viernes, 28 de mayo de 2021

[One Shot] fragile {KyuJung}

Título: fragile

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB x YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, drama, smut, pwp

Numero de palabras: 6.219 palabras

Resumen: KyuBin piensa que TaeYeob es frágil y delicado como una hermosa pieza de porcelana antigua… pero TaeYeob es cualquier cosa menos frágil.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: historia inspirada por la foto teaser unit de KB y YooJung, simple y llanamente por esa foto que me dejó encandilada. En un principio la quise usar como portada, pero después salió la otra foto y decidí que me gustaba más para la portada.

Comentario de autora: hoy es el segundo aniversario del debut de OnlyOneOf y tenía muchas ganas de escribir algo para celebrarlo, así que, estuve dándole vueltas a ver cuál de las ideas que tenía era la elegida y esta salió. Espero que os guste.


—Entonces, KyuBin hyung, ¿te has acostado ya con tu novio? —preguntó WookJin, provocando el caos en la mesa.

 

YongSoo, que estaba bebiéndose tranquilamente un batido de chocolate, espurreó su contenido sobre la mesa al escucharlo, casi atragantándose, aquello hizo que WookJin se descojonara del chico como si no hubiera un mañana, mientras que JiSung abrió los ojos como platos y después le dio un tortazo en el hombro al chico para que se comportara. KyuBin miró aquella escena de película de humor cutre y mala impasible, aunque por dentro estaba bastante nervioso, tratando de encontrar las palabras exactas con las que contestar a aquella pregunta con sinceridad, pero sin ganarse mínimo años de burlas por ella. Mientras la situación se normalizaba, con YongSoo todavía tosiendo un poco, pero lo suficientemente bien como para limpiar la mesa de aquella cafetería/librería a la que habían ido a echar la tarde de los restos de su batido y JiSung dándole a WookJin la paliza de su vida mientras este se quejaba de que los golpes le dolían, KyuBin llegó a la conclusión de que dijera lo que dijera, se iban a burlar de él por toda la eternidad, así que hizo de tripas corazón y esperó a que el chico volviera a preguntarle, porque conociéndolo, sabía que le iba a volver a preguntar.

 

—¿Ha pasado o no, hyung? —preguntó de nuevo en cuanto JiSung dejó de pegarle, echándose sobre la mesa y moviendo sus cejas de forma sugerente.

—No, aún no —respondió KyuBin, sincero.

—Me debéis cada uno 20.000 wons, aflojad la pasta —dijo el chico, moviéndose alternativamente hacia su derecha y su izquierda, con su mano extendida, dispuesto a cobrar el dinero por aquella apuesta hecha a sus espaldas.

—Joder, hyung, confiaba en ti y en que después de vuestra escapada romántica hubierais hecho algo, lo que fuera —le echó en cara JiSung—. Me voy a gastar el sueldo en apuestas con el idiota este.

—No apuestes contra mí —le dijo el chico, sacándole la lengua mientras esperaba con las manos extendidas a que YongSoo dejara de contar centimillos y le diera el dinero. JiSung levantó su mano e hizo el amago de pegarle, pero antes de que pudiera hacer nada, un grupito de cuatro chicas monas pasó por la mesa y bajó el brazo, dedicándoles una sonrisa encantadora a las chicas como si allí no estuviera pasando nada.

—A ver, no nos acostamos, pero algo hicimos —aclaró KyuBin.

 

YongSoo, que estaba a punto de soltar el dinero sobre la mano de WookJin, inmediatamente la retiró y la colocó contra su pecho, protegiendo su dinero del pérfido de WookJin, que se giró hacia KyuBin con la boca abierta.

 

—No me lo puedo creer, cuéntanos todos los detalles —le dijo.

—Eso, hyung, que no queremos darle nuestro dinero a WookJin —animó YongSoo.

—Mmmmm… imagino que solo queréis saber los detalles de cama —murmuró y los tres idiotas ante él asintieron—. Vale… nos metimos en la cama y nos estábamos tocando cuando de repente a TaeYeob le dio un mareo y tuvo que tumbarse con las piernas en alto media noche hasta que se encontró mejor, para entonces, a los dos se nos habían quitado las ganas —contó—. Y después de eso, ¿qué queríais que hiciera?

—Tirártelo —respondieron los tres al unísono

 

KyuBin puso los ojos en blanco. No podía haber escuchado lo que acababa de escuchar, pero lo había escuchado, eso lo tenía claro.

 

            —¿Cómo me voy a tirar a alguien al que le ha dado un mareo simplemente porque nos estuvimos tocando la polla un rato el uno al otro? —les cuestionó, subiendo un poco el tono y haciendo de aquella forma que la gente a su alrededor se girara hacia ellos y lo miraran mal. KyuBin agachó la cabeza levemente, avergonzado, queriendo esconderse de todo y de todos los presentes.

            —Tirándotelo, hyung —le dijo JiSung—. No se va a romper.

            —¿Y eso cómo lo sabes? —le tuvo que preguntar—. Tú no lo conoces… TaeYeob es un chico delgadito, frágil y delicado… como si fuera una pieza hermosa de porcelana antigua… si hiciera algo un poco más brusco como el otro día o más, no sé si lo va a poder soportar.

 

            Los tres lo miraron con la boca abierta y KyuBin supo inmediatamente que lo estaban juzgando descaradamente. No tenían ni que decirle nada en aquellos momentos. Probablemente se lo estarían diciendo y recordando por el resto de su vida. Quizás debía de cortar todo tipo de relación con aquellos tres idiotas que lo llevaban por la calle de la amargura… pero entonces se quedaría sin amigos… claro que, a veces era mejor no tener amigos a tener ese tipo de amigos. Mejor solo que mal acompañado, solía decirle su madre cuando estaba en el instituto y se juntó con una pandilla de idiotas.

 

            —¿Entonces vas a pasarte toda tu relación con él sin tener sexo por miedo a que le dé otro mareo o le hagas algún tipo de daño? —preguntó JiSung.

            —No suena mal —respondió—. No todo es sexo en esta vida.

            Hyung… sin sexo no hay vida —le dijo YongSoo, con los ojos vidriosos, pareciendo demasiado afectado.

            —Lo dice el virgen —le replicó WookJin, cachondeándose de él.

            —Pues por eso lo digo —respondió el chico, girándose hacia WookJin—. Porque esta vida sin sexo no es vida ni es nada.

            —Eso lo podemos arreglar.

 

            WookJin le dedicó una sonrisa pícara a YongSoo que hizo que el chico se alejara de él mientras juraba y perjuraba que jamás dejaría que lo tocara, ni con un palo. Eso hizo que WookJin se acercara más al chico y casi lo acorralara contra la ventana del establecimiento, antes de que JiSung le volviera a pegar en el brazo diciéndole que se comportara, que estaban en público. KyuBin solo quiso salir de allí. Ni siquiera sabía por qué había acabado aceptando salir con aquellos idiotas ese día —bueno, sí lo sabía, le habían prometido ir a uno de sus lugares favoritos—, pero lo que él quería era volver con TaeYeob porque después de haber pasado aquel fin de semana juntos en aquella pequeña casita rural en mitad del monte, alejados de la civilización y con la compañía del otro, había provocado que se hicieran mucho más cercanos y se acostumbraran más el uno al otro… y ahora KyuBin lo echaba de menos. Echaba de menos su sonrisa, aquellos ojos que se convertían en dos medias lunas cuando sonreía, echaba de menos sus bromas estúpidas, que casaban completamente con las suyas, echaba de menos cuando lo abrazaba por la espalda, hundiendo su rostro entre sus omóplatos, inspirando fuertemente o dejándole besos en la nuca, echaba de menos estrechar aquel cuerpo delgado y frágil entre sus brazos. Echaba de menos a TaeYeob en sí mismo. 

 

            —Bueno, chicos, si lo único que vais a hacer es intentar comeros los morros los unos a los otros y meteros conmigo porque no me he acostado con mi novio, tengo cosas mas importantes que hacer, así que, si me disculpáis, me voy —fue lo que acabó diciendo KyuBin, levantándose y todo de la mesa, llamando la atención de sus amigos, que lo miraron con caras de cachorritos.

 

            Y al final KyuBin acabó quedándose otra hora más en la cafetería/librería con aquel trío de idiotas a los que llamaba amigos.

 

~

 

            —¿Y después de eso no volvió a intentar nada contigo? —le preguntó SungHo y TaeYeob negó con la cabeza.

            —Nada de nada —respondió, dándole un pequeño sorbo al vaso de agua que su amigo le había ofrecido al llegar a su casa.

            —¿A quién se le ocurre tener un mareo en pleno tema? —comentó JunHyung. El chico había estado callado durante toda la conversación, pareciendo aburrido y sin prestar atención aparentemente… pero sí que había prestado atención, siempre prestaba atención—. Normal que ahora no te quiera tocar ni con un palo, vaya que te dé otro chungo.

            —Primero, nadie ha pedido tu opinión, Kim JunHyung —le dijo, levantando un dedo y señalándolo—. Segundo, no sé ni por qué estás aquí, pero ya que estás, no hables, nunca hablas, ¿por qué tienes que hablar ahora?

 

            El chico puso sus ojos en blanco y TaeYeob apretó sus labios en una fina línea. Si SungHo no hubiera estado allí para calmar los ánimos y poner paz entre ellos, lo más probable era que JunHyung no hubiera salido de aquel piso vivo. Pero no, SungHo era un remanso de paz y no le gustaban los conflictos a no ser que éstos tuvieran una razón de ser y, al parecer, que JunHyung hiriera de aquella forma el orgullo de TaeYeob no le pareció una razón lo suficientemente válida como para que corrieran ríos de sangre.

 

            —Me duele decirlo —comentó SungHo—, pero puede que JunHyung tenga un punto —TaeYeob entornó sus ojos, mirándolo con odio infinito y SungHo volvió a hablar, para tratar de hacerse entender—. No quiero decir que tenga completamente la razón, pero sí que tiene un punto.

—Explícate.

—Bien… no conozco a KyuBin en persona, pero siempre has dicho que tiene un carácter bastante suave a pesar de que en realidad es un armario empotrado —dijo. TaeYeob asintió porque aquello era así. Cuando se habían conocido, a través de aquella app de citas, simplemente había hecho match porque le había parecido guapo y estaba muy bueno, pero cuando habían quedado para hablar y lo que surgiera, TaeYeob había acabado queriendo conocerlo más y aquel “lo que surja” había terminado siendo una relación de seis meses—. Cabe la posibilidad de que como tú no eres tan grande, ni musculoso, te diera un mareo cuando estabais liándoos y además seas bastante menor que él, te vea ahora mismo como alguien que debe proteger y cuidar y el sexo no entre en sus planes porque no quiera hacerte daño

—¡Qué tontería más grande! —no pudo evitar soltar, porque literalmente era la tontería más grande del universo entero… pero SungHo señaló a JunHyung y este se escondió detrás de su flequillo—. No puede ser verdad…

—¿Qué fueron tres meses hasta que lo volviste a intentar? —le preguntó SungHo a JunHyung.

—Dijiste que te había dolido mucho, ¿qué querías que hiciera? —replicó en chico.

—Pues que lo hicieras otra vez y me ayudaras a prepararme mejor, no sé, con paciencia y saliva, el elefante se la metió a la hormiga —contestó SungHo.

 

TaeYeob quiso cortarse las orejas allí mismo. No necesitaba saber aquello, de hecho, no habría recurrido a tener que contarle a ninguno de los dos lo que había pasado si después de lo que había pasado KyuBin se hubiera comportado como una persona normal y corriente y al día siguiente hubieran follado, pero no, al mayor parecía haberle dado una neura sobre él y las capacidades de su cuerpo simplemente por un mareo en el momento menos oportuno… y allí estaba, teniendo que escuchar cómo sus dos amigos le contaban sus experiencias sexuales.

 

—Mira, SungHo, no te ofendas, pero no quiero saber cómo os acostáis juntos, sálvame de imágenes mentales no deseadas —le dijo—. Solo quiero saber qué hiciste para que al final pasara.

—Oh, fácil —comentó el chico con una sonrisa—. Le demostré que no dolía demasiado si se hacían las cosas bien metiéndosela yo a él.

—¡He dicho que no quiero más imágenes desagradables! —se quejó, pero SungHo y JunHyung ya se estaban riendo de él.

 

TaeYeob no les hizo el más mínimo caso y simplemente alejó aquella imagen mental pensando en cómo podía él hacer para demostrarle que no era frágil ni delicado y que no necesitaba ser cauto con él porque no se iba a romper solo porque tuvieran sexo. El mareo solo le había dado porque debía haber tenido una bajada de tensión repentina y eso, sumado a la falta de aire por los besos, la temperatura elevada por los roces y la completa excitación, habían acabado siendo un cóctel molotov. Pero él no era frágil, para nada, y se lo iba a demostrar a KyuBin… aquella misma noche.

 

~

 

Cuando KyuBin llegó a su apartamento lo último que se esperaba era encontrarse con su novio esperándolo sentado en el sofá. No se lo esperaba porque, aunque le hubiera dado la clave para entrar, el chico generalmente lo avisaba de que iba a ir, pero aquella noche no le había dicho nada. KyuBin sonrió al pensar en que TaeYeob se tenía que haber sentido de la misma forma que él y lo echaba tanto de menos, que había ido a buscarlo a casa.

 

—¿Qué haces aquí? —le preguntó, quitándose las zapatillas en la puerta y caminando hacia el sofá, donde TaeYeob se encontraba—. ¿Me has echado tú también de menos tanto como te he echado yo? —no pudo evitar decir, quedándose ante él.

 

TaeYeob le dedicó una de aquellas sonrisas preciosas que tanto adoraba, cerrando sus ojos en dos medias lunas, antes de levantar sus brazos hacia él y rodear con ellos su cintura, dejando que su rostro se quedara encajado entre el final de su trabajado estómago y el inicio de su entrepierna, allí dónde el fino vello que descendía de su ombligo, se perdía dentro de sus calzoncillos.

 

—Algo así —respondió entonces TaeYeob.

 

La sonrisa de KyuBin se amplió porque TaeYeob no solía expresar sus sentimientos de aquella forma, aunque sí que adoraba darle abrazos.

 

—Yo te he echado mucho de menos —comentó—. Había quedado con los idiotas de mis amigos para tomar algo porque llevábamos un tiempo sin vernos y solo quería volver a verte… de hecho estaba pensando si debía preguntarte o no si podía ir a tu apartamento o a tu compañero no le parecía bien.

—Aunque no le parezca bien a JunHyung, da igual, puedes venirte cuando quieras, hyung —le respondió TaeYeob, todavía abrazándolo.

 

KyuBin rio. A pesar de que, en el fondo, TaeYeob se llevase bien con su compañero de piso, siempre estaban de las greñas por una cosa o por otra y le parecía bastante gracioso ver cómo se llevaban como el perro y el gato. Todavía divertido, pensando en aquello, KyuBin apenas se dio cuenta de que las manos que lo sujetaban por la cintura, descendieron un poco y se posaron en su trasero, no al menos hasta que el menor agarró sus glúteos con cada mano de forma firme, apretando.

 

—¿Y esto? —preguntó, con aquella sonrisa que no había abandonado su rostro desde que había visto a su chico al entrar a casa.

—Si te digo que me querría enterrar entre ellos y hacerte sentir el mayor placer de tu vida, ¿qué responderías? —le dijo TaeYeob, todavía sin querer separar su rostro de su cuerpo, como si aquello que acababa de decir lo avergonzara.

 

KyuBin no se había esperado aquella cuestión, por lo que no respondió inmediatamente. No se había imaginado que TaeYeob le hiciera aquella pregunta porque era tan poquita cosa comparado con él… además, cuando habían tenido aquella pequeña escapada romántica ese mismo fin de semana había pasado aquello y eso le había dado aún más motivos para pensar que el chico que se encontraba con él en su salón era aún más frágil y delicado de lo que siempre había pensado, por eso, estaba un poco descolocado y hasta que su cabeza no terminó de procesarlo todo, un poco después, no le pudo responder.

 

—Ha sido una pregunta un poco repentina —comenzó—, pero supongo que, si tú te sientes cómodo con ello y quieres, podría probarlo —y añadió—. Sería mi primera vez de esta forma, pero sé que vas a ser cuidadoso conmigo, tus dedos son siempre delicados y suaves cuando tocan.

—También puedo usar la fuerza bruta —respondió TaeYeob y KyuBin no pudo evitar reír porque junto con sus palabras, el agarre en su trasero se hizo mucho más fuerte—. Hablo en serio, hyung.

—Te creo, te creo —respondió KyuBin—. Pero… ¿de verdad crees que con esa fuerza podrás conmigo?

 

KyuBin supo perfectamente que TaeYeob le iba a replicar, pero el chico pareció cambiar de opinión y simplemente se separó de él, alzando su cabeza y mirándolo fijamente a los ojos. KyuBin pudo ver perfectamente en sus ojos un reproche y supo que algo de lo que había hecho o dicho, había provocado que el chico se sintiera mal y, por eso estuviera actuando de aquella forma tan inusual.

 

—He hecho algo mal —dijo KyuBin, llamando su atención—, pero no sé qué ha sido, dímelo para que lo podamos arreglar.

—¿Por qué no quisiste acostarte conmigo el otro día? —le preguntó TaeYeob inmediatamente.

—Porque te dio un mareo y no tenías el cuerpo para emociones fuertes —respondió.

—No ese día, el siguiente —le aclaró.

 

Ah. Aquello era.

 

—Pensé que como solo había pasado un día, que era mejor no hacer nada por si volvía a suceder —le contestó—. No quiero hacerte daño.

—No me voy a romper, hyung, quiero decir, no soy de porcelana ni nada por el estilo —replicó TaeYeob—. Soy mucho más fuerte de lo que te imaginas y, por una vez que se me juntaran varias cosas y se me pusiera mal cuerpo, no quiere decir que cada vez que vayas a tocarme, me vaya a pasar o que tengas que ir con un cuidado extra conmigo por si me rompo.

 

KyuBin no pudo evitar observarlo, un poco preocupado, pero la mirada de TaeYeob era firme y clara. Quizás no fuera tan frágil y delicado como la porcelana antigua, pero seguiría teniendo cuidado y seguiría siendo un poco cauto porque no quería que algo como lo que había pasado hacía unos días, volviera a suceder. No obstante, si TaeYeob quería demostrarle que era mucho más fuerte de lo que parecía, lo podía hacer, él no pondría ninguna pega porque, a pesar de lo que les había dicho a los tarados de sus amigos, KyuBin no podía ni quería renunciar al sexo con TaeYeob.

 

—¿Quieres que nos acostemos entonces? —le preguntó. TaeYeob asintió—. Vamos a la habitación.

 

KyuBin le tendió la mano a TaeYeob y éste la aceptó, ayudándose para levantarse, después, simplemente caminaron de la mano hacia el dormitorio, en silencio. Al entrar en la habitación, el menor fue quien llevó la iniciativa entonces, tirando de KyuBin hasta la cama, empujándolo suavemente por los hombros para que cayera sentado sobre el colchón y éste se dejó hacer sin oponer ningún tipo de resistencia, ni en ese momento, ni después, cuando TaeYeob comenzó a meter las manos bajo su camiseta, a través del cuello de esta, tocando sus hombros, observándolo fijamente con aquellos preciosos ojos castaños que brillaban de deseo por él, un deseo que no tardó en hacerse manifiesto.

 

            Subiéndose a la cama con él, colocando sus rodillas a cada lado de sus caderas, sujetándose con fuerza sobre sus hombros, TaeYeob se sentó sobre él y se inclinó hacia su rostro para besar sus labios con hambre desde el primer instante en el que éstos se encontraron. KyuBin separó sus labios por puro reflejo y el menor no tardó ni un segundo en internar su lengua dentro de su boca, explorando con ella todos sus rincones, hábil, demandante, buscando más y más, dejando al mayor sin respiración. KyuBin buscó el aire desesperadamente cuando sus bocas se separaron un solo segundo, pero en cuanto lo recuperó, no dudó en buscar los labios de TaeYeob otra vez, llevando su mano derecha a la nuca de su chico, atrayéndolo hacia él para que se siguieran besando, ladeando su cabeza a un lado y a otro de forma intermitente, buscando más y más de la boca del otro, dando besos y correspondiendo los que TaeYeob le daba.

 

            TaeYeob se movió sobre él, rozando con su entrepierna la suya y la fricción de los vaqueros de ambos contra su miembro, en el que, poco a poco se comenzaba a acumular la sangre, y KyuBin jadeó contra la boca del chico. TaeYeob sonrió contra sus labios y detuvo el beso para observarlo fijamente a los ojos, el mayor no pudo evitar quedarse embobado mirándolo, aquel rostro fino, ojos grandes, expresivos, castaños, su nariz larga y recta, aquellos labios finos que se amoldaban perfectamente a los suyos y que, lo habían vuelto loco en demasiadas ocasiones. Unos mechones de pelo de su largo flequillo cayeron sobre su rostro y KyuBin no pudo evitar llevar la mano que había estado sujetando la nuca del chico a su rostro para apartarlo y colocarlo detrás de su oreja, acariciando levemente su rostro, provocando que TaeYeob rompiera el contacto visual con él, cerrando sus ojos y buscando el contacto de aquella caricia.

 

            Hyung —murmuró, llamando la atención de KyuBin—. Quiero que me toques y no te preocupes por nada —KyuBin abrió la boca para contestarle, pero antes de poder decir nada, TaeYeob siguió—. No me voy a romper ni me va a pasar nada, si algo de lo que haces no me gusta o me hace daño, te lo diré, sabes que siempre digo las cosas, así que, no te preocupes.

 

            KyuBin lo miró fijamente a los ojos durante unos segundos, viendo en estos una firmeza y convicción que lo hicieron tragar saliva y asentir. Haría lo que TaeYeob quisiera, sin dudarlo, simplemente lo haría y trataría de ayudar a que las cosas fueran lo mejor posible porque estaba completamente seguro de que en algún momento la iba a liar, nunca había sido perfecto y no esperaba volverse perfecto en aquellos instantes, solo por él, pero lo haría lo mejor posible.

 

            Se recolocaron en la cama, ambos quitándose sus camisetas y dejándolas caer por cualquier lugar de la habitación y KyuBin no pudo apartar la mirada del cuerpo delgado pero fibroso de TaeYeob. Sus músculos no eran tan grandes como los suyos, pero estaban ahí y nunca dejaban de fascinarlo, porque las pocas veces que había podido recorrer aquel cuerpo con sus dedos, siempre había querido más, siempre había querido pegarse más y más a éste hasta que ambos acabaran fundiéndose en uno solo, pero no habían tenido apenas oportunidades para ello… pero en aquel momento tenían todo lo que quedaba de la tarde —y toda la noche— para ellos. KyuBin llevó sus dedos al abdomen de TaeYeob, trazando con sus yemas aquellos músculos definidos, de arriba abajo, varias veces, bajo la atenta mirada del chico, hasta que su mano se dirigió hacia sus pectorales, atrapando inmediatamente entre sus dedos su pezón, haciendo que un leve jadeo saliera de los labios del menor. Inmediatamente se inclinó hacia delante para atrapar con su boca, besándolo, jugando con su lengua y sus dientes, mordiendo levemente el otro pezón, provocando que el leve jadeo se convirtiera en un gemido grave.

 

            —Ahhhhhhh hyung

 

            KyuBin no pudo seguir jugando con sus pezones porque las manos de TaeYeob lo apremiaron a que se separara de él, tirando de su cuerpo hacia arriba para que sus labios se encontraran de nuevo en un beso mucho más desesperado y demandante. El choque de sus labios fue fuerte, pero ninguno de los dos se alejó, siguieron besándose, buscando más del otro, jugando con sus lenguas en la boca ajena. KyuBin sintió los dedos de TaeYeob internándose en su pelo desde su nuca, agarrando con fuerza, tirando de él, buscando acercarlo más a él y al final acabaron recostándose sobre la cama, con KyuBin sobre TaeYeob, buscando la posición más cómoda entre sus piernas, sin dejar de besarlo, pero sujetando el peso de su cuerpo para no dejarse caer sobre el chico. El muslo del menor rozó entonces su entrepierna y KyuBin notó que le faltó el aire porque el contacto lo había hecho darse cuenta de que su miembro estaba mucho más duro y sensible de lo que lo sentía y que, si no lo liberaba pronto, iba a comenzar a doler.

 

            Dejando caer su peso sobre su brazo izquierdo y continuando con los extasiantes besos con TaeYeob, KyuBin buscó con su mano derecha tocar el cuerpo del chico, jugando de nuevo con sus dedos contra sus pezones, sintiendo su corazón latir rápidamente a través de su pecho, bajando su mano por sus abdominales, metiéndola dentro de sus pantalones vaqueros, tocando su miembro levemente endurecido a través de la tela de sus calzoncillos. El mayor sintió el escalofrío recorrer el cuerpo de TaeYeob contra el suyo y, además, sintió el mordisco de su colmillo en su labio inferior cuando éste apretó su boca al notar aquel escalofrío.

 

            —Perdón —susurró el chico, pero KyuBin le quitó importancia al asunto y simplemente siguió besando aquellos labios que lo volvía loco, mientras tocaba su miembro, provocando que el chico cada vez atendiera menos a sus besos y se perdiera más en sus jadeos y gemidos ahogados, respondiendo a la demanda de la boca de KyuBin por costumbre más que por estar prestando atención—. Más… hyung… quiero más… —murmuró TaeYeob contra su boca.

 

            KyuBin se separó entonces de él unos centímetros para observarlo. Sin aliento, un poco despeinado, con los labios rojos e hinchados, sus ojos castaños velados por el deseo, la visión que tuvo de TaeYeob lo dejó completamente sin aire y su cerebro le tuvo que recordar que debía de respirar para seguir viviendo. Entre sus brazos y de aquella forma, KyuBin volvió a sentir que el chico ante él era tan frágil y delicado que si seguía tocándolo de aquella forma podría romperse y tuvo que sacar aquel pensamiento de su cabeza porque TaeYeob le había dicho que no era así y que se lo iba a demostrar.

 

            —¿Quieres hacer lo que me has propuesto antes? —acabó preguntando.

 

            Los ojos de TaeYeob se fijaron en los suyos inmediatamente después de escucharlo decir aquello, parecía que estaba sopesando si lo que había dicho era en serio o una de sus bromas, pero KyuBin hablaba en serio, se lo había comentado antes. Si aquello lo iba a hacer feliz y le quería demostrar que no era tan frágil como él lo veía, no tenía ningún problema con ello. Después de unos momentos en los que sus ojos no se despegaron de los suyos, el menor finalmente los cerró y negó con su cabeza.

 

            —Hoy no —le dijo—. Hoy te necesito dentro… ya —añadió.

 

            KyuBin no pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios al escucharlo decir aquello, porque había sonado como una demanda hecha que necesitaba ser cumplida para ayer. Por ese motivo, el mayor se alzó sobre sus rodillas en la cama y se bajó de ella después, caminando hacia el armario, abriendo uno de los cajones de éste y sacando de él lubricante y condones. En los pocos segundos en los que tardó en tenerlo todo en sus manos y girarse hacia la cama, TaeYeob ya se había quitado los pantalones y los calzoncillos y lo esperaba desnudo sobre el colchón, con su miembro medio erecto reclamando atenciones y penetrándolo con la mirada, clavando aquellos ojos castaños en su cuerpo trabajado, lamiéndose los labios con su lengua. Al ver eso, KyuBin dejó sobre la mesita de noche lo que acababa de coger y aprovechó para desnudarse con lentitud bajo la atenta mirada del menor, que no le quitó ojo de encima en ningún momento mientras sus pantalones y calzoncillos resbalaban por sus piernas, hasta quedarse completamente desnudo como él.

 

            Los besos y los roces habían hecho que ambos tuvieran el miembro endurecido, pero verse mutuamente desnudos era algo que solo habían hecho en una ocasión y, en aquella ocasión no había podido hacer mucho más porque TaeYeob se había empezado a encontrar mal, así que, los dos no dudaron en observarse mutuamente hasta que finalmente se sintieron satisfechos con aquello, dispuestos a seguir adelante.

 

            TaeYeob se recolocó sobre la cama, abriéndose de piernas para él y KyuBin cogió de nuevo el lubricante, llevándoselo a la cama con él, abriendo el tubo y echándose un poco sobre sus dedos y otro poco sobre la entrada de TaeYeob, que se tensó un poco, probablemente por el contacto del líquido viscoso y frío. Cerró el bote y lo dejó sobre la cama, a mano porque luego lo tendría que usar de nuevo y, tras el asentimiento del menor, se acercó a su trasero, tocando con su dedo índice la zona, moviéndolo, tanteando el sitio, internándolo lentamente, observando las reacciones del chico al hacerlo, atento por si éste necesitaba que parase. Pero TaeYeob simplemente estaba con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior, disfrutando de las sensaciones que en aquellos momentos le estaba provocando. Moviendo su dedo en su interior, sacándolo, repitiendo lo mismo una y otra vez, pronto KyuBin se dio cuenta de que podía introducir el segundo sin hacerle daño y sacó por última vez su dedo índice, para comenzar a empujar con los dos dedos, abriéndose lentamente paso en él, llevando sus largos dedos lo más profundo posible, queriendo llegar hasta su próstata para que TaeYeob sintiera un placer aún mayor, pero la posición en la que estaba no era la más idónea para ello, así que, simplemente se dedicó a hundir sus dedos en su cuerpo y jugar con ellos dentro, creando hueco, haciendo que su recto se acostumbrara a aquello antes de internar su miembro en él. TaeYeob soltó un gemido grave, alto, cuando sus dedos parecieron rozar su próstata en uno de sus movimientos y KyuBin no pudo evitar sonreír porque finalmente había dado con aquel lugar, así que, trató de llegar a este una y otra vez, provocando que los gemidos no cesaran hasta que su chico le pidió que parase.

 

            —Ya… —le dijo—. Ya…

 

            Tampoco le hizo falta decir mucho más. KyuBin sacó lentamente sus dedos de su interior, provocando que otro gemido abandonara sus labios y cogió el condón de donde lo había dejado. Intentó abrir el envase de plástico, pero con los dedos pringosos no pudo hacerlo y TaeYeob se lo quitó de la mano y lo abrió él, dedicándole una mirada a su miembro al hacerlo. KyuBin siguió su mirada y se dio cuenta de que no estaba lo suficientemente duro como para penetrarlo, así que, llevó su mano hacia él, para tocarse bajo la atenta mirada de TaeYeob, pero antes de hacerlo, el chico lo detuvo.

 

            —Déjame que lo haga yo —pidió y KyuBin asintió.

 

            Entonces, TaeYeob llevó su mano izquierda a su miembro y comenzó a tocarlo. KyuBin tuvo que morderse el labio inferior para que un gemido demasiado alto no saliera de sus labios en cuanto sus dedos lo envolvieron. Aquellas manos de verdad estaban hechas para hacer maravillas. Un pudo evitar observarlo mientras lo tocaba, aquella mano que no dejaba de moverse, arriba y abajo, jugando con su sensible punta, que empezaba a desbordarse con pre semen, haciendo que el movimiento de la mano de TaeYeob fuera mucho más fácil. Un gemido largo escapó de sus labios cuando el chico llevó también su mano derecha hacia su entrepierna para jugar con sus testículos, regalándole un doble placer que provocaba que en su miembro se acumulara más y más sangre, las venas volviéndose mucho más visibles, su extensión volviéndose cada vez más dura, a punto de estallar, al borde del orgasmo. Ese fue el instante en el que TaeYeob dejó de tocarlo y sacó el condón de su envase para ponérselo, para después volverse a tumbar sobre la cama, tal y como había estado antes.

 

            KyuBin se colocón entonces sobre TaeYeob, guiando con su mano su miembro hacia su entrada, empujando suavemente para ir adentrándose en él con lentitud, no dejando de observar sus reacciones por si en algún momento le hacía daño de alguna forma. Sin embargo, el cuerpo de TaeYeob estaba bastante relajado y solo sus labios estaban apretados en una fina línea. Parecía sentir la penetración, parecía que le molestaba un poco, pero debía de serle soportable, por ese motivo, KyuBin siguió moviéndose de aquella forma, lentamente, entrando un poco y volviendo a salir, empujando, haciéndose hueco, queriendo que su chico se sintiera tan bien como él, que cada vez que se internaba en TaeYeob, sentía cómo sus paredes lo apretaban de una forma completamente deliciosa… pero para el menor no parecía ser suficiente.

 

            —Shin KyuBin, o te mueves más rápido y mas fuerte o te juro que no dejaré que nunca más me la vuelvas a meter —le dijo, sacándole una carcajada porque no se lo había esperado. No se había esperado que TaeYeob lo llamara por su nombre completo, enfadado, y tampoco se había esperado que le dijera aquello—. Te lo he dicho antes, no soy tan frágil como piensas y no me voy a romper porque me la metas hasta el fondo.

 

            KyuBin lo miró fijamente a los ojos, viendo que estaba yendo completamente en serio con sus palabras y asintió. Iría más rápido. La siguiente embestida la hizo del tirón, provocando que un gemido alto se escapara de los labios de TaeYeob, que no se había esperado el cambio de ritmo tan repentino. Sus manos se cerraron en puños y agarraron las sabanas, mientras que sus piernas se enredaron en la espalda de KyuBin, buscando que el contacto fuera mayor, mas profundo. El mayor casi cayó sobre su cuerpo porque aquella acción lo había desequilibrado, pero se sujetó a tiempo con sus manos, apoyándolas a cada lado de la cabeza de TaeYeob, que lo miraba con deseo ardiendo en sus ojos castaños. KyuBin volvió a internarse en su cuerpo de forma rápida y profunda, llegando a rozar su próstata y otro gemido salió de los labios del menor.

 

            Sabiendo que las fuertes y rápidas embestidas no le hacían daño, sino que también le proporcionaban placer, KyuBin continuó con aquel ritmo, rápido, más rápido, casi totalmente desenfrenado, manteniéndose apenas cuerdo para seguir haciéndolo, una y otra vez, sintiendo el placer más absoluto cuando el cuerpo de TaeYeob se tensaba un poco y lo apretaba en su interior. Buscó los labios de su chico y lo besó, un beso tras otro, al ritmo de los movimientos de sus caderas, deteniéndose cuando se quedaban sin respiración, sintiéndose cada vez más y más al borde del abismo.

 

TaeYeob acabó corriéndose antes entre sus estómagos, manchándolos a ambos de semen, porque el miembro de KyuBin no había parado de tocar su próstata, una y otra vez. Su cuerpo fue recorrido por un escalofrío que KyuBin sintió en todos los puntos en los que estaban conectados, además de tensarse durante unos instantes, antes de quedarse completamente laxo entre sus brazos, respirando de forma entrecortada, con la boca abierta, buscando aire, mientras sus ojos estaban completamente velados por el placer. KyuBin se quedó completamente embelesado observando al hermoso chico que tenía ante él, todavía más precioso de lo que siempre le había parecido, con el pelo desordenado y su cuerpo pegajoso del sudor. Los pequeños escalofríos y espasmos del cuerpo de TaeYeob hicieron el resto para que KyuBin terminara corriéndose dentro de su cuerpo, con un gemido grave, sintiendo el placer recorrer todo su ser de arriba abajo. El mundo se detuvo unos instantes, mientras ambos se recuperaban, observándose el uno al otro con sonrisas satisfechas porque había sido genial. Definitivamente, KyuBin no estaba dispuesto a dejar de sentirse de aquella forma junto a TaeYeob, como les había dicho a sus amigos esa tarde.

 

            —¿Has visto? —murmuró TaeYeob, llevando su mano a su rostro, acariciando su mejilla—. No me he roto porque hayas sido un poco más brusco.

            —Lo he visto —respondió él, inclinándose hacia el menor para comenzar un beso lento y perezoso.

 

            Lo había visto perfectamente y tenía que darle la razón, había sido mucho más brusco de lo que había pretendido a demanda de TaeYeob y éste había podido sobrellevarlo sin ningún tipo de problema, por lo que, a partir de entonces, dejaría de considerar que era tan frágil y delicado porque Taeyeob le había demostrado que no lo era para nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—La intención de la autora era escribir entre 3k y 3.5k como estoy haciendo en las historias de Sinner… pero se me fue muchísimo de las manos y no tengo excusa, esto cobró vida propia sola.

—La escribí en su mayor parte desde el móvil en ratos libres que he ido teniendo y aunque la he corregido varias veces, estoy segura de que me he tenido que dejar algún error tanto de ortografía como a la hora de enunciar las frases, si veis algo raro, porfa, hacédmelo saber que lo corrija.

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