sábado, 9 de febrero de 2013

Don't Leave Me Again


Don’t Leave Me Again


   Llamaron a la puerta de la habitación del hotel en el que me hospedaba y me levanté lentamente de la cama, cansado, para abrir.

   -¿Quién cojones es ahora?- murmuré hastiado. Los enanos me habían estado dando la lata toda la tarde, yendo de un lado a otro y estaba harto.

   Abrí la puerta para quedarme paralizado al ver a la persona que estaba ante mí. No podía creerlo… él… él… Noté cómo mi vista se nublaba por las lágrimas que comenzaban a aguar mis ojos. Alargué mis manos hacia su rostro lentamente, y cuando sentí su suave piel en contacto con ellas, las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos en cascada, una tras otra. Él colocó sus manos sobre las mías y las apretó suavemente mientras esbozaba una sonrisa tímida. No podía creer que él estuviera allí, no podía creerlo, no podía. Comencé a mover mis manos sobre su rostro, palpando cada rincón a mi alcance.

   -¿Hannie?- susurré- ¿de verdad eres tú?
   -Sí, soy yo- apartó delicadamente mis manos de su cara y las sujetó con una de las suyas, mientras con la otra, limpiaba las lágrimas que caían por mi rostro- soy yo.

   Lo miré a los ojos, y, titubeando, me abracé a él delicadamente, cómo si, sino lo apretaba más fuerte contra mí, fuera a desaparecer, y lloré sobre su hombro durante mucho rato. Ni siquiera noté cómo me guiaba poco a poco hacia dentro de la habitación, ni cuando cerraba la puerta de ésta para que nadie nos viera. Sólo reaccioné un poco cuando noté sus manos sobre mis caderas, apretándolas firmemente.

   -Chul…- lo escuché susurrar y alcé mi cabeza- lo siento tanto…- él iba a seguir hablando, pero lo callé, tapando su boca con mi mano, sintiendo la suavidad y calidez de sus labios bajo mis dedos.
   -No… no… hables…- él asintió y yo volví a rodearlo con mis brazos. Necesitaba sentir que su calor me envolvía después de tanto tiempo. Extrañaba su cuerpo, sus profundos ojos, sus labios suaves, su personalidad, lo extrañaba todo de él, y lo necesitaba tanto…

   No sé cuánto tiempo pasé con él, abrazándolo nada más, sólo sé que mecido por sus brazos, mis ojos comenzaban a cerrarse y el sueño empezaba a invadir mi cuerpo.

   -Te extrañaba tanto- susurré sin poder aguantarme estas palabras.
   -Yo también te he echado muchísimo de menos- murmuró en mi oído.

   Su cálido aliento en esa parte tan sensible hizo estragos en mi cuerpo, provocándome un escalofrío que me recorrió la espina dorsal y me hizo temblar en sus brazos. Llevar tanto tiempo sin estar a su lado, hacía que mi cuerpo reaccionase de una manera exagerada a sus acciones.

   -Sigo queriéndote tanto- me acarició mi mejilla con la suya, rozándolas suavemente mientras seguía hablando- HeeChul… te amo tanto…- alcé mi cabeza para admirar el rostro sincero que tenía delante y llevé mis manos a sus mejillas- lo siento…- cerró los ojos, y una lágrima descendió de su ojo derecho, yendo a parar a mi mano- lo siento muchísimo…- abrió sus ojos para mirarme fijamente- ¿algún día podrás perdonarme?- asentí con la cabeza levemente.
   -Con una condición- él no pareció sorprenderse por lo que yo le había dicho.
   -La que sea- contestó simplemente.
   -No me dejes otra vez- pedí.
   -No lo haré.

   Lentamente salvé la distancia que separaba nuestros labios y lo besé dulcemente, apenas un pequeño roce, como el del ala de una mariposa, un leve contacto para sellar una promesa que no se rompería nunca. Nunca.



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