Título: A great night
Autora: Riz Aino
Pareja: JohnDo (Johnny + DoYoung) (NCT)
Clasificación: NC–17
Géneros: canon,
“romance”, fluff, smut, pwp
Número de palabras: 1.254 palabras
Resumen: es el cumpleaños de DongYoung y han bebido quizás
demasiado… provocando que Johnny y él pasan una gran noche.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas motivadas por el
alcohol y un poco de praise kinks.
Notas: básicamente he escrito esto porque últimamente he
vuelto a adorar el JohnDo y porque Johnny se dedicó a hacer esto con DoYoung.
Comentario de autora: “¿qué pasará? ¿qué misterio habrá? Puede ser mi gran
noche…” (en realidad es la gran noche del Doyo, pero ya me entendéis). Espero
que os guste.
A
great night
Eran las tantas de la madrugada cuando Johnny y DongYoung llegaban al piso
que compartían con algunos de sus compañeros de NCT 127, después de pasar horas
y horas bebiendo con éstos para celebrar los cumpleaños de inicios de febrero
una noche que por fin habían tenido libre y que había coincidido con el
cumpleaños de DongYoung. El chico apenas se sostenía en pie porque no solía
beber tanto, pero esa noche lo había hecho porque “era su gran noche” y Johnny
había acabado llevándoselo del bar hasta el dormitorio antes de que la cosa
fuera a peor y que el chico ni siquiera pudiera caminar, aunque le habría
gustado quedarse un poco más celebrando su cumpleaños también, que estaba
próximo y que no iba a poder celebrar en su día porque tenían actividades; no
obstante, cerciorarse de que DongYoung estuviera bien era su prioridad.
—¿Quieres algo? —le preguntó al
chico, una vez lo dejó sobre su cama. DongYoung negó con su cabeza y comenzó a
quitarse la ropa, el jersey de cuello vuelto que llevaba quedándosele atascado
en la cabeza—. Espera, te ayudo.
Johnny se inclinó sobre él y lo
ayudó lentamente a quitarse el jersey. DongYoung se quedó entonces con el torso
desnudo y despeinado, sus mejillas completamente rojas por la ebriedad,
contrastando con su piel blanca, sus ojos oscuros brillando como un cielo
nocturno plagado de estrellas. Johnny no pudo evitar tragar saliva porque se le
acababa de quedar la boca seca ante aquella visión y tenía que volver a sus
cabales de nuevo. No podía estar poniéndose caliente simplemente viendo a
DongYoung de aquella manera, tenía que estar también demasiado borracho porque
el chico no era más que su amigo, su compañero de grupo, alguien a quien había
conocido desde hacía demasiados años y a quien le tenía aprecio, pero no sentía
nada más por él… o eso era lo que la parte racional de su mente le decía, una
parte a la que su cerebro le hacía muy poco caso por lo normal.
—Hyung… —murmuró DongYoung,
llamando su atención—. Tengo calor, mucho calor… —cuando Johnny lo miró, se
estaba quitando los pantalones y quedándose en calzoncillos ante él—. Hyung…
haz algo para que deje de tener tanto calor…
Johnny tragó saliva de nuevo porque
en la entrepierna de DongYoung podía verse perfectamente un bulto creciendo y
no se había esperado nada como aquello. El chico estaba excitado, a saber por
qué motivo el alcohol lo había excitado de aquella manera, pero Johnny estaba
sintiendo también que en la habitación hacía más calor del que debería. Estaban
en febrero, por favor, aunque la calefacción estuviera encendida, tampoco debía
de hacer tanto calor allí dentro, pero Johnny estaba comenzando a arder. No
debería de afectarle en lo más mínimo verlo de aquella forma, pero lo estaba
afectando y, no solo eso, Johnny quería tocar el cuerpo de DongYoung, quería
hacerlo, porque su piel blanca y suave lo estaba llamando y no quiso
contenerse, no esa noche, a pesar de las consecuencias que pudiera traer.
—Mi conejito… —murmuró, acercándose
a él, sentándose en su cama, con voz melosa—. ¿Qué es lo que quieres que haga
por ti?
DongYoung no le contestó, lo miró
fijamente con aquellos ojos oscuros brillando con millones de estrellas y
después se acercó a él, rápido, tan rápido que Johnny no lo vio venir,
atrapando sus labios con los suyos y besándolo como si no hubiera un mañana,
aprovechando que Johnny había abierto su boca por la sorpresa para meterle la
lengua directamente y hacer que el beso fuera intenso y húmedo desde el primer
momento, dejándolos sin respiración casi al instante. Johnny sintió que su
cuerpo se calentaba por aquel beso mientras trataba de recuperar la
respiración, con el rostro de DongYoung a apenas unos centímetros del suyo,
jadeando también.
—Mi conejito… —murmuró de nuevo y
pudo ver como aquello provocaba algo en DongYoung, sus pupilas dilatándose—. Mi
conejito… ¿quieres que te bese? —preguntó. El menor asintió—. ¿Quieres… quieres
que te toque…? —y otro asentimiento—. ¿Dónde quieres que te toque, mi conejito?
—Todo…
Johnny no pudo evitar tragar saliva
de nuevo porque la boca se le había quedado seca por tercera vez en apenas unos
minutos y lo único que pudo hacer fue abalanzarse sobre DongYoung, provocando
que éste cayera de espaldas sobre la cama, comenzando a besarlo. Besar sus
labios, besar sus mejillas rojas, besar su mandíbula, su mentón, sus orejas, su
cuello, su pecho, descendiendo por su cuerpo, besando cada centímetro de piel
que encontraba a su paso y tocando también con sus manos, provocando que la respiración
del menor se acabara volviendo irregular y que leves jadeos y gemidos
comenzaran a salir de sus labios, gemidos que resonaban en los oídos de Johnny
y que lo excitaban demasiado. Siempre le había gustado la voz de DongYoung
porque éste cantaba muy bien, pero nunca antes lo había oído gemir y le parecía
música celestial.
—Me gusta tu voz —le dijo, alzando
su cabeza para mirarlo—. Me gusta demasiado tu voz.
La reacción que obtuvo de DongYoung
no se la esperaba. El chico jadeó, sus pupilas volvieron a dilatarse y su
miembro, duro contra su entrepierna, pulsó de forma demasiado notable. Johnny
lo miró confuso durante unos segundos, pero después se dio cuenta de que al
menor le había gustado aquello mucho y no perdió su oportunidad, mientras
comenzaba a rozarse contra su miembro, él todavía vestido, DongYoung aún con
sus calzoncillos puestos, pero húmedos por el pre semen que no paraba de salir
de su miembro, de seguir diciéndole cosas bonitas sobre su voz, lo muchísimo
que le gustaba, lo mucho que lo quería oír gimiendo, provocando que el menor
cada vez estuviera más excitado. Johnny continuó moviendo sus caderas mientras
seguía besando y tocando el cuerpo de DongYoung, deteniéndose de vez en cuando
para decirle que sus gemidos eran tan preciosos como él o que lo quería seguir
escuchando gemir toda la vida hasta que finalmente ambos no pudieron aguantar
más y acabaron corriéndose dentro de sus calzoncillos.
Johnny se retiró de encima del
cuerpo de DongYoung, tirándose sobre el colchón de espaldas, jadeando, su
cuerpo totalmente laxo, siendo recorrido aún por las corrientes eléctricas del
reciente orgasmo, su mente todavía nublada un poco por el alcohol y demasiado
por DongYoung y sus ganas de seguir haciendo cosas con él que quizás no debería
de hacer porque había descubierto algo que no sabía que ansiaba de tal forma.
Cuando giró su cabeza hacia el menor, vio cómo éste estaba todavía respirando
entrecortado, tumbado de lado, mirándolo con aquellos ojos oscuros repletos de
brillantes estrellas, con demasiado deseo y anhelo… y Johnny supo que aquella
noche todavía estaba lejos de terminar para ellos y que iba a ser una gran
noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario