Título: 꿈을꾼듯 (Dreaming)
Autora: Riz Aino
Parejas: KenCall (Takada Kenta + Kim YongGuk (Jin LongGuo)) (JBJ)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, fluff
Número de palabras: 1.263 palabras
Resumen: Kenta quería seguir viviendo aquel sueño con
LongGuo, durara éste lo que durara.
Advertencias: hay una serie de cosas algo pervertidas, para
que os andéis con un poco de cuidado y eso.
Notas: al principio iba a ser una cosa, iba a ser sobre todo
sexo, pero al final no tenía ánimos de escribir escenas de sexo y lo dejé
siendo algo con un poco de drama y mucho fluff.
Comentario de autora: KenCall es mi otp, me encantan desde
siempre y los adoro un mundo y tenía muchísimas ganas de escribir de ellos, así
que, esto es una maravilla. Espero que os guste.
꿈을꾼듯 (Dreaming)
La
habitación de Kenta estaba completamente a oscuras, la persiana bajada hasta el
fondo y ni siquiera una luz que la iluminara. El chico tenía migrañas y no
podía parar despierto ni con la luz entrando por la ventana o la luz de su
mesita, así que estaba bajo las sábanas, tratando de quedarse dormido, pero sin
conseguirlo del todo porque, a pesar de tener migrañas, el chico no podía
evitar dejar de pensar, de darle vueltas a las cosas que habían pasado tan solo
un par de días antes —probablemente, de pensar tanto le habían acabado dando
aquellas migrañas tan horribles que llevaban demasiado tiempo sin darle—. Pero
es que Kenta no podía evitarlo, no podía dejar de pensar en lo que había pasado
entre LongGuo y él hacía solo dos días… estaba demasiado fresco en su memoria,
estaba demasiado fresco en su cuerpo… tan fresco, que a veces, si se
concentraba lo suficiente, todavía podía seguir notando el roce de las yemas de
los dedos de LongGuo sobre su piel, el roce de sus labios contra los suyos, su
lengua invadiendo su boca, su miembro adentrándose en su cuerpo…
Kenta
maldijo por lo bajo. En aquel momento no solo tenía unas migrañas horribles,
sino que también tenía una creciente erección que había ido apareciendo a
medida que recordaba los eventos de lo que había sucedido. El chico era incapaz
de controlar su cuerpo o sus pensamientos, así que, apretó los dientes con
fuerza y trató de contener un grito de frustración para que nadie en el piso lo
escuchara.
Había
sido un idiota por haberse acostado con LongGuo cuando éste era el mejor amigo
de su mejor amigo. Sí, era lioso. Pero Kenta se arrepentía un mundo de haberse
acostado con él —no porque no lo hubiera pasado bien, porque había sido
increíble— sino porque llevaba dos días siendo incapaz de mirar a la cara a
DongHan y a LongGuo y porque les había puesto excusas baratas a los dos para
estar con ellos el menor rato posible. Había sido un idiota de campeonato
porque a pesar de que siempre se había sentido atraído hacia LongGuo, había
frenado sus deseos para no romper la dinámica que se había establecido en su
grupo de amigos y, sobre todo, le daba demasiada vergüenza todo aquel tema
porque se habían acostado estando borrachos.
En
aquellos dos días, el chico había pensado una y mil veces echarle la excusa a
LongGuo de que, estaba borracho y caliente y que él era el que estaba más a la
mano en ese momento, pero tampoco le parecía justo para el otro chico y Kenta
no quería hacerle daño y no quería hacerse más daño a sí mismo con aquel tema.
Después de eso había pensado en quizás declararse al menor y después de eso se
había arrepentido de pensarlo y tras eso había pensado en sus caricias y en sus
besos y se había puesto caliente y había tenido que ducharse con agua muy fría.
Definitivamente,
Kenta estaba completamente seguro de que las migrañas eran por todo lo que
había pensado en aquellos días.
Con
un suspiro profundo, el chico cerró sus ojos y trató de dejar la mente en
blanco para poder dormir. Se había tomado la pastilla un rato antes y debería
de ir haciéndole efecto, así que, descansar era lo mejor para que el dolor
punzante se diluyera. Sin embargo, aunque tenía los ojos cerrados y, poco a
poco, el cansancio provocado por la pastilla y por el estrés de la universidad,
sumado al estrés que le había producido acostarse con LongGuo, lo fueron
venciendo... pero seguía siendo incapaz de quedarse dormido.
En
algún momento de aquella tarde en la que se había encerrado en su cuarto, el
chico sintió cómo la puerta de la habitación se abría lentamente y luego se
cerraba, entrando por el quicio una persona y un poco de la luz que inundaba el
salón. Kenta se extrañó, porque generalmente, cuando tenía migrañas, ni DongHan
ni SangGyun se acercaban a ver cómo estaba porque pasaban bastante de él en ese
sentido, sabían perfectamente que un rato de sueño y todo oscurito hacían
milagros en él. Así que, el chico giró su cabeza un poco para tratar de ver a
la persona que hubiera entrado, pero sin ninguna luz le resultó imposible
distinguir su figura en la oscuridad.
La
persona se acercó a la cama con lentitud y después se sentó en el filo de ésta,
antes de apartar las sábanas un poco y meterse junto a él. En ese momento,
Kenta pudo distinguir perfectamente a quién pertenecía el cuerpo que se abrazó
a él con fuerza, por el olor de su colonia, por cómo se había amoldado su
cuerpo al suyo y por el roce de sus dedos.
—LongGuo…
—susurró.
—¿Te
he despertado? —le cuestionó el chico. Su voz parecía algo asustada porque lo
hubiera importunado.
—No,
ya estaba despierto —respondió—. No he podido quedarme dormido. ¿Qué haces
aquí?
—He
escuchado de los chicos que estabas con migrañas y he pensado que podía pasarme
para ver cómo estabas.
LongGuo
dijo aquellas palabras y después simplemente depositó un beso sobre su nuca que
hizo que el cuerpo de Kenta se estremeciera y que hizo que se preguntara si
todo aquello era un sueño, si se había quedado dormido y estaba soñando cómo
LongGuo quería cuidar de él y por eso se metía en su cama y lo abrazaba
fuertemente. Si fuera un sueño, si todo lo que había pasado desde que se habían
comenzado a besar hasta que habían acabado acostándose —y aquella misma
situación en la que se encontraban— todo sería mucho más fácil para Kenta. Todo
sería mucho más fácil para los dos en realidad. Pero aquello no era un sueño,
era la realidad y tenían que hablar.
—LongGuo...
sobre lo del otro día... —comenzó, pero el otro no lo dejó terminar.
—Sé
que hace tiempo que te gusto, Kenta —le respondió—. Tú también hace mucho
tiempo que me gustas, así que, no tenemos mucho de lo que hablar.
Kenta
no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro, pero ésta se ensombreció
un poco cuando pensó en su entorno, en sus amigos, en cómo sería todo si
empezaban a salir juntos, en cómo sería todo si acababan la relación.
—Pero…
¿y los demás?
—Que
les jodan a todos —replicó LongGuo, probablemente sabiendo por dónde iban sus preocupaciones—.
La vida solo son dos días.
Y,
en ese momento, Kenta decidió que era mejor dejar de pensar, dejar de darle
vueltas a la cabeza y dejarse llevar en todo lo que tuviera que ver con
LongGuo, pasara lo que pasara. Quería seguir viviendo aquel sueño, durara lo
que durara.
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