sin embargo, apoyado contra la pared, junto a la puerta de la clase A se encontraba un perturbador del orden que LuHan imponía.

            Park ChanYeol estaba cruzado de brazos, con la camisa sin corbata y el primer botón desabrochado, mirando distraídamente a su alrededor. En cuanto sus ojos se toparon con los del rubio, esbozó una sonrisa que le ocupó la mitad de la cara.

            El chico ignoró el escalofrío que recorrió su espina dorsal y siguió con su tarea de buscar infracciones. Dejaría correr lo de ese chico hasta que se le curaran las heridas de la última paliza.

            Sin embargo, todo lo que había pensado hacer se truncó por culpa de la mirada penetrante y exhaustiva que el moreno había puesto en él. LuHan intentó ignorarla, pero le estaba crispando los nervios, así que, cuando pasó junto a él, no pudo evitar hablar.

            –¿Tienes algo que decirme? –la voz de LuHan era amenazante.
            –¿Quién? ¿Yo? –preguntó sorprendido el moreno, señalándose con el dedo.
            –Sí, tú. ¿A quién más le podría estar hablando si eres la única persona en un radio de cinco metros? –ChanYeol sonrió y a LuHan le entraron ganas de probar las nuevas técnicas que había aprendido de ZiTao con él.
            –Bueno… no tengo nada que decirte –cambió el peso de una pierna a otra y se despegó de la pared.
            –Entonces deja de mirarme –había hielo en la voz de LuHan y su mirada era gélida.
            –No te estaba mirando. Quizás ha sido tu imaginación.

            Antes de que acabara incluso la frase, el rubio ya se había movido y ahora arrinconaba a ChanYeol contra la pared. Daba igual que fuera más bajo, LuHan nunca había tenido problemas para intimidar a las personas aun con su estatura.

            –Parece que tienes muchas ganas de morir, Park ChanYeol –el rubio oyó como el otro tragaba saliva y desviaba su mirada–. Si quieres, te puedo llevar al Paraíso en cualquier momento.
            –Ah… qué atrevido, hyung… –murmuró.
            –¿De qué hablas?
            –¿Podrías no acercarte tanto? –dijo el moreno, mirándolo ahora de una manera muy suave con sus grandes ojos–. Hueles delicioso y estoy comenzando a marearme.

            El único aviso del puñetazo en el estómago que LuHan le propinó fue el ceño fruncido del rubio, aun así, ChanYeol no fue capaz de adivinar sus intenciones y recibió el golpe, doblándose por el dolor en mitad del pasillo.

            –Masoquista –fue lo único que dijo LuHan antes de marcharse.


            Los siguientes días fueron igual. ChanYeol seguía observando fijamente al chico, no acatando las normas y recibiendo con una sonrisa las palizas de LuHan.


            El rubio se encontraba en la habitación que desde el año anterior tenía una plaquita en la puerta que rezaba “Club de Disciplina”. No era más que el antiguo trastero vaciado y ahora amueblado por un par de sofás y una mesa baja, donde se sentaban los miembros, un par de plantas llevadas por ZiTao y un escritorio con una silla de cuero reservada para él.

            “¿Por qué es así?” se preguntaba LuHan “¿Por qué siempre tiene esa sonrisa en su rostro? ¿Por qué no deja de mirarme? ¿Por qué no me tiene miedo?”. El chico se reclinó en su cómodo asiento mirando al techo “Un herbívoro que no conoce el miedo no es más que una planta, ni siquiera vale la pena matarlo” cerró sus ojos “Entonces… ¿por qué no puedo dejar de pensar en él?”.

            LuHan se quedó dormido, ajeno a que en ese momento, un chico alto, moreno y de sonrisa espeluznante pasaba por el pasillo en el que se encontraba aquella sala y se quedaba mirando la puerta unos momentos antes de atreverse a entrar.

