Capítulo 3
El Regreso
ChangBum hacía muy poco que se había
marchado de su casa, pero ChanYong ya se sentía solo y desprotegido dentro de
aquellas cuatro paredes, aunque en realidad, en algún lugar cerrado era en el
sitio en el que más protegido se debía de sentir, porque de esa forma, MinWoo
no podría acceder de nuevo a él. Al profesor le dolía ser tan débil, le dolía
no poder enfrentarse a sus miedos, a sus deseos más oscuros… porque muy en el
fondo, su corazón aún seguía latiendo por aquella persona que lo había
abandonado tantos años atrás, la persona que había convertido su existencia en
un infierno.
Quiero
que vuelvas…
Un pensamiento muy fugaz, pero a la
vez muy arraigado dentro de su mente. Parecía que realmente estuviera esperando
aquel regreso, que aunque supiera que iba a sufrir, que iba a llorar y que su
corazón y su mente quedarían hechos pedazos, deseaba con todas sus fuerzas que
él se encontrara a su lado de nuevo. Poder verlo, poder tocarlo, poder estar en
sus brazos, poder saborearlo… todo aquello que le había sido arrebatado
bruscamente cuando el otro se fue de su vida, dejándolo maltrecho.
A ChanYong le preocupaban aquellos
pensamientos, le asustaban, pero no tenía forma de pararlos, al igual que
tampoco tenía forma de parar la oscuridad y los sueños. Tan solo había estado
lúcido durante un gran lapso de tiempo desde que aquello había comenzado cuando
ChangBum estuvo junto a él, así que dedujo que la presencia brillante del
muchacho hacía que la oscuridad se retrajera sobre sí misma y que no envolviera
su corazón o su alma.
Quizás… pasar más tiempo con su
alumno fuera la solución a todos sus problemas. Quizás… aunque aquello le
reportara dificultades en el plano académico, era lo único que podía hacer para
que las pesadillas dejaran de acosarlo, para que los pensamientos en los que
pedía que MinWoo regresara se alejaran de una vez por todas de su mente.
Quizás… ChangBum fuera la respuesta que necesitaba.
Con aquello en mente, ChanYong no
pudo detener lo que se avecinaba, no pudo detener la oscuridad, no pudo detener
la pesadilla, no pudo detener su grito cuando todo comenzó de nuevo.
ChangBum iba de camino al instituto
con la sensación de que todo su mundo acababa de cambiar de una manera
drástica, aunque no pudiera verse por fuera, él se sentía de esa manera por
dentro y no sabía exactamente a qué se debía aquello. Sabía que todo lo que
había sucedido con el profesor al que más tirria le tenía el día anterior había
influido muchísimo en aquella sensación, pero no sabía lo que había sido de
todo aquello. No sabía si realmente estaba preocupado, no sabía si realmente le
importaba aquel hombre atormentado mucho más de lo que le había llegado a
importa las demás personas que se encontraban en su vida.
Y, sobre todo, no sabía cómo tomarse
todo aquello si era cierto.
El chico llegó a su clase y se sentó
en la mesa que le había sido asignada al inicio de curso, para después comenzar
a mirar a su alrededor, a los demás alumnos. Había llegado un poco antes de la
hora y no tarde, como solía, así que, en ese vistazo rápido le dio tiempo a ver
a RokHyun, esbozándole una sonrisa cálida a JongHwan. Aquella acción, si la
hubiera divisado el día anterior habría hecho que su sangre se removiera dentro
de su cuerpo, que su corazón se sintiera herido por no ser él quien estuviera
recibiendo aquella mirada, pero ChangBum descubrió que, realmente, le daba lo
mismo.
“¿Qué
me pasa?” Se cuestionó “Esto no es
algo normal. Para nada. RokHyun me gusta desde que entramos al instituto, ¿por
qué ahora no siento que mi corazón late como antes?”
La respuesta a sus preguntas quizás
le llegó demasiado pronto y ChangBum no se la esperaba, por eso sintió como si
su corazón acabara de ser atravesado por una aguja gruesa y certera cuando el
profesor Kim ChanYong entró en clase y lo primero que buscó fueron sus ojos
antes de relajar su cuerpo, como si verlo allí fuera un bálsamo que curaba
todas sus heridas.
El corazón de ChangBum dio un vuelco
ante aquellos pensamientos y tuvo que desviar su mirada por la ventana de la
clase, antes de que nadie se diera cuenta de que el color rojo ascendía por sus
mejillas y se instalaba en ellas para quedarse allí por un buen tiempo.
—Vamos a empezar la clase —escuchó
que decía la voz del profesor—. Sacad vuestros materiales y estad atentos, no
quiero tener que enviar a nadie a la sala de los castigados o a mi despacho
porque parece que estoy cogiendo mala fama —bromeó. Los demás alumnos, al igual
que ChangBum, se dieron cuenta de que aquella era la primera vez que aquel
hombre bromeaba y comenzaron los cuchicheos—. Vamos, vamos —los cortó—, por una
simple broma no os pongáis así. Abrid vuestros libros por la página cincuenta y
siete, vamos a comenzar.
Aquella vez, ChangBum no llegó
tarde, no armó jaleo, ni pasó de la clase porque quiso, aquella vez, el chico
se distrajo solo porque no podía parar de observar a aquel hombre que se
encontraba frente a ellos, subido a una tarima de madera, dando su clase con
maestría e intentando inculcarles sus conocimientos. Al final de la clase, no
pudo evitar salir corriendo detrás del profesor, cruzando el pasillo
rápidamente para alcanzarlo. No supo por qué lo hizo, pero cuando se encontró
frente a él, las palabras salieron sin permiso de sus labios.
—¿Se encuentra hoy bien, profesor? —preguntó,
en un tono de preocupación que nunca antes habría utilizado para hablar con
aquel hombre.
—Sí, gracias por preocuparte —respondió.
—Pero… sobre las pesadillas —susurró.
El profesor miró a un lado y a otro del pasillo y ChangBum captó la indirecta.
Allí había demasiada gente y no se podía hablar de aquel tema en ese lugar, por
eso se aclaró la garganta y dijo en voz un poco más alta—. Sobre mi castigo…
¿hasta cuándo tengo que estar ayudándolo?
—Hasta que acabemos de organizarlo
todo —respondió el hombre—, y todavía nos queda bastante trabajo. Te espero en
mi despacho después de clases.
Y tras decir aquellas palabras, se
alejó de su cuerpo dando grandes zancadas. ChangBum se quedó en el pasillo unos
momentos más, esperando a que se perdiera entre el gentío de alumnos y cuando
dejó de divisarlo se adentró de nuevo en su clase, deseando que el día acabara
lo más rápido posible para poder volver estar junto a aquel hombre.
ChanYong tenía varias clases aquel
día, así que pasó la mañana y parte de la tarde bastante entretenido entre unas
cosas y otras. Este entretenimiento hizo que su mente dejara de pensar en cosas
sombrías y que no volviera a acordarse de todo lo que le estaba sucediendo
hasta que no se vio de nuevo solo en su despacho. Sin embargo, intentó ser
fuerte para que las sombras no acudieran y más o menos se consiguió mantener
lúcido hasta que unos golpes en la puerta se escucharon.
—Adelante —dijo.
La puerta se abrió lenta mente y,
por ella, apareció el profesor de Historia HyukJin, que pasó al interior de la
pequeña habitación con una gran sonrisa en su rostro antes de comenzar a
hablarle sobre una reunión que los profesores iban a tener en un par de días y
a la que debían acudir todos y cada uno de los docentes.
—Gracias por avisarme —agradeció
ChanYong justo cuando unos golpes en la puerta se volvieron a escuchar. El
hombre dio paso y quien entró esta vez a su despacho tímidamente fue ChangBum,
quien se quedó en el vano de la puerta al ver que había alguien más allí.
—¿Un castigo? —cuestionó HyukJin,
mirando al recién llegado y este bufó en respuesta—. Parece que sí —comentó el
hombre—. Os dejo para que no perdáis mucho tiempo. Nos vemos mañana, ChanYong.
—Hasta mañana —despidió y, cuando la
puerta fue cerrada tras el otro hombre agregó—: Puedes sentarte, ChangBum —el
chico hizo lo que le pidió y una vez estuvo sentado en la silla hizo una
pregunta tras la cual, ChangYong no pudo evitar echarse a reír.
—¿Siempre has sido así de agradable
y te has hecho el cabrón para putearnos?
—Bueno —comentó—, uno nunca debe mostrar
su verdadera imagen a los desconocidos… sobre todo cuando estos son alumnos que
intentarán lo que sea para sabotearte —esbozó una pequeña sonrisa—. Prefiero
ser un poquito tirano antes de que me toméis por idiota.
El silencio se adueñó de la
habitación tras sus palabras, pero no fue un silencio incómodo que quisieran
romper, era un silencio cómodo en el que ChanYong se sintió relajado y en
calma, algo que no sentía desde hacía muchísimo tiempo y todo se debía a la
presencia de ChangBum allí.
—Siento que te
hayas visto envuelto en todo esto —le dijo—. Nunca he querido involucrar a
nadie, pero cuando ayer pasó todo necesitaba que alguien estuviera conmigo y me
apoyara —el chico asintió. Parecía muy maduro con aquella expresión seria
adornando su rostro, pero no tenía ni diecisiete años, así que la madurez era
algo que todavía le quedaba algo lejos y, sin embargo, desde el día anterior
había tenido la sensación de que se encontraba ante una persona más o menos
adulta—. No tienes ninguna obligación para conmigo —continuó, porque tampoco
quería dejar caer el peso que descansaba sobre sus hombros al chico, eso era algo
con lo que tenía que cargar él—, y te agradezco mucho lo que hiciste por mí.
—No me siento obligado —respondió
ChangBum—. Puede que parezca imposible, pero ayer me asusté mucho cuando lo
encontré en su despacho y la verdad es que me siento un poco responsable de que
se encuentre bien.
ChanYong sonrió ante aquello.
ChangBum tenía en aquel lugar una
reputación de chico duro, era alguien muy popular, alguien que parecía pasar de
todos y de todo, pero allí, había conocido otra parte del chico, una que
parecía no querer mostrar. En cierta manera, su alumno era muy parecido a él,
tenía varias caras, y solo mostraba aquellas que le convenían para poder seguir
avanzando en la vida.
—Entonces —murmuró—,
si no te sientes obligado a ello, ¿qué te parecería que fuéramos amigos? —el
menor lo miró un poco confuso por su repentina proposición—. Yo necesito un
amigo que me ayude a pasar por este mal trago, así que por eso te lo pregunto.
ChangBum se quedó en silencio
durante algunos momentos, probablemente pensando en aquello detenidamente. No era
muy común que un alumno y un profesor fueran amigos, ni siquiera debían tener
más relación que dentro del aula, pero ChanYong necesitaba a ChangBum en su
vida, más cerca de lo que podría tener a cualquier alumno, para poder atravesar
aquel bache, aquella situación, para poder dejar de pensar en el regreso de
MinWoo a su vida.
—No estaría mal —contestó
finalmente—, pero quiero un poquito de trato de favor en las clases.
—¿En qué estás pensando? —cuestionó
el profesor.
—No me tire más
tizas si llego tarde, que luego me dejan una marca muy poco estética en la
frente —rió y ChanYong no pudo evitar reír con él, diciendo.
—Trato hecho.
ChangBum no estaba muy seguro de que
fuese algo bueno frecuentar la casa de su profesor tanto como la llevaba
frecuentando en los últimos tiempos, pero no podía evitarlo, de hecho, quería
ir. Apenas había pasado una semana desde que lo había seguido involuntariamente
hasta allí, pero y ase sabía el camino de memoria porque, después de clases, en
vez de volver a casa como debería haber hecho, iba en dirección a la casa de su
profesor.
El hombre estaba sonriendo más que
de costumbre en los últimos tiempos, estaba haciendo sus días un poco más
animados y ChangBum se sentía bastante bien estando junto a él. no sabía lo que
aquello significaba, pero esperaba que no fuera algo malo, porque lo único que
quería era ayudar al profesor Kim con aquella situación.
Kim ChanYong notó en el ambiente de
su casa que algo iba realmente mal nada más entrar por la puerta aquella tarde
después de regresar del instituto. El hombre tragó saliva y se adentró poco a
poco en su vivienda, dando pasos cortos, con su corazón latiendo
ensordecedoramente dentro de su pecho. Fue de aquella guisa hasta que llegó al
salón y, una vez entró en aquel lugar, se dio cuenta del porqué de aquella
sensación.
Debía haberlo sabido, debía haberlo
esperado, no tenía que haberlo tomado por sorpresa. Aquellos sueños se lo
habían indicado, le habían dicho que él se estaba acercando y que todo estaba a
punto de suceder de nuevo, pero había estado demasiado ciego, regodeándose en
su miseria y buscando el amparo de ChangBum y no le había prestado la más
mínima atención al significado que aquellos malos sueños pudieran tener.
La persona que había destrozado su
vida algunos años atrás alzó su cabeza para mirarlo fijamente a los ojos,
esbozando una sonrisa en su rostro que hizo que su corazón fuera mucho más
rápido de lo que era habitual.
“No”
pensó “No. Otra vez no”.
Pero por más que intentó resistirse
a aquello no pudo y, finalmente terminó avanzando unos pasos, yendo al encuentro
de MinWoo, que lo esperaba con los brazos abiertos.
—Al fin he regresado —le dijo,
sujetando su cintura—. Al fin he vuelto para estar contigo una vez más,
ChanYong —murmuró contra sus labios antes de besarlos. Quiso resistirse al
beso, quiso resistirse a las caricias en su baja espalda, quiso salir corriendo
de aquella habitación… pero finalmente cedió y se abandonó al beso,
abandonándose también a MinWoo.
Cuando ChangBum finalmente llegó a
la casa de su profesor tuvo un sentimiento extraño en su interior, como si algo
fuera mal. Llamó al porterillo de abajo, pero nadie le contestó, así que tuvo
que llamar a otras viviendas para que alguno le abriera y lo dejara pasar al
interior del edificio. Estaba bastante asustado porque el profesor Kim había
salido mucho antes que él del instituto y ya debía haber llegado a casa, así
que, que no le contestara no era muy buena señal.
Por ese motivo, el chico subió rápidamente
a la planta en la que este vivía, quedándose de piedra al ver la puerta de su
piso abierta. Con el corazón en un puño, el chico se acercó lentamente y luego
entró al lugar, caminando despacio por el pequeño pasillo hasta que llegó al
salón y pudo ver con claridad la escena que se estaba produciendo ante él: su
profesor estaba besando a un hombre como si aquello fuera lo último que fuera a
hacer en su vida.
Con la misma sensación en su cuerpo
que había sentido durante los últimos cursos, cuando RokHyun rondaba alrededor
de JongHwan, el chico se quiso adentrar en la habitación y separar al profesor
Kim de aquel hombre; sin embargo, antes de poder hacer movimiento alguno, unos
ojos rojos le devolvieron la mirada y ChangBum sintió cómo el miedo le corría
por las venas antes de salir él corriendo de aquel piso, sin mirar atrás ni
siquiera una sola vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario