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lunes, 10 de agosto de 2015

El chico del Bubble Tea

Título: El chico del Bubble Tea
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Pareja: HunHan (SeHun x Lu Han) y leve Kray (Kris x Lay) (EXO)
Clasificación: PG
Géneros: AU, romance, humor
Número de palabras: 1.050 palabras
Resumen: Lu Han lleva siglos queriendo entablar una conversación con el chico que siempre pide un Bubble Tea en la cafetería de sus padres, pero a pesar de lo lanzado que siempre es, aquello es una tarea imposible… hasta que JongDae le da la clave para hacerlo.
Notas: esta historia es un side de “Foto en blanco y negro”.
Comentario de autora: junto con terminar el otro fic, me propuse terminar este side que tampoco llegué a acabar y así quitármelo de en medio también. Espero que os guste ^^


El chico del Bubble Tea


martes, 28 de mayo de 2013

Missing You


Missing You


   Otra vez. Otra vez las despedidas. Cómo las odiaba, era lo que más odiaba en el mundo.

   Estábamos todos montados en los coches de nuevo, llevando al aeropuerto a mis hyungs para que cogieran otro avión de regreso a China. No me gustaba nada el que se tuvieran que ir, porque todos somos uno, no nos podían separar, yo no quería que se fueran, y menos él. Pero no se podía hacer nada y eso iba a ser así siempre. Ellos vendrían de vez en cuando aquí y nosotros iríamos de vez en cuando allí.

   Yo no quería que aquello fuera así, las despedidas que nos partían el corazón a ambos, yo quería que se acabaran, quería que todos estuviéramos juntos, que no hubiera más despedidas.

   -Hunnie…- escuché decir a LuHan y me volví hacia él.
   -¿Qué pasa?- pregunté.
   -Estás muy distraído, ¿sucede algo?- negué con la cabeza- a mí no me engañas, pequeño- acarició mi mejilla y cerré los ojos ante el contacto de sus suaves dedos- vamos Hunnie…
   -No quiero que os vayáis- murmuré, busqué su mano y la atrapé entre las mías, para luego comenzar a besar sus dedos- no quiero que te vayas…- lo miré a los ojos y él esbozó una sonrisa triste.
   -Yo tampoco quiero irme, Hunnie…
   -Pues no te vayas- susurré acercándome a él para intentar besarlo, pero él me giró la cara.
   -Aquí no…
   -Por favor…- él se giró de nuevo hacia mí, pasando la lengua por sus labios, humedeciéndoselos y acercándose lentamente a mí, hasta que se rozaron nuestros labios, por unos segundos, después, se separó lentamente- no quiero que te vayas… no quiero…
   -Vamos… nos veremos dentro de un mes, eso tampoco es tanto tiempo…
   -Pero yo no quiero separarme de ti de nuevo…
   -Hunnie… no seas crío…
   -Soy un crío- él suspiró y rozó con su nariz mi mejilla y luego mi cuello.
   -Te quiero, pequeño, te quiero mucho.
   -Pero eso no basta- murmuré- quiero estar contigo en todo momento, quiero poder estar a tu lado a cada segundo.
   -Y yo también… pero… ya sabes que no podemos…- suspiré y me alejé de él- vamos… Hunnie- se acercó para darme un beso en el cuello y luego, bajó un poco sus labios hasta mi clavícula y la mordió ferozmente, haciéndome casi gritar, después, trazó un camino de besos hasta mi oreja- volveré antes de que esa marca se borre… así, me tendrás presente siempre…- sonreí levemente y me incliné hacia él para morder el mismo lugar, dejándole otra marca igual.
   -Tú también, tenme presente…
   -Te quiero muchísimo- susurró- y da igual la distancia que nos separe… sólo quiero estar contigo… y algún día podremos… te lo prometo…
   -Yo también te quiero…

   El coche paró y nos bajamos, luego, nos dirigimos todos al edificio y ellos embarcaron sus cosas. Esperábamos a que anunciaran el vuelo y ellos traspasaran aquella valla que nos volvería a separar. Estaba sentado con LuHan, abrazándolo por la cintura y con mi cabeza echada en su hombro. Cuando quedaba media hora para el despegue, ellos se levantaron y nos despedimos. Abracé fuertemente a mi hyung y casi no lo dejé escapar.

   -Te echaré mucho de menos- murmuré aspirando por última vez su aroma, hasta que lo volviera a ver dentro de un mes.
   -Yo también te echaré muchísimo de menos- contestó él antes de separarse de mí y alejarse para tomar su avión, pero él volvería, volvería dentro de un mes, volvería y entonces yo sería la persona más feliz del mundo, hasta que tuviera que irse de nuevo.





sábado, 4 de mayo de 2013

Solos


Solos


   Estaban solos, solos en el apartamento, sin los demás molestando, sin los demás interrumpiéndolos en todo momento, sin los demás haciendo ruido. Estaban solos e iban a aprovechar aquella bendita oportunidad.

   SeHun se lanzó sobre el mayor y comenzó a besarlo desesperadamente, introduciendo su lengua en la boca ajena, entrelazándola con la otra, explorando toda esa excitante cavidad, mordiendo sus labios y succionándolos después. Apenas se separaron unos momentos para respirar y otro beso igual de apasionado comenzó.

   Las manos de ambos volaban por sus cuerpos, levantando ropa, tocando la piel que ardía bajo sus dedos, arañando esa misma piel y dejando unas marcas que tardarían varios días en borrarse, pero que mostrarían que ya tenían dueño y que nadie podía acercarse.

   LuHan se separó de SeHun y le mordió el labio inferior de manera juguetona, para luego lanzarle una mirada completamente obscena e intercambiar los roles, rodando sobre la pequeña cama y quedando ahora él arriba. Ambos rieron y comenzaron otro beso, mientras el mayor levantaba la camiseta de rayas que tanto le estorbaba y tocaba el torso de SeHun arriba y abajo con sus manos, subiéndolas cada vez  más por aquella blanca piel , hasta que llegó a sus pezones, que comenzó a pellizcar haciendo gemir al pequeño dentro del beso.

   Se volvieron a separar, y esta vez aprovecharon el momento para quitarse sus respectivas camisetas, quedando ambos con el torso desnudo. SeHun se incorporó hacia delante, quedando ahora, ambos sentados y comenzó a pasear su boca y su lengua por cada rincón del cuello del mayor.

   -Ahh… ahh… mmm…- gemía LuHan, agarrándose a la espalda del menor y clavando sus uñas en ella sin poder evitarlo, presa del placer que le estaba dando SeHun, solo jugando con su cuello.

   SeHun comenzó a bajar lentamente por el níveo cuerpo del mayor, besando, mordiendo, succionando, todo a su paso, tumbándolo a la vez de espaldas en la cama, con cuidado. Jugó con su lengua en sus pezones hasta que estos estuvieron completamente endurecidos y luego bajó por su torso hasta llegar a su ombligo, que comenzó a penetrar con su lengua un y otra vez. Mientras, paseaba sus manos por las piernas de LuHan, llevándolas arriba y abajo, tocándolo desesperadamente, hasta que las llevó a la cintura del pantalón y lo bajó, dejándolo sólo con los boxers.

   El miembro de LuHan, aprisionado por la prenda y levemente erecto, con los toques y los besos excitantes, pugnaba con salir y comenzaba a doler dentro de aquella prisión. El menor sonrió malicioso y se agachó sobre el miembro, para soplarlo y luego darle un lametón, aun con la tela de por medio. Esto hizo que LuHan se revolviera en el colchón y gritara.

   -Ahh… más… ahh… joder…
   -¿Cuánto más?- preguntó SeHun.
   -Todo…

   Ye no se hizo esperar más. El menor le quitó el bóxer y lo dejó expuesto ante él, admirando su cuerpo desnudo de una manera golosa, especialmente aquel trozo de carne que se elevaba recto, caliente y húmedo. Se relamió los labios y se inclinó sobre el miembro de LuHan, comenzando a darle lametones, a morderlo levemente. Los gemidos lanzados por la voz dulce del mayor no esperaron para hacerse oír y llenaron toda la habitación.

   -Ya… tu boca…- gritó LuHan, perdiendo los nervios, cegado por la sensación pero queriendo aquel exquisito placer que le brindaba aquella húmeda y excitante cavidad que era la boca de SeHun. El menor sonrió malicioso, porque lo tenía donde quería y se introdujo de golpe su miembro en la boca- ahhh… mmm… ahhh…- gemía una y otra vez LuHan a la vez que el otro subía y bajaba su cabeza, embadurnando de saliva el pene del mayor, saboreándolo, mientras una de sus manos se entretenía en sus testículos y la otra toqueteaba los pezones de LuHan, mientras que este, se agarraba firmemente al cabello del menor y a las sábanas, muriéndose de placer. En unos minutos, el mayor sintió aquella electricidad recorrer su estómago y supo que el orgasmo iba a llegar, pero el menor se alejó de él, dejándolo a medias- ¿qué haces?- protestó jadeando.
   -Quiero meterla antes de que te corras.

   Y nada más decir esto, se quitó la ropa que le quedaba y colocó al mayor de espaldas, a cuatro patas, para tener un mejor acceso. Se tocó su miembro, preparándolo y luego se introdujo de una sola embestida en el cuerpo del mayor, haciendo que este no pudiera sostenerse al quedarse sin respiración. SeHun gimió al adentrarse en aquel apretado hueco y no tardó en comenzar a moverse, adelante y atrás, al principio lento, pero luego mucho más desenfrenado, enloquecido por el placer que le hacía sentir estar dentro de LuHan.

   Salió del mayor y lo acomodó de nuevo de espaldas sobre el colchón, para penetrarlo ahora, intentando entrar cada vez más y más profundo en su interior. Colocó sus brazos a cada lado de la cabeza de LuHan y comenzó a besarlo otra vez, mientras entraba y salía de él. El beso estaba descoordinado por los gemidos de ambos, pero a ninguno les importó.

   En un momento dado, SeHun dio con aquel lugar que volvía al mayor loco y lo hizo gemir de una manera completamente extasiada. Eso hizo que el menor se excitara aún más si cabe y comenzara a embestirlo una y otra vez en aquel lugar.

   -Más… más… más…- gritaba un ay otra vez LuHan, sintiéndose cada vez más cerca del orgasmo, hasta que este llegó y lo cegó por momentos, enviándole una exquisita sensación a todos los poros de su cuerpo y dejándolo como un muñeco flácido, con temblores, en brazos del menor, que siguió embistiéndolo hasta que se corrió en su interior, lanzando un gemido ronco.

   El menor cayó sobre él, muerto de placer y salió lentamente de LuHan, haciendo que ambos experimentaran más sensaciones placenteras y alargando aquel letargo que se había instalado en sus cuerpos. Respirando entrecortados, pegajosos de sudor y semen y con una sonrisa en sus labios, se quedaron dormidos.

   Deberían quedarse más veces a solas… era simplemente exquisito...






sábado, 20 de abril de 2013

Paradise


Paradise


   Era un día como cualquier otro en la vida de los doce chicos que formarían EXO, en unos cuantos meses. Bueno, en realidad no era un día como cualquier otro, ese día, salía el primer Teaser grabado por SeHun, y su hyung, LuHan, no puede estar más orgulloso, viendo como su pequeño, aunque todavía no se haya confesado, lo piensa como suyo, se mueve en el video y eso lo hace poner cara de bobo. Pero aunque intente evitarlo, sabe que no puede, porque ama a ese niño desde la primera vez que lo vio y sabe que lo suyo no puede ser, porque él es menor, porque ambos son hombres y porque ha sorprendido muchas veces al pequeño, observando a sus noonas, como él lo observaba.

   Por eso él no dice nada, y por eso, nadie más que él mismo, sabe que SeHun ocupa su corazón.

   Cuando aquel día le proponen salir de fiesta para celebrar lo bien que iba el grupo, aun sin haber debutado, no hace más que negarse, ya que su pequeño también se queda en casa y no quiere dejarlo solo. Sería como su pequeño paraíso el poder estar a solas con él, sin JongIn revoloteando alrededor de su pequeño. Cuando ya todos se han marchado y ambos se han quedado solos, no puede evitar quedarse prendado de su pequeño, cada vez que gira su cabeza en su dirección, y se pierde varios minutos de la película mala que están echando en la tele y de la que su pequeño no se pierde nada.

   Comienzan los anuncios y LuHan no se da cuenta, porque sigue mirándolo embobado, por eso, cuando SeHun lo descubre, se sorprende e intenta aparentar normalidad y tranquilidad, aunque por dentro su corazón bombee contra sus costillas de una manera ensordecedora y quiera morirse de vergüenza.

   -¿Pasa algo, hyung?- pregunta preocupado su pequeño y LuHan no puede hacer nada más que negar con la cabeza, las palabras se han atorado en su garganta y no puede hacerlas salir por sus labios- ¿yo tengo algo?- pregunta inocente y él vuelve a negar con la cabeza- entonces… ¿por qué me miras tan fijamente?

   Y LuHan no sabe que contestar. Puede decirle una mentira y que SeHun la crea, pero eso es huir y no enfrentar los problemas, y LuHan nunca ha sido un cobarde. Pero decirle a alguien que lo amas nunca es fácil, y se atraganta la primera vez que lo intenta, haciendo que el rostro ya preocupado de por sí de su pequeño, se vuelva aún más preocupado. Y al final LuHan no puede decir las palabras mágicas, por lo que vuelve a negar con la cabeza, antes de soltar la mentira más grande que ha dicho en su vida.

   -No pasa nada, SeHun… no pasa nada- y su pequeño sonríe y se abraza a él, para ver la película desde su pecho.

   LuHan los acomoda a ambos, y al final, acaban tumbados sobre el sofá. Intenta concentrarse en la película, pero su mente sólo piensa en él, y sus ojos sólo lo buscan a él. Tiene la tentación de acariciar su cabello, y al final cae en ella, cuando su mano se mueve inconscientemente hacia ese lugar y comienza a juguetear con sus mechones. Un suspiro proveniente de los labios de SeHun, hace que deje lo que hace, asustado, pero su pequeño sólo alza la cabeza y lo mira con un puchero adorable en su rostro.

   -¿Por qué paras, hyung?- pregunta y LuHan traga saliva.
   -Pensé que no te gustaba- es lo que contesta, tiene miedo de que así sea y él se aleje, pero éste sólo niega con la cabeza y luego esconde su rostro de nuevo en su pecho.
   -Me gusta- murmura en una voz queda- es agradable…- LuHan respira tranquilo y vuelve a acariciar el cabello de su pequeño, entrando así en su pequeño paraíso- hyung es agradable- escucha el leve susurro de SeHun y se tensa casi imperceptiblemente- me gustas- y es en ese momento cuando el mayor no puede evitar sonreír como un bobo, hasta que segundos más tarde se da cuenta de que sólo lo habrá dicho porque le agrada y no porque tenga sentimientos por él- te amo…- su pequeño intenta esconderse aún más en su pecho, pero LuHan ha entrevisto como un sonrojo se extendía por sus mejillas y sonríe.
   -¿Lo dices en serio, Hunnie?- es lo único que es capaz de preguntar y su pequeño alza la cabeza para mirarlo fijamente, con sus mejillas rojas y asiente. A LuHan le parece demasiado adorable y sonríe de nuevo como el tonto enamorado que es antes de contestarle- yo también te amo- y una gran sonrisa se extiende por el rostro de SeHun antes de que sus labios, se unan a los de LuHan por unos momentos, en su primer beso juntos, aunque después vinieran muchos más, y LuHan se siente como si estuviera en el paraíso.





miércoles, 10 de abril de 2013

1000 Years, Always By Your Side


1000 Years, Always By Your Side


Año 34, de la Dinastía Han (168 a.C.)


   Las conquistas de China se extendían cada vez más y más, llegando a territorios desconocidos como eran los occidentales, tras el desierto; y en el límite oriental, tierras muy conocidas, demasiado conocidas, que tendían a rebelarse y había que doblegar.

   El general Wu, comandaba la división del ejército destinada a la región que se rebelaba esta vez. Sus hombres, algunos con apenas la mayoría de edad cumplida, se dirigían hacia aquella región. 1000 soldados a su cargo, que tenía que liderar, cuidar y entre los que tenía que hacerse respetar.

   Moviéndose por barco primero, para llegar rápidamente a la península y luego andando, a través de aquel territorio desconocido, con unos cuantos guías, llegaron a la región revelada y atacaron sin piedad, arrancando de raíz el problema.

    Unos cientos de bajas en su división, pero podría haber sido peor, ya que fue una lucha encarnizada, por lo que el general Wu, estaba satisfecho con el trabajo realizado. Unas semanas tuvieron que esperar hasta tener las noticias desde la capital China. El emperador los felicitaba por su gran trabajo y les encomendaba la misión de quedarse allí, para que el territorio no se volviera a rebelar. Pero para eso, el general Wu no necesitaba 875 soldados, por lo que, 500, fueron enviados de vuelta a casa.

   En el momento en el que esos hombres partieron, es cuando comienza nuestra historia.

   Xi LuHan, a pesar de su apariencia de niño, era uno de los tres subordinados directos del general Wu. Con una inteligencia superior a la de la media, era el estratega de las batallas. Dónde él estaba, el ejército chino, ganaba la contienda. A pesar de sus apenas recién cumplidos 24 años, había llegado muy lejos, como su general, Wu Fan, que con su misma edad, se había convertido en uno de los más galardonados, tanto por sus victorias, como por su fama de sanguinario en las batallas. Otro de los hombres era Zhang YiXing, el médico de la unidad, que con 23 años había tratado a tantos soldados, que tenía los mayores conocimientos de cómo tratar todo tipo de heridas. Y el último, pero no por ello menos importante, Hwang ZiTao que a sus 21 años, era el mejor soldado con diferencia de todo el ejército chino.

   Los cuatro, comenzaron a dirigir la región, y cada uno desempeñó los cargos que les fueron encomendados por el poder imperial.

   Un par de años desde su llegada a aquel lugar habían pasado ya y tras los primeros meses de rebeliones infructuosas, la población del lugar se dio por vencida y comenzaron a vivir en paz, gobernados justamente, dentro de lo que cabe, por ellos cuatro. La vida era agradable desde entonces, tranquila y relajada para todos, pero pronto, se comenzó a forjar una rebelión, una rebelión que nadie se esperaba y que ya no pudo ser aplacada, pero eso fue meses después del momento en el que nos encontramos ahora.

   Xi LuHan paseaba por las calles de la ciudad descuidadamente, ya no tenía por qué tener seis ojos para vigilar a cada una de las personas con las que se cruzaba, por si lo atacaban, ahora, estaban en tregua. De repente, un chico alto y delgado, se chocó con él, y ambos cayeron al suelo.

   -Lo siento…- dijo el chico- lo siento mucho…- se levantó y ayudó a hacerlo a Xi LuHan- perdóneme- hizo una reverencia y se fue corriendo. Xi LuHan se quitó el polvo de la ropa, dándose pequeñas palmadas, hasta que descubrió una cosa.
   -¿Y mi bolsa?- recordó al chico y echó a correr tras él- ¡me las vas a pagar, pequeño ladronzuelo!- gritó. Lo divisó a unos metros delante de él y el chico intentó correr con más rapidez, pero Xi LuHan estaba en muy buena forma y lo alcanzó en unos minutos, arrebatándole su bolsa de dinero y atrapándolo fuertemente para que no se escapara- tú, te vienes conmigo- dijo y el chico comenzó a retorcerse.
   -No… señor… yo no quería…

   Pero Xi LuHan ignoró sus palabras y agarrado fuertemente, el chico fue llevado a rastras, hasta la residencia en la que se había establecido con los otros gobernantes. Entraron a la casa y luego, a una de las habitaciones, la que utilizaban para reunirse. Allí, se encontraron con Wu Fan, redactando una carta, mientras Zhang YiXing, con letra clara, la escribía. Afuera, ajeno a todo, se podía divisar a Hwang ZiTao, entrenándose con la espada.

   -Duizhang- dijo Xi LuHan nada más entrar y ambos se giraron y miraron extrañados al chico que traía consigo el recién llegado.
   -¿Quién es él?- preguntó el general.
   -La persona que se hará cargo de esta casa, como condena por haber intentado robarme la bolsa de dinero- contestó Xi LuHan y Wu Fan lo miró un poco mal, no le gustaba que hubiera gente de fuera en la casa.
   -Supongo que vendría bien- comentó Zhang YiXing- nosotros no podemos ocuparnos de todo- al final, el general asintió tras estas palabras, pero con recelo, no le gustaba aquel chico nada.
   -¿Cómo te llamas, ladronzuelo?- preguntó Xi LuHan.
   -Oh SeHun.
   -A partir de ahora, pertenecerás a esta casa y harás nuestra voluntad, como pago por lo que has hecho, hasta que crea que ya has cumplido tu castigo- dijo Xi LuHan y el chico asintió.

   Dos meses pasaron desde la llegada del chico y la casa se convirtió en un lugar más agradable en el que vivir. También, su compañía era agradable, sobre todo para Xi LuHan, que aburrido, se pasaba los días y las noches junto a él, hasta que lentamente, un lazo se fue formando entre ellos, un lazo que no se tuvo que haber formado, un lazo prohibido, un lazo que ninguno pudo evitar, un lazo grabado a fuego en sus corazones, un lazo que los ataría el uno al otro para siempre.

   La rebelión se forjó una noche tranquila de verano, una noche en la que dos amantes compartían su ser, una noche en la que dos fueron uno, una noche en la que dos “te amo” se escucharon en una habitación, justo antes de que el color rojo tomara el control de toda la casa.


Presente (2009 d.C.)


   Un chico alto y delgado caminaba por los pasillos de la empresa, detrás de la persona que lo iba a llevar a la sala en la que comenzaría con su entrenamiento para convertirse en idol. Estaba nervioso, porque conocería a muchas personas nuevas y algunos, incluso, si llegaba a debutar, serían sus compañeros de grupo. Cuando fue dejado solo, frente a la puerta, giró el pomo y entró lentamente al lugar, abarrotado de adolescentes, como él, que charlaban animadamente.

   Sólo una persona se dio cuenta de su llegada, un chico con la cara muy pequeña y que el recién llegado calificó como hermoso. El chico se acercó a él, con una sonrisa en su rostro y le tendió la mano.

   -Xi LuHan- se presentó.
   -Oh SeHun- apretó su mano.

   Y en ese momento, ambos supieron que se conocían de antes, que tenían sentimientos por la persona ajena y que estaban predestinados a estar juntos, desde hacía más de 1000 años.



viernes, 21 de diciembre de 2012

24 Hours


24 Hours


   “Los meteoritos siguen cayendo del cielo, arrasando con todo a su paso. Los volcanes que llevaban siglos dormidos, han despertado, expulsando materiales desde lo más profundo de la Tierra. Los terremotos sacuden el suelo que pisamos, demoliendo edificios y abriendo grandes grietas en la corteza terrestre. Los animales en todos los lugares del planeta se están volviendo locos ante tanta actividad, y los seres humanos… vamos a morir todos... Los expertos dicen que esta situación sólo podrá mantenerse unas 24 horas más, y después, todo se acabará. Todos, haced lo que siempre hayáis querido hacer. Les informa Zhang LiMei desde Beijiin”.

   Apagué la radio después de escuchar las nuevas noticias. 24 horas. Sólo me quedaba eso de vida, y no podía pasarlas con la persona que amo, puesto que está lejos, concretamente en Seúl. Los aviones no despegan, los barcos no zarpan, y en bus no llegaría nunca a Corea del Sur para volver a verlo. Las señales de los teléfonos habían desaparecido, al igual que las de la televisión e Internet, tras los impactos sufridos por una lluvia de meteoritos, lo único que funcionaba, y de vez en cuando, era la radio, por lo que no tenía manera de comunicarme con él.

   Apenas lloraba, pero en estos momentos, al borde del fin del mundo, sin su presencia, sin nada. Me entraron ganas de acabar con todo, acabar en ese momento con todo el sufrimiento. En esos pensamientos oscuros estaba cuando llamaron a la puerta de mi apartamento. Me dirigí hacia ella sin ningún ánimo y la abrí lentamente, llevándome una agradable sorpresa.

    Allí estaba él, despeinado, con su rostro lleno de churretes y heridas. El sudor le recorría todas las partes de su cuerpo, y respiraba entrecortado. Estaba horriblemente horrible, pero yo nunca lo había visto tan hermoso, tan sexy, tan mío.

   -¿Qué haces aquí?- pregunté.
   -Quiero pasar los últimos momentos de mi vida a tu lado- contestó él envolviéndome en un abrazo.
   -No sabes cuánto te quiero- me apreté a su cuerpo fuertemente- te amo tanto, SeHun.
   -Yo también te amo, LuHan.

   Lentamente, besándonos dulcemente, demostrándolo mucho que nos amábamos, fuimos pasando al interior del apartamento, dispuestos a pasar juntos el último día de nuestras vidas.

   Cada hora, cada minuto, cada segundo a su lado, cada sensación en mi cuerpo, cada beso, cada caricia, cada mirada podía ser la última. Abrazados, esperábamos el nuevo día, el nuevo amanecer, el último de todos.

   -Te amo por siempre- susurré.
   -Y para siempre.