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martes, 23 de junio de 2015

TaeYeon

TaeYeon

            La TaeYeon vibrante, llena de energía, juguetona y encantadora, fuerte y decisiva que mostraba sobre los escenarios, no era igual a la TaeYeon que se encontraba en aquellos momentos entre sus brazos, con su pelo largo y negro ocultando prácticamente la mitad de su pequeño y fino rostro de porcelana que tanto adoraba el chico.


            No. No era la misma y BaekHyun lo sabía, pero no por eso había dejado de amarla, de hecho, le gustaba muchísimo más aquella TaeYeon tímida y un poco caprichosa. Porque esa TaeYeon era solo para él.

lunes, 10 de noviembre de 2014

TaeYeon en el País de las Pornopesadillas

Parte III

            TaeYeon se despertó sintiendo un gran dolor en su vagina. Abrió sus ojos, pero parecía que no los tenía abiertos porque solo había oscuridad. Eso la asustó bastante porque en casa, aunque fuera noche cerrada siempre había alguna que otra luz que la tranquilizaba. En casa.

            En ese momento, TaeYeon recordó todo lo que había pasado, desde que SeoHyun le había dicho que iba a tener que irse a vivir con el señor Byun hasta el sombrerero HeeChul con el que había mantenido sexo contra la mesa llena de pasteles y las cartas metiéndole las lanzas por su vagina hasta que finalmente no pudo soportar el dolor y se desmayó. Por cómo le dolía allí abajo, TaeYeon podía decir con toda seguridad que lo que había pasado después de que se metiera en la madriguera del conejo había sido completamente real.

            La chica suspiró y luego intentó moverse un poco, porque la posición en la que se encontraba era bastante incómoda. No obstante, no pudo moverse ni un milímetro. Al parecer estaba atada de brazos y piernas, con estas últimas encogidas y algo levantadas. Por cómo sentía la piedra contra su trasero y su espalda, y por el frío, TaeYeon también podía decir que estaba desnuda.

            Solo esperaba que todo aquello se acabara para volver a casa, aunque tuviera que irse con el señor Byun.

            En aquel instante, comenzaron a escucharse pasos a lo lejos y luego una llave contra una cerradura. Apenas unos segundos después, una puerta metálica era desplazada con un chirrido y otra vez pasos cada vez más cerca de donde ella se encontraba.

            TaeYeon abrió sus ojos y vio una leve luminosidad procedente del exterior, recortando a una silueta femenina que se había quedado ante ella, justo a unos paso de donde se encontraba con las piernas abiertas, mostrando todo su ser.

            —Bienvenida a mi castillo, TaeYeon —dijo la mujer, haciendo que le recorriera un escalofrío por aquella voz tan impersonal y fría—. Espero que hayas disfrutado de todo tipo de atenciones mientras estuviste en mis territorios.
            —¿Por qué he llegado aquí? —preguntó la chica. Quería respuestas porque los demás extraños personajes con los que se había topado en aquel extraño lugar no le habían dicho más que meras tonterías.
            —¿Cómo has llegado aquí? —cuestionó la mujer—. Eso solo lo puedes saber tú —se escuchó una risa algo cínica—. Pero si preguntas cómo llegaste a mi castillo, te trajeron mis cartas.
            —¿Por qué?
            —Porque eres un peligro para mi reinado —la mujer se acercó un poco más a TaeYeon y la chica sintió cómo comenzaba a jugar con sus dedos en sus partes—, y no puedo dejar suelto a nadie que sea un peligro para mí —apretó su clítoris y TaeYeon cerró su boca con fuerza, mordiéndose el labio inferior.
            —Solo soy una prostituta normal y corriente —murmuró—. No soy amenaza para nada ni para nadie.
            —Oh… claro que sí eres una amenaza —la reina le introdujo tres dedos de golpe en su maltratada vagina y la chica tuvo que contener el grito que quiso abrirse paso por su garganta—. Por eso acabaré contigo, para que no puedas hacerme ningún daño.

            El hielo que había en la voz de aquella mujer hizo que un escalofrío de miedo recorriera el cuerpo de TaeYeon. Ella no tenía que estar pasando por eso, no tenía que haber corrido tras el conejo y haberse metido por aquel agujero. Si no lo hubiera hecho ahora estaría en casa.

            —Por cierto —escuchó decir a la mujer justo después de desalojar sus partes—, por cada pregunta que hagas, por cada oración que digas, por cada intento por justificarte y por cada sonido que salga de tu boca, tendrás algo dentro de ti, follándote. Así que disfrútalo.

            Y dicho esto, TaeYeon comenzó a sentir cómo por su vagina empezaban a ser introducidas las mismas lanzas que le habían hecho perder el conocimiento, una tras otra, hasta que la chica volvió a verlo todo negro y no precisamente porque la puerta se hubiera cerrado.

            La siguiente vez que TaeYeon abrió los ojos se dio cuenta de que seguía en la misma celda de la primera vez y eso no le gustó nada. Comenzó a darle vueltas a todo lo que le habían dicho los distintos personajes que se había topado por el lugar, lo que había hecho con ellos y lo que la reina de corazones le había comentado. Lo único que la chica tenía claro era que aquella mujer era una sádica y que prefería mil veces volver a casa junto a SeoHyun, e incluso irse con el señor Byun.

            Ahora entendía por qué aquel país tan extraño tenía tal nombre. Todo lo que le había pasado al principio había sido tan erótico, pero ahora solo quería despertar de aquella pesadilla.

            Apenas había estado con los ojos abiertos unos minutos, cuando volvió a escuchar los pasos que le indicaban que alguien se acercaba. Internamente, la chica deseó que fuera alguno de aquellos personajes que habían estado con ella a lo largo de sus peripecias por aquel país tan extraño, pero sabía que no podía ser posible. Así que cuando vio la silueta de la reina Tiffany recortándose con la luz del exterior, no se extrañó… solo tuvo miedo.

            —¿Cómo has pasado la noche, mi querida prostituta TaeYeon? —le preguntó, pero la chica no contestó, porque si por cada cosa que dijera tendría una tortura, no valía la pena hablar—. Parece que has aprendido la lección —escuchó la misma risa cínica que la vez anterior—, pero lo que no sabes es que eres mi prisionera y de igual que digas o no algo, voy a jugar contigo hasta no sepas quién eres, de dónde vienes o por qué estás aquí. Solo serás consciente del dolor y el placer del sexo.

            En ese momento, TaeYeon quiso gritarle que era una maldita tramposa y que no tenía derecho a hacer nada con ella, pero era su prisionera y seguramente aquello haría que lo que le tuviera preparado fuera mucho peor de lo que seguramente ya era. Así que apretó los dientes fuertemente.

            —Vamos a pasar un buen rato, TaeYeon —le dijo.

            Varias cartas entraron al lugar en el que se encontraba y comenzaron a desatar sus ataduras. TaeYeon forcejeó, intentando librarse del todo, pero los soldados de la reina tenían demasiada fuerza como para que ella pudiera hacer algo. Finalmente, cuando estuvo liberada, Tiffany les hizo una señal a las cartas y estas, manteniéndola firmemente sujeta, comenzaron a andar, saliendo de la celda  y entrando a un largo pasillo de puertas metálicas.

            La chica miraba a su alrededor, buscando a alguien que la pudiera ayudar a escapar, pero en su camino hacia donde fuera, solamente encontró a cartas que miraban su cuerpo desnudo con lascivia. A TaeYeon no le gustaba aquel lugar nada y solo quería salir de allí lo más pronto posible.

            Tras algunos minutos caminando por numerosos pasillos, llegaron a una especie de caverna. En aquel momento, la reina Tiffany se giró hacia ella y TaeYeon pudo ver por primera vez el bello rostro de su captora, enmarcado por una mata de pelo cobrizo. Su piel era blanca y fina y sus rasgos delicados. Era una belleza, una belleza mortífera y venenosa, pero al fin y al cabo belleza.

            —Eres la segunda invitada que tiene nuestra pequeña mascota —anunció la reina con una sonrisa—. Si eres de su agrado te dará placer infinito.
            —¿Mascota? —preguntó la chica con miedo.
            —Sí, mascota —la mujer se dio la vuelta y echó a andar de nuevo, adentrándose en la oscuridad de la cueva y las cartas que la agarraban no tardaron en seguirla. Caminaron de nuevo durante algunos minutos entre la negrura hasta que comenzaron a escucharse olas romper contra tierra firme.
            —¿Dónde estamos? —cuestionó TaeYeon.
            —En un lugar muy especial —contestó la reina—. Podéis soltarla ya —les dijo a las cartas y estas dejaron de ejercer aquel férreo agarre que la mantenía presa. En cuanto la chica se vio libre, intentó echar a correr, pero algo se le agarró al tobillo y la hizo caer contra la arena bocabajo.
            —¿Qué…? —no le dio tiempo a terminar su pregunta porque en aquel momento fue alzada por los aires y sujeta por sus tobillos y muñecas por algo que le recordó a los tallos de las plantas que se había encontrado en su camino, pero más viscoso y húmedo.
            —Disfruta de este regalo para tus sentidos —escuchó decir a Tiffany algunos metros por debajo de donde ella debía encontrarse—. Ten por seguro que yo disfrutaré muchísimo viendo el espectáculo.
            —No…

            Pero la chica no pudo decir nada más que eso porque aquella cosa con ventosas comenzó a recorrer su cuerpo, asqueándola. Le abrió las piernas y las dejó en una posición algo forzada. TaeYeon sabía lo que se avecinaba, lo sabía y no quería. Las plantas habían sido delicadas, pero aquel ser que debía ser un calamar gigante no lo sería, lo notaba y no le gustaba aquello. Sin embargo, tuvo que ceder y dejar que aquellos tentáculos llenos de ventosas entraran en su cuerpo una y otra vez, a través de su vagina, de su recto y de su boca, penetrándola salvajemente hasta dejarla sin aliento, e incluso siguiendo después, tratándola como una muñeca que no se podía romper, aunque TaeYeon sentía que lo haría como aquella cosa siguiera con ello mucho tiempo.

♥♥♥

            TaeYeon intentaba conciliar el sueño en aquella incómoda tabla. Desde aquella vez con el pulpo gigante, la reina Tiffany no la había visitado y, aunque la chica en aquella reinante oscuridad no podía llevar la cuenta de nada, debían haber pasado algunos días. Cuando cerró sus ojos por fin, para adentrarse en el mundo de los sueños, buscando salir de aquella pesadilla, escuchó los pasos firmes de la reina dirigiéndose hacia su celda y TaeYeon quiso morirse para que ella no pudiera hacerle nada de nuevo.

            —Ha llegado el momento —le dijo. TaeYeon no preguntó qué momento, de todas formas, no podría librarse de que sucediera—. Ven conmigo.

            Las cartas la desataron de nuevo de aquella posición tan vergonzosa en la que la tenían y luego la llevaron a rastras, porque ella no podía moverse por tener el cuerpo adormecido. Caminaron por los pasillos del castillo de la reina y ascendieron muchísimas escaleras. Cada paso que daban, parecía que los llevaban a la superficie. Hacía mucho tiempo que TaeYeon no veía la luz del sol, así que cuando la luminosidad se hizo presente tuvo que cerrar sus ojos para que esta no la deslumbrara y luego ir abriéndolos poco a poco para poder ver con claridad.

            Cuando ya se había acostumbrado, la chica pudo ver cómo salían de los muros del palacio hacia una gran plaza llena de gente en la que había una tarima de madera. En ella se encontraba el sombrerero HeeChul con varias cartas custodiándolo. TaeYeon quiso ir hacia él, pero quienes la retenían no la dejaron.

            Subieron hasta la plataforma y la tumbaron sobre otra más pequeña, después, la ataron tal y como la tenían atada en su celda. Seguidamente, empujaron al  sombrerero contra ella y le arrancaron la ropa que vestía para que se quedara desnudo como ella.

            —TaeYeon —murmuró—. Siento mucho lo que pase a partir de ahora.
            —¿Qué va a pasar?
            —Lo siento.

            La chica no vio lo que había hecho, pero lo sintió en su vagina. Una cosa viscosa y larga se abría paso por ella, empujando más y más para llegar a la boca de su útero. TaeYeon intentó expulsarla, pero en ese momento, el sombrerero HeeChul comenzó a penetrarla salvajemente.

            TaeYeon solo podía escuchar los gritos de la gente, animando al sombrerero a que lo hiciera más fuerte, los gimoteos de este pidiéndole perdón y sentía el placer mezclado con el dolor que le estaba haciendo sentir con aquella cosa en su interior. Lo único que la chica podía ver, era cómo la reina Tiffany se masturbaba una y otra vez, frotando sus dedos contra su clítoris con una expresión de máximo placer.

            ¿Cuántas veces se corrió dentro de ella el sombrerero HeeChul? TaeYeon jamás lo supo. Lo único que tenía claro era que habían sido muchas, demasiadas quizás y que probablemente hubieran pasado desde el amanecer hasta el anochecer teniendo sexo delante de la población del País de las Pornopesadillas.

♥♥♥

            TaeYeon ya no sabía cuantos días llevaba en el País de las Pornopesadillas. Había ido perdiendo la cuenta progresivamente a través de las continuas vejaciones a las que la sometía la reina Tiffany. No sabía en el día en el que vivía, ni tampoco si era de día o de noche. Su cuerpo estaba adolorido y su cabeza era un caos, la chica jamás había pensado que el sexo ininterrumpido podría llegar a hacerle aquello.

            En la oscuridad de su celda, TaeYeon volvió a llorar, tal y como hacía desde que aquel calamar gigante había jugado con ella. Solo quería salir de aquel lugar, le daba igual el precio que tuviera que pagar. Pensando en aquello, escuchó pasos dirigiéndose hacia donde ella se encontraba y segundos más tarde la puerta abrirse. TaeYeon cerró los ojos y quiso llorar más fuerte. ¿Acaso la reina no la podía dejar descansar unos pocos minutos? Sin embargo, su sorpresa fue máxima cuando no fue una voz femenina, sino masculina la que escuchó.

            —TaeYeon —la chica abrió los ojos, descubriendo así al jefe de las cartas. ¿Qué hacía allí? ¿Acaso la reina lo había mandado para que fuera por ella y seguir con sus juegos?—. He venido a sacarte de aquí.
            —¿Qué? —preguntó sorprendida, porque aparte de decir aquellas palabras, estaba desatándola.
            —Lo que oyes —respondió—. No tenemos mucho tiempo, así que apúrate a llegar hasta la habitación de la reina Tiffany —el jefe de las cartas la ayudó a levantarse y le puso algo de ropa—. Si le haces a la reina algo de lo que ella te ha hecho a ti, podrás librarnos a todos de su malvado reinado.
            —Pero... —TaeYeon había asentido a sus palabras, pero todavía no le cuadraba que quien se suponía debía ser el más fiel a la reina, fuera quien la estuviera traicionando—. ¿Por qué?
            —Porque yo una vez la amé y odio en lo que se ha convertido —le respondió—. Vamos, corre. Su habitación está en la planta más alta de este castillo, intenta confundirte entre la nobleza y todo estará bien.
            —Gracias —dijo ella sinceramente—. ¿Cuál es tu nombre?
            —Nichkhun.
            —Muchas gracias, Nichkhun —pronunció antes de echar a correr.

            TaeYeon no podía creerse que fuera ya libre y que pudiera salir por fin del País de las Pornopesadillas. Regresaría por fin a casa y se acabaría toda aquella locura.

            Caminó por los pasillos del palacio intentando no atraer las miradas de la gente de la corte, caminando con decisión en dirección a la planta más alta de aquel enorme lugar. Le haría pagar a la reina por todo lo que le había hecho. Llegó hasta el sitio que Nichkhun le había indicado y entró a la habitación de Tiffany con sigilo. Esta estaba tumbada sobre la cama durmiendo plácidamente. TaeYeon aprovechó aquella situación para coger el primer objeto que encontró por el lugar y estampárselo en la cabeza a la reina, dejándola inconsciente.

            Después, aguardó hasta la llegada de la noche para tomar a la reina y avanzar por los pasillos de nuevo, cargando con ella. No recordaba exactamente el camino, pero TaeYeon sabía que tenía que adentrarse en lo más profundo del castillo, hasta llegar a aquella caverna en la que se encontraba el monstruo que la había penetrado una y otra vez. le haría probar a la reina Tiffany por toda la eternidad lo que ella había sufrido.

            Finalmente, encontró el camino y anduvo hasta llegar al filo del agua. Dejó a la reina sobre la arena y gritó para llamar al pulpo gigante. TaeYeon podía haberse quedado para ver como el gigantesco monstruo tomaba a la mujer como si fuera una muñeca, la despojaba de su ropa y comenzaba a penetrarla una y otra vez, pero decidió que con escuchar los gritos desgarradores de la reina desde la distancia, mientras se alejaba, dejándola allí, era mucho mejor.

            Por fin había acabado todo.

♥♥♥

            Cuando TaeYeon abrió los ojos se dio cuenta de que se encontraba en el bosque que había al lado de casa, tumbada justo bajo el árbol por el que había entrado a aquel extraño mundo, completamente desnuda. Ni siquiera se cuestionó si todo lo que había pasado había sido un sueño o real, lo único que quería hacer era olvidar toda aquella experiencia,

            La chica se levantó tambaleándose y caminó entre los árboles, en dirección hasta la casa So Nyuh Shi Dae, donde debían estar esperándola porque debía ser cerca del mediodía. Al salir de aquel lúgubre y húmedo lugar y TaeYeon pudo ver por fin la que había sido su casa desde hacía tanto tiempo, sintió un poco de nostalgia. Se iría de allí y se iría a vivir con el señor Byun.

            Entró a la casa a hurtadillas y subió a su habitación, tal y como había salido de ella. SoonKyu seguía dormida, espatarrada sobre la cama, así que intentó no hacer ruido cuando se quitó el camisón y se puso el vestido más nuevo y bonito que tenía en su armario. Unos minutos más tarde, unos leves golpes en la puerta llamaron su atención y la chica fue rápidamente hacia esta para abrirla. Al hacerlo, se encontró de frente a SeoHyun.

            —¿Estás preparada? —le preguntó y TaeYeon asintió—. Entonces vamos allá.
            —Un momento —la chica caminó hacia el interior de la habitación de nuevo y le dio un pequeño beso en la frente, después siguió a SeoHyun hasta la planta inferior de la casa.

            Su vida cambiaría radicalmente a partir de aquel momento y ella no sabía si estaba preparada o no, pero era la única forma para poder asegurarse un buen futuro. Y además, si había pasado por todo lo que había pasado y sobrevivido, aquello no tendría que ser algo que la asustara, aunque por el momento no estuviera preparara, seguramente lo afrontaría todo.




Notas finales:
—He tardado tantísimo en hacerlo porque era demasiado pervertido y extraño y me volvía loca cada vez que no sabía qué hacer.
—Nunca volveré a hacer caso a ningún anon de ask que me pida cosas así.
—Espero que os haya gustado esta cosa random, disfrutad de ella porque no creo que vuelva a hacer nada parecido a esto en mi vida.

—Pido disculpas al autor de ‘Alicia en el País de la Maravillas’ por hacer esta versión de su bonito cuento.

lunes, 1 de septiembre de 2014

TaeYeon en el País de las Pornopesadillas

Parte II

            TaeYeon salió al exterior asombrada. Parecía un mundo completamente distinto al suyo. Estaba sobre un camino de tierra y a cada lado de este se encontraban plantas exóticas que nunca antes había visto. Eran de muchos colores y, además, enormes —aunque sospechaba que era porque ella había encogido—. En ese momento, vio un destello blanco y segundos después aparecía el conejo del pene grande con un reloj entre sus patas delanteras.

            —Llego tarde, llego tarde —dijo y echó a correr.

            TaeYeon quiso seguirlo, pero tampoco quería alejarse mucho de la puerta que la había llevado hasta allí. Sin embargo, cuando miró hacia atrás, no había ninguna puerta, solo se encontraba la botella que la había encogido o eso pensó, porque cuando se acercó, tenía otra nota dentro.

            —“Úsame para crecer”.

            La chica no lo pensó mucho antes de introducirse la botella de nuevo por la vagina, descubriendo con satisfacción que sin hacer mucho esfuerzo pudo meterla hasta el cuello. Se masturbó con ella, utilizando su otra mano para frotarse y pellizcarse el clítoris para así llegar más rápidamente al orgasmo. Cuando lo alcanzó, sintió la misma sacudida de antes y cuando abrió los ojos se encontró con que las plantas a ambos lados del camino ya no eran tan enormes, pero ahora que las podía ver bien gracias a su altura, estas parecían tener caras dentro de las flores. TaeYeon las miró unos momentos, extrañada, ya que en casa las flores no tenían rostros. Los ojos de estas se abrieron de golpe y comenzaron a mirarla fijamente, con deseo y a la chica no le gustó aquello.

            Sacó la botella de cristal de su vagina y se levantó del suelo, sacudiéndose el polvo del trasero, echando ahora de menos la ropa que se había dejado en la habitación cuando empequeñeció. TaeYeon echó a andar, si quitarle la vista de encima a las plantas y con la botella en la mano por si la necesitaba más tarde para encoger de nievo. Una de ellas le llamó la atención porque tenía una sonrisa muy amplia y muchos dientes, la chica la miró y de la flor comenzó a aparecer un gato rosa con rayas de color morado. Dio un paso atrás, asustada, y se chocó contra una planta pero a pesar de que eso no le gustaba, no podía dejar de mirar al gato, que tenía unos ojos hipnóticos.

            Sin que TaeYeon se diese cuenta de lo que ocurría, el gato la estaba hipnotizando para que todo lo que ocurriera a partir de aquel momento le causara un placer infinito y nada le diera asco o sintiera por ello repulsión. Tan ensimismada estaba con los ojos del gato que no notó de que tallos de las plantas se enredaban en sus tobillos, en sus muslos y en sus muñecas hasta que estos la alzaron del suelo. La chica pataleó e intentó liberarse del agarre, pero aquellos tallos tenían demasiada fuerza y eran gruesos, así que no podía romperlos, parecía que tenían vida propia y ella no era rival.

            —¡Soltadme! —gritó, pero ahora, aparte de elevarla, la tumbaron en el aire y le abrieron las piernas, dejando al descubierto su entrepierna. El gato la miró relamiéndose y ella forcejeó de nuevo, pero siguió sin conseguir nada.
            —Es inútil escapar —dijo una voz detrás de ella así que giró su cuello lo máximo que pudo para descubrir que quien había hablado era una oruga con unos genitales enormes, casi tan grandes como el tamaño de la oruga, que no era para nada normal.
            —¿Por qué no puedo liberarme? —preguntó.
            —Porque estás en el país de las Pornopesadillas, TaeYeon, y aquí, todo y todos querrán follar contigo —aclaró.
            —¿País de las Pornopesadillas?
            —Sí, eres la elegida, pero antes de ir al lugar que debes tienes que pasar por esto.
            —¿Lugar dónde debo ir? ¿Dónde debo ir? ¿Para qué? ¿Por qué tengo que pasar por esto y porque todos quieren follarme?
            —Eso no te lo puedo decir —contestó la oruga, llevando sus patas a su miembro, comenzando a masturbarse—. Por ahora disfruta del placer que te ofrecen las plantas, son muy buenas haciendo su trabajo.

            La chica volvió su atención al frente, siguiendo la vista de la oruga y se encontró con un tallo con forma de pene, yendo directamente hacia su vagina y más allá de esto, al gato rosa, masturbando su gran miembro con su cola. Observó sus ojos de nuevo y, en ese momento, dejó de forcejear, ya le daba igual que la penetrara un tallo con forma de pene, la oruga, el gato o el conejo, solo necesitaba que algo, preferiblemente grande, se colara por su vagina para calmar el calor que comenzaba a sentir en ella.
           
            El tallo se introdujo en su vagina y comenzó a moverse, pero TaeYeon sentía que después del culo de la botella, aquello no era tan grueso como para satisfacer su sed de sexo, así que comenzó a mover sus caderas, intentando crear más fricción cuando aquel tallo la penetraba, y cerró sus ojos, dejándose llevar, por lo que no vio el segundo tallo hasta que sintió cómo este empujaba para unirse al otro. Dos tallos eran mejor que uno, sin duda, y la chica comenzó a gemir porque aquello le gustaba demasiado y no sabía por qué, porque le debería de dar asco.

            Los dos tallos se movían en su interior, penetrándola a distintos tiempos y moviéndose hacia los lados para abrir más su vagina para que así pudiera introducirse un tercer tallo que se había acercado hasta ella. Se sintió llena cuando finalmente este se le metió dentro, pero necesitaba más, mucho más.

            Comenzó a gemir y a pedir enloquecida por más tallos en su vagina y estos no se hicieron esperar, introduciéndose dos de golpe en esta y otros dos por su recto y su boca. La chica no podía pensar más que en el placer y quería mucho más, así que se dejó follar hasta llegar al orgasmo, contrayéndose y convulsionando cuando este la alcanzó, haciendo que todos los tallos se derramaran en su interior dejando un líquido verde y viscoso que, sin embargo tenía sabor dulce en su boca, por lo que lo tragó antes de que los tallos se retiraran. Unos segundos después, TaeYeon sentía cómo los cinco tallos que habían conseguido empujar dentro de su vagina y los dos de su recto se retiraban a la vez, haciendo que el líquido verde saliera de su interior, derramándose sobre el suelo de tierra y las demás flores.

            La chica respiraba entrecortado y aún sentía el placer del orgasmo recorriéndole el cuerpo. Había sido maravilloso, así que cerró los ojos de nuevo, recordando las sensaciones que los tallos le había provocado.

           Cuando los abrió de nuevo, fue porque sintió algo empujando para entrar en su vagina de nuevo. Algo parecido a una planta carnívora había sacado una especie de lengua gruesa con forma de pene y se la introdujo, entrando hasta rozar con la entrada a su útero. Una vez allí, la flor se despegó del tallo y aferró sus fauces a la entrepierna de TaeYeon, que estaba bastante confusa, ya que no entendía cómo aquello podría moverse en su interior sin el resto de la planta. Lo entendió todo cuando la lengua comenzó a moverse en su interior y vio como la cabeza de la flor tenía una especie de tendones que ayudaban a que la lengua se moviera dentro y afuera, como si de un mecanismo complejo se tratara.

            La chica comenzó a gemir a medida que el ritmo de las embestidas aumentaba. Aquella planta estaba haciendo un gran trabajo, pero quería que fuera mucho más rápido, así que, tras forcejear, se soltó de los tallos que mantenían presa una de sus muñecas y llevó su mano libre a su entrepierna para mover con más velocidad aquella cosa, proporcionándose aún más placer. Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando las plantas que la sujetaban dejaron de hacerlo y ella cayó los centímetros que la separaban del suelo, hincándose el músculo de la planta hasta lo más profundo y llegando así al orgasmo con un grito que tuvo que ser escuchado en todo el maldito País de las Pornopesadillas.

            Se tumbó sobre el suelo y tiró de la planta hasta sacarla de su interior, haciendo que el líquido verde que había soltado, se desparramara de nuevo desde su vagina.

            —Menos mal que las plantas y yo no somos de la misma especie, no me gustaría quedarme embarazada y tener niños parecidos a estas cosas —murmuró—, aunque me podría llevar esto para casa —tomó la planta carnívora y la olvidada botella por si la necesitaba de nuevo más tarde y se levantó del suelo, tambaleándose por el orgasmo.

            Buscó con la mirada al gato y a la oruga que la habían estado observando mientras la penetraban, masturbándose con la vista que les había ofrecido, pero lo único que quedaba de ellos eran dos charcos de semen en las flores en las que habían estado atentos al espectáculo. TaeYeon se encogió de hombros, sino estaban allí no podía preguntarles nada más y tendría que seguir adelante para averiguar qué era lo que pasaba en aquel lugar.

