miércoles, 5 de febrero de 2014

Nothing Matters

Capítulo 6
Solo Tú


            Estaba llorando como hacía años que no lo hacía, como cuando YiFan se había ido. Lloraba con dolor, con rabia, abrazado a MinShuo, empapando su ropa y dándome igual absolutamente todo.

            Después de bajar de la noria, sin dirigirnos siquiera la palabra, nos montamos todos en el coche y conduje de vuelta a casa casi sin ser consciente de lo que hacía. Dejé el automóvil en el garaje, pero en vez de ir a mi habitación, con SeHun, había salido corriendo de la casa, en busca de MinShuo para llorar y contarle lo que había pasado.

            Debía ser entrada la madrugada cuando me quedé dormido, cansado por haber estado llorando tanto.

            Cuando me desperté, durante unos momentos no pude ubicarme, solo cuando vi a MinShuo recordé lo que había pasado y durante unos minutos estuve reteniendo las lágrimas. Al final pude evitar llorar. Debía ser fuerte, no podía caer en aquel agujero de nuevo.

            ―¿Estás mejor? ―me preguntó MinShuo.
            ―Sí ―susurré.
            ―Menos mal… ―suspiró apretándome contra su cuerpo―. Anoche me asustaste mucho cuando llegaste así.
            ―Lo siento.
            ―No pasa nada. Sabes que estaré aquí siempre que lo necesites ―asentí lentamente y él sonrió―. Pero preocupaste mucho a tu familia. YiXing me mandó miles de mensajes preguntándome si estabas aquí y qué te pasaba.
            ―¿Qué le dijiste?
            ―Que habías pillado una rabieta porque no habías podido tener tu cita con ShiXun en paz y que para rematar la noche, ZiTao te la jugó.
            ―Gracias ―murmuré.
            ―No hay de qué ―contestó―. ¿Volverás a casa?
            ―Algún día tendré que hacerlo, pero no sé cómo enfrentar a YiFan…
            ―¿Quieres un consejo?
            ―Por favor.
            ―Pasa unos días solo con ShiXun. No salgáis de la habitación, llénate de él y luego iros a acampar donde solíamos hacerlo todos cuando éramos pequeños.
            ―¿Estás insinuando que tenga sexo con un niño y que quieres que yo sea el pasivo en la relación aun cuando él es virgen? ―MinShuo abrió los ojos como platos.
            ―No quise decir eso.
            ―¿Entonces?
            ―Solo digo que pases el mayor tiempo posible con él. Solo eso. Aíslate de todo y solo velo a él ―aclaró.
            ―Bien. ¿A qué esperamos? ―pregunté levantándome de la cama.

            Cuando llegamos a casa de mis abuelos, tras desayunar lo que amablemente nos había preparado la madre de MinShuo y malcriar un poco a su hermano pequeño ZhongRen         , YiXing corrió hacia mí y me dio un abrazo de oso. Aquello no era muy común en él.

            ―Creo que te has equivocado de persona ―murmuré―. MinShuo es el que está a mi lado, yo soy LuHan. Necesitas gafas.
            ―No me he equivocado ―susurró separándose de mí―. Eres un idiota ―me dio un golpe en el pecho y yo me quejé―. Nos tuviste muy preocupados y resulta que solo era por una rabieta.
            ―Bueno… solo puedo decir en mi defensa que pensaba pasar un día encantador con un chico encantador y todos me aguasteis la fiesta ―contesté―. Además, quería calmarme, no es bueno darle una paliza a tu primo pequeño.

            En ese momento, ZiTao se levantó del sofá en el que estaba sentado junto a ShiXun y avanzó hacia mí tímidamente.

            ―Lo siento, gege… ―murmuró―. Solo quería molestarte un poco, no pensé que…
            ―Ya no importa ―dije―. Asunto cerrado. Pero si me disculpáis ―aparté de mi camino a todos y fui hacia ShiXun―, quiero recuperar el tiempo perdido.

            Le tendí la mano para ayudarlo a levantarse y él la aceptó. Después, caminábamos bajo la mirada de todos hasta salir del salón, en camino hacia mi habitación. En cuanto entramos, cerré la puerta con pestillo para que nadie nos molestara y me senté en la cama, invitando a ShiXun a que lo hiciera. Mi chico, tímidamente se acercó y se sentó. No dejé pasar siquiera un segundo y lo abracé fuertemente tumbándolo en la cama conmigo.

            ―No quiero moverme de aquí nunca ―susurré.

            Las siguientes horas las pasamos hablando de nosotros, conociéndonos más, preguntándonos cosas triviales como “el color favorito”, “la estación preferida”. Aprendí mucho de él y eso me hizo sentirme más feliz y más calmado que el día anterior. Durante toda esa tarde ninguno de mis pensamientos fue dedicado a YiFan, para mí solo existía ShiXun en esos momentos. Solo él.


            En la semana siguiente apenas salimos de mi habitación, solo lo hacíamos para ir al baño y para comer, el tiempo restante lo pasábamos allí dentro. Hablábamos de mil y un asuntos, jugábamos a la Wii, navegábamos por internet, veíamos películas en mi portátil y nos besábamos.

            Esos eran los mejores momentos, cuando se nos acaban los temas de conversación, cuando nos aburríamos de las demás cosas, nos acercábamos al otro y nos besábamos.

            Me encantaban sus labios. Eran dulces y adictivos, una vez que los tomaba era incapaz de dejarlos ir durante un buen rato.


            La noche en la que hacía una semana del incidente de la noria, me acurruqué en la cama que ambos compartíamos desde hacía casi un mes y abracé fuertemente a ShiXun, como si no quisiera dejarlo escapar. Él me devolvió el abrazo y nos quedamos en silencio durante un rato, solo escuchando el golpeteo rítmico de nuestros corazones.

            ―LuHan… ―lo escuché susurrar cuando estaba a punto de quedarme dormido.
            ―Mmm…
            ―Yo… me gustaría intentar… algo más contigo…
            ―¿Cuánto más? ―murmuré, moviendo mi nariz contra la suya.
            ―Quiero… ―su voz sonó algo ronca, así que carraspeó―. Quiero tocarte… y que tú me toques…
            ―No llevamos  ni un mes saliendo… ―contesté―. No hay ninguna prisa.
            ―El verano se acaba dentro de otro mes… y ya no volveremos a vernos hasta el año que viene.

            Me separé un poco de él para poder observar su rostro. Parecía muy decidido a intentarlo, a hacerlo cuanto antes, a no tener que esperar a un momento en el que ni siquiera sabíamos si seguiríamos juntos o no.

            ―¿Estás seguro? ―pregunté y él asintió―. Perfecto.

            Lentamente me acerqué a él hasta que nuestros labios se encontraron y comenzamos a besarnos como hasta ahora nunca lo habíamos hecho. Nuestras lenguas y nuestros dientes entraron en acción al principio de una forma algo tímida, pero menos comedida a medida que pasaba el tiempo. Nos separábamos de vez en cuando para respirar, pero inmediatamente después, retomábamos nuestra tarea, tornando el beso cada vez más y más húmedo.

            Rodé sobre él y me senté sobre sus caderas intentando que no aguantara mi peso, pero creando fricción entre nuestras entrepiernas. La primera vez que hicieron contacto, ShiXun me mordió el labio a la vez que alzaba la parte inferior de su cuerpo hacia mí, jadeando por la descarga eléctrica que, como yo, había sufrido.

            Nos miramos a los ojos unos momentos, intentando normalizar la acelerada respiración que nos habían causado los besos, pidiéndonos permiso para ir más allá de aquello que hacíamos. Instantes después no pude aguantar la tentación de besar su níveo cuello, justo en el lugar en el que tenía un lunar que me estaba volviendo loco en aquellos instantes.

            Los jadeos de ShiXun se hicieron cada vez más fuertes y más agitados. El calor que hacía en la habitación iba en aumento. La ropa de mi chico me molestaba para seguir con la exploración de su cuerpo y mi ropa se pegaba al mío debido a este calor.        

            Comencé a pasear mis manos por su abdomen plano, provocándole escalofríos que me hacían sonreír con satisfacción porque le estaba proporcionando placer. Luego, tomé el filo de la camiseta que usaba para dormir y comencé a subirla. Obtuve parte de su ayuda ya que se arqueó para que me fuera más fácil la extracción y tras esto, empezamos otro beso, mucho más demandante que los anteriores.

            Mi camiseta salió volando por la habitación en cuanto detuvimos el beso y yo volví a inclinarme sobre ShiXun para ahora besar su cuerpo, sintiendo esta vez sus manos en mi espalda, arañándome cada vez que mi lengua rozaba alguno de sus pezones.

            Mis manos viajaron hasta la parte inferior de su cuerpo, comenzando a tocar su entrepierna. Sin embargo, en ese momento, el chico me apartó de él rápidamente, jadeando.

            ―Lo siento ―susurró―. Ha sido… demasiado repentino.
            ―Tranquilo… no pasa nada ―me quité de encima y me tumbé en la cama, de espaldas sobre el colchón―. Todavía no estás preparado para eso, además… si lo hago seré un pederasta.
            ―Lo serías si yo no quisiera hacer esto ―contestó―. Pero quiero hacerlo.
            ―ShiXun ―dije girando mi rostro para así poder mirarlo―. Si quisieras no me habrías apartado ―durante unos momentos, el silencio fue nuestro único compañero.
            ―¿Estás enfadado? ―preguntó finalmente.
            ―¿Por qué tendría que estarlo?
            ―Por esto.
            ―No estoy enfadado ―contesté girándome del todo hacia él y colocando mi mano en su mejilla―. No me enfadaría por algo así nunca.
            ―¿Seguro?
            ―Segurísimo ―ShiXun sonrió y sus ojos formaron una media luna encantadora.
            ―Te quiero mucho, LuHan… ―susurró antes de abrazarse fuertemente a mi cuerpo.

            No supe qué contestar. Acababa de decirme que me quería, pero en mi interior, yo todavía no sentía nada parecido a eso. ShiXun me gustaba, me agradaba, pero no hasta ese punto. Sin embargo no podía herir sus sentimientos no dándole una respuesta, aunque tampoco quería que esta fuera una mentira, por lo que, simplemente, le di un pequeño beso en la frente y lo acurruqué contra mí.


            A la mañana siguiente, durante el desayuno, el abuelo nos propuso algo a lo que yo llevaba tiempo dándole vueltas, ir de campamento. Sin embargo, la idea que yo tenía en mente era completamente distinta de lo que finalmente acabamos haciendo.

            Yo quería un fin de semana con ShiXun, a solas, en una tienda de campaña, sin nadie de mi familia alrededor, para así poder, quizás llegar a algo más con él si quería intentarlo de nuevo. Pero lo que obtuve fue un fin de semana con todos mis primos y MinShuo, como en los viejos tiempos.

            Llegamos al río en el que se encontraba el mayor recinto para acampar de la ciudad a mediodía, e inmediatamente nos pusimos a montar las tiendas de campaña. Para cualquiera aquello hubiera sido duro y habría tardado horas en colocarlas, pero tras años de práctica montándolas, para nosotros no representaba ningún desafío y una media hora después, tres tiendas se alzaban en el lugar elegido para ello. Tras esto, desempacamos las bolsas y nos dirigimos al río para jugar.

            Aquello se sentía como en los viejos tiempos, como antes de que YiFan se fuera, como antes de que todo fuera complicado entre nosotros.

            Recordar eso de pronto me hizo pensar en él, aunque durante los últimos tiempos había estado consiguiendo olvidarlo por completo al no verlo directamente durante mucho rato. Pero ahora lo podía ver, frente a mí, con una camiseta de tirantes blanca, empapada de agua por los juegos de ZiTao, dejando ver sus marcados abdominales. También la camiseta mostraba aquel tatuaje que tenía en el brazo izquierdo y que en casa casi siempre cubría porque a la abuela no le gustaba que, según ella, se hubiera mutilado la piel. No obstante, a mí me encantaba.

            Sacudí la cabeza al tener estos pensamientos y me enfoqué en ShiXun, que reía de una forma adorable porque ZiTao acababa de ver un pez y al asustarse, se había caído, mojándose entero. Sonreí también, y me acerqué a mi primo menor para ayudarlo a levantarse y seguir jugando.


            El tiempo pasó rápidamente y la noche llegó sin que nos diéramos cuenta. El primer día del campamento había llegado a su fin y nos metimos cada uno en su tienda correspondiente a dormir. MinShuo y YiXing dormían en una, la más alejada; ShiXun y yo dormíamos en la del centro y la que estaba cerca de la nuestra la ocupaban ZiTao y YiFan.

            Me tumbé sobre el saco de dormir y abrí mis brazos inmediatamente para recibir a ShiXun sobre mi cuerpo en cuanto noté sus intenciones. En cuanto estuvo sobre mí, comenzó a besarme lentamente, llevando él por primera vez las riendas del beso, marcando el ritmo que quería, haciendo que me abandonara por completo para dejar que hiciera con mi boca lo que quisiera.

            Cuando el aire se hizo necesario, nos separamos y le sonreí encantado por lo que acababa de hacer. Él me sonrió de manera tímida y se tumbó a mi lado, dispuesto a dormir. Unos minutos después, ya había entrado en el mundo de los sueños.

            Durante lo que fueron horas intenté dormir también, pero no conseguía hacerlo y, aunque observar su pacífico rostro cuando dormía era algo que me gustaba, no podía seguir así mucho más tiempo. Así que, con mucho cuidado, me levanté del saco que compartíamos y salí de la tienda de campaña. El frío aire de la noche me provocó un escalofrío y me abracé a mí mismo.

            Contrario a lo que pensaba, dar un paseo y así cansarme para dormir, tuvo el efecto contrario, ya que me espabiló más. Suspiré, dispuesto a volver a mi tienda, a los brazos de mi chico, pero en ese momento, sentí como unos brazos fuertes rodeaban mi cintura y me acercaban a su cuerpo. Si no hubiera reconocido de quién eran aquellos brazos, habría gritado para despertar a todo el campamento, pero los reconocí.

            ―Fan… ―susurré.
            ―¿No puedes dormir? ―preguntó en mi oreja y yo me estremecí.
            ―No…
            ―Yo tampoco.

            Quería patalear, alejarme de él, volver a mi tienda, abrazar a ShiXun y despertar con él al amanecer; pero no podía hacer nada de esto, me había quedado paralizado. YiFan estaba demasiado cerca y eso nublaba mis sentidos.

            ―¿Podemos quedarnos así un rato?

            “No” pensé.

            ―Sí ―dije.





Sin Título

Sin Título

            LuHan, un chico moreno de ojos vivaces, caminaba por la calle sin fijarse en nada. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para prestarle atención a las conocidas calles de Beijin que había recorrido toda su vida. Había cateado un examen de los importantes ese semestre, su novia de toda la vida lo había dejado y sus padres le habían dicho que se iban a divorciar. Todo aquello había pasado en la misma semana y el chico ya no sabía nada de su vida, qué hacer, dónde ir.

            LuHan suspiró, derrotado. No había persona en el mundo que tuviera peor suerte que él.

            De pronto, una gota de agua le cayó sobre la pequeña nariz y miró al cielo. Este era de un color gris oscuro muy tétrico. El chico vio que pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer y volvió a suspirar.

            Seguro que era la persona más desgraciada del mundo.

            Echó a correr rápidamente, ya que cuando había salido de casa no había cogido paraguas. ¿Quién podía pensar que el azul que esa mañana tenía el cielo se cubriría de nubes? Nadie. La lluvia comenzó a ser más fuerte y el chico tuvo que correr mucho más rápido hasta que vio que por mucho que corriera, no iba a llegar a casa seco. En ese momento miró a su alrededor y descubrió una vieja tienda que vendía libros antiguos y usados. No lo pensó mucho antes de dirigirse hacia allí.

            Al entrar, no vio a nadie en el mostrador, por lo que pensó que mientras esperaba a que escampara, lo menos que podía hacer era simular que estaba mirando algo, para que la persona que regentara aquel lugar no lo mirara mal por solo haber entrado para resguardarse de la lluvia.

            Comenzó a pasearse entre las viejas estanterías de madera, repletas de libros igual, o incluso más viejos, que parecían haber sido colocados al azar, sin que nada le llamara la atención. Sin embargo, cuando llegó al último pasillo vio algo que le extrañó y por curiosidad se acercó. Alzó su mano y se puso de puntillas para poder tomar el cuarteado libro de la estantería. En cuanto lo cogió sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

            Lo que le había llamado la atención era que su antigua encuadernación roja con cintas de color negro que cosían las hojas a esta no tenía ningún título. Abrió el libro con cuidado al ver que en la portada tampoco había nada y se llevó una sorpresa al encontrar, tras varias páginas en blanco, algo escrito en ellas.

            La letra tenía una caligrafía cuidada, pero estaba escrito en chino antiguo, por lo que LuHan tuvo que esforzarse por entender lo que ponía.

            “Mi nombre es LuHan, tengo algo más de veinte años y voy a dejar en este lugar, antes de que mi memoria me juegue malas pasadas todo lo que he vivido en el País de los Hielos Eternos junto a su monarca de helado corazón, XiuMin.”

            Al chico se le paró el corazón en cuanto leyó aquella pequeña presentación, ya que el protagonista de aquel libro se llamaba como él. Momentos después, comenzó a latir con fuerza porque había encontrado algo que lo distraería de todas sus desgracias.

            De este modo, con gran curiosidad por ver las aventuras que le deparaban al chico llamado como él, pasó la siguiente página. En ese momento, una brillante luz azul emergió de las amarillentas páginas del libro.

            A LuHan no le dio tiempo ni a gritar cuando ya había sido introducido dentro del libro.




martes, 4 de febrero de 2014

Llámame Hyung

Llámame Hyung

            Un día cualquiera, LuHan y yo salimos de la sala de prácticas bastante tarde, pero en vez de dirigirnos al apartamento con todos los demás, decidimos que podíamos dar una vuelta, despejarnos y estar a solas unos momentos.

            No es que no nos gustara estar con los demás, claro que no. Pero a veces necesitábamos un poco de espacio, hablar de nuestras cosas y eso no lo podíamos hacer en una casa en la que vivían once personas más, ya que siempre acababas tropezándote con uno u otro.

            Caminamos hasta el río Han, donde íbamos de vez en cuando a relajarnos, pasear en bicicleta, jugar al fútbol y escapar de todo mezclándonos con los chicos que había por allí, siendo uno más y sintiéndonos normales por unos momentos antes de volver a la rutina de madrugar, entrenar, ser encantadores con todo el mundo, más entrenamiento y luego dormir durante unas pocas horas.

            Ese día decidimos que estábamos lo suficientemente cansados como para hacer cualquier esfuerzo físico, así que, sencillamente nos sentamos en un banco de los que había por el lugar y mirar a la nada sin dirigirnos la palabra. En ese momento, recordé que quería preguntarle algo al chico a mi lado. Tenía bastante curiosidad por saberlo, así que no pude cerrar la boca.

            ―LuHan, ¿puedo preguntarte algo?
            ―Mmm… ―murmuró pensativo girándose hacia mí―. Si me llamas hyung ―pidió.

            LuHan siempre hacía aquello. Siempre me pedía que lo llamara hyung, aun cuando yo era mayor que él, si quería algo de él. No sabía por qué, pero seguro que tenía que haber un motivo, LuHan nunca hacía las cosas si no había algún motivo para hacerlas. Sin embargo, todavía no sabía lo que era, por lo que cada vez que él me pedía con voz dulce que lo llamara hyung, no podía evitar responder “Lu-ge~” y ver su preciosa sonrisa. De hecho, en aquel momento, era precisamente eso lo que le quería preguntar, así que no tuve más remedio que ceder.

            ―Lu-ge~ ―murmuré y él sonrió ampliamente.
            ―Dime, MinSeok-ah.
            ―¿Por qué siempre me pides que te llame hyung cada vez que quiero algo de ti? ―su sonrisa se volvió enigmática y fijó su vista en el gran río que se extendía ante nosotros.
            ―Algún día te lo diré ―fue lo único que contestó dejándome igual de confuso que antes.




lunes, 3 de febrero de 2014

Facts About My Fics

Facts About My Fics

Parte I

Os comento que aquí no subiré una explicación sobre todos mis Fics ni nada por el estilo, sólo hablaré de algunos hechos que ocurrieron cuando los escribía o cualquier cosa que me animara a hacerlo.


AYER, HOY, MAÑANA

Escribí este shot para un Concurso... pero como no lo gané, me dio el gusanillo de comenzar a escribir para que la gente pudiera leerme y juzgar por ellos mismos sí de verdad servía o no para esto.


Lo Que Realmente Pasó en Singapur

Este shot nació después de ver Ta-Dah! It's BAP y cómo los chicos grababan varias escenas suyas en Singapur. También es el Título del Blog porque quería dar a entender que en ese lugar ibais a poder ver otra cara de los Idols.


Amante Secreto, Profe Indiscreto

Hacía poco que me había enamorado de YeSung y casi no sabía cosas de él, tampoco estaba familiarizada con cómo eran la mayoría de cosas en Corea ni nada. Por lo tanto, cuando vi en Twitter que comenzaron a felicitarlo por su cumpleaños el día 23 de Agosto quise escribir algo para él. Estuve 24h sin dormir, escribiendo en mi móvil, ya que no podía estar tanto tiempo con el PC, hasta que a las 16:45 del 24, 23:45 en Corea, pude terminarlo y así tener listo mi regalo.


24 Hours

Básicamente se me ocurrió durante esos días en los que sólo se anunciaba el Fin del Mundo porque lo habían pronosticado los Mayas. Sinceramente, nunca creí que el mundo se acabara... pero pensé que esto podría gustar.


Día de Baile

Fue escrito debido a una foto (la que se muestra en el fic) subida por DaeHyun a Twitter que disparó un poquito bastante mi imaginación.


¿Jugamos?

Mi primer shot Yuri. Para poder escribirlo tuve que andar por foros de Inernet muy poco decorosos y pedí información. Al final, acabé escribiéndolo después de que me dieran el link en uno de los sitios en los que pregunté, de un vídeo Hentai Yuri, osease, una OVA de un Anime Yuri... como las que vemos todas de Yaoi. La vi una vez y la borré... sin embargo tenía tantas cosas que al final he escrito bastante más Yuri del que yo me creía, aunque no está todo subido... ya lo subiré...


Sandalwood (Traducción)

Mi primera Traducción... me quedó bastante regular, pero después de varias ediciones, creo que conseguí que quedara mejor. Solo he traducido una cosa más, pero después de los chascos que me llevo he decidido no hacerlo hasta mejorar, aunque ganas no me faltan.



Tren de Medianoche

Este fic está escrito gracias a Lourdes, una de las Co-Autoras de VS... sin ella, ni su obsesión por Detective Conan, este fic nunca habría visto la luz. Pasamos horas y horas enganchadas al Kakao, ella diciéndome cómo iría el caso y yo tomando miles de notas.



1000 Years, Always By Your Side

Este shot lo escribí para un concurso, aunque realmente iba a ser un fic largo (que ahora mismo estoy escribiendo y que espero que pronto se pueda ver por aquí).



Don't Lie

Este fue mi primer trío Yaoi. Nació un día lluvioso en el que pensé: "Me gustan tanto el KaiSoo, como el KyungMyeon, como el SuKai... ¿Por qué no hacer un SuKaiSoo y lo tengo todo en uno?"



El Vino y La Muerte

Este shot está basado en uno de los capítulos de un Manga que comencé a dibujar, que tenía toda la trama escrita... pero del que me harté porque mis dibujos eran una papa.



Cinco Sentidos

Este shot lo escribí un día en el tren, en el viaje entre Granada y Antequera. Cuando iba a la estación, me encontré con un muchacho ciego que iba de la mano con otro chico y en ese momento, nació la idea.


domingo, 2 de febrero de 2014

Dead or Alive: The Misconceptions of Time

Capítulo 2
Beautiful Stranger

            Los siguientes días fueron iguales para ZiTao. Se pasaba las mañanas en blanco en el instituto, sin poder atender a las clases porque solo podía pensar en SeHun, si estaría bien, si le había pasado algo o si había desaparecido. No podía concentrarse en nada, ni siquiera podía concentrarse en darle largas a JongIn, por lo que este estaba un poco más pesado de lo normal.

            Pero no podía evitarlo. Ya habían pasado cinco días. Que no se acordara el domingo no era gran problema, el lunes podía ser un poco tarde, pero no demasiado. Ya era jueves y no había habido ningún avance. Su madre tampoco lo llamaba con nada que hubiera descubierto en los libros de la familia y eso lo ponía aún más nervioso y lo mosqueaba más.

            Cada día que pasaba sabía con más certeza que SeHun no era un fantasma corriente.

            Las clases terminaron y el chico recogió rápidamente sus cosas. Tenía que regresar lo más pronto posible a casa para quedarse tranquilo. Sin embargo, cuando se colgó la mochila del hombro y se dispuso a salir de la clase sin siquiera despedirse de sus amigos, una mano lo detuvo. El chico se giró, encontrándose con la penetrante mirada de JongIn puesta sobre él.

            —¿Dónde vas con tanta prisa? —le preguntó.
            —A casa —contestó. JongIn se acercó a él hasta que sus carnosos labios rozaron la oreja de ZiTao.
            —¿Otra vez ese fantasma? —el chico asintió levemente—. Recuerda que según la Biblia de tu familia no puedes enamorarte de un fantasma.
                        —Lo sé. No hace falta que me lo recuerdes —respondió—. Solo tengo que ayudarlo a regresar al lugar al que le pertenece y todo volverá a ser como antes.
            —Te extraño —susurró JongIn—. Quiero volver a tenerte entre mis brazos.
            —Eso no sé si volverá a ser posible.
            —Tao —suspiró el otro—. No me hagas esto.

            ZiTao se separó de él y miró a su alrededor. Ya no quedaba nadie más en la clase que ellos dos.

            —Puede. Algún día —contestó—. Pero no ahora —se dio la vuelta para marcharse de nuevo, pero esta vez fue retenido por la cintura.
            —Buena suerte con el fantasma —susurró el chico dejando un leve beso en su nuca antes de soltarlo.

            Cuando ZiTao regresó a casa se encontró con SeHun sentado en el último escalón de la escalera que subía hasta el piso superior. El recién llegado se acercó a él y se sentó a su lado.

            —¿Por qué estás aquí? —preguntó.
            —Quería saber cuándo regresabas —contestó el otro.
            —¿Has recordado algo? —dijo esperanzado ZiTao. El fantasma negó con la cabeza y el dueño de la casa suspiró casi imperceptiblemente.
            —Lo siento —murmuró SeHun.
            —No es tu culpa. A veces se tarda algo más —respondió—. No es lo normal, pero a veces sucede —intentó animarlo. El otro sonrió levemente y apoyó su cabeza contra los barrotes de hierro de la barandilla. ZiTao se mordió el labio inferior.

            Aquello no era verdad. Los fantasmas solían acordarse de cómo había sido su muerte como mucho a los dos días de que hubiera sucedido y eso era si había ocurrido de una manera traumática, un accidente o un asesinato. No era nada normal lo que estaba pasando con SeHun.

            Parecía uno de los tantos que lo habían visitado. No comía, no dormía, no necesitaba ir al baño, mas esto era lo único, lo demás era todo nuevo para ZiTao y no sabía qué podía esperar.

            —Me gustaría ir mañana contigo al instituto —comentó el fantasma de pronto, así que el moreno lo miró—. Encerrado todo el día en casa me aburro.
            —Podría ser bueno —dijo—. Y luego podría llevarte al centro por si algo te es familiar y así puedes recordar cosas —SeHun se despegó de la barandilla y lo miró con una gran sonrisa que hizo que a ZiTao se le encogiese el corazón.

☆☆☆

            A la mañana siguiente, ZiTao salía de casa junto a SeHun después de darle unas breves indicaciones. No podría hablar con él a no ser que estuvieran completamente solos y no podía molestarlo a él ni a nadie durante las clases. La última indicación era la más importante porque si no la cumplía, se pasaría hasta el juicio final como un alma errante, desdichada y que basaría su existencia en hacer la vida imposible a los vivos.

            Nada más pisar la calle, vio a JongIn en la esquina, esperándolo. Suspiró y se dirigió hacia él. No podía evitarlo, vivía a un par de casas de distancia. Lo había intentado en un par de ocasiones pero aunque al otro no le gustaba nada madrugar, lo esperaba desde muy temprano en la calle.

            —Buenos días —saludó ZiTao.

            Segundos después, era agarrado y estampado contra los muros de una de las casas, a la vez que los carnosos labios del otro se apoderaban de los suyos, demandantes. Succionó su boca, lamió con su lengua los labios ajenos y luego ingresó su lengua tras hacer que ZiTao soltara un suspiro, explorando así su boca a primera hora de la mañana. Cuando se separó, dejó un pequeño mordisco en los labios de ZiTao con una sonrisa.

            —Ahora son buenos… —murmuró antes de que el otro le diera un golpe en el brazo—. Ah —se quejó.
            —¿Pero qué haces? —preguntó ZiTao. El moreno le dirigió una mirada de disculpas a SeHun, pero este simplemente estaba riendo divertido—. Estamos a dos metros de tu casa, ¿qué pasa si nos vuelven a pillar?
            —Sabes que no me importa —contestó.
            —Pero a mí sí —lo apartó de su camino—. Además, compórtate. Hoy no estoy solo —dijo antes de echar a andar hacia el instituto, seguido de SeHun, que seguía riendo por lo que acababa de ver.

            JongIn tardó unos momentos en procesar la información, pero luego comenzó a mirar de un lado a otro. Todavía no podía creer que su Tao fuera un espiritista y pudiera ver a los muertos, pero después de verlo en acción varias veces no tenía duda de ello, además, jamás podría llamarlo loco, de hecho, era el que estaba más cuerdo de los dos. Sin embargo todavía no estaba acostumbrado a aquello.

            La mañana después de aquello pasó tranquila. ZiTao pudo concentrarse por fin en las malditas clases y prestó toda la atención que no había puesto en toda la semana. Ahora que sabía que SeHun estaba detrás de él, observando todo con curiosidad, estaba mucho más tranquilo.

            Después de clases, se quedó con sus amigos hablando unos momentos y luego fue al entrenamiento de baloncesto que se había estado saltando todos los anteriores días. El profesor ocupado de aquel club le puso como castigo dar vueltas a la pista de fútbol todo lo que durara el entrenamiento de los demás y él no se quejó por ello.

            ZiTao corría por la pista, seguido de SeHun, que lo acompañaba en su castigo. El fantasma podía correr todo lo que quisiera, no se cansaría nunca.

            —Tengo curiosidad por saber quién es ese chico que te abordó esta mañana —le comentó el castaño cuando habían dado ya dos vueltas.
            —Mi mejor amigo —contestó.
            —¿Tú te besas con tus mejores amigos? —cuestionó SeHun.
            —Bueno… Digamos que tengo una relación especial con él —terminó diciendo—. No somos amigos, pero tampoco somos novios.
            —Comprendo —murmuró el otro con una sonrisa.

☆☆☆

            Después del castigo cogieron el metro que los llevaría hasta el centro y luego pasearon por las calles, intentando que SeHun recordara algo al pasar por un lugar que seguro tenía que reconocer. El fantasma iba mirando todas y cada una de las tiendas del lugar, observaba a los transeúntes y buscaba en su mente, pero no podía encontrar nada más que al chico de cabello castaño claro y rostro femenino.

            Cuando se iban a dar por vencidos y volver a casa, SeHun se detuvo y ZiTao tuvo que volverse para ver qué era lo que había pasado. El chico señalaba un establecimiento. El moreno se fijó en la dirección y vio que era una cafetería. Se acercó al castaño y le preguntó en un susurro:

            —¿Recuerdas ese lugar? —SeHun asintió—. Entremos entonces.

            Los dos se acercaron al lugar y entraron. Se trataba de una cafetería de varias plantas en la que vendían prácticamente de todo según rezaba el panel que tenían tras el mostrador. Después de observarlo todo detenidamente, se sentaron en una de las mesas más alejadas, detrás de una columna, para poder hablar con tranquilidad y esperaron a que les tomaran el pedido.

            Fue un chico muy alto y rubio quien los atendió. Tenía el rostro serio, pero era bastante atractivo. ZiTao pidió un té y luego comenzó a entablar conversación con SeHun.

            —¿Te viene algo más a la mente? —el otro negó.
            —Simplemente he visto la cafetería y me ha resultado familiar —contestó.
            —Bueno. Eso es un avance —comentó ZiTao, dedicándole una gran sonrisa.

☆☆☆

            El sábado y el domingo también fueron a aquel lugar. Pasaron la tarde del primer día intentado que SeHun pudiera reconocer algo más, pero no había manera de que aquello sucediera. El segundo día, tampoco pudo recordar nada, pero al menos no se desperdició el día.

            —Creo que el camarero alto está interesado en ti —comentó SeHun. ZiTao negó con la cabeza ya que aquello no podía ser posible—. Sí. Está todo el rato mirando hacia aquí, observándote con una sonrisa.
            —No digas tonterías —sentenció.

            Sin embargo, minutos después, cuando el camarero alto fue a llevarle el té, dejó otra bebida sobre la mesa: un Bubble Tea.

            —Perdona —dijo ZiTao—. Yo solo he pedido el té —el camarero negó con la cabeza.
            —Invita la casa —contestó con una sonrisa antes de alejarse.
            —¿Has visto como está interesado en ti? —comentó SeHun. El moreno le echó una mirada asesina y el otro rio.
            —No creo que lo haya hecho por eso, seguro que luego me hace pagarlo —respondió.
            —Yo no lo creo.

            Pasaron todo el día en el lugar, pero SeHun no pudo recordar absolutamente nada.

            Al llegar a casa, ZiTao dejó a SeHun en el salón y fue al piso superior a darse una ducha. No tenía ganas de cenar, a pesar de que él siempre tenía hambre.

            SeHun no recordaba nada, su madre no llamaba con noticias y él se estaba volviendo loco.

            Se desnudó en el baño y luego se metió en la ducha. Los chorros de agua caliente chocaban contra su piel, destensando sus músculos y el chico pudo relajarse un poco. Llevaba una semana demasiado estresado y eso no podía ser bueno, así que dejó de pensar en todo lo que le había sucedido desde que SeHun había entrado en su vida.

            Una media hora después salía del baño con una toalla anudada en la cintura y otra sobre los hombros, con la que se secaba el pelo. Entró a su habitación y se quedó de piedra al ver sobre su cama, con solo el bóxer puesto, a JongIn. Abrió los ojos como platos y cerró la puerta de la habitación antes de que a SeHun se le ocurriera subir y ver aquello.

            —¿Cómo has entrado?
            —La puerta de la cocina se puede abrir desde fuera, tiene truco —contestó como si nada.
            —¿Te ha visto SeHun?
            —Ni idea. Te recuerdo que yo no veo fantasmas —contestó, pero en ese momento se dio cuenta de algo—. ¿Se llama SeHun?
            —Sí. Ahora vete —pidió.
            —¿No me irás a echar así? —señaló su entrepierna. Su miembro estaba levemente erecto—. Solo con verte semidesnudo me provocas estas cosas.
            —Largo —JongIn se levantó de la cama y se acercó a ZiTao.
            —No —contestó antes de besar sus labios.

            Agarró con una de sus manos la nuca de ZiTao y con la otra lo atrajo hacia su cuerpo, tomándolo por la cintura. El dueño de la casa era un poco más alto que él, también tenía más fuerza, pero una vez JongIn besaba sus labios era como un muñeco de trapo.

            Se dejó arrastrar hasta la cama, quitarse la toalla de la cintura y quedar completamente desnudo ante él. Las manos de JongIn eran fuego contra su piel y las suyas no dudaron en comenzar a acariciar el moreno cuerpo que tenía junto a él, llevándolas hasta la cinturilla elástica del bóxer. El otro entendió su intención y lo ayudo a quitarle la prenda, quedando ahora amos desnudos.

            —No tengo condones… —un mordisco de JongIn en su clavícula y un jadeo a modo de respuesta—. Ni tampoco lubricante…
            —No importa —el chico se dejó morder también—. Solo toquémonos hoy.
            —Perfecto.

            JongIn se colocó sobre ZiTao y comenzó a frotar sus miembros, al principio suavemente, luego de una forma más desesperada. El moreno correspondía el movimiento, haciéndolo más salvaje. Los gemidos no tardaron en dejarse oír, chocando contra las paredes de la habitación y los labios tampoco esperaron mucho más para buscarse y comenzar a devorarse mutuamente.

            A medida que los roces se iban incrementando en velocidad, los labios comenzaron a chocar contra nariz, barbilla, pómulos, no podían encontrar los otros, pero aun así, no dejaron de besarse. El ritmo acelerado los hizo ver las estrellas minutos después y ambos se corrieron sobre sus torsos, pringándose de semen que se pegaba a sus cuerpos por culpa del sudor.

            —No sé para qué me he duchado… —murmuró ZiTao entre jadeos.
            —Ahora podemos darnos… Una ducha juntos… —susurró JongIn tumbándose sobre su pecho, abrazándose a su cuerpo.
            —Vamos —el dueño de la casa intentó levantarse, pero el otro lo ancló al colchón.
            —Pero ahora no… —dijo—. Llevamos un mes sin hacer esto y necesito de ti —se levantó un poco del cuerpo de ZiTao, dedicándole una sonrisa torcida antes de besar sus labios de nuevo.

☆☆☆

            A la mañana siguiente, ZiTao se dio una ducha con JongIn y luego ambos se dirigieron a la planta baja a desayunar, bajo la atenta mirada de SeHun, que no paraba de reír como si fuera un desquiciado. Aquello le confirmó al chico que lo había oído absolutamente todo, por eso no se atrevía a mirarlo a los ojos.

            Los tres fueron al instituto, juntos y cuando acabaron las clases y el entrenamiento, ZiTao y SeHun se dirigieron a la cafetería que el último había señalado como conocida para él.

            Así pasó el resto de la semana.

☆☆☆

            El domingo de nuevo salieron de casa dispuestos a pasar todo el día en la cafetería, sin embargo, cuando ZiTao abrió la puerta de la casa se encontró ante ella a una persona muy conocida. Era un chico, un poco mayor que él, pero que por su aspecto parecía menor. Era bajito, moreno y tenía unos mofletes que eran el encanto de toda abuela. Se llamaba MinSeok y vivía en la casa de enfrente con su madre y su hermano menor, JunMyeon, uno de los compañeros de clase de ZiTao y al que consideraba su amigo.

            —Oh, MinSeok —dijo sorprendido—. ¿Qué haces aquí?
            —Venía a traerte esto —levantó una bolsa que llevaba en la mano derecha y se la entregó al chico, que miró en su interior, viendo algunas fiambreras con comida saludable. Le sonrió y lo hizo pasar al interior de la casa.
            —Muchas gracias —llevó la bolsa hasta la cocina y guardó la comida en el frigorífico. MinSeok y SeHun lo seguían, el primero tranquilamente y el segundo, confuso—. No sé qué es lo que haría yo sin vosotros —le dio un abrazo al chico.
            —No comerías bien —le contestó el otro correspondiendo el abrazo—. ¿Ibas a salir? —ZiTao asintió—. Entonces no te entretengo más.

            Hicieron en camino inverso y luego se despidieron en la entrada. MinSeok se dirigió a su casa, la de enfrente y ZiTao echó a andar hacia la parada de metro para poder ir al centro. Cuando doblaron la esquina, SeHun se acercó a él para poder hablarle.

            —¿Quién era? —le preguntó.
            —MinSeok, el hermano mayor de JunMyeon —el castaño asintió. Conocía al chico bajito y de piel blanca amigo de ZiTao, al igual que también conocía al otro chico de ojos grandes llamado KyungSoo.
            —No se parecen mucho —comentó.
            —Entonces el día que veas a JongDae, el hermano de JongIn, dirás que es adoptado —rio ZiTao—. No se parecen absolutamente en nada.

            Siguieron su camino y una media hora después, entraban en la cafetería y se sentaban en la mesa de siempre, alejados de la vista de los demás. ZiTao sacó sus libretas para hacer los deberes y que así no se viera demasiado sospechoso, ya que un chico solo que se sienta alejado y no hace nada más que mirar a la pared mientras habla es algo que llama bastante la atención. Luego esperaron a que el camarero de siempre les llevara el té y el Bubble Tea de regalo.

            El chico rubio siempre hacía aquello y aunque ZiTao intentara rechazarlos, el otro no lo dejaba.

            —Tienes muchos pretendientes —le comentó SeHun—. JongIn, el camarero alto… —enumeró.
            —No son pretendientes —replicó el moreno.
            —¡Venga ya! El camarero está ligando contigo y JongIn y tú tenéis sexo —el chico casi escupe el buche que se había bebido, pero finalmente lo pudo tragar sin llamar mucho la atención.
            —No digas esas cosas —un sonrojo se apoderó de sus mejillas.
            —¿Por qué no? Si es la verdad —preguntó—. Deberías sentirte afortunado.

            ZiTao negó con la cabeza. SeHun había comenzado a tomarse confianzas. Ya llevaban tres semanas juntos y no habían hecho ningún avance en cuanto a porqué el chico seguía sin recordar las cosas ni porqué era tan diferente a todo lo que el moreno se había encontrado con anterioridad.

            Su madre seguía sin tener tampoco explicación. La había llamado hacía unos días y le explicó que estaba buscando en todos los libros, pero que no encontraba absolutamente nada.

            En ese momento, SeHun se levantó de la silla en la que estaba sentado como si tuviera un resorte y antes de que el otro pudiera preguntar qué le pasaba, salió corriendo. ZiTao se quedó en estado de shock durante unos segundos, pero después sacó del bolsillo de sus pantalones el dinero justo para pagar el té y lo dejó sobre la mesa antes de salir corriendo en pos del fantasma.

            —¡He dejado el dinero en la mesa! —le gritó al camarero alto antes de salir por la puerta.

            Una vez fuera miró a un lado y a otro, buscando a SeHun, hasta que dio con él, algunos metros más adelante. Echó a correr gritando su nombre, importándole bien poco lo que las demás personas pudieran pensar de él y de lo que hacía, él solo quería alcanzar a SeHun y detenerlo.

            Lo veía alzándose entre la multitud, su cabello castaño y su chaqueta vaquera azul claro. Sabía que lo estaba escuchando, sabía que oía cómo lo llamaba, pero no se giraba hacia él, parecía desesperado, parecía que estaba intentado encontrar algo.

            Un par de personas se pusieron en su camino y SeHun tuvo que aminorar su paso, esta acción fue aprovechada por el otro para poder alcanzarlo justo cuando se disponía a cruzar la calle con el semáforo rojo para los peatones. Lo agarró del brazo y tiró de él hasta que ambos estuvieron en un callejón, a salvo de las miradas de los demás.

            —¿Qué te pasa? —preguntó ZiTao mientras intentaba recuperar el aliento—. ¿Por qué has salido corriendo?
            —Yo… Me ha parecido ver al chico que recuerdo —ZiTao suspiró—. Por eso he salido corriendo, pero ha desaparecido entre la multitud.

            En ese momento, ZiTao se dio cuenta de que la piel de SeHun era mucho más clara de lo que lo era antes y aquello le dio muy mala espina. No podía estar comenzando a desaparecer.