Day 1
Después de pasar la prueba que le
habían impuesto con aquella chica llamada SoonKyu y obtener el puesto de
dominatriz, TaeYeon se sentía de otra forma completamente distinta. Había
probado lo que era darle placer a alguien a través del dolor y necesitaba
seguir haciendo aquello porque le gustaba y se le daba bien; además, se había
excitado como nunca antes lo había hecho —y eso que la experiencia de
masturbarse desnuda frente a su ventana, con las piernas abiertas al máximo
para que su vecino tuviera una vista privilegiada de todo había sido una
experiencia que la había excitado de sobremanera—.
Estaba impaciente por comenzar con
su trabajo, así que el día que empezaba se levantó temprano y se arregló,
poniéndose sus ropas más sensuales, aun cuando le habían dicho que le darían
trajes especiales para ponerse cuando llegara allí, y luego salió de su piso
compartido con una bolsa de viaje con todo lo que pudiera necesitar.
Llegó al mismo edificio en el que
había realizado la prueba y se presentó a la recepcionista con una sonrisa.
Tras recibir las llaves de la habitación en la que se alojaría con su cliente
masoquista y algunos de los datos personales de este, se montó en el ascensor y
subió a la planta en la que debía prepararse y prepararlo todo para tenerlo
todo listo cuando llegara su cliente.
TaeYeon entró en la habitación y la
vio llena de juguetes sexuales y de todo tipo de artilugios para dar placer a
través del dolor. Nada más de pensar en todo lo que haría con aquello sintió
como su ropa interior comenzaba a humedecerse y eso que ni siquiera se había
tocado.
Con una sonrisa en los labios, la
chica dejó su bolsa en un rincón y luego fue al armario en busca de algún traje
que le gustara especialmente para impresionar a su cliente. A TaeYeon le llamó
la atención un corsé como el que había llevado SoonKyu el día que la había
conocido —y también el mismo día que había follado con ella—, pero de color
rosa fuerte y que dejaba al descubierto sus pechos y que llevaba un tanga a
juego y unas medias de rejilla altas, que se sujetaban a este con una liga.
—Estaré de muerte con esto —se dijo
a si misma antes de dejar que su ropa se deslizara por su figura de suaves
curvas hasta el suelo.
Una vez con la ropa que utilizaría
para el trabajo puesta, TaeYeon buscó entre los juguetes y los extraños objetos
algo que fuera bien con aquello que se había puesto, encontrando una fusta del
mismo color que el conjunto, así que la tomó con una sonrisa pícara y luego se
sentó en la gran cama de agua que se encontraba en el centro de la habitación y
sobre la cual había una serie de espejos a esperar a su cliente, sin siquiera
echarle un vistazo a la ficha que le habían entregado, porque estaba segura de que
hiciera lo que hiciese, la chica le iba a suplicar para que no se detuviera.
★★★
Partió rumbo al hotel a la mañana
siguiente cuando se desperezó a las nueve de la mañana. Había dormido muy bien
a pesar de haber dormido menos que los otros días y se sentía llena de energía.
Sus músculos no habían despertado entumecidos pero como de costumbre, su
garganta estaba reseca por la mala manía de dormir con la boca abierta.
Tomó su trago de leche y se frotó
los labios, lavándose la boca segundos después para luego dejar las llaves en
la alfombra que daba la bienvenida a su piso para que la criada pudiera tener
el acceso fácil a la vivienda. Antes de cerrar por completo la puerta, revisó
que lo tuviera todo, y cuando vio que era correcto, bajó con el ascensor hasta
la calle, y de allí, empezó a dirigirse a pie hasta el hotel.
Miraba una y otra vez la pantalla de
su móvil para asegurarse de que estaba yendo por el buen camino. Bendito GPS.
Cuando llegó a la calle principal, giró a la derecha y se adentró por un
callejón en el que ya había estado otras ocasiones. Pasó la tienda de fideos
instantáneos, el bar de chicas, el videoclub y la biblioteca que quedaba al
final, girando eta vez a la izquierda y pasando por una calle completamente
desértica, pero bien cuidada e incluso elegante.
Caminó lentamente por las baldosas
de cemento gris y pulido, notando como las ruedas golpeaban las juntas de las
baldosas mientras se acercaba más y más a la gran puerta que daba acceso a una
gran columna de pisos. Al primer momento le extrañó y revisó la dirección para
que no se hubiera equivocado pero todas las letras y números coincidían así que
simplemente llamó al telefonillo y esperó a que alguien le contestara.
—Me llamo Tffany Hwang, ayer por la
tarde hice una reversa —la persona que la escuchaba colgó y se oyó el timbre
típico de que daba acceso al interior.
Tiffany simplemente empujó la puerta
y miró el edificio por dentro, entrando en un ascensor y pulsando el botón. Cuando
las puertas se abrieron, vio una única puerta semi–abierta y se dirigió hacia
ella, la única fuente de luz en aquél oscuro piso. Lentamente empujó la puerta
y la fue cerrando a sus espaldas cuando una voz aguda la sobresaltó y pegó sin
querer un gritito asustado.
—No la cierre del todo por favor, sino
los clientes se pierden —una joven castaña le sonrió curvando sus ojos de forma
felina y le hizo una reverencia. Iba vestida con una minifalda extremadamente
corta, pero la pelirroja simplemente lo ignoró y saludó de la misma forma—. Me
llamo Lee Soonkyu y le acompañaré hasta su habitación señorita Hwang.
—Muchas gracias —Tiffany sonrió con
su característica curva de ojos y siguió a la castaña por un pasillo con papel
de pared elegante y una larga alfombra roja que decoraba el suelo. Subieron
unas escaleras y siguieron caminando, percibiendo un aroma algo fuerte de
perfume de mujer.
—El número de su habitación es el
297 —a muchacha de nombre Soonkyu se puso tras ella y le abrió la puerta,
presionando un poco su espalda para que avanzara—. No sea tímida, su acompañante
la tratará muy bien —una coqueta sonrisa adornó su rostro y seguidamente la
bajita se tomó la libertad de darle una fuerte palmada en su trasero para que
acabara de entrar en la habitación—. Disfrute de esta semana, señorita Hwang.
Tiffany se acarició la nalga
golpeada con cierta cara de molestia y dejó de mirar a la puerta para llevarse
una sorpresa al ver la decoración de la habitación. No estaba entendiendo nada.
“¿Mi
acompañante? ¿Q–qué es todo esto?”
La habitación, llena de todo tipo de
artilugios, hizo que el cuerpo de Tiffany reaccionara quedándose como un palo
plantado en una maceta, sin saber qué hacer. Tenía la puerta a escasos
centímetros de ella pero una sensación de miedo la invadió y lo único que hizo
fue tragar saliva sonoramente.
Distinguió una silueta pero no pudo
ver bien la cara de aquella mujer que vestía provocativamente y que... enseñaba
su pequeña pero firme delantera.
★★★
TaeYeon se encontraba tranquilamente
tumbada en la cama cuando escuchó algunos pasos y voces por el pasillo,
acercándose lentamente a la habitación en la que se encontraba. Rápidamente se
incorporó y se colocó en una posición que creyó sensual sobre esta. Estaba
nerviosa, casi tanto como cuando había tenido que hacer lo mismo con SoonKyu. Ya
conocía la sensación, pero aun así no podía quitársela de encima y, cuando vio
el pomo de la puerta girar, tragó saliva con anticipación.
Unos segundos después entró a la
habitación una chica de cabello pelirrojo y largo, empujada por SoonKyu, que le
cerró la puerta en las narices después. La chica se giró lentamente y observó
la habitación y a ella con una expresión de sorpresa pintada en su delicado
rostro de porcelana.
TaeYeon rio por lo bajo, llamando la
atención de la chica. En cuanto su mirada se clavó en la suya, la morena se
levantó con rapidez de la cama y se acercó, fusta fucsia en alto a la recién
llegada.
—Mi nombre es TaeYeon —se presentó—,
pero a partir de ahora me llamarás “ama”.
Con un movimiento veloz, se pegó al
cuerpo de la chica que parecía seguir paralizado, y la aplastó contra la
puerta, sintiendo en sus pezones el roce
de la tela de la camisa de la otra y jadeando por el contacto. Escuchar el
gemido de sus labios pareció hacer volver a la realidad a su cliente y comenzó
a resistirse. Sin embargo, a TaeYeon ya le habían advertido que aquello solo
podía ser una estrategia para hacer el momento más interesante, por lo que tomó
con fuerza a la chica de las muñecas, aplastándolas contra la pared, antes de
buscar su cuello para comenzar a besarlo primero y luego a morderlo con fuerza,
escuchando quejidos de dolor por parte de la otra.
Nunca las súplicas de que se
detuviera le habían parecido tan atractivas, tan dulces y tan excitantes a Kim
TaeYeon.
★★★
Tiffany
no entendía nada de nada, ¿qué era lo que no había leído en la web del hotel?
Todo parecía completamente distinto a como lo estaba viendo ahora. A ver, las
fotos eran iguales pero no recordaba que hubiera consoladores, vibradores y
otras cosas que la asustaban al no saber qué eran. Tragó saliva y un corto
grito se le escapó de los labios al verse aprisionada por aquella pequeña mujer
que tenía la fuerza de un titán. Sentía esas ropas que llevaba atravesar su
camisa y sus piernas flaquearon por el miedo.
Sus
manos estaban sobre su cabeza pero parecía no tener pues no las podía mover
para nada, era como si no existieran. Tragó de nuevo saliva e hizo un brusco
movimiento de cabeza cuando sintió aquella boca atacar su cuello como si
aquella mujer estuviera hambrienta.
—P–para... c–creo que ha habido un mal
entendido —no la iba a llamar "ama", no iba a seguir ese juego,
Tiffany se había confundido de lugar, estaba segura—. Basta por favor —volvió a gritar al sentir una fuerte
mordida en su cuello y apretó las manos en puño, forcejeando para salir de
allí.
Le
daba igual si esa mujer se llamaba Taeyeon y si ese era su trabajo, no le
molestaba, lo que si lo hacía era verse envuelto en esos juegos sadomasoquistas
como la víctima.
Se
movió bajo su cuerpo, sintiendo sus mejillas arder y sus piernas flaquear cada
vez más. En un momento dado pudo deshacerse del agarre y deslizar una de sus
manos por la superficie de la puerta hasta el pomo, pero al intentar girarlo
vio que estaba bloqueado. Asustada abrió todavía más los ojos y sintió que las
lágrimas empezaban a inundarlos; estaba asustada, no tenía por qué negarlo.
—Por favor, no sigas... —tensó los músculos e intentó de nuevo
separarse de aquél pequeño cuerpo que no dejaba de comerse su cuello con hambre
y sin delicadeza alguna. Sentía los dientes de la morena arrasar con su piel y
seguramente al ser tan blanca ya debería tener el cuello lleno de marcas rojas
y brillantes por la saliva de aquella tal Taeyeon.
Cerró
las piernas por precaución, no quería saber qué continuaría.
★★★
Tras
escuchar muchas súplicas que creía parte del juego de rol entre dominante y
dominado, TaeYeon se detuvo solo cuando sintió sollozar a la chica que tenía
entre sus brazos. Lentamente se alejó de ella, soltándola para que esta se
pudiera girar de nuevo hacia ella, ya que solo unos momentos antes se había
colocado cara a la puerta y había intentado huir de la habitación. Al parecer
sí era verdad eso de que la puerta solo se abría si era tocada por ella.
Su
cliente se separó de la superficie de madera unos centímetros, pero no se dio
la vuelta, simplemente se quedó en la misma posición en la que se encontraba,
un poco agazapada y con las piernas completamente cerradas, como si temiera que
TaeYeon pudiera hacerle algo malo, claro que… eso era exactamente lo que tenía
planeado hacerle, de eso se trataba el sadomasoquismo, ¿no?
Con
un suspiro, caminó hacia la cama, dejando que la otra se tranquilizara para
poder entablar una conversación coherente después y saber por qué se había
puesto así, ya que en su mente solo había dos opciones: o era muy buena
actuando como una sumisa a la que no quería que le hicieran daño y luego se
transformaría completamente en alguien pervertido que quería que le hicieran
todo tipo de cosas o realmente era alguien que no sabía dónde se había metido.
TaeYeon
esperaba que fuera la primera opción sinceramente porque no sabía cómo narices
iba a tratar de dominar a alguien que ni siquiera sabía qué era aquello.
Los
minutos pasaron y finalmente escuchó cómo los sollozos de la chica se detenían,
así que se levantó de la cama y cogió uno de los pañuelos de papel que había en
una caja, llevándoselo a su cliente y poniéndoselo frente a su rostro para que
lo cogiera y se sonara los mocos. Con recelo, esta lo hizo y TaeYeon se atrevió
a preguntar lo que le rondaba la mente desde hacía unos momentos.
—¿Sabías qué era este hotel cuando
reservaste? —preguntó. Solo le bastó un pequeño movimiento de cabeza negativo
para confirmar que era la segunda opción la que era la correcta—. Me lo temía… —murmuró
para sí misma, alejándose luego de la chica de nuevo.
Al parecer le había tocado “dominar”
a la única persona que no sabía lo que se hacía en aquel lugar. TaeYeon se
sintió muy afortunada… irónicamente hablando.
“Y
yo que quería utilizar esta fusta” pensó mirando el
objeto que aún tenía entre sus manos y dándose luego un pequeño golpe con este
en sus muslos.
★★★
Tiffany
seguía temblando pero su corazón se calmó levemente al sentir como la presión
sobre su cuerpo desaparecía. Sentía aún los latidos de este contra la zona
babeada de su cuello y tragó saliva, acariciándose la zona atendida a base de
mordidas, besos y tirones por parte de aquella chica llamada Taeyeon. Se calmó
cuando esta se separó de su cuerpo y se dirigió a la cama, no parecía ser mala
chica, eso quería pensar la pelirroja, supongo que es su trabajo... confirmó
para su propia persona.
Los
minutos pasaron de forma extremadamente lenta y acabó secándose las lágrimas,
agradeciendo el pañuelo que la bajita le ofreció cuando dejó de sollozar.
En
silencio se sonó y se secó tanto las lágrimas como la saliva que permanecía en
su cuello. Respiró profundamente y se apoyó contra la pared, mirando el suelo,
jugando con el pañuelo entre sus dedos.
Negó
a su pregunta, Tiffany realmente no sabía dónde había ido a parar.
—L–la tarjeta de propaganda me llamó la
atención... pero esas "experiencias únicas" no estaban especificadas
y nunca se me pasó por la cabeza que pudiera existir un lugar así... eso solo
pasa en las películas —dijo ingenuamente, dándose cuenta de la tontería que acababa de
decir—.
Bu–bueno... eso pensaba yo... —sintió un fuerte rubor en sus mejillas y alzó levemente la
vista, viendo a la mujer que le había ordenado que la llamara "ama"
como se golpeaba con aquella fusta.
Entre
la penumbra de la habitación pudo percibir esa marca rojiza que empezó a
aparecer en su piel, casi tan blanca como la suya y fina. Porque si, había
estado acorralada por aquél pequeño cuerpo pero había podido sentir algún roce
y admitía que su piel era maravillosamente suave. Tragó saliva al darse cuenta
de que se había quedado mirando el cuerpo de su acompañante de habitación y
volvió a bajar la cabeza, avergonzada.
—Y–yo... no quería estropearte la
fiesta p–pero creo que será mejor que me vaya —tomó otra vez el pomo de la puerta y de
nuevo pudo ver que no se abría por mucha fuerza que ejerciera—. Mierda... —se había quedado de espaldas a la
mujer, de forma ridícula intentando abrir la puerta, encerradas ambas en una
habitación que tenía de todo menos objetos que no dieran miedo.
★★★
TaeYeon
escuchó la historia de la otra sin decir ni una palabra, esperando a que
acabara. Parecía todo muy peliculero, sí, pero bueno, esas cosas sucedían. Ella
también había ido al hotel a por un trabajo de camarera o de limpiadora o algo
por el estilo y se había encontrado con SoonKyu medio desnuda y con ganas de
que le atizara, así que, era una víctima de la publicidad engañosa de aquel
‘Soul Hotel’; pero se lo había tomado de la mejor forma posible —en
parte porque la cantidad de dinero que le ofrecían era algo que no se podía
rechazar—.
Vio cómo la chica intentaba abrir la
puerta, después de decirle que no quería amargarle la fiesta, maldiciendo al no
poder hacerlo y sonrió. TaeYeon se levantó de la cama y se acercó a ella de
nuevo, aunque esta vez no invadió su espacio personal ni la tocó, a pesar de
que tenía unas ganas enormes de hacerlo. Sus pezones seguían erectos por el
roce de la tela de la ropa de la pelirroja y el tanga fucsia que se había puesto
hacía un par de horas ya estaba comenzando a sentirse húmedo por culpa de su
excitación.
Lo que menos quería TaeYeon es que
le amargaran la fiesta, pero sin la chica aquella no tendría ninguna clase de
fiesta.
—Has venido porque querías
experiencias únicas, ¿no? —cuestionó. La otra se giró hacia ella—. ¿Por qué no
las obtienes?
La chica se lo estuvo pensando
durante unos momentos y finalmente, cuando TaeYeon se estaba cansando de
esperar, asintió levemente con su cabeza, haciéndola sonreír ampliamente. No se
iba a quedar sin fiesta, la fiesta estaba a punto de comenzar y TaeYeon estaba
deseando usar aquella fusta en la blanca piel de la pelirroja y dejarla llena
de marcas que evidenciaran que ella era su “ama”.
★★★
Tiffany
se quedó estúpidamente pegada a la puerta, sintiendo la presencia de la bajita
a sus espaldas, acechándola con la mirada pero respetando un poco de distancia
entre ellas. Tragó saliva y la miró de reojo, mirando como sus labios
pronunciaban aquello. De hecho, si se iba, habría perdido bastante dinero, y
aunque eso realmente no le importada por ser hija de quién era, era demasiado
capitalista y materialista como para dejar pasar por alto esa pérdida.
Respiró
profundamente y se giró con lentitud, soltando el pomo y dejando sus manos
escondidas tras su espalda, guardando el pañuelo en el bolsillo trasero de sus
jeans y mirando de nuevo, de arriba a abajo, el pequeño pero sensual cuerpo de
su acompañante.
Asintió
a sus palabras y sintió como su corazón comenzaba a latir mucho más fuerte y
rápido. No le habían hecho nada todavía pero recordó la sensación agradable de
ser mordida en el cuello y sintió como sus mejillas volvían a enrojecer.
Tomó
valor y agarró la mano de la morena que sujetaba la fusta, dejando la punta de
esta sobre uno de sus muslos.
—Hágalo... —volvió a tragar saliva y respiró
profundamente—. Ama… —no sabía si se iba a arrepentir de ello, pero no podría salir
de allí por mucho que quisiera y al menos la muchacha se había preocupado por
ella preguntándole antes de seguir con sus juegos. Se lo agradecía.
★★★
Con
un movimiento rápido, TaeYeon aprisionó a la pelirroja contra la pared, como
había hecho unos momentos antes, pero esta vez, en vez de atacar su cuello con
los dientes, comenzó a besar sus labios. Estos eran suaves y cálidos, y se
volvieron húmedos una vez introdujo su lengua en la boca ajena.
Sus
manos, al igual que sus labios y lengua, no se quedaron quietas en ningún
momento. Con una de ellas tomó por las muñecas a su acompañante y le alzó las
manos sobre su cabeza, inmovilizándola como había hecho anteriormente. Con la
otra que tenía libre, comenzó a pasear la fusta por el cuerpo de la pelirroja,
haciéndola estremecer con cada roce en los lugares sensibles. TaeYeon se apuntó
mentalmente cuáles eran aquellos lugares para después hacerla gemir, hacerla
pedir por más y ella ya vería si se lo daría o no.
La
chica se separó de los labios de la pelirroja, satisfecha al haberlos dejado
hinchados y rojos por culpa de sus besos y mordiscos, y luego la miró de arriba
abajo, deteniéndose en su busto. Era bastante grande, comparado con el suyo y
eso le encantó a TaeYeon, que comenzó a pensar en una y mil maneras de poder
tener aquellos pechos en sus manos. Una vez pudo apartar la vista de aquel
lugar, fue bajándola por el cuerpo escultural de la otra, dándose cuenta de que
la chica seguía con las piernas firmemente cerradas.
Tenía
que hacer algo con eso.
TaeYeon
tiró de su cliente y la guio hacia la cama, tirándola sobre esta sin mucho
miramiento y tomando de una de las estanterías un collar fucsia de cuero con
algunos pinchos. Antes de que la otra pudiera darse la vuelta sobre el colchón —ya que había caído de rodillas y en
aquel momento se encontraba a cuatro patas, dándole una exquisita vista a
TaeYeon—, aprovechó para colocarle el trozo de cuero alrededor del
cuello.
La
chica se resistió un poco al notar que algo era colocado allí, pero TaeYeon la
inmovilizó sobre la cama, utilizando la fusta para acariciar con ella su
clítoris, por encima de sus pantalones. Además de quedarse completamente
estática, un jadeo escapó de sus labios y TaeYeon supo que lo estaba haciendo
bien, así que esbozó una gran sonrisa que mostraba toda su perversión.
—Nos vamos a divertir —murmuró en la
oreja de la pelirroja, haciendo que se estremeciera por sus palabras.
★★★
Tiffany
comenzó a sentir una corriente eléctrica por todo su cuerpo cuando las manos de
la mujer intervinieron de nuevo aprisionando las suyas. Le habían gustado sus
besos y mordiscos en el cuello, y lo admitía a pesar de haberse asustado más
que nunca, pero sentir esos labios contra los suyos la hizo jadear como hacía
tanto que no jadeaba. Tragó saliva, sintiendo la lengua de la morena invadir
toda su boca y dominar la suya, la saliva se escurrió por la comisura derecha
de su boca y al separarse sintió sus labios calientes y palpitantes, como
siempre que le daban un buen beso.
Dejó
de forcejear y se dejó hacer, sintiendo de nuevo como la presión sobre su
cuerpo desaparecía, para seguidamente notar un tiró y un empujón algo fuerte
que la tiró sobre la cama de agua, una cama muy blanda.
Tiffany
cayó a gatas sobre la cama y se quedó en esa posición, no sabía qué debía hacer
para complacer a Taeyeon, por lo que se asustó al sentir que algo rodeaba su
cuello. Primeramente pensó que la iba a estrangular para excitarla pero
simplemente le puso un collar alrededor de este, bastante grueso y con una
cadena bastante larga. Había una debilidad con aquello, al igual que con las
ropas que llevaba su acompañante: el color rosa podía con ella.
Respiró
profundamente cuando sintió un suave roce por encima sus jeans, atreviéndose a
bajar la cabeza para ver que la punta de aquella fusta estaba rozando entre sus
piernas. Se sentía extraña pero caliente a la vez, le gustaban los roces y la
leve presión que aquella mujer ejercía sobre su clítoris aún por encima la ropa
le hizo cerrar los ojos.
La
ropa comenzaba a molestarle.
Tragó
saliva y sintió el cálido aliento de la morena susurrar contra su oído, notando
seguidamente un fuerte mordisco en su lóbulo que fue tirando de este hasta
dejarlo tranquilo. Jadeó y apretó las manos en puño. Abrió los ojos y se
atrevió a mirar a su acompañante, respondiendo en un lento susurro.
—Sí... mi ama —se mordió disimuladamente el interior
de su labio inferior y esperó alguna orden para seguir con el juego.
★★★
En
cuanto TaeYeon escuchó la contestación afirmativa de la pelirroja sonrió
provocativamente, a pesar de que la otra no pudiera verla y no se lo pensó más.
Atacó simplemente el cuello blanco de la chica, que contenía ya algunas de
marcas rojizas que le había dejado en la anterior exploración, e introdujo una
de sus manos por el interior de la camiseta que la otra vestía, alcanzando uno
de sus turgentes pechos y agarrándolo con fuerza aun por encima del sujetador.
Escuchó
un jadeo procedente de la pelirroja y se esforzó en hacerla sentir mucho mejor.
Con
la fusta, comenzó a hacer mucha más presión contra su clítoris, deseando poder
desnudarla en aquel momento y poder destrozar toda la piel de su cuerpo con sus
dientes y con sus golpes, hacer que ese color pálido se convirtiera en algo
sonrojado y que no fuera precisamente por el calor, sino por los golpes. Sin
embargo, tenía que ir despacio y acostumbrar a la chica antes de ir mucho más
allá, a pesar de que sentía que su tanga ya no podía contener mucho más tiempo
la humedad que había entre sus piernas.
Con
un movimiento hábil, dejó la fusta sobre el colchón de agua y comenzó a
desabrochar los botones y la cremallera de los pantalones pitillo que vestía la
otra. Después, comenzó a tirar de ellos hasta que se los dejó por las rodillas,
descubriendo por fin más porción de piel blanca de la chica que tenía que
dominar durante aquella semana.
El
trasero respingón de la pelirroja le llamaba tanto la atención que no pudo
evitar alzar su mano derecha y propinarle un golpe en uno de sus cachetes,
viendo cómo unos segundos después comenzaba a aparecer una leve marca.
TaeYeon
se mordió su labio inferior, deseosa de poder seguir con aquellos juegos, a
pesar de que la otra había proferido un grito justo después de recibir el
golpe. La morena tomó de nuevo la fusta fucsia que había dejado sobre la cama y
comenzó a azotar a la pelirroja, buscando que esta humedeciera por el placer,
mezclado con el dolor, que le estaba proporcionando.
★★★
Tiffany
tragó saliva, sintiendo de nuevo aquellos mordiscos y aquella saliva que se
escurría por su cuello, pegándose en el collar de cuero rosa que ahora llevaba
como símbolo de sumisa. Esos mordiscos empezaban a gustarle y apretó más sus
manos en puño gimiendo por lo bajo cuando una repentina mano se adueñó de uno
de sus pechos, apretándolo y masajeándolo. Tragó saliva, quería quitarse la
ropa y quedarse desnuda frente aquella mujer; no era exhibicionista pero
empezaba a gustarle la idea.
Tragó
saliva cuando las calientes manos de su dueña bajaron por su cuerpo y
desabrocharon sus pantalones, deslizándolos hasta sus muslos con lentitud.
El
ambiente de la habitación era cálido por lo que su piel desnuda sintió una fría
corriente de aire que fue olvidada al sentir la bofetada contra una de sus
nalgas. No pudo evitar gritar, tanto por el susto como por el dolor. Aquella
mujer tenía mucha fuerza o su piel era demasiado sensible.
La
ola de dolor que sintió fue cambiando lentamente a un suave cosquilleo
agradable después de la punzante bofetada.
Disimuladamente
miró a la morena de reojo y la vio agarrar la fusta instantes antes de empezar
a azotarla. Por cada azote, había una caricia que la seguía, calmando un poco
el dolor que instantes después se transformaba en suaves corrientes eléctricas
que erizaban su piel. Las manos de aquella mujer eran envidiablemente suaves,
pero la fuerza que tenía en ellas hacían que Tiffany
moviera sus caderas en busca de más, como si fuera un perro moviendo su cola.
De
su garganta salió una nota de dolor y placer por cada golpe, por cada azote, y
un ronroneo por cada caricia y cada mordisco. Tragó saliva y respiró
profundamente cuando sintió caricias sobre la tela de su tanga negro; giró de
nuevo la cabeza para ver cómo la tocaba y sintió un fuerte rubor en sus
mejillas al ver líneas rojas en sus nalgas y en sus muslos. La parte interior
de estos le ardía y las marcas más hondas de su trasero palpitaban cuando
dejaban de ser atendidas por las caricias.
Disimuladamente
se mordió el labio inferior y gritó de nuevo al sentir otro azote, apretando
sus paredes interiores y notando que empezaba a humedecerse.
Era
todo nuevo y extraño para ella, pero a la vez se sentía segura y quizás no
serían tan malas esas experiencias nuevas. Nunca creyó que los azotes la
excitaran tanto como para gemir y pedir por más.
★★★
La
morena vio cómo la otra comenzaba a moverse en busca de mucho más y no pudo
evitar utilizar la mano que ahora tenía libre para comenzar a acariciarla ahora
por encima de la tela de su tanga. La escuchó gemir por sus caricias y aquellos
sonidos eran música para su oídos, por lo que siguió tocándola, masturbando su
clítoris con sus dedos, apretándolo, buscando luego su vagina para comenzar a
introducirlos, buscando darle más placer.
Sentía
como la chica estaba completamente húmeda, tanto por los golpes que había
recibido en el trasero como por sus hábiles dedos en su entrepierna y solo
tenía ganas de mojarla aún más, porque ella ya se sentía al borde del abismo
sin siquiera haberse tocado.
TaeYeon
retiró sin el más mínimo cuidado la última prenda que le quedaba para que la
entrepierna de la pelirroja quedara completamente al descubierto y a su merced,
dejándola junto con sus pantalones. Con una sonrisa pícara, no pudo evitar
coger con firmeza la fusta fucsia en una de sus manos y golpear las rosadas
carnes que le habían sido expuestas.
El
líquido caliente escapaba de su vagina, mojando su entrepierna y bajando poco a
poco por sus piernas y TaeYeon sintió ganas de utilizar su lengua para
probarlo, pero se contuvo y se dedicó a su tarea. Primero debía proporcionarle
todo el placer y dolor que pudiera y luego, le daría diversas órdenes para
sentirse también atendida.
Dejando a la pelirroja a cuatro
patas, en una posición de completa sumisión, TaeYeon se levantó de la cama,
buscando con la mirada por las estanterías alguna clase de artilugio que le
permitiera penetrarle la vagina una y otra vez. debía ser algo que la hiciera
gritar, gritar de dolor y gritar por más, porque lo necesitaba, pero tampoco
nada demasiado grande porque tenía que seguir más o menos entera al finalizar
la semana y no era más que el primer día.
Sin tener que buscar demasiado,
encontró un dildo de tamaño medio de látex y de color negro, con forma de pene
que seguramente haría enloquecer a la pelirroja. En apenas unos segundos, TaeYeon
volvía a la cama, dándole un latigazo con la fusta a la chica porque esta había
intentado cambiarse de posición sin su permiso.
—No puedes hacer nada que yo no te
haya ordenado —le dijo, dándole otro azote—, perra.
Parecía que la pelirroja le iba a
replicar, pero antes de que pudiera abrir siquiera la boca, le propinó otro
azote, arrancándole un gemido desde lo más profundo de la garganta. Debía
quedarle claro que ella era su ama, su dueña y no podía hacer nada que antes no
le hubiera sido ordenado, así que, como castigo, agarró firmemente el pene de
látex y buscó la vagina de la chica, para introducírselo de una sola vez,
haciéndola temblar por la repentina intrusión sufrida y, sin dejarla
acostumbrarse, encendió el dildo, poniéndolo a la máxima potencia desde el
principio.
★★★
Siguió recibiendo azotes y golpes y
sentía que su entrepierna palpitaba excitada, soltando poco a poco líquidos que
querían escurrirse por la fina tela de su tanga. Una de las manos de Taeyeon se
coló tocando su clítoris y sus pliegues y se sintió en el cielo, gimiendo de
forma suave al sentir esos dedos que la penetraban con maestría. Se mordió el
labio inferior y su respiración comenzó a volverse inestable y entrecortada,
sintiendo cómo sus mejillas seguían subiendo de temperatura.
Cuando separó sus dedos de su
intimidad, notó la tela de su tanga deslizarse por sus muslos al igual que
antes lo hicieron sus pantalones. Un fino hilo de sus propios líquidos se pegó
a la cara interna de su muslo derecho, notando el contraste de temperaturas
entre su esencia y su piel.
Parecía que a su dueña le gustaba lo
que veía, esos golpes contra la nueva zona descubierta eran distintos a los de
antes, quizás un poco más suaves por lo delicada que era la zona.
Tragó saliva y se quedó quieta al
ver que las atenciones desaparecían, observando a su dueña mirar las diferentes
estanterías como quien está en el supermercado eligiendo el mejor producto. Se
sonrojó al ver ese consolador negro y largo en sus manos y sin darse cuenta
apretó sus paredes internas, intentando moverse para ver qué iba a hacer con
aquello, aunque lo más seguro y lo lógico era que se lo metiera por alguna de
sus entradas.
Parecía ser que sus intentos de
cambio de posición no gustaron a la morena ya que recibió un azote mucho más
fuerte que los demás. Su piel ardió y esta vez tardó más en acostumbrarse a la
pequeña ola de placer que seguía al azote.
Contó más de tres latigazos de esa
"categoría castigadora" y respiró profundamente sin poder evitar un
grito de dolor al sentir que aquello la penetraba sin más. En esa postura su
vagina no era precisamente muy ancha y quedaba todo muy apretado; gimoteó y se
quejó con leves sonidos, moviendo sus caderas para intentar acostumbrarse al
aparato. Sus brazos fallaron cuando sintió cómo se encendía la vibración y
hacia que esta se esparciera por todo su zona íntima.
Quedó con sus caderas alzadas y la
frente pegada a la cama, con los ojos cerrados y gimiendo y moviendo sus
caderas intentando que su ama no fuera tan dura y la dejara acostumbrarse a
aquello antes de dejárselo casi anclado en su interior. Le había dolido mucho.
★★★
Al
ver que a su pequeña perra le fallaban los brazos y quedaba apoyando su frente
contra el colchón, respirando de una forma entrecortada, TaeYeon pensó que ya
había tenido suficiente castigo y bajó la potencia del vibrador, dejándolo al
mínimo, solo para que la chica sintiera una agradable sensación. Justo después,
tomó su tanga de nuevo y se lo colocó en su sitio para que el dildo no pudiera
deslizarse de su entrepierna de ninguna de las maneras.
—Siéntate
—le ordenó. La chica comenzó a moverse lentamente, con mucho cuidado porque
tenía aquel pene en su interior y no podía hacer movimientos bruscos—. Quítate
los pantalones —apenas había terminado de dar su orden cuando la otra ya la
seguía, quitándose del todo aquella prenda—. Ahora arrodíllate ante tu ama.
Esta vez sí obtuvo algo de
reticencia y TaeYeon tuvo que darle un golpe con la fusta en sus pechos, aun
cubiertos para que realizara su petición con ligereza. La pelirroja se mordió
el labio inferior y luego se colocó de rodillas ante ella. Con una sonrisa,
TaeYeon se levantó y le tendió uno de sus pies para que lo besara. Sin dar
ninguna orden, su perra se inclinó un poco más, reprimiendo un gemido, y le
besó el pie, chupándolo luego.
—Ya está bien —murmuró la morena
unos momentos después—. Quítate ahora toda la ropa.
La pelirroja se alzó un poco,
esbozando una mueca de placer por el trabajo que estaba realizando el dildo en
su interior y se quitó la camiseta primero. Con una expresión que intentaba ser
erótica, se desabrochó el sujetador, dejando por fin al descubierto sus pechos
y TaeYeon no tardó en utilizar su fusta fucsia en aquel lugar, tal y como había
hecho unos momentos antes, pero ahora viendo cómo la suave y pálida piel de su
acompañante se tornaba completamente roja y sus pezones comenzaban a
endurecerse.
La morena subió la intensidad del
vibrador, a la vez que golpeaba los pechos y el abdomen de la otra, hasta que
esta se corrió gimiendo “ama” de una forma que la hizo sentirse en el paraíso.
★★★
La
menor siguió todas sus órdenes, recibiendo sus castigos cada vez que tardaba
demasiado, se movía como su ama no quería que lo hiciera o intentaba protestar
con palabras.
La
sensación de azote en sus pechos era completamente distinta a la que sintió en
su trasero y en sus muslos. La zona de sus pechos era más delicada por lo que
sentía más calor y ardor, pero a la vez sentía más placer cuando pasaban unos
segundos después del golpe. Tiffany no pudo evitar cerrar los ojos al sentir el
primer golpe sobre la ropa, después de arrodillarse al suelo y sentarse sobre
sus piernas sintiendo las vibraciones golpear en su interior. Su boca se
encargó de darle atención a uno de los pies que su dueña acercó a su boca,
jugando con sus dedos, lamiéndolos, chupándolos y besándolos, notando la
diferencia de tacto entre las medias que llevaba y su piel.
Cerró
los ojos para disfrutar más aquella nueva sensación de hacer caso a todo lo que
le ordenaban y cuando su ama apartó el pie de su boca volvió a abrirlos. La punta
de ese pie tocó su mejilla y bajó lentamente por esta colocándose bajo su
mentón para alzarle la cabeza y mirarla fijamente. Los ojos de Tiffany estaban
velados por el placer y el vibrador estaba haciendo un muy buen trabajo entre
sus piernas y aprisionado por aquél fino tanga.
Con
algo de dificultad, se levantó, cerrando las piernas por las constantes oleadas
de placer que estaba sintiendo y terminó de desnudarse, dejando que la ropa
cayera a sus espaldas. Sus pechos habían quedado expuestos ante su dueña al
igual que todo lo demás, tan solo aquél tanga estaba presente y sin poder
controlarlo mucho siguió moviéndose un poco, inquieta porque sabía que no
duraría mucho más.
Recibió
un azote sobre su piel desnuda, en sus pechos, bajando levemente la vista y
viendo aquella marca que aparecía en cuestión de segundos, una larga línea
roja. Tragó saliva, esto le estaba gustando incluso más que si la pegaban en el
trasero. Su ama pegó sus pechos y luego con la punta de la fusta golpeó sus
pezones, a ambos. De lo duros que se pusieron, comenzaron a dolerle, quería
atenciones en ellos, no iba a mentir, pero si se atrevía a tocarse, su dueña la
castigaría, y no quería sentir un dolor semejante al que había sentido
instantes antes.
Los
azotes fueron subiendo de nivel, turnándose entre sus pechos y su abdomen,
notando alguno desviado hasta sus brazos o incluso sobre el collar de cuero que
llevaba en el cuello. El único lugar donde la fusta no se acercaba era su
rostro, pero antes de que pudiera pensar con claridad, sus piernas flaquearon y
apretó las manos en puño, dejándose llevar por el repentino y rudo orgasmo que
salió de su garganta y que hizo apretar sus paredes interiores al máximo.
—¡Ah... ama...! —fue lo único que pudo pronunciar con
claridad.
Cayó
de rodillas al suelo jadeando y sujetándose con las manos para no acabar
tumbándose sobre la superficie de terciopelo rojo que vestía todo el suelo de
la estancia.
★★★
TaeYeon sonreía con satisfacción al
ver a la chica tirada sobre la el suelo recubierto de terciopelo rojo, tratando
de recuperar la respiración después del orgasmo. El dildo salía de su interior
por los espasmos que le recorrían su cuerpo y TaeYeon no pudo evitar relamerse
los labios al ver cómo sus fluidos manchaban un poco aquella superficie.
Se sentó en la cama, esperando a que
su pequeña perra terminara de recomponerse antes de seguir. Miró a su
alrededor, viendo en las estanterías un montón de objetos que podían ser
utilizados para recibir placer y dolor, sin saber qué poder coger para que la
otra gritara de nuevo aquel “ama” al llegar a otro orgasmo.
Sin embargo, TaeYeon también quería
disfrutar.
En aquel momento, sus ojos se
detuvieron en un dildo doble de látex, de tamaño medio y color rojo pasión,
como la alfombra, y no dudó en levantarse de la cama de agua para poder llegar
hasta él. Sonrió ante la perspectiva de poder jugar ella también y de pasarlo
muy bien. Esta vez no sería muy dura, solo era el primer día y debía dejar que
las marcas en la piel de la chica se desvanecieran un poco antes de volver a
infligirle daño físico.
—Pequeña perra —dijo, llamando la
atención de quien estaba en el suelo aun—. Vamos a pasarlo muy bien tú y yo
ahora —agitó en sus manos aquel artilugio mordiéndose el labio inferior de
deseo, arrancando así un jadeo, seguramente involuntario de la otra.
★★★
Jadeaba
con intensidad, recuperándose poco a poco de aquél primer orgasmo que le había
hecho llegar al cielo. Tiffany nunca pensó que el dolor pudiera sentirse tan
placentero en su piel, era algo que nunca se había atrevido a probar, pero
encontrar a aquella muchacha más bajita que ella era como haber encontrado su
llave para descubrir el mundo del BDSM. Sabía que había prácticas mucho más
duras y dolorosas que los azotes que había recibido o aquella bruta penetración
que le había hecho sentir que sus fuerzas le fallaban, pero no le importaba
descubrirlas si era con Taeyeon.
Lentamente
alzó la cabeza y miró el vibrador que seguía funcionando, ahora mojado y suelto
por el suelo. Lo apagó y lentamente fue gateando sobre la alfombra, acercándose
temerosamente a su ama, mirando más de cerca el nuevo juguetito que ella
sujetaba en una de sus manos.
Su
boca se secó, pensando que podría escuchar gemir a aquella chica que la
dominaba y que quizás podría ver su rostro mientras ambas se movían con el
objeto en su interior. A pesar del miedo que sintió nada más verla vestida de
aquella forma y con toda esa "decoración" en la habitación, no podía
negar que Taeyeon era muy atractiva, y sabía cómo sonreír y hablar para tenerla
bajo su merced. Su sangre se helaba de emoción al pensar que ese solo era el
primer día y que aún le quedaban unos cuantos más para disfrutar del sexo y el
dolor a partes iguales. En ocasiones se preguntaba si eso le afectaría a su
manera de vivir de allí en adelante, pero dejó de lado esos pensamientos y
siguió gateando hasta estar frente a su ama, sentada en el suelo como una buena
mascota.
Suspiró
y la miró en silencio esperando alguna orden. Su respiración ya se había
normalizado casi por completo pero sus mejillas seguían ardiendo y su húmedo
sexo palpitaba por más.
Después
de tener ese juguetito vibrando en su interior durante un buen rato, no le
sería difícil tener ese otro entre sus paredes vaginales.
—¿Qué
debo hacer... ama? —se atrevió a preguntar al tomar aire de nuevo. Ladeó la
cabeza de forma inocente y acarició sus piernas.
★★★
TaeYeon
sonrió ampliamente por la pregunta de la chica que se encontraba todavía en el
suelo. No llevaba con ella más que una tarde, pero ya estaba aprendiendo qué
era lo que debía hacer para contentarla y lo que no aprendiera a la primera, ya
se encargaría ella de enseñarla a golpes, grabándolo a fuego en su piel.
—Súbete
a la cama y ábrete de piernas —le ordenó, instándola con premura para que lo
hiciera. La otra obedeció sin dudar a su mandato y se subió a la cama, abriendo
las piernas al máximo y dejándola ver aquella carne sonrosada e hinchada.
TaeYeon se pasó la lengua por sus resecos labios antes de darla siguiente orden—.
Ahora, mastúrbate con esto —le enseñó de nuevo el juguete y se lo tendió cuando
se lo pidió.
La
morena vio con gran satisfacción cómo la chica que tenía frente a ella se
introducía el juguete en la vagina con un leve gemido y comenzaba a moverlo en
su interior. TaeYeon comenzaba a sentirse demasiado húmeda al ver aquellas
expresiones que la otra ponía en su rostro, así que no tardó en bajarse las
braguitas que llevaba y dejar expuesta su parte inferior por fin. El contraste
del aire templado de la habitación con el calor que sentía en sus partes la
hizo sentir un escalofrío de placer.
Viendo
cómo la otra se masturbaba ante ella, se subió a la cama y se colocó a escasos
centímetros del cuerpo de la otra ocupante, haciendo que sus pezones erectos se
rozasen y que ambas suspiraran.
—Ah…
—jadeó TaeYeon—. Quiero que me lamas, quiero tu lengua en mi entrepierna… ¡YA!
★★★
Tiffany simplemente obedeció sin
rechistar. Se acomodó en la cama abriendo sus piernas y exponiendo lo más
preciado que tiene una mujer. Con lentitud tomó el doble consolador y se metió
uno de sus extremos en su interior, gruñendo de placer al tener aún la sensibilidad
a flor de piel del último orgasmo. Esta había sido hacia escasos minutos por lo
que el cosquilleo de sentir algo dentro de ella volvió con fuerza hasta el
último nervio de su cuerpo.
Tragó saliva y movió su muñeca para
meter y sacar aquél juguetito de su vagina, escuchando pervertidos sonidos
provenientes de los líquidos de su última descarga de placer y de las nuevas
oleadas que estaba sintiendo. Con su otra mano tocó su clítoris, moviéndose
sobre la cama de agua como una perrita que quería cariño en su vientre.
Arqueó la espalda al sentir el
contacto del cuerpo de su acompañante sobre ella. Solo había podido rozar la
piel de Taeyeon un par de veces pero podía admitir que era muy suave y
tentadora, le entraban ganas de morderla al ver lo blanca y pura que parecía.
Había podido escuchar su voz en un
claro suspiro y humedeció sus labios, tragando saliva por tal excitante nota
que había penetrado en sus oídos de forma juguetona y sensual.
—Lo que mi ama desee —La muchacha no
sabía si empujarla y acomodarla o si simplemente deslizarse por la cama hasta
llegar con su boca a la intimidad de esta. Optó por eso último para que su
dueña no tuviera que moverse; se sacó el juguete de su interior dejándolo a un
lado y fue deslizando su sudado cuerpo por la resistente tela que aguantaba
toda el agua de aquella cama.
No fue difícil. Tomó sus muslos con
suavidad, tocándola lo más mínimo posible para que no la castigara de forma
ruda y sacó su lengua al encontrar su rostro frente al sexo de Taeyeon.
La primera lamida fue suave, lenta,
como el roce de un pétalo, la siguiente fue algo más ruda, más apretada contra
su sexo, y a partir de la tercera, su lengua comenzó a moverse con gracia y a
un ritmo medio explorando toda su intimidad, atreviéndose a jugar con su
clítoris chocando la punta de su músculo rosado y húmedo contra este. Tiffany
podía sentir lo excitada que estaba su ama por la cantidad de líquidos que su
boca recibió en las primeras lamidas, mezclándose con su saliva instantes
después.
La pelirroja estaba disfrutando al
escuchar los continuos jadeos y gemidos de la mujer que instantes antes la
había azotado y castigado con aquellas duras vibraciones en su interior. Con
disimulo junto sus piernas y se creó fricción entre ellas, estaba bastante excitada
de nuevo.
—Mi ama sabe muy bien —Se atrevió a
decir en un deje de pasión, lamiendo con más intensidad y acariciando sus
muslos.
★★★
Escuchar
aquellas palabras procedentes de los sensuales labios de la pelirroja,
pronunciadas contra su sexo la excitaron muchísimo más que cualquier otra
acción. Debía pararla, debía hacer que dejara de lamerla y de decirle aquellas
cosas tan eróticas, pero su fuerza de voluntad estaba comenzando a flaquear. Su
mente se estaba nublando y debía hacerlo ya, antes de que todo fuera un caos.
—Detente
—ordenó TaeYeon.
La chica hizo lo que le decía
inmediatamente y ella suspiró tranquila. Había estado a punto de correrse por
culpa de aquella maldita lengua que había recorrido todas las partes de su
entrepierna con maestría. Hacía tiempo que nadie la había hecho sentir de
aquella manera con solo unos cuantos lametazos.
Centrándose en lo que venía a
continuación, TaeYeon le dio la orden muda de que se tumbara en la cama con las
piernas bien separadas y luego buscó aquel dildo doble que había dejado a un
lado y se lo introdujo con algo de cuidado en la vagina hasta que no pudo
internarlo más en su cuerpo. Justo después, cogió el otro extremo del juguete
sexual y lo dirigió hacia su propia vagina. Se lo introdujo, dejando escapar un
suspiro de placer por el contraste del frío látex entre aquellas calientes
paredes.
Se dio unos segundos en los que
aprovechó para tumbarse sobre la otra, colocando sus codos a cada lado de la
cabeza de Tiffany y dejándose caer sobre su cuerpo, haciendo que sus pezones
erectos y sensibles se rozasen entre ellos. Justo después se inclinó un poco
para probar aquellos labios rosas y morderlos de una forma salvaje, antes de
comenzar a rodar sus caderas haciendo que el dildo que ambas tenían en su interior
se moviera, arrancándole a ambas un gemido detrás de otro.
★★★
Siguió moviendo su lengua, cada vez
más rápido, más rudo, más sensual contra sus pliegues y su caliente clítoris
que comenzaba a hincharse más de lo normal. Se sentía excitada por la idea de
que su ama se corriera en su boca pero tuvo que esconder la lengua cuando
escuchó aquella palabra con su voz ronca. Su músculo rosado se escondió dentro
de su boca como si fuera la lengua de una serpiente y se movió bajo su cuerpo,
acomodándose de nuevo como estaba antes, sobre la cama, con las piernas
abiertas y más excitada que antes.
Se preguntaba qué pensaría Taeyeon
de ella al ver que sus líquidos salían con abundancia por haberle dejado probar
su sabor y disfrutarla durante un buen rato. Gimió suavemente cuando sintió que
el consolador estaba entrando de nuevo dentro de ella y arqueó la espalda al
tenerlo por completo en su interior. Sus paredes lo apretaron sin dejarlo salir
y luego sintió como sus mejillas comenzaban a arder de verdad.
Su ama se estaba metiendo aquél
objeto por la vagina de tal forma que le hacía gemir con tan solo verla. Sintió
más presión en su interior y el rostro de Taeyeon quedó a escasos centímetros
del suyo, sintiendo como una ola suave de su sensual olor se colaba en sus
fosas nasales antes de recibir una sexy mordida en sus labios, dejando que se
probase ella misma de su boca mientras de entre sus labios comenzaron a salir
gruñidos y jadeos, transformándose rápidamente en gemidos cuando el ritmo
comenzó a ser más rudo y rápido.
Sus caderas seguían el ritmo que la
morena le había impuesto y podía sentir su ajetreada respiración contra sus
labios, notando sus duros y juguetones pezones contra los suyos y aquél sensual
peso sobre su cuerpo. Sus manos arañaron suavemente sus hombros y terminaron
acomodándose en su cintura, arañándola con suavidad y lentitud, siguiendo un
ritmo todo lo contrario del que estaban siguiendo sus caderas.
Sentía aquél objeto muy adentro de
ella, golpeando con fuerza y suavidad al mismo tiempo. Era extraño de describir
pero le excitaba que una mujer le estuviera dando con un juguete con el cuál
ella también recibía placer.
—Mi ama... se mueve tan... bien
—Relamió sus labios entrecerrando los ojos y notando pequeñas gotas de sudor
que se perdían entre las raíces de sus cabellos rojos.
Con algo de miedo y lentitud, se
acercó a su mejilla derecha y la lamió lentamente, probando la suavidad de la
piel del rostro de Taeyeon.
★★★
TaeYeon
estaba imponiendo un ritmo enloquecedor moviendo sus caderas para que aquel
objeto se moviese con mayor fuerza dentro de ambas y las penetrase lo más
profundo que llegara, dándoles tanto placer que la morena estaba a punto de
enloquecer, perdida en sus propias emociones y sensaciones y queriendo llegar
al orgasmo lo más pronto posible para así sentirse en el cielo.
Sin
embargo, en mitad del acto, cuando la chica habló y lamió su mejilla, volvió a
sus sentidos.
Era
su ama, tenía que comportarse como una verdadera dominante, no podía dejarse
llevar, tenía que meterse en su papel y no abandonarlo.
Así
que dejó de moverse repentinamente y miró a la pelirroja que se encontraba bajo
ella, con la respiración agitada y la piel levemente perlada por una fina capa
de sudor. Estaba preciosa, pero tenía que castigarla por su atrevimiento.
—Has
sido muy mala… —jadeó, embistiendo con fuerza—. Te dije que no podías hacer
nada que yo no te pidiera.
Y antes de que su acompañante
pudiera protestar comenzó a moverse para que aquel dildo las penetrara de
nuevo, pero esta vez, en vez de estar rozando sus pechos, TaeYeon apoyó sus
codos en la cama de agua y apretó fuertemente los pezones de la chica con sus
dedos haciéndola gritar.
Ahora sí estaba haciendo bien su
trabajo y TaeYeon sonrió satisfecha, sintiendo cómo poco a poco se iba
acercando al tan ansiado orgasmo.
★★★
Tiffany sonrió sin poder evitarlo
cuando cruzó la mirada con Taeyeon y vio el brillo de pasión en sus ojos. Podía
ser mala y provocarla, pero le gustaban sus castigos, le gustaba la manera en
como su ronca voz penetraba en sus oídos y le hacía sentir mil mariposas, le
gustaban sus movimientos y embestidas, le gustaba todo de su ama. Incluso con
tan solo ser el primer día ya estaba pensando en que quería encontrar a esa
mujer en alguna otra ocasión, ya fuera en ese hotel o por la calle. Estaba
segura de que no debían vivir tan lejos y que se volverían a encontrar. Tiffany
no olvidaba una cara fácilmente si esa persona le había dejado buenas vibras.
Aceptaba que se había asustado mucho
cuando se vio atrapada entre el cuerpo de la bajita y la puerta, pero ahora le
encantaba que la dominara de aquella manera. Nunca había probado un sexo tan
placentero, incluidas las palmadas, los golpes con la fusta y la ruda
penetración como castigo de horas antes.
Había perdido la cuenta de cuánto
tiempo llevaban teniendo sexo, pero cuando los dedos de Taeyeon se encararon
con sus pezones y empezaron a torturarlos, sintió que debía cerrar los ojos y
soltarlo todo entre gritos y gemidos de placer. Su plan de que le hiciera un
poco más de daño había funcionado, y le daría las gracias a su propia lengua
cuando ambas quedaran demasiado rendidas para continuar. Total, era el primer
día y aún quedaba mucha diversión por delante. Es el dinero que mejor he
invertido, de eso estoy segura. Tiffany dibujó una media sonrisa en sus labios
mientras clavaba sus uñas en la blanca y perfecta piel de su ama y arqueaba la
espalda gritando con toda su voz. Los golpes del consolador le estaban dando
muy duro dentro de ella, incluso podía sentirlo en la oca de su útero, y aunque
a veces le doliera, le estaba encantando más que nunca.
La pelirroja gruñó mientras fruncía
el ceño y comenzaba a sentir como todo se volvía más ligero. El calor se
acomodó todo en su zona del bajo vientre y siguiendo los ritmos de cadera que
la bajita le imponía, se dejó llevar por el rudo y escandaloso orgasmo arañando
su espalda.
—Ama... a-ama... ¡Ama! —Apretó las
piernas alrededor de su cintura y volvió a gritar— ¡Ama me vengo!
Parecía ser que Taeyeon le gustó eso
pues no tardó en acompañarla en su orgasmo, siendo menos escandalosa pero
mostrando unos gruñidos muy sexys contra el oído de la pelirroja que yacía con
espasmos bajo su cuerpo.
Tiffany seguía con los ojos cerrados
mientras intentaba recuperar la respiración y fue despegando las uñas de su
piel para cambiar a caricias sobre su espalda. El dildo fue saliendo de sus
cuerpos con facilidad por los espasmos y la humedad entre sus piernas y cuando
la pelirroja volvió a humedecer sus labios —secos por respirar tantas veces por
la boca— sintió una suave brisa y una Taeyeon que se acomodaba sobre su cuerpo.
Nunca hubiera pensado que aquella
chica que le daba rudo y le ordenaba las mil y una perversidades, pudiera
mostrarse tan linda cuando el sueño le invadía.
Que ultramegainteso todo xd. Y solo llevaban... un dia? Xdd
ResponderEliminar¿Verdad? Muy intenso para solo un día, imagínate lo siguiente que pasará (?) XD
EliminarHe escrito 10k en una semana, creo que necesito un descanso y además echaba de menos spamearte el blog con mis comentarios absurdos, so aquí me tienes (?)
ResponderEliminarLOL BaekHyun debe de estar agradeciéndoles a los dioses todos los días por tener una vecina así (?) Ains lo sabía, Tiffany no tenía ni la más remota idea de lo que iba todo aquello, pobrecilla :/ Aunque con lo que ha terminado disfrutando al final... ¬w¬
Y apoyo el comentario de arriba, si sólo llevan un día de siete... No me imagino lo que ocurrirá en los seis restantes xD
Lo necesitas sí, tómate un descanso largo y respira hondo, te lo mereces ^^ (Muchas gracias, por cierto <3) Ya se te echaba de menos por aquí ^^
EliminarJajajajajajaja XD Baek por supuesto XD No, al principio Tiffany no tenía ni idea, pero bien que le acaba gustando luego (?)
Pues imagina lo largo que será y que pasarán miles y miles de cosas (?) El segundo día es muy guay (?) XD