Título:
Swim Good
Autora:
Riz Aino
Pareja:
HuiMin (HUI + SoMin) (KARDTAGON – PENTAGON + KARD)
Calificación:
R
Géneros:
AU, pwp, humor
Número de palabras:
2.565 palabras
Resumen:
HwiTaek y SoMin suelen encontrarse de vez en cuando para pasar buenos ratos
juntos.
Advertencias:
mención a intento de relaciones sexuales… básicamente lo único en lo que
consiste esta historia es en eso (?).
Aclaraciones:
la expresión “swim good” es utilizada en contextos en los que hay que salir de
una situación inesperada y bastante chunga.
Notas:
historia inspirada en la letra de la canción “Swim good” y en la actuación que
presentó HUI junto a SoMin en el programa BREAKERZ.
Comentario de autora:
no estaba realmente atenta a este programa, simplemente veía las actuaciones de
HUI porque eran lo único que me interesaban… y cuando vi la actuación con SoMin
me explotó la patata y no pude evitar ponerme a escribir. Espero que os guste.
La habitación estaba tenuemente
iluminada con una leve luz entre rojiza y borgoña, procedente de la lámpara de
lava que se encontraba sobre la mesita al lado de la cama. El juego danzante de
luces y sombras en las paredes era algo hipnótico, pero HwiTaek ya estaba
acostumbrado y, aunque no podía evitar quedarse embobado mirando aquel pequeño
espectáculo en la semi oscuridad, el chico no tardaba en volver a la realidad y
en avanzar por el lugar, tratando de no tropezarse con ninguno de los muebles
que había en su camino, hasta llegar hasta el sitio en el que ella se
encontraba.
Quedarse embobado solo por cómo las
luces creaban un espectáculo en las paredes blancas de la habitación no era
nada comparado al momento en el que HwiTaek se percataba de cómo éstas luces y
sombras jugaban sobre la piel de SoMin. Cuando veía sus rasgos finos y dulces
bañados por aquella luz, HwiTaek no podía evitar que su corazón comenzara a
latir con fuerza dentro de su pecho, porque parecía la obra de arte más hermosa
que el mundo jamás hubiera creado. Aquel martilleo en su pecho era
ensordecedor, tan ensordecedor que el chico incluso podía notarlo en su cabeza…
pero sabía perfectamente que aquella reacción era por su admiración, su excitación,
su amor por SoMin.
—Has venido —comentó ella.
—Siempre vengo —fue lo que HwiTaek
respondió.
La sonrisa que la chica le dedicó en
ese momento hizo que su corazón se detuviera por un segundo y que luego
volviera a latir más rápido y mucho más ensordecedoramente.
—Ven aquí.
SoMin alzó su mano derecha,
extendiéndola hacia HwiTaek y éste no tuvo más que dar un paso hacia la chica
para tomar su mano y después dejarse arrastrar hasta su lado. El roce de sus
pieles, primero de sus manos y después de sus cuerpos, hizo que el chico
tuviera un escalofrío que le recorrió toda la columna vertebral de arriba
abajo. La otra mano de SoMin se posó en su mentón y la chica se inclinó hacia
él para besar sus labios de forma leve, solo durante unos segundos, unos
segundos que a HwiTaek le supieron a muy poco y por eso trató de seguir aquel
beso cuando ella se alejó, pero SoMin le puso su dedo índice en sus labios y
después negó con la cabeza.
—Más tarde —le dijo.
HwiTaek asintió. Sabía que SoMin
siempre cumplía su palabra, así que, solo tendría que esperar al momento
oportuno. La chica le dedicó otra de sus encantadoras sonrisas y después le
señaló la silla que tenía justo enfrente, indicándole que se sentara. Él lo
hizo, sin decir nada, pasando una de sus piernas por encima de esta y
sentándose de cara al respaldo, pero SoMin negó y, moviendo su dedo índice en
círculos, le señaló que se sentara de espaldas a ella. HwiTaek tragó saliva
porque su garganta se había quedado seca de repente. Aquel día estaba claro que
iba a ser diferente a otras ocasiones.
HwiTaek y SoMin habían comenzado a
verse en la habitación de la chica cada vez que no había nadie en su casa hacía
solo unos meses y, a pesar de que realmente nunca habían aclarado si estaban
saliendo juntos o no, el chico adoraba aquellos momentos que pasaban juntos
allí, de la misma forma que adoraba a SoMin. Por ese motivo HwiTaek se había
dejado llevar, se había dejado arrastrar a todo aquello y no le importaba
porque de aquella forma podía estar junto a la chica.
HwiTaek perdió el hilo de sus
pensamientos cuando notó los dedos finos de la chica acariciando su nuca y
después subiendo un poco por su cabeza, entremezclando aquellos dedos en su
pelo, masajeando su cabeza y haciéndolo sentir totalmente relajado, incapaz de
que su mente pensara en algo que no fueran los dedos de SoMin sobre él. No pudo
evitar un suspiro que se escapó de sus labios, creado en lo más profundo de su
garganta, casi como el ronroneo de los gatos cuando alguien los acariciaba.
—Hoy vamos a hacer algo divertido —escuchó
decir a SoMin, muy cerca de su oído derecho, tan cerca que notó su aliento
contra su cartílago—. Estoy segura de que te gustará.
—Yo también estoy seguro de que me
gustará —replicó él—. Todo lo que hacemos me gusta.
Casi pudo imaginar la sonrisa en el
rostro de SoMin al escuchar su respuesta, pero el chico no tuvo mucho para
fantasear con aquella sonrisa, porque tan solo unos segundos después sus ojos
fueron tapados con una tela y HwiTaek se sobresaltó. Sin embargo, al instante
se relajó porque sabía que nada de lo que le hiciera SoMin debía preocuparlo y,
si aquel día la chica quería que sus ojos fueran incapaces de ver nada, HwiTaek
se dejaría llevar por el resto de sus sentidos. La chica le ató el pañuelo, con
cuidado para que éste no se enredara en su pelo y después posó sus manos sobre
los hombros de HwiTaek, moviéndolas hacia abajo unos momentos más tarde, hacia
su pecho, por debajo del cuello de su camisa, tocando su piel y haciendo al
chico suspirar por aquella acción.
—Hoy solo vas a sentir —murmuró SoMin, contra
la piel de su cuello—. No podrás ver, ni tocar.
HwiTaek no pudo evitar tragar saliva
ante la revelación que le acababa de ser hecha. Nunca habían tratado nada
parecido, simplemente se habían acostado de una y mil formas diferentes en los
últimos meses, pero nunca habían hecho algo como aquello y el chico estaba en
parte nervioso porque no sabía qué esperar exactamente de aquello, pero sobre
todo, estaba excitado.
Las manos que SoMin había introducido
a través del cuello de su camisa y que habían rozado toda la piel de su pecho
rápidamente se retiraron de aquel lugar, pero sin deshacer el contacto,
moviéndose por encima de la tela hacia sus hombros y después por sus brazos
hacia abajo, hasta llegar a sus muñecas. Una vez allí, las manos de SoMin
tomaron sus muñecas firmemente y tiraron de sus brazos hacia atrás para, con
otra tela de idéntico tacto a la que tenía sobre sus ojos, atarle las manos y
así asegurarse de que no tocaría nada.
HwiTaek sintió un escalofrío cuando
las manos de SoMin abandonaron su cuerpo y trató de moverse en busca de éste,
pero ella se había separado de su lado. Con sus ojos vendados y sus manos
atadas era complicado poder hacer algo, poder ver hacia dónde se había dirigido
la chica, pero lo intentó, agudizando sus demás sentidos, concentrándose en lo
que sus oídos captaban en aquel momento. La habitación estaba en silencio, a
excepción de los latidos de su propio corazón, que seguían siendo
ensordecedores, y a excepción de los ligeros pasos de SoMin por la habitación.
Aquella era una experiencia extraña.
No podía ver nada a pesar de que tenía los ojos abiertos detrás de la tela,
pero aunque era incapaz de verla, podía escucharla.
Unos momentos después, los pasos de
la chica se acercaron a él y HwiTaek notó inmediatamente las manos de SoMin
sobre sus piernas, contra la tela de sus vaqueros, subiendo desde sus rodillas,
acercándose peligrosamente a su entrepierna y haciendo que, inevitablemente, el
cuerpo del chico se tensara. El roce de sus dedos era débil y juguetón, HwiTaek
apenas los sentía avanzar, pero cada roce lo sentía como fuego en su piel y lo
único que deseaba era que la tela de sus pantalones desapareciera para poder
sentir aquel fuego abrasándole la piel directamente.
Cuando los dedos de SoMin dejaron de
ascender por su pierna y llegaron hasta so entrepierna el chico deseó todavía
más que no hubiera nada que se interpusieran entre las delicadas yemas de los
dedos de la chica y la piel sensible de su miembro, pero rápidamente aquella
débil presión finalizó y SoMin llevó sus manos hasta los botones de su camisa,
comenzando a desabrocharla, rozando débilmente la piel que se iba encontrando
en su camino, haciendo que HwiTaek suspirara una y otra vez sin poder evitarlo.
Aquello lo estaba matando por dentro porque no estaba acostumbrado a no poder
usar sus ojos y cada roce de SoMin era totalmente inesperado y su piel lo
recibía de una forma mucho más especial.
—SoMin… —jadeó.
Sin embargo, antes de que pudiera
decir nada más, el último botón de su camisa fue desabotonado y la chica retiró
la tela de su pecho con sus manos. Éstas estaban un poco frías, contrastando de
forma perfecta con el calor que estaba desprendiendo su cuerpo y el calor que
hacía en la habitación, así que HwiTaek no pudo volver a hablar porque un
pequeño gemido se abrió paso a través de su garganta. Tampoco pudo volver a
decir una sola palabra más porque en ese momento sintió cómo el cuerpo de SoMin
se subía sobre sus muslos y luego se inclinaba sobre él para comenzar a besar
sus labios.
Los labios de la chica siempre
habían sido suaves, cálidos y húmedos contra los suyos, siempre habían encajado
a la perfección y siempre lo habían dejado sin respiración, porque su lengua
juguetona siempre acababa luchando con la suya y porque los besos que
compartían, aunque comenzaban siendo solo un roce, terminaban de una forma
mucho más desesperada.
Cuando se separaron, HwiTaek volvió
a tratar de capturar los labios de SoMin, pero ésta volvió a escaparse de
aquello y comenzó a darle pequeños mordisquitos a la piel de su cuello y su
pecho, volviendo a hacer suspirar a HwiTaek, pero sobre todo, haciendo que un
fuego demasiado caliente comenzara a acumularse en su entrepierna, endureciendo
poco a poco su miembro —aunque éste no se mostraría en todo su esplendor hasta
que no hubiera un poco más de contacto—. No obstante, antes de que las manos
juguetonas de la chica volvieran a centrarse en su entrepierna, el sonido de la
puerta de la casa de SoMin siendo abierta hizo que los cuerpos de ambos se
congelaran.
—¡SoMin! —llamó una voz grave que
hizo que, inmediatamente la chica se levantara de su cuerpo.
—Es mi hermano Matthew —dijo ella,
quitándole inmediatamente la tela de los ojos—. Voy a tratar de que se vaya lo
más rápido posible de casa y si no, tendremos que dejarlo aquí.
Diciendo aquellas palabras,
susurrándolas más bien, SoMin le quitó también la tela que mantenía sus manos
unidas a su espalda y luego salió rápidamente de la habitación, encendiendo la
lámpara del techo. Los ojos de HwiTaek tardaron unos segundos en acostumbrarse
de nuevo a poder ver algo debido al contraste de la total oscuridad a la
flagrante luz, pero a pesar de que prácticamente no veía, el chico rápidamente
se abrochó la camisa y trató de recomponerse y calmarse. Nunca se habían visto
en una situación como aquella, nunca habían tenido que lidiar con que alguien
regresara a la casa y siempre habían podido realizar sus encuentros sin problema
alguno, pero aquel día en el que todo estaba siendo nuevo para ellos, aquello
también tenía que suceder.
HwiTaek escuchó a SoMin hablar con
su hermano Mathew, pero no pudo escuchar exactamente qué era lo que ambos
estaban diciendo, por lo que el chico estaba un poco más nervioso de lo que lo
habría estado si hubiera podido escuchar algo… al menos eso era lo que pensaba.
Sin embargo, cuando escuchó una de las frases dichas por SoMin, sintió que se
le iba a salir el corazón por la boca.
—No. No estoy sola, un sunbae de la universidad se ha pasado
hace un momento para dejarme unos apuntes.
Después de escuchar aquello, en un
tono mucho más alto que el resto de la conversación, HwiTaek supuso que aquello
era una especie de código para él y, rápidamente se levantó de la silla, yendo
hacia la cama, donde había dejado la mochila con su portátil y unos apuntes que
había impreso aquella misma mañana para sacarlos, agradeciendo enormemente no
haber pasado por casa antes de ir junto a SoMin directamente cuando ésta lo
había llamado. Apenas había sacado los apuntes y se había sentado de nuevo en
la silla, cruzando sus piernas y haciendo como que ojeaba los papeles, la
puerta de la habitación fue abierta y por ella entró un joven muy alto y con
demasiados músculos para que se considerara normal.
HwiTaek
tragó saliva, pero trató de poner una expresión neutra, que no evidenciara que
por dentro estaba temblando como un flan y, sobre todo, que no evidenciara que
llevaba acostándose con SoMin dos meses y, que si no los hubieran interrumpido,
se estaría acostando con ella en esos instantes.
—Hola
—saludó al recién llegado, mostrándose lo más impasible que pudo—. SoMin, ¿necesitabas
también la parte del profesor Park? —le preguntó a la chica, como si la
aparición del hermano/armario empotrado de SoMin no le hubiera afectado en lo
más mínimo.
—Ah…
sí —respondió ella, acercándose a él—. Lo del profesor Park también lo
necesito.
—Vale
—murmuró, volviendo a mirar los apuntes, como si nada de lo que pudiera pasar
allí fuera cosa suya.
Por
el rabillo del ojo pudo ver cómo el hermano de SoMin tenía una expresión algo
confusa en su rostro porque seguramente no había esperado aquello, pero después
de unos momentos, el chico simplemente se despidió de ellos, comentando que
estaría en el salón viendo una película por si querían unírsele y después salió
de la habitación, dejándolos solos por fin. Cuando la puerta estuvo cerrada,
fue el único momento en el que HwiTaek se permitió volver a respirar
correctamente.
—Por
los pelos —escuchó susurrar a la chica, que se había sentado sobre la cama,
también respirando de nuevo—. Has salido muy bien del paso —lo felicitó.
—Gracias
—respondió HwiTaek—, pero me parece que vamos a tener que dejarlo aquí por hoy,
es mejor que me vaya a casa.
Ella
asintió, aunque en su rostro se podía ver la frustración que sentía por tener
que hacer aquello por culpa de su hermano, así que, HwiTaek no pudo evitar
acercarse a ella y dejar un corto beso en sus labios, murmurando un “otro día podemos seguir por donde lo hemos
dejado” antes de recoger todas sus cosas para salir de aquella casa, siendo
acompañado por SoMin hasta la puerta y notando la mirada del hermano de la
chica en su nuca hasta que finalmente la puerta de la vivienda fue cerrada a
sus espaldas.
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