            En ese momento, apareció de nuevo el conejo y la chica salió corriendo tras él, aunque sentía su interior bastante vierto y le era muy complicado correr rápido hizo lo posible para no perderlo. Salieron del camino de las plantas y entraron a un bosque con árboles enormes por todos lados de gruesos troncos y altas raíces. En un momento dado, la chica perdió al conejo, pero antes de poder buscarlo, salieron a su paso dos gemelos corriendo en su dirección.

            —Vienen las cartas de su majestad, la reina de corazones —decía uno.
            —Vienen a por ti, TaeYeon —dijo el otro.
            —Ven por aquí —el primero la agarró del brazo derecho y tiró en esa dirección.
            —No, por aquí —el otro la agarró del izquierdo y tiró hacia ese lado.
            —Por aquí, seguidme —el conejo había aparecido de nuevo y TaeYeon se soltó de los dos gemelos.

            Siguió al conejo rápidamente con los otros dos detrás suya hasta una especie de madriguera y se adentró en ella sin pensar. Era un sitio pequeño y oscuro, pero cabían todos perfectamente. Todo estaba en silencio y solo se oían las respiraciones agitadas, pero de repente, comenzaron a escucharse ruidos en la superficie.

            —Nos van a ver —dijeron a la vez los gemelos—. Nos verán si no lo hacemos.
            —¿Hacer qué? —preguntó TaeYeon.

            Los gemelos no le respondieron, simplemente uno de ellos se timbó y sacó su miembro erecto de sus pantalones mientras el otro la tomaba y la ponía sobre su hermano, dejándola caer sobre el pene que la penetró hasta el fondo de su vagina, luego, se quitó él sus pantalones, le separó los glúteos y se internó en su recto.

            —Gime —le pidieron los dos comenzando a moverse.

            TaeYeon no tardó en obedecer, exteriorizando todo el placer que sentía teniendo dos gruesos miembros en su interior. Tanto su recto como su vagina habían ido recuperando su tamaño natural, por lo que los notaba frotándose contra sus paredes hinchadas por los anteriores orgasmos y que habían adquirido una gran sensibilidad.

            Siguieron embistiéndola hasta que todos llegaron al orgasmo. En ese momento, la chica se dejó caer contra el gemelo que se encontraba en el suelo porque no podía con más. Estaba demasiado cansada, por ese día había tenido ya suficientes orgasmos, ocho eran más de los que había llegado a experimentar en una semana de trabajo, ya que allí solo tenía que satisfacer a los clientes.

            Sin embargo, a pesar de que quería descansar, el conejo no la dejó hacerlo, porque tiró de su brazo y la levantó, haciendo que, los ahora flácidos miembros de los gemelos salieran de su interior y su semen comenzara a recorrerle las piernas. El conejo la sacó de la madriguera y TaeYeon lo siguió tambaleándose mientras este corría a través del bosque. Algunos minutos después, llegaban a la linde de este, donde se encontraba una pequeña casa con un jardín delantero en el que había una mesa llena de dulces y té, presidiéndola, había un hombre con cara de loco y un sombrero desvencijado sobre su cabeza.

            —Mi nombre es HeeChul y soy el sombrerero —se presentó—. Ven aquí, TaeYeon —le indicó con un movimiento de su mano que se acercara—. Tenemos muchas cosas que hacer.

            La chica caminó hasta él, viendo cómo se sacaba su miembro de los pantalones. Cuando estuvo a su lado, la tomó por el brazo y la puso contra la mesa. TaeYeon tuvo que apoyar las manos sobre esta para no caer de cara contra los pasteles que había allí mientras notaba las manos de HeeChul recorriendo sus piernas, abriéndolas para pegarse más a su cuerpo y luego tirar de su vagina. Sintió cómo el semen que todavía quedaba de los gemelos se le terminó de escurrir de su interior y, en ese momento, HeeChul la penetró.

            —Eres la elegida, TaeYeon —comenzó a hablar mientras la embestía—. Tienes que acabar con la malvada reina de corazones —el sombrerero dio una embestida por cada palabra que dijo, cortándole la respiración.

            La chica sentía que se estaba volviendo loca. Era demasiado sexo para solo un día y seguramente, cuando el sombrerero acabara con ella tendría la vagina en carne viva de tantas veces que la habían utilizado a lo largo del rato que llevaba en el País de las Pornopesadillas, porque por la posición del sol, no parecían haber pasado más de tres o cuatro horas.

            Las embestidas fueron cada vez más rápidas y erráticas hasta que el sombrerero se corrió, llenándola por completo de semen. Salió de ella rápidamente y le dio la vuelta para que estuviera cara a él, le sonrió de una manera excitante y luego la sentó sobre la mesa, para abrirle las piernas e internarse en ellas, comenzando a lamer su entrepierna, retirando cualquier rastro de semen que se escapaba de su vagina, mandándole intensas oleadas de placer.

            TaeYeon estaba a punto de llegar al orgasmo de nuevo cuando el sombrerero se separó bruscamente de ella, cogió una botella y se la metió en la vagina, masturbándola con gran velocidad. Estaba a punto, lo sentía, sentía que el orgasmo se avecinaba, sin embargo, justo antes de llegar al clímax, la mano de HeeChul se detuvo por completo, mirando con los ojos abiertos como platos detrás de ella.

            La chica giró su cabeza y vio un montón de cartas, como de las que había escapado en el bosque gracias a los gemelos, con unas lanzas que amenazaban al sombrerero para que no hiciera ningún movimiento más, y a los demás personajes que estaban en la mesa, y de los que TaeYeon no se había dado cuenta de su presencia porque estaba demasiado absorta en su placer. Una de las cartas se acercó a ella y le sacó de un tirón la botella de la vagina, haciéndola gemir, pero no llegar al orgasmo, ya que sin ella dentro se sentía vacía.

            —Le gustarás a la reina Tiffany —dijo.

            Después, la cogió y la llevó en brazos hasta una plataforma de madera con rejas que era tirada por algunos caballos. Tanto los caballos, como las cartas tenían unos prominentes miembros que no dejaban de apuntar alto, como les había pasado al gato, a la oruga y al conejo y TaeYeon se preguntó si aquello era normal.

            La chica fue dejada dentro de aquella pequeña prisión, tumbada bocabajo y con los brazos y las piernas sujetos por una especie de grilletes que la mantenían anclada al suelo y con las piernas abiertas, dejando ver perfectamente su vagina hinchada. En cuanto la carta salió, TaeYeon se giró para ver cómo en ese momento, esta le metía su lanza por la vagina, por la parte del mango hasta que llegó a lo más profundo que pudo.


            Las demás cartas se acercaron a ella y repitieron esa misma acción. Dos, tres, cuatro, cinco, seis, hasta la séptima las acogió bien, pero la octava le hizo daño y la novena sintió que la desgarraba por dentro. Cuando le introdujeron la décima y la undécima, perdió el conocimiento.


domingo, 10 de agosto de 2014

Tsuki No Light

Tsuki No Light

            Solo la luz de la luna era testigo de los encuentros de dos enamorados. Solo la luz de la luna los alumbraba en sus escapadas nocturnas para poder estar juntos sin ninguna traba. Solo la luz de la luna era la que guardaba el secreto de su amor… Hasta que todo salió a la luz.


