martes, 9 de octubre de 2018

[One Shot] 너 때문에 (Because of you) {BangDae}


Título: 때문에 (Because of you)
Autora: Riz Aino
Pareja: BangDae (YoungGuk + DaeHyun) (B.A.P)
Clasificación: R
Géneros: AU, Werewolf, romance, drama
Número de palabras: 4.562 palabras
Resumen: cuando DaeHyun abrió la puerta de su apartamento y se encontró frente a él a YongGuk, lo primero que pensó fue en cerrarla de nuevo justo después.
Aclaraciones: para quienes se lo pregunten, aunque este ff sea de alfa-omega, NO hay m-preg porque lo odio demasiado. También aclaro que esto es mi propia visión de las cosas, que no sigue ninguna norma pre-establecida.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas, bastante explícitas.
Notas: el grupo fue elegido a través de esta encuesta, la pareja la elegí yo, así como todo lo demás, nadie sabía qué era lo que iba a hacer cuando votaron.
Comentario de autora: tenía ganas de escribir algo de alfas y omegas porque he visto un montón de fics de esta característica en los últimos tiempos y quería aportar mi granito de arena. Espero que os guste.



Los hombres lobo o licántropos son unas criaturas legendarias presentes en muchas culturas desde tiempos tan antiguos que se cree que este mito casi nació a la misma vez que la humanidad. La mayor parte de esta afirmación es real, los hombres lobo aparecieron en el mismo tiempo que los humanos corrientes; la otra parte, aquella que los convierte en leyendas, cuentos, mitos, figuras nacidas del folklore, es falsa. Los hombres lobo existieron en los primeros tiempos de los hombres y, aun hoy en día, lo siguen haciendo… quizás son menos visibles de lo que lo fueron en otros tiempos, quizás ahora los humanos eran incapaces de distinguirlos de los suyos propios porque se camuflan entre ellos y no dejan salir a la luz su condición de bestia en ningún momento, pero los hombres lobo seguían existiendo.


DaeHyun era un hombre lobo, aunque solo muy pocas personas lo sabían, de hecho, solo lo sabían su familia y un par de amigos que compartían su misma condición, las demás personas que se encontraban a su alrededor pensaban que se trataba de una persona normal y corriente, un chico universitario ni más listo ni más torpe que los demás, trabajador y amable; porque los hombres lobo habían dejado prácticamente todas sus tradiciones atrás para adaptarse a la sociedad… aunque había algunas que todavía seguían siendo llevadas a cabo, como aquellas en las que se formaban las relaciones interpersonales o de dominancia o sumisión.

Todos los hombres lobo, cuando llegaban a la edad de dieciséis años comenzaban a desarrollar sus características especiales, aquellas que los señalaban como alfas, betas u omegas, algo que hacía que su vida en la comunidad de licántropos cambiara sutilmente dependiendo de a qué clase pertenecieran. Los alfas eran el escalafón más alto, los beta el intermedio y los omegas el más bajo y esto determinaba cómo se relacionaban entre ellos a partir de ese momento, ya que no era recomendable que los alfas, destinados a ser aquellos que se harían cargo de los problemas que pudieran surgir en las pequeñas comunidades establecidas en las diferentes ciudades, se relacionaran con betas u omegas, cuyo papel era prácticamente nulo en aquella sociedad, ya que solo podían servir de apoyo o como fuerza de combate. Los tiempos habían cambiado, era el pleno siglo XXI, pero eso seguía siendo de aquella manera… de la misma forma que, la norma de encontrar pareja con la que formar una familia también había seguido siendo igual.

En encontrar pareja también había normas, los alfas se veían beneficiados porque ellos podían elegir a su pareja de por vida y reclamarla antes que betas u omegas. La pareja podía encontrarse entre sus congéneres femeninas, las mujeres lobo, aunque estas no eran tan numerosas; o entre las humanas, quienes eran informadas de su condición de hombres lobo y aceptaban aquella parte de ellos. No obstante, había otra variante en aquellas relaciones, aunque era tan ínfimo el porcentaje que no se contaba entre las normas generales de los hombres lobo. Había veces, en las que no había pareja de por vida entre el género femenino, sino que ésta se encontraba entre los otros hombres lobo y podían establecerse relaciones entre los alfas, los betas y los omegas.

De aquella forma funcionaba la comunidad en la que DaeHyun había nacido y se había criado, de aquella forma era cómo su comunidad se relacionaba, a pesar de que tenían que regirse por las leyes humanas en el resto de aspectos para poder camuflarse perfectamente entre ellos. Sin embargo, desde hacía muchos años, a DaeHyun no le interesaban en lo más mínimo aquellas reglas, desde que a los dieciséis años, el olor que había comenzado a desprender su cuerpo lo había declarado como omega y había tenido que separarse de quién había estado junto a él desde que tenía memoria, su mejor amigo, quien había sido declarado alfa años antes.

            DaeHyun, no obstante, había continuado con su vida, había estado en la universidad y después de aquello había encontrado trabajo en un pequeño bufete de abogados en el que todavía estaba de prácticas, pero una vez éstas finalizaran se convertiría en su lugar de trabajo fijo. El joven no había necesitado de la comunidad de licántropos para llegar hasta donde había llegado, ni tampoco había necesitado tener a su lado a sus antiguos amigos. Había crecido, había madurado y se había alejado totalmente de todo aquello. Quizás todavía podía seguir reconociendo a los hombres lobo que se cruzaban en su vida, ya fuera en el metro, el supermercado o las calles, quizás todavía seguía sintiendo aquellas fiebres y necesidad de aparearse cada pocos meses… pero DaeHyun había aprendido a convivir con aquello y a obviarlo por completo, como si no formara parte de su ser.

            Eso había sido así desde que había roto los lazos con la comunidad al entrar en la universidad… y así debía haber seguido siendo durante toda su vida, eso era lo que el chico había planeado. Sin embargo, aquel plan no parecía estar dispuesto a cumplirse.

            Cuando DaeHyun abrió la puerta de su apartamento después de escuchar el timbre y se encontró frente a él a YongGuk, lo primero que pensó fue en cerrarla de nuevo justo después. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, el otro le dirigió una de aquellas carismáticas sonrisas suyas mezcladas con una oleada de su olor de alfa, y DaeHyun dudó por unos segundos, segundos que el mayor aprovechó para pasar por su lado y entrar al apartamento, auto invitándose a su casa.

            —¿Qué haces aquí? —le preguntó DaeHyun cuando finalmente pudo volver a sus sentidos, cerrando la puerta—. ¿Cómo me has encontrado?
            —Creía que me ibas a dar otro recibimiento —respondió YongGuk, sin mirarlo, pareciendo muy concentrado en observar el pequeño apartamento en el que el chico llevaba viviendo unos años—. Una vez fuimos amigos y llevamos mucho tiempo sin vernos.
            —Tú lo has dicho —replicó DaeHyun—. “Fuimos”, en pasado. Ya no somos nada, así que, sal de mi casa.
            —Necesito un lugar donde quedarme unas semanas hasta que encuentre algo en donde pueda vivir —dijo el otro, finalmente girándose hacia él—. Pensé que podía quedarme aquí y que no te molestaría demasiado.
            —Pues me molesta, así que vete de aquí antes de que te eche a patadas —el chico se cruzó de brazos, mostrando que por mucho que el otro le rogara, no lo dejaría quedarse.
            —No quiero utilizar mi rango para hacerte cambiar de opinión —replicó YongGuk—, pero lo haré si no me dejas otra opción. Necesito un lugar dónde vivir unas semanas, después te dejaré en paz y no volveré a mostrarme ante ti si eso es lo que quieres que haga.
            —Hace años que rompí mis lazos con la comunidad —respondió DaeHyun—, no uses las leyes de los lobos aquí.
            —No son las leyes de los lobos, son las de la naturaleza —el mayor se acercó a él hasta que sus cuerpos se quedaron a unos pocos centímetros de distancia—. Soy un alfa y tú un omega, por lo tanto, me debes obediencia y sumisión.

            DaeHyun cerró los ojos y dejó de respirar durante unos momentos, la cercanía de YongGuk y el olor que emanaba de él nublaba todos sus sentidos. El mayor estaba tratando de hacer que su voluntad flaqueara y cediera a su mandato utilizando aquello, pero el chico no quería dejarse vencer, no podía dejarse vencer.

            —Vete, por favor —dijo con un hilo de voz.
            —Me quedaré —respondió el mayor firmemente, haciendo que finalmente se impusiera su voluntad como alfa sobre la de DaeHyun.

~.~.~

            Cuando DaeHyun y YongGuk eran niños, todo era fácil. A pesar de que no tenían la misma edad habían crecido juntos porque sus familias vivían muy cerca y no había ninguna norma que dijera que no podían ser amigos. Ambos habían pasado su infancia y adolescencia juntos e, incluso cuando YongGuk fue alfa mucho antes que él y más tarde comenzó a tener algunas responsabilidades por sus estudios, seguían viéndose de vez en cuando, pasando fines de semana enteros jugando a videojuegos. Sin embargo, todo había cambiado cuando DaeHyun fue declarado omega, en ese momento, todo se complicó y YongGuk dejó de tener tiempo para él repentinamente. Fue a partir de ahí cuando DaeHyun decidió que lo único que necesitaría en el futuro para ser feliz sería alejarse de todo lo que tuviera que ver con los hombres lobo… y durante un tiempo le había ido bien, al menos, hasta que YongGuk había aparecido en su puerta unos días atrás. Desde ese momento, la vida de DaeHyun había cambiado totalmente.

            Su rutina diaria había cambiado completamente desde que se levantaba, porque DaeHyun se despertaba a primera hora de la mañana y lo primero que se encontraba al salir de su habitación era a YongGuk durmiendo a pierna suelta en su sofá. Desde ese mismo instante, su día comenzaba torcido, porque no le hacía la más mínima gracia que el mayor estuviera allí y, a pesar de que había tratado de echarlo, no lo había conseguido. Eso lo ponía todavía de más mal humor. Y, para colmo, aprovechando que sus prácticas en el trabajo estaban a punto de finalizar, se estaban aprovechando un poquito más de él de lo que deberían, por lo que DaeHyun se pasaba todo el día tratando de mantener a raya a su lobo interior para no cometer ningún asesinato que lo delatara como hombre lobo y que delatara la existencia de su raza. Cuando llegaba a casa, YongGuk seguía allí, por lo que su día era redondo.

            —¿Cuándo piensas irte? —le preguntó aquel día cuando llegó, a pesar de que generalmente no entablaba conversación con él—. Dijiste que solo te quedarías unos días hasta que encontraras un sitio al que irte, pero aquí sigues.
            —Aún no lo he encontrado —le respondió YongGuk desde la barra de la cocina, lugar en el que se estaba comiendo un sándwich tranquilamente.

            DaeHyun no pudo evitar poner mala cara. Aquella situación no le gustaba nada porque YongGuk había aparecido en su vida cuando prácticamente había olvidado todo lo que había pasado en la comunidad y cuando ya tenía su vida completamente encaminada. No le gustaba porque para DaeHyun, durante más años de los que podía recordar, YongGuk lo había sido todo para él, y repentinamente había salido de su vida, sin avisar, sin explicaciones, sin dejar nada que reconfortara el vacío de DaeHyun. Y ahora se presentaba en su puerta como si fuera lo más natural del mundo y se quedaba a vivir con él, probablemente pensando que todo seguía siendo igual entre ellos. Pero YongGuk se equivocaba. Ya nada era igual entre ellos. Todo había cambiado.

            El DaeHyun adolescente lo habría dado todo por ayudar a YongGuk, por hacerlo feliz, lo habría dado todo por hacerlo feliz, por verlo sonreír; pero después de que el mayor lo ignorara completamente, como si no existiera para él, toda la admiración que sentía por él había quedado en nada, había sido destruida por completo y DaeHyun ya no sentía absolutamente nada por él, ni siquiera rencor por haberlo dejado tirado simplemente por ser un omega. Lo único que el chico quería era que el mayor se fuera de su vida tan rápido como había aparecido y que no lo volviera a buscar.

            —¿Odias tanto mi presencia en este lugar? —escuchó cómo YongGuk le preguntaba. DaeHyun simplemente le dedicó una mirada llena de desdén, ni siquiera la contestó y siguió su camino hasta su habitación. Aquella noche no tenía ganas de cenar, menos tenía ganas de entablar una conversación como esa con YongGuk. Si aún no se había dado cuenta de que no era bienvenido en aquel lugar por lo mal que se había portado con el menor, era cosa suya—. Lo siento.

            DaeHyun creyó escuchar una disculpa dicha con la voz grave de YongGuk, pero estaba cansado y el sonido había sido demasiado débil, así que, el chico sabía que debía de habérselo imaginado. Muchas veces había soñado con que el mayor llegaba a la puerta de su casa y le pedía disculpas por su comportamiento, le daba una explicación inverosímil y después DaeHyun lo acababa perdonando y volvían a estar como antes, volvían a ser los mismos. Pero había llegado un punto en el que DaeHyun había dejado de soñar con aquello y en aquel momento era lo que menos deseaba. Lo único que quería era volver a vivir su vida sin tener que estar viendo a YongGuk en su apartamento cada día, recordándole el pasado, recordándole cómo todo se había ido al traste sin ninguna explicación.

            Las reglas de la comunidad estaban ahí, pero eso no significaba que éstas no fueran flexibles. Muchos alfas y omegas seguían siendo amigos a pesar de sus nuevas designaciones en la comunidad, seguían hablando, seguían viéndose. Algunos alfas y omegas habían incluso mantenido una relación sentimental o una relación puramente carnal, pero en todos esos casos, su rango no había influenciado su relación en lo más mínimo, por eso DaeHyun era incapaz de perdonar lo que YongGuk había hecho.

~.~.~

            —He dejado la comunidad —le dijo YongGuk al día siguiente cuando salió de su habitación, dispuesto a desayunar y a ir al trabajo.

            DaeHyun no se quedó impresionado. Era algo que ya había supuesto, así que, simplemente se encogió de hombros y abrió el frigorífico para coger algo de leche, no tenía mucho tiempo. Mientras se echaba la leche en un bol y después los cereales, el chico sintió la mirada del otro fija sobre él, como si estuviera esperando a que le hiciera un comentario sobre aquello, pero DaeHyun no tenía comentario alguno que hacer. Lo primero que DaeHyun había pensado que podía haber sucedido para que YongGuk fuera a buscarlo era eso, que hubiera dejado la comunidad, porque si no, no tendría sentido alguno que lo hubiera hecho. Desde que el chico había cortado todos los lazos con la gente con la que se había criado —sus padres incluidos— se había convertido en una especie de paria por no aceptar la ayuda que se le brindaba desde la comunidad, así que, la estancia de YongGuk allí solo podía explicarse por ese motivo.

            Sin embargo, DaeHyun no sabía qué era lo que YongGuk quería que hiciera él con aquella información porque a él no le importaba su situación, no le importaba cuáles eran sus motivos para haber abandonado a los lobos. Por ese motivo, el chico se comió rápidamente los cereales y después se dirigió al trabajo, dejando su mente completamente en blanco y colocándose los auriculares para escuchar música. Aquel día era el último día de aquella semana que tenía que trabajar y después tendría que pasar un fin de semana entero con YongGuk en su piso, algo que no le hacía mucha gracia. Quizás podría llamar a alguno de sus compañeros de facultad, YoungJae o JongUp, ellos siempre estaban dispuestos a salir cuando DaeHyun se lo pedía y seguro que no tendrían ningún problema en que se quedara con ellos todo el fin de semana.

            Con aquello en mente, DaeHyun estuvo trabajando aquel día en todo lo que le mandaron hacer en la oficina, aunque fuera algo tan tedioso como hacer informes y ordenar los miles y miles de folios que rondaban por el lugar. Porque solo pensar que en cuanto saliera de aquel lugar podría quedar con alguno de sus amigos a los que llevaba un poco de tiempo sin poder ver, DaeHyun se sentía bastante motivado y, sobre todo, el pensamiento de no tener que pasar el fin de semana en su apartamento, donde YongGuk seguiría, era lo que más lo motivaba a hacer las cosas rápidamente, eficazmente y sin queja alguna.

            Sin embargo, tal y como le había pasado cuando YongGuk había aparecido en la puerta de su casa, la vida no estaba por la labor de ir por el lugar que él le marcaba.

            Con todo el ajetreo que había tenido en los últimos días y, habiendo huido prácticamente cada mañana al trabajo, donde lo daba todo de sí para mantener su mente ocupada y, llegando tardísimo a casa, el chico no había tenido tiempo material para pensar, tiempo material para hacer cuentas, tiempo material para estar atento a las lunas, algo que, por supuesto, debía de haber hecho porque la luna que se avecinaba no era una luna corriente, era la Luna del Lobo.

La luna llena más grande en mucho tiempo, la luna llena que generalmente traía consigo más transformaciones y más fiebres, la luna llena que más estragos provocaba entre la población licántropa, sobre todo entre los omegas. No era llamada Luna del Lobo por nada. Aquel fin de semana no iba a poder quedar para ver a sus amigos, no iba a poder hacer absolutamente nada porque las fiebres lo iban a atacar muy fuerte esos días, los días previos a la noche de la luna llena. DaeHyun iba a tener que quedarse en cama, en casa, junto a YongGuk, a quien prácticamente no le iba a afectar aquella luna por su condición de alfa.

            DaeHyun se pasó todo el día consciente de que en cualquier momento podía comenzar a sentirse mal, por lo que trató de hacer las cosas que debía sin forzarse demasiado porque, cuanta más energía gastara ese día, peor lo pasaría cuando la fiebre comenzara y no pudiera moverse de la forma en la que él quería, hacer lo que él quería. Por eso, a pesar de que estuvo todo el día en la oficina haciendo su trabajo y tratando de que nadie a su alrededor notara que estaba tratando de ahorrar energía, el chico hizo todo lo posible y echó las horas en la oficina bastante bien, por lo que, cuando finalizó el día, pensó que estaba a salvo. Sin embargo, aunque éste creyera que se comenzaría a encontrar mal al día siguiente, no debía haber subestimado el poder de aquella luna especial, el poder que éste ejercía sobre su parte lobo.

            Prácticamente no había hecho más que salir del edificio en el que se encontraba el bufete de abogados en el que estaba de prácticas, DaeHyun comenzó a sentirse mal. El calor recorría todo su cuerpo de arriba abajo, lo mismo que el sudor. Se sentía mal, muy mal, apenas podía respirar correctamente, así que se echó sobre la pared de un edificio cercano para tratar de respirar hondo y calmar los rápidos latidos de su corazón, sin éxito. DaeHyun maldijo por lo bajo. La fiebre había empezado y él se encontraba muy lejos de casa.

            Aunque estuviera oscuro porque en invierno anochecía mucho más temprano que en cualquier otra época, DaeHyun no podía arriesgarse a que nadie lo encontrara en aquel estado, así que, con sus últimas fuerzas, trató de escapar de la calle principal, arrastrándose prácticamente, buscando en su confusa mente cómo poder llegar a casa sin ser visto. Convertirse en lobo en aquellos momentos para ser más rápido no era una opción, porque con aquella fiebre era imposible para él hacerlo y no perder la cabeza, así que eso estaba totalmente descartado; sin embargo, su apartamento se encontraba algo lejos de su lugar de trabajo y generalmente se movía por la ciudad en metro, algo que tampoco podía hacer en aquellos momentos y caminar hasta allí en ese estado era más una locura que una solución decente.

            DaeHyun se estaba quedando sin opciones cuando de repente vio a una persona acercarse a él. Su vista había comenzado a nublarse un poco, por lo que no pudo identificarlas hasta que ésta no estuvo prácticamente a pocos centímetros de él, aunque no fueron sus ojos los que lo identificaron, si no sus fosas nasales completamente conscientes en aquellos momentos del olor de alfa que YongGuk desprendía. DaeHyun quiso alejarse de aquel olor porque su mente se estaba comenzando a nublar mucho más de lo que ya lo estaba de por sí, pero sus piernas no respondieron a la orden mandada por su cerebro y los brazos de YongGuk acabaron rodeándolo fuertemente.

            —Tranquilo… ya estoy aquí —escuchó que el mayor le susurraba—. Yo cuidaré de ti.

            DaeHyun quiso luchar contra aquello, quiso soltarse de aquel abrazo, quiso alejarse, quiso gritarle que no lo necesitaba, pero la fiebre no lo dejó decir nada, no lo dejó hacer nada y la neblina de su mente y sus ojos se convirtió en una completa oscuridad.

~.~.~

            Cuando DaeHyun pudo recuperar su consciencia de nuevo, lo primero de lo que fue consciente fue del olor de YongGuk inundando sus fosas nasales, demasiado cerca, demasiado persistente. El chico abrió los ojos rápidamente, encontrándose en su habitación, tumbado en la cama y, frente a él, YongGuk, también tumbado sobre el colchón, a su lado. DaeHyun se alejó de él, poniendo distancia entre ellos, a pesar de que se sentía todavía bastante mal, su cuerpo ardiendo por la fiebre y su mente solo llena con el pensamiento de que necesitaba mucho más cerca a YongGuk. El chico cerró sus ojos y trató de concentrarse en otra cosa, trató de no respirar para no tener que soportar las consecuencias que despertaba aquel olor en su cuerpo cuando estaba tan débil, pero nada funcionó y lo único que pudo hacer fue suspirar.

            —Vete, por favor —le pidió a YongGuk, tratando de que su voz fuera lo más firme y convincente posible. Falló estrepitosamente.
            —No puedo irme, me necesitas —fue la respuesta del mayor.
            —Nunca te he necesitado y no voy a necesitarte ahora —replicó.

            DaeHyun había sido duro con sus palabras, pero era la realidad. La primera fiebre que había tenido a los dieciséis años era la única que había pasado junto a YongGuk, la fiebre en la que se había despertado su olor como omega. Éste había estado a su lado los días que duró, estuvo a su lado la primera vez que se había transformado, lamió sus primeras heridas después de la transformación y después besó todo su cuerpo por primera y única vez, haciendo que la fiebre se fuera rápidamente. YongGuk había estado con él y le había prometido que estaría con él siempre en momentos como aquellos para hacerlo sentir bien… pero solo unas pocas semanas después se había ido alejando de él, alejando hasta que DaeHyun ya no había tenido forma de contacto con él. Alejándose de él de tal forma que DaeHyun había acabado por pensar que aquella noche en cuestión nunca había existido, que nunca había estado con él.

            Sin embargo, estando ahora junto a él, DaeHyun no podía evitar recordar lo real que todo había sido… y lo real que era tenerlo ahora en la misma cama.

            —Lo siento mucho —murmuró YongGuk, llamando su atención—. No quise alejarme de ti en aquel entonces, mucho menos después de aquella noche.
            —No quiero saberlo —cortó DaeHyun, con las últimas fuerzas que le quedaban para oponerse a aquella férrea voluntad del alfa.
            —Pero yo quiero contarlo —replicó.

            Por eso, a pesar de que el chico no quería saber absolutamente nada, YongGuk comenzó a hablar y comenzó a contarle cómo desde las capas más altas de la comunidad le habían prohibido seguir viéndolo porque estaba destinado a ser un gran líder en aquel lugar y DaeHyun simplemente era un omega que no tenía la más mínima importancia. YongGuk le contó cómo había tratado de hacerles cambiar de opinión, cómo les había contado lo que había pasado entre ellos la noche de la primera fiebre de DaeHyun y cómo la respuesta que había recibido era la de que seguía teniendo prohibido acercarse a él. Los primeros días había desoído lo que le habían dicho, había seguido queriendo ver a DaeHyun, pero finalmente toda su voluntad se había quebrado cuando le habían dicho que si seguía manteniendo aquella actitud, el menor saldría herido.

            Así que por ese motivo se había alejado de él, por ese motivo no había ido a buscarlo de nuevo y por ese momento no había dejado que DaeHyun se volviera a acercar a él. También le contó que había querido salir corriendo tras él en el momento en el que el chico había abandonado la comunidad, pero había sido un cobarde y no lo había hecho, contentándose solo con observarlo de vez en cuando en la lejanía para asegurarse de que estaba bien. Sin embargo, se había acabado hartando de ello, de no poder estar junto a él y de las presiones que recibía de la comunidad que quería que fuera uno de sus próximos líderes, y por eso había acabado yéndose de la comunidad y buscándolo a él. Por eso había ido a la puerta de su casa y por eso se había quedado allí.

            YongGuk le pidió perdón por todo lo que había hecho en aquellos años, desde el principio por haberse alejado de él, por haberle mentido y por haber aparecido en su vida tan repentinamente. Y DaeHyun sabía que era por la fiebre y por el olor de YongGuk, pero aun así, finalmente acabó acercándose de nuevo al cuerpo del mayor, dejando que éste lo abrazara, lo besara, perdonándolo por lo que había pasado porque sabía que no había tenido muchas opciones. No obstante, aunque en aquel estado de debilidad DaeHyun dejara que el mayor acariciara su cuerpo, aunque lo perdonara en ese momento, todavía sentía mucho rencor por él que no iba a ser solucionado de una forma tan fácil.

            Porque debido a YongGuk, lo había pasado bastante mal durante años, debido a YongGuk su vida había cambiado por completo y, porque ahora fuera pidiendo perdón, DaeHyun no iba a olvidarlo todo y comenzar de cero. Era algo en lo que ambos tenían que trabajar concienzudamente. Después, cuando su mente estuviera despejada y pudiera pensar con claridad, pudiera tomar decisiones razonándolas y no por necesidad, DaeHyun tenía que hablar con él. Sin embargo, en aquel momento, lo único que DaeHyun necesitaba era sentir el cuerpo de YongGuk contra el suyo, lo único que necesitaba era que aquella horrible fiebre provocada por la Luna del Lobo se acabara lo más rápido posible.






Notas finales:
—Llevaba mucho tiempo queriendo comenzar este fanfic, pero no fue hasta que una tarde me vino la inspiración que no me puse realmente con ello y lo escribí en un momento.
—La parte de la Luna del Lobo fue inspirada por este tweet de la NASA.

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