Título: The princess’ flower
Autora: Riz Aino
Parejas: HiiNak (Yabuki Nako + Honda
Hitomi) (IZ*ONE | AKB48)
Clasificación: PG
Géneros: AU, historical, fluff
Numero de palabras: 731 palabras
Resumen: la flor del crisantemo es el emblema de la familia
imperial y, por lo tanto, la flor de la princesa Nako.
Notas: no he encuadrado la historia en ningún momento en
concreto porque ando justa de conocimientos en historia japonesa y para algo
tan cortito como esto no me apetecía realmente ponerme a investigar mucho.
Comentario de
autora: Nako y Hitomi son de mis
nenas favoritas en IZ*ONE y la verdad es que quería escribir algo con ellas y
no dejar pasar la oportunidad de hacer algo con mis niñas. Espero que os guste.
The princess’ flower
Hitomi solo había visto la flor del
crisantemo en un emblema en una ocasión. Una única ocasión. Pero nunca había
podido olvidarla. Era una niña cuando una procesión de la familia imperial
caminó por las calles de la capital, provocando que todo el mundo enmudeciera y
se inclinaran ante ellos. Su madre la había hecho inclinarse también al paso de
la comitiva y Hitomi solo había levantado la cabeza en una ocasión, justo
cuando ante ella pasaba una niña más o menos de su edad, con unos ojos enormes
y brillantes, observándolo todo con curiosidad y asombro, con aquel emblema de
la flor de crisantemo grabado en un collar. Su madre la había hecho inclinar la
cabeza de nuevo, pero Hitomi había sido feliz porque había podido ver a una de
las princesas de la familia imperial. Desde aquel momento, no había vuelto a
ver aquella flor ni aquel emblema nunca más… hasta aquella noche.
Era de madrugada cuando llamaron a
la puerta de su casa. Hitomi escuchó los golpes entre sueños, de la misma forma
que escuchó a sus padres despertarse y hablar. Más dormida que despierta
escuchó más voces, muchas voces desconocidas que, poco a poco, la fueron
despertando. Sin embargo, Hitomi no terminó de despertarse hasta que su madre
no llegó a su lado y la movió ligeramente, sujetándola por los hombros.
—Hitomi, cariño, despierta —le dijo
la mujer y ella abrió los ojos levemente—. Tienes que vestirte e irte ahora
mismo.
—¿Qué? —preguntó sin comprender.
Su madre no le contestó, solo la apremió para salir de la
cama. Confusa, Hitomi no pudo hacer más que obedecer a su madre, que parecía
preocupada y ansiosa. Se levanto y se arregló y después siguió a su madre por
la casa hasta llegar a la entrada, donde su padre las esperaba, junto con una
comitiva de cinco personas.
—Tienes que irte con ellos, mi niña —le dijo su madre—.
No te preocupes, no te pasará nada.
Con mucho miedo y todavía demasiado
confusa, Hitomi acabó haciendo lo que su madre le había dicho, irse con aquella
comitiva de madrugada, sin saber por qué y sin saber qué sería de ella, sin
volvería a ver a sus padres o si en algún momento regresaría a su hogar…
incluso si podría seguir viva para ver un nuevo amanecer. A su lado se colocó
una persona más o menos de su altura, con una capa que ocultaba su rostro, pero
que le tendió la mano y Hitomi aceptó aquella mano y la tomó durante toda la
noche fuertemente, como si fuera su salvavidas. En la oscuridad de la noche,
pudo ver el leve brillo de una joya en forma de crisantemo; no obstante, no
habló con la persona que le tendió la mano y solo siguió a la comitiva por las
oscuras calles de la capital hasta salir por la muralla, saltando por ella con
la ayuda que le brindaron.
Cuando finalmente el sol iluminó su
camino, hicieron un alto, escondidos en los bosques que circundaban la gran
ciudad, finalmente la comitiva se presentó ante ella. Guardias de palacio,
damas de la corte y la princesa Nako, la misma princesa que años atrás había
cruzado su mirada con la suya, cuando ambas eran solo unas niñas. Esa mañana,
Hitomi supo que su familia siempre había tenido una deuda con el clan familiar
de la princesa y que su labor era ayudar a cualquier miembro de la familia que
estuviera en apuros. Y esa misma mañana, Hitomi supo que, ya fuera por deuda
familiar o por su propia decisión, ella ayudaría siempre a la princesa Nako.
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