Título:
Dreamer
Autora:
Riz Aino
Pareja:
2Joon (DoJoon + HaJoon) (The Rose)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, drama, fluff
Número de palabras:
2.617 palabras
Resumen:
DoJoon siempre ha tenido un sueño… un sueño por el cual ha trabajado muy duro y
que no quiere que se desvanezca.
Notas:
historia escrita para Elena, que ganó uno de mis muchos juegos.
Comentario de autora:
llevaba tiempo queriéndome poner a escribir sobre The Rose, pero al final lo
iba dejando y dejando y dejando y no me ponía… hasta que al final lo hice.
Espero que os guste.
DoJoon se cambió rápidamente en la sala de
los empleados, quitándose el traje que había usado para ir a la entrevista de
trabajo de la que acababa de salir y lo dejó en su taquilla, tratando de que no
se arrugara demasiado, a pesar de que lo único que quería era hacer una bola
con el traje y tirarlo a la basura de pura frustración. Sin embargo, el chico
no lo hizo y simplemente se puso el uniforme del restaurante, antes de salir de
la sala y comenzar a trabajar. Al menos, en aquel momento no había muchas
personas en el restaurante.
DoJoon trató de calmarse mientras se dirigía
a una mesa en la que se encontraban una decena de personas trajeados,
probablemente teniendo una comida de empresa en aquel lugar, para tomarles nota
de lo que querían beber y dejarles algunas de las cartas para que fueran
pensando lo que pedirían. Justo después de tomar nota de las bebidas, DoJoon se
dirigió hacia el lugar en el que las guardaban, detrás de la barra,
encontrándose con WooSung por el camino.
—Por
la cara que traes me parece que no te ha ido muy bien en la entrevista,
¿verdad? —le dijo, mientras DoJoon comenzaba a sacar botellas de soju.
—Nunca
me va bien, no debería de ser ya una sorpresa —replicó.
—No
te hundas hombre, seguro que más pronto que tarde sales de aquí y por fin podrás
ser fiscal.
WooSung
le puso una mano en el hombro, mostrándole así su apoyo, y después se fue hacia
la cocina a recoger la comida de una de las mesas. DoJoon no pudo evitar
suspirar pensando que ojalá su compañero de trabajo y amigo tuviera razón. La
carrera la había terminado hacía tres años y había comenzado a trabajar en
aquel restaurante solo porque necesitaba dinero para vivir mientras encontraba
el trabajo de sus sueños. Pero aunque él había pensado en aquello como un
trabajo temporal, llevaba allí tres años trabajando, después de no haber sido
cogido en ninguna de las entrevistas a las que había ido en ese tiempo… a pesar
de que había ido a muchas.
DoJoon
volvió a suspirar, después de colocar todas las bebidas que le habían pedido en
la mesa que había comenzado a atender y fue hasta ellos, tratando de mantener
una sonrisa en su rostro y ser amable. No tenía mucho ánimo de hacer aquello,
pero no podía perder ese trabajo, no se podía permitir aquel lujo, así que,
solo podía empujar a lo más hondo de su ser aquel fracaso y tratar de mantener
una fachada neutra hasta que llegara a casa y pudiera echarse sobre la cama a
llorar.
Su sueño siempre había sido ser fiscal. Desde
que era pequeño y había presenciado un juicio en su familia, un juicio en el
que habían acusado a su padre injustamente de algo que él no había hecho y el
fiscal del caso había ayudado a su familia a limpiar su nombre. En ese mismo
instante, DoJoon había querido ser como aquel señor y había trabajado muy duro
para poder entrar a la universidad, para tener unas notas increíbles y para
hacerlo todo perfectamente, para así poder tener más oportunidades de entrar en
aquel mundo. Y, sin embargo, a pesar de que había hecho las prácticas en un
lugar maravilloso y se había hecho un hueco allí, no lo habían contratado
después y tras eso, DoJoon había sido un alma errante en busca de trabajo sin
conseguir nada.
Lo que DoJoon no sabía era que, el
muchacho que estaba sentado en la barra mientras él había estado hablando con
WooSung, iba a hacer que su suerte cambiara.
~
HaJoon llevaba acudiendo a aquel
restaurante prácticamente cada día de la semana desde hacía un par de meses y
almorzaba allí, sabiendo perfectamente que ese era siempre el turno en el que
estaba aquel chico. HaJoon había ido por primera vez al lugar por una reunión
del trabajo y no había podido evitar quedarse prendado de él, de aquel camarero
de sonrisa encantadora y carismática. Por ese motivo acudía allí casi cada día,
porque adoraba poder contemplar a aquel joven, adoraba poder ver su sonrisa y
adoraba escucharlo hablar con los demás clientes o con sus compañeros de
trabajo porque así podía conocer algo más.
Sin embargo, lo que había escuchado
aquel día mientras estaba sentado en la barra, había hecho que HaJoon se
sintiera triste y no alegre y eufórico como cada vez que lo escuchaba hablar,
porque el chico había dicho que no le había ido bien en una entrevista de
trabajo, una entrevista para un trabajo que HaJoon sí que había conseguido en
cuanto había acabado la carrera, algo que el otro no había podido hacer.
HaJoon sabía que la situación estaba
un poco mal, porque había muy poca demanda, pero demasiados graduados en la
universidad, pero nunca había pensado realmente en ello como un problema muy
grave… hasta aquel momento. Porque aquel joven llamado DoJoon hacía años que se
había graduado y había sido imposible para él encontrar un trabajo, un trabajo
para el que probablemente estaba más que capacitado, pero que no se lo daban
debido a que siempre había otras personas —como él mismo— que tenían un poco de mano en
el mundillo y que habían sido capaces de entrar gracias a sus contactos, porque
no había otra forma de entrar por méritos propios.
Por eso, HaJoon se había decidido a
utilizar sus contactos para ver qué era lo que podía hacer por el otro, para
tratar de ayudarlo.
—¿Estás seguro de que es una buena
idea? —le cuestionó su amigo JaeHyung cuando le contó lo que pensaba hacer—. No
sé, igual a tu padre no le gusta ni un pelo que le hagas una petición como esa,
porque vale que es uno de los jueces que lleva más tiempo allí y tiene un poco
de mano en la administración del juzgado y te metió a ti, pero eso no quiere
decir que vaya a hacer lo mismo por un chico que no conoce y que puede ser su
potencial nuero. ¿Sabe siquiera acaso que eres gay?
JaeHyung, que generalmente no
hablaba demasiado, se había explayado en ese momento y le había hecho pensar un
poco. Quizás de forma directa no había modo de hacerle el favor a DoJoon para
que pudiera ser fiscal en aquel lugar, como habían hecho con él, pero quizás de
forma indirecta sí que se podría hacer algo… y HaJoon iba a intentarlo todo.
—El mes pasado se jubiló el fiscal
Park y todavía no tienen un sustituto —le comentó a su amigo—. Puede que si
muevo algunos hilos, abran un periodo de entrevistas y, si para ese entonces he
podido convencer a alguien de que DoJoon es la persona que necesitan, hay una
gran oportunidad.
—Para eso tendrías que hacerte su
amigo, ¿no lo crees? —cuestionó JaeHyung—. Además, ¿no me has dicho varias
veces que las entrevistas que suelen realizar en ese lugar son como muy
cerradas y casi nadie se entera de ellas?
—Tú tranquilo —replicó—. Tengo un
plan.
—Miedo me das…
Y después de aquella conversación,
HaJoon había ido por toda la administración del lugar en el que trabajaba
dejando caer que necesitaban otro fiscal, dejando caer que conocía a alguien
magnífico para el puesto, dejando caer que se necesitaría hacer entrevistas,
dejando caer mil y una cosas durante los siguientes días y a distintas
personas… hasta que finalmente consiguió que se lanzara una convocatoria para
la realización de unas entrevistas para ofertar una plaza en el lugar —aunque
la convocatoria no se lanzó públicamente, sino que quedó entre los círculos de
aquel lugar, exactamente como HaJoon necesitaba que fuera—.
~~
Había días en el restaurante en los
que DoJoon podía relajarse un poco, días en los que la gente parecía haberse
olvidado de que aquel lugar existía, días tranquilos en los que no tenía que
estar yendo constantemente de la cocina a las mesas, con las bandejas llenas de
platos o de bebidas. A DoJoon aquellos días le gustaban porque podía relajarse
y porque podía usarlos para buscar en internet anuncios de ofertas de trabajo,
a pesar de que en esos días no hicieran demasiada caja.
Aquel día, era uno de esos maravillosos días.
Prácticamente no había nadie en el restaurante, solo un par de mesas estaban
ocupadas, una con una familia y otra con una pareja, y en la barra había un
muchacho trajeado que solía frecuentar mucho aquel local recientemente. DoJoon
lo había visto allí en las últimas semanas prácticamente cada día, algo que
solo podía significar que se había enamorado de la comida que WonPil, el
cocinero que generalmente hacía los turnos del almuerzo, cocinaba —aunque el resto del
personal de cocina, Jae, SungJin, YoungHyun y DoWoon, no hicieran realmente
mucho mérito para que la comida saliera decente—.
—¿Estás
mirando ofertas de empleo? —le cuestionó WooSung, llegando hasta la barra.
DoJoon asintió—. ¿Ha salido algo?
—Qué
va —respondió, un poco desmoralizado porque prácticamente desde que había
llegado al local y había dejado todo listo se había puesto a mirar ofertas
desde su móvil, mirando de vez en cuando a su alrededor por si lo necesitaban,
y no le había aparecido ninguna—. No hay absolutamente nada.
—Ánimo,
hombre, seguro que te sale algo.
WooSung
le dio una palmadita en el hombro, como siempre que tocaban aquel tema solía
hacer, y después se fue hacia la cocina, desde donde Jae había gritado su
nombre para que recogiera algún plato. DoJoon no pudo evitar suspirar,
guardándose el móvil en los bolsillos de sus vaqueros. A aquel paso se
jubilaría siendo camarero en aquel restaurante.
—Perdona…
—escuchó que alguien le decía y DoJoon buscó la procedencia de la voz,
encontrándose que era el muchacho trajeado que se encontraba sentado a la barra
el que lo había llamado.
—Dime,
¿qué necesitas? —le preguntó, acercándose hasta donde éste estaba.
—Oh…
no, no necesito nada realmente —respondió el chico—. Era solo que no he podido
evitar escuchar tu conversación con el otro camarero y me preguntaba qué
ofertas de trabajo eran las que mirabas.
DoJoon frunció el ceño, un poco extrañado de
que aquel chico se interesara por sus problemas con encontrar trabajo; sin
embargo, después simplemente se encogió mentalmente de hombros y le respondió
porque, no tenía absolutamente nada que perder y siempre le habían dicho que
hablar con desconocidos de los problemas era algo bueno, porque daban una
opinión bastante más objetiva que las personas cercanas.
—Buscaba
algún anuncio de entrevistas para fiscal —le dijo—. Hace años que acabé la
carrera e hice las oposiciones, pero no hay ningún lugar que me haya cogido.
—Oh
—murmuró el muchacho—. En el juzgado en el que trabajo acaban de anunciar que
van a hacer unas entrevistas para suplir la baja de uno de nuestros fiscales,
que se jubiló hace unos meses.
—¿Qué?
—cuestionó DoJoon, sin poder creérselo—. Si no ha habido ningún anuncio en las
últimas semanas.
Aquello
era imposible. No podía tener tanta suerte. No era posible que casualmente
aquel muchacho hubiera llegado para abrirle las puertas del cielo. No obstante,
en su rostro no había señal alguna de que le estuviera mintiendo.
—Creo
que pasaron la información de forma interna —le contestó el chico—. Debo de
tener el correo por aquí.
Éste
sacó su teléfono móvil, buscó en él y luego se lo mostró. DoJoon leyó el
comunicado que estaba en la pantalla sin poder creérselo. Pero no había lugar a
duda, era un comunicado oficial, un anuncio de que había una plaza libre para
fiscal en aquel lugar, así que, DoJoon no pudo evitar esbozar una amplia
sonrisa, pensando que quizás podía tener una oportunidad más de conseguir su
sueño.
~~~
HaJoon se encontraba en una
cafetería, esperando, nervioso. Su pierna derecha no paraba de moverse, no
paraba de dar pequeños golpeteos contra el suelo de madera del local. El día de
la entrevista había llegado y HaJoon había hecho bastante para que admitieran la
entrada de DoJoon a ella, consiguiéndolo al final y haciéndose amigo del chico
en el proceso, algo que jamás había pensado que pudiera suceder porque HaJoon
se había acostumbrado a observarlo desde la lejanía y no a hablar con él cada
día, en persona o por teléfono. Pero después de que le hubiera dicho lo de la
entrevista, habían pasado bastante tiempo juntos en el restaurante y el otro le
había pedido su número de teléfono.
HaJoon no había querido hacerse
ilusiones con la idea de que después de aquello pudieran ser algo más, pero por
el momento se conformaba con la especie de amistad que tenían en aquel
instante. Pero HaJoon no estaba nervioso porque la relación que tenía en
aquellos momentos con DoJoon fuera a cambiar en un futuro próximo; sino porque
DoJoon lo había citado allí para comentarle cómo le había ido en la entrevista
unas horas antes. Por ese motivo estaba nervioso, porque aunque el otro lo
había llamado, no había podido dilucidar por su voz si había pasado o no la
entrevista.
Él había hecho todo lo posible para
que el chico pudiera entrar a aquel lugar a trabajar, había hablado con las
personas encargadas y creía que con eso debía ser suficiente, pero tal y como
le había dicho JaeHyung, no podía confiarse hasta que la decisión final no
hubiera sido tomada.
La puerta del local se abrió y el
sonido de la campanita se dejó escuchar en el local, alzándose por encima de
las voces del gentío del lugar. HaJoon alzó la cabeza, como las anteriores
veinte veces, esperando ver entrar a la cafetería a DoJoon y, aquella vez, sus
esperanzas se hicieron realidad, puesto que el chico hizo su aparición en el
lugar. DoJoon miró a un lado y a otro, buscándolo hasta que lo encontró,
dedicándole una pequeña sonrisa a la vez que se acercaba a él.
—¿Qué tal te ha ido? —le preguntó en cuando
éste llegó hasta la mesa y se sentó, sin poder evitarlo porque la curiosidad
era demasiada.
—Ha ido perfectamente —le respondió,
con una sonrisa amplia—. Muchas gracias, sin ti estoy seguro de que no me
hubiera enterado de nada y no habría conseguido nada.
—Eso es maravilloso.
HaJoon no pudo evitar esbozar
también otra sonrisa igual de amplia que la de DoJoon después de escuchar
aquella noticia, porque había conseguido ayudarlo y porque después de aquello
iba a poder ver al chico cada día en el trabajo y podría pasar con él mucho más
tiempo, compartir muchas más cosas y hablar mucho más. Quizás así, de esa
forma, aquella incipiente amistad pudiera convertirse en algo más… pero para
eso todavía quedaba mucho y, por el momento, HaJoon se alegraba porque DoJoon
hubiera pasado aquella entrevista y hubiera conseguido el trabajo, consiguiendo
así su sueño.
Notas finales:
—Sí, final abierto
porque no sabía cómo podía cerrar esta historia y que acabaran juntos de forma
definitiva (?)
—Y sí, las personitas
que están en la cocina de este restaurante extraño son DAY6.
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