EXO (4ª Temporada)

Capítulo 9

El Principio del Fin

            Rodábamos por mi cama, quedando unas veces yo encima y otras Lu Han, mientras nos besábamos fogosamente los labios. Llevábamos algo de tiempo sin hacerlo y ambos estábamos necesitados, más después de que tanto Tao como JongIn nos aseguraran que ellos ya lo habían hecho por primera vez. Por eso, ni siquiera nos importaba que mi amigo se encontrara en la cama de al lado, aparentemente dormido.

            —Quiero ser yo quien esté dentro de ti hoy —murmuró mi chico y yo asentí. Las últimas veces había sido yo el activo y echaba de menos sentir a Lu Han dentro de mi cuerpo.

            —Yo también lo quiero.

            Él esbozó una pequeña sonrisa pícara que apenas pude divisar en la oscuridad de la habitación, pero que me hizo sentir impaciente y necesitado, por lo que no pude evitar frotarme contra su entrepierna.

            —Más despacio, mi pequeño —susurró contra mis labios—. Si me dejas ir lentamente, te haré sentir mejor que nunca.

            —Dejaré que me hagas lo que quieras —contesté.

            —Buen chico —me alabó, antes de besar mis labios e introducir su mano en mis calzoncillos para alcanzar mi miembro y hacerme suspirar.

-oooOOOooo-

            No había pasado ni siquiera una semana cuando tuvimos que ir de nuevo al piso de los chinos para hacer otra reunión. No sabía de qué se podía tratar, pero tenía que ser algo importante para que JongDae me llamara y me dijera que tenía que volver a Seúl para otra reunión, si no lo hubiera sido, me habría dejado estar unos días más con mi hermana.

            Llegué a la estación y busqué con la mirada a JongDae entre la multitud, hallándolo cerca de las máquinas expendedoras que había en una de las salidas. Sujeté bien mi bolsa en mi hombro y luego me dirigí hacia él con una sonrisa en mi rostro, deseando poder darle un beso en cuanto estuviera a su lado, pero aquello era algo que no podía hacer en un lugar tan público y debía contenerme.

            —Hola —le dije al llegar junto a él.

            —Bienvenido —respondió JongDae, esbozando una amplia sonrisa y pidiéndome con la mano que le dejara mi pesada bolsa a él, pero negué, la llevaría yo—. ¿Cómo está tu hermana?

            —Ha mejorado, pero sigue algo mal —contesté, echando a andar junto a mi chico.

            —Siento que tuvieras que venir tan pronto —murmuró.

            —No pasa nada, seguro que lo has hecho porque era importante —dije. JongDae asintió.

            —Kevin nos ha vuelto a convocar a una reunión para explicarnos algo que cree que es importante porque ChanYeol ha recordado parte del pasado —respondió.

            —Vaya… entonces debe de ser importante —murmuré.

            —Sí, por eso tenemos que ir rápidamente a la residencia a soltar tus cosas y luego salir para el piso de esta gente lo más rápido posible —contó JongDae y yo asentí.

            —Vamos rápido.

-oooOOOooo-

            Miré mi teléfono móvil por sexta vez en un minuto, mordiéndome el labio inferior, intentando determinar qué era lo más correcto hacer. Mi madre me había llamado algunos minutos antes, pero no había tenido el valor de cogérselo y hablar con ella. Ahora me arrepentía un poco. Cuando era más joven había tenido muy buena relación con ella, pero desde que había descubierto mis poderes me había ido distanciando de ellas hasta que prácticamente solo hablábamos un par de veces al año.

            —¿Qué pasa? —me preguntó YiXing, poniendo sus manos en mis hombros y comenzando a masajearlos levemente para quitarme toda la tensión que tenía en aquellos momentos. Me giré hacia él y le conté todo lo que había estado callando todo el tiempo que nos habíamos conocido, le hablé de mi familia y de todo lo que me había pasado con ellos, lo que me había hecho irme de casa en Canadá y viajar a Corea—. Creo que deberías llamara y hacerle saber que estás bien, preguntarle qué tal está ella e interesarte por tu hermano menor.

            —¿Tú crees? —murmuré.

            —Sí —YiXing sonrió y se levantó de la cama—. Te dejo solo para que no te contengas.

            Mi chico salió de la habitación sigilosamente y cerró la puerta, dejándome solo con el móvil en la mano. Inspiré hondo y le di a la re-llamada antes de llevarme el teléfono a la oreja y esperar a que atendieran. Cuando escuché la voz de mi madre al otro lado, un nudo se instaló en mi garganta y me dejó sin habla durante algunos segundos.

            —Mamá —murmuré, dejando que las lágrimas se llevaran aquel nudo—. Te he echado mucho de menos.

-oooOOOooo-

            —¿Qué crees que será eso tan importante que tiene que contarnos Kevin y que aún no nos ha contado? —pregunté.

            JunMyeon me miró a los ojos antes de encogerse de hombros, sin tener ni la más mínima idea de lo que podía ser. La verdad era que estaba un poco mosqueado porque nos iba contando las cosas con cuentagotas, pero bueno, finalmente las iba contando, cosa que no había hecho antes.

            —Bueno, nosotros por el momento solo tenemos que ir a su piso y listo —me respondió—. En cuanto lleguemos allí sabremos qué es lo que quiere decirnos.

            —Tienes razón —murmuré.

            —¿Quieres ir en metro o en bus? —me preguntó y yo puse los ojos en blanco. Mi respuesta era obvia y él lo sabía, así que no entendía por qué lo preguntaba—. Vale, en metro, los autobuses en verano no te gustan.

            —Exacto —dije—. ¿Tú quieres ir en bus?

            —No, me gusta más el metro —sonrió—, quería tomarte un poco el pelo, KyungSoo, pero ya sabes que no se me da bien —sonreí y me acerqué a su cuerpo para darle un abrazo cariñoso.

            —Me gusta tu raro sentido del humor —murmuré—. Es algo que forma parte de ti, JunMyeon.

            —Gracias —dijo, ampliando su sonrisa antes de asegurarse de que no había nadie a nuestro alrededor para darme un corto beso en los labios.

-oooOOOooo-

            Me dejé caer en el sofá junto a ZiTao, sentándome muy pegado a él, invadiendo de forma plenamente consciente su espacio personal. Mi chico pasó uno de sus brazos por mis hombros y me pegó mucho más a su cuerpo, dándome un pequeño beso en la frente que me hizo sonreír. No era muy dado a las muestras de afecto en público, pero allí estábamos en confianza y, bueno, los demás a veces eran peores, así que algo como eso no podía molestarlos.

            —¿Quieres quedarte hoy también? —me susurró para que solo yo lo escuchara.

            —Todavía me duele —murmuré y él sonrió.

            —Solo a dormir.

            —Si es así… me lo pensaré…

            ZiTao parecía querer decir algo más, pero la llegada de Kevin al salón lo calló, así que me quedé con las ganas de saber qué era aquello. La habitación se quedó en silencio, esperando a que el recién llegado ocupara su asiento junto a YiXing, pero este se quedó en pie y comenzó a hablar desde la puerta del salón, recargado en el marco de esta.

            —ChanYeol me dijo ayer que había recordado algunas partes del pasado —fue lo primero que salió de sus labios—, aparte de él, YiXing ya había recordado algunos aspectos.

            —¿Por qué no lo dijisteis? —cuestionó JunMyeon.

            —Era lo mejor en aquel momento —respondió—, pero lo importante hoy no es eso, ya os he contado varias veces el por qué nos dividimos, luchamos entre nosotros y casi destruimos nuestro planeta por culpa de aquella presencia maligna —empezó—, pero no os he contado nada de nosotros aparte de eso.

            —¿Eso qué quiere decir? —preguntó MinSeok.

            —Todos podíamos adoptar otra forma, nuestra forma verdadera —dijo—. Todos visteis mi forma verdadera el otro día, que salió a la luz producto de mi ira, pero YiXing también se ha transformado y vosotros no tardaréis en ir haciéndolo, gradualmente.

            —¿Cómo que YiXing…? —comenzó JongDae, pero el nombrado lo cortó.

            —¿Recuerdas que durante nuestra estancia en China tuve mucha fiebre y luego desaparecí? —los chicos que estuvieron en aquel viaje asintieron—. Me transformé en un unicornio —dijo—. Todo fue producto de haber dejado mis poderes al límite tras matar al enemigo al que nos enfrentamos YiFan y yo unos días antes del viaje, estaba demasiado agotado y pasó sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

            —¿Un unicornio? —murmuró Lu Han.

            —¿YiFan? —cuestionamos los demás y él señaló a Kevin.

            —YiFan es su nombre chino —aclaró.

            —También quería aclararos otra cosa —dijo, aprovechando que tenía de nuevo toda la atención sobre su persona—. Todos tenemos otro nombre, nuestro nombre verdadero, el cual tiene poder sobre nosotros y solo deberíamos saber nosotros mismos y nuestras parejas.

            —¿Nombres verdaderos? —KyungSoo parecía no entenderlo.

            —El nombre que utilizábamos cuando éramos dioses —respondió—. Una vez vayáis recordando el pasado, recordaréis poco a poco y vuestro nombre real aparecerá en cuestión de tiempo.

            —Vaya… —murmuró BaekHyun—. No me esperaba nada de esto.

            —¿Cuáles son nuestras verdaderas formas? —cuestionó ChanYeol—. Ya que estoy seguro de que nuestros nombres no los vas a decir aunque los sepas.

            —No puedo decirlos porque no los sé —dijo Kevin… o YiFan… o como narices se llamara—. Solo tengo conocimiento de mi nombre y del de YiXing —ChanYeol asintió, satisfecho con aquella respuesta—. Tampoco recuerdo exactamente todas las formas que adoptabais —murmuró—, no tengo todos los recuerdos completos, pero recuerdo a un fénix de plumas rojas y doradas y un cervatillo de ojos brillantes, además de mi dragón negro como la noche y el unicornio plateado de YiXing.

            —¿A quiénes le pertenecen esas formas? —pregunté.

            —No lo sé.

-oooOOOooo-

            Todos se habían quedado pensativos a mi alrededor después de las palabras de YiFan. Todo aquello era algo bastante nuevo y extraño y todavía tenían que asimilarlo, así que, aproveché el silencio de la habitación para levantarme de mi asiento y caminar hacia YiFan, rodeando su cintura con mis brazos y colocando mi cabeza en su pecho, allí donde latía fuertemente su corazón.

            —¿Has hablado con tu madre? —le pregunté y él asintió—. Me alegra mucho —le di un pequeño beso en el hueco de sus clavículas y estaba a punto de darle uno en el cuello cuando el timbre de la puerta sonó—. Ya voy yo —le hice saber.

            Me separé un poco a regañadientes de él y caminé la pequeña distancia que me separaba de la puerta que daba a la comunidad. Retiré la chapa de la mirilla y al ver al casero al otro lado esbocé una sonrisa, dispuesto a abrirle la puerta porque seguramente vendría a por el dinero del mes. Cuando le abrí, el señor Lee me dedicó una amplia sonrisa.

            —Buenas tardes, casero —dije—. Si viene a por el dinero se lo tenemos preparado, así que no tardaremos mucho.

            —Oh, no te preocupes —contestó con aquella sonrisa afable—, tengo todo el tiempo del mundo… para destruiros…

            Abrí mis ojos como platos ante aquellas últimas palabras y me quedé completamente paralizado, por lo que si YiFan no hubiera llegado a tiempo para empujarme hacia la cocina, el rayo de luz que salió de la mano del casero me habría atravesado el pecho y habría hecho que muriera al instante.