Capítulo 6
Nada es un Juego
Hacía un calor insoportable aquel
día en la ciudad de Seúl y lo único que me apetecía era meterme en el río que
debía de tener el agua fresca y alimentarme a base de helados… pero las cosas
nunca salían como uno las planeaba y acabé dando vueltas por la ciudad bajo un
sol abrasador y acompañado por SeHun y JongIn, que hablaban animadamente entre
ellos, casi ignorando que aquel calor me estaba matando lentamente —aunque
JongIn de vez en cuando me miraba, me dedicaba una sonrisa preciosa y luego me
daba un pequeño apretón en la mano que hacía que me olvidara de todo—.
Nos detuvimos en un parque y nos
sentamos en uno de los bancos que estaban bajo la sombra de los árboles. Por un
momento, agradecí que el sol hubiera dejado de calentar mi cabeza y cerré mis
ojos para disfrutar de esa sensación durante algunos minutos. Por ese motivo,
no me di cuenta que JongIn se había ido, hasta que no abrí los ojos y no lo
hallé a mi lado, como sí estaba SeHun.
—Ha ido a por unas bebidas —me
respondió el chico antes de que abriera siquiera la boca para preguntarle por
él.
Nuestra conversación se acabó ahí
porque SeHun comenzó a mirar su móvil, frunciendo sus labios y su ceño y antes
de que pudiera preguntarle si le pasaba algo, llegó JongIn y nos tendió una
lata de Aquarius a cada uno antes de dejarse caer en el banco a mi lado,
pegándose a mi cuerpo. Me seguía resultando algo extraño que el chico
finalmente hubiera aceptado sus sentimientos, pero me encantaba que lo hubiera
hecho y que por fin correspondiera mis gestos cariñosos.
—Gracias, JongIn —le susurré al
oído, agradeciendo que me hubiera comprado la bebida.
—No hay de qué… —murmuró él, echando
su cabeza sobre mi hombro para dejarla descansar allí y pegándose más a mí.
Hacía calor, hacía mucho calor ese
día, pero estaba dispuesto a sacrificar la frescura de mi cuerpo si con eso
podía mantener a JongIn así de cerca de mí.
-oooOOOooo-
Me había sentado muy mal que Kevin
dijera que yo era el menos capacitado de todos nosotros y que por eso me tenía
que dar clases especiales. En los últimos tiempos había estado pensando que
probablemente no fuera tan gilipollas como me había parecido en un principio,
pero aquello me había demostrado que lo seguía siendo a pesar de que YiXing lo
estuviera educando para ser un manso animal de compañía. Kevin no era quién
para poner en duda mis habilidades y le iba a demostrar que estaba muy
equivocado con respecto a aquello.
—Muy bien —dijo, sacándome de mis
pensamientos—. ¿Puedes intentar mover ese vaso hacia ti?
—Por supuesto —respondí después de
chasquear mi lengua y me concentré en mover el vaso hasta mi mano. Una vez lo
hice alcé mi cabeza para mirar a Kevin y este esbozó una sonrisa que no me
gustó ni un pelo.
—Pasemos entonces a cosas más
grandes.
Kevin me tuvo toda la tarde moviendo
objetos de diversos tamaños y pesos hasta que cuando el sol ya había terminado
su descenso en el horizonte, en ese momento, me dijo que pararíamos ahí por hoy
y se fue del salón. Como pude, me arrastré hasta mi habitación y me tumbé sobre
mi cama, completamente agotado.
En la oscuridad del cuarto que
compartía con YiXing pude ver la lucecita de mi móvil parpadeando
incesantemente, así que busqué con mi mano el aparato sobre la mesita hasta dar
con él y cuando lo cogí, lo desbloqueé. Tenía un montón de mensajes de SeHun y
unas cuantas llamadas perdidas, así que rápidamente lo llamé, con el corazón en
la garganta por si le había sucedido algo malo a mi chico.
—¿SeHun? —llamé en cuanto descolgó
la llamada—. ¿Estás bien?
—Sí, claro, ¿por qué no iba a
estarlo? —cuestionó.
—Pero me has llamado y me has
mandado varios mensajes pidiéndome que contestara al teléfono —murmuré.
—Oh, no era nada, solo quería
informarte sobre JongIn y ZiTao —contestó—. Me empecé a preocupar cuando no
contestabas, pero en ese momento ZiTao me dijo que tenías entrenamiento
especial con Kevin, así que me calmé.
—Creía que te había pasado algo
—suspiré, ya más tranquilo.
—Estoy bien, Lu… —aseguró—. ¿Tú qué
tal? ¿Cansado?
—Mucho —me quejé y escuché una leve
risa al otro lado del aparato.
—¿Quieres que vaya a cuidarte?
—preguntó, y su voz contenía un matiz pícaro que no pude obviar.
—Me encantaría —respondí.
—Iré para allá, así les dejo la
habitación libre a Tao y JongIn para que hagan sus cositas —dijo antes de
colgar, haciéndome sonreír como un tonto.
-oooOOOooo-
Sentí cómo el colchón de mi cama se
hundía suavemente y esbocé una sonrisa porque, aun sin abrir los ojos sabía
perfectamente que era YiXing quien se había acercado hasta allí. A Lu Han no se
le ocurriría entrar en mi habitación y menos sentarse en mi cama y Tao
simplemente se lanzaba sobre mí cuando entraba, así que solo podía ser él.
—Xing… —murmuré, aunque fue más bien
un ronroneo que no era nada propio de mí.
Llevaba demasiado tiempo que no era
el mismo, el yo de hacía unos meses jamás habría hecho ese ruidito, el yo de
hacía unos meses estaría tomando el cuerpo de YiXing sin plantearse nada más
que saciar su sed. Había cambiado mucho desde que él había entrado en mi vida y
se me había metido hasta debajo de la piel sin que le diera permiso para ello.
YiXing se había convertido en la persona más importante de mi vida, aunque no
quería que aquello sucediera de nuevo.
Desde que había recuperado los
recuerdos del pasado había decidido que no me acercaría de aquella forma a
YiXing, pero había sido imposible. Desde el primer momento en el que lo había
visto me había sido realmente difícil resistirme a él, me había vuelto a
enamorar y no quería por nada del mundo volverlo a perder de aquella forma.
—YiFan —respondió, subiéndose sobre
mí para llegar hasta mis labios y besarme lentamente—. Te quiero.
—Yo también —contesté.
-oooOOOooo-
JongDae entró a la habitación que
compartíamos en aquella residencia de estudiantes y se acercó a mí con una gran
sonrisa ocupando la mayor parte de su rostro, sonrisa que me dio escalofríos
porque siempre que la mostraba era porque algo malo había pasado por su
cabecita. Suspiré y seguí con lo que estaba, pero él se puso delante, tapándome
toda la luz de la ventana, haciéndome imposible la lectura de aquel libro.
—¿Qué quieres, JongDae? —cuestioné,
sabiendo que no se quitaría de allí a no ser que le hiciera caso, aunque en los
últimos tiempos no tenía muchas ganas de prestarle atención, todavía no
confiaba en él después de que me hubiera demostrado que YiXing le importaba
mucho más que cualquier otra persona, mucho más que yo.
—Ven conmigo, MinSeok.
—¿Dónde?
—No te lo puedo decir —alcé una
ceja, incrédulo y él sonrió—. Por favor, ven, creo que te va a gustar.
—¿Tomará mucho tiempo? —pregunté,
cerrando el libro tras haber colocado el marca páginas por dónde había dejado
de leer.
—No lo creo.
Asentí y JongDae se acercó a mí para
darme un corto beso en los labios, apenas un breve contacto con el que quiso
ganarse mi perdón, pero aún seguía enfadado con él. Después, me tomó de la mano
y me levantó de la silla del escritorio para que lo acompañara fuera de nuestra
habitación. Recorrimos algunos de los pasillos del lugar hasta llegar a las
escaleras que seguían subiendo a las demás plantas de la residencia. Ninguno
dijo nada durante todo el camino de ascenso, pero cuando nos pasamos la última
planta y seguimos subiendo me asaltó la duda de qué íbamos a hacer en la azotea
del edificio.
—JongDae —lo llamé—. ¿Dónde vamos?
—su respuesta fue girar su cabeza hacia mí y sonreírme mientras, con una mano
en mi cintura me apremió a seguir andando.
Apenas fueron un par de minutos los
que pasaron desde mi pregunta hasta que mi novio me abrió la puerta de la azotea,
dejándome ver qué era lo que había allí. En el suelo de cemento había una
sombrilla de playa hincada en uno de los miles de tubos que cruzaban el tejado
y que servían para desaguar la superficie plana, bajo esta había una manta de
cuadros con algunas fiambreras en ella y algunas velas aromáticas desperdigadas
por el lugar. Sin poder creer que aquello fuera para mí, me giré hacia JongDae
y vi que estaba sujetando un paquetito rectangular envuelto en un papel chillón
en sus manos, tendiéndomelo.
—Hoy no es mi cumpleaños —fue lo
único que se me ocurrió decir, haciéndolo reír.
—Lo sé —respondió—, pero quería
hacer algo bonito por ti, algo que te mostrara cuán importante eres para mí.
Intercambié mi mirada entre el
improvisado picnic en la azotea, el regalo y él y sentí cómo mi corazón latía a
gran velocidad. Aquello era lo más bonito que nadie había hecho por mí y
viniendo de JongDae, quien era una persona a la que las cursilerías no le iban
para nada y que no sabía ni siquiera cocer el arroz en una arrocera, era algo
aún más perfecto y maravilloso. Sin poder contenerlo, me acerqué a él los pocos
pasos que nos separaban y le di un gran abrazo, seguido de un beso que nos dejó
a ambos sin respiración.
—Eres increíble… —murmuré.
—Lo sé —dijo, y yo le pegué en el
brazo—. ¿Me perdonas, MinSeok? —sus ojos destilaban sinceridad, así que lo
único que pude hacer fue asentir, ya no estaba tan enfadado—. No sabes cuánto
te quiero —susurró antes de volver a besarme.
-oooOOOooo-
BaekHyun estaba sentado de espaldas
a mí, mirando demasiado entretenido su teléfono móvil como para darse cuenta de
que acababa de entrar a la habitación. Aproveché que no me estaba prestando la
más mínima atención para, de puntillas, avanzar hasta él sin que me escuchara y
darle un pequeño susto. Sin embargo, cuando llegué hasta la cama, alargando mis
manos para tocarle los costados y hacerlo saltar del susto, él se dio la vuelta
repentinamente y me miró, con los ojos brillantes.
—Baek… —dije.
—ChanYeol… —murmuró, lanzándose
sobre mí para abrazarme fuertemente, hundiendo su cabeza en mi pecho.
—¿Qué te pasa? —pregunté.
Comencé entonces a mover mi mano
sobre su espalda, arriba y abajo para tranquilizarlo. BaekHyun no estaba
llorando, pero parecía muy alterado por algo, así que debía calmarlo mientras
reunía las fuerzas para contestarme. Pasó un buen rato antes de que alzara la
cabeza de mi pecho y me diera un corto beso en los labios antes de hablar.
—He estado pensando en todo lo que
ha pasado, en todo lo que hemos vivido en los últimos meses y en lo que Kevin
dijo el otro día… —murmuró—. Esto no es ningún juego, es algo muy serio que nos
podría costar la vida, ChanYeol —lo apreté fuertemente de nuevo contra mi
cuerpo antes de contestarle.
—Nunca ha sido un juego… no…
—murmuré—, pero sabes que nunca dejaré que nada malo te ocurra, BaekHyun.
—No estoy preocupado por mí… sino
por ti —respondió—, yo tampoco quiero que te pase nada.
Bueno, empecemos :v
ResponderEliminarTao y Nini son taaaaaaan lindos y tiernos *-* hacen vomitar arcoíris xD
Lulu no es ningún debilucho >:D ¡Enséñales Lu! xD
Xiu ya perdonó a Dae ¿Verdad? *o*
Todos han de estar volviéndose locos D: no saben cuándo pasará algo °-°
Te prometo fielmente que todos los miércoles voy a comentar ^u^ porque, sé lo que es que nadie te deje ni un misero comentario TT así que ¡¡Fighting!! Tu historia es realmente increíble *-* totalmente daebak :v
Descubrí que por ésos lares son las 5:33 :v bueno, aquí son las 3:33 de la mañana xD me desvele leyendo (?
Son demasiado cuquis para ser de verdad (?) ^^
EliminarPor supuesto que no, él puede hacer todo lo que se proponga
Sí, no podían estar mucho tiempo peleados ^^
Demasiado locos, saben que algo va a pasar, pero no imaginan cuando y les va a dar un ataque al corazón un día de estos (?)
La verdad, no sabes cuánto lo aprecio, porque en los últimos tiempos he estado de bajón y encima nadie se molestaba en dejar una opinión, así que te querré toda la vida <3
Uy, que tarde, duerme, duerme y descansa ^^
Hola? xD Y como se ha dado cuenta ahora Baek de que no es un juego? Y porque al mirar el teléfono se ha dado cuenta de todo? jaja
ResponderEliminarMe encanta la transformación de Kris, es tan... perfecta y genial <3
A veces piensa y recapacita, son momentos de lucidez que tiene, después vuelve a ser el mismo idiota de siempre XD
EliminarBueno, Kris ha tenido cuatro temporadas para ir cambiando, creo que su evolución ha sido lenta y constante y me gusta cómo quedó su personaje al final ^^ No creí que pudiera darle tanta profundidad