Título:
What family means
Autora:
Riz Aino
Pareja: YuSol (HanSol + Yuta) (SMROOKIES)
Clasificación: PG
Géneros: family!AU, romance, fluff
Número de
palabras: 1.274 palabras
Resumen: HanSol y Yuta, después de conseguir todos los papeles
necesarios, deciden adoptar un bebé para que sea parte de su familia.
Notas: esta historia fue escrita para Cel, que ganó un juego en
twitter.
Comentario de
autora: yo no soy muy de
escribir family!AU pero es que lo vi y no me pude contener porque era algo
demasiado adorable y, sobretodo, algo que se sale de lo que suelo hacer. Espero
que te guste.
What family means
HanSol y
Yuta llevaban tanto tiempo rellenando papeles tras papeles, haciendo
entrevistas y tratando con los servicios sociales que cuando por fin les fue
concedido el permiso de adopción, ninguno se lo pudo creer. Habían pasado dos
años desde que se habían decidido a adoptar después de pensarlo una y otra vez,
después de reflexionar si de verdad era lo que querían y podían criar a un bebé
ellos solos, y casi se habían dado por vencidos ante las inclemencias que
habían tenido que pasar. El matrimonio homosexual no había sido legalizado
hasta hacía solo diez años y la adopción de niños no había sido prevista hasta
que habían pasado ocho más, por lo que todavía no estaba normalizado, todavía
debían de pasar por muchas cosas antes de poder llegar al destino final: poder
formar una familia feliz. Pero a pesar de que habían pasado por mucho, HanSol y
Yuta no se habían dado por vencidos en ningún momento y, llegando al final de
su tercera década de vida, ambos por fin tuvieron la oportunidad que llevaban
tanto tiempo ansiando.
Ambos
habían pensado en adoptar a algún bebé o a un niño o niña muy pequeño para
criarlo juntos y educarlo en un entorno de amor paternal, algún bebé que no
hubiera conocido lo que era la infelicidad para que mientras estuviera bajo su
tutela, nunca la conociera. Sin embargo, después de llegar al primer orfanato
que tenían en su ruta, los dos cambiaron totalmente de idea.
—Pueden
esperar por aquí —les dijo la mujer que estaba encargada de guiarlos por el
lugar—. Voy a avisar al director para que os reciba y os enseñe las fichas de
los chicos para que podáis decidir.
—Gracias,
aquí esperaremos —respondió HanSol, haciendo una breve reverencia y sonriéndole
a la mujer.
Ésta les
sonrió a ambos de vuelta y después desapareció de su vista, subiendo las
escaleras y dejándolos solos en el pasillo de aquel colegio católico
reconvertido en orfanato. La pareja estaba nerviosa porque, después de aquel
día, sus vidas cambiarían y sus pies no paraban de golpear el suelo levemente
mostrando impaciencia. Querían conocer al bebé que iba a estar bajo su tutela
pronto y realizar el restante papeleo necesario para poder ser la familia que
siempre habían soñado.
En aquel
silencio, de repente sonó un timbre y unos segundos después, las puertas que se
encontraban en aquel pasillo se abrieron, dejando paso a una tromba de niños y
niñas de todas las edades que, gritando, salían corriendo de las que parecían ser
sus clases hasta la puerta que llevaba al patio que HanSol y Yuta habían
cruzado hacía no mucho cuando entraron al orfanato. Había al menos una centena
de niños en edad escolar en aquel lugar y era algo triste que ninguno de
aquellos niños tuviera una familia que los quisiera y ayudara, pero al menos
estaban en aquella institución y allí se ocupaban de educarlos y de tratarlos
lo mejor que podían para darles un futuro.
HanSol
no pudo evitar pensar en cómo de desdichadas habían sido las vidas de aquellos
que se encontraban allí, que debido a diferentes situaciones se habían quedado
sin familia alguna y que ya eran demasiado mayores como para que alguien los
adoptara. Había un montón de adolescentes allí que trataban de manejar los
cambios de aquella edad tan mala y que seguramente se sentían desamparados,
muchos de ellos, seguro que habrían pasado por varias casas de acogida y otros
seguramente habrían sido devueltos al orfanato por “padres” que en vez de mirar
por el bien del niño que habían acogido en su seno, solo miraban por el propio.
El mayor
de los dos comenzó a observar a todos esos niños y niñas que jugaban en el
patio alegremente hasta que sus ojos se toparon con un chico que se había
quedado sentado en una esquina, con la cabeza gacha y rodeado solo de su
soledad. Parecía tener unos doce o trece años y también parecía que no tenía
amigos en ese sitio.
—Yuta
—llamó a su pareja—. ¿Ves a ese niño de allí? —le preguntó, señalándolo.
—Ajá
—respondió el otro—. ¿El que está solo? —HanSol asintió—. ¿Qué sucede con él?
—Quiero
hablar con él un poco mientras viene la señora Park —dijo—. ¿Vienes conmigo o
te quedas?
—Creo
que prefiero ir.
HanSol
le sonrió y después echó a andar, seguido de cerca por Yuta, hasta que llegó al
lugar en el que estaba el muchacho y se sentó en el suelo, a su lado, dándole
igual mancharse el pantalón del traje de suciedad.
—Hola
—le dijo, haciendo que el chico levantara la cabeza para mirarlo. Éste tenía
una profunda y triste mirada en sus ojos castaños que hizo que el corazón de
HanSol se encogiera—. ¿Cómo te llamas?
—ChenLe.
—Encantado
de conocerte, ChenLe —le sonrió—. Yo soy HanSol y este de aquí es mi marido
Yuta —presentó—. ¿De dónde eres? ChenLe no es un nombre coreano, al menos hasta
donde yo sé.
—Soy de
Shanghai —respondió el niño—. El nombre de Yuta tampoco es coreano.
—No lo
es, no —contestó Yuta con una enorme sonrisa—. Soy de Osaka, en Japón.
El
matrimonio pasó un rato hablando con aquel chico y cuando fueron llamados por
la señora Park para ver al director, ambos tenían muy claro que, a pesar de que
habían ido buscando un bebé que criar, acababan de cambiar de opinión y querían
que fuera ChenLe quien entrara a formar parte de su familia, mucho más después
de lo que les contó el director.
—ChenLe…
—murmuró el hombre—. Lleva aquí unos cuatro o cinco años ya y ha pasado por un
par de hogares desde entonces pero ha sido devuelto porque era incapaz de
adaptarse a las dinámicas de las familias que lo han acogido.
—¿Por
qué está aquí? —cuestionó HanSol.
—Sus progenitores
eran inmigrantes chinos sin papeles y cuando su padre mató a su madre, las
instituciones fueron incapaces de encontrar al resto de su familia en China,
así que nos lo trajeron aquí —les contó—. Han sido unos años difíciles para él
y, hace unos meses, cuando parecía que había comenzado a levantar cabeza
gracias a un muchacho del centro, éste fue acogido por una familia y desde
entonces ha vuelto a estar pensativo y triste.
Tras
escuchar aquello, HanSol y Yuta se dedicaron una mirada y con esa mirada ambos
supieron lo que el otro quería decir. Habían ido buscando un bebé al que criar
y al que mostrarle cuál era el significado de la familia y del amor… pero
ChenLe les había robado el corazón solo hablando unos momentos con él y
sabiendo la que hasta el momento había sido su vida, pensaron que era mucho
mejor adoptarlo a él antes de que fuera demasiado tarde y dejara de creer que
podía haber alguien que lo quisiera.
—Queremos
rellenar los papeles de la adopción de ChenLe —dijo Yuta.
—¿Están
seguros? —les preguntó el hombre.
—Completamente
—respondió HanSol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario