martes, 19 de junio de 2018

[One Shot] Swim Good {HuiMin}


Título: Swim Good
Autora: Riz Aino
Pareja: HuiMin (HUI + SoMin) (KARDTAGON – PENTAGON + KARD)
Calificación: R
Géneros: AU, pwp, humor
Número de palabras: 2.565 palabras
Resumen: HwiTaek y SoMin suelen encontrarse de vez en cuando para pasar buenos ratos juntos.
Advertencias: mención a intento de relaciones sexuales… básicamente lo único en lo que consiste esta historia es en eso (?).
Aclaraciones: la expresión “swim good” es utilizada en contextos en los que hay que salir de una situación inesperada y bastante chunga.
Notas: historia inspirada en la letra de la canción “Swim good” y en la actuación que presentó HUI junto a SoMin en el programa BREAKERZ.
Comentario de autora: no estaba realmente atenta a este programa, simplemente veía las actuaciones de HUI porque eran lo único que me interesaban… y cuando vi la actuación con SoMin me explotó la patata y no pude evitar ponerme a escribir. Espero que os guste.
 


            La habitación estaba tenuemente iluminada con una leve luz entre rojiza y borgoña, procedente de la lámpara de lava que se encontraba sobre la mesita al lado de la cama. El juego danzante de luces y sombras en las paredes era algo hipnótico, pero HwiTaek ya estaba acostumbrado y, aunque no podía evitar quedarse embobado mirando aquel pequeño espectáculo en la semi oscuridad, el chico no tardaba en volver a la realidad y en avanzar por el lugar, tratando de no tropezarse con ninguno de los muebles que había en su camino, hasta llegar hasta el sitio en el que ella se encontraba.

            Quedarse embobado solo por cómo las luces creaban un espectáculo en las paredes blancas de la habitación no era nada comparado al momento en el que HwiTaek se percataba de cómo éstas luces y sombras jugaban sobre la piel de SoMin. Cuando veía sus rasgos finos y dulces bañados por aquella luz, HwiTaek no podía evitar que su corazón comenzara a latir con fuerza dentro de su pecho, porque parecía la obra de arte más hermosa que el mundo jamás hubiera creado. Aquel martilleo en su pecho era ensordecedor, tan ensordecedor que el chico incluso podía notarlo en su cabeza… pero sabía perfectamente que aquella reacción era por su admiración, su excitación, su amor por SoMin.

            —Has venido —comentó ella.
            —Siempre vengo —fue lo que HwiTaek respondió.

            La sonrisa que la chica le dedicó en ese momento hizo que su corazón se detuviera por un segundo y que luego volviera a latir más rápido y mucho más ensordecedoramente.

            —Ven aquí.

            SoMin alzó su mano derecha, extendiéndola hacia HwiTaek y éste no tuvo más que dar un paso hacia la chica para tomar su mano y después dejarse arrastrar hasta su lado. El roce de sus pieles, primero de sus manos y después de sus cuerpos, hizo que el chico tuviera un escalofrío que le recorrió toda la columna vertebral de arriba abajo. La otra mano de SoMin se posó en su mentón y la chica se inclinó hacia él para besar sus labios de forma leve, solo durante unos segundos, unos segundos que a HwiTaek le supieron a muy poco y por eso trató de seguir aquel beso cuando ella se alejó, pero SoMin le puso su dedo índice en sus labios y después negó con la cabeza.

            —Más tarde —le dijo.

            HwiTaek asintió. Sabía que SoMin siempre cumplía su palabra, así que, solo tendría que esperar al momento oportuno. La chica le dedicó otra de sus encantadoras sonrisas y después le señaló la silla que tenía justo enfrente, indicándole que se sentara. Él lo hizo, sin decir nada, pasando una de sus piernas por encima de esta y sentándose de cara al respaldo, pero SoMin negó y, moviendo su dedo índice en círculos, le señaló que se sentara de espaldas a ella. HwiTaek tragó saliva porque su garganta se había quedado seca de repente. Aquel día estaba claro que iba a ser diferente a otras ocasiones.

            HwiTaek y SoMin habían comenzado a verse en la habitación de la chica cada vez que no había nadie en su casa hacía solo unos meses y, a pesar de que realmente nunca habían aclarado si estaban saliendo juntos o no, el chico adoraba aquellos momentos que pasaban juntos allí, de la misma forma que adoraba a SoMin. Por ese motivo HwiTaek se había dejado llevar, se había dejado arrastrar a todo aquello y no le importaba porque de aquella forma podía estar junto a la chica.

            HwiTaek perdió el hilo de sus pensamientos cuando notó los dedos finos de la chica acariciando su nuca y después subiendo un poco por su cabeza, entremezclando aquellos dedos en su pelo, masajeando su cabeza y haciéndolo sentir totalmente relajado, incapaz de que su mente pensara en algo que no fueran los dedos de SoMin sobre él. No pudo evitar un suspiro que se escapó de sus labios, creado en lo más profundo de su garganta, casi como el ronroneo de los gatos cuando alguien los acariciaba.

            —Hoy vamos a hacer algo divertido —escuchó decir a SoMin, muy cerca de su oído derecho, tan cerca que notó su aliento contra su cartílago—. Estoy segura de que te gustará.
            —Yo también estoy seguro de que me gustará —replicó él—. Todo lo que hacemos me gusta.

            Casi pudo imaginar la sonrisa en el rostro de SoMin al escuchar su respuesta, pero el chico no tuvo mucho para fantasear con aquella sonrisa, porque tan solo unos segundos después sus ojos fueron tapados con una tela y HwiTaek se sobresaltó. Sin embargo, al instante se relajó porque sabía que nada de lo que le hiciera SoMin debía preocuparlo y, si aquel día la chica quería que sus ojos fueran incapaces de ver nada, HwiTaek se dejaría llevar por el resto de sus sentidos. La chica le ató el pañuelo, con cuidado para que éste no se enredara en su pelo y después posó sus manos sobre los hombros de HwiTaek, moviéndolas hacia abajo unos momentos más tarde, hacia su pecho, por debajo del cuello de su camisa, tocando su piel y haciendo al chico suspirar por aquella acción.

            —Hoy solo vas a sentir —murmuró SoMin, contra la piel de su cuello—. No podrás ver, ni tocar.

            HwiTaek no pudo evitar tragar saliva ante la revelación que le acababa de ser hecha. Nunca habían tratado nada parecido, simplemente se habían acostado de una y mil formas diferentes en los últimos meses, pero nunca habían hecho algo como aquello y el chico estaba en parte nervioso porque no sabía qué esperar exactamente de aquello, pero sobre todo, estaba excitado.

            Las manos que SoMin había introducido a través del cuello de su camisa y que habían rozado toda la piel de su pecho rápidamente se retiraron de aquel lugar, pero sin deshacer el contacto, moviéndose por encima de la tela hacia sus hombros y después por sus brazos hacia abajo, hasta llegar a sus muñecas. Una vez allí, las manos de SoMin tomaron sus muñecas firmemente y tiraron de sus brazos hacia atrás para, con otra tela de idéntico tacto a la que tenía sobre sus ojos, atarle las manos y así asegurarse de que no tocaría nada.

            HwiTaek sintió un escalofrío cuando las manos de SoMin abandonaron su cuerpo y trató de moverse en busca de éste, pero ella se había separado de su lado. Con sus ojos vendados y sus manos atadas era complicado poder hacer algo, poder ver hacia dónde se había dirigido la chica, pero lo intentó, agudizando sus demás sentidos, concentrándose en lo que sus oídos captaban en aquel momento. La habitación estaba en silencio, a excepción de los latidos de su propio corazón, que seguían siendo ensordecedores, y a excepción de los ligeros pasos de SoMin por la habitación.

            Aquella era una experiencia extraña. No podía ver nada a pesar de que tenía los ojos abiertos detrás de la tela, pero aunque era incapaz de verla, podía escucharla.

            Unos momentos después, los pasos de la chica se acercaron a él y HwiTaek notó inmediatamente las manos de SoMin sobre sus piernas, contra la tela de sus vaqueros, subiendo desde sus rodillas, acercándose peligrosamente a su entrepierna y haciendo que, inevitablemente, el cuerpo del chico se tensara. El roce de sus dedos era débil y juguetón, HwiTaek apenas los sentía avanzar, pero cada roce lo sentía como fuego en su piel y lo único que deseaba era que la tela de sus pantalones desapareciera para poder sentir aquel fuego abrasándole la piel directamente.

            Cuando los dedos de SoMin dejaron de ascender por su pierna y llegaron hasta so entrepierna el chico deseó todavía más que no hubiera nada que se interpusieran entre las delicadas yemas de los dedos de la chica y la piel sensible de su miembro, pero rápidamente aquella débil presión finalizó y SoMin llevó sus manos hasta los botones de su camisa, comenzando a desabrocharla, rozando débilmente la piel que se iba encontrando en su camino, haciendo que HwiTaek suspirara una y otra vez sin poder evitarlo. Aquello lo estaba matando por dentro porque no estaba acostumbrado a no poder usar sus ojos y cada roce de SoMin era totalmente inesperado y su piel lo recibía de una forma mucho más especial.

            —SoMin… —jadeó.

            Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, el último botón de su camisa fue desabotonado y la chica retiró la tela de su pecho con sus manos. Éstas estaban un poco frías, contrastando de forma perfecta con el calor que estaba desprendiendo su cuerpo y el calor que hacía en la habitación, así que HwiTaek no pudo volver a hablar porque un pequeño gemido se abrió paso a través de su garganta. Tampoco pudo volver a decir una sola palabra más porque en ese momento sintió cómo el cuerpo de SoMin se subía sobre sus muslos y luego se inclinaba sobre él para comenzar a besar sus labios.

            Los labios de la chica siempre habían sido suaves, cálidos y húmedos contra los suyos, siempre habían encajado a la perfección y siempre lo habían dejado sin respiración, porque su lengua juguetona siempre acababa luchando con la suya y porque los besos que compartían, aunque comenzaban siendo solo un roce, terminaban de una forma mucho más desesperada.

