EXO 3ªTemporada

Capítulo 17

Maybe…

            Me senté en mi escritorio cuando llegué de las clases y del trabajo. Estaba un poco cansado, pero tenía que hacer algunas cosas antes de que acabara esa semana. Sin embargo, no podía concentrarme en lo que debía hacer, estaba un poco preocupado por lo que nos deparaba el futuro. YiXing me había calmado, pero aun así me sentía inquieto.

            Desde que estuvimos todos reunidos había dejado de sentir cuando se manifestaban sus poderes o cuando estaban en peligro y eso no me gustaba porque se suponía que yo debía protegerlos de todo mal porque era su líder. Eso me hacía sentir un completo inútil y también hacía que me preocupase por ellos aunque no fuera capaz de demostrarlo abiertamente.

            No podía quitarme las palabras de RyeoWook de la cabeza. No podía, simplemente no podía hacerlo porque estaba demasiado preocupado por lo que podría pasarle a Tao.

            Escuché unos golpes en la puerta de mi habitación y murmuré un “adelante” gutural. Unos segundos después, alguien entraba a la habitación y me rodeaba el cuello con sus brazos, apoyando su cabeza sobre la mí. Me relajé instantáneamente al saber que era YiXing quien me abrazaba.

            —¿Estás bien? —me preguntó.

            —Sí…

            —Estaba en el salón cuando has entrado y no me has visto, por eso lo decía —murmuró—. ¿De verdad estás bien?

            —Sí, de verdad —noté cómo se relajaba y también un beso sobre mi cabeza.

            —Me alegra oírlo —susurró—, pero por si acaso, me quedaré contigo para hacerte compañía.

            —Gracias, YiXing —cerré mis ojos y disfruté del contacto. Si no tuviera a YiXing conmigo, haría mucho tiempo que habría desesperado.

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            Estaba sentado entre las piernas de ChanYeol viendo una película en el salón cuando sus padres llegaron a la casa. Me quise levantar de aquel lugar para no tener ningún problema con ellos porque nos habían dejado quedarnos con la condición de no ser demasiado cariñosos entre nosotros, pero mi novio no me dejó hacerlo.

            —ChanYeol —protesté.

            —Quédate así, por favor —susurró contra mi nuca, haciendo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral—. No quiero separarme de ti ahora.

            —Pero…

            —Me da igual…

            —Hola chicos —saludó su padre entrando en el salón, sonriendo al vernos como estábamos viendo la tele—. ¿De qué va la película? —preguntó.

            —Es algo muy raro —comenzó ChanYeol—. Es un sueño dentro de otro sueño y es todo demasiado extraño, no me estoy enterando de nada.

            —Eso es porque no le estás prestando atención —murmuré—. Yo si la estoy entendiendo.

            —No puedo concentrarme porque te tengo a ti aquí —me hincó los dedos en los costados y yo salté, mirándolo mal y queriendo dejarlo ciego poniéndome a brillar, pero delante de su padre no podía.

            —Eres idiota —me defendí simplemente y seguí viendo la película.

            Su madre lo había presenciado todo desde la entrada del salón y no sabía sin entrar o no, pero finalmente, caminó hacia donde nos encontrábamos todos y se sentó al lado de su marido con una pequeña sonrisa.

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            Llevábamos demasiado tiempo sin follar. Demasiado tiempo sin que mi pequeño se abriera de piernas y me dejara internarme en su cuerpo para hacerlo llegar al paraíso. Por este motivo, aunque al principio fui con un poco de tacto, después no pude evitar comenzar a moverme como loco en su interior.

            Su cuerpo tumbado sobre la cama, con su trasero levemente levantado y sus piernas casi cerradas, hacían que su entras fuera mucho más estrecha, apretada y que me sintiera al borde del orgasmo. Pero tenía que aguantar y darle una buena ronda a mi chico antes de que intercambiáramos los papeles y a mí me tocara recibir.

            Habíamos llegado a ese acuerdo después de mi “regalo de cumpleaños”. SeHun me dijo que a veces también le gustaría tomar las riendas y viendo lo que había crecido, tanto en cuerpo como en mente, se lo permití. Ya no era aquel pequeño al que le tenía que enseñar todo y al que tenía que hacer suspirar, ahora él también podía darme lo que yo necesitaba y eso me encantaba.

            Me corrí en su interior con un gemido grave y apenas había sacado mi miembro cuando SeHun ya se ocupaba de mí. Sonreí mientras intentaba recuperar la respiración. Había crecido, pero seguía siendo tan impaciente como siempre, y eso me encantaba.

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            Pasar el tiempo con KyungSoo siempre había sido algo que me gustaba en demasía. Era un chico muy agradable y adorable que si se enfadaba tenía muy mal humor y que no aguantaba mucho las bromas. No mucha gente sabía tratar con él a la perfección porque era difícil, pero yo sabía cómo hacerlo y disfrutaba estando con él cada momento que podía y ahora mucho más.

            Ambos sentíamos lo mismo por el otro, nos gustábamos, queríamos estar junto al otro, ayudarlo en todo lo posible y también besarnos.

            Probablemente me estuviera volviendo loco de remate, pero lo único que quería hacer cuando estaba con KyungSoo era tumbarme en su cama o en la mía y abrazarnos las horas y las horas sin decir nada, solo besándonos una y otra vez, despacio, suave, dulce. Me había vuelto adicto a sus labios y no sabía qué podía hacer porque no quería separarme de ellos ni un milímetro cuando estábamos juntos.

            Me gustaba mucho cómo se veían sus ojos, brillando de una forma encantadora, sus mejillas sonrosadas por la vergüenza y el calor, y sus apetecibles y adictivos labios, también brillantes, pero por la mezcla de su saliva con la mía.

            Me gustaba demasiado, demasiado para que fuera bueno para la salud.

            —Te quiero, KyungSoo… —susurré contra sus labios, besándolo de nuevo—. No te alejes nunca de mí, por favor… —pedí y él asintió, devolviéndome el beso.

            —No lo haré… no lo haré…

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            Había ido a la clase de mi novio para darle una sorpresa. Ese día no tenía mucho que hacer, por lo que había decidido que lo recogería de aquella clase que tenía tan tarde por la noche por si algún enemigo lo volvía a atacar estar preparado y no dejar que le pasase nada malo. Sin embargo, la sorpresa me la llevé yo al ver que salía de la clase con una chica despampanante, hablando animadamente.

            Me mordí el labio inferior para controlarme, yo no era como Kevin, que se ponía celoso solo por verme a mí hablando con YiXing, yo era un chico que tenía la cabeza bien amueblada y aquello no me podía afectar en lo más mínimo. No obstante, aquella chica era demasiado guapa y MinSeok demasiado cariñoso y despistado como para que lo pudiera pasar por alto.

            Me dirigí hacia ellos para interceptarlos y me coloqué justo delante de mi chico para que me viera perfectamente, intentando controlar mi expresión facial para que no se notase que no me gustaba para nada aquella chica.

            —MinSeok —lo saludé y él me sonrió de una forma completamente adorable.

            —JongDae, ¿qué haces aquí? —preguntó.

            —Bueno, como no tenía nada que hacer y dijiste que no te gustaba demasiado eso de volver solo a la residencia, pensé que podría venir y así irnos juntos —respondí.

            —Qué cuco es tu novio, MinSeok —dijo la chica—. Ojalá el mío se preocupase tanto y viniera a buscarme también.

            —Tú sabes cómo protegerte, noona —contestó él.

            —Claro que sé —ella le guiñó el ojo y esta acción hizo que me diera un pequeño tic. Me había calmado eso de que dijera que tenía novio, pero no lo suficiente, seguía alerta porque las curvas de aquella chica eran demasiado tentadoras—. Por cierto, soy Narsha, compañera de clase de MinSeok.

            —JongDae —respondí estrechando la mano que me había tendido—. Su compañero de habitación y su… novio.

            —Ya que estáis presentados —dijo MinSeok—, nosotros nos vamos —me tomó del brazo—. Mañana nos vemos, noona —se despidió de ella y echó a andar tirando de mí.

            —Min…

            —Camina y no mires atrás —dijo, apremiándome a caminar más rápido.

            —¿Qué pasa? —pregunté sin saber a qué venía todo aquello.

            —Es una fujoshi —explicó, pero yo seguí sin entenderlo.

            —¿Qué?

            —Que le gustan las relaciones entre chicos —respondió—. Habla conmigo solo por eso y me pide detalles sobre nuestras relaciones porque escribe historias raras.

            —Ahhh… ahora lo entiendo.

            —¿Qué? —preguntó ahora él, visiblemente confuso.

            —Nada, nada —respondí. Escuchar aquello de los labios de mi chico me había calmado por completo. No tenía por qué preocuparme, si él huía de una chica tan despampanante como aquella, era porque realmente no miraba a nadie más que a mí.

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            Entré a mi edificio después de pasar una tarde genial junto a JongIn. No habíamos hecho mucho, la verdad, pero solo con estar junto a él ya era feliz. Con una gran sonrisa en la cara esperé a que el ascensor bajara y cuando llegó a la planta baja, me dispuse a entrar en él, sin embargo, había una persona dentro que llevaba una maleta enorme y la dejé salir antes de yo entrar, dándome cuenta de que era mi amiga Victoria.

            —Victoria —la llamé y ella alzó la cabeza.

            —ZiZi —gritó, lanzándose a mis brazos—. ¿Cómo está mi pequeño?

            —Bien, estoy bien —sonreí.

            —Eso me alegra, se te ve feliz —comentó—. ¿Estás saliendo con alguien? —preguntó.

            —Podría decirse —una gran sonrisa se extendió por su rostro y me dio otro abrazo.

            —Me alegra mucho, ZiZi —dijo—. Y te daría mil besos y mil abrazos más y también te preguntaría por tu amor, pero tengo un taxi en la puerta.

            —¿Dónde vas? —pregunté.

            —Me voy a Changsha, me han comentado que pueden tener pistas sobre MiMi —sonrió—. Espero que lo encuentren pronto —cogió su maleta de nuevo—. Adiós, ZiZi, ya te avisaré cuando regrese —y sin darme tiempo a decir nada más, salió por la puerta del edificio.