Capítulo 3
Hasta en China
Después de pasar la mayor parte de
la mañana cerca del lago regresábamos a casa, para desgracia de ZiTao, que
parecía querer estar en cualquier parte menos en aquel lugar. En parte lo
entendía, el pobre estaba siendo acosado por la prima de YiXing a todas horas,
pero me había puesto por primera vez y sin que sirviera de precedente de parte
de Kevin para regresar porque yo también estaba preocupado por la fiebre de
YiXing. El chico nunca había sido demasiado enfermizo, tenía una salud
prácticamente de hierro, así que aquello era para preocuparse.
Todavía quedaban unos veinte o
veinticinco minutos de camino para llegar a casa cuando de repente, algo se nos
cruzó en la carretera y tuve que dar un volantazo para no estrellarnos. Intenté
controlar el volante, pero este no me hacía el más mínimo caso y estábamos a
punto de salirnos de la carretera.
—LuHan —llamé mientras pisaba el
freno, pero este tampoco respondía—. Detén el coche.
Vi por el espejo retrovisor cómo el
chico asentía y cerraba los ojos para concentrarse. Unos segundos después, el
vehículo comenzaba a pararse hasta que se quedó completamente quieto y un
suspiro general de alivio se escuchó.
—¿Por qué has dado ese volantazo?
—me preguntó Kevin con el ceño fruncido.
—Había algo en la carretera e íbamos
a chocar —le respondí.
—¿Qué? —preguntó ZiTao.
—No lo sé.
—Era una persona —murmuró MinSeok a
mi lado—. Y parecía un enemigo.
—¿Cómo lo sabes, Minnie?
—Porque se está acercando a nosotros
y creo que no tiene muy buenas intenciones —señaló y todos miramos en esa
dirección, encontrándonos a un chico alto de rasgos afilados.
—¿ZhouMi? —escuché preguntar a la voz
de ZiTao.
—¿Lo conoces? —dijo LuHan.
—Sí… es el novio de mi amiga
Victoria.
-oooOOOooo-
Hacía
un par de días que me había comenzado a sentir realmente mal. No sabía por qué,
pero desde el ataque del último enemigo me cansaba rápidamente aunque hiciera
poca cosa, pero fue llegar a China y sentirme mucho peor. El cuerpo me ardía
como si tuviera una enfermedad que necesitaba el aumento de temperatura para
combatirla, pero mi organismo estaba bien, así que no entendía por qué me
pasaba aquello.
YiFan
estaba preocupado por mí y se había pasado más tiempo dentro de mi habitación
que fuera, cuidándome y todo me hacía sospechar que mi repentina fiebre tenía
que ver con algo del pasado.
Aquel
día se habían ido todos de excursión al lago, así que estaba algo más
tranquilo, pero la fiebre me había aumentado y todos los huesos de mi cuerpo
habían comenzado a dolerme. Algo extraño estaba a punto de ocurrir, lo sentía,
así que me levanté como pude de la cama y salí de la habitación. Si algo
anómalo llegaba a ocurrir en casa y alguno de mis familiares lo presenciara no
podría explicarlo, además, podría llegar algún enemigo y no podía ponerlos en
peligro.
Con
cuidado, bajé las escaleras para que nadie me escuchara y salí de la casa,
después, eché a correr hacia algún lugar en el que fuera difícil de
encontrarme, mientras sentía cómo algo cambiaba en mí desde mi interior.
-oooOOOooo-
Salí
rápidamente del coche. No podía creerlo, ZhouMi no podía estar allí, ni tampoco
ser un enemigo. Pero en cuanto me puse frente a él, solo a unos pasos de
distancia pude ver en el brillo de su mirada que no era el ZhouMi amable y
cariñoso que me cuidaba como un hermano mayor para ganarse puntos con Victoria.
―ZhouMi…
―murmuré.
―ZiTao ―respondió él,
sorprendiéndome―. Hace años que no nos vemos y siento que en nuestro
reencuentro tenga que matarte.
―¿Qué?
Sin que me diera cuenta de sus
movimientos, ZhouMi avanzó hasta llegar a mí y me apretó su antebrazo contra el
cuello, estrangulándome; después, cuando vio que los demás estaban fuera del
coche sonrió y agitó su mano derecha, de la que salió una especie de látigo de
luz que atravesó el aire, cortándolo, hasta llegar a MinSeok y golpearlo en la
garganta. Inmediatamente, el chico comenzó a sangrar en abundancia.
―¡No! ―grité―. ZhouMi, tú no eres
así, tú no le harías daño a nadie… Victoria…
―Tú
no conoces nada sobre mí ―susurró―. No sabes nada de los planes de ÉL.
-oooOOOooo-
Agarré
el cuerpo de MinSeok para que este no cayera al suelo y se llevara un golpe en
la cabeza, aparte del golpe que había recibido del enemigo. Abrí los ojos como
platos en cuanto vi el daño que le había provocado el ataque. El látigo de luz
con el que el enemigo lo había golpeado le había provocado un corte profundo en
el cuello del que estaba brotando abundante sangre y como siguiera así, el
chico se ahogaría en poco tiempo.
Sin
YiXing allí no tenían ninguna oportunidad de salvarlo. Pero tampoco podía dejar
que muriera. JongDae se había girado en nuestra dirección y su rostro mostraba
una expresión de pavor ante la posibilidad de que su novio muriera y no pude
aguantar aquella mirada.
Rápidamente
saqué de mi bolsillo el botecito de cristal donde se encontraba el agua
milagrosa y la vertí sobre la herida, rezando a lo que fuera que hubiera allí
arriba para que MinSeok se pusiera bien. Había gastado todo lo que había
recogido esa mañana, pero me daba igual, no podía dejar que muriera, porque si
JongDae hubiera estado en mi situación y SeHun en la de MinSeok, jamás lo
habría perdonado por no haberle salvado la vida cuando había tenido la
oportunidad de hacerlo.
Escuché
una tos y vi cómo MinSeok comenzaba a echar la sangre que obstaculizaba sus
vías respiratorias y cómo parecía que el corte de su cuello había sanado casi
por completo.
-oooOOOooo-
Estaba
contra la espada y la pared. Tenía que deshacerme del enemigo, pero este
sujetaba a ZiTao de tal manera que no me daba ninguna opción a hacerlo porque
el chico podía salir muy mal parado y no podía dejar que aquello pasara.
JongDae podía ayudarme con aquello, pero estaba demasiado preocupado por el
estado de MinSeok y no en el enemigo frente a nosotros, así que si utilizaba
sus poderes podría hacerle mucho más daño que yo al chico. Inspiré hondo sin
quitar mi vista del tal ZhouMi. Debía hacer algo pronto, lo que fuera.
—¡ZiTao!
—lo llamé—. ¿Confías en mí? —él asintió levemente.
En
cuanto tuve su afirmación, di una patada al suelo para elevarme con rapidez por
los aires y lancé una serie de llamaradas en dirección al enemigo, suplicando
que ninguna de estas le hubiera dado a ZiTao. Una espesa capa de humo envolvió
el lugar unos instantes y, poco después, el chico salía ileso de esta, aunque
un poco aturdido. Cuando se disipó, pude comprobar que el enemigo ya no se
encontraba allí.
-oooOOOooo-
Me adentré en la habitación que
compartía en aquella residencia con mi mejor amigo y lo vi tumbado en la cama
mirando su móvil sin mirar nada en concreto. LuHan estaba en China, o eso me
había dicho y no podía hablar con él por kakao porque la cobertura era mala.
Estaba un poco decaído y eso que solo había pasado una de las dos semanas que
había dicho iba a estar fuera.
Me acerqué hasta su cama y me senté
en ella, sobresaltándolo. Sin embargo, me sonrió en cuanto vio que era yo y
luego me indicó que me tumbara junto a él. Así lo hice y SeHun se abrazó un
poco a mí, por lo que comencé a juguetear con su pelo.
―¿Estás
bien, Jonggie? ―me preguntó.
―¿Por
qué preguntas eso, Hunnie? ―dije extrañado.
―Hace
tiempo que te veo un poco distraído, como si hubiera algo o alguien que no
parara de rondar por tu cabeza ―explicó y yo negué
con mi cabeza―. ¿De verdad que no
te pasa nada?
―De
verdad.
―No
me mientas, Jonggie ―dijo y yo me tensé―.
Te conozco mucho mejor que a mi novio y a él lo conozco bastante ―se
separó de mí y me miró fijamente a los ojos―.
Desembucha qué te preocupa ―estuvimos un buen
rato mirándonos hasta que al final suspiré.
―Estoy
confuso acerca de algo ―contesté.
―¿Algo
o alguien? ―preguntó alzando
una ceja.
Odiaba cuando era así de perceptivo,
era mejor que LuHan estuviera allí revoloteando a su alrededor y que no se
fijara en nada más que en él.
―Alguien
―respondí y una sonrisa de satisfacción
se instaló en su rostro―. ¿Qué pasaría si
durante toda tu vida pensaras que te gustaba una cosa en concreto pero luego
aparece otra completamente distinta que te gusta?
―Entiendo
lo que quieres decir, pero no lo entiendo del todo ―dijo―.
Cuéntamelo sin adivinanzas.
No sabía cómo contarle aquello a lo
que llevaba tiempo dándole vueltas. No podía ser posible lo que me estaba
ocurriendo, pero estaba pasando. Quería contárselo, pero no quería decirle
exactamente todo. Sin embargo, él era mi mejor amigo… además, él ya había
pasado por una situación similar con LuHan, así que, ¿quién mejor que él para
resolver mis dudas?
―Creo…
creo que me gusta un chico ―acabé diciendo y él
abrió sus ojos como platos.