            ChanYeol atravesó la distancia que lo separaba del mayor de puntillas, intentando hacer el menor ruido posible. No quería despertarlo. Dormido, LuHan tenía el rostro relajado y el moreno pudo apreciar así sus suaves rasgos. Su cara era redondeada y le daba un aspecto aniñado, su nariz pequeña y sus ojos un poco menos rasgados que la mayoría. Sus labios eran finos y tenían aspecto de ser suaves y dulces.

            El moreno se encontró inclinándose sobre el chico, sin apenas ser consciente de lo que hacía, hasta que rozó sus labios con los de LuHan y este abrió sus ojos.

            –Bajaste demasiado la guardia –murmuró ChanYeol antes de llevarse un golpe en la nuca–. Auch –se quejó tocándosela–. Supongo que no está bien aprovecharse de la gente mientras duerme –murmuró para sí.
            –¿Tus últimas palabras? –preguntó LuHan mirándolo con verdadero odio. El moreno lo observó, inclinando su cabeza, como si fuera un perro intentando entender lo que su amo le decía.
            –Mmm… ¿estuviste delicioso?

            ChanYeol se esperaba el golpe, pero aun así fue incapaz de detenerlo y el puño de LuHan impactó contra su nariz, haciéndolo notar inmediatamente cómo un líquido caliente, rojo y espeso salía de ella.

            –Parece que te está costando aprender –murmuró LuHan con una sonrisa cínica–. ¿Qué tal si te mato para que vuelvas a empezar desde parvulario? –una patada en la entrepierna.
            –Ahrg… ¡me has dado una patada! –acusó ChanYeol llevando una mano a aquel lugar con una mueca de dolor.
            –Sí, ¿y qué? –se acercó al moreno y lo cogió por el cuello de la camisa–. Deberías limitarte a hacer estas cosas con cualquier chica mona de tu curso, para tu suerte, eso no incumple ninguna norma.
            –¿También piensas eso? ¿Qué las chicas son mucho más monas que tú? –LuHan alzó una ceja.
            –Tienes mucho talento para hacerme enfadar –su voz fue puro hielo, pero ChanYeol no pareció advertirlo.
            –Oh, gra-

            Un golpe en la mandíbula. Un rodillazo en el estómago. Un cuerpo cayendo al suelo y otro abandonando la habitación.


            A la mañana siguiente, un magullado ChanYeol entraba a la clase en la que ya estaban todos sus compañeros. Todos se giraron a mirarlo y comenzaron a cuchichear. Sus dos amigos, BaekHyun y KyungSoo, se levantaron de sus asientos y fueron hacia él, preocupados.

            –ChanYeol, ¿qué te ha pasado? –preguntó KyungSoo.
            –Oh… me tropecé con un gato –contestó el alto.
            –¿Pretendes quedar bien contando semejante mentira? –dijo BaekHyun mirándolo enfadado–. ¿Qué es lo que te pasa últimamente?
            –Nada por lo que debáis preocuparos –les dijo a sus amigos con una sonrisa y poniendo sus manos sobre las cabezas de estos para revolverles el cabello.
            –Nos preocupamos porque somos tus amigos –murmuró KyungSoo.
            –Tranquilos, yo puedo solo con esto.
            –¿No te habrás metido en algún lío? –intentó el castaño, a ver si así le sonsacaba algo, pero ChanYeol solo negó con la cabeza.
            –No es nada, chicos –abrió sus brazos y ambos se abrazaron a él.
            –Si pasa algo grave nos lo dirás, ¿verdad? –preguntó el moreno y el alto asintió.
            –Por supuesto.


            LuHan caminaba por el pasillo de los de 2º cuando un chico alto que conocía bastante bien se cruzó en su camino. El rubio hizo una mueca de desagrado, pero el otro mantuvo su exasperante sonrisa en su rostro, observando con sus grandes ojos al chico que tenía en frente, sin decir nada, sin hacer nada.

            –¿No tuviste suficiente con lo del otro día? –preguntó LuHan.
            –No.
            –Entonces cumpliré tu deseo y te morderé hasta la muerte –el moreno agachó su rostro para ponerlo a la altura del oído de LuHan.
            –Perfecto.

            El Presidente del Club de Disciplina esbozó una pequeña sonrisa cínica antes de agarrar una de las orejas de soplillo del otro y comenzar a tirar de él por el pasillo entre las quejas de ChanYeol y las miradas de asombro y miedo de los demás alumnos del instituto. LuHan solo detuvo su avance cuando entró al lugar donde se reunía el Club y soltó al chico, tirándolo al suelo de una patada.

            –Eres demasiado débil para entretenerme durante mucho tiempo, por lo que te mataré rápido –murmuró LuHan.
            ­–El día que nos conocimos dijiste que no valía la pena vivir en un mundo tan aburrido como este –dijo ChanYeol y el rubio enarcó una ceja.
            –¿En serio? No lo recuerdo.

            Sí lo recordaba.

            ­–¿Y qué pasa si te digo que no voy a dejar que te aburras nunca más? ¿Qué te voy a entretener de otra manera? –la mirada del moreno era muy penetrante mientras se alzaba del suelo y se dirigía lentamente hacia donde estaba el otro.
            –¿De verdad piensas cosas tan estúpidas? –rio LuHan.
            –Sí –murmuró contra sus labios antes de atraparlos durante unos momentos.
            –¿Esta es la manera de la que me quieres entretener? –preguntó el rubio.
            –Sí, si me dejas…
            –Eres estúpido –esta vez fue LuHan quien se acercó y rozó los labios de ChanYeol con los suyos–. Pero tienes agallas.
            –¿Eso es un sí? –la mirada del moreno brillaba.
            ­–Es un “lo pensaré” –contestó, y antes de que el otro pudiera hacer nada le hincó el puño en el estómago–. Ni se te ocurra acercarte a mí si es fuera de esta sala –LuHan comenzó a retirarse.
            –Me encanta cuando te pones violento –escuchó cuando salía al pasillo.
            “Masoquista”.





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jueves, 22 de agosto de 2013

EXO

Capítulo 8
La Noche



   Apenas terminamos de comer me apresuré a ayudar a KyungSoo a lavar todos los platos y a recoger la mesa. Él había hecho muchas cosas por mí ese día y se lo debía. Mientras yo pasaba el estropajo por los cacharros, él los enjuagaba y secaba.

   -Hyung- murmuró.
   -Dime.
   -¿Por qué crees que Kevin nos hizo separarnos?- preguntó y yo dejé lo que hacía para mirarlo.
   -No lo sé…- contesté- él pensó que sólo así se resolvería el problema.
   -Yo no estoy tan seguro…
   -¿Y eso?
   -Pienso que un adversario dividido es más débil que si está unido…

-oooOOOooo-

   -Ya ha pasado todo… ya está todo bien…- eso era lo que oía decir a Kevin en mi oído con voz queda- todo está bien… estoy aquí… no te pasará nada malo…- me agarré fuertemente a su cuerpo y escondí me cara entre su pecho. No podía parar de sollozar y no sabía por qué. KyuHyun-shi había intentado matarme, era un enemigo y Kevin me había salvado, ¿por qué no podía dejar de pensar que estaba mal?- tranquilo YiXing… estoy aquí…
   -Gracias…- pude decir finalmente.
   -No hace falta que me des las gracias sino te sientes agradecido…- sentí sus labios contra mi cabello y me estremecí. Él nunca había hecho nada así- sé que no querías que lo matara…- otro beso en el mismo lugar- pero prefiero tu odio a que salgas herido- esas palabras me dejaron sumamente confuso. Yo no lo odiaba, ¿cómo podría odiarlo? Me había salvado la vida.
   -No… te odio…- susurré intentando dejar de llorar, pero no podía calmarme. Lo oí suspirar, ¿aliviado?
   -Me agrada oír que no me odias- murmuró y volvió a besar mi cabeza- eres una persona muy importante para mí…
   -No te odio…- repetí- te amo…- noté cómo su corazón comenzó a latir rápidamente en su pecho y supe, aunque no dijo nada, que él me correspondía. Se habían acabado mis dudas. Me pegué más a él e intenté por todos los medios dejar de llorar, hasta que dejé de hacerlo- Kris…- susurré su verdadero nombre y sentí de nuevo un beso sobre mi cabeza.
   -Dime, Lay- un estremecimiento recorrió mi cuerpo al escuchar mi verdadero nombre salir de sus labios.
   -Quiero hacer el amor contigo- murmuré.
   -No quiero que sea por obligación.
   -No lo es- alcé mi cabeza y lo miré a los ojos- quiero hacerlo… quiero llegar hasta el final…

-oooOOOooo-

   Los besos suaves y pausados con los que comenzamos habían dado paso a algo más salvaje y ahora, lo tenía debajo de mí y no podía parar de morder sus labios, su barbilla, su cuello. Cada trozo de piel que tenía expuesta ante mí era tomado inmediatamente para ser maltratado. Le podía estar haciendo daño, pero él no se quejaba, sólo jadeaba y gemía débilmente una y otra vez.

   De repente, unos golpes en la puerta me hicieron separarme de mi amigo rápidamente y me caí de la cama al hacerlo. BaekHyun se levantó corriendo también y se recolocó la ropa, mientras yo ignoraba el dolor de mi trasero y carraspeaba para poder hablar.

   -¿Quién?- pregunté.
   -ChanYeol- dijo mi madre- ¿BaekHyun está contigo?
   -Sí, ¿por qué?
   -Sus padres han llamado y quieren que se ponga- lo miré con un puchero y él me sonrió tímidamente.
   -La próxima vez será- susurró y me dio un pequeño beso, después, se volvió a acomodar la ropa y salió de mi habitación, dejándome con un problema entre las piernas.

-oooOOOooo-

   -Entonces…- escuché decir a mi compañero de habitación y amigo y me volví hacia él- ¿habéis quedado?- asentí con una sonrisa y él sonrió- me alegra, Hunnie.
   -¿Y eso?- pregunté- si LuHan y tú os lleváis a matar la mayor parte del tiempo.
   -Es porque ya no estarás triste- contestó sonrojándose- eres la persona más importante para mí y quiero verte sonreír- amplié mi sonrisa muy me levanté de mi cama para ir hacia la suya y darle un abrazo de oso.
   -Tú también eres una persona muy importante para mí, Jonggie- murmuré.

-oooOOOooo-

   -¿Estás seguro?- pregunté todavía sin poder creerme lo que oía.
   -Completamente seguro- susurró. YiXing tenía los ojos brillantes, por el reciente llanto, pero también veía en ellos algo nuevo, algo que me gustaba demasiado.
   -Está bien entonces.

   Me encorvé sobre su cuerpo y comencé a besar su cuello. Sabía que ese era su punto débil. Inmediatamente después, empezó a suspirar suavemente y a estremecerse. Paseé mis manos por sus costados y luego las introduje por su camiseta para poder así tocar su blanca y suave piel. Un suspiro más fuerte salió de sus labios y sonreí contra la piel de su cuello. No me quería ni imaginar cómo gemiría por más, ahora que se la metería hasta el fondo.

   Acabé por retirar su camiseta y dejar su pecho descubierto ante mí. Lo miré fijamente mientras me lamía los labios y él se sonrojó violentamente, apartando su mirada de mí. Sonreí antes de volver a inclinarme sobre él y besarlo como si no hubiera mañana. Ese cuerpo me pertenecía y lo iba a dejar bien claro.

   -Ah… Kris…- gimió cuando llevé mi boca hasta su bajo vientre, donde comenzaba a estorbarme la ropa que aún conservaba. Me dediqué a mordisquear su ombligo mientras desabrochaba sus vaqueros con mis dedos y luego los bajé hasta que quedaron por sus rodillas. Iba a repetir el mismo proceso con sus boxers cuando noté sus manos sobre las mías, deteniendo todo movimiento- para…- susurró y yo me alejé de él de mala gana. YiXing se incorporó un poco y acabó por retirarse los pantalones- no es justo.
   -¿Qué no es justo?- pregunté sin entenderlo.
   -Que tú estés completamente vestido y yo apenas tenga nada- contestó y yo lo miré pícaro.
   -Entonces… desnúdame…- él me miró cómo nunca lo había hecho, una mirada llena de deseo, una mirada que me hizo estremecer y justo después, me hizo tumbarme en la cama.

   Comenzó a besarme, al principio de una manera suave, mientras se subía sobre mi cuerpo y se sentaba justo sobre mi miembro, haciéndonos a ambos jadear dentro del beso. Fue entonces cuando este se volvió más desenfrenado. Su lengua se movía aunque aún inexperta, de manera muy excitante por toda mi boca, y eso me excitaba, me excitaba mucho.

   Me retiró toda la ropa sin que yo apenas me diera cuenta de nada. Me sentía muy perdido, perdido en sus labios, en sus manos recorriendo mi cuerpo y en sus acciones. Estaba acostumbrado a tener siempre el control, a avanzar sobre terreno seguro, a no dejarme guiar por nada ni por nadie. Pero con YiXing, con él podía ser distinto y no me molestaba en absoluto.

-oooOOOooo-

   Estábamos en el salón después del ataque. Habíamos dejado a YiXing solo con Kevin, mientras este lo consolaba. Quería ir a ver cómo estaba la persona que se estaba convirtiendo en mi amigo, pero Tao me dijo que era mejor dejarlos solos. Por eso estaba allí, viendo un programa de variedades en el que un grupo popular de seis chicos que parecían gánsteres (no sabía cómo se llamaban, ni tampoco me importaba) hacían locuras (N.A.: Por si alguien no lo pilla… el grupo es B.A.P. ^^).

   De repente, se escuchó un sonido procedente de la habitación que compartía con YiXing y me tensé. Me levanté corriendo del sofá cuando de repente se escuchó un gemido y me quedé en el sitio en el que estaba. Tao se levantó y se colocó ante mí con una sonrisa avergonzada.

   -¿Quieres ir al cine a ver una peli?- preguntó y otro gemido se escuchó, esta vez uno muy gutural, uno que no podía ser de YiXing.
   -Sí- contesté rápidamente.

-oooOOOooo-

   Ahora ambos estábamos desnudos, en igualdad de condiciones. Pero yo no sabía qué hacer. Muchas veces nos habíamos tocado en aquel mes, pero nunca habíamos llegado hasta el final y ahora, estábamos a punto de hacerlo. Me eché sobre su cuerpo y dejé que me abrazara, mientras yo repartía besos por cada lugar que alcanzaba. Noté sus manos bajar a mi trasero y comenzar a tocarlo, agarrándolo, apretándolo, haciéndome jadear y mordisquear levemente su piel.

   -¿Por casualidad no comprarías vaselina cuando los condones?- susurró en mi oído y yo me tensé. Maldita sea, en eso no había pensado- supongo que no, por tu reacción- murmuró- tranquilo, intentaré no ser brusco…- me separó de él y me hizo colocarme de rodillas, con el trasero levantado hacia él, de espaldas, sin poder ver nada de lo que él hacía. Noté su cuerpo detrás de mí, unos dedos tocando mi trasero y su otra mano agarrando mi miembro- dime si te duele.

   Y en ese momento introdujo un dedo. Me tensé irremediablemente y jadeé. Dios, eso se había sentido muy extraño, pero aún más extraño fue cuando comenzó a mover ese dedo en mi interior. No dolía mucho, solo molestaba y era algo soportable. Para lo que no estaba preparado era para cuando sacó ese dedo y metió dos de golpe.

   -¡Ahrg!- grité y él paró de golpe.
   -Lo siento- murmuró. Entonces, comenzó a bombear mi miembro arriba y abajo.

