viernes, 21 de agosto de 2015

Want U Back

Capítulo 4
Adiós


            ChangBum llegó a su casa con el corazón todavía latiendo como loco dentro de su pecho por aquello que había presenciado algunos momentos antes. Estaba seguro de que aquella persona debía ser MinWoo aquel del que tanto le había hablado su profesor, aquel que tanto lo había atormentado en su pasado y que seguía atormentándolo en su presente, aquel del que el mayor tenía tanto miedo pero al que no había dudado en lanzarse a sus brazos a la primera oportunidad que se le había presentado.


            No. De manera consciente él no habría hecho algo como aquello.

            El profesor Kim le tenía miedo, tenía pánico de él, nunca lo habría hecho sin haber sido coaccionado, sin que algo ajeno a su persona lo hubiera hecho tomar aquella decisión. Estaba completamente convencido de aquello aunque solo había pasado una semana escasa en su compañía. Kim ChanYong no habría cedido a aquel beso tan fácilmente.

            Entonces lo recordó. Lo que había visto. Lo que lo había hecho salir corriendo de aquella casa. Lo que lo había aterrorizado tanto como para no pensar siquiera en sus actos y solo en escapar, en salir lo más pronto de aquel lugar, aunque eso significara dejar algo importante atrás, a su merced.

            —Sus ojos… —susurró.

            Aquellos ojos no eran normales, aquellos ojos no eran humanos, y ChangBum estaba seguro que su color, rojo como la sangre, no era solo un mero reflejo de la luz del solo porque la habitación se encontraba en penumbra cuando había llegado. Ese color no se daba en la naturaleza, ese color no era producto de la genética, era el producto de una maldición.

            Aquel que su profesor había llamado MinWoo no debía ser humano. De hecho, debía ser considerado un monstruo.



            ChanYong no se sentía libre dentro de su cuerpo, quería realizar unas acciones, su cerebro daba las órdenes, pero no se producía ningún cambio en su cuerpo y eso lo asustaba y lo frustraba a partes iguales. El hombre quería salir de los brazos del recién llegado, quería correr, ir en busca de la calidez que le reportaba ChangBum, pero no podía hacer nada, solo podía dejarse tocar y dejarse llevar por todo lo que el otro quería, solo podía entregarse a él, con toda su alma y todo su corazón porque no había ninguna otra alternativa para él, solo estaba aquella en la que MinWoo era dueño de todo su ser sin ninguna oposición por su parte.

            Su ropa desapareció, y su dignidad lo hizo con ella, porque ChanYong se encontró a sí mismo pidiendo que aquel que solo había regresado para hacerle daño lo tocara, lo bañara en besos y en caricias antes de adentrarse en su interior, desgarrando su alma y su cuerpo a partes iguales.

            ChanYong quiso, rogó, que todo aquello fuera un mal sueño, como los muchos que había tenido en aquella semana… pero sabía que por más que deseara que aquello no fuera real, lo era, y mucho, tan real como que MinWoo había regresado y su cuerpo quería sus atenciones, su corazón pugnaba por ser amado de nuevo por él, por entregarse… pero su mente solo quería escapar de aquella prisión en la que había sido encerrada.

            “ChangBum” se encontró pensando “Te necesito. Quiero que vuelvas conmigo. Quiero que me alejes de este mal”.

            Sin embargo, cuando el orgasmo estalló en su cuerpo, ChanYong ya no tuvo más pensamientos para ChangBum… porque ya no podía pensar en otra cosa que no fuera la persona que tenía delante, sonriendo con aquella preciosa sonrisa cínica y aquellos hermosos ojos de color escarlata.



            ChangBum se encontró deseando el siguiente día de clase para volver a hablar con su profesor, para intentar alejarlo de las garras de aquel demonio. Por eso mismo, fue el primero en llegar al instituto y, por ese motivo, simplemente se dirigió a su despacho, dispuesto a esperarlo hasta que llegase, tuviera que esperar lo que tuviera. Sin embargo, los planes del chico tuvieron que ser abortados cuando el profesor de Historia salió de su despacho y lo vio allí, esperando en la puerta, sin intención alguna de ir a clase a pesar de que estas estaban a punto de empezar.

