EXO 3ªTemporada

Capítulo 18

Kiss

            A finales de mayo comenzaba ya a hacer calor en la ciudad, por eso, cada vez que JongIn y yo salíamos a dar una vuelta, terminábamos acalorados y comprándonos algunos refrescos para mitigar aquel calor. Aquel día, pasábamos junto a un puesto de helados cuando él se detuvo de pronto, dejándome con la palabra en la boca.

            —¿JongIn? —llamé y él me indicó que me acercara, así que lo hice—. ¿Quieres un helado?

            —No, no es eso.

            Me cogió del brazo e hizo que mirara en la dirección en la que él lo hacía, descubriendo que lo que miraba era a una pareja de chicos. Entorné mis ojos para poder verles las caras y me llevé una gran sorpresa a ver que eran ChanYeol y BaekHyun tranquilamente caminando, tomados de las manos y en actitud muy cariñosa, atrayendo las miradas de todas las personas que se encontraban a su alrededor.

            —Qué poco disimulados son —murmuré con una sonrisa.

            —Se ve a varias leguas que no les importa que los vean y sepan que están juntos —dijo él, y sus palabras me hicieron pensar sobre nosotros.

            —¿A ti… te importa lo que piensen de nosotros? —pregunté. JongIn giró su cabeza como un rayo hacia mí, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

            —A ver… yo… nosotros —comenzó a tartamudear y esbocé una pequeña sonrisa.

            —Tranquilo, no pasa nada —murmuré—. Yo tampoco estoy preparado todavía.

            Tras decir eso, eché a andar. Él me siguió poco después, pero unos pasos por detrás, como si no se atreviera a detenerme y así hablar correctamente sobre el tema y eso por una parte me decepcionó, pero tampoco pude pensar demasiado sobre ello porque frente a nosotros, a unos metros, había un hombre de pelo oscuro y mirada penetrante que me dio muy mala espina. Detuve mi andar en aquel momento y JongIn se chocó contra mi espalda sin saber qué era lo que pasaba allí.

            —¿Tao? ¿Por qué…? —no lo dejé terminar su pregunta siquiera y le contesté.

            —Creo que nos vamos a tener que enfrentar a un enemigo.

            —Dame la mano, vamos a otro sitio menos concurrido —hice lo que me pidió y después salimos corriendo por las calles de Seúl, buscando un callejón en el que teletransportarnos a cualquier otro lugar, sintiendo el calor en mi mano, envuelta por la de JongIn y la presencia del enemigo corriendo detrás de nosotros.

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            Hacía mucho tiempo que no tenía una conversación con LuHan, desde que habíamos vuelto de China las palabras que habíamos intercambiado podían contarse con los dedos de una mano y todo había sido porque no había querido preocuparlo con lo que me había pasado y no quería que se enterase, ya que solo lo sabía YiFan. Sin embargo, echaba de menos las conversaciones que manteníamos antes de irnos a la cama o los cotilleos que compartíamos sobre nosotros o sobre los demás.

            Por ese motivo, le había propuesto salir un rato aquel día y hablar, pero él me había dicho que ya había quedado con su chico en el piso y que si quería unirme a ellos, seguro que a SeHun no le importaba, pero tampoco quería molestarlos.

            —YiXing, no seas soso —dijo entrando a la habitación que compartíamos, seguido de su novio—. Creía que te había dicho que podíamos hablar aunque estuviera aquí SeHun —se sentó en mi cama—. Ya sabes que de todas formas él se va a enterar de lo que hablemos porque se lo voy a contar todo.

            —Lo sé, pero no quería molestaros, para un rato que estáis juntos —murmuré.

            —No molestas —contestó SeHun, también subiéndose sobre mi cama—. Ahora que Tao y JongIn están saliendo tenemos mucho tiempo para nosotros.

            —¿Seguro?

            —Segurísimo.

            —Y bien —dijo LuHan cuando finalmente cedí—. ¿De qué querías hablar?

            —Precisamente quería cotillear sobre Tao y JongIn —contesté—. Tengo curiosidad por ver cómo les va.

            —Entonces has escogido a las personas más informadas sobre el tema después de los propios implicados —comenzó LuHan antes de comenzar a contarme todo lo que sabía sobre aquellos dos.

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            Aparecimos en un descampado, no sabía exactamente dónde debíamos estar pero por lo que se veía alrededor tenía que ser cerca de la universidad y por lo tanto cerca de la residencia. Si necesitábamos ayuda podría ir rápidamente a buscar a alguno de los demás que no debían de andar muy lejos. Miré a Tao y suspiré al ver que estaba allí conmigo y entero, todavía no me acostumbraba a llevar conmigo a gente y menos hacerlo a tanta distancia.

            —¿Estás bien? —le pregunté y él asintió.

            —El enemigo no tardará en llegar —murmuró, y como si sus palabras hubieran sido escuchadas, este apareció ante nosotros.

            —Tu poder era el de parar el tiempo, ¿no?

            —Sí.

            —Yo simplemente puedo teletransportarme —dije—. No tenemos fuerza de ataque —Tao negó—. Y ya está aquí… ¿Qué podemos hacer?

            —Detendré su tiempo, tú te teletransportarás en busca de ayuda y volverás aquí —explicó, sin quitarle la vista de encima al enemigo.

            —¿Funcionará?

            —Debería.

            —Bien.

            —Agárrate a mí o sino también detendré tu tiempo —caminé los pasos que nos separaban y coloqué mi mano en su hombro.

            —No os servirá de nada desaparecer de nuevo —dijo el enemigo con voz grave y rasposa—. Os encontraré allí donde vayáis y os mataré.

            —Lo sentimos, pero no podemos permitir eso —respondió Tao y en aquel momento, todo a nuestro alrededor se detuvo y se quedó en silencio. Me quedé pasmado, pero la voz del chico me sacó de mi ensimismamiento—. Hazlo ya.

            Me separé un milímetro de su cuerpo y me concentré en aparecer en la habitación de la residencia para pedirles ayuda a LuHan y a SeHun, pero cuando desaparecía y volví a aparecer seguía en aquel descampado, a menos de un metro del enemigo, que esbozó una sonrisa triunfante.

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            Pasear por la ciudad agarrados de las manos era algo que nos hacía sentir bien a ambos. BaekHyun había estado muy reticente al principio, pero tras algo de tiempo se había dejado llevar por mí y le gustaba también. No nos preocupábamos demasiado por lo que los demás pudieran pensar porque solo importábamos nosotros.

            —ChanYeol —me llamó mi chico, tirando de mí para que me agachara a su altura—. Mira allí —seguí la dirección de su dedo y vi a Tao y a JongIn caminando juntos por la acera de en frente. Sonreí por aquella parejita que parecía ir en serio y luego me giré hacia BaekHyun.

            —Al parecer por fin ha terminado el virus este que nos hace ser gays a todos lo que tenemos poderes —reí.

            —Idiota —el chico me pegó en el brazo con una sonrisa y luego tiró de mi mano para que siguiéramos andando y que los otros no se dieran cuenta de que los observábamos.

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            —¡Joder! —exclamé al ver a JongIn aparecer justo delante del enemigo y perdí por un segundo la concentración.

            Eso hizo que el tiempo corriera por un par de segundos y el enemigo comenzara a moverse para atacar a JongIn y tuve que páralo de nuevo para que este no recibiera el ataque. Con rapidez corrí hacia ellos y saqué al chico de la trayectoria del puño electrificado del enemigo antes de volver a dejar el tiempo correr y que el rayo impactara contra el suelo.

            —Maldita sea —murmuró JongIn—. Si el tiempo está detenido no puedo hacerlo bien, me muevo entre el tiempo y el espacio, si uno de esos no se mueve no puedo.

            —Tenemos que pensar en algo —le dije, sin dejar de mirar al enemigo—. ¿Estás bien?

            —Sí, estoy bien… gracias —noté su mano aferrándose a mi brazo y tuve que reprimir el instinto de mirarlo porque eso nos podía costar la vida—. ¿Qué podemos hacer?

            —No lo sé…

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            Me gustaba la sensación que me provocaban las manos de mi hyung en mi cintura mientras cocinaba. También su respiración contra mi nuca y sus palabras susurradas en mi oído. Estaba muy a gusto teniéndolo siempre tan cerca de mí, siempre buscando contacto conmigo, siempre haciéndome sentir bien con sus besos y sus caricias. No sabía cómo había podido vivir toda mi vida sin aquello porque en el momento en el que él no se encontraba a mi lado, lo echaba de menos cada segundo.

            JunMyeon se había vuelto demasiado importante en mi vida, mucho más de lo que lo era antes y sin él estaba prácticamente seguro de que no podría sobrevivir.

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            —Si con nuestros poderes no podemos matarlo, tendremos que hacerlo a la manera humana —murmuré y Tao se giró hacia mí por fin, dejando de mirar los ojos del enemigo por primera vez.

            —¿Cómo? —preguntó.

            —Nuestros poderes son inútiles en esto y estamos en un descampado —comencé—. Debe haber algo que podamos utilizar para poder matarlo y largarnos después rápidamente de aquí.

            —Podría funcionar, sí… —dijo—. Pero es demasiado peligroso acercarse a él, ¿sabes algo sobre defenderte de un ataque físico? —negué con la cabeza—. Yo sí, así que tú encárgate de distraerlo, yo seré quien se acerque.

            —Pero…

            —Eres tú el que ha tenido la idea, así que ahora no protestes —me cortó. Hice un puchero porque no había pensado en lo peligroso que podía ser aquello y no quería que nos pasara nada a ninguno de los dos—. Teletranspórtate lejos y cerca de él, vuélvelo loco, distráelo para que pueda matarlo.

            —Tao… —tragué saliva viendo que no podía negociar con él—. Ten cuidado.

            Comencé a utilizar mis poderes, apareciendo cerca del enemigo, mareándolo, jugando con él, esquivando los ataques que me lanzaba y mirando de reojo cómo Tao comenzaba a moverse para poder acabar con él. Intenté por todos los medios que el enemigo no se percatara de su presencia, que no pudiera prever que Tao iba hacia él con aquellas intenciones y casi lo conseguí.

            Cuando Tao estaba a un metro de él, pensé que todo acabaría, pero en ese instante el enemigo se giró hacia donde estaba. Lo siguiente que pasó no lo pude apreciar, porque un instante Tao estaba a punto de ser atravesado por un rayo y al siguiente, el enemigo tenía un cristal atravesándole la yugular, de la que manaba abundante sangre y Tao se encontraba a salvo y caminando hacia mí con rapidez.

            —Vámonos —me dijo, cogiendo mi mano—. Vamos a cualquier lugar rápido.

            Sin terminar de procesarlo todo, hice lo que me pedía y nos teletransporté a mi habitación en la residencia, donde, una vez que me cercioré de que estábamos a salvo y de que a Tao no le había pasado nada grave ni tenía ninguna herida, me abracé fuertemente a su torso y escondí mi cabeza en su hombro.

            —JongIn… —me llamó, pero yo lo callé buscando sus labios con los míos y besándolo por primera vez volcando todo lo que sentía por él, incluyendo la angustia del momento.

            —He pasado mucho miedo —murmuré contra su boca—. Pensaba que te iba a matar… —lo besé de nuevo, sin importarme absolutamente nada, intentando que mi corazón se calmara.