Título: Sugar, Sugar
Autora:
Riz Aino
Pareja:
WonTaek (Leo + Ravi) (VIXX)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, drama, fluff
Número de palabras:
1.602 palabras
Resumen:
TaekWoon, como dueño de la cafetería, pasa más tiempo en la cocina de lo que
debería.
Notas:
historia escrita para WonTaek Shipper.
Comentario de autora:
tenía demasiada azúcar en mi vida y necesitaba compartir todo ese azúcar para
hacer vuestras vidas más dulces. Espero que os guste.
Sugar, Sugar
Kim WonSik se encontraba demasiado
concentrado en su labor, sin prestar atención alguna a lo que sucedía a su
alrededor. Siempre era así cuando comenzaba a decorar los pequeños pastelitos
que servían en aquella cafetería o las tartas que les eran encargadas para
cumpleaños o aniversarios. El maese pastelero del lugar nunca atendía a nada
cuando se enfocaba en aquello, así que, TaekWoon aprovechaba algunos de esos
instantes para pasarse por la cocina del establecimiento que llevaba y, con la
excusa de picotear algo para probar si estaba bueno o no, observaba desde la
distancia al chico. Probablemente alguno de los camareros o de los demás chicos
que trabajaban en la cocina se habrían dado cuenta de que sus extrañas
incursiones se producían siempre a la misma hora en la que WonSik trabajaba en
sus creaciones, pero ninguno había dicho nada al respecto. Era mejor para todos
que no dijeran una palabra sobre ello.
Aquella tarde de domingo, recién abiertos
tras el parón del medio día, TaekWoon decidió pasarse por la cocina y observar
la escena de siempre, aquella en la que WonSik se volvía increíblemente sexy
mientras decoraba pastelitos. No estaban un día demasiado ajetreado porque
había un partido de fútbol importante y lo que la gente encargaría más que nada
sería pollo frito, así que, la cafetería estaba muy vacía, pero el dueño había
esperado que su empleado siguiera su rutina; sin embargo, cuando llegó, se
encontró a WonSik sentado tranquilamente, hablando con HakYeon y SangHyuk. Al
parecer el día estaba siendo tan tranquilo que ni siquiera tenía que reponer
pasteles.
TaekWoon, al ver aquello, simplemente se
detuvo un segundo antes de disponerse a salir. No obstante, no pudo llegar muy
lejos porque una voz profunda lo llamó desde lejos.
—¡Hyung! ¿Por qué no te quedas un rato con
nosotros?
Era WonSik quien lo había llamado,
reconocería aquella voz en cualquier lugar del mundo. Pero a pesar de que
TaekWoon se detuvo unos segundos, ni siquiera contempló la idea de quedarse
unos momentos con sus empleados, por más que estuviera tentado a quedarse para
siempre con WonSik. El jefe solo siguió su camino hasta su despacho, dándose
una vuelta antes por la zona de la cafetería para ver cuántos clientes tenían
en aquellos momentos. En el gran salón pudo ver simplemente a HongBin detrás de
la barra, atendiendo al chico de la nariz grande que siempre iba por allí a la
misma hora, y a un grupo grande de chicas que suspiraban desde su mesa por el
camarero guapo.
TaekWoon decidió que lo mejor que podía hacer
en aquellos momentos era dirigirse a su despacho y ponerse a hacer cuentas para
ver qué podía hacer por su negocio. A la mañana siguiente tendría que hablar
con un par de proveedores, pero era algo que pudiera captar su atención tanto
como para olvidarse de WonSik.
La realidad era que no sabía desde qué
momento su empleado se había convertido en un pensamiento siempre presente en
su mente. Quizás había sido desde el día en el que lo había contratado después
de hacerle la entrevista y probar uno de sus dulces o quizás había sido desde
que hacía unos meses se habían encontrado solos en la cocina y WonSik se había
acercado a él sonriéndole de forma encantadora antes de darle un azucarado beso
en los labios.
Unos repentinos golpes en la puerta de su
despacho lo sacaron de sus pensamientos y TaekWoon sacudió su cabeza para
dejarlos ir rápidamente antes de darle paso a la persona que había llamado. Al
abrirse la puerta, apareció HakYeon con un café humeante en sus manos y una
sonrisa que no presagiaba nada bueno en su cara. Quizás no lo debía haber contratado
a pesar de que su amigo de la infancia fuera todo un experto en hacer todo tipo
de bebidas.
—¿Qué quieres? —le preguntó.
—Solo dejarte un café para que no te duermas
sobre los papeles —contestó, acercándose a la mesa—, ya que hoy no has tenido
tu dosis diaria de azúcar ni te has alegrado la vista con cierto maese
pastelero haciendo su trabajo he pensado que lo necesitarías.
HakYeon dijo todo aquello con una sonrisa en
su rostro y TaekWoon quiso hacerle beberse el café hirviendo y meterle después
la taza por la boca para que dejara de reírse de él.
—No necesito nada —dijo en cambio.
—Oh, vamos —HakYeon dejó la taza sobre la
mesa y se sentó en una silla que había frente a su escritorio—. Deja de poner
esa cara de mala hostia cada vez que intento que muestres tus sentimientos.
—Sabes perfectamente que yo no tengo de eso
—respondió, desviando su vista hacia los papeles que tenía sobre la mesa.
—Los tienes —aseguró el otro—, como todo el
mundo, lo que pasa es que eres idiota y no te das cuenta de que vas a perder al
único chico que se ha interesado por ti por ser así.
—Tengo mucho trabajo que hacer —quiso que con
aquellas palabras su amigo entendiera que se tenía que ir de allí, pero HakYeon
nunca había sido bueno para leer lo que quería o no.
—Sabes que le estás mandando señales
confusas, ¿no? —le preguntó—. A veces eres amable con él, otras veces lo
ignoras, pero siempre vas a observarlo mientras trabaja concentrado para que no
se dé cuenta de que lo estás mirando. ¡El pobre WonSik tiene la cabeza hecha un
lío!
—¿Debe interesarme la vida personal de mis
empleados? —cuestionó, alzando su cabeza, su rostro expresando total
indiferencia, pero su corazón encogido.
—Debería —sentenció HakYeon levantándose de
la silla—. Porque si no HongBin va a aprovechar su oportunidad con WonSik y
éste no te va a esperar.
Después de decir aquellas palabras, HakYeon
se fue de su despacho y TaekWoon echó su cabeza sobre los papeles que había
estado fingiendo leer. Nunca se le habían dado bien las relaciones personales,
él siempre había sido más de encerrarse en su habitación y ver por la ventana
cómo los niños de su barrio corrían por la plaza. HakYeon había sido la única
persona con la que se había relacionado realmente y solo había sido porque el
mayor había ido presionándolo una y otra vez, así que, no sabía realmente qué
era lo que debía hacer con respecto a WonSik.
¿Le gustaba? Suponía que sí, pero no podía
decirlo con seguridad porque nunca antes le había gustado una persona. ¿Se
estaba replanteando despedir a HongBin para que no se le ocurriera acercarse a
WonSik? Probablemente.
Al final de la tarde, TaekWoon decidió que lo
mejor que podía hacer era comenzar a cerrar la cafetería e irse de allí, con
suerte, solo quedaría SangHyuk en el establecimiento, terminando de limpiar.
Sin embargo, cuando entró al local, allí ya no había nadie. Todas las sillas
habían sido puestas sobre las mesas y las luces estaban apagadas. Le extrañó
bastante aquello pero no le dio mucha importancia, así que, sin pensarlo
demasiado se dirigió a la cocina, donde se encontraba la puerta de atrás, la
que era utilizara para salir. Al llegar allí, vio que WonSik estaba sentado en
una de las sillas, como si estuviera esperándolo. El chico alzó la cabeza al
escucharlo entrar en el lugar y lo miró fijamente a los ojos, haciendo que
TaekWoon quisiera salir corriendo de allí.
—Hyung —dijo—. No quería hacer esto, pero
HakYeon me estaba volviendo más loco de lo que ya lo estaba haciendo yo solo
—se levantó de la silla y caminó hacia él hasta que se quedó a un par de
metros. TaekWoon se encontró deseando que quería que aquella distancia se
acortara—. Sé que besarte sin tu consentimiento estuvo mal —murmuró—, pero me
gustas mucho, hyung, y pensaba que yo también te gustaba —WonSik suspiró—. Si
no piensas en mí de esa forma, por favor, dilo —le pidió. Una mirada angustiada
cruzó sus ojos y el mayor sintió cómo su corazón se encogía por segunda vez en
aquella tarde—. Creo que puedo soportar tu rechazo, lo prefiero a soportar tu
indiferencia.
TaekWoon nunca había sido bueno con las
palabras, nunca se había expresado demasiado bien delante de las personas y
siempre había esperado que sus acciones hicieran a la gente comprender qué era
lo que quería o no; sin embargo, el mundo parecía no darse cuenta nunca de
nada. Realmente, el mayor no sabía si lo que sentía por WonSik era lo mismo que
el otro sentía por él, pero lo que sí sabía era que no quería que HongBin se lo
arrebatara o que estuviera triste y sufriendo por su culpa. Por todo aquello,
TaekWoon solo dio unas zancadas hasta dejar atrás toda la distancia que los
separaba y tomó el rostro de WonSik con una de sus manos, lo miró a los ojos
durante unos instantes y después buscó sus labios para hacerle entender todo lo
que no sabía cómo decirle.
A partir de aquel momento, TaekWoon se
pasaría mucho tiempo en la cocina, con la misma excusa de siempre, probar los
dulces, solo que ahora también probaba los labios de WonSik de vez en cuando.
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