   A partir de ese momento lo único que podía hacer era gemir. El placer que sentía enmascaraba el dolor que pudieran provocarme sus dedos en mi interior, ya que apenas los sentía moverse. Todo fue en incremento, el placer, los dedos en mi interior, la velocidad a la que movía su mano sobe mi miembro, hasta que me corrí profiriendo un ronco gemido.

   -¿Dónde están los condones?- lo oí preguntar, aunque apenas podía ni sentir nada más que un inmenso placer por acabar de llegar al orgasmo. Le señalé como pude el primer cajón de la mesita de noche y lo vi salir de la cama para poder coger la caja. Cuando lo volví a ver ya tenía el condón puesto sobre su miembro y se sentó en la cama- intentaré no ser brusco- murmuró.

   Cerré mis ojos y noté sus manos abriendo mis piernas, sus dedos buscando mi ano y una gran presión en este. No pude evitar jadear mientras lentamente, él se iba introduciendo en mí. Dolía. Dolía mucho, pero a la vez, sentía placer. Era algo sin duda extraño.

   Un gemido grave, gutural, escapó de sus labios cuando se internó completamente en mí y un grito, de dolor, escapó de los míos. Abrí mis ojos y lo encontré sobre mí, mirándome a los ojos, pidiéndome disculpas con ellos. Llevé mi mano a su rostro y lo acaricié.

   -Sigue- susurré- sigue…

   Y él lo hizo. Comenzó a moverse lentamente dentro de mí, adelante y atrás. Sentía que me estaban desgarrando por dentro, pero debía aguantar. En los apuntes sobre sexualidad decía que la primera vez en una penetración anal era horrible, pero que al final resultaba placentera, muy placentera, y tenía razón. En una de las embestidas, Kevin tocó un lugar dentro de mi cuerpo que me hizo gemir de puro placer. Había dado con mi próstata y estaba viendo las estrellas. Él notó que ahí era donde debía llegar y en cada una de las embestidas, la tocaba.

   En unos momentos todo se volvió una locura. Lo único que se escuchaba en el lugar eran nuestros gemidos y los muelles del viejo colchón. Cada vez más rápido y con más fuerza se adentraba en mí, pero yo ya no sentía dolor, sentía que iba a morir de placer. Noté una mano sobre mi pene, tocándolo, acrecentando la sensación de placer.

   Miles de sensaciones, miles de sentimientos explotaron cuando volví a llegar al orgasmo y Kevin me siguió en él.







martes, 20 de agosto de 2013

Please, Teach Me a Reason

Prólogo
Una Persona No Puede
Morir de Aburrimiento, ¿Verdad?


            Me pregunto quién descubrió que es imposible morir de aburrimiento. ¿Esto es todo lo que existe en este mundo? Es demasiado aburrido; demasiado poco estimulante.

            Puñetazo. Patada. Dos respiraciones jadeantes; una desde el suelo, otra desde arriba. Un chico pelirrojo se retorcía de dolor tras el último golpe, mientras su agresor, un chico rubio, lo miraba con desprecio.

            “Qué aburrido” pensó el rubio mientras empujaba con el pie al otro chico, poniéndolo boca arriba, para observar como la sangre salía de su nariz y las lágrimas de sus ojos. “Esto no me entusiasma nada”.

            Otra patada en el estómago y el chico del suelo se encogió de dolor.

            –Ya sabes que está prohibido comer durante las clases, Kim MinSeok –dijo el agresor con voz impersonal y mirada dura–. No me hagas tener que darte otra lección de modales –el chico asintió desde el suelo, sorbiendo sus mocos y tapándose el rostro con sus manos­–. Ahora vete, antes de que decida que mereces mucho más.

            Apenas terminó de decir estas palabras, el pelirrojo ya se estaba levantando del suelo con algo de esfuerzo.

            –Lo siento mucho, Presidente –susurró y se largó haciendo una reverencia pronunciada.

            El rubio suspiró y miró al cielo.

            “Debo encontrar algo que me libre de este aburrimiento”.

            Xi LuHan era el Presidente del Club de Disciplina de aquel instituto privado del centro de Seúl, en el que los alumnos eran unos ricachones sin modales. Su Club había nacido de la necesidad de poner orden en aquel lugar y su cargo, gracias a la confianza de que haría lo que fuera por instaurar el orden.

            No llevaba ni un curso en funcionamiento y los altercados se habían reducido en un 80%. LuHan estaba orgulloso de su trabajo y del de los suyos. Sin embargo, ya no era tan emocionante como al principio.

            El chico giró su cabeza y su vista de águila reconoció un incumplimiento del reglamento en uno de los chicos que paseaban por el pasillo. Era alto, muy alto y su pelo corto y negro, dejando ver unas orejas de soplillo. Sus ojos oscuros eran enormes y en su boca esbozaba una sonrisa igual de grande, plagada de dientes. Pero no era su físico lo que había llamado la atención de LuHan, sino su camisa sin corbata y el primer botón desabrochado.

            No tardó mucho en avanzar hacia él desde el lugar en el que se encontraba. Justo cuando llegó, el chico reía escandalosamente de alguna broma.

            –Nombre y curso –pidió LuHan y el chico se volvió hacia él con esa sonrisa enorme. Al rubio le entró un escalofrío.
            –Park ChanYeol. 2ºA –contestó y el rubio hizo una pequeña mueca. Recordaba ese nombre de los informes de Kris, que era el que se encargaba de él. No parecía estar haciendo un buen trabajo, tendría que darle una lección.
            –¿Puedo hablar contigo un segundo? –era más una orden que una petición, aun así, le dio ese tono de pregunta.
            –Claro –el moreno se giró hacia los chicos con los que estaba. Uno era castaño y bajito, con los ojos algo caídos en los extremos; el otro también era pequeño, pero su color de pelo era el azabache y sus grandes ojos oscuros miraban a su alrededor como si todo le causara una profunda impresión–. Nos vemos en clase –despidió y ellos no tardaron en escapar por el pasillo. Otra vez se giró hacia LuHan con esa sonrisa que le daba apariencia de idiota–. ¿Qué es lo que sucede, hyung?
            –¿Por qué no utilizas la corbata cuando la Norma nº3 en cuanto a vestimenta dice expresamente que el uniforme masculino debe ir compuesto por pantalón, camisa blanca, corbata y chaqueta?

            ChanYeol formó con sus labios una “oh” y luego llevó su mano derecha hacia su nuca, que comenzó a rascar como si fuera un perro con sarna.

            –La verdad es que no te lo puedo decir, hyung –contestó y a LuHan le comenzó a palpitar la vena de su sien.
            –¿Por qué? –las palabras que salieron de sus labios fueron tan frías que se asemejaban a témpanos de hielo.
            –Digamos que es… secreto profesional.

            Otra vez apareció en su rostro esa sonrisa exageradamente grande que comenzaba a crisparle los nervios al Presidente del Club de Disciplina. El rubio se acercó a ChanYeol, invadiendo su espacio personal, alzándose de puntillas para poder hablarle alto y claro al oído de aquel gigante idiota.

            –¿No sabes cuáles son las consecuencias de no acatar las normas? –el moreno negó con la cabeza. LuHan sonrió antes de seguir hablando–. Te morderé hasta la muerte.
            –Eso me gustaría –la voz grave del chico, susurrada contra su oído, reverberó en la cabeza del rubio–, soy masoquista.
            –Entonces disfruta.

            Puñetazo. Patada. Dos respiraciones jadeantes; una desde el suelo, otra desde arriba. Un chico moreno se retorcía de dolor tras el último golpe, mientras su agresor, un chico rubio, lo miraba con desprecio.

            “Qué aburrimiento” pensó LuHan.

            –¿No crees que no vale la pena vivir en este mundo si es así de aburrido? –dijo a nadie en concreto, yendo a por su próxima víctima.