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domingo, 16 de febrero de 2014

WGM

WGM

            Cuando me enteré que JungSoo estaba participando en el programa llamado We Got Married con una actriz guapísima bastante más joven que él se me revolvieron las tripas. Jamás había pensado que nuestro líder hiciera algo parecido.

            Claro que yo tampoco podía juzgar aquella acción. En los inicios de aquel programa había grabado algunos episodios con una chica muy mona, sin embargo, no había traicionado su confianza. En aquella época nosotros no estábamos saliendo, ahora sí lo hacíamos y que él estuviera grabando aquello decía muy poco de la promesa que me había hecho.

            Cuando regresó a casa después de terminar de hacer uno de los programas con “su esposa” me entraron ganas de retorcerle el cuello como me habían enseñado a hacer en el ejército, pero me contuve. No podía matar al líder de Super Junior solo por un ataque de celos, en el juicio no podría decir que fue por eso.

            Inspiré varias veces y luego intenté responder a la cálida sonrisa que me dedicó antes de darme un abrazo. Los chicos comenzaron a silbarnos y a chincharnos, ninguno sabía lo nuestro, pero parecía que lo intuían. Por eso los mandé callar y les eché una mirada asesina. El salón quedó despejado en apenas unos segundos y nosotros nos quedamos solos.

            Lo guie al sofá y nos sentamos cerca. Durante unos minutos solo estuvimos así, sin mirarnos, sin hablarnos, sin hacer nada. Cuando fui a abrir la boca para reclamarle, él se me adelantó.

            ―No quería hacerlo ―fue lo primero que dijo―. No quería grabar el programa, pero en esa época hubo algunos rumores que había que acallar y yo era el más indicado para ello ―se excusó mirándome a los ojos para que pudiera ver que era sincero―. Lo siento.
            ―No pasa nada ―acabé diciendo. Ni yo mismo supe por qué lo dije, quería tenerlo solo para mí y solo junto a mí, pero no había tenido opción, así que lo dejé correr―. Cuando se acaben las grabaciones podremos volver a estar juntos ―JungSoo se mordió el labio inferior y luego escondió su cabeza en mi pecho.
            ―Estaremos juntos ―murmuró.



miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Consejos?

¿Consejos?

            Cuando Kim HeeChul se fue al ejército, dejó un vacío, al igual que cuando KangIn se fue y cuando HanGeng decidió denunciar a la compañía. En Super Junior todos tenían un hueco y cuando alguno se iba, se notaba mucho.

            Cho KyuHyun nunca había sido un sentimentalista y jamás lo sería, por lo que si le preguntaban en algún momento por qué tenía los ojos rojos después de salir de la habitación él negaría que había estado llorando por la marcha de su hyung favorito, el que le había estado enseñando todo lo que sabía de la vida, simplemente diría que había pasado demasiadas horas jugando frente al ordenador y aquello sería suficiente.

            No pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, ni tampoco arrugar el papel que tenía entre sus manos, aquel que le había dejado HeeChul antes de marcharse.

            “Consejos de la gran superestrella Kim HeeChul. Seguir al pie de la letra para tener una vida de éxito asegurado”

            Eso era lo que tenía escrito el papel, justo antes de la mayor sarta de tonterías que KyuHyun jamás había leído. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

            Seguiría todos esos “consejos”, hasta que el otro regresara.




miércoles, 25 de diciembre de 2013

Merry Christmas

Merry Christmas

            En la casa de los sujus ya era Navidad, bueno, en su casa y en todas las demás. Las habitaciones estaban decoradas al estilo americano de las películas, todo gracias a las compras por internet de adornos realizadas por DongHae, que se había vuelto un adicto a esta. Un árbol enorme de plástico presidía el salón y miles de lucecitas y bolas colgaban de él, iluminando aquella habitación. En su copa desnuda, dos chicos intentaban colocar una estrella dorada para que el árbol estuviera completamente decorado.

            Todo era un caos.

            SungMin estaba subido en los hombros de EunHyuk, ya que la única escalera que tenían en la casa y que había sido llevada por HeeChul, la tenía este en propiedad y no la soltaba ni aunque la pidieran con aegyo. El mayor de todos los que había en aquella casa se había subido a la escalera para “ayudar” con alguna de las guirnaldas que colgaban por las paredes, sin embargo, lo único que hacía era aparentar que hacía algo, ya que quien estaba colocando realmente esos adornos era SiWon.

            DongHae seguía con el ordenador encontrando más ofertas de adornos y KyuHyun fingía que lo ayudaba, cuando realmente estaba jugando al starcraft online con KiBum, que desde el plató en el que rodaba su serie, hacía un descanso para conectarse con el Maknae.  RyeoWook estaba en la cocina, preparando la cena de navidad, ayudado por ShinDong, que solo pasaba por allí para saludar, pero que finalmente había acabado pringando, como todos. Por último, KangIn iba de un lado a otro llevando todo lo que les hacía falta a los demás, mientras ponía la mesa y la decoraba con un gusto peculiar.

            Horas después, en la casa de los sujus todo el ajetreo había sido sustituido por los villancicos y los recuerdos para los chicos que no estaban con ellos en aquel momento. Igualmente, las historias del servicio militar por parte de KangIn y HeeChul no se hicieron esperar. Exagerando cualquier cosa, hicieron que aunque medio borrachos, los demás, que no habían tenido aun esa experiencia, comenzaron a temerla, aunque realmente todos sabían que si HeeChul la había pasado con éxito, los demás también podrían.

            El 24 de diciembre dio paso al 25 y los chicos intercambiaron los regalos que se habían comprado los unos a los otros.

            Cosas sin sentido, seguidas de algunos regalos pervertidos y otros, los pocos, con algún significado, fueron apareciendo a medida que las cajas se abrían y el papel de regalo llenaba toda la estancia de colores. Entre risas reproches y fotos para Twitter, pasó el momento y el alcohol fue corriendo como si fuera un río por las gargantas de los chicos.

            Lo que hicieran o dejaran de hacer aquella noche a partir de ese momento ninguno lo supo.


            A la mañana siguiente, RyeoWook despertaba con un dolor de cabeza terrible y desnudo entre los brazos de una persona que no recordaba que lo hubieran rodeado la noche anterior. El chico se giró lentamente y pudo ver que la persona que lo abrazaba era EunHyuk.


            Una sonrisa se extendió por su rostro ya que, aunque hubiera sido por el alcohol, parecía que por fin se habían atrevido a dar el paso para acabar en la cama. El chico se apretó fuertemente al cuerpo de su compañero y siguió durmiendo tranquilamente.


jueves, 7 de noviembre de 2013

The Ballad

2/2 Confesión

Los días pasaron rápidamente sin que KyungSoo pudiera detenerlos o hacer que avanzaran más lentos. Podría haberle pedido a ZiTao que parara el tiempo por él, pero la verdad era que los poderes de los que fardaban no existían, así que no podía hacer nada.

La llamada de KyuHyun sunbae había llenado de esperanzas a los chicos, sobre todo a JunMyeon y durante aquellos días habían estado dándole la murga y también haciendo ensayar al chico lo que habían planeado para que todo saliera bien.

KyungSoo sentía que iba a morir. Tenía que asistir a programas, ensayar las coreografías y hacer mil cosas más aparte de lo que había estado preparando para el cumpleaños de RyeoWook. Pero lo hacía por él. Era la persona que le gustaba y le daba lo mismo caerse muerto.

Llevaba mucho tiempo pensando en declararse y los chicos le habían dado el empujoncito que le hacía falta. Sin embargo estaba muy nervioso. ¿Y si él solo lo veía como un dongsaeng al que cuidar y no lo veía como algo más?

Las dudas lo carcomían por dentro, pero debía ser fuerte, no podía rendirse, debía hacerlo porque ya hacía demasiado tiempo que se sentía así cuando estaba con RyeoWook y necesitaba decirle todo lo que sentía antes de que fuera demasiado tarde y cualquiera se lo arrebatara.

Prefería tener el “no” claro, prefería escuchar el rechazo de sus labios a estar sin saber qué era lo que realmente pensaba de él.

El día 26 de Junio llegó y tras una presentación en el Show Champion de la MBC en la que KyungSoo volvió a salir vestido con aquella cosa de plumas que tanto odiaba y con la que las fans ya lo llamaban el buitre DoDo, se preparó mentalmente para pasar la mayor parte de la tarde en la radio, junto a RyeoWook.

Ya habían ido al SuKiRa Kiss The Radio justo cuando hicieron el Come Back, de hecho fue el mismo día que se presentaron por primera vez en el M! Count Down con Wolf, pero habían prometido volver y allí se encontraban de nuevo, aunque esta vez no iban todos, solo tuvieron que asistir él, YiXing, BaekHyun, JongDae y ChanYeol.

A la llegada a la radio había muchas fans que comenzaron a hacerles fotos a destajo y KyungSoo comenzó a ponerse nervioso. Iba a estar toda la tarde con RyeoWook y al día siguiente le iba a dar la sorpresa de su vida haciendo aquello que había planeado.

El tiempo en la radio se le hizo demasiado corto entre canciones, juegos y preguntas. Amaba pasar el tiempo con él, cantar con él y mirarlo de reojo. También amaba su sonrisa y cómo lo tomaba de la mano al hablar, sin embargo su tiempo se acabó y tuvieron que irse tras tomarse algunas fotos para el programa.

KyungSoo pensaba que su corazón se le saldría del pecho cuando durante aquellos momentos se pegó al cuerpo de RyeoWook para que todos salieran en la foto y todavía más cuando al hacerse las fotos con él y JongDae, se abrazó a su cintura. Aunque había sido él quien había rodeado al mayor deseó una y otra vez que no hubiera escuchado los latidos desenfrenados de su corazón golpeando contra su cuerpo.

–¿Cómo ha ido? –le preguntó JunMyeon cuando regresaron a casa y el chico no tuvo que responder, JongDae lo hizo por él.
–Se ha pasado todo el camino de vuelta con la mano en el pecho intentando bajarse los latidos del corazón.

En esos momentos el chico enrojeció notablemente y tras darle un golpe en el brazo al otro, que se rió y quejó a la vez se fue a la habitación que en aquellos momentos compartía con LuHan y SeHun. A veces echaba de menos compartirla con JongIn, porque aunque fuera un niño pequeño mimado siempre estaba allí cuando necesitaba un abrazo.

Como si sus pensamientos fueran escuchados, el chico entró a la habitación sin siquiera llamar a la puerta y se le acercó para rodearlo con sus brazos.

–Mañana todo saldrá bien –le susurró al oído–. Verás como todo sale bien, hyung.
–Gracias, JongIn…

~.~.~

Aquella tarde con KyungSoo había sido completamente agradable. Lo había pasado genial a su lado, tanto que no estaba ni cansado, cuando normalmente, después de un duro día de trabajo lo único que tenía ganas de hacer era tumbarse en la cama y dormir. No, ese día estaba perfectamente despierto, todavía escuchando su voz cantando aquella canción que habían entonado juntos y sintiendo sus brazos a su alrededor.

Al llegar a casa ni siquiera le extrañó que los tres inquilinos del piso inferior se encontraran en su salón y pidió a un restaurante chino comida para todos. Mientras él se duchaba escuchó cómo la comida llegaba y deseó que los monstruos tragones que había en su salón no acabaran terminándose la comida antes de que él saliera del baño.

Por suerte, parecieron acordarse de él y le dejaron algo de comer. La cena se desarrolló tranquilamente, pero cuando RyeoWook bostezó por primera vez y se dispuso a irse a dormir, ya que al día siguiente, aunque fuera su cumpleaños tenía muchas cosas que hacer y debía estar descansado, los chicos lo detuvieron.

–¿Estás seguro de que mañana no quieres hacer nada? –le preguntó HyukJae–. Es tu cumpleaños y deberías celebrarlo o algo.
–No tengo ganas de celebrarlo –comentó.
–Pero… -comenzó SungMin, sin embargo el chico negó con la cabeza.
–Con que me compréis una tarta y me cantéis cumpleaños feliz tengo –dijo con una sonrisa–. Ya con esta edad uno no quiere cumplir años.

HyukJae y SungMin se indignaron porque ellos eran mayores y todavía no se veían tan viejos, sino que se veían en la flor de la vida, sin embargo KyuHyun comenzó a reírse malvadamente y a meterse con todos aprovechando que era el más joven y retorcido del lugar.

RyeoWook se fue a dormir, pero aun escuchaba las risas del Maknae cuando se metió en la cama.

~.~.~

–¿Vosotros qué creéis que nos hará cuando se dé cuenta de lo que le hemos preparado? –preguntó SungMin.
–O nos adora y nos lo agradece o nos mata –dijo KyuHyun desinteresadamente mirándose las uñas como si fuera lo más interesante del mundo.
–Yo voto por la segunda opción –murmuró HyukJae y los demás lo miraron mal–. ¿Qué? –preguntó.
–Le va a gustar, adora a KyungSoo y KyungSoo lo adora a él –comentó el Maknae.
–¿Y tú como sabes eso? –preguntaron los otros dos a la vez.
–Uno… que tiene sus contactos…

~.~.~

Cuando KyungSoo se despertó la mañana del 27 de Junio, día del cumpleaños de RyeoWook pensó que ni siquiera el ejército de los aliados no se sintió tan nervioso el día D., pero para él era inevitable. Iba a confesarle sus sentimientos a la persona que amaba cantándole una canción, dándole una sorpresa. Estaba muy nervioso y no podía evitarlo.

Se pasó el día de un lado para otro. Tenía muchas cosas que hacer, estaba muy agobiado, pero no iba a dejarse vencer.

Por eso mismo, cuando acabó su agenda salió corriendo hacia el bloque de apartamentos en el que vivía Super Junior y subió hasta la planta en la que se encontraba el piso en el que vivía RyeoWook. Cuando llegó, ya lo estaban esperando sus sunbaes que le dieron la bienvenida y muchos ánimos para lo que iba a hacer.

En cualquier otro momento le habría molestado que JunMyeon hubiera hablado más de la cuenta y les hubiera contado a todos que estaba enamorado de RyeoWook, pero en esos momentos lo único que tenía en la cabeza era hacerlo bien.

~.~.~

RyeoWook entró al edificio en el que se encontraba su apartamento y cuando se subió al ascensor se dejó caer sobre una de las paredes del cubículo, cansado. Había sido un día agotador y el chico lo único que quería era llegar a casa y tumbarse en la cama, sin ducharse siquiera.

El ascensor dio un pitido para anunciar que había llegado a su planta y él salió en dirección a la puerta de su apartamento. No tenía ganas de nada, pero seguramente los del apartamento de abajo le habían preparado una fiesta. Puso mala cara al entrar y ver todas las luces apagadas.

Alargó la mano para darle al interruptor y encenderlas, sin embargo, se quedó a mitad de camino cuando escuchó una voz dulce muy conocida.

saeng-il chu-ka ham-ni-da

Comenzó a dejarse entrever una pequeña iluminación tras la esquina en ese primer verso de la canción de cumpleaños. El corazón de RyeoWook comenzó a latir con anticipación.

saeng-il chu-ka ham-ni-da

Unas manos delicadas sosteniendo una tarta aparecieron en su campo de visión y el chico se tapó la boca con las manos para no gritar.

ji-gu-e-seo u-ju-e-seo

Un cuerpo delgado, un rostro ovalado, una sonrisa de corazón y unos grandes ojos expresivos terminaron por aparecer. el chico podía jurar que el sonido de su corazón podía oírse en todo el vecindario.

je-il sa-rang-ham-ni-da

La canción terminó y RyeoWook notó el flash de una cámara, viendo a SungMin tras ella con una gran sonrisa. Alzó su vista y miró con una gran sonrisa al chico frente a él. quería decir algo, pero se había quedado sin palabras.

–Pide un deseo, hyung –susurró KyungSoo y el cumpleañero asintió automáticamente, avanzando hasta él para colocarse frente a las velas y soplarlas.

“Que me ame tanto como yo a él”.

Una sonrisa apareció en el rostro de KyungSoo y otro flash procedente de la cámara de fotos se dejó ver en la estancia.  Las luces se encendieron y aparecieron los demás miembros de Super Junior. Todos felicitaron al chico  podo después, salieron por la puerta. KyuHyun lo hizo tras guiñarle un ojo y HyukJae dedicándole un “fighting”.

El chico se quedó a solas con KyungSoo, que parecía muy nervios, mientras intentaba hacer que su cabeza entendiera aquellos gestos que le habían dedicado sus amigos.

~.~.~

Los dos chicos se quedaron mirándose, sin saber qué decir o qué hacer. KyungSoo no quería irse y RyeoWook no quería que se fuera tampoco. Se miraron y se sonrieron.

El menor tomó aire. Quería hacerlo, quería declararse, pero no se atrevía. Sin embargo no había estado una semana ensayando aquella canción para luego no cantársela. Además, tampoco quería que JongDae ganara la apuesta que había hecho con BaekHyun sobre que no se atrevería y tampoco quería ver la cara de decepción de JunMyeon.

Así que se levantó rápidamente, mirando fijamente a los ojos a RyeoWook y este fue a hacer lo mismo, sin embargo, el chico colocó sus manos sobre sus hombros, dejándolo sentado en el sofá en el que antes estaban los dos.

–Yo… quiero decirte… algo… –murmuró y pudo ver la confusión reflejada en el rostro de su hyung–. No me odies por lo que estoy a punto de hacer –se aclaró la garganta y comenzó a cantar.

Noreul choeum bon sun-ganbutoyosso
Naye gaseumeun harudo pyonhal nari obsosso
Ne onmome sin-gyong deulkkaji ne sumgyolmajodo nomaneul hyanghe

Hayan gorie ullineun jongsori
Haneul gadeukhi ssodajineun hambang nuneul bomyo
Nigyote isseul oneureul gidehe

Ne oreunjjoge neul hamkke inneun nege gamsahe
Mabobe gollin gotchorom hengbokhan misoga
Ipgaro bonjyonawa

Been waiting for this (I've been waiting for this)
Ne nunen nobakke boiji ana
Iron-ge sarangin-gabwa nomu hengbokhe
Nor-hangsang jikyojulge noye wenjjogeso

Niga useumyon nunkkochi heutnallyo
Deultteun solleim hayake ssain yeppeun nun chorom
Uri dul sarang yongwonhi bitnagil

Ne oreunjjoge neul hamkke inneun nege gamsahe
Mabobe gollin gotchorom hengbokhan misoga
Ipgaro bonjyonawa

Been waiting for this (I've been waiting for this)
Ne nunen nobakke boiji ana
Iron-ge sarangin-gabwa nomu hengbokhe
Nor-hangsang jikyojulge noye wenjjogeso

Saranghe saranghe saranghe
Choeum mannatdon geu nal chorom saranghe
Yongwonhi ne gyote issojwo
Jungneun geu nalkkaji nigyote

Saranghe

Noreul saranghe (nol mani saranghe) i malbakken pyohyon mot-hagesso
Machi kkok orine chorom noye boreul manjigo
Oneuse pume ana

Been waiting for this
Ne nunen nobakke boiji ana (nobakke anboyo)
Iron-ge sarangin-gabwa nomu hengbokhe

Onjena duri hamkke oh
Onjena duri hamkke oh
Onjena duri hamkke yeppeun saranghaja~

Dejó que las últimas notas vibraran en su garganta y notó cómo el chico frente a él comenzaba a llorar. Inmediatamente se agachó y lo abrazó, intentando consolarlo. No quería hacerlo llorar, solo quería confesarle sus sentimientos.

–Hyung… yo… –comenzó, pero el otro no lo dejó acabar.
–Yo también te amo.

Se separaron unos momentos y se miraron a los ojos. Ambos sonreían, ambos tenían lágrimas corriendo por sus mejillas y por eso cuando acercaron sus rostros para darse un beso por primera vez, este les supo salado, pero también les supo a amor.


Notas de Autora:

White Love – Starship Planet.
Link de la Canción con Subs en Español
El cumpleaños de RyeoWook es realmente el 21 de Junio, pero este año lo celebró el 27 porque los días anteriores apenas tuvo un descanso.
Foto del Show Champion el 26-6-13 para que veáis al Buitre DoDo.














Foto del SuKiRa el 26-6-13 en la que Soo abraza a Ryeo.









Fotos Cumpleaños RyeoWook el 27-6-13


 



domingo, 27 de octubre de 2013

The Ballad

The Ballad


1/2 Preparación

Doce chicos ensayaban los difíciles pasos de baile de la nueva canción que presentarían dentro de poco, aun cuando todavía no habían finalizado las actuaciones de la anterior. El año pasado habían disfrutado de una vida más o menos cómoda debido a los retrasos de su ComeBack, sin embargo, en esos momentos estaban completamente saturados.

Entre los programas de televisión, los de radio, las entrevistas, las presentaciones, los fanmeetings y los viajes de un lado a otro, pensaban que morirían de un momento a otro.

Pero que no tuvieran apenas tiempo para nada no quitaba que no lo tuvieran para el amor.

En esos momentos se habían desarrollado varias parejas dentro del grupo, claro que, con tanto roce no era de extrañar, vivían doce en un apartamento, era lo normal.

Sin embargo, había un chico que no había desarrollado sentimientos por alguno de los de dentro -aunque pretendientes no le faltaban-, sino fuera de él -aunque pareciera que todo hombre homosexual de Corea estuviera enamorado de el- pero tampoco fuera de la empresa. Él estaba enamorado de un sunbae que era demasiado bueno con él, que lo cuidaba y que lo quería como una madre a su hijo.

Pero Do KyungSoo no quería a Kim RyeoWook como si fuera una madre, lo quería como algo más, como algo más que un amigo, algo más parecido a un amante.

La coreógrafa los dejó por fin terminar de ensayar por ese día tras recordarles que debían practicar en sus ratos libres también para que todo fuera perfecto y todos ellos asintieron aunque sabían perfectamente que las dos únicas personas que le harían caso serían YiXing y JongIn.

En cuanto la puerta de la sala se cerró tras la mujer, todos se dejaron caer hasta el suelo. Les vendría muy bien algo de comer, llevaban son hacerlo desde el mediodía y ya eran las tantas de la noche.

Cuando creían que morirían de inanición, como un ángel caído del cielo, RyeoWook apareció en la puerta de la sala de baile portando unas cuantas de bolsas de comida de un restaurante cercano. Todos sonrieron, babeando con antelación por los suculentos manjares que comerían en breves momentos. Pero el más feliz era KyungSoo, ya que había sido la persona que más quería en el mundo, después de su familia, quien había aparecido allí.

–¿Tenéis hambre, chicos? –preguntó el recién llegado con una sonrisa.
–Eso ni se pregunta, sunbae –contestó JunMyeon y Tao corriendo avanzó hasta RyeoWook y las pizzas.
–Gracias sunbae –tomó las cajas en sus fuertes brazos dejando descansar al otro chico y las llevó dónde estaban los demás chicos.

Inmediatamente todos se abalanzaron sobre ellas y comenzó la lucha por la comida. Parecían lobos salvajes atacándose entre sí por el mejor trozo de la presa que habían cazado. Sin embargo, uno de ellos, bajito, con el pelo tintado de castaño, se acercó a RyeoWook con una tímida sonrisa.

–Gracias, RyeoWook –dijo y el otro sonrió.
–No hay de qué –contestó–. Estáis en medio de un ComeBack y además, ensayáis la coreografía de vuestra siguiente canción, es muy cansado y apenas tenéis tiempo para comer.
–De todas formas, gracias –KyungSoo quiso inclinarse un poco para mostrase todavía más agradecido, pero el mayor no lo dejó, simplemente lo rodeó con sus brazos y lo apretó fuertemente contra su cuerpo.

El corazón del menor latía fuerte y rápidamente contra su pecho. Deseaba con todas sus fuerzas que aquel chico no se diera cuenta de ello y que si lo hacía, lo achacara a que acabada de bailar. A KyungSoo le gustaba RyeoWook, pero no por ello podía ir haciendo que se enterase todo el mundo, sobre todo él. Era demasiado importante para él y no podía permitirse perderlo.

–Ni se te ocurra hacerme una reverencia –murmuró RyeoWook en su oído, haciéndolo estremecer–. Si quieres agradecerme algo, con un abrazo basta –se separó de él y lo miró a los ojos–. Qué aproveche, yo tengo que irme –le deseó y tras una encantadora sonrisa, salió por la puerta de la sala de ensayos.

Durante unos segundos, KyungSoo se quedó estático. No podía moverse. Su corazón bombeaba tanta sangre que parecía que su sistema se había sobrecargado. Tuvo que esperar un tiempo para calmarse y así poder volver a ser una persona normal que se movía y pensaba.

Se dio la vuelta y vio cómo sus compañeros de grupo casi habían acabado con todo y se hizo una nota mental para no dejarlos nunca comer solos a ellos porque si no se quedaría sin nada para él.

–Vamos, Soo –dijo ChanYeol con la boca llena–. Sino vienes Tao se comerá tu parte.
–Ya voy –murmuró antes de sentarse junto a ellos y atacar la presa.

Durante unos minutos, las conversaciones cesaron y solo se oían el sonido que hacían sus bocas al masticar. Las pizzas volaron en poco tiempo y los cansados y ya saciados lobos se dejaron caer sobre las tablas de madera del suelo.

–¿Cuándo piensa contarle a RyeoWook que estás enamorado de él? –se escuchó de pronto preguntar a JongDae.

No podía quedarse callado y aunque a KyungSoo le daba igual porque ya todos lo sabían, con esas cosas se debía tener mucho cuidado. Las paredes tenían unos oídos muy finos.

–Sinceramente no lo sé –contestó.
–Podrías intentarlo para su cumpleaños –propuso JunMyeon y KyungSoo lo miró.
–¡Pero eso es dentro de una semana! –respondió mirándolo alarmado.
–Nosotros te ayudaremos –dijo Kris.

~.~.~

Tras llevarles las pizzas a los hambrientos miembros de EXO, RyeoWook salió del edificio de la SM, se montó en su coche y se dirigió a los apartamentos en lo que ahora vivían los miembros de Super Junior. No tardó mucho en llegar puesto que no estaban demasiado lejos del lugar.

Subió en el ascensor hasta la planta en la que estaba su apartamento y tras introducir la clave que abría la puerta, ingresó al piso.

Un fuerte olor le taladró las fosas nasales y supo que HyukJae había subido para hacerle una visita, pero no lo había hecho solo, unas zapatillas con los cordones rosas le hizo averiguar que SungMin también había subido a aquel lugar desde el apartamento de abajo en el que ahora que JongWoon se había ido al ejército vivían junto a KyuHyun.

El chico se tapó la nariz y rápidamente se deshizo de sus zapatos entrando rápidamente al piso para dejar aquel insoportable olor tras él. En cuanto llegó al salón se encontró a los dos chicos tumbados en los sofás, como si fuera su casa, viendo la tele.

No se dieron cuenta de que RyeoWook había llegado hasta que este se puso delante de la pantalla de plasma, impidiéndoles ver el programa que estuvieran viendo a aquellas horas.

–Hola –saludó HyukJae moviendo su mano derecha alegremente y SungMin hizo lo mismo segundos después.
–Hola –contestó el chico–. ¿Qué hacéis aquí? –preguntó.
–Queríamos pasar a saludarte –contestó SungMin–, últimamente no paras quieto y apenas te vemos.

RyeoWook sonrió agradecido. Sabía que había algún motivo oculto tras aquella visita. A SungMin se le había pegado hacer aquellas cosas después de tantos años viviendo con KyuHyun y HyukJae se apuntaba a todo, así que lo más probable era que dentro de poco supiera el motivo real de aquello.

El chico fue a ducharse y a cambiarse de ropa y luego salió de la habitación. Hizo a SungMin sentarse correctamente para poder tener un lugar donde sentarse él también y en ese momento se enteró de lo que los dos chicos querían.

­–¿Has pensado con quién vas a pasar tu cumpleaños? –preguntó HyukJae.
–No. Aun no lo he hecho, no sé cuánto tiempo voy a tener libre ese día –contestó RyeoWook y la conversación quedó ahí.

Pasaron algunos minutos haciendo zapping, ya que el programa que antes estaban viendo los dos invitados antes, al parecer había acabado.

En un momento dado, la barriga de HyukJae hizo un sonido demasiado fuerte como para ser humano y se empezó a reír a carcajadas mientras se sujetaba la barriga.

–¿Tienes hambre? –preguntó RyeoWook y el otro asintió–. Creo que es hora de ir haciendo la cena entonces.

El inquilino del apartamento se levantó del sofá y SungMin lo siguió mientras el otro seguía partiéndose de risa. Simplemente a HyukJae a veces se le iba la pinza de aquella manera.

Ninguno de los dos que estaban en la cocina tenían muchas ganas de cocinar, por lo que sacaron pan y algunas cosas más y se pusieron a preparar sándwiches. Podrían haber pedido algo para que les llevaran, pero tardarían demasiado y lo mismo HyukJae se moría de hambre.

Mientras untaba un poco de mantequilla en uno de los sándwiches, RyeoWook notó que alguien lo miraba fijamente y alzó la vista para encontrase a SungMin mirándolo de forma intensa.

–¿Qué pasa, SungMin? –preguntó.
–¿De verdad no sabes con quién vas a pasar el día de tu cumpleaños? –preguntó.
–No. ¿Por qué? –preguntó extrañado.
–Porque yo sé de una persona que querría estar contigo ese día –contestó el chico y RyeoWook frunció el ceño.
–¿Quién?
–Do KyungSoo.

Nada más escuchar el nombre de la persona de la que estaba enamorado RyeoWook salir de los labios de SungMin, su corazón se aceleró y sus mejillas se tiñeron de un adorable tono rojizo.

–No creo que pueda venir… está muy ocupado con el ComeBack, apenas tiene tiempo para respirar –murmuró–. No quiero que el tiempo que tiene para descansar lo utilice estando conmigo en una fiesta que tampoco es tan importante.
–Ryeo… es tu cumpleaños, ¿cómo no va a ser importante?
–Para él no lo es.
–¿Y tú como sabes eso? KyungSoo te quiere mucho.
–Sí… como hyung.
–Nada de eso… -comenzó a protestar SungMin, pero RyeoWook lo detuvo.
–Déjalo. No voy a ilusionarme con algo que sé que tengo que dar por perdido –el chico suspiró y siguió haciendo sándwiches para que HyukJae no se muriera de hambre.

Acabaron de preparar la comida en silencio y luego la llevaron al salón, donde estaba el otro chico viendo la televisión. Al parecer había dado con alguna película empalagosa occidental y la estaba viendo con las lágrimas saltadas. Sin embargo, en cuanto vio los platos de los sándwiches se lanzó hacia ellos, olvidándose de todos y de todo.

La comida fue agradable, ya que ninguno habló, solo se limitaron a comer. Bueno, RyeoWook se dedicó a pensar en lo que había estado diciendo SungMin antes en la cocina. No tenía sentido lo que le decía. KyungSoo solo lo veía como a un hyung aunque para él, el chico fuera la persona más importante del mundo.

~.~.~

El Domingo de aquella semana por fin llegó y aprovechando que no tenían actividades, ya que habían grabado el Inkigayo hacía unos días y EXO-M estaba en China para lo del partido de fútbol en el que iban a participar MinSeok y LuHan. EXO-K aprovechó para idear un plan con el que llevar a cabo lo que querían: hacer que KyungSoo se declarara a RyeoWook el día del cumpleaños del mayor, dentro de cuatro días.

Los seis estaban desperdigados por el salón. Unos jugando a la play otros viéndolos y JunMyeon y KyungSoo pensando, sentados el uno al lado del otro, con un papel en blanco frente a ellos y un boli de tinta líquida.

–Lo primero que tenemos que ver es cómo hacer que te quedes solo con él el día –comentó el líder–. ¿Pero cómo?
–Déjalo, JunMyeon –murmuró el chico–. No va a salir bien.
–Claro que va a salir bien, verás como… –la frase del chico fue interrumpida por la música que salía de su teléfono móvil. Inmediatamente lo sacó de su bolsillo y lo descolgó, frunciendo el ceño–. ¿Sunbae?
–JunMyeonnie –dijo una voz muy conocida al otro lado del teléfono.
–KyuHyun… ¿qué haces llamándome con el teléfono de SungMin sunbae? –preguntó y el otro se rio.
–Mi móvil no tenía batería –dijo simplemente–. Además, es él quien quería que yo hablara contigo.
–¿De qué se trata? –preguntó JunMyeon bajo la atenta mirada de cinco chicos, ya que al escuchar el nombre de KyuHyun todos giraron captar algo de la conversación.
–Es sobre el cumpleaños de RyeoWook –contestó y JunMyeon se retiró el móvil de la oreja y le dio al altavoz–. Nos gustaría que KyungSoo le diera una sorpresa en su cumpleaños.
–¿Ves cómo todo iba a salir bien? –comentó JunMyeon hacia KyungSoo, que bufó apartando la mirada–. ¿Qué tenéis preparado, sunbae?




viernes, 30 de agosto de 2013

Shanghai Romance

Shanghai Romance




Shanghái, 1929


Bajé de aquel barco mareado y verde como una lechuga. El viaje desde Corea no me había sentado nada bien y eso que no habían sido muchos días los que había tardado aquel transporte en atravesar el mar. Mientras bajaba por la pasarela intenté recobrarme y alzar mi cabeza, para que se notara que era de una distinguida familia, y también para buscar a aquella persona que supuestamente me llevaría hasta la casa en la que me hospedaría durante mi estancia en la ciudad y donde firmaría un gran negocio.

Busqué con la mirada a alguien que me fuera conocido entre todas las personas que había en el embarcadero, pero no logré hallar a nadie.

En cuanto pisé tierra firme, me hice a un lado, para no acabar arrastrado entre la marea humana, dejé mis pesadas maletas en el suelo -no estaba hecho para acarrear cosas de peso- y me dispuse a esperar.

Esperé y esperé.

El puerto se fue quedando poco a poco vacío y el sol fue descendiendo lentamente hacia su ocaso. La temperatura en aquel lugar comenzó a descender a una velocidad demasiado rápida para mi gusto, así que me abracé a mí mismo fuertemente para entrar en calor.

Ya era de noche cuando al fin aparecieron un par de muchachos vestidos con la ropa típica de aquel lugar. Me levanté de la maleta en la que hacía horas me había sentado y caminé hacia ellos con paso decidido, probablemente pudieran decirme algún lugar dónde poder hospedarme e indicarme. Pero antes de que me diera cuenta de lo que pasaba, ellos me apresaban y no me dejaban hacer ningún movimiento.

-Hermosa…-. Dijo uno de ellos rozando mi rostro con sus dedos. Le giré la cara y luego intenté morderle cuando él volvió a acercar su mano-. Vaya, tiene carácter-. Me agarró firmemente por la barbilla-. Me gusta.
-Nos darían un buen precio por ella-. Comentó el que me retenía por la espalda y yo pataleé para librarme del agarre, sin éxito alguno.
-No-. Contestó el otro mirándome fijamente y yo le escupí a la cara-. Será para mi propia diversión-. El miedo comenzó a invadirme el cuerpo. Aquellos dos tipos querían hacerme cosas malas y yo no podía librarme de ellos, eran demasiado fuertes.
-Soltadme-. Conseguí decir, pero ellos rieron-. ¡Ayuda!-. Grité.

De repente, el que estaba frente a mí cayó al suelo con una mueca entre dolor y sorpresa en su cara. Tras él, se encontraba un muchacho con la mano alzada a la altura en la que antes había estado la nuca del tipo y el ceño y los labios fruncidos.

-Suéltalo, ShiYuan[1]-. Dijo y el que estaba sujetándome dejó de hacerlo rápidamente-. Llévate a JianRen[2], no quiero veros cerca de este joven nunca más-. Su tono era muy autoritario y el chico hizo todo lo que le ordenó antes de salir corriendo, arrastrando a su compañero-. ¿Te encuentras bien?-. Me preguntó una vez ellos se perdieron de vista.
-Oh… eh… sí-. Contesté en mi idioma y luego me di cuenta de que él me había hablado primero en coreano-. ¿Cómo sabías que era coreano?-. Él sonrió durante un segundo y luego inclinó su cabeza y se echó al suelo rápidamente, postrándose a mis pies de rodillas.
-Lo siento mucho-. Dijo, ya en chino-. Tenía que haber venido a recogerlo hace mucho tiempo, pero el maldito invento con ruedas de occidente se estropeó y no sabía cómo arreglarlo, por lo que tuve que venir andando.
-¿Quién eres?-. Él levantó su cabeza del suelo y me miró con una gran sonrisa que me exasperó.
-Mi nombre es HanGeng. Soy el criado de ZhouMi xiansheng[3], con quien usted se viene a reunir para sus negocios-. Asentí convencido de su identidad ya que sólo nuestras familias sabían de mi viaje a Shanghái.
-Bien, levántate del suelo-. Le pedí y él lo hizo rápidamente-. Coge mis maletas y busquemos un lugar donde pasar la noche y mandar un telegrama a la casa de ZhouMi para avisarles del contratiempo que hemos sufrido.
-Sí, Kim xiansheng-. Contestó.

Fue hacia las maletas y las tomó, para luego comenzar a andar. Solté un suspiro y después lo seguí. Atravesamos las calles con aquella fría noche como testigo hasta llegar al lugar en el que podría mandar el telegrama a la casa de ZhouMi y avisarles de toda la situación.

El hombre que había en el lugar se sorprendió, ya que el aviso por telégrafo, por las noches, sólo era utilizado en casos de emergencia. Vi cómo HanGeng hablaba con él unos segundos en chino de una manera tan rápida que no pude entender nada y después se giró hacia mí con una sonrisa.

-Ya puede utilizar el telégrafo, Kim xiansheng.

Apenas tardé en escribir en aquella máquina, de forma concisa, lo que había sucedido y también pedir que a la mañana siguiente fueran a la ciudad a recogernos, ya que la casa de ZhouMi estaba alejada de esta. Salimos del lugar tras despedirnos del amable y regordete hombre y comenzamos a andar de nuevo por las solitarias calles.

-¿En qué lugar pasaremos la noche?-. Le pregunté. Él se quedó unos minutos en silencio mientras se detenía. Debía estar pensando en algún sitio dónde resguardarnos.
-Creo que hay tres opciones-. Contestó al final-. Una, dormir en la calle-. Negué con la cabeza a la primera opción-. Me lo temía-. Dijo con una sonrisa-. Dos, dormir en una casa de Placer-. Volví a negar. Tampoco me gustaba la idea de pasar la noche en un lugar como ese-. Es ese caso solo nos queda la opción número tres: ir a la casa de mis padres.
-Que así sea-. Le dije tras sopesar de nuevo todas las opciones.
-No es nada magnífico ni espectacular, solo una casa de trabajadores-. Comenzó mientras volvía a andar-. Pero tiene un techo bajo el que guarecerse.

Lo seguí de nuevo por las calles de aquella ciudad en auge, aunque desierta a esas horas, hasta que, tras unos minutos, él se detuvo frente a una casa. Esta era pequeña, destartalada, y en definitiva, nada parecida a lo que yo estaba acostumbrado.

Él abrió la puerta y entró, dejándome paso. Me quité mis zapatos occidentales y lo seguí por el estrecho pasillo hasta que deslizó un panel de papel que daba a una habitación. Entró a ella y dejó mis maletas en el suelo. Después, se giró hacia mí para hablarme.

-Le sacaré la cama y lo dejaré descansar tranquilo-. Anunció y fue hacia un armario empotrado para sacar las cosas.
-¿Quiénes eran los chicos de antes?-. Le pregunté al recordar que él los había llamado por sus nombres. Con todo lo que había pasado antes no había caído en preguntarle, pero ahora lo había recordado de pronto y no quería quedarme con la duda. Además, que supiera el nombre de aquellos maleantes no me dio mucha confianza.
-Antes eran amigos míos-. Contestó extendiendo en el suelo el futón-. Pero se fueron por el mal camino y me alejé de ellos para encontrar un buen trabajo y tener una buena vida-. Se giró hacia mí y me sonrió-. Ya está todo listo-. Se levantó del suelo y echó a andar hacia la puerta.
-Gracias-. Murmuré y él se detuvo un segundo. Asintió y tras hacer una reverencia, salió de la habitación. Me quité mis ropas occidentales para tumbarme sobre el poco blando colchón y quedarme dormido poco después.


Desperté cuando el sol ya entraba por la pequeña ventana de la habitación y rozó mi rostro con sus rayos. Me incorporé y salí de entre las sábanas para volver a vestirme. Cuando me estaba colocando la chaqueta, el panel que hacía de puerta de la habitación se deslizó y en el hueco apareció el chico que me había llevado hasta allí. HanGeng se llamaba si mi memoria no me fallaba.

-Buenos días, Kim xiansheng-. Saludó con una sonrisa-. ¿Ha dormido bien?
-He tenido noches peores-. Contesté y él asintió.
-Vendrá a recogernos Henry-. Comentó-. No tardará mucho en llegar.
-Me alegra oír eso.

Tras esta pequeña conversación, él recogió mis maletas y me guio de nuevo por los pasillos de la pequeña casa hasta llegar a una habitación en la que había una pequeña y baja mesa cuadrada, con varios cuencos con arroz y otras cosas. No fue el desayuno más suculento, ni tampoco más abundante de mi vida, pero fue suficiente y se lo agradecí a aquel chico, internamente, claro.

Después, salimos a la calle, en dirección a aquel lugar desde el cual la noche anterior había mandado el telegrama a la casa, ya que allí era donde les había indicado que nos recogieran. No tuvimos que esperar mucho tiempo, cuando Henry, el otro socio de ZhouMi, apareció montado en un coche que echaba un humo negro que no me hacía presagiar nada bueno.

-NiHao[4]-. Saludó alegremente en cuanto detuvo el coche frente a nosotros. Este hizo un ruido horroroso-. Subid-. El chico lo hizo rápidamente, arrastrando con él mis maletas, pero yo me quedé donde estaba, negándome a subir a aquella tartana-. Vamos, HeeChul, no seas supersticioso.
-No soy supersticioso-. Le contesté-. Tu coche no me da confianza-. Él sonrió intentando darme confianza, pero negué con mi cabeza.
-Este era el coche antiguo, es normal que haga ruidos raros-. Comentó-. El nuevo fue el que se le rompió ayer a HanGeng y aunque he dejado a YiXing[5] arreglándolo en el camino, no sé cómo pueda quedar, por eso he tenido que venir en esta antigualla.
-¿Te dejaste a YiXing arreglándolo?-. Preguntó el chico y Henry asintió-. Entonces dalo por perdido, YiXing es bastante manazas…
-No había nadie más disponible-. Murmuró Henry con un puchero, luego se giró hacia mí-. ¿Subes o no?
-Qué remedio…

En cuanto me senté en la parte trasera del coche, Henry arrancó y el coche volvió a hacer un ruido muy extraño que me asustó todavía más de lo que ya estaba, aunque nunca admitiría que estaba asustado, al menos no en voz alta. El automóvil comenzó a avanzar lentamente por las calles de la ciudad hasta que cogió un poco de velocidad. No mucho después de empezar la marcha, salimos a campo abierto, dejando atrás la ciudad y las novedosas fábricas.

El camino lo hicimos en silencio, aunque de vez en cuando, Henry intercambiaba un par de palabras con nosotros y luego volvía a atender a la vereda que era considerada camino principal. Cuando llevábamos un tiempo atravesando campos y campos de arroz, pude divisar un coche el margen del camino, con un chico arreglándolo, el tal YiXing, supuse. A ese chico tampoco lo conocía, debía ser nuevo, como HanGeng, ya que en mi anterior visita a aquella casa, ninguno de los dos estaba. Henry detuvo el coche junto al otro.

-¿Cómo vas, YiXing?- le preguntó y este bufó.
-Esto no tiene arreglo alguno, Henry xiansheng-. Al oír eso, HanGeng se bajó rápidamente del coche y comenzó a inspeccionar el automóvil estropeado.
-Sí que tiene arreglo-. Comentó tras unos minutos-. Sólo necesitamos a GuiXian[6] para arreglarlo.
-Yo puedo solo-. Dijo YiXing cruzándose de brazos, ofendido.
-Déjate de rivalidades con GuiXian-. Dijo Henry-. HanGeng, sube, os llevo a la casa y recojo al chico para que venga a arreglarlo.

Después de que HanGeng estuviera de nuevo subido en el coche, Henry arrancó y en silencio hicimos el resto del camino. Tras atravesar más y más campos de arroz, por fin pudo verse en la distancia la casa en la que vivía ZhouMi con sus sirvientes y a veces también con su familia, aunque esta pasaba más tiempo fuera haciendo negocios, como la mía.

En cuanto el coche se detuvo, HanGeng bajó de él con mis maletas y se adentró rápidamente en la gran casa. Mientras yo descendía del coche, el chico volvió a salir, esta vez acompañado de otro chico al que sí conocía, LiXu[7].

-Bienvenido, Kim xiansheng-. Saludó con una sonrisa amable-. Es un honor tenerlo aquí-. Hizo una reverencia de 90º-. Espero que su viaje haya sido bueno.
-Bueno no se puede decir que haya sido-. Contesté-. Ya sabes que el mar y yo no nos llevamos bien-. Él sonrió dulcemente-. Y el contratiempo del coche no mejoró mucho el viaje.
-Entonces espero que la estancia aquí sea mucho mejor y cubra por completo los estragos del viaje.
-Eso espero-. LiXu asintió.
-Lo llevaré a su habitación, Kim xiansheng-. Dijo HanGeng, que hasta ese momento se había mantenido al margen de la conversación.

LiXu se alejó tras hacerme otra reverencia y el chico comenzó a guiarme por los pasillos de aquella antigua casa china hasta la habitación que siempre había ocupado cuando me hospedaba en aquel lugar. En cuanto llegamos, deslizó el panel y me dejó paso, soltando mis maletas en algún lugar, para luego retirarse haciendo una reverencia. Apenas llevaba unos minutos en la habitación, cuando alguien apareció en el hueco de la puerta.

-Kim xiansheng-. Me llamó un chico que también conocía. LiTe[8], se llamaba si recordaba bien- ZhouMi xiansheng lo espera en el patio-. Anunció y yo asentí. Tras una reverencia, él se retiró.

Me dirigí entonces hacia el otro panel de la habitación, tras el que se ocultaba la entrada al patio interior de aquella casa. Lo deslicé, para poder salir al exterior. En cuanto lo hice, encontré a ZhouMi, sentado en la tarima de madera, jugando al weiqi[9] junto a un chico que tampoco conocía. Mi socio se percató de mi presencia al momento, aun sin levantar su mirada del tablero del juego.

-Bienvenido, Kim HeeChul-. Saludó-. Siéntate por aquí y disfruta de esta gran partida de weiqi, ShengMin[10] es un gran jugador.
-Eso veo-. Comenté sentándome junto a ellos-. Te está ganando.
-Es un digno rival-. Dijo-. Casi tanto como GuiXian.
-Entonces es bastante bueno-. Murmuré en el momento en el que mi socio hacía un movimiento que lo declaraba como vencedor de aquella partida-. Aunque por lo visto no lo suficiente…
-ShengMin, puedes retirarte-. El chico se levantó y se fue de allí. ZhouMi hizo un movimiento indicándome que me sentara en el lugar que antes ocupaba el chico y así lo hice-. ¿Una partida?-. Propuso y yo negué con la cabeza.
-Mejor no. No puedo competir contigo, perdería estrepitosamente-. Contesté y él sonrió.
-Entonces, ¿comenzamos a hablar de negocios?


Mis negocios seguían yendo tan bien en China que me sorprendí. ZhouMi era fiel y buen socio. Al igual que nuestros padres, anteriormente, nosotros habíamos hecho buenas migas y las relaciones no eran para nada forzadas, como me ocurría en Corea con la familia Lee. El pequeño de los hermanos, DongHae, hacía que mis estancias en aquella casa fuera soportables, pero quién llevaba el negocio no era él, sino su hermano mayor, HyukJae, y él, era un verdadero dolor de muelas.

Después de pasarme toda la tarde hablando de negocios con ZhouMi, me propuso que nos relajásemos. Nos lo merecíamos, más yo, después del viaje tan desastroso que había tenido. Así que, una vez que alguno de los criados preparó nuestro baño, y tras la llegada de Henry, sucio a más no poder, ya que al final había acabado ayudando en el arreglo del coche, nos metimos en la relajante agua caliente y conversamos de todo y nada a la vez.


Apenas llevaba un par de semanas en la casa cuando ya me había enterado de todos y cada uno de los cotilleos del lugar. La última vez que estuve en la casa también fue así, ya que aunque esta era grande, las finas paredes no eran un buen aislante de conversaciones secretas. No es que yo fuera cotilla, pero me gustaba saber qué era lo que se cocía a mi alrededor.

Algunas cosas eras simples nimiedades, sin embargo había otras que eran demasiado escabrosas o, ¿cómo decirlo?, no muy agradables de saber, pero que aun así, merecían saberse. Me enteré hablando por aquí y por allí con los criados de que ShengMin y HanGeng, dos de los chicos nuevos, estaban en la casa en función de guardaespaldas, ya que la casa había sido atacada un par de veces en aquel año. No eran buenos tiempos.

A pesar de todo esto, pasaba todo el tiempo que no ocupaba en los negocios con ZhouMi y Henry, ni intentando enterarme de cosas, paseando por los hermosos jardines de la casa, sentado bajo la sombra del naranjo del patio o yendo a la ciudad a mandar telegramas tanto a Corea como a Estados Unidos. A veces, hacía todas estas cosas acompañado por el callado HanGeng, que se unía a mí cuando menos lo esperaba y me hacía compañía aunque no dijera muchas palabras, ya llenaba yo todos los silencios con mis habladurías.


Una noche, en el baño, los tres estuvimos cotilleando acerca de los temas amorosos de la casa, ya que tanto hombre junto, a veces había roces; además, no teníamos mucho más de lo que hablar. Hacía unos días que habíamos enviado un telegrama a Estados Unidos, donde se encontraban en esos momentos nuestros padres y mi hermano menor, para informarles que debían mover algunos hilos allí, así que mientras esperábamos una respuesta afirmativa, no podíamos hacer mucho más.

Me enteré que YiXing estaba enamorado en secreto de GuiXiang y por eso se llevaban a matar, porque no se atrevía a decirle nada. También que LiTe tenía un amor en el puerto, no dijeron si chica o chico, porque no lo sabían, pero supuse bien, que se trataba de una persona que se dedicaba al placer. No hablaron de lo que había entre LiXu y ShengMin, pero se veía a la legua lo que había, ya que uno gravitaba siempre en torno al otro. Tampoco hizo falta que me confirmaran que ambos mantenían una relación, esas miradas que se daban no eran miradas de amigos… y menos de socios.

En un momento dado, ZhouMi se excusó del baño alegando que se convertiría en una pasa si seguía allí dentro y Henry lo siguió poco después. Una vez me quedé solo, suspiré y me sumergí lentamente en el agua, ahora ya más tibia, para entrar en calor la parte superior de mi cuerpo. Allí estuve bastante tiempo, mirando a la nada y pensando en nada, hasta que el agua se quedó fría y tuve que salir.

En ello estaba cuando la puerta se abrió de golpe y por ella entró HanGeng, medio desnudo. Ambos nos quedamos estáticos unos momentos, mirándonos con los ojos abiertos como platos. Su cuerpo era musculoso, muy bien formado y me encontré observándolo con descaro, todavía desnudo. No recordé que estaba sin nada encima hasta que sentí su mirada sobre mi cuerpo y lo vi mordiéndose el labio inferior.

-¿Pero qué…?-. Murmuré al salir de mi estupefacción y rápidamente me metí bajo el agua de nuevo.
-Lo siento, lo siento-. Se inclinó varias veces de una manera rápida y muy pronunciada-. No era mi intención, Kim xiansheng-. Volvió a inclinarse varias veces bajo mi atenta mirada-. Yo… Henry me dijo que ya podía utilizar el baño, que no había nadie dentro-. Se dio la vuelta y salió-. Lo siento-. Lo volví a escuchar decir mientras se alejaba corriendo por el pasillo, seguramente en busca de Henry para decirle unas cuantas palabras.


Esa noche no pude dormir bien. En mi cabeza parecía que solo había espacio para el momento en el que había aparecido HanGeng en el baño. A la mañana siguiente, estaba en mi habitación mirando algún que otro papel, pero no tenía cabeza para eso, todavía recordaba lo que había pasado la noche anterior. Me estremecí nada más pensar en ello. Todavía no sabía cómo iba a poder afrontar aquello.

De pronto, escuché algunos sonidos en el patio, no eran muy fuertes, pero puesto que me encontraba en silencio los pude oír perfectamente. Me levanté lentamente y me dirigí al panel que daba al lugar, para deslizarlo  y así poder ver qué era lo que provocaba aquellos sonidos silbantes. En mitad de aquel lugar, bajo el naranjo, se encontraba la causa de mi desvelo y de mi dolor de cabeza, HanGeng.

Llevaba una larga vara en sus manos y la movía de un lado a otro, lanzando golpes. Poco después, su cuerpo semidesnudo acompañó a la vara, dando saltos, patadas y haciendo movimientos extraños con este. Artes marciales, o algo así, se llamaba aquello que hacía, no lo sabía con seguridad. Tampoco sabía cómo era cuando se hacía bien o mal, pero me parecía que lo hacía bastante bien, con razón ZhouMi lo tenía allí como guardaespaldas.

De repente, sentí un peso en mi espalda y me tensé. No me esperaba algo tan repentino. Tenía que gritar, llamar a HanGeng o a ShengMin, porque alguien extraño se había subido a mi espalda. Sin embargo, cuando me dispuse a gritar, escuché una risa cantarina que no podía ser más que de Henry y me relajé.

-Ya era hora-. Murmuró.
-¿Hora de qué?-. pregunté sin entender a qué se refería y él rio.
-Su entrenamiento-. Aclaró-. Lleva desde que llegaste a la casa sin entrenarse y siempre es un gran espectáculo.
-¿Gran espectáculo?
-Toda la casa se queda inactiva mientras él entrena-. Dijo-. Si te fijas bien, verás cómo en cada puerta o ventana que da a este patio, hay una o varias cabezas asomando.

No me hizo falta mucho tiempo para asomar un poco más mi cabeza por la rendija y mirar alrededor. Tal y como Henry decía, todas las actividades de la casa habían pasado a un segundo plano y todos estaban observando al chico moverse de una manera impresionante en aquel lugar.

-¿Celoso?-. Susurró el norteamericano y yo negué con la cabeza. Aunque me molestaba un poco que todos pudieran ver el torso del chico mientras el sudor lo iba perlando.
-¿Por qué debería estarlo?-. Conseguí articular tras pasarme la lengua por mis resecos labios.
-Porque todos están viendo algo que solo está reservado para tu disfrute personal…

En ese momento me giré rápidamente y él se deslizó de mi espalda, cayendo al suelo con un golpe sordo. Antes de que pudiera quejarse me coloqué sobre él y le tapé la boca con las manos para que no pudiera emitir ruido alguno.

-Tú y yo todavía no hemos tenido una charla con respecto a lo de ayer-. Le dije-. ¿Por qué tuviste que decirle que fuera al baño cuando sabías perfectamente que yo estaba allí?
-Porque es obvio que os gustáis y quería daros un empujoncito-. Contestó con una sonrisa.
-¿Y de dónde sacas esa idea tan disparatada?-. Le pregunté encarando una ceja.
-De vuestros paseos a solas por los jardines, de vuestras tardes a la sombra del naranjo, de vuestros días enteros en la ciudad…
-Es un guardaespaldas.
-ShengMin también y se pasa el día pegado a LiXu-. Suspiré y me levanté de su pequeño cuerpo.
-Vete antes de que me cabree de verdad, enano-. Él se levantó y fue hacia la puerta, no sin antes girarse para decirme unas últimas palabras que me enervaron de nuevo.
-Algún día me lo agradecerás.

Suspiré de nuevo y me asomé por última vez al patio, para justo encontrarme con los ojos de HanGeng mirándome fijamente, con una sonrisa en su rostro, respirando entrecortadamente por el esfuerzo y con gotas de sudor recorriendo su torso desnudo. Tragué saliva de cuando noté que comenzaba a acercarse a mí y sentí a mi corazón golpear rápidamente contra mi pecho cuando sus pies tocaron la tarima de madera del porche y se sentó en el suelo, tal y como yo estaba, frente a mí.

-¿Le ha gustado, Kim xiansheng?-. Me preguntó.
-¿Qué debería gustarme?-. Dije confundido.
-Mi entrenamiento-. Negué con la cabeza mientras intentaba normalizar mi ritmo cardiaco, pero las gotas de sudor recorriendo su cuello no me ayudaban a calmarlo-. Pues parecía que le gustaba o por lo menos a mí me dio esa sensación.

Volví a negar y él sonrió de una manera encantadora. Se puso de rodillas como si fuera a levantarse de aquella tarima, sin embargo lo que hizo fue acercarse un poco más a mí y rozar con sus labios mi mejilla. Después, se retiró rápidamente y con aquella sonrisa, se alejó para seguir con su entrenamiento.

Durante unos segundos no pude hacer ningún movimiento debido a la impresión, pero en cuanto pude hacerlo, la sangre comenzó a hervirme y a colorearme las mejillas. Antes de que pudiera darse cuenta de lo que me pasaba, cerré el panel de golpe, haciendo mucho ruido, mientras murmuraba improperios.


Durante las siguientes semanas, aunque intenté ignorarlo por completo, siempre se daban situaciones en las que acabábamos quedándonos solos y en las que, cuando se despedía de mí, me daba un pequeño beso en la mejilla y un apretón en la mano. Cuando hacía esto, mi corazón se aceleraba y muchas veces me encontraba deseando que aquellos besos en la mejilla dejaran de ser tan castos. Últimamente no me entendía a mí mismo.


Días después, estaba en mi habitación, intentando concentrarme en algunos papeles que tenía que leer y firmar si me convencía la oferta, pero no podía concentrarme. Por la mañana, HanGeng se había despedido de mí, porque debía hacer algo en la ciudad, con un beso en la comisura de los labios. Aquello me había descolocado tanto que, horas después, todavía no me lo podía sacar de la cabeza. Me tumbé en el suelo para intentar despejarme y apenas unos segundos después, el panel que daba al pasillo se deslizó inesperadamente y en el hueco, apareció HanGeng respirando entrecortado.

-¿Qué…?-. Comencé a preguntar, pero él no me dejó terminar.
-Ha llegado un telegrama urgente para usted de Estados Unidos y debe verlo inmediatamente.

Nada más escuchar estas palabras me levanté corriendo del suelo y olvidándome de todo salí disparado hacia la sala en donde me debía estar esperando el correo. Cuando llegué, me encontré a Henry y ZhouMi en la habitación.

-¿Dónde está?-. Pregunté y ZhouMi me entregó un papel. En ese momento comencé a leer en voz alta-. “La Bolsa de Nueva York ha caído. Lo hemos perdido todo. Padre se ha suicidado. Quédate con ZhouMi. KiBum.”
-Debería ir a América-. Murmuró Henry después de que acabara mi lectura.
-Será lo mejor-. Secundó ZhouMi y el chico salió de la habitación-. Puedes quedarte el tiempo que quieras-. Me dijo y yo me negué a su oferta.
-Por ahora iré a Corea a intentar que nuestros negocios no se hundan allí por la desconfianza que esto pueda haber causado-. Él asintió.
-Sabes que aquí tienes una casa y puedes volver cuando lo necesites, antes que socios somos amigos-. Asentí-. Moveré algunos hilos para que aquí tampoco falle nada.
-Muchas gracias, ZhouMi-. Tras esto, me despedí de él y volví a mi habitación, encontrando a HanGeng todavía allí.
-¿Qué ha pasado?-. Preguntó.
-Vuelvo a Corea-. Contesté y comencé a guardar mis cosas para partir.
-No-. Lo oí susurrar-. No se vaya, por favor-. Lo miré fijamente, pero no le respondí-. No se vaya-. Dio unos pasos hacia mí-. No me deje-. Me envolvió entre sus brazos y yo me dejé. Aunque no lo demostrara, porque no sabía cómo, estaba roto por dentro y sus brazos estaban conteniendo mis pedazos-. No me deje.
-Debo irme.
-Lo amo-. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y HanGeng me apretó más contra él-. No se vaya-. Me miró con los ojos vidriosos-. Lo amo.

Nada más decir esto, estampó sus labios contra los míos. Al momento, le correspondí y el beso se tornó húmedo y salado, por las lágrimas que escapaban de nuestros ojos.

-Debo irme…-. Volví a decir y lo besé de nuevo-. Pero volveré.



Shanghái, 1932


Bajé del barco mareado. Odiaba aquel medio de transporte, pero era en el que menos tardaba en llegar a mi destino. Me quedé esperando en el muelle y unos minutos más tarde, un coche aparcó frente a mí. Su conocido conductor bajó y me abrió la puerta para que subiera, ayudándome con las maletas. En cuanto estuve subido, se sentó en el asiento del conductor y arrancó de nuevo.

Una vez lejos de la bulliciosa ciudad, detuvo el coche y se inclinó hacia mí rápidamente para besar mis labios con desesperación y yo le respondí de igual forma. Cuando nos separamos, apenas me quedaba aire para respirar.

-Todavía no puedo creer que esté aquí-. Murmuró contra mis labios, acariciando mi mejilla, mirándome a los ojos con devoción.
-Créelo…-. Susurré antes de besarlo de nuevo-. He vuelto.







[1] ShiYuan: Nombre chino de SiWon.
[2] JianRen: Nombre chino de KangIn.
[3] Xiansheng: Señor en chino.
[4] NiHao: Hola en chino.   
[5] YiXing: Nombre chino de YeSung.
[6] GuiXian: Nombre chino de KyuHyun.
[7] LiXu: Nombre chino de RyeoWook.
[8] LiTe: Nombre chino de LeeTeuk.
[9] Weiqi: Juego tradicional chino. Más información Aquí.
[10] ShengMin: Nombre chino de SungMin.