Chapter Three
—¡Buenos días, InSeong!
—lo saludó su amigo JaeYoon cuando llegó a clase, pero InSeong no le respondió,
simplemente fue hasta su asiento y se dejó caer sobre él como un peso muerto.
No tenía ánimos para nada.
Inmediatamente,
el chico pudo sentir cómo sus tres amigos —los tres que estaban con él en la
clase, porque los demás estaban en otras aulas— se levantaron de sus sitios y
se acercaron a él. Ni siquiera tenían que preguntarle qué era lo que le pasaba
porque lo sabían de sobra. Su vida, que había sido normal, ni maravillosa ni un
infierno, por lo que InSeong estaba completamente encantado con ella…había
dejado de ser así y se había tornado complicada desde la llegada de los Park. Desde
aquella noche en la que los había conocido a ambos, ya nada había vuelto a ser
como antes para él y estaba cansado de eso.
InSeong trataba
de convivir con la nueva situación, abrirse a ello en vez de luchar contra
todo, porque era lo más sensato y porque era lo único que realmente podía hacer
ante aquello. Estar con el señor Park no era tan horrible, el hombre no era
mala persona y estaba completamente enamorado de su madre, así que, poco a
poco, el chico sabía que acabaría aceptando su presencia en su casa. Sin
embargo, todavía seguía sin acostumbrarse a la presencia de Park SeungJun
porque, aunque apenas pasaba por casa, cuando lo hacía, generalmente se pasaba
el rato demasiado cerca de InSeong y, los días que se quedaba a dormir, se
abrazaba a él muy fuertemente y eso lo incomodaba bastante, además de no dejarlo
dormir correctamente.
Y la noche
anterior SeungJun se había quedado a dormir en su casa, por lo que InSeong no
había podido dormir todo lo que había querido. Por eso, el chico estaba de mal
humor… aunque aquello no lo era todo, también estaba de muy mal humor porque
aquella misma mañana, mientras desayunaba con su madre, ésta le había dicho que
como SeungJun había acabado con las promociones de su nuevo álbum, le iban a
dar un poco de tiempo de descanso y se iba a quedar en la casa con ellos para
comer bien, dormir bien y reponer fuerzas antes de las siguientes promociones.
Después de escuchar aquellas palabras a InSeong se le había cerrado el estómago
y no había podido seguir comiendo, así que, había salido de casa y, sin esperar
a Mina, se había encaminado directamente al instituto.
—¿Qué voy a
hacer ahora? —murmuró en voz alta—. A partir de ahora va a vivir con nosotros.
—¿Tanto lo
odias? —le preguntó JaeYoon, llamando su atención—. ¿No podéis tener una
convivencia medio en condiciones?
InSeong no supo
si reír o llorar en ese momento. Se suponía que JaeYoon, al igual que SeokWoo y
YoungBin estaba completamente al tanto de toda la situación, no solo de que su
madre se iba a volver a casa y que el hijo de su nuevo marido era el famoso
Park SeungJun de KNK, sino que también sabía el coñazo que Mina llevaba dándole
con aquel grupo y con aquel chico desde que el grupo había debutado. Por lo
tanto, sabía perfectamente que no era que odiara a aquel chico; básicamente, lo
único que sentía por él era malestar porque todo el mundo a su alrededor
hablaba de lo maravilloso y magnífico que era, mientras que InSeong lo único en
lo que podía pensar cuando estaba junto a él —y cuando no— era en la situación
en la que se habían encontrado, en cómo había invadido su casa y su cama y en
cómo obtenía fácilmente el amor de todos a su alrededor.
Probablemente
porque JaeYoon era totalmente consciente de todo aquello había hecho esa
pregunta. JaeYoon era demasiado listo para andar con ellos.
—No lo odio
—dijo finalmente—. Pero preferiría que todo siguiera siendo como antes, cuando
sólo éramos mamá y yo y cuando el chico del que Mina está enchochada no era el
hijo del que será próximamente el marido de mi madre.
—Todos
preferimos los tiempos buenos en donde todo es fácil —comentó su amigo,
poniéndole una mano en el hombro—. Trata de ser un poco más abierto con él, un
poco más majo, un poco menos borde y limón agrio.
—Pero ser borde
y limón agrio es su papel en el mundo —replicó SeokWoo en ese momento—. No
puedes hacer que cambie por completo su vida.
—Si sigues con
esa actitud y metiéndote conmigo de esa forma, ni aunque fueras Park SeungJun,
Mina te miraría —replicó, callando a su amigo de inmediato y volviéndose hacia
el único sabio del lugar, JaeYoon—. Entonces… ¿me sugieres en lugar de
enfrentarme al enemigo me una a él para vivir una vida más cómoda y menos
estresada?
—Básicamente.
—¿Y eso me
devolverá mi cuarto y mi cama? —preguntó.
—Probablemente
—dijo el chico—. Igual como ahora es un poco más definitivo esto de que
SeungJun viva con vosotros se aligeran y acaban por arreglar el cuarto que
tenéis lleno de chismes para hacerlo su habitación.
InSeong quiso
decir algo más, pero no pudo hacerlo porque en ese momento entró el profesor de
la primera hora a clase y sus amigos tuvieron que volver a sus respectivos
sitios, dejándolo solo con sus pensamientos. Si lo miraba de la forma que
JaeYoon le había dicho y no como lo había estado mirando hasta el momento,
quizás podría sacarle un poco de provecho a toda la situación en la que se
encontraba, quizás podría encontrar una salida que lo llevara hasta la luz al
final del túnel —aunque no estaba usando esa metáfora para hablar de la muerte,
sino más bien para verle el fin a todo lo que estaba sintiendo desde que toda
aquella locura había comenzado—.
Igual su amigo sí
que tenía razón e igual sí que podía hacer algo para manejar aquello y que
finalmente las cosas le volvieran a favorecer un poco. Después de todo, aquella
era su casa y no debía sentirse como un intruso, así que, quizás fingir un poco
que estaba del lado de las personas nuevas que habían entrado en su vida, haría
que ésta fuera mucho más fácil para él porque así no tendría que estar siempre
en tensión cuando lo Park se encontraran a su alrededor.
Durante todo
aquel día, InSeong le estuvo dando vueltas a aquello mismo, prácticamente sin
prestar atención a lo que decían sus profesores en las clases o sus amigos,
porque lo que estaba en su cabeza era mucho más importante, por lo que su día
se pasó bastante más rápido de lo que acostumbraba. Y, para cuando salió del
instituto aquella tarde, después de esperar a que Mina terminara su
"charla super importante con HyeYeon sobre cómo hacer para escaparse de
clases e ir a un evento de KNK", InSeong ya tenía completamente decidido
que le iba a hacer caso a JaeYoon y que iba a seguir su consejo al pie de la
letra.
Se uniría al
enemigo para hacer su vida mucho más relajada y para dejar así de pensar en lo
mucho que había comenzado a odiar aquella vida.
—¿Qué tal el día
hoy? —le preguntó Mina de camino a casa—. ¿Ha pasado algo mínimamente
interesante en la clase de los chicos?
InSeong negó con
la cabeza porque, si había pasado algo relevante él no se había enterado con el
runrún que tenía en su mente. Después de su negativa, Mina comenzó a hablarle
entonces de cómo en su clase sí que habían pasado cosas de las que merecía la
pana hablar y el chico la escuchó a medias porque en aquel instante comenzó a
plantearse si realmente podía decirle ese día lo que había tratado cuando
habían estado juntos estudiando inglés. Pero a pesar de que tuvo algunas
oportunidades de hablar y de contárselo, InSeong se echó para atrás todas y
cada una de las veces, como si algo en su lengua le impidiera hablar de aquel
tema con ella.
Era algo
delicado. No le podía decir como si nada que el hijo de la persona con la que
se iba a casar su madre era Park SeungJun, el muchacho al que idolatraba, de la
misma forma que tampoco le podía anunciar casualmente que éste iba y venía a su
casa cada vez que le daba la gana y que, se iba a quedar a vivir con ellos de
firme durante una temporada. Por ese motivo, cada vez que intentaba hablar de
aquello, InSeong acababa mordiéndose la lengua y, para cuando llegaron a casa y
Mina desapareció detrás de la puerta de su piso, el chico había sido incapaz de
decir una sola palabra al respecto.
InSeong no pudo
evitar suspirar porque había perdido otra oportunidad de oro para poder poner
aquel tema sobre la mesa, pero lo seguiría intentando, seguiría tratando de
decirle a Mina todo aquello hasta que algún día finalmente lo consiguiera —muy
preferiblemente antes de que por algún casual, Mina acabara viendo a SeungJun
en su casa—.
El chico entró a
su casa y desde la entrada pudo ver cómo SeungJun estaba repanchigado en su
sofá, viendo en la tele tranquilamente un programa en el que salía él con su
grupo. InSeong tuvo la duda por un momento, la curiosidad por preguntarle qué
era lo que se sentía al verse a uno mismo en la tele, si era raro o no, pero
desechó aquella idea y simplemente se quitó los zapatos y se dirigió al salón,
al lugar en el que estaba el otro chico, para tratar de poner en práctica
aquello que JaeYoon le había aconsejado.
En cuanto
SeungJun se dio cuenta de que había llegado, el chico se incorporó rápidamente
del sofá y se quedó sentado, dedicándole una sonrisa a modo de bienvenida que
InSeong trató de corresponder lo mejor que pudo, aunque seguramente fue una
sonrisa un poco más incómoda de lo que pretendía. Pero el chico no pensó en
aquello y simplemente se sentó junto al otro en el sofá, tratando de buscar
algún tema de conversación rápidamente que no fuera ese de "¿es raro verte
por la tele?" porque seguro que le habrían preguntado eso miles de veces.
Sin embargo, InSeong no tuvo que preocuparse mucho porque, al momento, el otro
chico ya estaba hablando por él, tratando de empezar una conversación, por lo
que InSeong le agradeció internamente el esfuerzo.
—¿Qué tal es el
instituto al que vas? —fue lo que le preguntó el chico—. Yo estoy matriculado en
uno, pero prácticamente no tengo tiempo de ir a clase, así que, realmente no sé
cómo es... así que me gustaría saber cómo es el tuyo.
—No es nada del
otro mundo —respondió—. Es un colegio mixto, aunque seguimos estando separados
en clases los chicos y las chicas y, bueno, a veces pasan cosas interesantes y,
otras veces, lo más interesante es que te encuentras una mosca o un pelo en la
sopa del almuerzo —trató de bromear.
Se sentía un
poco incómodo en aquellos momentos, pero quizás con un poco más de charla y un
poco más de tiempo, el chico podría llegar a acostumbrarse a hacer cosas como
aquellas, tanto con Park SeungJun como con el que pronto iba a ser el nuevo
marido de su madre. SeungJun, en cambio, parecía estar lo más cómodo del mundo
con él, porque se comenzó a reír de aquello como si InSeong hubiera dicho la
cosa más graciosa que había escuchado en toda su vida.
—Ojalá yo
pudiera también ir al instituto como lo haces tú —murmuró SeungJun cuando dejó
de reírse, con un tono bastante melancólico.
InSeong no pudo
evitar observar cómo después de decir aquello, el chico se volvió hacia la
televisión, mirándose a sí mismo con una expresión triste. InSeong siempre
había pensado que lo tenía todo, que era guapo y famoso y toda Corea lo conocía
y no necesitaba nada más que eso, pero quizás había juzgado un poco a la
ligera, porque la persona que tenía delante parecía querer ser alguien normal,
alguien corriente, un adolescente como todos los demás cuyo problema más
importante fuera aprobar el siguiente examen de Matemáticas.
—Bueno —murmuró
InSeong, llamando su atención—. Ahora que estás de vacaciones podrás ir al
instituto, ¿no?
—Sí… supongo… —le
replicó el otro, pero no parecía muy convencido.
InSeong se pasó
toda la tarde en el salón, haciendo todos los ejercicios que tenía para el día
siguiente en lugar de meterse en su habitación, como solía hacer, para así
pasar un poco de más tiempo junto a SeungJun y poder habituarse a aquella
situación tal y como JaeYoon le había dicho. Durante la tarde no intercambiaron
muchas más palabras, solo comentaron alguna que otra cosa que salía en la
televisión, aunque InSeong no le estaba prestando realmente atención. No
volvieron a hablar del instituto.
La hora de cenar
y la hora de dormir llegaron bastante pronto aquel día e, InSeong aprovechó el
rato de la ducha, para darle vueltas a la faceta nueva que había descubierto de
Park SeungJun, que parecía ser mucho más de lo que él había visto en la
televisión o en el concierto —todo por culpa de Mina— y eso era algo que lo
había dejado un poco descolocado, porque la imagen que se había formado de él
no era exactamente la real. Aunque claro, teniendo en cuenta que los únicos
contactos que realmente había tenido con SeungJun habían sido las cuatro
palabras que se habían dirigido en todo aquel tiempo y las veces que habían
compartido cama y con estos últimos InSeong no estaba demasiado contento.
La ducha lo
despejó lo suficiente para encarar una cena familiar decente, sin ser demasiado
borde como había dicho JaeYoon, y su madre pareció gratamente complacida
durante todo el tiempo, complacida y feliz por ver que su hijo estaba dejando
de lado todas sus reservas con los nuevos agregados a sus vidas. En un solo día
había avanzado bastante y se sentía mucho más relajado estando con los Park en
casa, aunque todavía seguía notando que no estaba del todo cómodo con ellos
alrededor.
Sin embargo,
aunque la tarde y la cena las había echado bastante bien, al momento de meterse
en la cama con SeungJun, InSeong sintió cómo su cuerpo volvía a tensarse de
nuevo, como lo había hecho todas las anteriores veces, sobre todo cuando el
otro le echaba su brazo por encima, lo agarraba por la cintura y lo atraía
hacia él. InSeong no se acostumbraría a aquello por mucho tiempo que pasara.
—Lo siento —murmuró
SeungJun contra su nuca. El aliento cálido del chico al rozar su piel hizo que
InSeong tuviera un escalofrío—. Sé que no es nada cómodo dormir así para ti,
así que le dije a mi padre que se dieran prisa con arreglar la otra habitación
ahora que no voy a venir solo de visita.
—Genial —respondió
InSeong, mostrándose totalmente encantado con aquella revelación—. Es la mejor
noticia que me han dado hoy.
Notó a SeungJun
reír, por la sutil vibración de su cuerpo, el chico probablemente se estaba
conteniendo para no reír alto y así molestar a sus padres que dormían en la
otra habitación. InSeong quiso decirle que aquello tampoco había sido tan
gracioso, pero al final no dijo nada y solo trató de encontrar una posición un
poco más cómoda para poder dormir algo esa noche.
Al final no
durmió más de lo que solía hacerlo cuando tenía que compartir su cama con
SeungJun, pero cuando se despertó no pudo evitar hacerlo con una sonrisa en su
rostro porque pronto se iba a acabar aquel sufrimiento y podría tener su cama
para él solo otra vez. Por eso, el chico estuvo tarareando mientras se
arreglaba en el baño y también desayunó viendo la televisión —aunque a aquellas
horas lo único que había era telediarios en todas las cadenas—, aprovechando
que su madre debía de haber salido aquel día más temprano de lo normal.
Mientras estaba
terminando de recoger sus cosas para irse, la puerta de su habitación se abrió
y por ella salió SeungJun, con los ojos todavía medio cerrados y totalmente
despeinado. Por un segundo, InSeong tuvo la idea de ir a por la cámara de fotos
de su madre para echarle unas pocas de aquella guisa y después vendérselas a
sus fans en el mercado negro, porque seguro que les encantaría verlo así, pero
finalmente se contuvo y simplemente le dio los buenos días, antes de dirigirse
a la puerta para colocarse los zapatos. Solo unos segundos más tarde, InSeong
salía del piso y llamaba a la puerta de enfrente para que Mina saliera y poder
ir con ella al instituto.
El chico estaba
pensando que de aquel día no pasaba decirle a Mina que Park SeungJun estaba
viviendo en su casa cuando escuchó que la puerta se abría, pero la puerta de
enfrente no fue la que se abrió, si no la que estaba a sus espaldas, por lo que
InSeong se giró inmediatamente, con algo de pánico, encontrándose a SeungJun en
la puerta tendiéndole un paraguas con una sonrisa adormilada.
—Está empezando
a chispear —dijo, entregándole la sombrilla.
InSeong asintió
con su cabeza y murmuró un “gracias” con una voz que no se parecía en nada a la
suya normal, pero que era exactamente la que le salía cuando tenía miedo de
algo. Y en aquellos momentos, InSeong tenía miedo de que Mina saliera por la
puerta y viera a SeungJun allí, por lo que debía hacer que el chico entrara al
piso de nuevo antes de que ella lo viera. Sin embargo, sus peores temores se
hicieron realidad cuando escuchó que la puerta a sus espaldas se abría y la voz
irritada de Mina se dejaba escuchar en el lugar, resonando en el descansillo
entre ambos pisos.
—¿Por qué te
empeñas en salir tan temprano? Si saliéramos media hora más tarde seguiríamos
llegan…
Mina dejó de
hablar y el chico supo por qué. Había visto a SeungJun en su piso. InSeong se
giró rápidamente hacia ella, tratando de esbozar una disculpa para aquella
situación, una disculpa y una explicación; pero antes de que pudiera decir
nada, Mina, que tenía una expresión de incredulidad pintada en su rostro,
habló.
—Kim InSeong…
dime que todavía sigo durmiendo y que no está Park SeungJun de KNK en la puerta
de tu casa, en pijama y despeinado…
El chico quiso
decirlo, quiso decirle a Mina que sí, que seguía durmiendo y que nada de
aquello era real, pero tarde o temprano la chica tenía que enterarse de todo y
ya era momento de contárselo, así que, InSeong inspiró profundamente antes de
comenzar a hablar.
—No es un sueño —murmuró—.
Está aquí de verdad.
—¿¡QUÉ!?
—Mina, escucha… —comenzó
él, acercándose a la chica para tratar de tranquilizarla—. ¿Recuerdas que te
dije que mi madre se iba a volver a casar? —preguntó y ella asintió—. Pues
SeungJun es el hijo del hombre con el que se va a casar, curioso, ¿verdad?
Mina lo miró
bastante sorprendida por las palabras que acaba de escuchar y durante unos
momentos no dijo nada, simplemente observó a SeungJun y después lo observó a
él, y así varias veces. La chica tardó en reaccionar, en procesar la nueva
información, pero cuando lo hizo, InSeong deseó que no lo hubiera hecho nunca.
—¿Desde cuando
lo sabes? —le preguntó.
—Unas semanas —respondió,
siendo sincero, porque ya había pasado demasiado tiempo ocultándole la verdad.
—Eres… —comenzó
la chica, probablemente queriendo insultarlo, pero se calló antes de decir nada
y salió corriendo escaleras abajo.
A InSeong le
costó reaccionar unos segundos, pero en cuanto lo hizo, salió corriendo detrás
de la chica escaleras abajo. Tenía las piernas más largas que ella y siempre
había sido más atlético, con suerte, la alcanzaría antes de que llegara a la
calle. Sin embargo, a pesar de todo aquello, Mina parecía bajar las escaleras a
la velocidad de la luz, movida por una fuerza invisible que tenía que ser el
cabreo que había pillado por su culpa. Así que, InSeong no pudo alcanzarla
hasta que no salió del edificio, y solo porque había comenzado a llover
fuertemente y la chica se había quedado al resguardo del portal.
—Mina… —comenzó
a decirle, pero ella le dedicó una mirada de odio y luego echó a andar bajo la
lluvia. Inseong abrió el paraguas que SeungJun le había dado y salió tras ella,
tratando de taparla para que no se mojara y tratando de hablarle y explicarle
las cosas—. Mina, por favor escúchame. He querido decírtelo todo este tiempo,
pero sabes que soy un cobarde de mierda y además sabes que él ni siquiera me
cae bien, así que no sabía cómo decírtelo —trató de justificarse—. Mina, por
favor, perdóname.
Por el camino al
instituto le explicó varias veces aquello mismo con otras palabras, tratando
que la chica lo entendiera, tratando de que dejara de estar enfadada con él;
pero hasta que no llegaron a las puertas del instituto, Mina no se volvió hacia
él para hablarle.
—Solo te
perdonaré si me lo presentas formalmente y haces todo lo posible para que sea
mi novio —le replicó.
Y, aunque
InSeong estaba bastante seguro de que aquello era una locura de campeonato, lo
que más quería en el mundo era que Mina dejara de estar enfadada con él porque
nunca se habían peleado de forma seria y no quería que por Park SeungJun su
amistad de años se fuera al garete. Por eso dijo lo que dijo.
—Trato hecho.
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