            —¿Qué haces aquí? —le preguntó mientras se acercaba lentamente hasta donde se encontraba—. ¿No deberías estar en clase ya? Van a empezar en uno minutos.
            —Lo sé —contestó—, pero el profesor Kim me dijo que tenía que hablar conmigo hoy por la mañana antes de clases, así que lo estoy esperando para eso —el chico intentó que su tono de voz fuera de fastidio, y más o menos lo consiguió.
            —Oh —se sorprendió el profesor—. Pues el profesor Kim ha llamado esta mañana diciendo que se encontraba indispuesto y que no iba a poder venir en lo que quedaba de semana.
            —Ah… —murmuró él—. Entonces me libro durante una semana de lo que quiera hacer conmigo.
            —Eso parece —sonrió el otro—. ¿Vamos a clase antes de que nos echen la bronca a los dos?
            —Ajá.

            ChangBum se dejó guiar por los pasillos del instituto por el profesor porque no podía escapar de aquello de ninguna forma, pero lo único que quería hacer era salir corriendo del lugar… en dirección a la casa del profesor Kim.

            No obstante, todo pareció volverse en su contra aquel día porque absolutamente todo le salió mal y fue castigado durante una semana a quedarse hasta tarde en el instituto.



            Los expertos labios de MinWoo recorrían el cuerpo de ChanYong, buscando todos aquellos puntos que lo hacían morir de placer, todos aquellos lugares de los que obtendría un gemido placentero como recompensa, aparte de aquel infinito amor que le estaba siendo entregado y que no paraba de hacerlo más y más fuerte. Al principio, el humano que yacía entre sus brazos se había intentado resistir a él, pero nadie podía hacerlo, nadie podía resistirse, nadie podía alejarlo de una presa una vez esta cayera en sus garras, por muy fuerte que fuera su mente. Solo el amor podía detenerlo, pero aquel patético hombre no tenía nadie que lo amara, así que no se preocupó de nada y solamente tuvo que forzarlo un poco, tuvo que romperlo por dentro para poder acceder hasta el rincón más profundo de su cuerpo, pero mereció la pena porque ahora era suyo de nuevo.

            ChanYong convulsionó en sus brazos otra vez, cuando el quinto orgasmo del día le sobrevino y sus ojos se volvieron blancos unos segundos, cuando su conciencia lo abandonó. Cada vez que atacaba su cuerpo para llegar hasta su corazón estaba más débil, pero estaba cumpliendo el propósito de satisfacerlo, de ayudarlo a ser más fuerte.

            A MinWoo le daba igual dejar un muñeco de trapo a su paso… de todas formas, no iba a ser la primera vez.



            La semana fue larga para ChangBum, pero se suponía que ese día iba a volver a clase el profesor Kim, por lo que estaba expectante. No había dormido apenas la noche anterior mientras pensaba en todo lo que había sucedido y entre todos los pensamientos que circulaban por su cabeza sin orden ni concierto, el chico sacó en claro un par de cosas que, si todo aquello no hubiera pasado, lo habrían hecho pensar que se había vuelto completamente loco.

            ChangBum había estado dando vueltas en la cama una y otra vez, pensando en qué era lo que podía hacer para ayudar a aquel hombre y se preguntó el por qué era tan importante para él ayudarlo. La respuesta lo conmocionó unos momentos, pero segundos después sabía que era exactamente eso lo que debía sucederle. No había otra explicación.

            Sin quererlo, sin esperarlo, sin siquiera ser consciente de ello hasta aquel preciso instante… ChangBum podía decir que se había enamorado de su profesor y que no iba a descansar hasta separarlo de las garras de quien lo mantenía preso contra su voluntad.

            La mañana en la que su puestamente el profesor Kim regresaba, ChangBum lo esperó de nuevo en su despacho durante un buen rato antes de que este apareciera por el pasillo. El aspecto que Kim ChanYong presentaba era de todo menos el de una persona saludable. Estaba muy delgado y demacrado, se le podían ver a través de la piel color ceniza todos los huesos de su cuerpo y, sus ojos, que siempre habían tenido un brillo de maldad para con sus alumnos ahora no mostraban más que una vacía oscuridad.

            —Profesor Kim —lo llamó, interceptándolo en su camino para que no pudiera entrar a su despacho si él no se lo permitía—. Tenemos que hablar.
            —Tengo mucho trabajo atrasado, señor Woo, ya hablaremos otro día —lo cortó el mayor, intentando apartarlo de la puerta, pero el chico no se movió—. Váyase a clase.
            —No —respondió con firmeza.
            —Tendré que ponerte una amonestación por no obedecer mis órdenes —amenazó.
            —Hágalo entonces —le replicó.

            El profesor lo hizo a un lado finalmente y se adentró en su despacho, seguido por ChangBum, que cerró la puerta de este con pestillo para que no fueran molestados. El hombre se sentó tras su escritorio y ChangBum lo hizo en la mesa, delante de él, este lo miró sin comprender sus acciones, pero el chico no se sentía tampoco en sus cabales. Iba a hacer una locura, pero le daba igual, porque si de aquella manera lo salvaba, lo haría una y mil veces más.

            —Bájate de la mesa.
            —No.

            ChangBum solo dijo esa simple y corta palabra antes de tomar por la barbilla a su profesor y estampar sus labios contra los ajenos, buscando que el otro abriera su boca, introduciendo su lengua y jugando con una que le era desconocida, intentando volcar en aquel beso todos los sentimientos que había descubierto que tenía por él la noche anterior.

            —Te quiero —susurró contra sus labios, para después seguir besándolo, esperando que con aquello pudiera solucionar algo.



            ChanYong se vio de repente inundado por un torrente de amor que no sabía exactamente de donde procedía. Su cerebro había estado en desconexión porque lo último que recordaba era estar besando unos labios, pero unos que no eran aquellos que le estaban prometiendo el mundo, el cielo, todo. El hombre quiso separarse, quiso ver quién era el propietario de aquellos labios, pero este era muy insistente y parecía no querer dejarlo escapar, no al menor por el momento.

            En cualquier otra situación, se habría resistido, pero aquel beso se estaba llevando toda la oscuridad que había en su cuerpo, así que lo correspondió con ganas. Cuando la otra persona sintió que respondía, se alejó y ChanYong pudo por fin ver que, ante él se encontraba ChangBum.

            —Profesor —jadeó—. Estás aquí de vuelta.
            —Sí… —murmuró, sin comprender muy bien, pero sabiendo que el chico se lo explicaría—. Estoy de vuelta.
            —No sabes cuánto quería que regresaras… —susurró, besando sus labios de nuevo.



            MinWoo no tuvo que ser testigo de ninguna escena para saber que su sustento le había sido arrebatado, para saber que sí que había alguien que amaba a aquel patético ser humano y que lo había reclamado. Suspiró. Lo único que le quedaba era volver a comenzar la búsqueda de otra persona que le sirviera para su propósito, para seguir joven eternamente.







Notas finales: este fic iba a ser mucho más largo, iba a explicar muchísimas más cosas e iba a dar un montón de detalles, pero finalmente ha acabado siendo así porque quería terminarlo de una vez por todas.
—Por si han quedado algunas dudas, MinWoo es una especie de ser que se alimenta del amor de las personas, haciendo que estas caigan en sus redes, se enamoren de él y luego las consume lentamente. Cuando una víctima está en sus últimas, se aleja para no tener nada que ver con ellas. Para librar a alguien de él, solo se necesita que otra persona ame a sus víctimas y les hagan ver lo que es el verdadero amor.

—Espero que os haya gustado esta historia que tantos quebraderos de cabeza me ha dado a lo largo de casi dos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario