lunes, 10 de noviembre de 2014

TaeYeon en el País de las Pornopesadillas

Parte III

            TaeYeon se despertó sintiendo un gran dolor en su vagina. Abrió sus ojos, pero parecía que no los tenía abiertos porque solo había oscuridad. Eso la asustó bastante porque en casa, aunque fuera noche cerrada siempre había alguna que otra luz que la tranquilizaba. En casa.

            En ese momento, TaeYeon recordó todo lo que había pasado, desde que SeoHyun le había dicho que iba a tener que irse a vivir con el señor Byun hasta el sombrerero HeeChul con el que había mantenido sexo contra la mesa llena de pasteles y las cartas metiéndole las lanzas por su vagina hasta que finalmente no pudo soportar el dolor y se desmayó. Por cómo le dolía allí abajo, TaeYeon podía decir con toda seguridad que lo que había pasado después de que se metiera en la madriguera del conejo había sido completamente real.

            La chica suspiró y luego intentó moverse un poco, porque la posición en la que se encontraba era bastante incómoda. No obstante, no pudo moverse ni un milímetro. Al parecer estaba atada de brazos y piernas, con estas últimas encogidas y algo levantadas. Por cómo sentía la piedra contra su trasero y su espalda, y por el frío, TaeYeon también podía decir que estaba desnuda.

            Solo esperaba que todo aquello se acabara para volver a casa, aunque tuviera que irse con el señor Byun.

            En aquel instante, comenzaron a escucharse pasos a lo lejos y luego una llave contra una cerradura. Apenas unos segundos después, una puerta metálica era desplazada con un chirrido y otra vez pasos cada vez más cerca de donde ella se encontraba.

            TaeYeon abrió sus ojos y vio una leve luminosidad procedente del exterior, recortando a una silueta femenina que se había quedado ante ella, justo a unos paso de donde se encontraba con las piernas abiertas, mostrando todo su ser.

            —Bienvenida a mi castillo, TaeYeon —dijo la mujer, haciendo que le recorriera un escalofrío por aquella voz tan impersonal y fría—. Espero que hayas disfrutado de todo tipo de atenciones mientras estuviste en mis territorios.
            —¿Por qué he llegado aquí? —preguntó la chica. Quería respuestas porque los demás extraños personajes con los que se había topado en aquel extraño lugar no le habían dicho más que meras tonterías.
            —¿Cómo has llegado aquí? —cuestionó la mujer—. Eso solo lo puedes saber tú —se escuchó una risa algo cínica—. Pero si preguntas cómo llegaste a mi castillo, te trajeron mis cartas.
            —¿Por qué?
            —Porque eres un peligro para mi reinado —la mujer se acercó un poco más a TaeYeon y la chica sintió cómo comenzaba a jugar con sus dedos en sus partes—, y no puedo dejar suelto a nadie que sea un peligro para mí —apretó su clítoris y TaeYeon cerró su boca con fuerza, mordiéndose el labio inferior.
            —Solo soy una prostituta normal y corriente —murmuró—. No soy amenaza para nada ni para nadie.
            —Oh… claro que sí eres una amenaza —la reina le introdujo tres dedos de golpe en su maltratada vagina y la chica tuvo que contener el grito que quiso abrirse paso por su garganta—. Por eso acabaré contigo, para que no puedas hacerme ningún daño.

            El hielo que había en la voz de aquella mujer hizo que un escalofrío de miedo recorriera el cuerpo de TaeYeon. Ella no tenía que estar pasando por eso, no tenía que haber corrido tras el conejo y haberse metido por aquel agujero. Si no lo hubiera hecho ahora estaría en casa.

            —Por cierto —escuchó decir a la mujer justo después de desalojar sus partes—, por cada pregunta que hagas, por cada oración que digas, por cada intento por justificarte y por cada sonido que salga de tu boca, tendrás algo dentro de ti, follándote. Así que disfrútalo.

            Y dicho esto, TaeYeon comenzó a sentir cómo por su vagina empezaban a ser introducidas las mismas lanzas que le habían hecho perder el conocimiento, una tras otra, hasta que la chica volvió a verlo todo negro y no precisamente porque la puerta se hubiera cerrado.

            La siguiente vez que TaeYeon abrió los ojos se dio cuenta de que seguía en la misma celda de la primera vez y eso no le gustó nada. Comenzó a darle vueltas a todo lo que le habían dicho los distintos personajes que se había topado por el lugar, lo que había hecho con ellos y lo que la reina de corazones le había comentado. Lo único que la chica tenía claro era que aquella mujer era una sádica y que prefería mil veces volver a casa junto a SeoHyun, e incluso irse con el señor Byun.

            Ahora entendía por qué aquel país tan extraño tenía tal nombre. Todo lo que le había pasado al principio había sido tan erótico, pero ahora solo quería despertar de aquella pesadilla.

            Apenas había estado con los ojos abiertos unos minutos, cuando volvió a escuchar los pasos que le indicaban que alguien se acercaba. Internamente, la chica deseó que fuera alguno de aquellos personajes que habían estado con ella a lo largo de sus peripecias por aquel país tan extraño, pero sabía que no podía ser posible. Así que cuando vio la silueta de la reina Tiffany recortándose con la luz del exterior, no se extrañó… solo tuvo miedo.

            —¿Cómo has pasado la noche, mi querida prostituta TaeYeon? —le preguntó, pero la chica no contestó, porque si por cada cosa que dijera tendría una tortura, no valía la pena hablar—. Parece que has aprendido la lección —escuchó la misma risa cínica que la vez anterior—, pero lo que no sabes es que eres mi prisionera y de igual que digas o no algo, voy a jugar contigo hasta no sepas quién eres, de dónde vienes o por qué estás aquí. Solo serás consciente del dolor y el placer del sexo.

            En ese momento, TaeYeon quiso gritarle que era una maldita tramposa y que no tenía derecho a hacer nada con ella, pero era su prisionera y seguramente aquello haría que lo que le tuviera preparado fuera mucho peor de lo que seguramente ya era. Así que apretó los dientes fuertemente.

            —Vamos a pasar un buen rato, TaeYeon —le dijo.

            Varias cartas entraron al lugar en el que se encontraba y comenzaron a desatar sus ataduras. TaeYeon forcejeó, intentando librarse del todo, pero los soldados de la reina tenían demasiada fuerza como para que ella pudiera hacer algo. Finalmente, cuando estuvo liberada, Tiffany les hizo una señal a las cartas y estas, manteniéndola firmemente sujeta, comenzaron a andar, saliendo de la celda  y entrando a un largo pasillo de puertas metálicas.

            La chica miraba a su alrededor, buscando a alguien que la pudiera ayudar a escapar, pero en su camino hacia donde fuera, solamente encontró a cartas que miraban su cuerpo desnudo con lascivia. A TaeYeon no le gustaba aquel lugar nada y solo quería salir de allí lo más pronto posible.

            Tras algunos minutos caminando por numerosos pasillos, llegaron a una especie de caverna. En aquel momento, la reina Tiffany se giró hacia ella y TaeYeon pudo ver por primera vez el bello rostro de su captora, enmarcado por una mata de pelo cobrizo. Su piel era blanca y fina y sus rasgos delicados. Era una belleza, una belleza mortífera y venenosa, pero al fin y al cabo belleza.

            —Eres la segunda invitada que tiene nuestra pequeña mascota —anunció la reina con una sonrisa—. Si eres de su agrado te dará placer infinito.
            —¿Mascota? —preguntó la chica con miedo.
            —Sí, mascota —la mujer se dio la vuelta y echó a andar de nuevo, adentrándose en la oscuridad de la cueva y las cartas que la agarraban no tardaron en seguirla. Caminaron de nuevo durante algunos minutos entre la negrura hasta que comenzaron a escucharse olas romper contra tierra firme.
            —¿Dónde estamos? —cuestionó TaeYeon.
            —En un lugar muy especial —contestó la reina—. Podéis soltarla ya —les dijo a las cartas y estas dejaron de ejercer aquel férreo agarre que la mantenía presa. En cuanto la chica se vio libre, intentó echar a correr, pero algo se le agarró al tobillo y la hizo caer contra la arena bocabajo.
            —¿Qué…? —no le dio tiempo a terminar su pregunta porque en aquel momento fue alzada por los aires y sujeta por sus tobillos y muñecas por algo que le recordó a los tallos de las plantas que se había encontrado en su camino, pero más viscoso y húmedo.
            —Disfruta de este regalo para tus sentidos —escuchó decir a Tiffany algunos metros por debajo de donde ella debía encontrarse—. Ten por seguro que yo disfrutaré muchísimo viendo el espectáculo.
            —No…

            Pero la chica no pudo decir nada más que eso porque aquella cosa con ventosas comenzó a recorrer su cuerpo, asqueándola. Le abrió las piernas y las dejó en una posición algo forzada. TaeYeon sabía lo que se avecinaba, lo sabía y no quería. Las plantas habían sido delicadas, pero aquel ser que debía ser un calamar gigante no lo sería, lo notaba y no le gustaba aquello. Sin embargo, tuvo que ceder y dejar que aquellos tentáculos llenos de ventosas entraran en su cuerpo una y otra vez, a través de su vagina, de su recto y de su boca, penetrándola salvajemente hasta dejarla sin aliento, e incluso siguiendo después, tratándola como una muñeca que no se podía romper, aunque TaeYeon sentía que lo haría como aquella cosa siguiera con ello mucho tiempo.

♥♥♥

            TaeYeon intentaba conciliar el sueño en aquella incómoda tabla. Desde aquella vez con el pulpo gigante, la reina Tiffany no la había visitado y, aunque la chica en aquella reinante oscuridad no podía llevar la cuenta de nada, debían haber pasado algunos días. Cuando cerró sus ojos por fin, para adentrarse en el mundo de los sueños, buscando salir de aquella pesadilla, escuchó los pasos firmes de la reina dirigiéndose hacia su celda y TaeYeon quiso morirse para que ella no pudiera hacerle nada de nuevo.

            —Ha llegado el momento —le dijo. TaeYeon no preguntó qué momento, de todas formas, no podría librarse de que sucediera—. Ven conmigo.

            Las cartas la desataron de nuevo de aquella posición tan vergonzosa en la que la tenían y luego la llevaron a rastras, porque ella no podía moverse por tener el cuerpo adormecido. Caminaron por los pasillos del castillo de la reina y ascendieron muchísimas escaleras. Cada paso que daban, parecía que los llevaban a la superficie. Hacía mucho tiempo que TaeYeon no veía la luz del sol, así que cuando la luminosidad se hizo presente tuvo que cerrar sus ojos para que esta no la deslumbrara y luego ir abriéndolos poco a poco para poder ver con claridad.

            Cuando ya se había acostumbrado, la chica pudo ver cómo salían de los muros del palacio hacia una gran plaza llena de gente en la que había una tarima de madera. En ella se encontraba el sombrerero HeeChul con varias cartas custodiándolo. TaeYeon quiso ir hacia él, pero quienes la retenían no la dejaron.

            Subieron hasta la plataforma y la tumbaron sobre otra más pequeña, después, la ataron tal y como la tenían atada en su celda. Seguidamente, empujaron al  sombrerero contra ella y le arrancaron la ropa que vestía para que se quedara desnudo como ella.

            —TaeYeon —murmuró—. Siento mucho lo que pase a partir de ahora.
            —¿Qué va a pasar?
            —Lo siento.

            La chica no vio lo que había hecho, pero lo sintió en su vagina. Una cosa viscosa y larga se abría paso por ella, empujando más y más para llegar a la boca de su útero. TaeYeon intentó expulsarla, pero en ese momento, el sombrerero HeeChul comenzó a penetrarla salvajemente.

            TaeYeon solo podía escuchar los gritos de la gente, animando al sombrerero a que lo hiciera más fuerte, los gimoteos de este pidiéndole perdón y sentía el placer mezclado con el dolor que le estaba haciendo sentir con aquella cosa en su interior. Lo único que la chica podía ver, era cómo la reina Tiffany se masturbaba una y otra vez, frotando sus dedos contra su clítoris con una expresión de máximo placer.

            ¿Cuántas veces se corrió dentro de ella el sombrerero HeeChul? TaeYeon jamás lo supo. Lo único que tenía claro era que habían sido muchas, demasiadas quizás y que probablemente hubieran pasado desde el amanecer hasta el anochecer teniendo sexo delante de la población del País de las Pornopesadillas.

♥♥♥

            TaeYeon ya no sabía cuantos días llevaba en el País de las Pornopesadillas. Había ido perdiendo la cuenta progresivamente a través de las continuas vejaciones a las que la sometía la reina Tiffany. No sabía en el día en el que vivía, ni tampoco si era de día o de noche. Su cuerpo estaba adolorido y su cabeza era un caos, la chica jamás había pensado que el sexo ininterrumpido podría llegar a hacerle aquello.

            En la oscuridad de su celda, TaeYeon volvió a llorar, tal y como hacía desde que aquel calamar gigante había jugado con ella. Solo quería salir de aquel lugar, le daba igual el precio que tuviera que pagar. Pensando en aquello, escuchó pasos dirigiéndose hacia donde ella se encontraba y segundos más tarde la puerta abrirse. TaeYeon cerró los ojos y quiso llorar más fuerte. ¿Acaso la reina no la podía dejar descansar unos pocos minutos? Sin embargo, su sorpresa fue máxima cuando no fue una voz femenina, sino masculina la que escuchó.

            —TaeYeon —la chica abrió los ojos, descubriendo así al jefe de las cartas. ¿Qué hacía allí? ¿Acaso la reina lo había mandado para que fuera por ella y seguir con sus juegos?—. He venido a sacarte de aquí.
            —¿Qué? —preguntó sorprendida, porque aparte de decir aquellas palabras, estaba desatándola.
            —Lo que oyes —respondió—. No tenemos mucho tiempo, así que apúrate a llegar hasta la habitación de la reina Tiffany —el jefe de las cartas la ayudó a levantarse y le puso algo de ropa—. Si le haces a la reina algo de lo que ella te ha hecho a ti, podrás librarnos a todos de su malvado reinado.
            —Pero... —TaeYeon había asentido a sus palabras, pero todavía no le cuadraba que quien se suponía debía ser el más fiel a la reina, fuera quien la estuviera traicionando—. ¿Por qué?
            —Porque yo una vez la amé y odio en lo que se ha convertido —le respondió—. Vamos, corre. Su habitación está en la planta más alta de este castillo, intenta confundirte entre la nobleza y todo estará bien.
            —Gracias —dijo ella sinceramente—. ¿Cuál es tu nombre?
            —Nichkhun.
            —Muchas gracias, Nichkhun —pronunció antes de echar a correr.

            TaeYeon no podía creerse que fuera ya libre y que pudiera salir por fin del País de las Pornopesadillas. Regresaría por fin a casa y se acabaría toda aquella locura.

            Caminó por los pasillos del palacio intentando no atraer las miradas de la gente de la corte, caminando con decisión en dirección a la planta más alta de aquel enorme lugar. Le haría pagar a la reina por todo lo que le había hecho. Llegó hasta el sitio que Nichkhun le había indicado y entró a la habitación de Tiffany con sigilo. Esta estaba tumbada sobre la cama durmiendo plácidamente. TaeYeon aprovechó aquella situación para coger el primer objeto que encontró por el lugar y estampárselo en la cabeza a la reina, dejándola inconsciente.

            Después, aguardó hasta la llegada de la noche para tomar a la reina y avanzar por los pasillos de nuevo, cargando con ella. No recordaba exactamente el camino, pero TaeYeon sabía que tenía que adentrarse en lo más profundo del castillo, hasta llegar a aquella caverna en la que se encontraba el monstruo que la había penetrado una y otra vez. le haría probar a la reina Tiffany por toda la eternidad lo que ella había sufrido.

            Finalmente, encontró el camino y anduvo hasta llegar al filo del agua. Dejó a la reina sobre la arena y gritó para llamar al pulpo gigante. TaeYeon podía haberse quedado para ver como el gigantesco monstruo tomaba a la mujer como si fuera una muñeca, la despojaba de su ropa y comenzaba a penetrarla una y otra vez, pero decidió que con escuchar los gritos desgarradores de la reina desde la distancia, mientras se alejaba, dejándola allí, era mucho mejor.

            Por fin había acabado todo.

♥♥♥

            Cuando TaeYeon abrió los ojos se dio cuenta de que se encontraba en el bosque que había al lado de casa, tumbada justo bajo el árbol por el que había entrado a aquel extraño mundo, completamente desnuda. Ni siquiera se cuestionó si todo lo que había pasado había sido un sueño o real, lo único que quería hacer era olvidar toda aquella experiencia,

            La chica se levantó tambaleándose y caminó entre los árboles, en dirección hasta la casa So Nyuh Shi Dae, donde debían estar esperándola porque debía ser cerca del mediodía. Al salir de aquel lúgubre y húmedo lugar y TaeYeon pudo ver por fin la que había sido su casa desde hacía tanto tiempo, sintió un poco de nostalgia. Se iría de allí y se iría a vivir con el señor Byun.

            Entró a la casa a hurtadillas y subió a su habitación, tal y como había salido de ella. SoonKyu seguía dormida, espatarrada sobre la cama, así que intentó no hacer ruido cuando se quitó el camisón y se puso el vestido más nuevo y bonito que tenía en su armario. Unos minutos más tarde, unos leves golpes en la puerta llamaron su atención y la chica fue rápidamente hacia esta para abrirla. Al hacerlo, se encontró de frente a SeoHyun.

            —¿Estás preparada? —le preguntó y TaeYeon asintió—. Entonces vamos allá.
            —Un momento —la chica caminó hacia el interior de la habitación de nuevo y le dio un pequeño beso en la frente, después siguió a SeoHyun hasta la planta inferior de la casa.

            Su vida cambiaría radicalmente a partir de aquel momento y ella no sabía si estaba preparada o no, pero era la única forma para poder asegurarse un buen futuro. Y además, si había pasado por todo lo que había pasado y sobrevivido, aquello no tendría que ser algo que la asustara, aunque por el momento no estuviera preparara, seguramente lo afrontaría todo.




Notas finales:
—He tardado tantísimo en hacerlo porque era demasiado pervertido y extraño y me volvía loca cada vez que no sabía qué hacer.
—Nunca volveré a hacer caso a ningún anon de ask que me pida cosas así.
—Espero que os haya gustado esta cosa random, disfrutad de ella porque no creo que vuelva a hacer nada parecido a esto en mi vida.

—Pido disculpas al autor de ‘Alicia en el País de la Maravillas’ por hacer esta versión de su bonito cuento.

4 comentarios:

  1. Aparece Nichkhun! Y a Tiffany Tae la hiso pagar por lo que le hiso

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    1. Sí, Nichkhun y BaekHyun (que es el señor Byun LOL) Por supuesto, no se podía quedar indemne de aquello XD

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  2. Please me encanta. De repente aparece Nichkhun y ������.... Me ha encantado en serio, es extraño y pervertido ajja y me encanta!!!! Escribes demasiado bien y aunque me gustaria que escribieses más cosas asi que se te dan bien no los vas a hacer jeje pero me ha encantado! -Male-

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    1. De repente... como quien no quiere la cosa XD Jajajajajaja Es demasiado extraño y pervertido, lo sé XD Muchas gracias, Malesita ^^ Jajajajajaja XD Bueno, tengo por ahí shots basados solo en sexo, pero nunca jamás volveré a escribir nada así de random XD Me alegra que te gustara, de todos modos

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