            BaekHyun fue llamado al despacho del CEO de la compañía justo cuando la noticia de su relación con TaeYeon había tenido que ser confirmada por las presiones de Dispatch. El chico sabía que lo que tocaba en aquel momento era un gran sermón por no haber sido cuidadosos cuando salían por las noches y estaba bastante asustado porque en apenas un mes había sido llamado varias veces a aquel lugar y ni una de ellas había salido bien.

            Caminaba lentamente por los pasillos de la compañía, queriendo posponer así el momento, aunque supiera que iba a llegar más temprano que tarde. Dobló la esquina y se encontró a TaeYeon sentada en una de las sillas que había fuera del despacho del CEO. La chica se levantó nada más verlo y fue hacia él, quedándose a un par de metros, sin atreverse a abrazarlo y mordiéndose el labio inferior sin saber qué decir. BaekHyun tampoco sabía qué hacer o qué decir, pero abrió sus brazos para poder estrecharla entre estos. El cuerpo de su chica chocó contra el suyo y las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de ambos sin que pudieran detenerlas.

            Aquello nunca había estado en sus planes, su relación solo tenía que ser sabida por la luz de la luna.



viernes, 1 de agosto de 2014

TaeYeon en el País de las Pornopesadillas

Título: TaeYeon en el País de las Pornopesadillas
Pareja: TaeYeon centric, leve SoonYeon (TaeYeon x Sunny), leve HeeYeon (HeeChul x TaeYeon), leve TaeNy (TaeYeon x Tiffany) y mención a ByunTae (BaekHyun x TaeYeon).
Clasificación: NC–17 (y porque no hay mayor clasificación).
Género: Au, porno, Wonderland.
Número de palabras: 9.293 palabras.
Número de capítulos: 3 partes.
Avisos: sexo everytime, everywhere, everybody, penetraciones salvajes, tentáculos, masturbaciones varias, inserciones extremas, torturas y, a veces,  lenguaje vulgar.
Notas: historia escrita para el anon del Ask, que fue tan pesado que al final consiguió lo que quería (traumatizarme mientras escribía esto).
Comentario de autora: si no os consideráis preparados para leer esto, no lo hagáis, prefiero no cargar en mi conciencia con más traumas. Espero que os guste y que después de esto no tengáis un mal concepto de mí.





Parte I


            TaeYeon se levantó de la cama y las piernas le flaquearon después de haber pasado toda la noche sin utilizarlas. Se sujetó a la cama para no caer y esperó a que estas se acostumbrasen a su peso, después, buscó por la habitación su camisón y se lo puso sobre su cuerpo desnudo y pegajoso por el encuentro sexual de aquella noche. Cuando la chica terminaba de arreglarse, vio por el espejo que tenía frente a sí que el señor Byun también había acabado.

            Los dos salieron de la habitación sin dirigirse la palabra, ya se habían dicho todo lo que tenían que decirse en la cama durante las anteriores horas. Bajaron las escaleras hacia la primera planta, aunque TaeYeon lo hizo con un poco de dificultad porque aún sentía su trasero más abierto de lo normal por la penetración anal, y aunque no le dolía porque ya estaba acostumbrada a que sus clientes le pidieran aquello, sí que era un poco molesto justo después del acto.

            Cuando bajaron el último escalón, el señor Byun le dedicó una sonrisa encantadora antes de darse la vuelta y salir por la puerta de la casa de putas So Nyuh Shi Dae. La chica suspiró aliviada porque por fin aquel hombre se iba, había pasado toda la noche intentando entretenerlo con sus servicios, pero parecía que no se saciaba con nada. Estaba a punto de dirigirse de nuevo a su habitación, cuando escuchó que alguien la llamaba.

            —TaeYeon —se giró al escuchar su nombre, descubriendo a la dueña del lugar, SeoHyun.
            —¿Sí, señora?
            —Me gustaría hablar contigo de un asunto —dijo la mujer.
            —Claro.

            SeoHyun echó a andar y la chica la siguió. Era una buena mujer que acogía a todas las chicas que buscaban un lugar donde vivir, las educaba en el arte del sexo y las enseñaba a cómo dar el mayor placer a un hombre, les daba buena comida y un techo bajo el que guarecerse. La profesión de prostituta no estaba bien vista en la sociedad, pero era un trabajo tan digno como cualquier otro.

            Entraron en el despacho de SeoHyun, donde llevaba las cuentas de la casa y la mujer cerró la puerta después de que TaeYeon ingresara al lugar.

            —Iré directa al grano —anunció—. El señor Byun, el cliente con el que acabas de estar, me ha pedido permiso para comprarte y que te traslades a su casa para tenerte a disposición siempre que te necesite y ante la gran suma de dinero que ha pagado por ti no he tenido más opción que decir que sí.
            —Pero…
            —Antes de que protestes, el señor Byun es un buen hombre que te va a tratar como a una reina —cortó—, estarás mucho mejor en su casa que en este lugar y ya no tendrás que acostarte con más hombres, solo con él.
            —Señora, yo…
            —Ya está hecho, TaeYeon —dijo la mujer—, lo hago para que puedas tener una vida mejor. Y ahora, vete a dormir, es más de medianoche y te quiero fresca como una lechuga cuando el señor Byun venga a por ti mañana a medio día.

            La chica quiso protestar, quiso decirle que ella estaba bien en aquella casa, pero la mujer no la dejó. Le abrió la puerta y la guio fuera de su despacho, asegurándole de nuevo que el señor Byun la iba a tratar muy bien, como si fuera su amante.

♥♥♥

            TaeYeon aun tenía reciente el recuerdo de lo que le había dicho SeoHyun sobre su futuro inmediato cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse con mucho sigilo. Se hizo la dormida pensando que se trataba de la dueña de la casa, pero cuando sintió un peso sobre su cama y una risita que auguraba cosas malas, la chica supo inmediatamente que se trataba de una de sus compañeras, Sunny, con la que mejor se llevaba desde que había entrado a aquel lugar, hacía ya tres años. El tiempo pasaba volando, cuando llegó a la casa de putas So Nyuh Shi Dae no era más que una adolescente que se había escapado de casa por los continuos abusos de su padre y ahora se había convertido en toda una mujer que había sido comprada por uno de los hombres de más éxito y con más dinero del país.

            —Tae, despierta —le dijo y ella se levantó obedientemente, aunque haciéndose un poco la remolona para que no sospechase que estaba despierta—. He traído algo para jugar —aquello alejó de su mente por completo su pensamientos sobre la vida que tendría dentro de unas horas cuando el señor Byun apareciera en la casa para llevársela de allí.
            —¿De qué se trata? —preguntó curiosa.
            —Esta vez no he podido encontrar ninguna botella —dijo con tristeza Sunny—, así que he traído esto —la chica dejó caer sobre la cama dos zanahorias, dos pepinos y un calabacín enorme.
            —Pero esto es comida, Sunny —le dijo TaeYeon, abriendo sus ojos como platos.
            —Lo sé, pero tienen la forma perfecta para hacernos pasar un buen rato —contestó, abriéndose de piernas sobre la cama, dejando a la vista su húmeda entrepierna, ya que se alzó el camisón para poder tener mejor movilidad—. ¿Nos ayudamos mutuamente? —propuso.
            —Hoy prefiero verte primero —sonrió TaeYeon.
            —Como gustes.

            Sunny tomó una de las zanahorias con una mano y la llevó a su boca para comenzar a chuparla, la otra mano la dirigió a su clítoris para comenzar a maltratarlo y que su vagina se fuera lubricando para recibir a aquel nuevo juguete bajo la atenta mirada de su amiga. Cuando ya se encontraba lo suficientemente húmeda, empezó a jugar con la zanahoria, metiéndosela unos centímetros en la vagina y sacándola rápidamente para acostumbrarse a su tamaño hasta que se la introdujo, dejando solo un poco fuera para poder retirarla luego. Después, cogió la otra zanahoria y tras chuparla, repitió lo mismo que había hecho con la otra.

            Unos minutos más tarde, dos zanahorias eran movidas a distintas velocidades por las expertas manos de Sunny dentro de sí dándole un gran espectáculo y una vista maravillosa a TaeYeon, que comenzaba a calentarse. Cuando estaba a punto de correrse y era todo jadeos y movimientos raquíticos, la chica se sacó las zanahorias con un suspiro y, goteante, se colocó de rodillas sobre la cama, alzando el trasero en dirección a TaeYeon e indicándole que tomara el calabacín y se lo metiera.

            —Ayúdame un poco con esto, ¿quieres? —le dijo.

            TaeYeon no tardó en obedecer. Tomó el calabacín y comenzó a lamer el lado menos grueso mientras la otra se masturbaba con sus dedos y se abría al máximo la entrada. TaeYeon dirigió la verdura hacia la vagina de la chica y comenzó a internarlo en ella lentamente, sacándolo y metiéndolo con cuidado, esperando a que las paredes de esta se estirasen para poder introducirlo  hasta donde se lo permitiera. Cuando pudo empujarlo hasta el fondo sin que la otra sintiera dolor lo dejó allí quieto, esperando nuevas órdenes de su amiga.

            —Ven aquí —la llamó Sunny y ella fue hasta la otra punta de la cama, donde se encontraba el rostro de la chica. Mientras se colocaba en posición, Sunny había comenzado a moverse hasta que quedó sentada en la cama, con el calabacín aun en su interior—. ¿Desde cuándo llevas sin tener sexo anal? —le preguntó.
            —Desde haces unas horas —respondió.
            —Entonces ábrete para mí.

            TaeYeon hizo lo que le decía y se abrió de piernas, subiéndose el camisón para que no dificultara la tarea. Vio como Sunny tomaba los pepinos y los lamía seductoramente; luego dirigió uno de ellos a su vagina, que introdujo casi sin resistencia, para después meter el otro por el ano de la chica con un poco de más esfuerzo porque este ya había comenzado a cerrarse después de haber terminado el sexo con el señor Park. Una vez ambos agujeros estuvieron llenos, Sunny le indicó que comenzara a masturbarse con ellos y así lo hizo.

            Jadeos entrecortados salpicados de gemidos comenzaron a escucharse en la habitación al ritmo que ambas chicas movían las verduras en su interior hasta que las dos se corrieron, haciendo que sus respectivos juguetes de la noche, salieran de sus vaginas por los espasmos que recorrían sus cuerpos sudorosos. Sunny se tumbó sobre ella, dejando reposar su cabeza sobre sus pechos mientras recuperaban la respiración.

            —He escuchado la conversación que has tenido con la señora SeoHyun —dijo la chica—. No acepto que te vayas con ese hombre insaciable.
            —Yo tampoco lo acepto —confesó TaeYeon—, pero la señora ya ha cerrado el trato.
            —Mañana hablaré con ella y le diré que no me puede dejar sin compañera de juegos...
            —Bueno, te las apañas bien sola —sonrió TaeYeon, llevándose un mordisco en el pezón por el comentario.
            —Pero contigo siempre es mucho mejor.

♥♥♥

            TaeYeon esperó a que Sunny se durmiera para salir de la cama antes de que amaneciera y dar un paseo por el bosque que había tras la casa de putas So Nyuh Shi Dae. Necesitaba pensar, despejar su mente y sobre todo estar sola un rato. Caminó descalza por la casa para no despertar a nadie y luego salió por la puerta trasera, cruzó la distancia que separaba el bosque de la casa corriendo y luego se internó en este, perdiéndose entre el mar de árboles.

            Llevaba algunas horas dando vueltas por el lugar, pensando en todo sin darse cuenta siquiera de que ya había comenzado a amanecer, cuando de repente, vio un destello blanco. La chica arrugó su frente confundida, sin saber que podía ser aquello, si es que era real y no producto de su imaginación por no haber dormido en toda la noche.

            TaeYeon miró a su alrededor y volvió a ver el destello, pero esta vez pudo diferenciar que era un conejo blanco con un miembro demasiado grande, demasiado erecto y demasiado humano para ser el de un conejo. Esto le dio curiosidad a la chica que salió corriendo en la dirección en la que se había ido el conejo, olvidándose de que tenía que volver a casa.

            Persiguió al conejo por el bosque, arañándose los brazos y las manos con las ramas y sintiendo el suelo de este bajo sus descalzos pies. No sabía a donde iba, pero tampoco le importaba, porque quizás el animal era su única vía de escape ante lo que se le avecinaba. El conejo se detuvo al pie de un árbol, se sacó un reloj de bolsillo de la nada y miró a TaeYeon. Diciendo un “llego tarde” se introdujo en la madriguera que había a los pies del árbol y desapareció.

            TaeYeon se acercó con curiosidad al agujero por el que había desaparecido el conejo que había estado persiguiendo. Se agachó junto a las raíces del árbol y se asomó dentro de la madriguera. No pudo ver nada porque estaba muy oscuro, pero cuando estaba a punto de sacar la cabeza, con resignación por haber perdido la que iba a ser su única salida, algo comenzó a tirar muy fuerte de ella y la introdujo por completo en el agujero.

            La chica comenzó a caer en la oscuridad, sintiendo que se iba a estampar contra el suelo en cualquier momento, hasta que de repente, hubo un destello de luz cegadora y tuvo que cerrar sus ojos, a la vez que gritaba. Cuando los abrió de nuevo, seguía cayendo a la misma velocidad, pero ya no estaba a oscuras, sino que a su alrededor había algo de luz, por lo que pudo ver que caía acompañada de órganos sexuales masculinos que intentaba por todos los medios colarse por su vagina. Ella comenzó a apartarlos, pero a los diez minutos se cansó y se alzó el camisón, permitiendo que uno de los genitales hiciera con ella lo que quisiera, después de todo, era a lo que estaba acostumbrada. Uno de los miembros se introdujo en su interior de forma algo brusca, pero una vez estuvo completamente dentro, comenzó a penetrarla con un ritmo que la enloquecía y que la hacía no poder aguantarse sus gemidos.

            La velocidad de su caída comenzó a aumentar, al igual que el ritmo de las embestidas y en ese momento, TaeYeon fue capaz de ver el suelo. Sabía que debía intentar agarrarse a algo para no caer, pero no había absolutamente nada que pudiera frenar su caída, y además, el pene en su interior no la dejaba pensar con mucha claridad. Estaba llegando al clímax y también sería su final porque si se estrellaba contra el suelo moriría. Sin embargo, no le importaba lo que debía importarle porque un orgasmo maravilloso estaba a punto de llegarle gracias a un pene que se movía por sí solo.

            Cerró los ojos, esperando lo que llegara antes, pero a escasos centímetros del suelo, se detuvo de golpe. La chica abrió sus ojos y suspiró aliviada al ver que había quedado suspendida a unos centímetros del suelo. Sin embargo, cuando no se lo esperaba, cayó de culo contra el suelo y el miembro de su interior se le clavó en lo más profundo haciéndola llegar al orgasmo y poco después sintiendo cómo este dejaba dentro su semen. TaeYeon se quedó disfrutando de las sensaciones y de los espasmos que le producía tener el, ahora flácido, miembro en su vagina hasta que estos terminaron y se lo sacó, dejando que el líquido blanco se escapara y se le escurriera por las piernas hasta llegar al suelo.

            Se levantó con las piernas temblorosas y chupando el miembro como si fuera una piruleta para que se volviera a poner duro para otra ronda. Miró a su alrededor y descubrió que se encontraba en una sala circular en la que había una mesa de madera en el centro  y una puerta en miniatura en la pared frente a ella. La chica se acercó y se agachó para poder ver a través del ojo de su pequeña cerradura, descubriendo que tras esta se encontraba el exterior.

            —Finalmente puedo escapar del señor Byun y ahora estoy atrapada en esta habitación —murmuró para sí misma, mordisqueando el glande el pene—, quizás si fuera más pequeña podría pasar por esa puerta y salir afuera.

            Se levantó del suelo y dio una vuelta por la habitación. El miembro en su boca ya estaba listo para penetrarla de nuevo, pero en ese momento, la chica vio una botella de cristal transparente, del mismo tamaño que las del vino, con una nota en su interior. Se acercó a ella, la cogió y sacó la nota, desplegándola para leerla.

            —“Úsame para empequeñecer” —leyó—. ¿Cómo quieres que te use? —preguntó confundida.

            En ese momento, una idea loca apareció en su cabeza y tiró la nota por algún lugar, después, se tumbó en el suelo, alzándose el camisón y dejando el miembro a un lado. Chupó el culo de la botella de cristal antes de abrirse de piernas al máximo y comenzar a introducirse aquel cilindro. Ahogó un grito de dolor porque nunca se había introducido nada tan grande como eso —ya que las botellas que siempre había en la casa era más pequeñas—, pero apretó los dientes con fuerza y cerró los ojos, empujando con todas sus fuerzas hasta que la botella estuvo en su interior hasta el cuello, lugar por el que la tenía sujeta.

            Gimió al sentir el cristal chocar contra su útero y luego comenzó con un lento vaivén, dejando que las paredes de su vagina se acostumbrasen a la intrusión. Ya se había masturbado antes con botellas, velas, verduras aquella misma noche y cualquier cosa con forma cilíndrica que Sunny encontrara por la casa, pero nada tan grande como aquello. Sin embargo, minutos más tarde ya estaba moviendo aquel dildo en su interior con tal velocidad que rayaba la locura.

            Con la mente ida y los ojos velados de placer buscó el miembro erecto que había dejado por el suelo a su lado e intento alcanzarlo, pero no llegaba, así que le ordenó que la penetrara también, no sabiendo que aquello iba a funcionar hasta que el pene salió volando disparado hacia su ano. TaeYeon abrió más sus piernas para darle cabida a ese nuevo intruso y el miembro comenzó a empujar hasta que se introdujo por completo. En ese momento, la chica jamás se había sentido tan llena y tan bien follada, el sexo estaba siendo maravilloso y si hubiera tenido más cosas para introducirse, lo habría hecho porque necesitaba mucho más.

            Aumentó el ritmo de las embestidas todavía más hasta que llegó al orgasmo y sintió cómo este, le recorría desde la cabeza hasta los dedos de los pies. La chica arqueó su espalda y cerró los ojos, disfrutando de la sensación y notando cómo su cuerpo sufría diversos cambios. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontraba dentro de una maraña de tela que debía ser su camisón porque era rosa claro, como este, y ella se encontraba desnuda.

            Se levantó y vio como la botella y el miembro también habían encogido con ella. Gateó hasta salir de entre la ropa y se dirigió a la puerta. Intentó abrirla, pero estaba cerrada con llave y tenía una cerradura que ahora le parecía enorme, aunque no lo suficientemente grande como para salir por ella. Gritó frustrada porque ahora que estaba a punto de salir al exterior, había otra cosa que se lo impedía. Se giró e hizo una pataleta, haciendo que su pie chocara contra algo de metal. Abrió los ojos como platos al ver la llave de la puerta y se agachó rápidamente para cogerla y leer qué era lo que había inscrito en ella.

            —"Úsame para abrirte al exterior" —TaeYeon se dio la vuelta e introdujo la llave en la cerradura girándola y esperando escuchar un leve clic que le indicara que la puerta había sido abierta. Sin embargo, no pasó nada. La chica se fijó en que por aquella parte, la llave tenía otra inscripción—. "Úsame bien" —leyó—. ¿Qué pasa? ¿En este lugar es todo sexual? —se quejó en voz alta.

            No obstante, aunque estaba un poco cabreada, no dudó en sacar la llave de la cerradura, sentarse en el suelo de nuevo e introducirse la llave por la vagina. Llevaba ya dos orgasmos en el breve tiempo que había pasado en aquella habitación, por lo que no le importaba tener uno más, ya que estos habían sido mucho mejores de los que había tenido nunca provocados por los clientes, Sunny o ella misma. Además, la irregularidad de los dientes de la llave la habían hecho gemir mucho más alto de lo que lo había hecho el culo de la botella.

            Comenzó a mover la llave dentro y fuera, disfrutando de las sensaciones y retorciéndola de vez en cuando en su interior para que las paredes de su vagina le mandaran oleadas de placer incontenibles por los dientes. Llevaba un ritmo lento porque todavía notaba en sus carnes el orgasmo anterior que había encogido su tamaño y porque quería recordar todas las sensaciones ya que nunca se había metido una llave. Sin embargo, cuando el placer fue aumentando, el ritmo también lo hizo y TaeYeon se encontró masturbándose a gran velocidad hasta que alcanzó el clímax.

            En ese momento, escuchó el clic que le indicaba que la puerta había sido abierta. Se levantó del suelo, sacándose la llave en el proceso y se acercó a la puerta con el corazón latiéndole a mil, el orgasmo aun recorriéndole el cuerpo y las piernas temblorosas y giró el pomo. La puerta se abrió suavemente, dejándola ver el mundo exterior.