De la noche anterior habían sacado
en claro quién debía ser el fantasma vengativo y ese no era nadie más que Kim
JongIn. Ahora ya tenían mucho más que la semana pasada, cuando no sabían
absolutamente nada de lo que sucedía, ni sabían siquiera si aquel espírituo
existía. Al menos habían avanzado bastante y Lu Han casi sentía que estaba
próximo a volver a tener a su hermano menor entre sus brazos de nuevo. El chico
terminó de colocarse la chaqueta del uniforme del instituto y luego salió de
casa en dirección a las clases mucho más motivado que los anteriores días.
Aquel sábado se cumplía una semana
desde que SeHun y ZiTao desaparecieron sin dejar rastro y estaba bastante
preocupado por lo que podían estar sufriendo los chicos, por si tenían agua o
comida todavía, por si el fantasma no les había hecho nada malo… pero tenía la
corazonada de que ellos estaban bien y de que estaban muy cerca de encontrarlos
pronto y en perfectas condiciones.
Lu Han llegó al instituto y se
dirigió directamente a la biblioteca, donde ya se encontraban los demás chicos
y donde también estaba la profesora de Historia. Él la saludó cortésmente y
luego se dirigió a la mesa en la que estaban todos reunidos, pasando sus brazos
por la cintura de MinSeok al llegar y abrazándose fuertemente a su espalda. Su
chico se giró levemente para dedicarle una sonrisa, pero no dijo absolutamente
nada para no perturbar la conversación que estaban manteniendo antes de su
llegada.
—Entonces tenemos
que devolver todas las cosas que hemos cogido para que nadie las eche en falta
—decía JunMyeon—. Así no nos meteremos en ningún problema más ahora que ya
tenemos la mayoría de las cosas claras.
—Nos faltaría tener la confirmación
de que nuestras suposiciones sobre la relación entre JongIn y BaekHyun son ciertas
—comentó YiFan—, pero no creo que haya nada de eso en ningún documento.
—Es lo malo de todo esto —murmuró
YiXing—, que tenemos que ir medio a ciegas… pero al menos no vamos a ciegas
completamente y eso es una gran ventaja.
—Lo que tenemos que decidir ahora
mismo es quien se encarga de devolver las cosas —dijo MinSeok—. Lo demás lo
podemos discutir después de eso.
—Pues por hablar… —comenzó JongDae—.
¿Qué te parece venir con JunMyeon y conmigo a devolver los periódicos?
—¿Yo? ¿Por qué? —le replicó.
—Por haber hablado —sonrió el menor.
—KyungSoo y yo podemos encargarnos
de devolver las fichas que cogimos anoche —cortó ChanYeol antes de que los dos
chicos comenzaran a replicarse el uno al otro—. No creo que nos hagan más falta
y no es seguro que los tengamos nosotros.
—Entonces ya está todo decidido por
hoy —dijo Lu Han—. Ellos dos devuelven los documentos y vosotros tres los
periódicos.
Su novio se giró hacia él con un
puchero en sus labios porque no quería hacer aquello, pero la decisión ya había
sido tomada y aceptada por todos, así que no se podía cambiar.
YiFan no tenía ninguna gana de
entrar en clase. Había pasado muy mala noche a pesar de haber dormido junto a
YiXing y lo único que menos le apetecía era estar escuchando las lecciones que
le tocaran aquel día en clase. Sin embargo, tuvo que seguir a los demás cuando
comenzaron a salir de la biblioteca para dirigirse a los salones de cada uno.
Iba arrestando los pies y con la cabeza gacha, no obstante, y por ese motivo
seguramente fue por el que YiXing se acercó a él y lo tomó del brazo para
detener su caminata y luego llevarlo por otro pasillo distinto al que sus
amigos habían accedido.
—¿Te encuentras mal? —le preguntó,
tomando con el dorso de su mano la temperatura de su frente y quedándose a
escasos centímetros de él, mostrando su preocupado rostro—. No parece que
tengas fiebre.
—Estoy bien —le aseguró—. No tengo
fiebre, solo estoy cansado.
YiXing se alejó un poco de él,
aunque no lo suficiente porque el chico todavía podía notar el calor de su
cuerpo. Parecía estar pensando en algo porque tenía la mirada fija en su
rostro, pero miraba más allá de él. Todo a su alrededor se quedó en silencio un
par de segundos, hasta que el chico volvió a hablar.
—¿Quieres que hoy hagamos novillos?
—¿De entre todas las personas de
este instituto tú me estás proponiendo hacer novillos? —cuestionó, sin poder
creérselo.
—¿Por qué no? —YiXing se encogió de
hombros—. Nunca he hecho y hoy es un buen día para empezar.
—Está bien, entonces —le sonrió antes
de tomarlo de la mano y llevarlo lejos del edificio donde se encontraban.
YiXing no se resistió en ningún
momento y eso hizo sonreír a YiFan, aunque sabía perfectamente que el chico
estaba haciendo todo aquello porque quería saber qué era lo que le pasaba por
la cabeza. YiFan no hablaba mucho de sí mismo, pero quizás era el momento de
sincerarse completamente con su novio, de decirle exactamente qué era lo que
ocurría con su familia y qué era lo que pensaba él de todo aquello.
En el intercambio de clase entre
primera y segunda hora, ChanYeol salió de allí aprovechando que a aquella hora
no iba a tener ninguna lección y fue en busca de KyungSoo para ir a devolver
los documentos que habían cogido la noche anterior, al igual que las llaves, a
sus respectivos lugares antes de que nadie los echara de menos. No iba a ser
complicado porque los sábados había la mitad de profesores que los demás días
de la semana y por eso habían elegido hacerlo a plena luz del día.
Cuando llegó a las escaleras se
encontró a KyungSoo ya esperándolo allí, así que simplemente se saludaron mudamente
antes de dirigirse al pasillo en el que se encontraba el despacho de la jefa de
estudios, el lugar al que tenían que ir. No había ni un alma en el ala que le
pertenecía a los profesores ya que todos los que habían ido al instituto
aquella mañana tenían que estar impartiendo clases; sin embargo, no iban a
correr riesgos inútiles, así que uno de ellos se quedaría vigilando desde un
lugar cercano y más o menos a cubierto y avisaría al otro si había algún
problema.
—Voy a ir yo —le dijo KyungSoo una
vez se encontraron cerca de su destino—. Soy mucho más silencioso que tú.
—Y también más pequeño —comentó él
como una pequeña broma, pero KyungSoo lo miró con cara de querer matarlo y ChanYeol
se alejó un par de pasos de él—. Lo siento, no me volveré a meter con tu altura
aunque seas una persona tamaño de bolsillo.
KyungSoo le gruñó débilmente antes
de girarse y seguir su camino sin él. ChanYeol lo observó hasta que se perdió
dentro del despacho de SoonKyu y comenzó después a hacer su trabajo vigilando
que nadie se acercara al lugar y pudiera pillar al chico con las manos en la
masa.
YiXing se había quedado en silencio,
al igual que YiFan, una vez ambos llegaron al lugar en el que el mayor había
decidido pasar la mañana: detrás del pabellón. Desde allí podía escuchar cómo
las zapatillas deportivas rechinaban en el suelo dentro del edificio y YiXing
rezó para que a ninguno de los que se encontraba allí le diera por salir y
encontrarlos a ambos porque si no su primer día de novillos iba a acabar muy
mal.
El chico estaba tan metido en sus
propios pensamientos que no se dio cuenta de que YiFan por fin había reunido
todo el coraje para hablar hasta que no sintió su voz cálida y grave contra su
oído diciendo las primeras palabras.
—Ya sabes cuál es la profesión de mi
padre —comenzó y YiXing asintió—. Él es bastante conservador en cuanto al tema
de la sexualidad y desde siempre ha estado molestándome con ello.
YiXing recordaba que le había
comentado aquello mismo en múltiples ocasiones, además de haber visto cómo la
cara de aquel hombre mutaba cada vez que lo veía a él aparecer por su casa. Se
notaba a leguas que era bastante rígido en la interpretación de su religión y
las relaciones homosexuales le parecían una aberración.
—Ayer cuando llegué a casa
—continuó—, me increpó que hubiera estado contigo estas tardes y me dijo que
encima tenía la poca vergüenza de pecar contigo bajo su techo —YiFan soltó una
carcajada irónica y apretó el agarre que mantenía en su cuerpo—. Desde hace
mucho tiempo sospecha que me gustan los hombres y ha intentado encasquetarme a
todas las hijas de los fieles de su iglesia, pero yo las he rechazado a todas.
Te quiero a ti. Solo a ti.
YiXing jugó con las grandes manos
que se encontraban en su cintura hasta que estas finalmente dejaron de ejercer
su firme agarre y luego se giró hacia él para besarlo en los labios lo más
dulce que pudo. Cuando se separaron, lo miró a los ojos unos momentos y después
junto sus frentes, intentado reunir el valor para decir las siguientes
palabras.
—Yo te quiero, YiFan —comenzó—. Te
quiero demasiado, pero tampoco quiero ser un obstáculo para ti.
—No eres ningún obstáculo, Xing
—respondió inmediatamente—. Mi madre me ha dicho varias veces que ella nos
apoya y que incluso puede amenazar a mi padre con el divorcio si no nos deja
tranquilos.
—Pero eso sería algo muy drástico
—murmuró.
—También me ha dicho que puedo
volver con ella a San Francisco y terminar de estudiar allí… pero eso
significaría tener que separarme de ti y no quiero.
—¿Entonces qué podemos hacer?
—cuestionó YiXing.
—Por ahora simplemente terminar el
instituto —resolvió YiFan—. Y estudiar duramente inglés mientras porque mi
madre dijo que si habías terminado también podías venirte con nosotros si
querías.
—Dile a Stephanie que la quiero casi
tanto como a su hijo.
—Se lo diré —murmuró YiFan, cruzando
la escasa distancia que los separaba antes de besarlo de nuevo.
JongDae, JunMyeon y MinSeok se
dirigían después de las clases del sábado a la casa del primero para recoger
los periódicos que habían sacado de la biblioteca sin permiso y así devolverlos
antes de que nadie se diera cuenta de lo que habían hecho. JongDae había tenido
que prometerle una y otra vez a MinSeok que su padre no iba a estar en casa
para que el mayor de los tres finalmente aceptara acompañarlos en aquello.
Realmente no necesitaban tanto su ayuda porque ellos dos se lo habían apañado
de maravilla cuando fueron a sacar los periódicos, pero nunca venía de mal una
pequeña ayuda extra.
Llegaron a su casa y JongDae los
hizo entrar rápidamente al lugar porque aunque no estaba su padre, su madre sí
lo estaba y MinSeok no quería cruzarse con ninguno de sus dos progenitores. Una
vez en su habitación, soltó su mochila sobre la cama y luego se subió a el
colchón para poder llegar a la estantería que tenía sobre el cabecero y donde
había repartido unos pocos de los periódicos. Una vez los cogió fue a otro de
los sitios que había utilizado como escondite y cuando los tuvo todos sacados
se giró hacia los chicos que se encontraban en su habitación, dándose cuenta de
que ambos estaban mirando los periódicos.
—¿Qué hacéis? —les preguntó.
—Buscamos el caso del 83, que la
última vez no lo pudimos encontrar y tengo curiosidad por saber qué pasó, por
si eso nos ayuda —le respondió JunMyeon.
—No creo que nos ayude más que los
otros que encontramos —comentó él, pero su novio y su hermanastro parecían muy
enfocados en aquello, así que simplemente se unió a ellos para buscar porque de
todas maneras todavía tenían tiempo de ir a la biblioteca y, cuanto más tarde
fueran, más personas habría y mejor podrían camuflarse para no llamar la
atención de nadie.
KyungSoo se había sentido bastante
bien al usar sus habilidades adquiridas durante el tiempo que había sido un
pandillero para ayudar a sus amigos, pero sentía algo más recorriendo su cuerpo
aparte de aquella satisfacción. El chico no sabía exactamente lo que era, pero
tenía que ver con volver a su antigua vida, porque aquello le reportaría una
gran satisfacción; sin embargo, era algo que su mente le decía que no podía
hacer. No podía volver a romper la promesa que le había hecho a ChanYeol porque
ni él se perdonaría, ni el mayor volvería a darle otra oportunidad, y sobre
todo, no quería perder a ChanYeol ahora que se había convertido en una persona
demasiado importante en su vida.
—¿Te sucede algo? —escuchó que le
preguntaba su amigo muy cerca de él mientras caminaban hacia su casa.
KyungSoo le había dicho en cuanto
salieron del instituto que quería regresar a su propia casa para ver cómo
estaban los ánimos con sus padres y, si no estaban demasiado cargados, volver
con ellos para no causarles más molestias a los señores Park. ChanYeol le había
asegurado varias veces que no era ningún problema que se quedara en su casa y
que su padre estaba encantado de tenerlo allí, pero a KyungSoo no le gustaba
estar en una casa ajena por demasiado tiempo.
—No sucede nada —le respondió, lo
más tranquilo que pudo.
—¿De verdad? —inquirió el mayor—. Te
noto bastante raro.
—Solo estoy pensando en lo que
encontraré cuando llegue a casa —mintió descaradamente.
ChanYeol lo agarró por los hombros y
lo hizo girarse hacia él y alzar su cabeza para mirarlo a los ojos. Una vez los
grandes ojos de su amigo se posaron sobre los de él tuvo que rehuir su mirada
porque sabía que el chico sabría inmediatamente que le había mentido. Esperaba
que al hacer aquello ChanYeol volviera a hablar, pero no lo hizo aunque pasaron
varios minutos, por lo que, lentamente comenzó a posar su mirada en la del
chico. En ese momento, cuando sus ojos se encontraron de nuevo, el más alto
tomó la palabra.
—Sabes que puedes contar conmigo
para lo que sea, ¿verdad? —le preguntó y KyungSoo asintió rápidamente—.
¿Entonces por qué no me cuentas la verdad?
KyungSoo tragó saliva porque lo
había pillado y agachó su cabeza para que el mayor no viera la culpabilidad que
sentía. Todo estaba en silencio a su alrededor, de hecho, no había ni un alma
en la calle por el frío que hacía aquel día, así que el chico sabía que no iban
a retomar su camino hasta que le contara a ChanYeol todo lo que le pasaba por
la cabeza, por eso no tardó en hablar.
—Tengo miedo de que al volver a hacer
cosas que hacía antes quiera volver a mi antigua vida —murmuró.
KyungSoo esperaba que su amigo
comenzara a decirle palabras de ánimo y de apoyo como siempre había hecho, pero
en aquellos momentos se sorprendió al ver que ni una palabra salía de sus labios.
El chico volvió a alzar su cabeza para mirarlo a los ojos, pero no pudo ver más
que el rostro de ChanYeol acercándose al suyo y no pudo hacer más que notar el
sabor de los labios cortados de ChanYeol contra los suyos en un beso que
correspondió desde el primer segundo, sin saber qué era lo que aquello
significaba, ni por qué lo hacía sentir tan bien y tan amado.
MinSeok se afanó en la búsqueda de
lo que había sucedido en el 83 en el instituto y por eso fue él quien se
encontró la noticia a la media hora más o menos de haber empezado a buscar. No
era muy amplia, aunque las demás tampoco lo habían sido, pero era bastante
diferente a aquellas que habían encontrado en su anterior búsqueda. El chico
alzó su cabeza para ver a los dos chicos que se encontraban con él en aquella
habitación y alzó la voz para llamar su atención.
—Lo he encontrado —dijo, y después
comenzó a leer la noticia—. Después de dos semanas sin tener noticias de los
dos chicos desaparecidos de la Shindongshin Industrial High School la policía encontró anoche los cuerpos de Kim KiBum y
de Choi MinHo en el sótano de la escuela. Desafortunadamente, MinHo había
fallecido ya cuando llegaron hasta él, pero KiBum todavía respiraba y ahora se
encuentra en el hospital, donde los médicos se afanan por salvar su vida.
MinSeok dejó de leer para observar
los rostros de JunMyeon y JongDae, viendo en ellos que tampoco se habían
esperado aquella noticia.
—Así que... uno de ellos salió con
vida de allí una vez —murmuró JunMyeon.
—Y sigue con vida —respondió
MinSeok.
El nombre de Kim KiBum le sonaba
demasiado la primera vez que lo leyó en voz baja, pero después de leerlo
aquella segunda vez sabía que se trataba de alguien que él conocía. Kim KiBum
era su vecino de enfrente, aquel que cuando se había enterado de que iba a ese
instituto se había puesto pálido y que cada vez que lo veía le preguntaba por
cómo le iba y si no había sucedido nada extraño.
—¿Cómo? —cuestionó JongDae.
—¿Os importa ir a vosotros solos a
llevar los periódicos de vuelta? —dijo levantándose de la cama—. Yo voy a ir a
hablar con él.
—¿¡Pero quieres contarnos qué es lo
que sucede!?
JongDae le gritó aquello último,
pero MinSeok ya había salido de su habitación y corría hacia la salida mientras
sacaba su teléfono del bolsillo para mandarle un mensaje de voz a Lu Han.
Mientras corría tardó algunos momentos en pulsar correctamente los números de
la contraseña de su móvil y luego tardó un poco más en intentar entrar en la
conversación que mantenía con su novio. Pasaría varios minutos en aquello, pero
cuando lo consiguió no se detuvo, simplemente se llevó el teléfono a los labios
antes de grabarse diciendo:
"Lu
Han, necesito que vengas inmediatamente a mi casa. Creo que he encontrado algo
que nos puede ayudar con tu hermano".
MinSeok había salido de la casa de
JongDae como alma que llevaba el diablo. Ni siquiera se había despedido de
ellos, pero JunMyeon sabía que tenía que tener un buen motivo para ello.
Parecía que conocía a aquel Kim KiBum que se nombraba en el artículo del
periódico, así que lo único que tenían que hacer era confiar en él y esperar
que tuviera razón.
—Ha sacado esas cosas de nuestro
padre —murmuró JongDae a su lado, llamando su atención—, es tan teatral y parco
en explicaciones como él —su chico bufó—. Aunque luego diga que no se parece en
nada a él.
JunMyeon sonrió por aquellas
palabras y luego comenzó a recoger los periódicos y a guardarlos en su mochila.
JongDae, al verlo, comenzó a hacer lo mismo con los que tenía más a mano y no
se detuvieron hasta que todos estuvieron guardados.
—Creo que es hora de que vayamos a
dejar esto —dijo—. Esta vez no voy a estar tan nervioso durante el camino —le
aseguró, haciendo que JongDae sonriera.
—Claro, porque ahora estás haciendo
lo correcto —contestó el otro—. Vamos.
JongDae le tendió la mano y JunMyeon
se la tomó con gusto para ayudarse a levantarse; después, recogieron sus cosas
y se dirigieron a la biblioteca para, tal y como había dicho su chico, hacer lo
correcto y devolver lo que habían robado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario