Título: Backstage
Autora: Riz Aino
Parejas: KyuWook (KB + Nine)
(OnlyOneOf)
Clasificación: R
Géneros: canon, smut, pwp
Numero de palabras: 965 palabras
Resumen: tras la última
actuación de libidO, KyuBin no puede contenerse más y acaba llevando a WookJin
a un lugar apartado en el backstage.
Advertencias:
un poco de teasing en un entorno semi público… con la cosa esta de “ay, que nos
van a ver”.
Notas: historia inspirada en la última
actuación de libidO, en donde Nine decide tirar de la
corbata de KyuBin y yo grité.
Comentario de autora: tengo un
problema muy gordo porque yo había decidido inspirar las historias en momentos
aleatorios de todas las eras, pero es que la era libidO me está trastornando
demasiado, lo siento. Espero que os guste.
Backstage
Acababan de bajarse del
escenario después de grabar la última de sus presentaciones de libidO y
mientras agradecían al staff del programa por haber hecho que la grabación
fuera perfecta, KyuBin no podía dejar de pensar en la persona que iba justo
delante de él en la fila. Se había pasado todos los ensayos, todas las
promociones, cada minuto que tenía libre, cada segundo que no tenía nada que hacer,
tentándolo… y él había aguantado como había podido durante todo aquel tiempo
porque no podía hacer otra cosa más que aguantar y tratar de no saltarle
encima, pero ya no podía contenerse más, menos después de que en aquella
actuación hubiera usado su corbata para tirar de él, en lugar de envolver su
cuello con la cinta tal y como era el baile original —o incluso tomarlo del
mentón como había hecho en los últimos días— y después hubiera bajado su
chaqueta, metiendo su mano por debajo de esta y tocando su hombro y su espalda.
Había jugado durante todas las promociones y, sobre todo, durante los últimos
días, al gato y al ratón… y Jung WookJin no iba a tardar en ser cazado.
¿Cómo
había aguantado todo aquel tiempo? KyuBin ni siquiera lo sabía. Cualquier otra
persona en su sano juicio habría acabado haciendo aquello mucho antes. Aprovechando
que en el backstage siempre había lugares oscuros, alejados de todo y de todos,
KyuBin no dudó en tomar de la mano a WookJin y guiarlo hacia uno de aquellos
lugares. La confusión estaba pintada en el rostro del menor durante todo el
camino, pero KyuBin no dijo absolutamente nada, en parte porque todavía
llevaban colgados los micros al cuello, en parte porque no quería decir nada
por si WookJin trataba de escapar luchando por su vida, porque en aquellos
momentos solo tenía una cosa clara: no iba a dejarlo escapar.
—Hyung —murmuró
el chico, probablemente dándose cuenta de que algo estaba tramando cuando se
encontraron completamente solos en un estrecho hueco, escondidos del resto del
mundo—. ¿Qué pretendes?
Pero KyuBin no le contestó,
simplemente lo pegó contra la pared y lo arrinconó allí, colocando sus brazos a
cada lado de su rostro, pegándose a su cuerpo y no dejándole escapatoria
posible.
—Hyung… nos pueden ver… —le
dijo el chico, parpadeando una y otra vez, rápidamente, el pánico reflejado en
aquellos oscuros ojos.
—Nadie sabrá que estamos aquí, si no
haces ningún ruido —replicó.
E inmediatamente no dudó
en hacer aquello por lo que había llevado al menor hasta allí.
KyuBin comenzó a darle
besos en su cuello, pequeños mordiscos que sabía que no dejarían marca porque
no estaba apretando lo suficiente como para ello, provocando que la respiración
de WookJin se acelerara de forma inmediata porque siempre había sido sensible
al toque, siendo su cuello uno de los lugares más sensibles de su cuerpo.
KyuBin aprovechó que el menor comenzaba a bajar todas sus defensas, simplemente
disfrutando de sus besos, para llevar una de sus manos a su cintura, adentrando
una de ellas en el pantalón del chico, rozando con las yemas de sus dedos el
miembro del menor. Un jadeo quedo salió de los labios de WookJin y KyuBin no
pudo evitar sonreír contra su piel porque si elevaba la voz sí que los iban a
encontrar allí, antes de volver a dejar un camino de besos en su cuello.
Siguió moviendo su mano
contra el miembro del chico, sintiéndolo a través de la tela de sus
calzoncillos, notándolo crecer lentamente, endureciéndose con cada segundo que
pasaba. Su respiración volviéndose más irregular y los jadeos volviéndose mucho
más fuertes, tanto que KyuBin estuvo tentado a dejar su cuello y atrapar sus
labios, pero si hacía aquello, ambos aparecerían con los labios hinchados y el
pintalabios corrido, y no podía arriesgarse a que los demás descubrieran lo que
habían hecho en aquella esquina oscura y apartada del backstage de aquel
programa musical. No obstante, a pesar de que los jadeos que crecían en
intensidad, KyuBin siguió tocando a WookJin sin detenerse, esperando el momento
preciso para dejar de hacerlo y, así, darle su merecido al menor por haberlo
estado tentando durante todo aquel tiempo.
Y el momento llegó cuando
notó que el cuerpo de WookJin comenzaba a tensarse, los músculos de su cuello
casi tan duros como su miembro contra su mano. Justo en ese momento, en el que
el menor estaba a punto de liberarse y caer en el placer del orgasmo, KyuBin
retiró su mano de sus pantalones y se alejó de él rápidamente, como si su
contacto le quemara. El chico jadeó, descontento por lo que acababa de pasar,
con sus ojos velados todavía por el placer arrebatado hirviendo ahora de odio
por él.
—Hyung —protestó,
pero KyuBin no se acercó de nuevo a él.
—Para que la próxima
vez te pienses lo de tentarme —replicó, con una sonrisa pícara—. Yo no soy
JiSung.
Y, triunfante y sabiendo
que había conseguido dejar a WookJin al borde del orgasmo, se alejó de él.
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