EXO 3ªTemporada

Capítulo 16

Regalo

            Llevábamos demasiado tiempo sin estar completamente solos, demasiado tiempo sin poder tocar nuestros cuerpos, por lo que no me resistí nada cuando vi la mirada brillante de YiFan, deseoso de mi cuerpo. Con rapidez nos metimos en su habitación porque no queríamos que nadie nos interrumpiera y cerramos el pestillo mientras nos besábamos, hambrientos de mucho más.

            YiFan comenzó a besar mi rostro y mi cuello, rozando su barbilla con mi piel, haciéndome estremecer por las cosquillas que me hacía su incipiente barba. Me agarré a su cuerpo y le pedí más y más, aunque me estaba clavando el pomo de la puerta en la espalda y la posición era un poco incómoda, pero necesitaba mucho más de él.

            —Kris… Kris… Kris —susurraba y parecía volverlo loco, porque sus besos se hacían más profundos y yo no podía resistirme a ellos, por lo que le clavaba las uñas en su espalda, todavía cubierta por la ropa—. Más… más… más…

            —¿Cuánto más? —preguntó contra mi cuello.

            —Mucho más —gemí.

            Y YiFan no tardó en cargarme y llevarme hasta la cama para quitarme toda la ropa y hacerme el amor de una manera salvaje, pero cálida y cariñosa a la vez.

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            Solo habían pasado unos días desde que me había declarado en el baño de JunMyeon y nos habíamos besado. Todavía sentía mis mejillas arder ante el recuerdo y mi corazón latía con demasiada rapidez. Incluso tanto tiempo después, si me concentraba un poco podía notar el cosquilleo que sus labios habían dejado en los míos.

            Tenía que darle las gracias a ChanYeol por aconsejarme que diera el paso, pero había estado demasiado ocupado estando pendiente de mi hyung, curándolo y cuidándolo, intentando que su madre no se diera cuenta de lo que le había pasado. También había querido contactar con YiXing para que si pudiera se pasara a curarlo del todo rápidamente, pero JunMyeon se había negado, objetando que solo quería que yo lo cuidara.

            Desde el beso, no había parado de mirarme con una sonrisa tonta, que yo le devolvía tímidamente cada vez que estábamos juntos; tampoco había dejado de darme abrazos por la espalda y de acariciar mi rostro, mis brazos o mis manos cada vez que podía, de una manera que hacía que mi corazón diera saltos dentro de mi pecho y que sintiera escalofríos recorrer mi espalda.

            Me gustaba demasiado JunMyeon y yo también le gustaba a él. Era algo que ni en mis mejores sueños pensaba que se pudiera hacer realidad, pero allí estábamos. Todo era demasiado increíble para que fuera cierto y a veces pensaba que quizás lo había soñado todo; pero otras veces era tan real que mi pecho dolía.

            Estaba demasiado enamorado de JunMyeon, cada vez más, y era un sentimiento mucho más intenso del que había sentido cuando me había enamorado de RyeoWook, eso lo tenía claro. Lo único que no tenía claro era lo que le iba a regalar a JunMyeon porque su cumpleaños se acercaba a marchas forzadas y yo no tenía preparado nada todavía.

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            Era un fin de semana tranquilo en la residencia de alumnos, casi no había gente en el lugar y no se escuchaba un alma ni en los pasillos ni en las habitaciones, bueno, en una de ellas sí. JongDae se había empeñado en pasar el día junto a BaekHyun y ChanYeol, pero como había comenzado a llover desde muy temprano, el día que habíamos estado planeando en el exterior se había ido al garete, pero no por eso los otros dos chicos se habían quedado en su casa. Habían venido a nuestra habitación en la residencia y se habían auto-invitado a pasar el día lluvioso junto a nosotros, rompiendo el silencio y la tranquilidad que se respiraba en la residencia.

            —¿Qué queréis hacer? —preguntó mi chico, mirándonos a todos.

            —¿Qué os parece si hacemos algunos pulsos a ver quién es el más fuerte de los cuatro? —propuso ChanYeol.

            —Si estuviera aquí KyungSoo no propondrías eso —murmuró BaekHyun.

            —Después de ver la fuerza que tiene… ni loco —respondió el alto.

            —¿La fuerza de KyungSoo? —pregunté.

            —Sí —me contestó BaekHyun emocionado—. Todos sabéis que su poder es el de la fuerza, ¿no? —comenzó—. El otro día un enemigo cuya habilidad era la misma atacó a JunMyeon y KyungSoo se enfadó tanto al verlo tirado en el suelo medio muerto que casi se carga a golpes al enemigo.

            —¿En serio? —peguntó JongDae.

            —Sí, sí, es muy fuerte —coincidió ChanYeol—. Así que nunca le propongáis hacer un pulso.

            —Entendido —murmuré.

            —Entonces… ¿jugamos? —preguntó el chico.

            —Vale —respondimos los demás.

            Echamos a suertes las parejas para jugar a aquello y ChanYeol y JongDae acabaron juntos, mientras que BaekHyun y yo quedamos en el otro lado. La primera partida fue la mía y no me hizo falta poner mucha fuerza para ganarle a BaekHyun, que era alguien más bien enclenque; a ChanYeol tampoco le costó demasiado vencer a JongDae, así que entre nosotros estaba el más fuerte.

            Agarré su mano y esperé la cuenta atrás de JongDae, preparándome para sudar la gota gorda porque el chico parecía ser bastante fuerte. Sin embargo, cuando comencé a empujar su mano para hacer que esta tocase la mesa, me di cuenta de que a pesar de que ChanYeol se estaba esforzando mucho apenas era capaz de mover mi mano, así que sonreí y comencé a jugar con él.

            —MinSeok hyung —murmuró BaekHyun—. Wow, no sabía que eras tan fuerte.

            —Esto es genial —rio JongDae—. Te lo voy a estar recordando toda la eternidad, Yeol.

            —Hyung… deja de jugar conmigo y gáname ya —me pidió ChanYeol, con la cara roja por el esfuerzo y finalmente empujé su brazo contra la mesa y él resopló agotado—. Creo que si te mides en fuerza con KyungSoo igual le ganas y todo —murmuró cogiéndose la muñeca, resoplando de nuevo.

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            Tao caminaba a mi lado, pero nos separaba una pequeña distancia. De vez en cuando, nuestras manos se rozaban sin querer y él me miraba y me sonreía tímidamente. La verdad era que me gustaba bastante cómo se sentía estar cerca de él y los roces con su piel hacían que el vello se me pusiera de punta en las zonas colindantes al contacto, pero no creía que fuera una buena idea ir tomados de la mano por la calle, la homosexualidad aún no estaba demasiado bien vista por la sociedad en la que vivíamos y yo no era como BaekHyun y ChanYeol, a quienes les daba igual lo que los demás pensaran de ellos.

            —¿Sabes? —comenzó a hablar Tao y yo lo miré—. El otro día LuHan me preguntó por cómo nos iba.

            —Lo imaginaba —comenté. Su mirada era una pregunta muda, así que seguí hablando—. Llegó a la residencia hace unos días y comenzó a molestarme por lo mismo —Tao rio, y su risa fue brillante y perfecta.

            —LuHan es un buen tipo —murmuró y seguimos caminando, esta vez mucho más cerca.

            Me mordí el labio inferior, pensando en si hacerlo o no y darle la mano. Miré a mi alrededor y me encontré rodeado de parejas que pasaban el rato juntos y me dieron un poco de envidia. Quería hacerlo pero… ¡qué diablos! Sin darme más tiempo para pensar y arrepentirme de la decisión que había tomado, me pegué mucho más al costado de Tao y lo tomé de la mano. Él me miró sorprendido por mi acción, pero lo único que hice fue desviar mi mirada para que no viera mi sonrojo y tirar de él hacia cualquier sitio.

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            Desde el día que nos habíamos besado, nuestra relación había avanzado un poco, pero no mucho tampoco. KyungSoo siempre estaba muy tímido cuando se encontraba a mi alrededor, pero respondía a todas mis muestras cariñosas. Aún no podía creerme que él sintiera lo mismo por mí que yo sentía por él.

            Era el día de mi cumpleaños y sentía que el chico iba a hacer algo por mí, porque en los últimos días se había comportado demasiado extraño. Así que no me sorprendí mucho cuando mi madre me prohibió bajar cuando se fue de la casa para trabajar, pensando que se encontraría KyungSoo en la cocina haciendo algo rico para mí. No había pasado mucho tiempo cuando comencé a olfatear un olor delicioso que procedía del piso de abajo.

            Sin hacerle caso por más tiempo a mi madre (y porque tenía muchísimas ganas de ver a KyungSoo que cuando cocinaba estaba muy guapo), bajé hasta la cocina, encontrándome al chico muy atareado. Con cuidado, me acerqué a él y lo abracé por la espalda, haciendo que diera un respingo por el susto que le había dado.

            —¡Hyung! —me gritó y yo reí.

            —¿Qué estás haciendo que huele tan bien? —pregunté.

            —Por ahora no lo puedes saber —contestó, girándose un poco hacia mí y dejándome ver una sonrisa perfecta en sus labios.

            —¿No?

            —No… vuelve arriba, hyung —hice un puchero, pero no sirvió de nada, su voluntad era fuerte y me volvió a mandar a mi habitación con la orden de solo salir cuando él me avisara.

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            —Oh SeHun —me llamó LuHan y yo levanté la vista de mi portátil para fijarla en sus ojos—. Cuando te dije que venía a tu habitación para aprovechar que Tao y JongIn iban a estar toda la tarde y prácticamente toda la noche fuera, me refería a otra clase de aprovechamiento.

            —Lo siento, LuHan —murmuré—, pero tengo que entregar esto mañana y prácticamente lo tengo en blanco —él hizo un mohín—. Te juro que en cuanto lo acabe te lo recompensaré.

            —Eso espero —dijo, sentándose a mi lado y mirando el documento que estaba escribiendo—. ¿Si te presto mi ayuda ese momento llegará antes?

            —Probablemente.

            —Entonces, ¿qué necesitas, Hunnie?

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            No estaba muy seguro con lo que había hecho para JunMyeon, pero ya no había vuelta atrás, la cena estaba lista y servida y él se encontraba en la habitación, esperando a que lo dejara bajar para poder comer. Con algo de indecisión, y casi echándome atrás, le mandé un kakao pidiéndole que bajara. No había pasado ni siquiera un segundo cuando ya lo tenía bajando las escaleras a toda pastilla y dando un frenazo para no chocarse conmigo, ya que me encontraba al final de estas.

            —¿Ya está todo listo? —me preguntó con una sonrisa brillante y yo asentí—. No puedo esperar a comer tu deliciosa comida, desde arriba se me estaba haciendo la boca agua con el olor —sonreí.

            —Vas a tener que esperar unos momentos por ella, hyung —murmuré y él inclinó su cabeza, un poco confuso—. Primero, feliz cumpleaños, hyung —le mostré el paquetito envuelto que había sobre el mueble de la entrada.

            —¿Es un regalo? —preguntó.

            —Sí —él me sonrió y caminó hacia allí.

            Me mordí el labio inferior mientras esperaba a que abriera el paquete y viera lo que había dentro, una vez apareciera ante sus ojos sabría si había valido la pena mi esfuerzo y la bufanda que le había tejido le gustaba. No me hizo falta esperar mucho tiempo porque JunMyeon casi rompió el paquete impaciente por ver lo que había dentro y sonrió con sus ojos brillando al ver la bufanda.

            —¿La has hecho tú? —preguntó y yo asentí, acercándome un poco a él—. Wow, es preciosa, no sé qué decir.

            —Con decir gracias es suficiente —murmuré. Me acerqué más a él, hasta que casi no quedaba espacio entre nosotros. El corazón me latía demasiado rápido dentro de mi pecho, expectante por lo que estaba intentando hacer.

            —Muchas gracias, KyungSoo —susurró y en ese momento, salvé la poca distancia que separaba nuestros labios para besarlo levemente.

            —Feliz cumpleaños —dije sobre sus labios, queriendo separarme, pero él no me dejó, profundizando mucho más el beso.