Título: fragile
Autora: Riz Aino
Pareja: KyuJung (KB x YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, drama, smut, pwp
Numero de palabras: 6.219 palabras
Resumen: KyuBin piensa que TaeYeob es frágil y delicado como una
hermosa pieza de porcelana antigua… pero TaeYeob es cualquier cosa menos
frágil.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas.
Notas: historia inspirada por la foto teaser unit de KB y YooJung, simple y llanamente por esa foto que me dejó
encandilada. En un principio la quise usar como portada, pero después salió la
otra foto y decidí que me gustaba más para la portada.
Comentario de
autora:
hoy es el segundo aniversario del debut de OnlyOneOf y tenía muchas ganas de
escribir algo para celebrarlo, así que, estuve dándole vueltas a ver cuál de
las ideas que tenía era la elegida y esta salió. Espero que os guste.
—Entonces, KyuBin hyung,
¿te has acostado ya con tu novio? —preguntó WookJin, provocando el caos en la
mesa.
YongSoo, que estaba
bebiéndose tranquilamente un batido de chocolate, espurreó su contenido sobre
la mesa al escucharlo, casi atragantándose, aquello hizo que WookJin se descojonara
del chico como si no hubiera un mañana, mientras que JiSung abrió los ojos como
platos y después le dio un tortazo en el hombro al chico para que se comportara.
KyuBin miró aquella escena de película de humor cutre y mala impasible, aunque
por dentro estaba bastante nervioso, tratando de encontrar las palabras exactas
con las que contestar a aquella pregunta con sinceridad, pero sin ganarse mínimo
años de burlas por ella. Mientras la situación se normalizaba, con YongSoo
todavía tosiendo un poco, pero lo suficientemente bien como para limpiar la
mesa de aquella cafetería/librería a la que habían ido a echar la tarde de los
restos de su batido y JiSung dándole a WookJin la paliza de su vida mientras este
se quejaba de que los golpes le dolían, KyuBin llegó a la conclusión de que
dijera lo que dijera, se iban a burlar de él por toda la eternidad, así que
hizo de tripas corazón y esperó a que el chico volviera a preguntarle, porque
conociéndolo, sabía que le iba a volver a preguntar.
—¿Ha pasado o no, hyung?
—preguntó de nuevo en cuanto JiSung dejó de pegarle, echándose sobre la mesa y
moviendo sus cejas de forma sugerente.
—No, aún no —respondió
KyuBin, sincero.
—Me debéis cada uno 20.000
wons, aflojad la pasta —dijo el chico, moviéndose alternativamente hacia su
derecha y su izquierda, con su mano extendida, dispuesto a cobrar el dinero por
aquella apuesta hecha a sus espaldas.
—Joder, hyung,
confiaba en ti y en que después de vuestra escapada romántica hubierais hecho
algo, lo que fuera —le echó en cara JiSung—. Me voy a gastar el sueldo en
apuestas con el idiota este.
—No apuestes contra mí —le
dijo el chico, sacándole la lengua mientras esperaba con las manos extendidas a
que YongSoo dejara de contar centimillos y le diera el dinero. JiSung levantó
su mano e hizo el amago de pegarle, pero antes de que pudiera hacer nada, un
grupito de cuatro chicas monas pasó por la mesa y bajó el brazo, dedicándoles
una sonrisa encantadora a las chicas como si allí no estuviera pasando nada.
—A ver, no nos acostamos,
pero algo hicimos —aclaró KyuBin.
YongSoo, que estaba a
punto de soltar el dinero sobre la mano de WookJin, inmediatamente la retiró y
la colocó contra su pecho, protegiendo su dinero del pérfido de WookJin, que se
giró hacia KyuBin con la boca abierta.
—No me lo puedo creer,
cuéntanos todos los detalles —le dijo.
—Eso, hyung, que no
queremos darle nuestro dinero a WookJin —animó YongSoo.
—Mmmmm… imagino que solo
queréis saber los detalles de cama —murmuró y los tres idiotas ante él
asintieron—. Vale… nos metimos en la cama y nos estábamos tocando cuando de
repente a TaeYeob le dio un mareo y tuvo que tumbarse con las piernas en alto
media noche hasta que se encontró mejor, para entonces, a los dos se nos habían
quitado las ganas —contó—. Y después de eso, ¿qué queríais que hiciera?
—Tirártelo —respondieron
los tres al unísono
KyuBin puso los ojos en
blanco. No podía haber escuchado lo que acababa de escuchar, pero lo había
escuchado, eso lo tenía claro.
—¿Cómo
me voy a tirar a alguien al que le ha dado un mareo simplemente porque nos
estuvimos tocando la polla un rato el uno al otro? —les cuestionó, subiendo un
poco el tono y haciendo de aquella forma que la gente a su alrededor se girara
hacia ellos y lo miraran mal. KyuBin agachó la cabeza levemente, avergonzado,
queriendo esconderse de todo y de todos los presentes.
—Tirándotelo,
hyung —le dijo JiSung—. No se va a romper.
—¿Y eso
cómo lo sabes? —le tuvo que preguntar—. Tú no lo conoces… TaeYeob es un chico
delgadito, frágil y delicado… como si fuera una pieza hermosa de porcelana antigua…
si hiciera algo un poco más brusco como el otro día o más, no sé si lo va a
poder soportar.
Los tres
lo miraron con la boca abierta y KyuBin supo inmediatamente que lo estaban
juzgando descaradamente. No tenían ni que decirle nada en aquellos momentos.
Probablemente se lo estarían diciendo y recordando por el resto de su vida.
Quizás debía de cortar todo tipo de relación con aquellos tres idiotas que lo
llevaban por la calle de la amargura… pero entonces se quedaría sin amigos…
claro que, a veces era mejor no tener amigos a tener ese tipo de amigos. Mejor
solo que mal acompañado, solía decirle su madre cuando estaba en el instituto y
se juntó con una pandilla de idiotas.
—¿Entonces
vas a pasarte toda tu relación con él sin tener sexo por miedo a que le dé otro
mareo o le hagas algún tipo de daño? —preguntó JiSung.
—No
suena mal —respondió—. No todo es sexo en esta vida.
—Hyung…
sin sexo no hay vida —le dijo YongSoo, con los ojos vidriosos, pareciendo
demasiado afectado.
—Lo dice
el virgen —le replicó WookJin, cachondeándose de él.
—Pues
por eso lo digo —respondió el chico, girándose hacia WookJin—. Porque esta vida
sin sexo no es vida ni es nada.
—Eso lo
podemos arreglar.
WookJin
le dedicó una sonrisa pícara a YongSoo que hizo que el chico se alejara de él
mientras juraba y perjuraba que jamás dejaría que lo tocara, ni con un palo.
Eso hizo que WookJin se acercara más al chico y casi lo acorralara contra la
ventana del establecimiento, antes de que JiSung le volviera a pegar en el
brazo diciéndole que se comportara, que estaban en público. KyuBin solo quiso
salir de allí. Ni siquiera sabía por qué había acabado aceptando salir con
aquellos idiotas ese día —bueno, sí lo sabía, le habían prometido ir a uno de
sus lugares favoritos—, pero lo que él quería era volver con TaeYeob porque
después de haber pasado aquel fin de semana juntos en aquella pequeña casita
rural en mitad del monte, alejados de la civilización y con la compañía del
otro, había provocado que se hicieran mucho más cercanos y se acostumbraran más
el uno al otro… y ahora KyuBin lo echaba de menos. Echaba de menos su sonrisa,
aquellos ojos que se convertían en dos medias lunas cuando sonreía, echaba de
menos sus bromas estúpidas, que casaban completamente con las suyas, echaba de
menos cuando lo abrazaba por la espalda, hundiendo su rostro entre sus
omóplatos, inspirando fuertemente o dejándole besos en la nuca, echaba de menos
estrechar aquel cuerpo delgado y frágil entre sus brazos. Echaba de menos a
TaeYeob en sí mismo.
—Bueno,
chicos, si lo único que vais a hacer es intentar comeros los morros los unos a
los otros y meteros conmigo porque no me he acostado con mi novio, tengo cosas
mas importantes que hacer, así que, si me disculpáis, me voy —fue lo que acabó
diciendo KyuBin, levantándose y todo de la mesa, llamando la atención de sus
amigos, que lo miraron con caras de cachorritos.
Y al
final KyuBin acabó quedándose otra hora más en la cafetería/librería con aquel
trío de idiotas a los que llamaba amigos.
~
—¿Y después
de eso no volvió a intentar nada contigo? —le preguntó SungHo y TaeYeob negó
con la cabeza.
—Nada de
nada —respondió, dándole un pequeño sorbo al vaso de agua que su amigo le había
ofrecido al llegar a su casa.
—¿A
quién se le ocurre tener un mareo en pleno tema? —comentó JunHyung. El chico
había estado callado durante toda la conversación, pareciendo aburrido y sin
prestar atención aparentemente… pero sí que había prestado atención, siempre
prestaba atención—. Normal que ahora no te quiera tocar ni con un palo, vaya
que te dé otro chungo.
—Primero,
nadie ha pedido tu opinión, Kim JunHyung —le dijo, levantando un dedo y
señalándolo—. Segundo, no sé ni por qué estás aquí, pero ya que estás, no
hables, nunca hablas, ¿por qué tienes que hablar ahora?
El chico
puso sus ojos en blanco y TaeYeob apretó sus labios en una fina línea. Si
SungHo no hubiera estado allí para calmar los ánimos y poner paz entre ellos,
lo más probable era que JunHyung no hubiera salido de aquel piso vivo. Pero no,
SungHo era un remanso de paz y no le gustaban los conflictos a no ser que éstos
tuvieran una razón de ser y, al parecer, que JunHyung hiriera de aquella forma
el orgullo de TaeYeob no le pareció una razón lo suficientemente válida como
para que corrieran ríos de sangre.
—Me
duele decirlo —comentó SungHo—, pero puede que JunHyung tenga un punto —TaeYeob
entornó sus ojos, mirándolo con odio infinito y SungHo volvió a hablar, para
tratar de hacerse entender—. No quiero decir que tenga completamente la razón, pero
sí que tiene un punto.
—Explícate.
—Bien… no conozco a KyuBin
en persona, pero siempre has dicho que tiene un carácter bastante suave a pesar
de que en realidad es un armario empotrado —dijo. TaeYeob asintió porque
aquello era así. Cuando se habían conocido, a través de aquella app de
citas, simplemente había hecho match porque le había parecido guapo y
estaba muy bueno, pero cuando habían quedado para hablar y lo que surgiera,
TaeYeob había acabado queriendo conocerlo más y aquel “lo que surja” había
terminado siendo una relación de seis meses—. Cabe la posibilidad de que como
tú no eres tan grande, ni musculoso, te diera un mareo cuando estabais liándoos
y además seas bastante menor que él, te vea ahora mismo como alguien que debe
proteger y cuidar y el sexo no entre en sus planes porque no quiera hacerte
daño
—¡Qué tontería más grande!
—no pudo evitar soltar, porque literalmente era la tontería más grande del
universo entero… pero SungHo señaló a JunHyung y este se escondió detrás de su flequillo—.
No puede ser verdad…
—¿Qué fueron tres meses
hasta que lo volviste a intentar? —le preguntó SungHo a JunHyung.
—Dijiste que te había
dolido mucho, ¿qué querías que hiciera? —replicó en chico.
—Pues que lo hicieras otra
vez y me ayudaras a prepararme mejor, no sé, con paciencia y saliva, el
elefante se la metió a la hormiga —contestó SungHo.
TaeYeob quiso cortarse las
orejas allí mismo. No necesitaba saber aquello, de hecho, no habría recurrido a
tener que contarle a ninguno de los dos lo que había pasado si después de lo
que había pasado KyuBin se hubiera comportado como una persona normal y
corriente y al día siguiente hubieran follado, pero no, al mayor parecía
haberle dado una neura sobre él y las capacidades de su cuerpo simplemente por
un mareo en el momento menos oportuno… y allí estaba, teniendo que escuchar
cómo sus dos amigos le contaban sus experiencias sexuales.
—Mira, SungHo, no te
ofendas, pero no quiero saber cómo os acostáis juntos, sálvame de imágenes
mentales no deseadas —le dijo—. Solo quiero saber qué hiciste para que al final
pasara.
—Oh, fácil —comentó el
chico con una sonrisa—. Le demostré que no dolía demasiado si se hacían las
cosas bien metiéndosela yo a él.
—¡He dicho que no quiero
más imágenes desagradables! —se quejó, pero SungHo y JunHyung ya se estaban
riendo de él.
TaeYeob no les hizo el más
mínimo caso y simplemente alejó aquella imagen mental pensando en cómo podía él
hacer para demostrarle que no era frágil ni delicado y que no necesitaba ser
cauto con él porque no se iba a romper solo porque tuvieran sexo. El mareo solo
le había dado porque debía haber tenido una bajada de tensión repentina y eso,
sumado a la falta de aire por los besos, la temperatura elevada por los roces y
la completa excitación, habían acabado siendo un cóctel molotov. Pero él no era
frágil, para nada, y se lo iba a demostrar a KyuBin… aquella misma noche.
~
Cuando KyuBin llegó a su
apartamento lo último que se esperaba era encontrarse con su novio esperándolo
sentado en el sofá. No se lo esperaba porque, aunque le hubiera dado la clave
para entrar, el chico generalmente lo avisaba de que iba a ir, pero aquella
noche no le había dicho nada. KyuBin sonrió al pensar en que TaeYeob se tenía
que haber sentido de la misma forma que él y lo echaba tanto de menos, que
había ido a buscarlo a casa.
—¿Qué haces aquí? —le
preguntó, quitándose las zapatillas en la puerta y caminando hacia el sofá,
donde TaeYeob se encontraba—. ¿Me has echado tú también de menos tanto como te
he echado yo? —no pudo evitar decir, quedándose ante él.
TaeYeob le dedicó una de
aquellas sonrisas preciosas que tanto adoraba, cerrando sus ojos en dos medias
lunas, antes de levantar sus brazos hacia él y rodear con ellos su cintura,
dejando que su rostro se quedara encajado entre el final de su trabajado
estómago y el inicio de su entrepierna, allí dónde el fino vello que descendía
de su ombligo, se perdía dentro de sus calzoncillos.
—Algo así —respondió
entonces TaeYeob.
La sonrisa de KyuBin se
amplió porque TaeYeob no solía expresar sus sentimientos de aquella forma,
aunque sí que adoraba darle abrazos.
—Yo te he echado mucho de
menos —comentó—. Había quedado con los idiotas de mis amigos para tomar algo
porque llevábamos un tiempo sin vernos y solo quería volver a verte… de hecho
estaba pensando si debía preguntarte o no si podía ir a tu apartamento o a tu
compañero no le parecía bien.
—Aunque no le parezca bien
a JunHyung, da igual, puedes venirte cuando quieras, hyung —le respondió
TaeYeob, todavía abrazándolo.
KyuBin rio. A pesar de que,
en el fondo, TaeYeob se llevase bien con su compañero de piso, siempre estaban
de las greñas por una cosa o por otra y le parecía bastante gracioso ver cómo
se llevaban como el perro y el gato. Todavía divertido, pensando en aquello,
KyuBin apenas se dio cuenta de que las manos que lo sujetaban por la cintura,
descendieron un poco y se posaron en su trasero, no al menos hasta que el menor
agarró sus glúteos con cada mano de forma firme, apretando.
—¿Y esto? —preguntó, con
aquella sonrisa que no había abandonado su rostro desde que había visto a su
chico al entrar a casa.
—Si te digo que me querría
enterrar entre ellos y hacerte sentir el mayor placer de tu vida, ¿qué
responderías? —le dijo TaeYeob, todavía sin querer separar su rostro de su
cuerpo, como si aquello que acababa de decir lo avergonzara.
KyuBin no se había
esperado aquella cuestión, por lo que no respondió inmediatamente. No se había
imaginado que TaeYeob le hiciera aquella pregunta porque era tan poquita cosa
comparado con él… además, cuando habían tenido aquella pequeña escapada
romántica ese mismo fin de semana había pasado aquello y eso le había dado aún
más motivos para pensar que el chico que se encontraba con él en su salón era
aún más frágil y delicado de lo que siempre había pensado, por eso, estaba un
poco descolocado y hasta que su cabeza no terminó de procesarlo todo, un poco
después, no le pudo responder.
—Ha sido una pregunta un
poco repentina —comenzó—, pero supongo que, si tú te sientes cómodo con ello y
quieres, podría probarlo —y añadió—. Sería mi primera vez de esta forma, pero
sé que vas a ser cuidadoso conmigo, tus dedos son siempre delicados y suaves
cuando tocan.
—También puedo usar la
fuerza bruta —respondió TaeYeob y KyuBin no pudo evitar reír porque junto con
sus palabras, el agarre en su trasero se hizo mucho más fuerte—. Hablo en
serio, hyung.
—Te creo, te creo
—respondió KyuBin—. Pero… ¿de verdad crees que con esa fuerza podrás conmigo?
KyuBin supo perfectamente
que TaeYeob le iba a replicar, pero el chico pareció cambiar de opinión y
simplemente se separó de él, alzando su cabeza y mirándolo fijamente a los
ojos. KyuBin pudo ver perfectamente en sus ojos un reproche y supo que algo de
lo que había hecho o dicho, había provocado que el chico se sintiera mal y, por
eso estuviera actuando de aquella forma tan inusual.
—He hecho algo mal —dijo
KyuBin, llamando su atención—, pero no sé qué ha sido, dímelo para que lo
podamos arreglar.
—¿Por qué no quisiste
acostarte conmigo el otro día? —le preguntó TaeYeob inmediatamente.
—Porque te dio un mareo y
no tenías el cuerpo para emociones fuertes —respondió.
—No ese día, el siguiente
—le aclaró.
Ah. Aquello era.
—Pensé que como solo había
pasado un día, que era mejor no hacer nada por si volvía a suceder —le
contestó—. No quiero hacerte daño.
—No me voy a romper, hyung,
quiero decir, no soy de porcelana ni nada por el estilo —replicó TaeYeob—. Soy
mucho más fuerte de lo que te imaginas y, por una vez que se me juntaran varias
cosas y se me pusiera mal cuerpo, no quiere decir que cada vez que vayas a
tocarme, me vaya a pasar o que tengas que ir con un cuidado extra conmigo por
si me rompo.
KyuBin no pudo evitar
observarlo, un poco preocupado, pero la mirada de TaeYeob era firme y clara. Quizás
no fuera tan frágil y delicado como la porcelana antigua, pero seguiría
teniendo cuidado y seguiría siendo un poco cauto porque no quería que algo como
lo que había pasado hacía unos días, volviera a suceder. No obstante, si
TaeYeob quería demostrarle que era mucho más fuerte de lo que parecía, lo podía
hacer, él no pondría ninguna pega porque, a pesar de lo que les había dicho a
los tarados de sus amigos, KyuBin no podía ni quería renunciar al sexo con
TaeYeob.
—¿Quieres que nos
acostemos entonces? —le preguntó. TaeYeob asintió—. Vamos a la habitación.
KyuBin le tendió la mano a
TaeYeob y éste la aceptó, ayudándose para levantarse, después, simplemente
caminaron de la mano hacia el dormitorio, en silencio. Al entrar en la
habitación, el menor fue quien llevó la iniciativa entonces, tirando de KyuBin
hasta la cama, empujándolo suavemente por los hombros para que cayera sentado
sobre el colchón y éste se dejó hacer sin oponer ningún tipo de resistencia, ni
en ese momento, ni después, cuando TaeYeob comenzó a meter las manos bajo su
camiseta, a través del cuello de esta, tocando sus hombros, observándolo
fijamente con aquellos preciosos ojos castaños que brillaban de deseo por él,
un deseo que no tardó en hacerse manifiesto.
Subiéndose
a la cama con él, colocando sus rodillas a cada lado de sus caderas,
sujetándose con fuerza sobre sus hombros, TaeYeob se sentó sobre él y se
inclinó hacia su rostro para besar sus labios con hambre desde el primer
instante en el que éstos se encontraron. KyuBin separó sus labios por puro
reflejo y el menor no tardó ni un segundo en internar su lengua dentro de su
boca, explorando con ella todos sus rincones, hábil, demandante, buscando más y
más, dejando al mayor sin respiración. KyuBin buscó el aire desesperadamente
cuando sus bocas se separaron un solo segundo, pero en cuanto lo recuperó, no
dudó en buscar los labios de TaeYeob otra vez, llevando su mano derecha a la
nuca de su chico, atrayéndolo hacia él para que se siguieran besando, ladeando
su cabeza a un lado y a otro de forma intermitente, buscando más y más de la
boca del otro, dando besos y correspondiendo los que TaeYeob le daba.
TaeYeob
se movió sobre él, rozando con su entrepierna la suya y la fricción de los
vaqueros de ambos contra su miembro, en el que, poco a poco se comenzaba a
acumular la sangre, y KyuBin jadeó contra la boca del chico. TaeYeob sonrió
contra sus labios y detuvo el beso para observarlo fijamente a los ojos, el
mayor no pudo evitar quedarse embobado mirándolo, aquel rostro fino, ojos
grandes, expresivos, castaños, su nariz larga y recta, aquellos labios finos
que se amoldaban perfectamente a los suyos y que, lo habían vuelto loco en
demasiadas ocasiones. Unos mechones de pelo de su largo flequillo cayeron sobre
su rostro y KyuBin no pudo evitar llevar la mano que había estado sujetando la
nuca del chico a su rostro para apartarlo y colocarlo detrás de su oreja,
acariciando levemente su rostro, provocando que TaeYeob rompiera el contacto
visual con él, cerrando sus ojos y buscando el contacto de aquella caricia.
—Hyung
—murmuró, llamando la atención de KyuBin—. Quiero que me toques y no te
preocupes por nada —KyuBin abrió la boca para contestarle, pero antes de poder
decir nada, TaeYeob siguió—. No me voy a romper ni me va a pasar nada, si algo
de lo que haces no me gusta o me hace daño, te lo diré, sabes que siempre digo
las cosas, así que, no te preocupes.
KyuBin
lo miró fijamente a los ojos durante unos segundos, viendo en estos una firmeza
y convicción que lo hicieron tragar saliva y asentir. Haría lo que TaeYeob
quisiera, sin dudarlo, simplemente lo haría y trataría de ayudar a que las
cosas fueran lo mejor posible porque estaba completamente seguro de que en
algún momento la iba a liar, nunca había sido perfecto y no esperaba volverse
perfecto en aquellos instantes, solo por él, pero lo haría lo mejor posible.
Se
recolocaron en la cama, ambos quitándose sus camisetas y dejándolas caer por
cualquier lugar de la habitación y KyuBin no pudo apartar la mirada del cuerpo
delgado pero fibroso de TaeYeob. Sus músculos no eran tan grandes como los
suyos, pero estaban ahí y nunca dejaban de fascinarlo, porque las pocas veces
que había podido recorrer aquel cuerpo con sus dedos, siempre había querido
más, siempre había querido pegarse más y más a éste hasta que ambos acabaran
fundiéndose en uno solo, pero no habían tenido apenas oportunidades para ello…
pero en aquel momento tenían todo lo que quedaba de la tarde —y toda la noche—
para ellos. KyuBin llevó sus dedos al abdomen de TaeYeob, trazando con sus
yemas aquellos músculos definidos, de arriba abajo, varias veces, bajo la
atenta mirada del chico, hasta que su mano se dirigió hacia sus pectorales,
atrapando inmediatamente entre sus dedos su pezón, haciendo que un leve jadeo
saliera de los labios del menor. Inmediatamente se inclinó hacia delante para
atrapar con su boca, besándolo, jugando con su lengua y sus dientes, mordiendo
levemente el otro pezón, provocando que el leve jadeo se convirtiera en un
gemido grave.
—Ahhhhhhh
hyung…
KyuBin
no pudo seguir jugando con sus pezones porque las manos de TaeYeob lo
apremiaron a que se separara de él, tirando de su cuerpo hacia arriba para que
sus labios se encontraran de nuevo en un beso mucho más desesperado y
demandante. El choque de sus labios fue fuerte, pero ninguno de los dos se
alejó, siguieron besándose, buscando más del otro, jugando con sus lenguas en
la boca ajena. KyuBin sintió los dedos de TaeYeob internándose en su pelo desde
su nuca, agarrando con fuerza, tirando de él, buscando acercarlo más a él y al
final acabaron recostándose sobre la cama, con KyuBin sobre TaeYeob, buscando
la posición más cómoda entre sus piernas, sin dejar de besarlo, pero sujetando
el peso de su cuerpo para no dejarse caer sobre el chico. El muslo del menor
rozó entonces su entrepierna y KyuBin notó que le faltó el aire porque el
contacto lo había hecho darse cuenta de que su miembro estaba mucho más duro y sensible
de lo que lo sentía y que, si no lo liberaba pronto, iba a comenzar a doler.
Dejando
caer su peso sobre su brazo izquierdo y continuando con los extasiantes besos
con TaeYeob, KyuBin buscó con su mano derecha tocar el cuerpo del chico,
jugando de nuevo con sus dedos contra sus pezones, sintiendo su corazón latir
rápidamente a través de su pecho, bajando su mano por sus abdominales,
metiéndola dentro de sus pantalones vaqueros, tocando su miembro levemente
endurecido a través de la tela de sus calzoncillos. El mayor sintió el
escalofrío recorrer el cuerpo de TaeYeob contra el suyo y, además, sintió el
mordisco de su colmillo en su labio inferior cuando éste apretó su boca al
notar aquel escalofrío.
—Perdón
—susurró el chico, pero KyuBin le quitó importancia al asunto y simplemente
siguió besando aquellos labios que lo volvía loco, mientras tocaba su miembro,
provocando que el chico cada vez atendiera menos a sus besos y se perdiera más
en sus jadeos y gemidos ahogados, respondiendo a la demanda de la boca de
KyuBin por costumbre más que por estar prestando atención—. Más… hyung…
quiero más… —murmuró TaeYeob contra su boca.
KyuBin
se separó entonces de él unos centímetros para observarlo. Sin aliento, un poco
despeinado, con los labios rojos e hinchados, sus ojos castaños velados por el
deseo, la visión que tuvo de TaeYeob lo dejó completamente sin aire y su
cerebro le tuvo que recordar que debía de respirar para seguir viviendo. Entre
sus brazos y de aquella forma, KyuBin volvió a sentir que el chico ante él era
tan frágil y delicado que si seguía tocándolo de aquella forma podría romperse
y tuvo que sacar aquel pensamiento de su cabeza porque TaeYeob le había dicho
que no era así y que se lo iba a demostrar.
—¿Quieres
hacer lo que me has propuesto antes? —acabó preguntando.
Los ojos
de TaeYeob se fijaron en los suyos inmediatamente después de escucharlo decir
aquello, parecía que estaba sopesando si lo que había dicho era en serio o una
de sus bromas, pero KyuBin hablaba en serio, se lo había comentado antes. Si
aquello lo iba a hacer feliz y le quería demostrar que no era tan frágil como
él lo veía, no tenía ningún problema con ello. Después de unos momentos en los
que sus ojos no se despegaron de los suyos, el menor finalmente los cerró y
negó con su cabeza.
—Hoy no
—le dijo—. Hoy te necesito dentro… ya —añadió.
KyuBin
no pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios al escucharlo decir
aquello, porque había sonado como una demanda hecha que necesitaba ser cumplida
para ayer. Por ese motivo, el mayor se alzó sobre sus rodillas en la cama y se
bajó de ella después, caminando hacia el armario, abriendo uno de los cajones
de éste y sacando de él lubricante y condones. En los pocos segundos en los que
tardó en tenerlo todo en sus manos y girarse hacia la cama, TaeYeob ya se había
quitado los pantalones y los calzoncillos y lo esperaba desnudo sobre el
colchón, con su miembro medio erecto reclamando atenciones y penetrándolo con
la mirada, clavando aquellos ojos castaños en su cuerpo trabajado, lamiéndose
los labios con su lengua. Al ver eso, KyuBin dejó sobre la mesita de noche lo
que acababa de coger y aprovechó para desnudarse con lentitud bajo la atenta
mirada del menor, que no le quitó ojo de encima en ningún momento mientras sus
pantalones y calzoncillos resbalaban por sus piernas, hasta quedarse
completamente desnudo como él.
Los
besos y los roces habían hecho que ambos tuvieran el miembro endurecido, pero
verse mutuamente desnudos era algo que solo habían hecho en una ocasión y, en
aquella ocasión no había podido hacer mucho más porque TaeYeob se había
empezado a encontrar mal, así que, los dos no dudaron en observarse mutuamente
hasta que finalmente se sintieron satisfechos con aquello, dispuestos a seguir
adelante.
TaeYeob
se recolocó sobre la cama, abriéndose de piernas para él y KyuBin cogió de
nuevo el lubricante, llevándoselo a la cama con él, abriendo el tubo y
echándose un poco sobre sus dedos y otro poco sobre la entrada de TaeYeob, que
se tensó un poco, probablemente por el contacto del líquido viscoso y frío.
Cerró el bote y lo dejó sobre la cama, a mano porque luego lo tendría que usar
de nuevo y, tras el asentimiento del menor, se acercó a su trasero, tocando con
su dedo índice la zona, moviéndolo, tanteando el sitio, internándolo
lentamente, observando las reacciones del chico al hacerlo, atento por si éste
necesitaba que parase. Pero TaeYeob simplemente estaba con los ojos cerrados,
mordiéndose el labio inferior, disfrutando de las sensaciones que en aquellos
momentos le estaba provocando. Moviendo su dedo en su interior, sacándolo,
repitiendo lo mismo una y otra vez, pronto KyuBin se dio cuenta de que podía
introducir el segundo sin hacerle daño y sacó por última vez su dedo índice,
para comenzar a empujar con los dos dedos, abriéndose lentamente paso en él,
llevando sus largos dedos lo más profundo posible, queriendo llegar hasta su próstata
para que TaeYeob sintiera un placer aún mayor, pero la posición en la que
estaba no era la más idónea para ello, así que, simplemente se dedicó a hundir
sus dedos en su cuerpo y jugar con ellos dentro, creando hueco, haciendo que su
recto se acostumbrara a aquello antes de internar su miembro en él. TaeYeob
soltó un gemido grave, alto, cuando sus dedos parecieron rozar su próstata en
uno de sus movimientos y KyuBin no pudo evitar sonreír porque finalmente había
dado con aquel lugar, así que, trató de llegar a este una y otra vez,
provocando que los gemidos no cesaran hasta que su chico le pidió que parase.
—Ya… —le
dijo—. Ya…
Tampoco
le hizo falta decir mucho más. KyuBin sacó lentamente sus dedos de su interior,
provocando que otro gemido abandonara sus labios y cogió el condón de donde lo
había dejado. Intentó abrir el envase de plástico, pero con los dedos pringosos
no pudo hacerlo y TaeYeob se lo quitó de la mano y lo abrió él, dedicándole una
mirada a su miembro al hacerlo. KyuBin siguió su mirada y se dio cuenta de que
no estaba lo suficientemente duro como para penetrarlo, así que, llevó su mano
hacia él, para tocarse bajo la atenta mirada de TaeYeob, pero antes de hacerlo,
el chico lo detuvo.
—Déjame
que lo haga yo —pidió y KyuBin asintió.
Entonces,
TaeYeob llevó su mano izquierda a su miembro y comenzó a tocarlo. KyuBin tuvo
que morderse el labio inferior para que un gemido demasiado alto no saliera de
sus labios en cuanto sus dedos lo envolvieron. Aquellas manos de verdad estaban
hechas para hacer maravillas. Un pudo evitar observarlo mientras lo tocaba,
aquella mano que no dejaba de moverse, arriba y abajo, jugando con su sensible
punta, que empezaba a desbordarse con pre semen, haciendo que el movimiento de
la mano de TaeYeob fuera mucho más fácil. Un gemido largo escapó de sus labios
cuando el chico llevó también su mano derecha hacia su entrepierna para jugar
con sus testículos, regalándole un doble placer que provocaba que en su miembro
se acumulara más y más sangre, las venas volviéndose mucho más visibles, su
extensión volviéndose cada vez más dura, a punto de estallar, al borde del
orgasmo. Ese fue el instante en el que TaeYeob dejó de tocarlo y sacó el condón
de su envase para ponérselo, para después volverse a tumbar sobre la cama, tal
y como había estado antes.
KyuBin
se colocón entonces sobre TaeYeob, guiando con su mano su miembro hacia su
entrada, empujando suavemente para ir adentrándose en él con lentitud, no dejando
de observar sus reacciones por si en algún momento le hacía daño de alguna
forma. Sin embargo, el cuerpo de TaeYeob estaba bastante relajado y solo sus
labios estaban apretados en una fina línea. Parecía sentir la penetración,
parecía que le molestaba un poco, pero debía de serle soportable, por ese
motivo, KyuBin siguió moviéndose de aquella forma, lentamente, entrando un poco
y volviendo a salir, empujando, haciéndose hueco, queriendo que su chico se
sintiera tan bien como él, que cada vez que se internaba en TaeYeob, sentía
cómo sus paredes lo apretaban de una forma completamente deliciosa… pero para
el menor no parecía ser suficiente.
—Shin
KyuBin, o te mueves más rápido y mas fuerte o te juro que no dejaré que nunca
más me la vuelvas a meter —le dijo, sacándole una carcajada porque no se lo
había esperado. No se había esperado que TaeYeob lo llamara por su nombre
completo, enfadado, y tampoco se había esperado que le dijera aquello—. Te lo
he dicho antes, no soy tan frágil como piensas y no me voy a romper porque me
la metas hasta el fondo.
KyuBin
lo miró fijamente a los ojos, viendo que estaba yendo completamente en serio
con sus palabras y asintió. Iría más rápido. La siguiente embestida la hizo del
tirón, provocando que un gemido alto se escapara de los labios de TaeYeob, que
no se había esperado el cambio de ritmo tan repentino. Sus manos se cerraron en
puños y agarraron las sabanas, mientras que sus piernas se enredaron en la
espalda de KyuBin, buscando que el contacto fuera mayor, mas profundo. El mayor
casi cayó sobre su cuerpo porque aquella acción lo había desequilibrado, pero
se sujetó a tiempo con sus manos, apoyándolas a cada lado de la cabeza de
TaeYeob, que lo miraba con deseo ardiendo en sus ojos castaños. KyuBin volvió a
internarse en su cuerpo de forma rápida y profunda, llegando a rozar su
próstata y otro gemido salió de los labios del menor.
Sabiendo
que las fuertes y rápidas embestidas no le hacían daño, sino que también le
proporcionaban placer, KyuBin continuó con aquel ritmo, rápido, más rápido,
casi totalmente desenfrenado, manteniéndose apenas cuerdo para seguir
haciéndolo, una y otra vez, sintiendo el placer más absoluto cuando el cuerpo
de TaeYeob se tensaba un poco y lo apretaba en su interior. Buscó los labios de
su chico y lo besó, un beso tras otro, al ritmo de los movimientos de sus
caderas, deteniéndose cuando se quedaban sin respiración, sintiéndose cada vez
más y más al borde del abismo.
TaeYeob acabó corriéndose
antes entre sus estómagos, manchándolos a ambos de semen, porque el miembro de
KyuBin no había parado de tocar su próstata, una y otra vez. Su cuerpo fue
recorrido por un escalofrío que KyuBin sintió en todos los puntos en los que
estaban conectados, además de tensarse durante unos instantes, antes de
quedarse completamente laxo entre sus brazos, respirando de forma entrecortada,
con la boca abierta, buscando aire, mientras sus ojos estaban completamente velados
por el placer. KyuBin se quedó completamente embelesado observando al hermoso
chico que tenía ante él, todavía más precioso de lo que siempre le había
parecido, con el pelo desordenado y su cuerpo pegajoso del sudor. Los pequeños
escalofríos y espasmos del cuerpo de TaeYeob hicieron el resto para que KyuBin
terminara corriéndose dentro de su cuerpo, con un gemido grave, sintiendo el
placer recorrer todo su ser de arriba abajo. El mundo se detuvo unos instantes,
mientras ambos se recuperaban, observándose el uno al otro con sonrisas
satisfechas porque había sido genial. Definitivamente, KyuBin no estaba
dispuesto a dejar de sentirse de aquella forma junto a TaeYeob, como les había
dicho a sus amigos esa tarde.
—¿Has
visto? —murmuró TaeYeob, llevando su mano a su rostro, acariciando su mejilla—.
No me he roto porque hayas sido un poco más brusco.
—Lo he
visto —respondió él, inclinándose hacia el menor para comenzar un beso lento y
perezoso.
Lo había
visto perfectamente y tenía que darle la razón, había sido mucho más brusco de
lo que había pretendido a demanda de TaeYeob y éste había podido sobrellevarlo
sin ningún tipo de problema, por lo que, a partir de entonces, dejaría de
considerar que era tan frágil y delicado porque Taeyeob le había demostrado que
no lo era para nada.
Notas finales:
—La intención de la autora era escribir entre 3k y 3.5k
como estoy haciendo en las historias de Sinner… pero se me fue muchísimo de las
manos y no tengo excusa, esto cobró vida propia sola.
—La escribí en su mayor parte desde el móvil en ratos
libres que he ido teniendo y aunque la he corregido varias veces, estoy segura
de que me he tenido que dejar algún error tanto de ortografía como a la hora de
enunciar las frases, si veis algo raro, porfa, hacédmelo saber que lo corrija.
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