Chapter Two
El mini partido
de baloncesto improvisado por algunos de los chicos de su clase llegó a su fin
con la victoria de su equipo por 21 a 15 e InSeong se sintió triunfal por haber
sido uno de los que más habían anotado, junto a SeokWoo, para llevarse aquella
victoria. Todavía falto de aire y sintiendo el sudor cayéndole por la frente y
por el cuello, perdiéndose en su espalda y en su pecho, el chico buscó con su
mirada a Mina en las gradas, que se había sentado allí con su amiga HyeYeon
supuestamente para ver aquel partido y para animarlos… supuestamente porque
aunque aquello era lo que le habían dicho a InSeong, éstas estaban viendo una
revista sin alzar su cabeza de ella. El chico suspiró. Ni siquiera estaba
asombrado, en realidad ya estaba acostumbrado a cosas como aquella, así que,
simplemente siguió a sus amigos hasta las fuentes para refrescarse.
Para jugar, el
chico se había quitado la camisa y había estado jugando con la camiseta de
tirantes blanca que llevaba bajo la camisa, así que, se quitó la camiseta
sudada y luego abrió el grifo para echarse agua por toda la parte superior de
su cuerpo, mojándose incluso la cabeza. Si en ese momento alguna de las chicas
que poblaban le lugar estuviera coladita por él, el chico estaba seguro de que
se habría desmayado al ver aquello, pero ninguna lo estaba, así que, InSeong
simplemente mojó la camiseta también para quitarle el sudor y después se fue
hacia las gradas, chorreando, esperando secarse al sol y esperando poder
decirle a Mina que aquella tarde se iría a su casa porque le había prometido a
la madre de la chica que le daría clases de inglés para ver si al menos así
aprobaba algún examen, algo que InSeong dudaba bastante, pero él al menos lo
tenía que intentar.
Cuando llegó
hasta donde estaban las chicas, todavía seguía con la camisa abierta y goteando
agua, por lo que cuando carraspeó para llamar la atención de ambas y que así
levantaran la vista de la revista que leían obtuvo dos reacciones diferentes.
La primera, la de Mina, fue la de cerrar la revista y alejarla lo máximo
posible de su persona, temiendo probablemente que la mojara; la segunda, la de su
amiga HyeYeon, que se quedó mirando al chico con los ojos muy abiertos y un
creciente sonrojo que le cubrió toda la cara. InSeong sonrió. Sí que había
alguna chica interesada en él… aunque él no estuviera mínimamente interesado en
ninguna.
—No te acerques
más —dijo Mina, utilizando uno de sus brazos como si fuera un escudo,
interponiéndose entre él y la revista.
—¿Por qué?
—replicó InSeong, acercándose un poco más, haciendo que la chica afianzara más
su escudo, plantándole la mano en mitad del pecho para detenerlo—. ¿Crees que
si me acerco más la revista se mojará?
—No —contestó
ella—. Lo que creo es que te vas a acercar para mojarla adrede y no voy a
permitirte que hagas eso.
—Sale el inútil
ese que te gusta, ¿verdad? —dijo él, sabiendo que eso sacaría a Mina de sus
casillas, algo que ocurrió inmediatamente.
Mina le soltó la
revista a su amiga y después se levantó de las gradas. Al grito de “¡Park SeungJun no es un inútil!”,
persiguió a InSeong, que había salido corriendo al ver sus intenciones, por
toda la cancha hasta que se quedó sin fondo y ya no pudo seguir persiguiéndolo
más. En ese momento, el chico se acercó a ella, aunque quedándose a una
distancia prudente por si por casualidad volvía a perseguirlo, para poder
decirle lo que en realidad había querido decirle cuando se había acercado hasta
ella en las gradas.
—Fuera de
cachondeo —comenzó, para que la chica le prestara atención—. Tu madre el otro
día me pidió que te diera clases particulares de inglés para ver si tiene
solución —le dijo—. Yo personalmente creo que no tienes solución, pero bueno,
tu madre me va a pagar, así que, no tengo más remedio que aceptar darte clases.
—Un día de estos
vas a aparecer muerto y el mundo se preguntará quién ha sido… me dolerá un
mundo no poder gritar a los cuatro vientos que he sido yo —amenazó Mina, pero
InSeong no le hizo caso.
—Total, que el
domingo me voy a tu casa y veo si puedo hacer que algo de inglés que no sean
algunas palabras en las letras de las canciones de esos idiotas te entran en la
cabeza —dijo el chico.
—Te juro que te
mato —replicó ella, alzando su brazo para pegarle, pero InSeong ya se había ido
de su lado.
El chico corrió
hasta el lugar en el que estaban sus amigos, bajo la sombra de uno de los
árboles que poblaban el patio y se tiró en el suelo junto a ellos, a esperar a
que la campana sonara para entrar a clases otra vez. El chico se dejó caer como
un peso muerto contra YoungBin, que protestó un poco, pero no lo suficiente
como para que InSeong se levantara.
—Hemos visto que
Mina te ha puesto la mano en el pecho… piel con piel… —murmuró SeokWoo al otro
lado de YoungBin—. Ojalá me hubiera tocado a mí y me hubiera visto a mí semi
desnudo, porque tú no aprecias la suerte que tienes…
—Mina ya me ha
tocado en todas partes —replicó InSeong, algo aburrido de aquel tema—. Si
cuando éramos pequeños nos bañábamos juntos, así que me ha visto y tocado
prácticamente todo.
El chico no tuvo
que girarse para saber que acompañando al sonido ahogado que había soltado
SeokWoo, sus ojos se habrían abierto como platos, totalmente escandalizado por
lo que InSeong acababa de soltar. Pero aquello que había dicho era verdad.
Llevaba conociendo a Mina desde que tenía uso de razón y, siendo prácticamente
de la misma edad, vecinos puerta con puerta y teniendo unos padres que se
llevaban de maravilla entre ellos, habían pasado mucho tiempo el uno junto al
otro. Por eso cuando eran más pequeños se habían bañado juntos y por eso
también habían dormido juntos en un montón de ocasiones. Lo de los baños
realmente se había acabado pronto, pero todavía seguían durmiendo juntos de vez
en cuando.
—Si yo estuviera
en tu lugar ya le habría pedido a Mina que saliera conmigo al menos doscientas
veces —murmuró su amigo.
—Nadie te ha
dicho que no puedas hacerlo ahora —replicó InSeong—. Eso sí, hazlo de noche y
con una careta de Park SeungJun puesta, porque si no ni siquiera va a hacerte
caso.
InSeong
enmudeció inmediatamente. SeungJun. Había ido un par de veces a su casa después
de aquella primera vez y no se había quedado más que para comer o para recoger
alguna cosa, por lo que no lo había tenido que soportar demasiado, así que, el
chico estaba bastante más relajado. Al principio había pensado que realmente
iba a tener que convivir con él cada día de su vida, pero el otro tenía un
dormitorio con sus otros cuatro compañeros de grupo y por casa solo pasaba lo
estricto y necesario. Cuando eso había sucedido, InSeong había puesto como
excusa los estudios y se había dedicado a mirar los libros que tenía delante
como si estuviera haciendo algo hasta que el otro se había ido y entonces no
había vuelto a tener que entablar una conversación.
Eso había sido
un alivio, aunque InSeong seguía sintiéndose un poco fuera de lugar en su propia
casa porque el señor Park sí que estaba allí siempre y trataba de hacer que le
hablara con confianza. Aunque InSeong lo soportaba porque su madre estaba muy
enamorada de él, seguía sin caerle del todo bien y también lo evitaba un poco,
hablándole solo cuando no tenía más remedio que hacerlo o cuando su madre ya le
había echado varias miradas de desaprobación.
—¿Cómo van las
cosas por tu casa? —le cuestionó YoungBin—. No tiene que ser fácil todo esto.
—No lo es
—respondió InSeong—, pero supongo que acabaré acostumbrándome a todo esto.
—Mina sigue sin
saber que vives con su ídolo, ¿verdad? —dijo SeokWoo, asomándose para mirarlo—.
Qué tonterías digo, si lo supiera no se iría de tu casa, se pasaría el día allí
metida esperándolo.
—Exacto —murmuró
InSeong—. En realidad lo único que sabe es que mi madre se va a volver a casar,
ni siquiera conoce al señor Park y menos le he dicho que ese vive conmigo.
—Si se entera se
muere —rio YoungBin.
—Si se entera y
yo no le he dicho nada antes estoy seguro de que no vuelve a dirigirme la
palabra nunca más —dijo el chico—. Pero no sé cómo decírselo.
—Siempre puedes
dejarlo correr un poco —apuntó SeokWoo—. De todas formas no pasa mucho por tu
casa, así que no creo que se entere pronto.
—Espero.
Justo en aquel
momento, el timbre sonó y los chicos tuvieron que arreglarse de nuevo para
poder entrar a clase. Mientras InSeong se abrochaba la camisa le dio vueltas a
cómo debería decirle a Mina que el hijo del hombre que se iba a casar con su
madre era Park SeungJun, en si ya que estarían juntos el domingo toda la tarde
debería hacer de tripas corazón y decírselo en aquel momento, porque no era
recomendable que esperara a que Mina se lo encontrara en el descansillo o que
lo viera por primera vez en la boda. Sí. Quizás lo mejor era hacer eso,
decírselo aquel domingo.
Con aquella meta
en mente, InSeong se pasó el resto de lo que quedaba de semana pensando en cómo
podía ser la mejor manera para decirle aquello sin sobresaltarla y sin hacer
que la chica le quisiera pegar por no habérselo dicho antes, pero todas las
situaciones que se imaginaba lo llevaban al mismo desenlace, un desenlace en el
que Mina acababa pegándole la paliza de su vida en el salón de su casa. Eso era
algo que, por supuesto, InSeong quería evitar a toda costa, pero no creía que
tuviera mucha opción realmente.
Cuando llegó el
domingo por la tarde e InSeong llamó a la puerta de enfrente para que le
abrieran todavía no tenía muy claro qué era lo que iba a hacer o decir, así
que, decidió que simplemente le daría la clase de inglés a la chica y, en algún
momento en el que el ánimo fuera algo más distendido, le soltaría la bomba. InSeong
tenía menos posibilidades de salir vivo de allí que SeokWoo de declararse a
Mina y que ésta aceptara sin ser él Park SeungJun, pero si moría en el intento
esperaba que lo recordaran como a un héroe caído.
La puerta se
abrió, haciendo que el chico saliera de sus pensamientos y rápidamente entrara
el piso siguiendo a Mina, aunque no hacía falta que la siguiera porque conocía
aquel lugar como la palma de su mano, no por nada era como su segunda casa.
—Hoy vamos a
estudiar en el salón en lugar de en mi cuarto —comentó la chica, mostrándole
que ya había sacado su cuaderno de clase, su libro y su diccionario de inglés
antes de sentarse en el suelo. InSeong no había tenido muchas esperanzas de que
su amiga se aplicara de aquella forma y se había llevado sus propias cosas solo
por si acaso—. Terminemos con esto cuanto antes.
El chico no
entendía la prisa, pero bueno, era muchísimo mejor que Mina estuviera
colaboradora a que no quisiera hacer nada, así que, simplemente asintió y
después se sentó a la mesa del salón, justo al lado de la chica. InSeong cogió
el cuaderno y comenzó a mirarlo por encima, para ver cómo llevaba los
ejercicios que le habían mandado, descorazonándose al momento. Aquella sesión
no iba a ser corta como ella pretendía, porque ni siquiera sabía las cosas
básicas que a aquella edad ya debería de saber.
—¿Tú cómo has
aprobado los anteriores cursos si no tienes ni idea? —le cuestionó a la chica,
sin poder creerse los errores de principiante que tenía.
—No se lo digas
a nadie —murmuró ella. Luego miró a un lado y a otro y se acercó un poco más a
InSeong, como si temiera que alguien pudiera escucharla cuando realmente
estaban solo los dos en aquella casa—. HyeYeon me deja copiar en los exámenes
finales y si me mandan a la pizarra me deja su cuaderno.
InSeong casi se
pegó una palmada en la frente al enterarse de aquello, pero decidió que era
mucho mejor dársela a ella, así que eso fue lo que hizo. Mina se quejó por el
golpe, pero el chico la miró seriamente y no le dio la oportunidad de quejarse.
—Vamos a empezar
por lo más básico y, si esta tarde acabas sabiéndote los pronombres personales
y las formas de los verbos en presente creo que me puedo dar por satisfecho —le
dijo.
—Odio eso —murmuró
ella, haciendo pucheros.
A cualquier otra
persona en el mundo aquella cara de pena le habría removido el corazón y al
final habría dejado que la chica se saliera con la suya, pero InSeong llevaba
demasiados años viéndola y ya no le hacía efecto ninguno, por lo que,
simplemente, sacó el cuaderno que se había llevado y escribió rápidamente los
pronombres personales y sus equivalencias en coreano, pasándoselo justo después
a Mina para que ella escribiera aquello mismo todas las veces que pudiera hasta
que rellenar toda la página con ellas.
—Para memorizar
hay que escribir —comentó, citando a su profesor de primaria de historia, que
le había hecho escribir cien veces una de las lecciones que había dado en clase
porque se había distraído y no había prestado atención cuando el hombre
explicaba. Tras eso, a InSeong jamás se le había olvidado cómo el hangul se
había convertido en el alfabeto utilizado en la península—. No rechistes, sabes
que cuanto antes empieces, antes acabas.
Aquellas últimas
palabras parecieron encender un cortocircuito en la chica, que rápidamente se
puso manos a la obra, copiando una y otra vez lo que el chico había escrito en
la hoja. Solo unos minutos después, ya tenía todo el folio lleno y se lo dio a
InSeong para que viera si se había equivocado en algún lugar y éste pudo
comprobar que lo había hecho todo bien, así que pasó a la segunda fase. La
segunda fase consistía en preguntarle los pronombres para ver si los había
memorizado de aquella forma y, gratamente, vio cómo la chica estaba haciendo el
esfuerzo de recordarlo todo.
Durante dos
horas estuvieron enfrascados en la ardua tarea de “hacer que Mina aprenda un
poco de inglés y no le copie los exámenes a su amiga HyeYeon”, pero cuando
estaban en el punto álgido, un despertador que había sobre la mesa comenzó a
sonar, cortando rápidamente el ritmo. Rápidamente, la chica dejó de lado todo
aquello y se levantó para encender la tele, buscando rápidamente en ésta el
botón del canal que quería ver y pulsándolo. InSeong se quedó un poco confuso,
porque no entendía a qué venían aquellas prisas… hasta que vio la cabecera del
programa que empezaba y entonces lo entendió. Seguramente iban a salir en la
tele los KNK, por eso la chica estaba conectando también el vídeo para grabarlo
todo.
InSeong no pudo
evitar mover su cabeza de forma negativa al darse cuenta de aquello. Con todo
el lío y viendo lo bien que estaba yendo todo aquello aún no había podido
decirle nada y estaba completamente seguro de que ahora ya no lo iba a escuchar
porque estaría expectante hasta que el grupo saliera y después mientras
estuvieran en pantalla estaría muriéndose, para acabar completamente extasiada
cuando el vídeo finalizara. Ya no tenía oportunidad alguna para poder decirle
que Park SeungJun era el hijo del hombre que se iba a casar con su madre y que
probablemente se lo encontraría algún día en su casa.
—Idiota —murmuró
InSeong, diciéndoselo a él mismo por haber perdido su oportunidad, pero en
aquel momento apareció Park SeungJun en la pantalla de la tele y Mina se tomó
como que el insulto se lo había dicho a su ídolo y montó en cólera.
—¿Por qué no
paras de decir que es idiota? —le preguntó, enfadada—. Él es treinta veces
mejor que tú en todo, es más alto, es más guapo es más maravilloso y encantador
y trata a las personas como se merecen.
—Vaya, gracias
por todos esos piropos —comentó él, un poco herido porque Mina nunca había sido
tan directa.
—De nada.
InSeong no pudo
evitar volver a negar con la cabeza. Se lo había merecido, por bocazas. Aunque
aquella vez no se lo hubiera dicho a aquel chico, las anteriores trescientas
veces sí que lo había hecho y se merecía que ella se enfadara un poco con él.
Sin embargo, a pesar de que reconoció eso, el chico no tenía ganas de ver una
entrevista de aquel grupo y menos ganas tenía de ver a Park SeungJun por la
tele, ya había tenido bastante. Por ese motivo, el chico se levantó de allí y,
como si se tratara de su propia casa, fue a la cocina a prepararse algo de
merendar. Calculó que, como mucho, aquella entrevista duraría unos quince
minutos, así que se preparó para estar fuera del salón exactamente ese tiempo.
Quizás había
perdido la oportunidad de decirle a Mina aquello, pero al menos había
conseguido que ésta aprendiera algo de inglés, por lo que no podía dar la tarde
por perdida completamente. Con esa mentalidad mucho más positiva se preparó la
merienda y se la comió, tardando más o menos los quince minutos que había
previsto y luego volvió al salón, justo cuando estaba en pantalla Park
SeungJun. Había calculado mal.
—¿Hay alguna
persona importante en tu vida? —le había preguntado el entrevistador y SeungJun
había sonreído a cámara.
—Sí. Últimamente
hay alguien muy especial en mi vida… aunque estoy completamente seguro de que
no sabe lo especial que es para mí —respondió el chico.
—Oh. ¿Tienes
pareja? ¿Es alguien que conozcamos?
—No. No —dijo
rápidamente SeungJun, como si de repente le hubiera dado un pequeño ataque de
pánico al escuchar aquella pregunta—. En realidad no tengo una persona
especial, sino muchas… y estas son mis fans. ¡Tinkerbells, I love you!
Park SeungJun
hizo un corazón con sus brazos y Mina, desde el salón de su casa, respondió a
aquella declaración de amor en inglés y haciendo otro corazón. A InSeong le
dieron arcadas al ver aquello, pero se recompuso poco después pensando en que
no podía desperdiciar la buena merienda que se acababa de comer. Después de
aquello, Mina rápidamente se levantó y quitó de grabar el vídeo, apagando la
tele justo después, para echarse sobre el sofá y comenzar a gritar una y otra
vez que “era una persona muy especial para SeungJun”, así que, InSeong supuso
que continuar con las clases de inglés era inviable y decidió recoger sus cosas
y despedirse de ella.
—Me voy a casa
—le dijo.
La chica ni
siquiera lo miró, pero no era como si InSeong esperara que le hiciera el más
mínimo caso, así que, simplemente se puso sus zapatos en la entrada y después
se fue para su propia casa. Probablemente aprovecharía para descansar lo que
quedaba de tarde porque ya había hecho suficiente y no tenía ganas de hacer
nada más, así que, se echaría sobre la cama y se relajaría por un día. Sin
embargo, nada más entrar al piso se dio cuenta de que no iba a poder hacerlo
porque en la entrada vio unos zapatos que solo aparecían allí en contadas
ocasiones… unos zapatos que casi hicieron que InSeong volviera a salir por la
puerta. No pudo hacerlo solo porque su madre lo llamó desde el interior de la
casa, porque esa era su intención.
—¿Ya has acabado
con Mina? —fue lo que le preguntó su madre y el chico tuvo que entrar.
—Sí. Creo que ya
hemos hecho suficiente por hoy —respondió él, aun desde la entrada, cogiendo
fuerzas para poder pasar al salón.
InSeong respiró
hondo varias veces y luego puso la mejor cara de cansancio que pudo, queriendo
apelar de aquella forma al corazoncito de la mujer para que lo dejara escaparse
de la reunión familiar. Sin embargo, cuando entró al salón, se dio cuenta de
que allí solo se encontraban su madre y el señor Park, por lo que frunció el
ceño, antes de sentirse completamente aliviado. Se tenía que haber equivocado
de zapatos. Sin embargo, cuando fue a dirigirse a su cuarto después de
saludarlos, unas palabras de su madre lo dejaron completamente clavado.
—No entres a tu
cuarto. Está SeungJun descansando ahí, que ha tenido unos días horribles de
promociones y casi no podía mantenerse en pie.
El chico no pudo
hacer otra cosa más que suspirar profundamente porque ya no iba ni a poder
descansar en su propio cuarto y porque aquella noche le iba a volver a tocar
compartir cama con Park SeungJun. InSeong estuvo tentado a salir de casa,
cruzar el descansillo y llevarse a Mina hasta allí para que ella durmiera con
el otro, mientras que él se quedaba en la cama de la chica; sin embargo, se lo
pensó mejor y pensó que lo mejor era que no lo hiciera porque en el cuarto de
Mina había demasiados posters del otro por las paredes y el techo y se sentía
muy incómodo… era casi mejor dormir con él que dormir siendo observado por
veinte versiones distintas de SeungJun, así que InSeong se resignó a pasar otra
noche con él.
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