            Cuando se separaron, HwiTaek volvió a tratar de capturar los labios de SoMin, pero ésta volvió a escaparse de aquello y comenzó a darle pequeños mordisquitos a la piel de su cuello y su pecho, volviendo a hacer suspirar a HwiTaek, pero sobre todo, haciendo que un fuego demasiado caliente comenzara a acumularse en su entrepierna, endureciendo poco a poco su miembro —aunque éste no se mostraría en todo su esplendor hasta que no hubiera un poco más de contacto—. No obstante, antes de que las manos juguetonas de la chica volvieran a centrarse en su entrepierna, el sonido de la puerta de la casa de SoMin siendo abierta hizo que los cuerpos de ambos se congelaran.

            —¡SoMin! —llamó una voz grave que hizo que, inmediatamente la chica se levantara de su cuerpo.
            —Es mi hermano Matthew —dijo ella, quitándole inmediatamente la tela de los ojos—. Voy a tratar de que se vaya lo más rápido posible de casa y si no, tendremos que dejarlo aquí.

            Diciendo aquellas palabras, susurrándolas más bien, SoMin le quitó también la tela que mantenía sus manos unidas a su espalda y luego salió rápidamente de la habitación, encendiendo la lámpara del techo. Los ojos de HwiTaek tardaron unos segundos en acostumbrarse de nuevo a poder ver algo debido al contraste de la total oscuridad a la flagrante luz, pero a pesar de que prácticamente no veía, el chico rápidamente se abrochó la camisa y trató de recomponerse y calmarse. Nunca se habían visto en una situación como aquella, nunca habían tenido que lidiar con que alguien regresara a la casa y siempre habían podido realizar sus encuentros sin problema alguno, pero aquel día en el que todo estaba siendo nuevo para ellos, aquello también tenía que suceder.

            HwiTaek escuchó a SoMin hablar con su hermano Mathew, pero no pudo escuchar exactamente qué era lo que ambos estaban diciendo, por lo que el chico estaba un poco más nervioso de lo que lo habría estado si hubiera podido escuchar algo… al menos eso era lo que pensaba. Sin embargo, cuando escuchó una de las frases dichas por SoMin, sintió que se le iba a salir el corazón por la boca.

            —No. No estoy sola, un sunbae de la universidad se ha pasado hace un momento para dejarme unos apuntes.

            Después de escuchar aquello, en un tono mucho más alto que el resto de la conversación, HwiTaek supuso que aquello era una especie de código para él y, rápidamente se levantó de la silla, yendo hacia la cama, donde había dejado la mochila con su portátil y unos apuntes que había impreso aquella misma mañana para sacarlos, agradeciendo enormemente no haber pasado por casa antes de ir junto a SoMin directamente cuando ésta lo había llamado. Apenas había sacado los apuntes y se había sentado de nuevo en la silla, cruzando sus piernas y haciendo como que ojeaba los papeles, la puerta de la habitación fue abierta y por ella entró un joven muy alto y con demasiados músculos para que se considerara normal.

HwiTaek tragó saliva, pero trató de poner una expresión neutra, que no evidenciara que por dentro estaba temblando como un flan y, sobre todo, que no evidenciara que llevaba acostándose con SoMin dos meses y, que si no los hubieran interrumpido, se estaría acostando con ella en esos instantes.

—Hola —saludó al recién llegado, mostrándose lo más impasible que pudo—. SoMin, ¿necesitabas también la parte del profesor Park? —le preguntó a la chica, como si la aparición del hermano/armario empotrado de SoMin no le hubiera afectado en lo más mínimo.
—Ah… sí —respondió ella, acercándose a él—. Lo del profesor Park también lo necesito.
—Vale —murmuró, volviendo a mirar los apuntes, como si nada de lo que pudiera pasar allí fuera cosa suya.

Por el rabillo del ojo pudo ver cómo el hermano de SoMin tenía una expresión algo confusa en su rostro porque seguramente no había esperado aquello, pero después de unos momentos, el chico simplemente se despidió de ellos, comentando que estaría en el salón viendo una película por si querían unírsele y después salió de la habitación, dejándolos solos por fin. Cuando la puerta estuvo cerrada, fue el único momento en el que HwiTaek se permitió volver a respirar correctamente.

—Por los pelos —escuchó susurrar a la chica, que se había sentado sobre la cama, también respirando de nuevo—. Has salido muy bien del paso —lo felicitó.
—Gracias —respondió HwiTaek—, pero me parece que vamos a tener que dejarlo aquí por hoy, es mejor que me vaya a casa.

Ella asintió, aunque en su rostro se podía ver la frustración que sentía por tener que hacer aquello por culpa de su hermano, así que, HwiTaek no pudo evitar acercarse a ella y dejar un corto beso en sus labios, murmurando un “otro día podemos seguir por donde lo hemos dejado” antes de recoger todas sus cosas para salir de aquella casa, siendo acompañado por SoMin hasta la puerta y notando la mirada del hermano de la chica en su nuca hasta que finalmente la puerta de la vivienda fue cerrada a sus espaldas.

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