jueves, 21 de junio de 2018

[One Shot] Dreamer {2Joon}


Título: Dreamer
Autora: Riz Aino
Pareja: 2Joon (DoJoon + HaJoon) (The Rose)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, fluff
Número de palabras: 2.617 palabras
Resumen: DoJoon siempre ha tenido un sueño… un sueño por el cual ha trabajado muy duro y que no quiere que se desvanezca.
Notas: historia escrita para Elena, que ganó uno de mis muchos juegos.
Comentario de autora: llevaba tiempo queriéndome poner a escribir sobre The Rose, pero al final lo iba dejando y dejando y dejando y no me ponía… hasta que al final lo hice. Espero que os guste.


DoJoon se cambió rápidamente en la sala de los empleados, quitándose el traje que había usado para ir a la entrevista de trabajo de la que acababa de salir y lo dejó en su taquilla, tratando de que no se arrugara demasiado, a pesar de que lo único que quería era hacer una bola con el traje y tirarlo a la basura de pura frustración. Sin embargo, el chico no lo hizo y simplemente se puso el uniforme del restaurante, antes de salir de la sala y comenzar a trabajar. Al menos, en aquel momento no había muchas personas en el restaurante.


DoJoon trató de calmarse mientras se dirigía a una mesa en la que se encontraban una decena de personas trajeados, probablemente teniendo una comida de empresa en aquel lugar, para tomarles nota de lo que querían beber y dejarles algunas de las cartas para que fueran pensando lo que pedirían. Justo después de tomar nota de las bebidas, DoJoon se dirigió hacia el lugar en el que las guardaban, detrás de la barra, encontrándose con WooSung por el camino.

—Por la cara que traes me parece que no te ha ido muy bien en la entrevista, ¿verdad? —le dijo, mientras DoJoon comenzaba a sacar botellas de soju.
—Nunca me va bien, no debería de ser ya una sorpresa —replicó.
—No te hundas hombre, seguro que más pronto que tarde sales de aquí y por fin podrás ser fiscal.

WooSung le puso una mano en el hombro, mostrándole así su apoyo, y después se fue hacia la cocina a recoger la comida de una de las mesas. DoJoon no pudo evitar suspirar pensando que ojalá su compañero de trabajo y amigo tuviera razón. La carrera la había terminado hacía tres años y había comenzado a trabajar en aquel restaurante solo porque necesitaba dinero para vivir mientras encontraba el trabajo de sus sueños. Pero aunque él había pensado en aquello como un trabajo temporal, llevaba allí tres años trabajando, después de no haber sido cogido en ninguna de las entrevistas a las que había ido en ese tiempo… a pesar de que había ido a muchas.

DoJoon volvió a suspirar, después de colocar todas las bebidas que le habían pedido en la mesa que había comenzado a atender y fue hasta ellos, tratando de mantener una sonrisa en su rostro y ser amable. No tenía mucho ánimo de hacer aquello, pero no podía perder ese trabajo, no se podía permitir aquel lujo, así que, solo podía empujar a lo más hondo de su ser aquel fracaso y tratar de mantener una fachada neutra hasta que llegara a casa y pudiera echarse sobre la cama a llorar.

Su sueño siempre había sido ser fiscal. Desde que era pequeño y había presenciado un juicio en su familia, un juicio en el que habían acusado a su padre injustamente de algo que él no había hecho y el fiscal del caso había ayudado a su familia a limpiar su nombre. En ese mismo instante, DoJoon había querido ser como aquel señor y había trabajado muy duro para poder entrar a la universidad, para tener unas notas increíbles y para hacerlo todo perfectamente, para así poder tener más oportunidades de entrar en aquel mundo. Y, sin embargo, a pesar de que había hecho las prácticas en un lugar maravilloso y se había hecho un hueco allí, no lo habían contratado después y tras eso, DoJoon había sido un alma errante en busca de trabajo sin conseguir nada.

            Lo que DoJoon no sabía era que, el muchacho que estaba sentado en la barra mientras él había estado hablando con WooSung, iba a hacer que su suerte cambiara.

~

            HaJoon llevaba acudiendo a aquel restaurante prácticamente cada día de la semana desde hacía un par de meses y almorzaba allí, sabiendo perfectamente que ese era siempre el turno en el que estaba aquel chico. HaJoon había ido por primera vez al lugar por una reunión del trabajo y no había podido evitar quedarse prendado de él, de aquel camarero de sonrisa encantadora y carismática. Por ese motivo acudía allí casi cada día, porque adoraba poder contemplar a aquel joven, adoraba poder ver su sonrisa y adoraba escucharlo hablar con los demás clientes o con sus compañeros de trabajo porque así podía conocer algo más.

            Sin embargo, lo que había escuchado aquel día mientras estaba sentado en la barra, había hecho que HaJoon se sintiera triste y no alegre y eufórico como cada vez que lo escuchaba hablar, porque el chico había dicho que no le había ido bien en una entrevista de trabajo, una entrevista para un trabajo que HaJoon sí que había conseguido en cuanto había acabado la carrera, algo que el otro no había podido hacer.

            HaJoon sabía que la situación estaba un poco mal, porque había muy poca demanda, pero demasiados graduados en la universidad, pero nunca había pensado realmente en ello como un problema muy grave… hasta aquel momento. Porque aquel joven llamado DoJoon hacía años que se había graduado y había sido imposible para él encontrar un trabajo, un trabajo para el que probablemente estaba más que capacitado, pero que no se lo daban debido a que siempre había otras personas —como él mismo— que tenían un poco de mano en el mundillo y que habían sido capaces de entrar gracias a sus contactos, porque no había otra forma de entrar por méritos propios.

            Por eso, HaJoon se había decidido a utilizar sus contactos para ver qué era lo que podía hacer por el otro, para tratar de ayudarlo.

            —¿Estás seguro de que es una buena idea? —le cuestionó su amigo JaeHyung cuando le contó lo que pensaba hacer—. No sé, igual a tu padre no le gusta ni un pelo que le hagas una petición como esa, porque vale que es uno de los jueces que lleva más tiempo allí y tiene un poco de mano en la administración del juzgado y te metió a ti, pero eso no quiere decir que vaya a hacer lo mismo por un chico que no conoce y que puede ser su potencial nuero. ¿Sabe siquiera acaso que eres gay?

            JaeHyung, que generalmente no hablaba demasiado, se había explayado en ese momento y le había hecho pensar un poco. Quizás de forma directa no había modo de hacerle el favor a DoJoon para que pudiera ser fiscal en aquel lugar, como habían hecho con él, pero quizás de forma indirecta sí que se podría hacer algo… y HaJoon iba a intentarlo todo.

            —El mes pasado se jubiló el fiscal Park y todavía no tienen un sustituto —le comentó a su amigo—. Puede que si muevo algunos hilos, abran un periodo de entrevistas y, si para ese entonces he podido convencer a alguien de que DoJoon es la persona que necesitan, hay una gran oportunidad.
            —Para eso tendrías que hacerte su amigo, ¿no lo crees? —cuestionó JaeHyung—. Además, ¿no me has dicho varias veces que las entrevistas que suelen realizar en ese lugar son como muy cerradas y casi nadie se entera de ellas?
            —Tú tranquilo —replicó—. Tengo un plan.
            —Miedo me das…

            Y después de aquella conversación, HaJoon había ido por toda la administración del lugar en el que trabajaba dejando caer que necesitaban otro fiscal, dejando caer que conocía a alguien magnífico para el puesto, dejando caer que se necesitaría hacer entrevistas, dejando caer mil y una cosas durante los siguientes días y a distintas personas… hasta que finalmente consiguió que se lanzara una convocatoria para la realización de unas entrevistas para ofertar una plaza en el lugar —aunque la convocatoria no se lanzó públicamente, sino que quedó entre los círculos de aquel lugar, exactamente como HaJoon necesitaba que fuera—.

~~

            Había días en el restaurante en los que DoJoon podía relajarse un poco, días en los que la gente parecía haberse olvidado de que aquel lugar existía, días tranquilos en los que no tenía que estar yendo constantemente de la cocina a las mesas, con las bandejas llenas de platos o de bebidas. A DoJoon aquellos días le gustaban porque podía relajarse y porque podía usarlos para buscar en internet anuncios de ofertas de trabajo, a pesar de que en esos días no hicieran demasiada caja.

Aquel día, era uno de esos maravillosos días. Prácticamente no había nadie en el restaurante, solo un par de mesas estaban ocupadas, una con una familia y otra con una pareja, y en la barra había un muchacho trajeado que solía frecuentar mucho aquel local recientemente. DoJoon lo había visto allí en las últimas semanas prácticamente cada día, algo que solo podía significar que se había enamorado de la comida que WonPil, el cocinero que generalmente hacía los turnos del almuerzo, cocinaba —aunque el resto del personal de cocina, Jae, SungJin, YoungHyun y DoWoon, no hicieran realmente mucho mérito para que la comida saliera decente—.

—¿Estás mirando ofertas de empleo? —le cuestionó WooSung, llegando hasta la barra. DoJoon asintió—. ¿Ha salido algo?
—Qué va —respondió, un poco desmoralizado porque prácticamente desde que había llegado al local y había dejado todo listo se había puesto a mirar ofertas desde su móvil, mirando de vez en cuando a su alrededor por si lo necesitaban, y no le había aparecido ninguna—. No hay absolutamente nada.
—Ánimo, hombre, seguro que te sale algo.

WooSung le dio una palmadita en el hombro, como siempre que tocaban aquel tema solía hacer, y después se fue hacia la cocina, desde donde Jae había gritado su nombre para que recogiera algún plato. DoJoon no pudo evitar suspirar, guardándose el móvil en los bolsillos de sus vaqueros. A aquel paso se jubilaría siendo camarero en aquel restaurante.

—Perdona… —escuchó que alguien le decía y DoJoon buscó la procedencia de la voz, encontrándose que era el muchacho trajeado que se encontraba sentado a la barra el que lo había llamado.
—Dime, ¿qué necesitas? —le preguntó, acercándose hasta donde éste estaba.
—Oh… no, no necesito nada realmente —respondió el chico—. Era solo que no he podido evitar escuchar tu conversación con el otro camarero y me preguntaba qué ofertas de trabajo eran las que mirabas.

DoJoon frunció el ceño, un poco extrañado de que aquel chico se interesara por sus problemas con encontrar trabajo; sin embargo, después simplemente se encogió mentalmente de hombros y le respondió porque, no tenía absolutamente nada que perder y siempre le habían dicho que hablar con desconocidos de los problemas era algo bueno, porque daban una opinión bastante más objetiva que las personas cercanas.

—Buscaba algún anuncio de entrevistas para fiscal —le dijo—. Hace años que acabé la carrera e hice las oposiciones, pero no hay ningún lugar que me haya cogido.
—Oh —murmuró el muchacho—. En el juzgado en el que trabajo acaban de anunciar que van a hacer unas entrevistas para suplir la baja de uno de nuestros fiscales, que se jubiló hace unos meses.
—¿Qué? —cuestionó DoJoon, sin poder creérselo—. Si no ha habido ningún anuncio en las últimas semanas.

Aquello era imposible. No podía tener tanta suerte. No era posible que casualmente aquel muchacho hubiera llegado para abrirle las puertas del cielo. No obstante, en su rostro no había señal alguna de que le estuviera mintiendo.

—Creo que pasaron la información de forma interna —le contestó el chico—. Debo de tener el correo por aquí.

Éste sacó su teléfono móvil, buscó en él y luego se lo mostró. DoJoon leyó el comunicado que estaba en la pantalla sin poder creérselo. Pero no había lugar a duda, era un comunicado oficial, un anuncio de que había una plaza libre para fiscal en aquel lugar, así que, DoJoon no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa, pensando que quizás podía tener una oportunidad más de conseguir su sueño.

~~~

            HaJoon se encontraba en una cafetería, esperando, nervioso. Su pierna derecha no paraba de moverse, no paraba de dar pequeños golpeteos contra el suelo de madera del local. El día de la entrevista había llegado y HaJoon había hecho bastante para que admitieran la entrada de DoJoon a ella, consiguiéndolo al final y haciéndose amigo del chico en el proceso, algo que jamás había pensado que pudiera suceder porque HaJoon se había acostumbrado a observarlo desde la lejanía y no a hablar con él cada día, en persona o por teléfono. Pero después de que le hubiera dicho lo de la entrevista, habían pasado bastante tiempo juntos en el restaurante y el otro le había pedido su número de teléfono.

            HaJoon no había querido hacerse ilusiones con la idea de que después de aquello pudieran ser algo más, pero por el momento se conformaba con la especie de amistad que tenían en aquel instante. Pero HaJoon no estaba nervioso porque la relación que tenía en aquellos momentos con DoJoon fuera a cambiar en un futuro próximo; sino porque DoJoon lo había citado allí para comentarle cómo le había ido en la entrevista unas horas antes. Por ese motivo estaba nervioso, porque aunque el otro lo había llamado, no había podido dilucidar por su voz si había pasado o no la entrevista.

            Él había hecho todo lo posible para que el chico pudiera entrar a aquel lugar a trabajar, había hablado con las personas encargadas y creía que con eso debía ser suficiente, pero tal y como le había dicho JaeHyung, no podía confiarse hasta que la decisión final no hubiera sido tomada.

            La puerta del local se abrió y el sonido de la campanita se dejó escuchar en el local, alzándose por encima de las voces del gentío del lugar. HaJoon alzó la cabeza, como las anteriores veinte veces, esperando ver entrar a la cafetería a DoJoon y, aquella vez, sus esperanzas se hicieron realidad, puesto que el chico hizo su aparición en el lugar. DoJoon miró a un lado y a otro, buscándolo hasta que lo encontró, dedicándole una pequeña sonrisa a la vez que se acercaba a él.

            —¿Qué tal te ha ido? —le preguntó en cuando éste llegó hasta la mesa y se sentó, sin poder evitarlo porque la curiosidad era demasiada.
            —Ha ido perfectamente —le respondió, con una sonrisa amplia—. Muchas gracias, sin ti estoy seguro de que no me hubiera enterado de nada y no habría conseguido nada.
            —Eso es maravilloso.
           
            HaJoon no pudo evitar esbozar también otra sonrisa igual de amplia que la de DoJoon después de escuchar aquella noticia, porque había conseguido ayudarlo y porque después de aquello iba a poder ver al chico cada día en el trabajo y podría pasar con él mucho más tiempo, compartir muchas más cosas y hablar mucho más. Quizás así, de esa forma, aquella incipiente amistad pudiera convertirse en algo más… pero para eso todavía quedaba mucho y, por el momento, HaJoon se alegraba porque DoJoon hubiera pasado aquella entrevista y hubiera conseguido el trabajo, consiguiendo así su sueño.







Notas finales:
—Sí, final abierto porque no sabía cómo podía cerrar esta historia y que acabaran juntos de forma definitiva (?)
—Y sí, las personitas que están en la cocina de este restaurante extraño son DAY6.

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